Cuarta parte
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Sirius dejó la imagen del chico en primer plano un rato mas, sin decir, nada. Dejando que los chicos la observaran en silencio. Esperando la pregunta. Ginny con un hilo de voz fue la primera en hacerla.
- ¿Qué le pasaba?, es decir, ¿qué le han hecho?
- Eso fue lo mismo que nos preguntamos nosotros – continuo Black sin pensamiento de contestarla directamente, eso arruinaría la historia – En ese momento lo único que sabíamos es quien era. Ignorábamos que le había pasado y quien se lo había hecho
- ¿Y quién era? – preguntó esta vez Harry
- Se trataba de Davie Gudgeon. Gryffindor de séptimo curso. Buscador y compañero de James en el equipo de quidditch– respondió Sirius - Fue el propio James el que intentó hablarle primero. Pero parecía no escucharle, lo ignoraba mirando con esos ojos de perturbado al vacío.
- Lo cual es muy normal si tenemos en cuenta de que aun seguíamos bajo la capa y no nos veía – añadió Remus
- Bueno si, ahora iba a esa parte – con un gesto la escena de la imagen en llamas volvió a ser un plano general
Vieron, tal como había descrito Sirius, al joven atacado que buscaba de forma errática la voz de James que debía salir bajo el manto de invisibilidad. Harry lamentó que el conjuro no incluyera sonido, le hubiera gustado escuchar a su padre. Cuando, tras darse cuenta de que Davie no les veía, se quitaron la capa se consoló un poco al poder verlo.
Enfrente de Gudgeon aparecieron cuatro jóvenes. El que iba en cabeza podría pasar por su gemelo. Mismo cabello revuelto, misma boca, casi podría jurar que sus manos eran iguales. Había muy pocas diferencias, en su frente no había ninguna cicatriz, algo mas alto, la montura de sus gafas era anticuada, sus ojos quizás mas pequeños y redondeados que los suyos. A Harry le hubiera gustado que no se viera todo solo tonos en azul y así saber de que color eran aquellos ojos. Solo sabía que no eran verdes.
Justo detrás de James, flaqueándole por la derecha, estaba la versión adolescente de Sirius. Menos alto, mejor alimentado y con dos décadas menos. Por lo demás, especialmente en su mirada y la forma de moverse, parecía el mismo. A la izquierda de James había un chico mas bajito que parecía menor que los demás, solo podía ser Peter. Miraba estremecido a Davie Gudgeon atento a lo que James hiciera.
Tras los tres y aparentemente doblando el aire, lo que debía ser la capa, estaba el joven Remus. Alto y delgado, comparado con los saludables James y Sirius parecía frágil. Quizás incluso mas pálido, pero no podía estar seguro de nuevo estando todo como estaba en gama de azules.
Observaron en la imagen de la hoguera como James se acercaba al chico de séptimo. Este, cuando al fin se percató de su presencia, pareció asustarse e intentó huir, No llego demasiado lejos, cojeaba ostensiblemente y terminó tropezándose. El padre de Harry le alcanzó pronto y terminó cargando con él tras aparentemente preguntarle algo. Cuando todos se pusieron en marcha y dejaron el pasillo Sirius deshizo el encantamiento. Su ahijado lamentó eso.
- Como habéis visto no pudimos hablar con él. No parecía reconocer ni a James. Solo decía cosas sin sentido. Remus pensaba que podía estar sufriendo algún tipo de shock, yo creía que le habían pegado tan fuerte que lo habían dejado tonto – aquello sacó una débil sonrisa a Ron y las chicas que habían estado muy callados
– Le llevamos a la enfermería. Madam Pomfrey no haría muchas preguntas sobre que era lo que hacíamos levantados tan tarde. Al menos ninguna que no fuera necesaria para curarle. Siempre ha sido muy discreta. Tras explicarle todo lo que sabíamos nos fuimos a dormir. Era tarde y estábamos cansados.
