Dedicado a todas mis amigas... ya sean íntimas, del colegio...
(¡¡¡buuuaaaaaa!!! T__T ya no tengo colegio) y de "fan-fiction".
Capítulo 2: MALFOY.
Aún le quedaban cosas por hacer. Pero estaba exhausto. Su cuerpo y su mente le pedían clemencia. Todo el día sentado frente al escritorio que alguna vez fuera de su padre lo hacía desear, en lo más profundo de su ser, un descanso bien merecido. Se dio cuenta de que era entrada la noche, por que el resto de su casa estaba ahora silenciosa y vacía, como de costumbre. Pero el silencio era más profundo de lo habitual. Se echó hacia atrás, contemplando el techo blanco que finalizaba el último piso de su casa. Dejó caer los brazos a los lados y exhaló un profundo suspiro. El reloj cu-cú lo sacó de su letargo y lo hizo ponerse de pie mecánicamente. Avanzó hasta la ventana y miró a través de la oscura noche. Un destello azul apareció en el firmamento y acercándose al alfeizar, se posó una lechuza mediana color ocre, que Draco ya conocía. La lechuza estiró la pata y el chico pudo leer entonces el mensaje que había para él.
"Draco, amor mío: te espero en el café McKinnon en veinte minutos más. Tengo entradas para una celebración del cumpleaños del Ministro Greg y quieren que estés ahí. Por favor no faltes. Además te tengo una pequeña sorpresa. Besos. Pansy."
"Pansy" pensó Draco, "ella siempre tan alegre y buena para las reuniones sociales". El rubio entonces decidió dejar todo a un lado y continuarlo al día siguiente. No se podía negar a una petición de su novia y menos cuando lo dejaba con la duda dándole vueltas en la cabeza. Cogió su chaqueta negra y bajó los escalones de su enorme casa, haciéndolos crujir más de lo necesario. "La soledad" era su única acompañante desde que Lucius había muerto en un tonto e innecesario sacrificio por quien él consideraba su señor, y que más tarde traicionaría a la familia Malfoy. Narcisa, al enterarse de la muerte de su marido, había caído en un estado tal de depresión, que muy poco le valía dejar a su hijo solo y quitarse la vida de cualquier manera. Estos dos últimos hechos habían cambiado la vida de Draco. Jamás volvió a ser lo que era antes.
-- Flash Back --
-¡Madre, ¿qué haces?! - dijo Draco al ver que Narcisa se alejaba de la casa en bata de levantarse.- ¡Regresa a la casa, por favor!
Pero Narcisa no le respondía y seguía avanzando por el pasillo central que daba a la salida. Draco corrió en su busca, como siempre lo había hecho. Debía proteger a su madre, se sentía responsable por ella, por su salud y por lo que pasara en la casa, con lo que había aprendido el sentido de la responsabilidad casi de golpe. Su madre le daba muchos dolores de cabeza y lo hacía sentirse miserable cada vez que no lograba hacer que ella se sintiera bien. La tomó del brazo con cuidado, intentando llevarla de vuelta hasta su cama, pero la mujer se oponía fuertemente, mientras gritaba que debía irse con su marido a dónde quiera que él se hubiera ido.
-¡Madre, por favor, hazme caso! - le pedía Draco.
-¡Suéltame, Draco! Obedece a tu madre... - le respondía Narcisa. De pronto lo miraba con otra expresión y confundía las realidades.- Lucius... Lucius... - lo llamaba.- Lucius mi amor, ¿has venido a buscarme?
-Sí, ven conmigo - le mentía Draco, para que pudiera hacerle caso. Una lágrima había resbalado por su mejilla, pero rápidamente la había secado con el dorso de su manga. No debía llorar en ese momento. Ya habría tiempo para ello, pero en la soledad de su habitación. Narcisa accedió contenta, a la petición que le hacía el que creía su fallecido esposo. Draco, sin soltarla del brazo, la condujo hasta su cama y se quedó con ella hasta que se durmió. Sin hacer ruido, se dirigió a su habitación y se tendió en su cama, sin arroparse. Las lágrimas ya agolpaban sus ojos grises y las dejó caer como en una cascada. Se sentía impotente. Nada podía hacer, pero tampoco la quería dejar en San Mungo. No. Se pondría peor. La cabeza le dolía como si le hubieran dado un fuerte martillazo y los ojos, rojos a causa del llanto, le pedían descanso. Accedió a aquellos deseos y se entregó por completo al suave canto de Morfeo, sin dejar de pensar en la desgraciada vida que llevaba.
