Traducido por Mitchan. Es la primera vez que traduzco, así que si cometo algún error (seguro que lo haré) que alguien haga el favor de corregirme. ¡Gracias! ¡Espero que les guste tanto como a mí!
LOVE POTION HPPor Tavalya Ra
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Disclaimer: Esta historia está basada en los personajes y situaciones creados por J.K. Rowling, propiedad de J.K. Rowling y varios editores incluyendo pero no limitados a Bloomsbury Books, Scholastic Books, y Raincoast Books, además de Warner Bros., Inc. No se gana dinero con este escrito ni se tiene la intención de infringir ninguna marca registrada o copyright. Rowling es una diosa, ojalá se apiade de mi alma por escribir esto.
Nota: Gracias a Stacey de "Thin Line" por revisar este fic, a Anna por permitir y apoyar esta locura, y a Simeone por prestarme su ejemplar de "El Cáliz de Fuego" sin el cual nunca me hubiera inspirado para escribir esta absurdamente larga y completamente inquietante historia.
Capítulo Ocho: El Examen de Navidad
Severus desalojó su habitación del castillo y el día 19 se fue a vivir con Sirius. Su cabaña era más grande que la de Hagrid, pero aún así era bastante acogedora. El primer piso tenía, separadas, una sala de estar y una cocina, en la cual Severus instaló un armario especial para sus ingredientes de pociones. En el piso de arriba había un solo dormitorio y varios cuartos más pequeños para almacenamiento, que Severus declaró suyos. Sirius tenía muy pocas posesiones y algunos de los baúles de Severus le daban un poco de miedo. Estaban protegidos con suficientes maleficios como para matar a la mitad de los Hufflepuff y probablemente contenían objetos más que terroríficos. Después de desempacar emplearon la cama para el propósito obvio, y luego se quedaron dormidos, agradablemente exhaustos.
Sirius se despertó solo la mañana siguiente. La ausencia de un cuerpo cálido a su lado lo tomó por sorpresa, pero en seguida se calmó y se vistió. Con la túnica y las zapatillas puestas, bajó las escaleras, atravesó la sala de estar y entró en la cocina, sin saber qué- si es que había algo- habría almacenado en la despensa para el desayuno.
Poco había esperado encontrarse con Severus levitando una sartén, huevos, mantequilla, pan tostado, algunos condimentos y varios fuegos pequeños por encima de la estufa.
-¿Qué estas haciendo?- preguntó adormilado.
-Cocinando- contestó Severus secamente, sin volverse a mirar.
Sirius bostezó. -¿Por qué?
-Alguien tiene que hacerlo y no creo que tú seas capaz.
Sirius se preguntó si Severus tenía la intención de ser sarcástico o si sólo hablaba así porque se le había olvidado cómo hablar de otra manera.
-¿Puedo ayudar en algo?
-En realidad no. Pon la mesa.
Sirius sacó platos y cubiertos para dos de la alacena. –No pareces el tipo de persona que come huevo- comentó para pasar el rato.
-No como- dijo Severus. –Es parte de la dieta que me puso la enfermera Pomfrey.
-¿Cuánto peso perdiste?
Severus se encogió de hombros.
-En serio.- insistió.
-Lo suficiente para que mis túnicas ya no me queden…¿por qué te importa?- dijo cortante.
Sirius le puso la cabeza en el hombro, abrazándolo desde atrás. –Creo que eso debería ser obvio- le susurró al oído.
-Oh, no te pongas romántico- se quejó Severus, pero Sirius captó el indicio de una sonrisa en su cara.
Sirius lo apretó suavemente, después se apartó. –En realidad, tengo que decirte algo. No te va a gustar, pero...
Severus miró por encima de su hombro, entrecerrando los ojos. -¿Qué?
Respiró hondo. –No estaré aquí esta noche. Iré a la torre de Gryffindor. Le voy a contar a Harry lo nuestro.
Dos huevos cayeron desde donde flotaban en el aire y se estrellaron en el suelo. Severus comenzó a temblar.
-Ese moc- ese niño no tiene derecho-
-¡La única razón por la que me parece bien llevar en secreto nuestra relación es que es peligroso!- exclamó Sirius. –Si no me estuviera buscando el Ministerio de Magia, no habría ninguna excusa-
-Así pues, ¿por qué mejor no mandas un Howler a los del Profeta Diario sobre ello?- gritó Severus- ¡Oh, a Rita Skeeter le encantaría eso!
Sirius intentó guardar la calma mientras hablaba con los dientes apretados. –Harry es mi ahijado y debería saberlo, especialmente porque esto podría ser permanente.