- Y teníamos clases al día siguiente – añadió Remus
- Exacto – le dio la razón Sirius - Estábamos trasnochando mas de lo que acostumbrábamos. Y en aquel momento no pensábamos que todo aquello, aunque extraño y ligeramente espeluznante, fuera algo mas que una pelea entre alumnos. Algún duelo a medianoche que obviamente Davie había perdido. Acordamos de todos modos hablar con él cuando Madam Pomfrey le curara los efectos de los conjuros que le pudieran haber echado.
- Además de que sabíamos que precisamente Gudgeon no era alguien que se hubiera echado atrás si le hubieran retado. Era impulsivo y con cierto gusto por el riesgo.
- Si, que bien me caía ese tipo – las palabras de Remus pusieron ligeramente nostálgico Sirius Black – Era una delicia verlo sobre la escoba en los partidos. Nunca había algo lo suficientemente peligroso que no valiera la pena intentar. Era una lastima que le costara tanto ver la snitch.
Mientras su padrino se perdía en sus recuerdos Harry recordó como, en su primer año, Draco Malfoy intentó hacerle caer en una encerrona convocándole para uno de esos duelos. Casi se le había olvidado por completo.
Lo mas cercano fue el club de duelo del año siguiente. Quizás en la época de su padre ese tipo de enfrentamientos clandestinos fuera mas corriente. Snape parecía ser un gran duelista, ¿lo conseguiría a base de entrenar para enfrentarse a su padre?. La idea de que su padre le hiciera morder el polvo una y otra vez a su odiado profesor de pociones no le disgustaba no.
- Me costó olvidar esa noche la expresión de su cara – continuo Sirius retomando la historia – de vuelta a la torre nos preguntábamos que conjuros le habían dejado en ese estado. Para las heridas era fácil imaginar posibilidades, en cambio no se nos ocurría nada para esa extraña catatonia sonriente. James comentó que quizás se tratara de magia avanzada que solo se diera en séptimo.
- ¿Y no pudo ser algún conjuro de magia negra? – preguntó Hermione mas curiosa en ese instante que asustada
- En aquel momento no lo consideramos. Recordad que por aquellos años ellos aún actuaban en las sombras y no habían dado totalmente la cara – respondió el animago sin disimular lo mas mínimo su animadversión y el asco – Se podía decir que éramos mas inocentes. Nadie, que no fuera apresado con prontitud, usaba magia oscura. Y solo bichos raros como Snape tenían conocimientos verdaderos sobre ella.
- ¿Entonces todo esto no es mas un duelo estúpido que salió mal? – pregunto algo defraudado e indignado Ron, se había asustado para nada. El ceño fruncido de Sirius desapareció para dejar paso a una sonrisa traviesa.
- No señor Weasley. He dicho que pensamos que había sido un duelo, no que eso fuera lo que realmente sucedió.
- ¿Entonces?, ¿qué fue lo que le pasó a vuestro compañero? – preguntó intrigado su ahijado
- Tsk, tsk, tsk. No tan rápido, no tan rápido querido Harry. Tienes que aprender a tener paciencia – sermoneó el animago provocando que Remus Lupin casi se atragantara de la risa. Tras mirarle con expresión dolida continúo.
- Al día siguiente aquí mi amigo el risueño bajo a la enfermería para pedir un remedio para el catarro. Otro de nosotros le acompañó temiendo que le estaba subiendo algo de fiebre. James y yo, que por supuesto seguíamos sanísimos, fuimos al pasillo sur del quinto piso. Detrás de un tapiz había unos paneles que merecían la pena ser investigado.
- ¿Quieres que cuente esa parte?
- Ni se te ocurra, aquí el narrador soy yo – negó aún algo picado, Remus levantó las manos en gesto conciliador para que continuara – Cuando volvimos a la sala común los encontramos algo alterados. Bueno, solo uno estaba alterado, Remus estaba tan solo preocupado – se corrigió tras un carraspeo de su amigo
- ¿Le había pasado algo malo a Davie Gudgeon entonces?, ¿no se había curado? - preguntó preocupada Hermione.