*-*
Lo despertó un rayo de luz que se abría paso por la ventana de su habitación. Draco miró en todas direcciones y recordó de pronto lo que había pasado la noche anterior. De seguro su madre estaría dormida, como lo hacía la mayor parte del día, pero esta vez, esa sensación de tranquilidad no lo acompañaba. Sentía un fuerte nudo en la garganta y decidió no quedarse allí, sin saber que habría detrás de la puerta. Todo estaba en completo silencio, así que sus pasos resonaban el doble que cuando tenía una vida, considerada por muchos, normal. Se dirigió a la habitación de Narcisa y golpeó la puerta suavemente, al tiempo que giraba la manilla para abrirla. Pero esta última se hallaba atascada por algo grande que obligó a Draco a empujar fuertemente.
-¡Mamá, mamá! - gritó en el mismo instante que golpeaba con violencia la habitación de su progenitora.- ¡Mamá... ¿puedes escucharme?!
Pero sólo el silencio había seguido a estas exclamaciones. Draco, con el corazón apretado, corrió a su habitación en busca de su varita. "Alohomora" dijo señalando hacia la cerradura. Se hizo un leve "clic", pero Draco, por más que lo intentara, no podía abrir la puerta. Desesperanzado, se apoyó en el marco para mirar hacia abajo, cuando algo que ya temía apareció ante su vista. Sus zapatos estaban manchados de algo rojo. Se acercó y tocó el piso, para comprobar de qué se trataba. Sangre. De nuevo el sentimiento de dolor e impotencia se apoderó de él, y comenzó a golpear aún con más fuerza la madera que lo separaba de su madre. Empujó, golpeó y pateó con ferocidad, hasta que lo que detenía su paso, cedió. Entró mirando la cama primero, había sangre en ella. A decir verdad, la sangre estaba esparcida por gran parte de la habitación, en un verdadero lío de caminos que la conducían sólo a un lugar. La puerta.
-¡Madre! - gritó, en el instante que se agachaba a coger el cuerpo inerte y lánguido de esta última. Estaba fría y el rictus mortis ya se había hecho presente. ¿Hace cuanto estaría muerta tras la puerta de la habitación? Draco la tomó con fuerza entre sus brazos y le besó en la frente, mojándole el rostro con sus lágrimas. - mamá, mamita... ¿qué has hecho? ¡No me dejes solo! ¡No, mamá por favor!
La voz de Draco se había hecho casi un susurro, mientras acariciaba los dorados cabellos de su madre.
-¡Perdóname, madre! - sollozaba Draco, mientras la mecía entre sus brazos, como queriendo despertarla.- ¡perdóname! Yo... no te supe cuidar... lo siento... lo siento. Mamá, por favor... por favor...
Ya no le valía pedir perdón, todo se había consumado. Como un fuerte escalofrío sintió la soledad recorriéndole la espalda y un ardor en el pecho le impedía seguir gritando de desesperación. Tomó las manos de Narcisa y las besó enérgicamente. Sintió el sabor de la sangre que salía de sus muñecas y lloró amargamente, hasta que ya no le quedaron lágrimas.
-- Fin Flash Back --
Dos años tuvieron que pasar para que Draco rehiciera su vida con cierta normalidad. Ahora, su novia Pansy, era la única compañía que le quedaba y no deseaba desperdiciarla. Cogió el BMW negro que había estacionado en la entrada de la mansión y condujo tranquilamente hasta el lugar pre-establecido. Las luces de la calle estaban todas encendidas y el camino estaba completamente despejado, por lo que no dudó en correr un poco. Quince minutos le llevó llegar hasta el café McKinnon en donde Pansy lo esperaba sentada en una de las mesas. Bebía una taza de capuchino y miraba hacia cualquier lado, lo que no le permitió sentir la presencia de Draco, si no hasta que lo tuvo en su oreja.
-Buenas noches, Pansy - le dijo Draco, suavemente, mientras le daba un ligero beso en su cuello.
-¡Draco, mi amor! - gritó Pansy en cuanto Draco se puso enfrente de ella para besarla en la boca.- Tú puntualidad mejora día tras día.
