Capitulo XIII
A la izquierda, en el suelo, había tirada una varita de pega y más artículos de broma de Zonko. También había llena una bolsa de golosinas de Honeydukes y un juego para bebés, que no suponía qué podía ser. También en ese lado había un armario cuya puerta estaba abierta: contenía zapatitos y túnicas de tamaño reducido: para bebés. Enfrente había una ventana. A la derecha estaba su cuna, con una colcha de dibujos de varitas, quaffles, escobas, snichs doradas, blugders, jugadores y la afición, todo en movimiento. A los pies de la cuna, había un cajón de madera donde había peluches y juguetes.
Harry fué hacia el juguete que estaba al lado izquierdo, junto a las golosinas y los artículos de broma. Vio que tenía teclitas de distintos colores: amarillo, verde, rojo, azul, naranja y morado. Se sentó en el suelo, al lado del juguete. Pulsó el amarillo. Una silueta amarilla salió de alguna parte del juguete y fue tomando forma: la de un tigre. En el aire, ahora era como una pantalla suspendida mostrando una película. El tigre iba por la selva y una aguda vocecita dijo:
- Éste animal se llama tigre. Vive en la selva y ruge. Ruge, tigre- rogó la voz -.
- Grrrr- rugió el tigre.
La imagen se disolvió y Harry pulsó el rojo. Ésta vez salió la silueta de una rosa roja, mecida por el viento, y la voz volvió a hablar:
- Ésta flor se llama rosa y las hay de muchos colores.
La imagen desapareció. Harry optó por no pulsar más botones, pues era obvio que eso no era lo que sus padres querían que encontrase. Al levantarse se tropezó con el cordón del zapato derecho, el cual se había desatado. Para no caerse se agarró al armario, fijando su vista en la ventana. Entonces descubrió un pergamino que antes le había pasado desapercibido. Estaba apoyado en la ventana. Retiró el pergamino del poyete y se dispuso a doblarlo, después de sentarse en el suelo con Ron y Hermione, un a cada lado, ajustarse las gafas y respirar hondo. Lo comenzó a desdoblar. Lo desdobló seis veces, hasta que el pergamino quedó desdoblado por completo. Estaba escrito por una cara totalmente y, al darle la vuelta, comprobó que media de la otra también. Ambas estaban escritas en tinta verde. Las tres primeras líneas estaban escritas con una caligrafía muy cuidada, al igual que la última media parte de esa cara y toda la otra cara del pergamino, que le recordaba a la de Hermione. Supuso que sería la de su madre, pues por norma general las chicas que él conocía cuidaban más la caligrafía que los chicos. La primera media parte de la cara rellenada completamente, exceptuando las tres primeras líneas, era de una letra menos cuidada, aunque demostraba el empeño de su escritor en que le saliera bien y legible. Observó que el pergamino en cuestión estaba redactado en forma de carta y, muy emocionado, comenzó a leer.
Querido Harry:
