Capítulo 6
Llegó el esperado 25 de Diciembre con sus regalos. Todos se levantaron temprano para abrir sus paquetes, así como lo hizo Tonks. Primero abrió al de los Weasley –obviamente un jersey, con una T de Tonks–, siguió con el de Lupin –unos libros que acertó pensado que le iban a gustar–, el de Moody –un aparato de color blanco que se oscurecía indicando si enemigos estaban cerca–, otro de Harry, Ron, Ginny y Hermione –una capa que podía fácilmente cambiar de color con hechizos sencillos que incluso ella podría realizar sin destrozarla– y finalmente uno de los gemelos Weasley –una caja con un surtido de Sortilegios Weasley–. Cuando hubo terminado observó un paquete pequeño envuelto con un papel negro. Lo desenvolvió y se topó con una foto de la cortina por la que desapareció Sirius. Abrió a toda prisa el sobre negro que acompañaba la foto, y en una carta negra se veía en letras verdes la calavera con las serpientes de lord Voldemort –la marca de los mortífagos- y una frase que decía:
Para mi querida sobrina. Con mis peores intenciones: Bellatrix Lestrange (o Black, si lo
prefieres). Tonks releyó la carta 17 veces antes de dejarla caer al suelo. No,... eso no podía ser... pero aún así era, Bellatrix había hecho eso por algo, porque ahora estaba pendiente de los movimientos de Tonks... Seguramente porque era la única Black que defendía los sangre sucia que aún seguía viva... O quizás porque era una Black y una mezcla de sangres...
- Tonks, ¿puedo pasar? – Sonó la voz de Lupin desde el otro lado de la puerta.
- ¿Qué? ¡Ah!, un momento, termino de vestirme. – Agarró los regalos y los puso encima de la cama mientras que la foto, el sobre, la nota y el papel que los envolvía fueron escondidos en el fondo de su baúl. – Ya estoy. – Remus entró. - ¡Feliz Navidad!, – dijo Tonks contenta – y gracias por tu regalo.
- Feliz Navidad – sonrió – y lo mismo digo. Moody y Mundungus están abajo, acabamos de llegar.
- ¡Oh!, entonces bajemos.
Lupin abrió la puerta y se encaminaron hacia abajo. En el recorrido de las escaleras pensó si debía contarle a Remus lo ocurrido, pero le pareció mejor no estropear su día de Navidad. Iban a pasar un rato en la casa y luego salir al Callejón Diagón, donde los Gemelos Weasley daban una fiesta en su negocio. Allí se encontrarían con ellos, Bill y Charlie.
Severus se encontraba vestido de mortífago en medio de un bosque con Lucius Malfoy.
- Y bien, – habló el Profesor de Pociones después de mucho rato de silencio, – ¿Cuál es el trabajo que dices el Señor Oscuro nos ha pedido hacer?
- Severus, Severus, siempre tan poco paciente... En realidad no nos ha pedido nada, quería tener una charla con mi... amigo – dijo haciendo una mueca.
- Ya veo, ¿y de que quieres que hablemos? – Preguntó en tono aburrido.
- Mejor esperamos a Bellatrix... No creo que tarde mucho ya.
- ¿Y dónde está?
- Ocupándose se Tonks, esa Black traidora... Aunque tu ya la conoces, ¿no? – Dijo esto último entrecerrando los ojos.
- Es la nueva Profesora de Defensa que Dumbledore ha encontrado – dijo distraídamente.
- Si, si, claro, pero tu la conoces muy bien... Bueno, de todas formas dentro de poco habrá dejado de existir y no influirá más sobre ti.
- ¿Influir sobre mi?
Severus se moría de ganas de echarle un buen hechizo a Lucius y salir corriendo a ayudar a Tonks, pero no podía hacer eso ya que era importante que se quedara entre los mortífagos... De todas formas pensó en poner en práctica sus conocimientos de Artes Oscuras, que para algo bueno tenían que servir también. Sacó del bolsillo sin que Malfoy lo notara unos huevos de Ashwinder, y paseando por la zona los fue esparciendo. No tardó mucho en aparecer un inmenso fuego que se extendió por todos lados. Él aprovechó para salir corriendo.