-Tratándose de ti, hago cualquier cosa por llegar temprano. Incluso podría convertirme en Súper-Man y venirme volando hasta acá. - apuntó Draco.
-No es necesaria tanta rapidez - dijo Pansy con una sonrisa en sus labios. - además me agradan más los hombres con los calzoncillos debajo de los pantalones.
-Hmmm... buen punto - acotó Draco. Miró su reloj.- ¿Y a qué hora nos vamos?
-Luego, luego... descansa un momento y cuéntame ¿qué has hecho sin mí estas últimas horas? - dijo Pansy, tomando de las manos al rubio.
-Lamentarme todo el día y morirme de pena. - bromeó Draco.- No, en serio... he estado revisando unos papeles del "Departamento de Cooperación Mágica Internacional" hasta marearme y sacado cuentas por lo del presupuesto anual de Hogwarts. Los profesores han pedido un aumento.
-¿No me digas que necesitan más? Pero si los pobres están tan viejos, que ya no tienen necesidades... - dijo Pansy, riendo tontamente.
-No, no son los viejos profesores, son los nuevos... entre ellos Weasley y Longbottom. - dijo Draco, haciendo un ademán de "esto siempre pasa".- No están contentos con lo que les paga el ministerio para sus vacaciones.
-Bueno, bueno... pero eso es solucionable. Les das menos vacaciones y así no podrán decir que necesitan más dinero para cubrir los gastos de ellas. - dijo Pansy con una sonrisa de "Todo tiene solución".
-¡No seas loquita! - le dijo Draco acariciando sus dorados cabellos.- además, se hace tarde... ¿a qué hora es la fiesta?
-¡Uy... siempre tan apurado, mi niño! - dijo Pansy, dándole un suave beso en los labios.- está bien, vámonos... - se dirigió al mesero.- Me trae la cuenta por favor.
-¡Yo pago! - exclamó Draco.
-No seas tontito... ¿cómo vas a pagar por algo que ni siquiera probaste? - le dijo Pansy con el ceño fruncido.
-Pero podría probarlo... - dijo Draco, acercándose lentamente a su novia y robándole un apasionado beso que casi la deja sin aliento.- Hmmm... delicioso... y ahora que ya lo he probado, yo pago.
-Ok, pero sólo por que me ha gustado esa manera de probar las cosas. - dijo Pansy sonriendo pícaramente.- Lo voy a hacer más seguido.
-Hmmm... con tal de que pruebes sólo lo que yo consuma.- dijo Draco con expresión algo molesta.
-Claro, claro... - dijo Pansy, dándole un beso en la nariz al rubio.- Bueno, te espero en el auto... no tardes.
La chica salió por la puerta del café en dirección al BMW de Draco. Era una noche cálida, por lo tanto Pansy no llevaba nada sobre los hombros para protegerse del frío. Dos minutos más tarde, Draco subió al auto y lo puso en marcha. Cogidos de la mano, fueron conversando al interior del coche por la calle que los llevaría hasta el lugar en donde celebrarían el cumpleaños del ministro. Draco se extrañó de los pocos automóviles que transitaban esa noche, pero decidió no darle demasiada importancia y atribuirlo a la hora que era.
-¡No te rías... si es trágico! - chillaba Pansy.
-Es que tu lo cuentas de manera graciosa... mira que no dormir en toda la noche y cuando por fin lo consigues, tu madre te despierta temprano... Jajaja... -Draco no se aguantaba la risa.
-Imagíname con las tremendas ojeras al día siguiente. Todas mis amigas me preguntaban si había estado haciendo travesuras en la noche... - dijo Pansy.
-¿Cómo de las que hacíamos en séptimo? - dijo Draco, mientras le daba un beso en la boca. - ¿Recuerdas aquella vez cuando Snape nos pilló en la sala de los prefectos?... ¡se quedó con los ojos como platos!
-¡Cómo olvidarlo! Estuvimos en detención por tres días... - dijo Pansy.
-La mejor de todas mis detenciones... - dijo Draco con voz melosa. Pansy se dirigió hasta él y lo besó profundamente.
