Capitulo VI

No estaba vacío del todo. Había un libro pequeño, verde, con una caligrafía muy clara que decía:

Diario de Hermione.

Lo cogieron. Disponían de 30 minutos para hacer el encantamiento repetidor el diario y escabullirse sin que los vieran. Harry no tuvo dificultad alguna, ya que veía doble sin gafas, y, además, en clase de encantamientos le había funcionado; puesto que se las quitó. Se pasó 5 largos minutos concentrándose. Cuando habían ya pasado los ocho dijo las palabras:

- Repetius diarius- y ante sus ojos vio 4 diarios: el encantamiento había funcionado. Se puso las gafas y vio los dos diarios, idénticos en todo, por supuesto.

Ron y Harry se quedaron contemplando los dos diarios durante diez minutos, hasta que Ron dio un respingo y dijo:

- ¡Harry!, ¡Tenemos 15 minutos!

Metieron el verdadero diario en el compartimento secreto. Ron accionó la cerradura de plata: allí estaba otra vez la primera visión del baúl. Bajaron la tapa y (quedaban 7 minutos) les asaltó una inoportuna duda: ¿cómo volver a aplicar el hechizo si no sabían cuál era? Harry halló la solución: al cerrarlo otra vez debía de seguir estando el hechizo, puesto que ellos no lo habían deshecho (- otra de las ventajas de los trucos muggles- dijo ron). Les quedaban tres escasos minutos. Se pusieron la capa invisible de harry y metían el doble del diario cuando de sopetón se abrió la puerta y apareció Hermione. Debía de ir pensando en algo, pues estaba tan distraída que se olvidó cerrar la puerta.

-¿Dónde estarán?- murmuraba- tampoco estaban en su cuarto...

Harry  y Ron caminaban silenciosamente hasta la puerta. Mientras, Hermione seguía diciendo:

- Bah, seguramente habrán intentado descubrir algún pasadizo que no hayan encontrado Fred y George. Si es así pueden estar seguros de que los han encontrado todos, y más con el mapa del merodeador... - Ron y Harry se quedaron a escuchar lo que decía- aunque puede que... últimamente e oído decir a Dumbledore que pudiese que hubiera un pasadizo secreto a... - se quedó unos segundos callada como si dijera las palabras en su cabeza y continuó -, y además solo puede pasar el heredero de Godric...   - otros se segundos de silencio- pero sólo lo he oído... ¿se lo tendría que decir a Harry y Ron? No, lo más seguro es que intentaran buscarlo y...- volvió el silencio. Ya no habló más se tumbó en la cama y cerró los ojos.

Se escabulleron fácilmente por la puerta abierta y se fueron hasta su habitación.

- Por poco- dijo Ron saliendo de la capa.

- Sí, ha faltado poco- estuvo de acuerdo Harry.

- Deberíamos bajar a comer, podrían sospechar- dijo Ron. Harry asintió.

Bajaron a comer, no sin antes asegurar el diario en el baúl de Harry. Sólo quedaban los postres, pero les dio igual. Comieron como nunca: entre los dos se comieron dos platos de helados de todos los gustos, uno y medio de tarta de melaza, dos más de pastel de manzana, uno de relámpagos de chocolate, y cuatro entre rosquillas de mermelada, bizcochos borrachos, fresas, jalea, arroz con leche... aquella comilona sólo tenia comparación con la que se dieron en su primer día de Hogwarts, en primero, hacía cinco años.

Ya habían saciado su hambre, ahora debían saciar la curiosidad, pero cuando llegaron a la sala común, Hermione les esperaba.

- ¿Dónde estabais?- les preguntó.

- Comiendo- dijo tranquilamente Ron.

- A base de postres, supongo, por que cuando yo salí...

- No nos des el rollo- le espetó Ron.

-¿Dónde estabais antes?- volvió a preguntar- En la biblioteca ni rastro, tampoco en las cocinas...

- Dando un paseo por el lago- inventó Harry.

- Ah, bueno, en ese caso, vale. ¿Vamos a visitar a Hagrid?- dijo Hermione, pero sin esperar respuesta dijo- venga coged los abrigos.

No tuvieron elección. Harry y Ron se miraron con expresión de fastidio y sin decir palabra cogieron los abrigos.

Cuando llagaron a la cabaña de Hagrid éste les recibió con su habitual alegría.

- ¿Tarta de comadreja?- ofreció a los chicos- Es mi especialidad.

- No, gracias, Hagrid, acabamos de comer.- respondió Harry, quien tenía motivos más que suficientes para no aceptar. Fang le lamía las orejas como siempre, llenándole de babas.

La tarde en la cabaña de Hagrid transcurrió con alegría, aunque los chicos quisieran volver para leer el diario de Hermione.

A las seis los cuatro estaban en las puertas del castillo, entrando, para entrar a cenar.

Después de cenar, a las siete y cuarto, estaban en la Sala Común, tan impacientes como antes. Estaban en una mesa, apartados. Hermione había los deberes mientras Harry y Ron jugaban al ajedrez mágico.

- Nos vamos a acostar, Hermione- dijo Harry dándole a Ron una patada por debajo de la mesa, quien entendió el mensaje y fingió dar un sonoro bostezo.

- Vaya, parecéis cansados- les dijo Hermione por encima de "El libro reglamentario de hechizos curso 5º, Miranda Goshawk"

- Lo estamos- aseguró Ron.

- Bueno, hasta mañana, Hermione.- se despidió Harry.

- Sí, eso, adiós- terminó Ron.

Subieron la escalera, entraron en la habitación, cogieron el diario y lo pusieron en la cama de Harry, quien corrió el dosel de su cama Para que si llagaban, Dean, Neville o Seamus, no los encontraran en esa situación. Abrieron el diario por la primera pagina.

- Es la fecha de hace dos semanas- informó Ron. Decidieron que lo leerían desde el principio.

   1 de  Noviembre  del 2001.

Querido diario:

CONTINUARÁ...