Detective Conan es propiedad privada de Gosho Aoyama y sus respectivos proveedores, tales como Shogakukan entre otros. Mediante este fic no pretendo copiar ni plagiar ningún tipo de personaje o trama de dicha serie, todo al contrario, intento mediante mis palabras propagarla aún más de lo que por sí ya está. Por lo tanto, no infrinjo ninguna ley.
Datos de interés
Cambio de escena
"…" Lo que dice un personaje
… Lo que piensa un personaje
=AMBER MEMORIES=
: : Capítulo 1 : :
PARTE 2 Él y su historia
Eran ya primeros días de marzo, el inicio de un nuevo curso. Algo agotador, sin duda. Hacía un viento frío y helado, ya que en no más de una semana había nevado, y las calles aún estaban algo húmedas, con pequeños trozos de hielo aquí y allá. Es por eso que el profesor siempre le decía que se cogiera la bufanda que le había dejado preparada su madre cuando tuviera que salir, aunque él nunca le hacía caso.
El profesor era un señor cuarentón, muy amable y divertido, vecino y amigo de sus padres de toda la vida. Cuando sus padres no estaban, ya fuera por viajes de negocios o placer, él se iba a la casa del profesor y él le cuidaba. Era bastante entretenido ir con él, puesto que siempre estaba diseñando nuevos artilugios y cachivaches que, en su gran mayoría, no funcionaban y explotaban. Esa era la mejor parte de todas.
Sonó el despertador de la habitación de al lado, aunque el chico seguía durmiendo a perna suelta. La puerta de su habitación se abrió de golpe y un hombre regordete y con gafas, de nariz redondeada, entró con el despertador en la mano, algo rabioso.
"¡Shinichi!" exclamó el hombre, sujetando el despertador en lo alto "¿Se puede saber por qué has puesto tu despertador en mi escritorio?"
Un soñoliento chico de alrededor de ocho años, de pelo oscuro y ojos azules, empezó a destaparse lentamente y a desperezarse, mirando al profesor como quien no quiere la cosa "¿Qué pasa? Así usted me despierta…"
El profesor Agasa frunció el ceño "Se supone que tú ya puedes despertarte solo… ¡hoy casi no he pegado ojo!" gruñó él, frotándose los ojos "Oh, se me olvidaba, Shinichi… anoche, cuando tú ya dormías, llamó tu padre"
Shinichi salió de la cama y se puso las zapatillas, medio dormido, dirigiéndose al aseo. Agasa prosiguió "Dice que él y Yukiko se retrasarán un poco más de lo previsto, y que puede que en lugar de dos semanas sean cuatro…" Agasa lo miró. Él no hizo ningún gesto ni dijo nada que pudiera indicarle que eso le preocupaba en lo más mínimo. Todo lo contrario, al chico ni le afectó nada. ¿Pero quién le culpaba? Últimamente siempre era así, y él ya había aprendido a independizarse, incluso teniéndole a él y siendo sólo un chico.
"En fin, date prisa y vístete rápido. Yo voy a prepararte el desayuno…" y acto seguido, dejó al joven en silencio y empezó a bajar las escaleras de su casa en dirección a la cocina.
Shinichi le observó mientras bajaba a regañadientes, y luego empezó a cambiarse de ropa. No le importaba nada que sus padres tardaran más o menos. Le daba igual. Con eso no quería decir que no les quisiera, qué va… era sólo que… No tenía las palabras que lo definían. Simplemente, ya hacía mucho tiempo que había dejado de sentirse solo cuando sus padres no estaban. Y esa manera de no sentirse solo era, precisamente, acostumbrarse a la soledad. Ahora que se había acostumbrado a estar solo, no le importaba si ellos no venían. Él se sentía bien. Delante de sus amigos se mostraba abierto y contento, pero por dentro seguía siendo una puerta hermética con una cerradura…
Le faltaba algo. Algo en su ser le pedía algo y él no sabía qué era… Bueno, sí que lo sabía, pero no sabía a qué referencia hacía eso: lo que necesitaba era una llave.