Fue sólo cosa de unos segundos. Las luces de un gran camión invadieron la cabina del BMW de Draco, haciéndolos reaccionar inmediatamente. Pero el vehículo ya venía encima, Draco no podría controlar el suyo. Una vuelta cerrada, el chirrido de los frenos del camión junto a los del auto de Malfoy, un grito cortante. Toda la vida se le pasó por delante. Recordó el día en que cumplía cinco años y le habían regalado su primera escoba de juguete. Ahora, Hogwarts, a los once. Su primer partido de Quidditch en segundo año, se enfrentaba a su peor enemigo: El "cara rajada" de Potter. En quinto lo habían elegido prefecto. Su primer beso. La innecesaria muerte de su padre y la frustración de ver cómo su madre se consumía en una agonía lenta y dolorosa, hasta que no resistió más y decidió quitarse la vida. Pero por un lado pensaba que por fin estaría al lado de su madre y de su padre, no se daba cuenta que se volcaban y de que sus mejillas estaban inundadas de lágrimas. Faltaba poco. Poco para volver a ser completamente feliz...
*-*
Era extraña aquella sensación. Una cálida paz inundaba su cuerpo pero al mismo tiempo sentía que no debía estar allí. No veía nada, absolutamente nada. El lugar estaba exento de luz y sombras. Sólo estaba él ahí, ni siquiera Pansy. ¡Pansy! ¿Dónde estaba Pansy? Comenzó a buscarla y a gritarla por todos lados, pero no obtuvo ninguna respuesta. De pronto una luz cegadora veló sus ojos. Sus bellos ojos grises. Era horrible, molesta, y no había lugar para esconderse. Unas voces lejanas lo asustaban.
-¡Rápido, rápido... se nos va, se nos está yendo! - decía una voz de hombre, que Draco no conocía.- ¡Por favor, necesito electroshock... doscientos voltios!
-¡No tiene latidos... presión sanguínea 65 y bajando! - la voz de una mujer que se escuchaba alterada.- ¿Alguien sabe de la otra persona que venía en el auto?
-No resistió el impacto. Sufrió un paro cardiaco al momento del choque...
"¡¿QUÉ?! ¡NO PUEDE SER!" pensaba Draco. La noticia le hirió el corazón como si le hubieran atravesado un puñal incandescente. "¿Por qué?" se preguntaba. ¿Por qué Dios se empeñaba en dejarlo solo? Se tomó la cabeza entre los brazos y quiso gritar y patear todo lo que tuviera a su alcance, pero estaba tan débil, que no era capaz de mover ni un músculo de sus piernas o de su rostro. Era increíble. Él, Draco Malfoy, el único hijo de una familia de magos poderosa, que podría haber tenido el éxito con sólo chasquear los dedos, se estaba muriendo, consumiéndose en un mar de desgracias, de miedo y de soledad. Era necesario salir de ahí, ¿pero cómo?. No había nada a su alrededor que le diera esperanzas de vivir. La oscuridad lo embargaba, lo hacía sentirse miserable... Volvió a escuchar las voces fuera de ese lugar. Ya estaban más tranquilas.
-Estabilizando el cuerpo del individuo... el electroshock ha dado resultados. - decía una de las voces.- Por favor, necesito suero y sangre del tipo A. Lo dejaremos aquí hasta que localicemos a sus familiares.
-¿Sabe usted como se llama este hombre? - preguntó una mujer.
-Sí, su tarjeta de identificación decía Draco Malfoy.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
Bueno, segundo capítulo de mi fic... espero que les haya gustado. Y... respuesta a mis Reviews.
Lil Granger: Bueno... a decir verdad aún falta un poco para que aparezca Ron. Pero no te preocupes, que volverá en gloria y majestad. (^^ jeje) Y en realidad el primer capítulo no me quedó tan llorón... pero este segundo sí. Gracias por el Review.
Karla ('Mione: ¿Por qué no te cae bien Victor Krum? Si el juega limpio en el amor, por lo menos. Y Ron... bueno, si le pone ganas podrá quedarse con Hermione, pero eso se verá. Gracias por lo que me escribiste en tu fic la última vez. Te digo que tu historia va viento en popa, está cada día más interesante. En serio, como escritora no te morirías de hambre... sigue así, culturizándote y aprendiendo de los grandes... trata de participar en concursos de literatura. Yo participé una vez en uno, y gané una mención honrosa y una beca con un escritor chileno muy famoso que se llama Pablo Azócar. Me hizo súper bien. Besitos, cuídese.
Merodeadora_Chii: ¿Es idea mía o están todas locas por que aparezca Ron? Jejeje, bueno, es que Ron se lo merece, si es un tipo genial... para mí por lo menos. Gracias y Feliz navidad para ti también.
Capítulo 2: MALFOY.
Aún le quedaban cosas por hacer. Pero estaba exhausto. Su cuerpo y su mente le pedían clemencia. Todo el día sentado frente al escritorio que alguna vez fuera de su padre lo hacía desear, en lo más profundo de su ser, un descanso bien merecido. Se dio cuenta de que era entrada la noche, por que el resto de su casa estaba ahora silenciosa y vacía, como de costumbre. Pero el silencio era más profundo de lo habitual. Se echó hacia atrás, contemplando el techo blanco que finalizaba el último piso de su casa. Dejó caer los brazos a los lados y exhaló un profundo suspiro. El reloj cu-cú lo sacó de su letargo y lo hizo ponerse de pie mecánicamente. Avanzó hasta la ventana y miró a través de la oscura noche. Un destello azul apareció en el firmamento y acercándose al alfeizar, se posó una lechuza mediana color ocre, que Draco ya conocía. La lechuza estiró la pata y el chico pudo leer entonces el mensaje que había para él.
"Draco, amor mío: te espero en el café McKinnon en veinte minutos más. Tengo entradas para una celebración del cumpleaños del Ministro Greg y quieren que estés ahí. Por favor no faltes. Además te tengo una pequeña sorpresa. Besos. Pansy."
"Pansy" pensó Draco, "ella siempre tan alegre y buena para las reuniones sociales". El rubio entonces decidió dejar todo a un lado y continuarlo al día siguiente. No se podía negar a una petición de su novia y menos cuando lo dejaba con la duda dándole vueltas en la cabeza. Cogió su chaqueta negra y bajó los escalones de su enorme casa, haciéndolos crujir más de lo necesario. "La soledad" era su única acompañante desde que Lucius había muerto en un tonto e innecesario sacrificio por quien él consideraba su señor, y que más tarde traicionaría a la familia Malfoy. Narcisa, al enterarse de la muerte de su marido, había caído en un estado tal de depresión, que muy poco le valía dejar a su hijo solo y quitarse la vida de cualquier manera. Estos dos últimos hechos habían cambiado la vida de Draco. Jamás volvió a ser lo que era antes.
-- Flash Back --
-¡Madre, ¿qué haces?! - dijo Draco al ver que Narcisa se alejaba de la casa en bata de levantarse.- ¡Regresa a la casa, por favor!
Pero Narcisa no le respondía y seguía avanzando por el pasillo central que daba a la salida. Draco corrió en su busca, como siempre lo había hecho. Debía proteger a su madre, se sentía responsable por ella, por su salud y por lo que pasara en la casa, con lo que había aprendido el sentido de la responsabilidad casi de golpe. Su madre le daba muchos dolores de cabeza y lo hacía sentirse miserable cada vez que no lograba hacer que ella se sintiera bien. La tomó del brazo con cuidado, intentando llevarla de vuelta hasta su cama, pero la mujer se oponía fuertemente, mientras gritaba que debía irse con su marido a dónde quiera que él se hubiera ido.
-¡Madre, por favor, hazme caso! - le pedía Draco.
-¡Suéltame, Draco! Obedece a tu madre... - le respondía Narcisa. De pronto lo miraba con otra expresión y confundía las realidades.- Lucius... Lucius... - lo llamaba.- Lucius mi amor, ¿has venido a buscarme?
-Sí, ven conmigo - le mentía Draco, para que pudiera hacerle caso. Una lágrima había resbalado por su mejilla, pero rápidamente la había secado con el dorso de su manga. No debía llorar en ese momento. Ya habría tiempo para ello, pero en la soledad de su habitación. Narcisa accedió contenta, a la petición que le hacía el que creía su fallecido esposo. Draco, sin soltarla del brazo, la condujo hasta su cama y se quedó con ella hasta que se durmió. Sin hacer ruido, se dirigió a su habitación y se tendió en su cama, sin arroparse. Las lágrimas ya agolpaban sus ojos grises y las dejó caer como en una cascada. Se sentía impotente. Nada podía hacer, pero tampoco la quería dejar en San Mungo. No. Se pondría peor. La cabeza le dolía como si le hubieran dado un fuerte martillazo y los ojos, rojos a causa del llanto, le pedían descanso. Accedió a aquellos deseos y se entregó por completo al suave canto de Morfeo, sin dejar de pensar en la desgraciada vida que llevaba.
