Capítulo 4
Deberéis saber todos – dijo Dumbledore cuando estuvieron los cuatro reunidos en su despacho – que, como era de esperar, los mortífagos de Azkaban se han fugado.
Todos quedaron unos instantes en silencio.
- ¿Todos? – Preguntó Lupin. – ¿Malfoy? ¿Lestrange? ¿Todos?
- Si, todos.
- ¿Quién lo sabe?
- Por ahora el Ministerio, – explicó Dumbledore – que espero que no cometa el error de esconderlo mucho tiempo, nosotros y Severus. Fawkes se ha encargado de avisarle. – Miró a su fénix con simpatía.
- ¿Y que pasará con Potter ahora? Supongo que habrá que tenerle doblemente vigilado.
- En efecto, Minerva. Ahora mismo en Hogsmeade lo vigila Mundungus, pero le he pedido a Severus que también lo haga. No se tienen mucha simpatía, así que convendría que tu, Nymphadora – la miró – también lo hicieras. Minerva, tu tienes ya mucho que llevar, ya sabes que debes hacer, y a ti, Remus, te necesito fuera de aquí.
- Pero... Harry... No quiero irme lejos...
- No te preocupes por Harry. Si ocurre algo Nymphadora se encargará de avisarte.
Siguieron hablando y discutiendo un rato más hasta que llegó la hora de la vuelta de los alumnos y la cena. Dumbledore decidió contar lo ocurrido aprovechando que todos estarían en el comedor, ya que de todas formas al día siguiente todo Hogwarts se enteraría de lo sucedido por
El Profeta.
- Tonks... – Severus la llamó desde un pasillo cuando ella se dirigía a su dormitorio, demasiado agotada ya.
- ¿Qué? – Se acerco a Severus, y este la hizo pasar a una clase vacía mientras le agarraba el brazo. – ¿Qué ocurre?
- Supongo que ya te has enterado de lo que ha pasado, con detalles quiero decir.
- Si...
- Dime solo que tendrás cuidado.
- Pero, ¿qué ocurre? ¿Por qué me lo dices así y a mi?
- ¿No te das cuenta? Perjudicar a Malfoy ahora que su padre anda suelto y como mortífago puede costarte más que antes...
- ¡Ah!, eso...
- Si, eso. Dime que tendrás cuidad, ¿quieres?
Tonks se quedó unos instantes mirando a Severus, su mirada. Esos ojos negros le transmitían cariño por primera vez, después de haberle transmitido tanto odio como hicieron... Ahora Snape se estaba preocupando por ella, le importaba... ¿y si realmente no se odiaban?
- Tendré cuidado.
Y para sorpresa de ella, él la abrazó.
La mañana siguiente el Gran Comedor se había convertido en un bullidor de murmures. Todos los alumnos se habían enterado de lo ocurrido, algunos leyendo
El Profeta y otros escuchándolo de boca de los que lo habían hecho.
- Fugados todos los seguidores de el-que-no-debe-ser-nombrado de Azkaban – empezó a leer Snape sentándose al lado de Tonks. –
Ayer Sábado día 23 de Octubre los mortífagos -miembros del lado oscuro- que habían permanecido en Azkaban desde Julio pasado se fugaron. La hipótesis principal para explicar este suceso por parte del ministro de magia, Cornelius Fudge, es la siguiente: "Hacía tiempo que esto estaba planeado. Unos cuantos seguidores de el-que-no-debe-ser-nombrado acudieron a Azkaban bajo los efectos de la poción multijugos diciendo que iban de visita. Una vez allí se revelaron contra los Aurors del Ministerio, y cuando los dementores se unieron a los mortífagos no se pudo hacer nada. Aún así se tienen indicios de que los dementores habían estado en contacto con mortífagos desde hacía tiempo. Se está investigando el tema y tenemos fe en encontrar a los mortífagos, a los fugados y a los que les ayudaron a fugarse." Y... – Severus pasó la mirada por toda la página – aquí hay fotos de todos.
- ¿Por qué me parece que Malfoy va a estar más insoportable que nunca?
- Y tu lo más normal posible.
- Si... Eso intentaré – dijo ella intentando convencerse. – Mañana tengo clase con él.
El día pasó lento, aburrido y frío. Llovió, así que no se pudo hacer más que quedarse dentro el castillo. Tonks dio vueltas y más vueltas por pasillos aún desconocidos. Nunca se había dado cuenta de la cantidad de corredores que había en esa construcción...
Se despertó temprano la mañana siguiente, pero sin ganas de empezar el día, así que se quedó en la cama tanto como pudo. Pasaron muchas cosas por su cabeza en ese tiempo, pero todo giraba entorno el Profesor de Pociones... Él siempre se había mostrado muy frío desde que había pasado el curso de forma que dejaba claro que la odiaba, pero ahora... Ahora que se acercaba el peligro se preocupaba por ella, por que estuviera bien...
Durante la hora de clase con los de sexto Harry se mostró más agotado que nunca, Hermione exaltada y Ron parecía estar en otro mundo, pero en cambio... Draco Malfoy estaba de extremado buen humor.
- Parece que las cosas vuelven a dar un giro, ¿verdad Potter?
Tonks pensó en lo que le había dicho Severus.
- ¿De verdad creías que mi padre iba a estar eternamente encerrado en ese sitio? – dijo más bajo, aunque Tonks igualmente lo oyó, pues estaba cerca.
"No hagas nada que pueda perjudicarte..." se decía a si misma.
- Si, claro que si. Pero no ha sido así. Mi padre no podía estar encerrado porque...
Draco y Harry empezaron una pelea en medio de la clase. El segundo no se pudo contener de lanzarle un puñetazo, y el primero levantaba ahora la varita apuntándolo.