"Aaah…" Shinichi resopló, con la mirada baja y bastante desanimado. Los dos chicos que le acompañaban, uno a cada lado, también parecían muy fastidiados. El motivo de eso era la eliminatoria del equipo nacional de Japón al mundial de fútbol que se estaba celebrando; los habían descalificado. Y como fieles seguidores, tanto del equipo como del deporte, se encontraban de lo más deprimidos. Además, a ese hecho había que añadirle el comienzo de un nuevo curso. No es que les agradara mucho la idea, porque ellos se habían visto durante las escasas vacaciones que habían tenido desde el curso anterior, y además, sabían que este nuevo curso sería mucho más difícil que los anteriores. De hecho, eso sólo preocupaba a los dos compañeros de Shinichi, puesto que a él las notas le iban de fábula.
"Ya ha pasado una semana desde el fatídico día… hacía una semana que no dormía, pero hoy al final he podido pegar ojo" dijo él, con las manos detrás de la cabeza.
Hiroshi, el que iba a su derecha y tenía una pequeña melena oscura, asintió "Lo mismo digo… Mi padre está que trina… mi madre ya no sabe qué hacer para intentar animarle. Se ha pasado toda la semana entera en la cama…"
De camino a la escuela Teitan, algunos chicos más se les fueron añadiendo. De hecho, su grupo era de lo más popular en la escuela. Era el famoso Football Team, el equipo de fútbol Teitan que arrasaba con las chicas. Y el capitán, tanto del grupo como del equipo, era el mismo Shinichi Kudo, aunque eso no le hacía mucha gracia. A él no le importaba la fama, y mucho menos las chicas. Él, lo único que quería, era reforzarse los músculos jugando al fútbol, adquirir fuerza y resistencia para que, no dentro de muchos años, pudiera dejarlo para ponerse de lleno en lo que en realidad era su verdadera vocación: ser detective.
En esos pensamientos se encontraba, cuando de repente vio algo. Era una chica, de su misma edad, y que acababa de girar por la esquina que tenía a su lado. Lo vio pasar todo muy lento. Cómo ella, obviamente distraída, bajaba a la carretera por el paso de peatones, y como un coche venía por el lado contrario. Por un momento se quedó de piedra, mirándola. Esa sensación no le gustó nada, porque se sintió indefenso y débil, pero a la vez fuerte. Una total confusión. Y sin dar crédito a lo que hacía, mientras su cuerpo se movía solo, empezó a correr hacia ella, dejando atrás a sus amigos. La alcanzó en un instante, justo cuando el coche empezaba a frenar y a pitar con brutalidad. La chica se quedó mirando el coche, inmóvil y conmocionada, y entonces él rápidamente la cogió por atrás y se empujó a si mismo y a la chica hacia atrás, haciendo que ella cayera encima de él, y que él se clavara los huesos en la incómoda acera.
El coche siguió su camino, imperturbable. El grupo de Shinichi se había quedado quieto, sin dar crédito a lo que habían visto.
La chica, de ojos azulados, pelo largo y castaño con un gracioso toque, se apartó de encima de él rápidamente y le tendió la mano para alzarse, con la tez pálida y una mirada suplicante "¡¡L-Lo…!!"
Pero algo sucedió en él; algo en su interior le impidió seguir escuchando las disculpas sinceras de la chica. Algo en él le impulsó a actuar con prepotencia y sorna. Una actitud que no acostumbraba a utilizar si no era con los que más relación tenía, que solían ser sus padres o Agasa.
"¡¡Idiota, casi te matan!!"
Al cabo de pronunciar la frase, ya se arrepintió de ella. Pero de nuevo, ese alter ego le evitó disculparse ni nada. ¿Por qué? ¿Por qué actuaba de una manera tan… tan… tan extraña, con una perfecta desconocida? Lo que más le perturbó fue que la chica no se enfadara con él ni nada, sino que aún conmocionada le dijera, casi a punto de llorar "P-Perdona…i-iba algo despistada…"
El chico se puso de pies y se cruzó de brazos "¡Ya lo creo! Vigila por donde vas. No siempre tendrás chicos valientes y apuestos dispuestos a salvar a niñas despistadas"
No sabía por qué lo había dicho así. No entendía nada de nada. De repente, tuvo la sensación de estar enfadado con ella por su falta de cuidado, como si su seguridad le importara demasiado como para permitir un agravio semejante.
La miró de nuevo: ahora sí que se había enfadado, y con razón además. Pero no dijo nada. Y eso aún le dolió más.
"Ya te has echado novia, ¿eh, Superman?"
Shinichi vio cómo todo el grupo les invadía. Él, sin entender cómo ni por qué, se puso nervioso. No adoptó ninguna estrategia pasota ni nada semejante al 'decid lo que queráis que por aquí entra y por allí sale', sino que sintió una rabia dentro de él, semejante a la que se siente en una situación embarazosa. Pero… ¿por qué? ¿Por qué tenía que sentirse nervioso con la broma? ¿Por qué, al mirarla a los ojos, había sentido una debilidad y una fuerza indescriptibles? ¿Qué le estaba sucediendo…?
Y entonces, cuando se giró de nuevo para mirarla, se dio cuenta de que ya no estaba allí, sino que se había echado a correr furiosamente en dirección al colegio.
El primer día de clases empezó. Había un montón de actividad en la escuela primaria, con chicos corriendo aquí y allá. Ahora era el momento, antes de empezar con la primera clase, para ir a la clase B, la de al lado, para ir a ver a algunos de sus amigos que habían sido destinados a ella. Él, sin embargo, iba a la clase A, y para variar, nada más entrar, un montón de chicas le habían mirado de reojo y se habían puesto rojas y alegres, por tenerlo en su clase. Y un montón de chicos de los cuales no conocía de nada se habían ofrecido a darle algo de su almuerzo. ¡Ni que fuera un glotón!
"Hey, Kudo, ¿a qué clase vas ahora?" le preguntaron sus amigos del B nada más entrar en su clase. Él rápidamente se dirigió hacia ellos y les respondió que al A. Hiroshi empezó a contarle que le había tocado la tutora tal y cual, pero el caso es que él no le escuchaba. Se había quedado de piedra al ver que la chica con la cual había topado instantes atrás estaba allí, a última fila y mirando a la ventana, sola.
Sola…
Exacto, sola como él. Tuvo la sensación de que, aunque no fuera físicamente, ambos se parecían mucho… Y de nuevo empezó a sentir esa sensación de calor que le oprimía el pecho, y esa sensación aumentó cuando sus miradas se cruzaron. Al principio, ella parecía bastante sorprendida de encontrarlo ni más ni menos que en el mismo colegio que ella, pero al cabo de un momento volvió a girar la cara sin disimulo, haciendo constar que, ciertamente, no le había caído muy bien…
Sonó la tan ansiada campana que marcaba el inicio de la hora del recreo, hora en que los alumnos primero almorzaban y luego se dedicaban o a pasar el rato, o a jugar a algo, o haciendo alguna actividad hasta que empezaban de nuevo las clases de la tarde. Shinichi Kudo era de los que se pasaba el rato jugando al fútbol, en el reconocido Football Team de la escuela primaria Teitan. Todos los que jugaban al partido eran miembro del equipo de Teitan, y solían hacer amistosos a esa hora. Los capitanes de ambos grupos siempre coincidían: en el primer grupo, el capitán indiscutible era Shinichi Kudo, y el otro capitán iba variando con chicos que se lo iban turnando, pero que ninguno le llegaba ni a la suela de los zapatos.
Como todos los días de los cursos anteriores, él era quien traía la pelota y el primero en salir de clase, seguido por los demás, disparado hacia el campo de fútbol. Ese día no fue una excepción. Y lo que tampoco fue una excepción fue la manada de chicas y chicos admiradores observándolos. Chicas, muertas de emoción (¿cómo podía ser que tan pequeñas ya actuaran así?, pensaba Shinichi siempre) y chicos, muertos de celos/admiración, según el caso.
"¡¡Cógela!!" gritó Hiroshi, centrándole una pelota.
Él saltó por encima de otros, esperando el chute "¡¡MÍA, MÍA!!" y consiguió rematar; acto seguido hubo un enorme griterío de ¡Gooooool! y un montón de gente se puso a vitorearles, o mejor, a vitorearLE.
Shinichi se giró hacia la multitud, algo sorprendido. ¿Tanta pantomima por un simple remate? Bueno, ya fuera un remate o un simple pase, había un grupo especial de chicas que no paraban de gritar ni que las mataran. Él miró hacia ellas, algo aburrido. ¡Eran unas pesadas! Incluso empezaba a sentir dolor de cabeza.
En esas estaba, mirándolas, cuando dentro del grupo observó que 'la chica del accidente', como la llamaba, también estaba allí. De repente tuvo un pensamiento: le alegraba que estuviera allí, mirándole, y tuvo unas ansias enormes de jugar el partido de su vida. Pero su emoción falleció un poco al ver el mínimo interés con el que ella miraba el partido. Seguramente sólo estaría allí por obligación, para acompañar al grupo en si. Eso, sin saber por qué, le entristeció y le hizo sentir rabia.
Pasaron unos minutos más, hasta que, de repente, volvió a mirar, casi sin percatarse, al público. Hacia donde estaba ella. Pero para su sorpresa, se acababa de poner en pies y se había girado, marchándose de su campo de visión.
Tsk, que haga lo que quiera… ¡a mí que me importa!
Por fin finalizó el primer día de clases. Él, junto a otros chicos, fueron directos al polideportivo para inscribirse al club de fútbol, y fueron admitidos al instante. Luego volvieron juntos hacia casa, y poco a poco cada uno fue separándose, yéndose hacia su dirección. Finalmente, Shinichi andaba solo. Aunque fuesen primeros de febrero, el día no acababa de durar mucho, y sin darse cuenta ya era la puesta de sol. Directamente fue hacia la casa del profesor, sabiendo que sus padres estarían ausentes durante una buena temporada. Abrió la puerta, y le invadió un olor casero. Oh, no… El profesor está cocinando
Rápidamente se dirigió a la cocina, y sí, efectivamente, el profesor estaba cocinando. Llevaba un delantal rosa con dibujitos de zanahorias y conejitos, seguramente cogido del vestuario de Yukiko (todo fuera dicho, le iba un poquito pequeño), y tenía en una mano un azucarero y en la otra una sartén cogida por el mango.
Shinichi, horrorizado, se dirigió hacia él "¿Qué hace, profesor?"
Agasa, que no se había dado cuenta de que él había entrado, de poco que no se le cae la sartén encima del chico "P-Pues verás, he pensado que…"
Sin embargo, el chico frunció el ceño y le miró como un adulto que regaña a un niño pequeño "¡Pro-fe-sor!" dijo, remarcando la palabra por vocales, mientras él cerraba los ojos esperando la reprimenda "¡Mamá y papá le hicieron JURAR que no cocinaría NUNCA MÁS!"
"Sí, ya, pero creo que…"
"¡Nada de creo que! ¡Rápido, apague el fuego antes de que algo explo…!"
Demasiado tarde. Sin previo aviso, el microondas hizo un ruido raro y al cabo de un instante explotó, causando una enorme humareda y que ambos cayeran al suelo, incluyendo la sartén y el salero, que se desparramaron por toda la cocina. Shinichi, a regañadientes, se puso de pies, con la mano en la cabeza y una actitud cansada "…te…"
Agasa sonrió tímidamente "Lo siento…"
Minutos después, cuando ambos se hubieron rehecho de la habitual, muy habitual escena, encargaron comida a domicilio. Algo simple: dos platos de fideos instantáneos y un poco de pescado crudo.
"Si Yukiko viera cómo te alimento…" dijo el hombre, en la mesa, comiéndoselo todo a disgusto.
Shinichi le hizo caso omiso, ya que tenía la parabólica dirigida a las noticias de la televisión, donde estaban anunciando un importante caso de asesinato y robo consecutivos. El culpable ya estaba en manos de la policía, y según decían, mañana mismo iban a hacerle una declaración.
"…ichi…!! ¡¡SHINICHI!!"
"¿Ah?" el chico parpadeó y volvió a la realidad, mirando el profesor "¿Por qué grita?"
Él suspiró sonoramente "Tú y tus casos… No creo que sea bueno que a tu edad te entretengas con estas cosas. Es un mundo muy peligroso, y tú sólo eres un niño."
"¡Eh, que ya tengo siete años, y dentro de dos meses cumplo ocho!" exclamó él, ofendido "Sé valérmelas por mi solito"
"Si yo no digo que no…"
"No tengo apetito. Voy a la cama. Buenas noches, profesor"
El chico se alzó de la mesa haciendo ruido con la silla y subió malhumorado las escaleras, haciendo ruido con los pies. El doctor Agasa resopló. Sabía que nunca podría convencerle de que dejara ese mundo, porque formaba parte de él desde que nació, al igual que el mundo del misterio había envuelto desde siempre a su padre, Yusaku. Debía ser algo hereditario, seguramente. Sin embargo, no acababa de tenerlas todas. Tenía un poco de miedo por él, de que se metiera en algo peligroso y que él no pudiera ir y ayudarlo, porque no podía estar siempre encima suyo. Sí. Shinichi necesitaba a alguien que le cuidara cuando él no pudiera, algún amigo que no se separara de él, que fuesen inseparables.
¿Cómo iba él a imaginar que eso no tardaría en pasar?
Segundo día de escuela. De nuevo, volvió a ver a 'la chica del accidente'. Según le había contado un amigo que iba a su clase, era una alumna nueva, y que sus padres se acababan de mudar a Beika. Su padre era un policía y su madre una abogada recién ascendida. Ella se llamaba Ran Mouri. Justo al oír su nombre, tal vez por efecto de las numerosas lecturas de misterio que había hecho de la biblioteca de su padre, lo relacionó con el de Le Blanc Maurice (NA1). Extraño y absurdo, pero aún le gustaba más…
¡¿Gustarme más?! ¡NO, NO, NO, NO! ¡No me gusta! Es sólo que… sólo que…
"¿Kudo? Vamos, que los demás ya deben haber llegado" Hiroshi le apuntó hacia el campo de fútbol, y ambos empezaron a correr hacia allá, aunque Shinichi tenía la mente vacía. Su propia mente le estaba traicionando, y para él, que tanto valoraba la mente, eso condicionaba una gran flaqueza.
Ya jugando, volvió a mirar al público. Y de nuevo ella estaba allí, absorta, mirando el partido. Por un momento se cruzaron sus miradas, y ella giró la cara. Él también la giró, para no ser menos. Pero no podía concentrarse en el partido, simplemente, no podía. No paraba de ver la imagen de Ran Mouri girándole la cara, o de la escena de cuando ella intentaba darle las gracias después del accidente. Los remordimientos le comían vivo por dentro.
"¡¿C"MO?! ¡¿Yukiko Fujimine es la madre de KUDO?!"
Shinichi paró de jugar (haciendo que el pase que le acababan de hacer saliera fuera) y miró sin entender a Ran Mouri, que se había puesto de pie y miraba extrañada a sus amigas y luego a él. ¿Qué tenía de malo? ¿Qué pasaba con que fuera su madre? Vio que la chica se ponía toda roja de vergüenza y que echaba a correr en dirección al polideportivo velozmente.
Sin dar explicaciones a ningún miembro del equipo, salió del campo en dirección al polideportivo, sin hacer caso de Hiroshi ni de los demás, aunque lo cierto era que tampoco fueron a buscarle. I qué. Mejor.
Se acercó sigilosamente al polideportivo. Ella estaba algo cansada por la corrida, y estaba apoyada a la pared de la puerta. Entonces se giró y miró hacia dentro. Lo que vio allí, él no lo sabía, pero realmente debió de impresionarla mucho porque se quedó un buen rato absorta, mirando, sin hacer nada.
Frunció el ceño. No pensaba en nada, tenía la mente en blanco. Lo único que quería era hablar con ella.
"Heh, ¿qué tiene de malo en que ella sea mi madre?"
Ran Mouri se giró asustada, y al verle palideció. ¡Ni que fuera un fantasma, oye! Sólo pudo murmurar, titubeante, su apellido. Sus nervios se crisparon y volvió a formular la pregunta.
"¿Y bien? ¿Qué hay de malo?"
No tan brusco intentaba calmarse él. No sabía por qué, pero quería hablar con ella, estar con ella, y sobretodo quería arreglar lo del día anterior.
Pareció que ella se serenaba y guardaba un poco la compostura, y acto seguido le respondió: "Nada. Sólo que me pareció extraño cómo una mujer tan amable como la señora Fujimine pueda ser la madre de un chico tan maleducado como t
Él parpadeó incrédulamente. No se esperaba que una chica le hablara así a él, a Shinichi Kudo; dejando apartados los pensamientos de disculparse, contraatacó "¡¿Cómo que chico maleducado?! ¡¡Te recuerdo que fuiste tú quien se tiró encima mío ayer por la mañana!!"
Sin embargo, ella no cedía "¡Pero yo me disculpé! Y tú, en lugar de aceptar las disculpas, vas y te haces el 'Superman'… ¡Para que lo sepas, yo podría ganarte en una pelea!"
Eso sí que le desarmó por completo. Se la miró de arriba abajo. ¿Eso era un desafío? ¿Le estaba desafiando? Sintió algo extraño en su interior: era la primera persona que le desafiaba. No es que él fuera un chulo y un cretino de esos que van presumiendo por la vida, pero sinceramente eso le dolió en su masculinidad.
"¿Hablas en serio? Oye, no quiero pelearme con una chica… No es mi hobby pegar a chicas, aunque sean marimachos…" Acto seguido, su mente le censuró: Oops, esto va por mal camino…
La chica se ponía lívida por momentos: "'¡¿Qué has dicho, mequetrefe?! ¡Lucha conmigo, si te atreves!"
Él frunció el ceño ¿Mequetrefe? "Venga ya, no vas a…" Pero antes de terminar la frase, vio como ella adoptaba una postura extraña de lucha. ¿Esa no era la postura inicial del kárate? Sin siquiera darse cuenta, Ran Mouri alzó la pierna y con ademán de darle una patada la impulsó hacia su cara. Ya se veía con un morado, cuando ella paró súbitamente el impulso. Lentamente, ella bajó la pierna y respiró hondo.
Es decir: no sólo lo había desarmado, sino que encima se había apiadado de él. Le había ganado y no había finalizado. Pero eso no le importó; tenía una fuerte impresión… ¡Era la primera vez que veía a una chica hacer eso! No, Ran Mouri no era como las demás. No era la princesa en apuros que necesitaba siempre de un príncipe. Era una chica, al menos eso es lo que él creyó en un principio, totalmente fuerte, valiente e independiente, y parecía que no fuera a ceder contra nada ni nadie. Eso le infundó un extraño respeto. ¿Respeto era? No, era otra cosa… Algo más profundo…
De nuevo, el corazón se le puso a mil. ¡¿Qué rayos pasaba?!
Él la miró; ella también le miraba. Parecía algo nerviosa, y estaba un poquito roja, tal vez por el esfuerzo, tal vez por otra cosa…
Acto seguido, sonó la campana que marcaba el inicio de la hora de comer y el retorno a las clases. Cada uno se fue por un lado distinto, pero ambos sabían que el uno pensaba en la otra, y viceversa. Una sensación extrañamente curiosa. Separados pero juntos.
Fin del cap.1 – parte 2
CONTINUAR
NA1: Precisamente Gosho Aoyama sacó el nombre de Mouri Ran de Maurice Le Blanc. A primera vista no tienen nada en común, pero sabiendo que en japonés 'Ran' se pronuncia 'Lane', ya hay un poco más de parecido.
Notas de la Autora:
Salu2! Jurr… sólo una semana después de terminar la parte 1 ya he concluido la parte 2… ¡Y es que este fic me hace escribir como una moto! Me recuerda a mi querido Empezando a Olvidar sight y me inspiro más Bueno, ¿qué os ha parecido? Tal vez os haya impresionado un poco el tipo de narrativa. Lo cierto es que me ha gustado esto de escribir las dos partes así, como un espejo. Muchas de las frases de la segunda parte son exactamente las mismas que las de la primera. Esto lo he hecho a propósito para que se viese claramente que estaba narrando exactamente lo mismo, pero desde otro punto de vista diferente, el punto de vista de Shinichi. Es posible que esto haya aburrido un poco, o que os haya encantado. Es cuestión de gustos, y aquí yo no puedo hacer nada, sólo esperar que os haya gustado. Pero que sepáis que, ni mucho menos, todos los capítulos van a ser así. ¡Qué va! Sino, sí que se haría MUY pesadito U.
En fin! Espero que este capítulo os haya gustado. Muchas gracias por apoyarme a Lex, Haku, Azalea, Sachiko, Ran-chan, Ai, Ran Kudo, Jess, Arzainer, Kazuha, Ran Mouri 1987, Kmiloncia, JkRanIV, Pussy0017, kevvy-kev, Silver Lady, An-neechan, Ralfa, Shiku, Det.Hitomi, Mirta 22, Belly-chan, Ran Aoko, Aryma, Kari Ishikawa, Miruru, Sango-chan, ONPU, Natàlia Hattori, a todos los participantes del foro de Shinichi's Memories, a los participantes de la comunidad de Kazuha Hattori y a la gente de Tantei Holmes Sensei. ¡Domo arigatou, mina-san!
Nos vemos en el próximo capítulo (no pongo el título porque aún no lo he resuelto ''). Si tenéis alguna duda, comentario o queja, enviádmela a cinturo3xl.net, a cinturohotmail.com o al Foro de Shinichi's Memories
Salu2 a to2,
CiNtUrO-cHaN
::7 de Marzo del 2004::
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