*-*
Lo despertó un rayo de luz que se abría paso por la ventana de su habitación. Draco miró en todas direcciones y recordó de pronto lo que había pasado la noche anterior. De seguro su madre estaría dormida, como lo hacía la mayor parte del día, pero esta vez, esa sensación de tranquilidad no lo acompañaba. Sentía un fuerte nudo en la garganta y decidió no quedarse allí, sin saber que habría detrás de la puerta. Todo estaba en completo silencio, así que sus pasos resonaban el doble que cuando tenía una vida, considerada por muchos, normal. Se dirigió a la habitación de Narcisa y golpeó la puerta suavemente, al tiempo que giraba la manilla para abrirla. Pero esta última se hallaba atascada por algo grande que obligó a Draco a empujar fuertemente.
-¡Mamá, mamá! - gritó en el mismo instante que golpeaba con violencia la habitación de su progenitora.- ¡Mamá... ¿puedes escucharme?!
Pero sólo el silencio había seguido a estas exclamaciones. Draco, con el corazón apretado, corrió a su habitación en busca de su varita. "Alohomora" dijo señalando hacia la cerradura. Se hizo un leve "clic", pero Draco, por más que lo intentara, no podía abrir la puerta. Desesperanzado, se apoyó en el marco para mirar hacia abajo, cuando algo que ya temía apareció ante su vista. Sus zapatos estaban manchados de algo rojo. Se acercó y tocó el piso, para comprobar de qué se trataba. Sangre. De nuevo el sentimiento de dolor e impotencia se apoderó de él, y comenzó a golpear aún con más fuerza la madera que lo separaba de su madre. Empujó, golpeó y pateó con ferocidad, hasta que lo que detenía su paso, cedió. Entró mirando la cama primero, había sangre en ella. A decir verdad, la sangre estaba esparcida por gran parte de la habitación, en un verdadero lío de caminos que la conducían sólo a un lugar. La puerta.
-¡Madre! - gritó, en el instante que se agachaba a coger el cuerpo inerte y lánguido de esta última. Estaba fría y el rictus mortis ya se había hecho presente. ¿Hace cuanto estaría muerta tras la puerta de la habitación? Draco la tomó con fuerza entre sus brazos y le besó en la frente, mojándole el rostro con sus lágrimas. - mamá, mamita... ¿qué has hecho? ¡No me dejes solo! ¡No, mamá por favor!
La voz de Draco se había hecho casi un susurro, mientras acariciaba los dorados cabellos de su madre.
-¡Perdóname, madre! - sollozaba Draco, mientras la mecía entre sus brazos, como queriendo despertarla.- ¡perdóname! Yo... no te supe cuidar... lo siento... lo siento. Mamá, por favor... por favor...
Ya no le valía pedir perdón, todo se había consumado. Como un fuerte escalofrío sintió la soledad recorriéndole la espalda y un ardor en el pecho le impedía seguir gritando de desesperación. Tomó las manos de Narcisa y las besó enérgicamente. Sintió el sabor de la sangre que salía de sus muñecas y lloró amargamente, hasta que ya no le quedaron lágrimas.
-- Fin Flash Back --
Dos años tuvieron que pasar para que Draco rehiciera su vida con cierta normalidad. Ahora, su novia Pansy, era la única compañía que le quedaba y no deseaba desperdiciarla. Cogió el BMW negro que había estacionado en la entrada de la mansión y condujo tranquilamente hasta el lugar pre-establecido. Las luces de la calle estaban todas encendidas y el camino estaba completamente despejado, por lo que no dudó en correr un poco. Quince minutos le llevó llegar hasta el café McKinnon en donde Pansy lo esperaba sentada en una de las mesas. Bebía una taza de capuchino y miraba hacia cualquier lado, lo que no le permitió sentir la presencia de Draco, si no hasta que lo tuvo en su oreja.
-Buenas noches, Pansy - le dijo Draco, suavemente, mientras le daba un ligero beso en su cuello.
-¡Draco, mi amor! - gritó Pansy en cuanto Draco se puso enfrente de ella para besarla en la boca.- Tú puntualidad mejora día tras día.
-Tratándose de ti, hago cualquier cosa por llegar temprano. Incluso podría convertirme en Súper-Man y venirme volando hasta acá. - apuntó Draco.