- Potter, eres un entrometido. ¡Serpen...!
- ¡Accio varitas! – Intervino Tonks. – Bien, la clase ha terminado – dijo severamente. – Pueden irse todos menos ustedes dos – dijo mirando a Harry y a Draco. – Señorita Granger, Señor Zabini, vayan a buscar a sus respectivos Jefes y díganles que vengan, por favor. – Ellos asintieron y se fueron con la multitud.
Quedaron los tres en el aula en silencio. Tonks les hizo sentar, en la misma mesa. Los dos obedecieron de mala gana y se sentaron dándose la espalda.
- Adelante – dijo Tonks cuando alguien llamó a la puerta. – Hola, Profesor Snape.
Harry levantó mirada y se encontró con Snape. No le hacía mucha gracia encontrarse en un aula con el profesor y el alumno que más odiaba en todo Hogwarts, pero agradecía que Tonks estuviera allí también. A los pocos minutos llegó McGonagall. Tonks les contó lo sucedido, luego les hablaron de la buena conducta (o más bien les habló McGonagall...) y al final a Harry se lo llevó McGonagall a su despacho y a Draco Severus le impuso un castigo: ayudaría a Trelawney en lo que ella quisiera durante dos semanas.
- Creí que te habías metido ya en algún lío con Malfoy – dijo Snape cuando quedó a solas con Tonks en el aula.
- No, aunque casi, estaba pensando en hacer lo mismo que Harry ha hecho mientras oía los comentarios de ese chico...
- Es un Malfoy, Tonks. Un Mala Fe. No esperes nada de él... Limítate a no darle razones para que te ataque o algo por el estilo...
- Ya vale, deja de tratarme como una cría que es incapaz de cuidarse sola, ¿quieres? Soy autosuficiente.
- Yo solo quería ayudarte...
- Pues da la casualidad que no necesito ayuda. ¡Adiós! – Se dirigió hacia la puerta, pero Snape se puso en medio. - ¿Qué haces? ¡Quítate de ahí!
- Primero escucha atentamente lo que voy a decirte. – Snape tenía cara de estar muy enfadado. – Estoy harto de que peleemos por cualquier tontería. Solo pretendía ayudarte para evitar que algo malo te ocurriera. Quizás tienes razón en que no debí tratarte como a una niña pequeña, siento no haberte podido ayudar de la mejor de las maneras. – Tonks empezaba a arrepentirse de lo que había dicho antes. – Pero créeme, lo hacia con mi mejor intención. Aunque deberías tener presente que conozco bastante a Malfoy y a su padre, y se como actúan. Pero ya no te molesto más. – Se giró y abrió la puerta para irse.
- Lo siento – dijo Tonks aguantando las ganas de llorar por haber metido tanto la pata. – Lo siento... – Pero el hombre ya se había ido. Dejó su mirada perdida en el suelo unos minutos, hasta que las voces de alumnos que pasaban por el pasadizo la hicieron volver a la cruda realidad de que Severus se había ido muy enojado.
En la hora de la comida no solían coincidir por sus horarios, pero si en la cena. Severus se encontraba allí cuando ella llegó. Quería decirle algo, pero el hombre no la miró. Evitaba que se cruzaran sus miradas, no quería saber lo que fuera que transmitirían sus ojos. Por suerte o desgracia de Tonks, Sybill se puso a hablarle, enojada.
- Ya me he enterado de la disputa que ha habido con dos alumnos en su clase – dijo. – Y también del castigo que se ha impuesto a uno de ellos. Y sepa que no me ha gustado nada lo que ha hecho. ¡Mandarlo a ayudarme de castigo! Si quiere insultarme, hágalo a la cara, ¡no desprestigiándome así!
- Ella no ha impuesto el castigo, – intervino Severus mientras se levantaba, – he sido yo. – Se fue.
- Muy bonito por su parte – murmuró Sybill.
Tonks se quedó raramente callada. No sabía que decir, o no quería abrir la boca para meter más la pata. Se enteró por McGonagall del castigo de Harry: no jugaría en el próximo partido. Su Jefa sabía bien que lo único que hacía efecto en él era el Quidditch. Y pensando en Quidditch le vinieron ganas de salir afuera a respirar algo de aire fresco, así que se dirigió a los terrenos después de haber agarrado su capa.
[¿Dónde llevará todo esto? No se que hacer... ¿Por qué tengo que estar constantemente metiendo la
pata?] – pensaba Tonks.
De repente vio a una sombra que se movía y decidió seguirla...
- ¡Sirius! – Gritó cuando vio que era de un perro negro. Pero luego la sombra cambió y tomo la forma entraña de unas ramas del sauce boxeador. – Creo que estoy empezando a ver visiones... ¡Oh!, Sirius, ¿por qué te fuiste? – susurraba mirando al lugar en el que le había parecido ver la sombra del animago. – Todo era más fácil contigo aquí...
- Pero no está, – Dumbledore se encontraba a su lado – y como nadie puede hacer que vuelva tenemos que aceptarlo y superarlo. Necesitas descansar. Mañana será otro día.
- Si, otro día, – dijo en tono irónico – pero, ¿quién me dice que será mejor que hoy?
Dumbledore sonrió y se encaminaron hacia el castillo. Tonks no tuvo tiempo de percatarse de nada antes de quedarse dormida.
*- Laura-san -*
¡¡Holaaaa!!
¡Espero que les guste este capitulo también! Se lo dedico a Lis (Lis Jade
Black ^^), que ha tenido que aguantarme mientras lo escribía ^^
¡Besos a todos y dejen reviews, plis!