-Hemos estado juntos menos de un mes- se mofó -¿Cómo es eso permanente?
-Considero que nuestra relación comenzó a principios de octubre.
-¿Quieres decir con ese beso que nos dio tanto asco?- replicó.
Sirius se encogió de hombros nerviosamente. -Fue un comienzo- dijo, y luego habló más firmemente- Severus, se lo voy a decir esta noche.
Severus se volvió hacia la estufa. Las llamas se apagaron repentinamente y los platos y sartenes cayeron con estrépito.- Bien. Como sea.
Salió airadamente de la cocina. Sirius lo siguió, diciendo-: ¿Adónde vas?
-A clase.
-Pero no has comido.
Severus abrió la puerta principal. -¿A quién le importa?
-¡A mí! Pomfrey te lo advirtió! ¡Te desmayarás!
-¡Bien!- replicó Severus con brusquedad, y azotó la puerta tras él.
* * *
Harry soltó un largo suspiro mientras se dejaba caer en un sillón. Había sido un día difícil y la doble clase de Pociones por la tarde no había ayudado. Cada vez que miraba a Snape, su mente lo traicionaba, haciendo aparecer imágenes mentales que lo asqueaban completamente. Algo maligno estaba detrás de la aventura sexual de su padrino; estaba seguro de ello.
Exactamente a medianoche, el conocido perro negro entró en la sala común. Sirius tomó forma humana y se detuvo junto a la silla que estaba frente a Harry, apretando tensamente el respaldo.
-Hola, Harry- dijo, sonriendo débilmente.
Harry se levantó. No se sentía cómodo sentado si Sirius no lo estaba. –Hola.
-¿Cómo fueron hoy las clases?
-Oh, lo de siempre- se encogió de hombros. -McGonagall convirtió a Ron en un sapo en la clase de Transfiguración. Y la profesora de Adivinación todavía piensa que seré empalado el próximo martes.
Sirius se rió y preguntó casualmente-: ¿Cómo te fue en Pociones?
-Estuvo bien-dijo. En realidad, había estado de todo menos bien, pero ya no estaba seguro de cómo mencionar a Snape enfrente de Sirius.
Sirius asintió. –Um...- empezó en voz baja. -Harry, ¿escuchaste que el profesor Snape se mudó fuera del castillo ayer?
-Sí. Todo el mundo se pregunta por qué.
-Bueno…um…- suspiró y entrecerró los ojos. –No sé muy bien cómo decirte esto. Verás, Sev- Snape y yo, estamos...
-Lo sé- susurró Harry.
Sirius alzó la vista. -¿El qué?
-Bueno, yo...- empezó con vacilación, y luego se detuvo. De nada servía titubear. Después de todo, seguía siendo Sirius con quien hablaba. –El primero de octubre, me dejé la mochila en clase y cuando fui a recogerla, os vi a ti y a Snape… em...
-¿Sí?- Sirius lo instó a seguir tímidamente.
"Sólo dilo." –Os estabais dando un beso.
Sirius bajó los hombros:- Oh.
-Lo siento, debí haber dicho algo- se disculpó apresuradamente- yo...
Sirius sacudió la cabeza. –No, no, está bien. Mejor que no lo hayas hecho. No habría sabido cómo explicar… todavía no sé cómo explicar...
-¿Tú y Snape... um...?- Harry apenas podía creer que estuviera haciendo aquella pregunta. –Um, ya sabes.
Sirius levantó una ceja. -¿Realmente es ésa una pregunta apropiada, Harry?- lo regañó, y luego contestó-: Sí.
-Oh- dijo. De repente se sentía muy enfermo. Una cosa era ver puntitos en un mapa, otra totalmente diferente era tener una confirmación verbal.
-Sólo quería que supieras- dijo Sirius- que no espero que trates a Snape de manera distinta... sólo Dios sabe que él no te regresaría el favor.
Harry sonrió débilmente. Por lo menos su padrino todavía tenía una imagen acertada del maestro de Pociones.
-Bien. Está bien.
Sirius le dio unas palmaditas en el hombro. –Gracias por entender, Harry.
Pero Harry no entendía para nada y en ese momento sólo sentía culpa.
* * *
Severus odiaba la Navidad. Era una fiesta vacía que no hacía nada más que aligerar su cartera al comprar regalos para conocidos que no merecían ser llamados amigos, y llenar su habitación con regalos inútiles que sólo probaban cuán poco el que los había enviado sabía o le importaba saber sobre él.
