-TIEMPO FEUDAL-
"KOHAKU" gritó Sango al despertar de repente después de ver como su hermano había tratado t de matarla en sus pesadillas, éstas eran constantes, consumían cada vez más su alma, tenía que vengarse de Naraku.
Por él, Kohaku y ella sufrían por él su padre había muerto "¿Pasa algo Sango?" preguntó Miroku quien la veía a lo lejos con los ojos fijos en su rostro.
"No excelencia no se preocupe" contesto ella acostándose de nuevo.
De pronto sintió como dos largas manos tomaban su cintura "Excelencia" susurró Sango "Vamos vuelve a dormir" dijo Miroku acomodándose bien a su lado "Sé que tuviste una pesadilla y quiero que sepas que siempre estaré a tu lado" le susurró Miroku al oído.
Comenzaron a salir lagrimas del rostro de la bella joven "Gracias excelencia"
Era la primera vez que Miroku no trataba de tocarla, desde hacía ya mucho que comenzaba a tener sentimientos de amor por él, sólo que no quería expresarlos sabia como era el monje Miroku, sabía que nunca le juraría fidelidad y aunque lo hiciera pronto lo vería cortejando a otra joven…
Pero él yacía a su lado dormido sujetándola con delicadeza por la cintura, hacía pensar a Sango que él de verdad la quería.
Pensó en alejarse de su lado ya que pensar en esto la hacía ponerse más triste "Sólo por hoy" susurró sólo por hoy imaginaré que somos novios.
"Sólo hoy" volvió a susurrar quedándose dormida en los brazos de Miroku.
-TIEMPO PRESENTE-
Inuyasha yacía en la cama de Kagome no se sentía bien, no le gustaba ver a Kagome en el suelo. Se veía algo incomoda, lo podía ver en su rostro.
Se levantó los más silenciosamente posible, la tomó en sus brazos, dio unos cuantos pasos y la colocó en su cama, la tapó con las franelas de color pastel y se sentó a su lado.
La vio fijamente, podía ver esa bella y delicada piel, su hermoso cabello negro, sus labios rosados al igual que sus mejillas, tenía que luchar contra él mismo para no tomarla en su brazos, besarla y decirle lo mucho que la amaba.
No podía vivir sin ella, claro que estaba Kikyo, ella dio su vida por él pero también se preguntaba ¿por qué había querido que se convirtiera en humano? ¿Qué era que le daba asco un simple hanyou? Un bastardo.
Eso era lo único que era un simple bastardo, ¿cómo alguien como Kagome querría estar con él?, Kikyo quería que me convirtiera en humano no me quería por lo que era.
¿O en verdad sólo era por el bien de la perla? la cabeza de Inuyasha daba vueltas. Amó a Kikyo, o ¿la amaba? Ya varias veces me ha tratado de matar Kaede dijo que esa mujer no era la verdadera Kikyo, ella era sólo el impulso del odio que le tenía, huesos y barro, nada de amor sólo odio hacia él ¿cómo se pudo olvidar del amor que sentían uno por el otro?
Que por un simple engaño se había perdido todo, por Naraku, ese maldito, todo esto pasó gracias a él aunque tenía que agradecer que gracias a él había conocido a Kagome la bella e inocente reencarnación de su amada Kikyo.
Al principio pensó que eran iguales, pero no era así las dos eran muy diferentes, él no sólo se había enamorado de la reencarnación de Kikyo sino de una persona completamente diferente pero con el mismo rostro.
Ella traía alegría a su vida era su razón de vivir, era lo que lo había cambiado "Siempre estaré a tu lado Kagome" susurró Inuyasha tocando la tersa piel de la joven "Siempre te protegeré..."
Estaba amaneciendo los rayos del sol comenzaban a penetrar la alcoba, los pájaros comenzaban a cantar.
Kagome abrió los ojos lentamente, estaba cansada, se sorprendió al ver que estaba en la cama, se levantó alterada a buscar a Inuyasha, él no estaba en el suelo ni en ninguna parte de la alcoba.