- Sus heridas se iban cerrando, Madam Pomfrey siempre fue muy eficiente. En cambio su mente seguía perdida y no reaccionaba cuando los demás le hablaban. No solo eso, había comenzado a gritar y llamar a alguien con desesperación. Estaba tan fuera de sí que tuvieron que atarlo a la cama. Según nos dijo el amigo que acompañó a Remus gritaba diciendo ' ¡¡¿Dónde estás?!!, ¡Te necesito!, ¡Quiero ir contigo! ¡Ven a buscarme!'
La voz de Sirius imitaba también el tono de desesperación que Ginny y Hermione sientieron lástima por el muchacho desquiciado.
- ¿Se volvió loco para siempre? Es horrible
- Yo no he dicho eso, pero si, era horrible. Y lo fue aún mas – los chicos le miraron intrigados – Mientras Madam Pomfrey aun luchaba por devolverle la cordura, y aun no le habían puesto las correas, desapareció una noche – Hermione y Ginny se miraron con los ojos muy abiertos – A la mañana siguiente lo encontraron, no muy lejos de donde le vimos nosotros, de nuevo cubierto de golpes y morados.
- Creo que esta historia no me gusta – comento la hermana de Ron bajito
- Estoy segura que luego todo se solucionó Ginny – intentó defender Harry la historia de su padrino – Además, una vez que lo ataron seguro que no volvió a pasar. ¿verdad?. Lo curarían
- Cierto. Davie Gudgeon no volvió a ser atacado y tras tres días mas en la enfermería parecía empezar a calmarse. Entonces fue cuando la verdadera pesadilla empezó – Sirius volvió a adoptar el tono de voz de grandes momentos de terror – Un segundo chico atacado apareció y las dos noches un tercero. Todo Hogwarts estaba aterrado.
- No me extraña – dijo Ron con un hilo de voz que deja muy claro que él también empezaba a estarlo.
Remus Lupin se prometió a si mismo que si su compañero no aligeraba la historia la acabaría él mismo. Incluidos los detalles del final que dudaba que Sirius quisiera contar por completo.
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Sirius dejó la imagen del chico en primer plano un rato mas, sin decir, nada. Dejando que los chicos la observaran en silencio. Esperando la pregunta. Ginny con un hilo de voz fue la primera en hacerla.
- ¿Qué le pasaba?, es decir, ¿qué le han hecho?
- Eso fue lo mismo que nos preguntamos nosotros – continuo Black sin pensamiento de contestarla directamente, eso arruinaría la historia – En ese momento lo único que sabíamos es quien era. Ignorábamos que le había pasado y quien se lo había hecho
- ¿Y quién era? – preguntó esta vez Harry
- Se trataba de Davie Gudgeon. Gryffindor de séptimo curso. Buscador y compañero de James en el equipo de quidditch– respondió Sirius - Fue el propio James el que intentó hablarle primero. Pero parecía no escucharle, lo ignoraba mirando con esos ojos de perturbado al vacío.
- Lo cual es muy normal si tenemos en cuenta de que aun seguíamos bajo la capa y no nos veía – añadió Remus
- Bueno si, ahora iba a esa parte – con un gesto la escena de la imagen en llamas volvió a ser un plano general
Vieron, tal como había descrito Sirius, al joven atacado que buscaba de forma errática la voz de James que debía salir bajo el manto de invisibilidad. Harry lamentó que el conjuro no incluyera sonido, le hubiera gustado escuchar a su padre. Cuando, tras darse cuenta de que Davie no les veía, se quitaron la capa se consoló un poco al poder verlo.
Enfrente de Gudgeon aparecieron cuatro jóvenes. El que iba en cabeza podría pasar por su gemelo. Mismo cabello revuelto, misma boca, casi podría jurar que sus manos eran iguales. Había muy pocas diferencias, en su frente no había ninguna cicatriz, algo mas alto, la montura de sus gafas era anticuada, sus ojos quizás mas pequeños y redondeados que los suyos. A Harry le hubiera gustado que no se viera todo solo tonos en azul y así saber de que color eran aquellos ojos. Solo sabía que no eran verdes.
Justo detrás de James, flaqueándole por la derecha, estaba la versión adolescente de Sirius. Menos alto, mejor alimentado y con dos décadas menos. Por lo demás, especialmente en su mirada y la forma de moverse, parecía el mismo. A la izquierda de James había un chico mas bajito que parecía menor que los demás, solo podía ser Peter. Miraba estremecido a Davie Gudgeon atento a lo que James hiciera.
Tras los tres y aparentemente doblando el aire, lo que debía ser la capa, estaba el joven Remus. Alto y delgado, comparado con los saludables James y Sirius parecía frágil. Quizás incluso mas pálido, pero no podía estar seguro de nuevo estando todo como estaba en gama de azules.
Observaron en la imagen de la hoguera como James se acercaba al chico de séptimo. Este, cuando al fin se percató de su presencia, pareció asustarse e intentó huir, No llego demasiado lejos, cojeaba ostensiblemente y terminó tropezándose. El padre de Harry le alcanzó pronto y terminó cargando con él tras aparentemente preguntarle algo. Cuando todos se pusieron en marcha y dejaron el pasillo Sirius deshizo el encantamiento. Su ahijado lamentó eso.
- Como habéis visto no pudimos hablar con él. No parecía reconocer ni a James. Solo decía cosas sin sentido. Remus pensaba que podía estar sufriendo algún tipo de shock, yo creía que le habían pegado tan fuerte que lo habían dejado tonto – aquello sacó una débil sonrisa a Ron y las chicas que habían estado muy callados
– Le llevamos a la enfermería. Madam Pomfrey no haría muchas preguntas sobre que era lo que hacíamos levantados tan tarde. Al menos ninguna que no fuera necesaria para curarle. Siempre ha sido muy discreta. Tras explicarle todo lo que sabíamos nos fuimos a dormir. Era tarde y estábamos cansados.
- Y teníamos clases al día siguiente – añadió Remus
- Exacto – le dio la razón Sirius - Estábamos trasnochando mas de lo que acostumbrábamos. Y en aquel momento no pensábamos que todo aquello, aunque extraño y ligeramente espeluznante, fuera algo mas que una pelea entre alumnos. Algún duelo a medianoche que obviamente Davie había perdido. Acordamos de todos modos hablar con él cuando Madam Pomfrey le curara los efectos de los conjuros que le pudieran haber echado.
- Además de que sabíamos que precisamente Gudgeon no era alguien que se hubiera echado atrás si le hubieran retado. Era impulsivo y con cierto gusto por el riesgo.
- Si, que bien me caía ese tipo – las palabras de Remus pusieron ligeramente nostálgico Sirius Black – Era una delicia verlo sobre la escoba en los partidos. Nunca había algo lo suficientemente peligroso que no valiera la pena intentar. Era una lastima que le costara tanto ver la snitch.
Mientras su padrino se perdía en sus recuerdos Harry recordó como, en su primer año, Draco Malfoy intentó hacerle caer en una encerrona convocándole para uno de esos duelos. Casi se le había olvidado por completo.
Lo mas cercano fue el club de duelo del año siguiente. Quizás en la época de su padre ese tipo de enfrentamientos clandestinos fuera mas corriente. Snape parecía ser un gran duelista, ¿lo conseguiría a base de entrenar para enfrentarse a su padre?. La idea de que su padre le hiciera morder el polvo una y otra vez a su odiado profesor de pociones no le disgustaba no.
- Me costó olvidar esa noche la expresión de su cara – continuo Sirius retomando la historia – de vuelta a la torre nos preguntábamos que conjuros le habían dejado en ese estado. Para las heridas era fácil imaginar posibilidades, en cambio no se nos ocurría nada para esa extraña catatonia sonriente. James comentó que quizás se tratara de magia avanzada que solo se diera en séptimo.
- ¿Y no pudo ser algún conjuro de magia negra? – preguntó Hermione mas curiosa en ese instante que asustada
- En aquel momento no lo consideramos. Recordad que por aquellos años ellos aún actuaban en las sombras y no habían dado totalmente la cara – respondió el animago sin disimular lo mas mínimo su animadversión y el asco – Se podía decir que éramos mas inocentes. Nadie, que no fuera apresado con prontitud, usaba magia oscura. Y solo bichos raros como Snape tenían conocimientos verdaderos sobre ella.
- ¿Entonces todo esto no es mas un duelo estúpido que salió mal? – pregunto algo defraudado e indignado Ron, se había asustado para nada. El ceño fruncido de Sirius desapareció para dejar paso a una sonrisa traviesa.
- No señor Weasley. He dicho que pensamos que había sido un duelo, no que eso fuera lo que realmente sucedió.
- ¿Entonces?, ¿qué fue lo que le pasó a vuestro compañero? – preguntó intrigado su ahijado
- Tsk, tsk, tsk. No tan rápido, no tan rápido querido Harry. Tienes que aprender a tener paciencia – sermoneó el animago provocando que Remus Lupin casi se atragantara de la risa. Tras mirarle con expresión dolida continúo.
- Al día siguiente aquí mi amigo el risueño bajo a la enfermería para pedir un remedio para el catarro. Otro de nosotros le acompañó temiendo que le estaba subiendo algo de fiebre. James y yo, que por supuesto seguíamos sanísimos, fuimos al pasillo sur del quinto piso. Detrás de un tapiz había unos paneles que merecían la pena ser investigado.
- ¿Quieres que cuente esa parte?
- Ni se te ocurra, aquí el narrador soy yo – negó aún algo picado, Remus levantó las manos en gesto conciliador para que continuara – Cuando volvimos a la sala común los encontramos algo alterados. Bueno, solo uno estaba alterado, Remus estaba tan solo preocupado – se corrigió tras un carraspeo de su amigo
- ¿Le había pasado algo malo a Davie Gudgeon entonces?, ¿no se había curado? - preguntó preocupada Hermione.
- Sus heridas se iban cerrando, Madam Pomfrey siempre fue muy eficiente. En cambio su mente seguía perdida y no reaccionaba cuando los demás le hablaban. No solo eso, había comenzado a gritar y llamar a alguien con desesperación. Estaba tan fuera de sí que tuvieron que atarlo a la cama. Según nos dijo el amigo que acompañó a Remus gritaba diciendo ' ¡¡¿Dónde estás?!!, ¡Te necesito!, ¡Quiero ir contigo! ¡Ven a buscarme!'
La voz de Sirius imitaba también el tono de desesperación que Ginny y Hermione sientieron lástima por el muchacho desquiciado.
- ¿Se volvió loco para siempre? Es horrible
- Yo no he dicho eso, pero si, era horrible. Y lo fue aún mas – los chicos le miraron intrigados – Mientras Madam Pomfrey aun luchaba por devolverle la cordura, y aun no le habían puesto las correas, desapareció una noche – Hermione y Ginny se miraron con los ojos muy abiertos – A la mañana siguiente lo encontraron, no muy lejos de donde le vimos nosotros, de nuevo cubierto de golpes y morados.
- Creo que esta historia no me gusta – comento la hermana de Ron bajito
- Estoy segura que luego todo se solucionó Ginny – intentó defender Harry la historia de su padrino – Además, una vez que lo ataron seguro que no volvió a pasar. ¿verdad?. Lo curarían
- Cierto. Davie Gudgeon no volvió a ser atacado y tras tres días mas en la enfermería parecía empezar a calmarse. Entonces fue cuando la verdadera pesadilla empezó – Sirius volvió a adoptar el tono de voz de grandes momentos de terror – Un segundo chico atacado apareció y las dos noches un tercero. Todo Hogwarts estaba aterrado.
- No me extraña – dijo Ron con un hilo de voz que deja muy claro que él también empezaba a estarlo.
Remus Lupin se prometió a si mismo que si su compañero no aligeraba la historia la acabaría él mismo. Incluidos los detalles del final que dudaba que Sirius quisiera contar por completo.