Los estudiantes estaban completamente insufribles. El consumo per capita de azúcar alcanzaba unos máximos sólo comparables a Halloween; la capacidad de concentración de los alumnos menguaba por metros, y más calderos se derretían que en cualquier otra época del año.
Una letanía de pensamientos malignos atravesaba su mente mientras caminaba al acecho por el salón de clases. Con dos días para las vacaciones, sólo la señorita Granger tenía la paciencia para ver hervir el Remedio de Rimweld; nadie más se había molestado en fijarse cuándo y cómo ajustar sus fuegos, resultando en el líquido espumoso que cubría la mayoría de escritorios.
Los charcos burbujeando en el suelo alimentaban la ira de Severus, pero no eran su origen. La causa era, como de costumbre –como siempre, le parecía- Potter. En el momento en que sus ojos se encontraron al comenzar la clase, la piel de Potter se tiñó de verde y su cara se torció ligeramente con lo que sólo podía ser interpretado como asco.
"¡Maldito seas, Sirius Black!" pensó Severus, con rabia indignada. ¿Qué derecho tenía el niño de juzgarlo a él o a quién escogía como amante? ¿Qué derecho tenía ninguno de estos mocosos de considerarlo meramente un profesor malvado y grasiento y no asumir nada más de él?
Tuvo unas repentinas ganas de castigarlos a todos con un horrible y muy largo trabajo para entregar después de vacaciones, pero se dio cuenta de que sólo confirmaría las creencias de sus alumnos.
El comienzo de una idea apareció en su mente. Lentamente, se expandió y tomó forma, y cuanto más lo consideraba más le agradaba. Era una venganza perfecta, dulce, que no sólo dejaría satisfecho a su sádico interior e induciría una paranoia duradera en los niños, sino también les probaría que no lo sabían todo de su profesor de Pociones.
-Mañana habrá un examen- anunció de repente. –Cuando entréis a clase, encontraréis varias botellas marcadas, pero sin nombre, en vuestros escritorios, con un pergamino de instrucciones. Tendréis que seguir las instrucciones al pie de la letra y después decirme qué es lo que habéis preparado. Tened cuidado de no mataros con una explosión, especialmente usted, Potter. No crea que he olvidado lo que pasó en octubre.
Las mejillas de Potter pasaron de verde a rojo y Draco Malfoy soltó una risita.
-¡Cinco puntos menos para Slytherin por eso, Malfoy!- dijo Severus secamente. Un pequeño regalo de Navidad para sí mismo: en realidad nunca le había gustado el chico y ahora que los Mortífagos sabían que era un espía, no veía razón alguna para guardar las apariencias por Lucius.
Draco dejó escapar un sonido entre un chillido y un pitido. Su cara pálida y puntiaguda se cubrió de una sorpresa prístina.
Cuando Potter se giró bruscamente para mirar, Severus lo regañó con aspereza-: ¡Potter! No se quede boquiabierto. Creo que ha sido castigado por lo mismo muchas otras veces.
Potter tragó saliva, pero alcanzó a murmurar de forma audible-: Sí, señor.
Severus alzó una ceja. –Qué magnánimo por su parte es decirlo.
Sonó la campana.
* * *
-¡No me lo puedo creer!- exclamó Ron mientras caminaba apresuradamente por los pasillos al lado de Harry y Hermione. –¡Oh, Snape estaba realmente furioso! ¡Le quitó puntos a Slytherin!
-Lo que no me puedo creer- contestó Hermione –es ese examen de mañana. ¡El último día de clases antes de vacaciones! ¿Y no es terriblemente peligroso no decirnos qué son los ingredientes? ¡Tiene que haber una norma que lo impida!
-Deberíamos encontrarla.
Hermione sacudió la cabeza. –No podemos. ¡Tendremos que estudiar toda la noche para poder identificar nuestras pociones, o de ningún modo podremos aprobar!
-¿Aprobar?- preguntó Ron. –¡Estoy más preocupado por sobrevivir! Todos deberíamos estarlo, especialmente tú, Harry. Sabes que Snape te dará algo mortal.
-Hmm..- Harry frunció el ceño intranquilamente y se encogió de hombros.
-¿Harry?- preguntó Hermione. -¿Qué sucede?
Harry se mordió el labio. -¿Podemos hablar en privado? De- de veras necesito hablar con vosotros dos sobre lo que Sirius me dijo anoche.
* * *
Los Gryffindors y Slytherins entraron al calabozo de Snape para encontrarlo exactamente como el profesor había prometido: en cada escritorio había un caldero hirviendo y varias botellas de distintos colores pero sin etiquetas. Harry le echó un vistazo a su pergamino. Las instrucciones parecían relativamente sencillas, requiriendo tan sólo que él mezclara un poco de esto y lo otro, pero no había manera de adivinar qué había en las botellas. Él personalmente se esperaba algo horrible.