-No es necesaria tanta rapidez - dijo Pansy con una sonrisa en sus labios. - además me agradan más los hombres con los calzoncillos debajo de los pantalones.
-Hmmm... buen punto - acotó Draco. Miró su reloj.- ¿Y a qué hora nos vamos?
-Luego, luego... descansa un momento y cuéntame ¿qué has hecho sin mí estas últimas horas? - dijo Pansy, tomando de las manos al rubio.
-Lamentarme todo el día y morirme de pena. - bromeó Draco.- No, en serio... he estado revisando unos papeles del "Departamento de Cooperación Mágica Internacional" hasta marearme y sacado cuentas por lo del presupuesto anual de Hogwarts. Los profesores han pedido un aumento.
-¿No me digas que necesitan más? Pero si los pobres están tan viejos, que ya no tienen necesidades... - dijo Pansy, riendo tontamente.
-No, no son los viejos profesores, son los nuevos... entre ellos Weasley y Longbottom. - dijo Draco, haciendo un ademán de "esto siempre pasa".- No están contentos con lo que les paga el ministerio para sus vacaciones.
-Bueno, bueno... pero eso es solucionable. Les das menos vacaciones y así no podrán decir que necesitan más dinero para cubrir los gastos de ellas. - dijo Pansy con una sonrisa de "Todo tiene solución".
-¡No seas loquita! - le dijo Draco acariciando sus dorados cabellos.- además, se hace tarde... ¿a qué hora es la fiesta?
-¡Uy... siempre tan apurado, mi niño! - dijo Pansy, dándole un suave beso en los labios.- está bien, vámonos... - se dirigió al mesero.- Me trae la cuenta por favor.
-¡Yo pago! - exclamó Draco.
-No seas tontito... ¿cómo vas a pagar por algo que ni siquiera probaste? - le dijo Pansy con el ceño fruncido.
-Pero podría probarlo... - dijo Draco, acercándose lentamente a su novia y robándole un apasionado beso que casi la deja sin aliento.- Hmmm... delicioso... y ahora que ya lo he probado, yo pago.
-Ok, pero sólo por que me ha gustado esa manera de probar las cosas. - dijo Pansy sonriendo pícaramente.- Lo voy a hacer más seguido.
-Hmmm... con tal de que pruebes sólo lo que yo consuma.- dijo Draco con expresión algo molesta.
-Claro, claro... - dijo Pansy, dándole un beso en la nariz al rubio.- Bueno, te espero en el auto... no tardes.
La chica salió por la puerta del café en dirección al BMW de Draco. Era una noche cálida, por lo tanto Pansy no llevaba nada sobre los hombros para protegerse del frío. Dos minutos más tarde, Draco subió al auto y lo puso en marcha. Cogidos de la mano, fueron conversando al interior del coche por la calle que los llevaría hasta el lugar en donde celebrarían el cumpleaños del ministro. Draco se extrañó de los pocos automóviles que transitaban esa noche, pero decidió no darle demasiada importancia y atribuirlo a la hora que era.
-¡No te rías... si es trágico! - chillaba Pansy.
-Es que tu lo cuentas de manera graciosa... mira que no dormir en toda la noche y cuando por fin lo consigues, tu madre te despierta temprano... Jajaja... -Draco no se aguantaba la risa.
-Imagíname con las tremendas ojeras al día siguiente. Todas mis amigas me preguntaban si había estado haciendo travesuras en la noche... - dijo Pansy.
-¿Cómo de las que hacíamos en séptimo? - dijo Draco, mientras le daba un beso en la boca. - ¿Recuerdas aquella vez cuando Snape nos pilló en la sala de los prefectos?... ¡se quedó con los ojos como platos!
-¡Cómo olvidarlo! Estuvimos en detención por tres días... - dijo Pansy.
-La mejor de todas mis detenciones... - dijo Draco con voz melosa. Pansy se dirigió hasta él y lo besó profundamente.