Agarró un buen abrigo que encontró en una casa que tenía la puerta abierta (y si no, la hubiera abierto él, ¡que para algo es mago!) y se cubrió con él de forma que el rostro se le viera lo más mínimo. Se encaminó hacia Grimauld Place y allí no encontró nadie más que Remus.
- ¿Dónde está Tonks?
- Feliz Navidad, Severus – dijo el hombre lobo. – Ha ido hacia el Callejón Diagón con los demás, yo he venido a agarrar un regalo que habíamos olvidado.
- Gracias – se giró y se fue.
- Espera, ¿qué ocurre? ¿Por qué no estás con los demás mortífagos?
- De eso ya te enterarás, Lupin.
Siguió el camino hacia el Callejón Diagón y ya casi llegando los encontró. Se subió un poco más la capucha para que le tapara mejor y se acercó a ellos. No quería armar escándalo, así que la agarró por un brazo diciendo a los demás que siguieran como si nada de la manera más discreta posible. Se sorprendieron
un poco -sobretodo Harry- pero prefirieron hacerle caso dada la seriedad con la que se había dirigido a ellos (si siempre se dirige igual...).
- ¿Pero se puede saber que...? – él la hizo callar. Anduvieron distraídamente hasta Grimauld Place, aunque Tonks no entendía nada. – ¿Y bien? – Preguntó cuando llegaron. Severus entraba tras ella. No había nadie en la casa, pero aún así se quedaron en el estrecho corredor de la entrada.
- ¡Lestrange te está buscando!...
- Eso ya lo sé.
- ¿Y también sabes que te quiere matar? ¿Qué quiere terminar contigo?
- Eso lo suponía...
- ¿Y cómo lo sabes? – Severus empezaba a alterarse.
- Bueno, lo supuse por lo que me mandó...
- ¿Qué? – la cortó. – ¿Qué te mandó?
- Ah... Esta mañana me mandó un paquete... Con una foto de esa cortina por... por la que desapareció... Sirius... y una nota que ponía que... iba con sus peores intenciones...
Severus se quedó con una expresión entre pensativa, decepcionada y preocupada.
- ¿Por qué no me dijiste nada?
- Pues... No sé, no lo pensé, creí que sería mejor aparcar el asunto por hoy... Todo el mundo estaba muy exaltado. – La chica suspiró mientras recordaba ese pensamiento de contárselo a Lupin.
- Tonks, no puedes aparcar este asunto. Lestrange no dudarán en matarte si puede, ella no lo aparcará.
La chica bajó la mirada y un sentimiento de miedo la invadió.
- ¿Y tu cómo lo sabes? ¿Por qué has venido? – preguntó a Severus.
- Para llegar antes que ella. Cuando te he ido a buscar Lestrange esperaba una oportunidad...
Tonks levantó bruscamente la mirada para fijarse por primera vez el la preocupación que mostraba el rostro del hombre.
- ... – la chica abrió un par de veces la boca pero no se le ocurrió qué decir. Severus le dio a entender que no dijera nada poniéndole un dedo en los labios para luego acariciarle la cara. La miró con una sonrisa -sí, sí- y se fue acercando a ella lentamente para terminar juntando los labios. Tonks no supo como reaccionar, eso no se lo esperaba, y menos en ese momento, pero amaba a Severus, sabía que algo en su interior no se podía resistir a él, no podía decirle que no tan a gusto como estaba. Respondió al beso mientras lo abrazaba.
No sabrían ninguno de los dos decir cuanto tiempo pasó hasta que se separaron para mirarse. Fue en ese momento cuando Severus pudo ver que Tonks se aguantaba las lágrimas como podía.
- Vamos, todo estará bien – dijo tierna y convencidamente mientras la abrazaba para quedarse así otro rato más.
Severus pasó el día en la casa con ella. Los demás ya habían sido informados de lo ocurrido pero tuvieron que seguir con lo planeado para el día de Navidad. Recibieron la visita de Dumbledore, con el que acordaron que Tonks pasaría el resto de las vacaciones en Hogwarts y Lupin pospondría lo que estaba haciendo para ocuparse de Harry y los demás chicos, como había hecho la chica.