Hermione fue la primera en empezar a mezclar los ingredientes. Abrió un frasco, despidiendo un olor sorprendentemente agradable que recordaba a la menta. Los demás estudiantes siguieron su ejemplo y comenzaron. Harry miraba a su alrededor: parecía que todos tenían los mismos ingredientes e instrucciones. La poción, fuera lo que fuera, era fácil de hacer. Incluso Neville podía hacerla.
La mezcla tardaba cinco minutos en prepararse pero más de treinta para cocerse y todos se sentaron en silencio absoluto mientras esperaban. Harry miró inquietamente su caldero. Estaba lleno hasta el borde con un líquido viscoso y blanco que no se parecía ni remotamente a nada que hubiera preparado alguna vez en las clases de Snape.
Por fin, cuando faltaban menos de dos minutos para la campana, Snape preguntó-: ¿Y bien? ¿Tiene alguno de vosotros la menor idea de lo que habéis preparado?
Una Hermione desesperada metió con valentía un dedo en el caldero y lo probó. –Es... vaya, pero si es...
Era caramelo de menta líquido.
Snape se apoyó en su escritorio con una sonrisa retorcida en el rostro. Todos se le quedaron mirando como si se hubiera vuelto loco.
* * *
La mano de Hermione tembló ligeramente cuando una sola gota cayó del frasquito a su caldero. Una bocanada de humo violeta se alzaba desde la superficie de su brebaje de menta.
-Bueno, no es venenoso- dijo- Y…- cogió otro frasquito. Esta vez el humo era azul. - ... no está hechizado.
-Alfil a E5- dijo Ron. –Aún así no me lo tomaría. Jaque, Harry.
Harry parpadeó y miró con gravedad el tablero de ajedrez.
-Mueve el caballo- dijo Hermione.
Ron frunció el entrecejo. -¡Se supone que no puedes ayudar!
-¡Oh, vamos, Ron! No te hará daño dejar que Harry gane por una vez- dijo. Y estoy segura de que el caramelo de menta está bien. Preparé yo misma los sueros Dateta.
Ron la miró extrañado y se encogió de hombros.
-Está bien- insistió ella. -¿Ves?- Introdujo una cuchara en el caldero y tomó un sorbo. –De hecho, está muy rico.
Ron se le quedó mirando como si en cualquier momento se fuera a convertir en un sapo.
-¡Oh, escuchad!- exclamó. –Snape no nos envenenaría…
-Nos amenazó con ello el año pasado- le recordó Harry.
-Sí, pero eso era para el examen de antídotos. Si algo nos pasara, especialmente a Harry, Dumbledore estaría furioso y Sirius estaría furioso-
Una conocida Quaffle de náuseas cayó en el estómago de Harry.
-Hermione- dijo, -todavía no puedo encontrar nada en la biblioteca que explique por qué Snape y Sirius de repente harían... bueno... necesito alguna forma de entrar en la sección prohibida.
Hermione se mordió el labio y reflexionó. –Creo que tengo una idea… pero tendrá que esperar hasta después de Navidad. Me voy en una hora- dijo, señalando su maleta.
Harry asintió. –Está bien.
En realidad no lo estaba, pero no tenía otra opción.
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Nota de la traductora: ¡Espero que les guste este capítulo! Todavía me falta más de la mitad de Love Potion HP por traducir, pero poco a poco se va consiguiendo. Sigan leyendo y si hay algo que no le suene bien, me lo dicen!!
Supongo que habrán notado un pequeño desajuste en los pronombres de segunda persona del plural. Explicaré brevemente: yo soy de México, en donde nos referimos a la 2da plural con "ustedes", pero hace años que vivo en España, donde el "ustedes" es formal y para el uso común se utiliza "vosotros". Como estoy más acostumbrada a la gramática de aquí he decidido seguir la norma de España, aunque en algunos pasajes (de este mismo capítulo) Snape le habla a Harry de "usted". En teoría, si los profesores en Hogwarts se refieren a los alumnos de "usted" (¡lo cual es imposible comprobar, porque en inglés ya no existe esa distinción!) Snape debería hablarles a todos los alumnos de "ustedes"(formal) y no de "vosotros" (informal). Pero he pensado que eso confundiría todavía más a los lectores y he decidido dejarlo tal y como estaba. Es un lío, lo sé...
Bueno, a ver si dejan un review!
Hasta el próximo capítulo: Corazón de Dragón!!!!!!!!!!!!!