Se puso rápidamente su bata pero al caminar hacia la silla a lado de su escritorio vio a Inuyasha dormido en el árbol tenia a colmillo de acero sujetada entre sus brazos.
Kagome sonrió, así se veía la primera vez que lo conocido dormido pasivamente en el árbol, sólo que no era la misma historia cuando se levantó al conocerlo fue malo y sangrón con ella pero a medida que fue pasando el tiempo comenzó a portarse mejor.
Kaede había dicho que gracias a ella había cambiado ni siquiera Kikyo lo había podido hacer cambiar.
Kikyo, esa mujer, gracias a ella ocurrían todas las desgracias gracias a ella se había formado Naraku por el supuesto amor que Onigumo le tenía. Ella ya muchas veces había tratado de matar a Inuyasha pero él seguía amándola se podría decir que eso era amor incondicional el mismo amor que ella le tenía a Inuyasha.
Claro que no sabía si era correspondida, Inuyasha podía ser bastante confuso. El sólo pensar en eso la hacía llorar él siempre la protegía y se preocupaba por ella, al igual que con Kikyo, ¿Qué solamente la quería por parecerse a ella? Pero ya que podía importar lo que él pensara, la verdad ya no importaba ya que lentamente se había enamorado de él.
-Te amo Inuyasha-
¿Y cómo no? Si él siempre estaba a su lado, por más que él dijera que no la soportaba siempre estaba a su lado, siempre la protegía y reconfortaba se preocupaba por ella parecía que la amaba aunque siempre lo negaba. ¿Me amara? Se preguntó a sí misma.
Sintió que algo golpeó su cabeza, había sido Inuyasha quien le había aventado un pequeño fruto de su árbol.
"Oye estúpida, ¿qué tanto piensas?" le preguntó irritado.
"ABAJO" grito Kagome, Inuyasha cayó.
¿Por qué tiene que ser tan sangrón? No importa aun así lo amo.
-TIEMPO FEUDAL-
Ya había amanecido, Miroku y Sango estaban muy cansados Shippo había salido temprano con Kirara a recoger frutos para comer, Sango se veía hermosa tan hermosa como siempre pensó Miroku.
Ya la señorita Kagome había dicho que Sango tenia sentimientos por él aunque ¿quién lo creería? Miroku era popular por andar con todas las mujeres de todas las aldeas siempre peguntando si tendrían un hijo con él muchas se reían y decían que si claro que no encontraban la gravedad del asunto ni por qué en verdad lo preguntaba.
Tenía que dejar sucesores por si el moría sus hijos se podrían tomar venganza de Naraku. El sólo pensar en él le daba cólera pero al ver a la joven y bella Sango a su lado lo reconfortaba.
Esa claridad que hay en ella su inocencia todo acerca de ella lo volvía loco sólo que tenía que cambiar un poco y claro que lo haría todo por Sango, claro que no sería fácil.
Todas aquella jóvenes tan hermosas pero ¡No! tenía que dejar de pensar en ellas no quería hacer sentir mal a Sango, sabía que ya no era sólo cariño el que le tenía sino que poco a poco había florecido amor, la amaba pero no podía estar con ella ya que sabía que la lastimaría y no quería hacer eso.
Miroku tocó la suave piel de Sango con su mano derecha y le dio un beso en los labios sintió la calidez que había en ellos.
Estaba siendo egoísta no podía hacerle eso, Sango abrió los ojos "¿Excelencia?" preguntó confundida Miroku se levantó rápidamente "Vuelve a dormir" le dijo antes de salir de la cabaña.
Sango toco sus labios ¿El monje Miroku la había besado? Sango dio una tímida sonrisa de confusión se levantó y comenzó a vestirse, salió y vio al monje Miroku hablando con Kaede y con unas jóvenes de la aldea.
Ella cerró los ojos y dijo "Nunca cambiará" Miroku la volteo a ver con una cara de inocencia y con una amplia sonrisa ondeo la mano saludándola y le gritó "¡Venga bella señorita!"
Sango asintió y fue con ellos.
Review, Sip?