Fue sólo cosa de unos segundos. Las luces de un gran camión invadieron la cabina del BMW de Draco, haciéndolos reaccionar inmediatamente. Pero el vehículo ya venía encima, Draco no podría controlar el suyo. Una vuelta cerrada, el chirrido de los frenos del camión junto a los del auto de Malfoy, un grito cortante. Toda la vida se le pasó por delante. Recordó el día en que cumplía cinco años y le habían regalado su primera escoba de juguete. Ahora, Hogwarts, a los once. Su primer partido de Quidditch en segundo año, se enfrentaba a su peor enemigo: El "cara rajada" de Potter. En quinto lo habían elegido prefecto. Su primer beso. La innecesaria muerte de su padre y la frustración de ver cómo su madre se consumía en una agonía lenta y dolorosa, hasta que no resistió más y decidió quitarse la vida. Pero por un lado pensaba que por fin estaría al lado de su madre y de su padre, no se daba cuenta que se volcaban y de que sus mejillas estaban inundadas de lágrimas. Faltaba poco. Poco para volver a ser completamente feliz...
*-*
Era extraña aquella sensación. Una cálida paz inundaba su cuerpo pero al mismo tiempo sentía que no debía estar allí. No veía nada, absolutamente nada. El lugar estaba exento de luz y sombras. Sólo estaba él ahí, ni siquiera Pansy. ¡Pansy! ¿Dónde estaba Pansy? Comenzó a buscarla y a gritarla por todos lados, pero no obtuvo ninguna respuesta. De pronto una luz cegadora veló sus ojos. Sus bellos ojos grises. Era horrible, molesta, y no había lugar para esconderse. Unas voces lejanas lo asustaban.
-¡Rápido, rápido... se nos va, se nos está yendo! - decía una voz de hombre, que Draco no conocía.- ¡Por favor, necesito electroshock... doscientos voltios!
-¡No tiene latidos... presión sanguínea 65 y bajando! - la voz de una mujer que se escuchaba alterada.- ¿Alguien sabe de la otra persona que venía en el auto?
-No resistió el impacto. Sufrió un paro cardiaco al momento del choque...
"¡¿QUÉ?! ¡NO PUEDE SER!" pensaba Draco. La noticia le hirió el corazón como si le hubieran atravesado un puñal incandescente. "¿Por qué?" se preguntaba. ¿Por qué Dios se empeñaba en dejarlo solo? Se tomó la cabeza entre los brazos y quiso gritar y patear todo lo que tuviera a su alcance, pero estaba tan débil, que no era capaz de mover ni un músculo de sus piernas o de su rostro. Era increíble. Él, Draco Malfoy, el único hijo de una familia de magos poderosa, que podría haber tenido el éxito con sólo chasquear los dedos, se estaba muriendo, consumiéndose en un mar de desgracias, de miedo y de soledad. Era necesario salir de ahí, ¿pero cómo?. No había nada a su alrededor que le diera esperanzas de vivir. La oscuridad lo embargaba, lo hacía sentirse miserable... Volvió a escuchar las voces fuera de ese lugar. Ya estaban más tranquilas.
-Estabilizando el cuerpo del individuo... el electroshock ha dado resultados. - decía una de las voces.- Por favor, necesito suero y sangre del tipo A. Lo dejaremos aquí hasta que localicemos a sus familiares.
-¿Sabe usted como se llama este hombre? - preguntó una mujer.
-Sí, su tarjeta de identificación decía Draco Malfoy.
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Bueno, segundo capítulo de mi fic... espero que les haya gustado. Y... respuesta a mis Reviews.
Lil Granger: Bueno... a decir verdad aún falta un poco para que aparezca Ron. Pero no te preocupes, que volverá en gloria y majestad. (^^ jeje) Y en realidad el primer capítulo no me quedó tan llorón... pero este segundo sí. Gracias por el Review.
Karla ('Mione: ¿Por qué no te cae bien Victor Krum? Si el juega limpio en el amor, por lo menos. Y Ron... bueno, si le pone ganas podrá quedarse con Hermione, pero eso se verá. Gracias por lo que me escribiste en tu fic la última vez. Te digo que tu historia va viento en popa, está cada día más interesante. En serio, como escritora no te morirías de hambre... sigue así, culturizándote y aprendiendo de los grandes... trata de participar en concursos de literatura. Yo participé una vez en uno, y gané una mención honrosa y una beca con un escritor chileno muy famoso que se llama Pablo Azócar. Me hizo súper bien. Besitos, cuídese.
Merodeadora_Chii: ¿Es idea mía o están todas locas por que aparezca Ron? Jejeje, bueno, es que Ron se lo merece, si es un tipo genial... para mí por lo menos. Gracias y Feliz navidad para ti también.