- Tonks... – habían cenado y Tonks estaba a punto de caerse dormida en la meda de la cocina. Harry, Lupin & company se quedarían a dormir en el Callejón Diagón. – Quisiera que me mostraras lo de Lestrange...
- Oh, vale... Está arriba.
Subieron en silencio las escaleras, Tonks tratando de no dormirse mientras andaba. Llegaron arriba y le dio el paquete. Él se sentó encima el baúl y se puso a examinarlo. Sí... Conocía muy bien esa marca, demasiado bien. Solo esperaba poder detener a Lestrange... Como más miraba lo que tenía en las manos, esa nota, más odiaba a la mortífaga... y más quería a Tonks. Luego su vista se posó en la foto de la cortina del Ministerio, por la que se fue Sirius. Sabía que él y Tonks eran buenos amigos, siempre se habían llevado muy bien... Se preguntaba cómo debería haberse sentido ella en el momento en que él cayó.
Levantó la vista y la miró. La encontró tumbada en la cama, dormida ya. Se levantó dejándolo todo más o menos como estaba y se acercó a ella. Sacó una manta y la tapó.
- Feliz Navidad – susurró mientras le depositaba un beso en la frente.
- Severus, quiero que me escuches... – Albus Dumbledore había acudido a Grimauld Place para hablar con él hombre, ya muy entrada la noche. – La verdad es que tampoco se que palabras usar. Lo que has hecho hoy ha sido algo que me ha sorprendido mucho de ti... Sé que estabas encariñado con Tonks, se veía tu amargor desaparecer cuando ella andaba cerca, y lo que has hecho hoy, salir corriendo para salvarla ha sido muy valiente por tu parte. No quiero quitarle mérito a lo que has hecho ni que creas que no lo valoro, solo te pido que pienses en las consecuencias, cosa que decididamente no has hecho. Has provocado a Lucius Malfoy, y eso, como tu mismo sabes, no es nada bueno... Deberás ir con mucho cuidado.
- Albus, no me he ido así sin más, he...
- Lo sé, lo sé – lo cortó el Director. – Pero Lucius ya se ha enterado de a dónde has ido. Por muy buenas que fueran tus intenciones Bellatrix te ha reconocido y se lo ha dicho lo antes que ha podido... No volverás ahí, eso por supuesto... Ya buscaré otra tarea para ti. Debo irme, nos vemos en Hogwarts.
- Sí,... adiós.
- No debiste haberlo hecho. – Sonó una voz cuando Albus se hubo ido. Por lo visto, Tonks había estado escuchando. – ¡No ha merecido la pena! Quizás no me hubiera pasado nada, ¡y ahora a ti te querrán muerto también!
Severus no supo que decir. Después de lo que había arriesgado lo único que no quería oír era lo que estaba oyendo: Tonks diciendo que no había valido la pena. La miró sin palabras y se sentó frente la chimenea dándole la espalda. Ella se arrepintió de haber dicho lo que había dicho de esa forma. Se acercó a él y lo abrazó.
- Lo siento... De verdad que lo siento, no quería decir eso... Este día se está haciendo eterno. – Lo último lo dijo más para si misma que para él. El hombre rodeó su cintura y empezó a besarle el cuello. La tenía entre sus brazos tratándola como al ser más frágil del mundo. No quería que nada malo le ocurriera. Estaba harto de los mortífagos, harto de ver siempre lo mismo, las mismas discusiones, las mismas soluciones, de no avanzar... Pero ahora el mundo daba igual. Estaba allí con ella y no era momento de pensar en eso... Ya se preocuparía de esos problemas en otro momento.
*- Laura-san -*
Hello!
Ayer regresé de Londres! Quería ponerlo antes de irme, pero no tuve tiempo ;_;
El próximo... Cuando descubra como sigue la historia xD!
Suerte a todos y nos vemos! ^^
PD - Cuando crean estar aburridos a más no poder lean mis otros FF. Verán
que en realidad si pueden aburrirse más ^^
