Este capi lo dedico a los que me han mandado algún review, y a los que leen sin dejar reviews.

Capitulo X

Habían encontrado el pasadizo al Valle de Godric. Primero Harry trepó por la cuerda. Lo siguió Ron y después Hermione. Cuando estuvieron arriba, Harry, instintivamente, tocó con la varita la piedra que se había deslizado, la cual volvió a su lugar de origen. Con las varitas encendidas, se hallaron en el centro de una pequeña sala donde ponía con letras grandes y rojas: Sala de Godric Gryffindor. Así que ése era el lugar de paz y tranquilidad de su antecesor, si es que lo era. Todavía no tenía muy claro si él sería el Heredero de Gryffindor. En un lado de aquella habitación circular, había una cama. A la derecha de ésta, una mesita de noche y, a la izquierda, un escritorio cubierto de papeles. En la pared de enfrente de la cama, hacía su inicio un pasillo oscuro, que no parecía tener fin. Hacia allí se digirieron. A pesar de llevar el lumos, éste no les alumbraba más de metro y medio por delante. Hermione, volvió a hacer el hechizo de las velas y el pasillo quedó totalmente iluminado, hasta más allá de donde les alcanzaba la vista: no se veía su final. Andaron durante media hora, sin toparse con nada extraño, en línea recta. De pronto, el camino se cortaba. En lugar de su final, se hallaba el comienzo de un gran tobogán que bajaba casi en picado. Se miraron, y con eso bastó para saber que se tirarían por aquel sitio. Se tiraron. Primero Harry, después Ron y después Hermione. Harry pensó que, si Godric lo había utilizado, no debía de ser peligroso. Al principio, a Harry se le revolvieron las tripas. Iba a gran velocidad, más que cuando salió de la Cámara de los Secretos, agarrado a Fawkes. Cuando las tripas se le calmaron y empezaba a disfrutar del viaje, éste se terminó. Había caído sobre un montón de mullidas... ¿esponjas? No, más bien parecía el relleno de varios colchones. Se levantó para que Ron no cayera encima de él. El viaje, que había durado unos largos 5 minutos, no había sido lo mismo para Ron, quien, mientras se levantaba, maldecía quejándose de los medios de transporte de cuando hicieron el túnel-tobogán aquél. Hermione llegó sin decir palabra, pero se le veía que le temblaban las piernas, a decir verdad, toda ella. Se agarró a Ron para levantarse, a quien al verla frágil y delicada se le había pasado el enfado y la miraba con dulzura y amor. Hermione le dio las gracias. Ahora se hallaban en un pequeño descansillo. De éste, partía una escalera hacia abajo. Naturalmente, de ésta tampoco se veía el final. Cuando Hermione volvió a hacer el hechizo, comenzaron a bajar. 100 peldaños, 200, 400, 500,... ya perdieron la cuenta. Seguía sin verse el final, a pesar del conjuro de velas de Hermione. Estuvieron bajando y bajando peldaños y más peldaños cerca de una hora. Después, éstos cesaron. Ahora se hallaban en otro descansillo del cual partía otro pasadizo. Volviendo a hacer el conjuro de Hermione, caminaron y caminaron. Ya hacía tres horas que habían salido del aula donde en primero se hallaba el Espejo de Oesed. Eran las cuatro de la madrugada, pero no tenían sueño, a pesar de que su cansancio era notable. A los tres cuartos de hora de haber empezado a recorrer ése pasadizo, el túnel se acabó. Los tres estaban con los pies doloridos y llenos de ampollas, así que decidieron quedarse a descansar en el descansillo que seguía al túnel que acababan de atravesar. Si quererlo, al tumbarse, se durmieron. Cuando se despertaron, todos tenían hambre; por lo que Hermione preparó mediante un conjuro un buen desayuno, semejante al que servían en Hogwarts. Tardaron media hora en desayunar. Después continuaron su camino, pero se les presentó un imprevisto: el túnel que continuaba era como el que caía en picado, pero éste subía. Subía en picado.

-¿Cómo lo haremos?- preguntó Ron- ¿cómo subiremos?

- No sé- dijo Harry desanimado- Nos haría falta una escoba. No. Tres. Podríamos volver, pero ya es demasiado tarde. Ya hemos recorrido demasiado camino. Además, al volver se nos presentaría la misma dificultad: el túnel que sube en picado, por el que nos tiramos ayer.- Ron hizo una mueca de disgusto -.

Hermione, pensativa, decía a los otros:

- Si hubiera algo que pudiera transformar en escoba... algo de su mismo tamaño, más o menos...

Y entonces, cuando creían que se habían quedado encerrados para siempre en aquel amasijo de túneles, se le ocurrió la idea:

- ¡Ya está!- dijo Hermione quitándose el anillo- ¡Me lo regaló Víctor!- exclamó con alegría. Ron puso cara de muy pocos amigos. Pero lo siguiente que escuchó le alegró la cara de nuevo: - ¡Le haré el encantamiento aumentador hasta que adquiera un volumen parecido al de una escoba! ¡Entonces lo podré transformar en escoba!

- ¡Buena idea!- exclamó Ron- ¡Admiro tu inteligencia, Hermione!- dijo mirándola. Entonces se hizo más evidente que nunca que le gustaba.- pero... necesitamos tres escobas... y eso sólo supondría una.

- ¡El encantamiento repetidor!- exclamó Harry, resolviendo el problema planteado por Ron- ¡Le haré el encantamiento repetidor dos veces y ya tendremos tres escobas!

Ron y Hermione halagaron a Harry por su buena idea, quien se ruborizó ligeramente.

Hermione puso el anillo en el suelo, sacó su varita y dijo: "¡Engorgio!" El anillo aumentó su tamaño al doble. Repitió el encantamiento siete veces más, cuando consideró que su volumen semejaba el de una escoba. Entonces se concentró y dijo:

- Transformiratum escobipolio anillate engorgiato incantatem.

El anillo se transformó en una escoba. No tenía inscripción, pero parecía tan buena como la Saeta de Fuego de Harry. A éste, ahora le tocaba repetir la escoba. Se quitó las gafas.

- Repetius escobipolio- dijo. La escoba se multiplicó. Ron cogió la doble de la verdadera y Harry volvió a decir: - Repetius escobipolio- se volvió a repetir la escoba. Hermione cogió la otra doble y Harry la que antes había sido un anillo regalado por Krum a Hermione, como muestra de su amor por ella, seguramente.

Cada uno puso su escoba en el suelo, se colocó a su lado, extendió la mano y dijo:

- Arriba.

Se montaron en su escoba, dieron una patada en el suelo, y comenzaron a ascender.