Capítulo 4: GRANGER. WEASLEY.
La cafetería del hospital estaba ubicada en el quinto piso del recinto. Hermione y Víctor se habían dirigido hasta ella para tratar de hablar más calmadamente. Pidieron dos tazas de café y algunos cigarrillos para la chica, quien no lograba calmar sus nervios.
-¡Te va a hacerr mal, Herr-mio-ne! - le decía Krum, al verla encender el primer cigarrillo y llevárselo a la boca.
-Lo sé, pero lo necesito... -aspiró una bocanada y se atragantó a tal punto, que su cara se volvió roja por unos instantes.- Cof... cof... olvidaba que yo no fumo.
-Entonces apágalo y tómate tu café - le sugirió Víctor.
Hermione obedeció y apagó el cigarrillo recién prendido en el cenicero de la mesa. Con sumo cuidado, para no quemarse, cogió la taza caliente y tragó un sorbito de café.
-Ya estoy mejor - dijo Hermione dejando la taza a un costado.
-¿Segurra? - preguntó Víctor mirándola a los ojos.
-Sí, segura... -dijo Hermione algo más calmada.- Es sólo que, todo esto me descompone un poco... y tú, que venías a visitarme, has tenido que pasar toda la mañana de lado en lado y en una fría habitación de hospital.
-No te prreocupes, Herr... igual he estado contigo toda la mañana, y eso es lo que me interresaba... - respondió Víctor con una amable sonrisa.
-Lo siento. Pero, cuéntame ¿Qué ha sido de tu vida? ¿Tienes planes, ideas, novia?- preguntó Hermione.
-Ja, ja... no, no tengo novia. Estoy en la selección de Bulgarria, perro en mis días librres entreno a un grupo de niños búlgarros que se autodenominan "los Gladiadorres". Y bueno, desde la última vez que fuiste de vacaciones a mi casa, mis padres no han dejado de preguntarrme por ti, parra saber cuando volverrás.- respondió Víctor.
-Sí, recuerdo mucho a tus padres, fueron muy amables conmigo - exclamó Hermione con una leve sonrisa.
-¿Y tú? ¿Qué haz hecho en estos cinco años? ¿Tienes planes, ideas, novio? - le imitó Krum.
-Pues salí elegida premio anual en séptimo año, rechacé el trabajo de profesora de transformaciones y me he dedicado a mi trabajo tiempo completo. - respondió Hermione. - Y no, no tengo novio.
Rió un poco y luego su expresión cambió a una muy nostálgica.
-¿Te acuerdas de él? - preguntó Krum.
-¿De quién hablas? - preguntó Hermione.
-Del chico pelirrojo del que me hablabas en las vacaciones. Ronald Weasley.- respondió Krum. - Me confesaste una vez que estabas enamorrada de él, pero que no te atrevías a decírrselo por que según tú, erra muy inmadurro.
-¿Cómo es que te acuerdas? - dijo Hermione, algo colorada. - Pero aquello ya pasó y creo que jamás volverá... se fue a Rumania con uno de sus hermanos mayores, pero no se debe acordar para nada de mí, por que no ha vuelto a comunicarse conmigo.
-Yo crreo que a él también le interresabas, perro como tú has dicho, erra muy inmadurro parra decírtelo. - dijo Krum.- además, yo no te hubierra dejado sola si supierra que sientes algo porr mí.
Hermione se puso aún más colorada y sólo atinó a decir un vago "gracias", pero no pudo articular más palabras. Se quedaron mirando las moscas volar y Krum fue atestado por un grupo de admiradores que le pidieron un autógrafo. La chica, divertida, miraba como Krum trataba de sacarse de encima a las chicas que deseaban sacarse una foto con él. Pero su mente estaba en otra parte, muy lejos de allí, cerca de los dragones.
-"¿Qué estará haciendo Ron en este instante?" - pensaba Hermione.
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-"¿Qué estará haciendo Hermione en este instante?" - pensaba Ron.
El frío viento de enero, hizo que Ron volviera a cubrirse un poco más con la manta de piel que llevaba a cuestas. Caminaba por la calle solitaria camino a su trabajo, junto a su hermano Charlie. Este último le iba contando sobre los dragones que habían cazado el último fin de semana, pero Ron no iba con la cabeza en ello.
-... los de la última semana están en reposo por que tenían algunas heridas por... - hablaba Charlie.- ¿Me estás escuchando Ron?
-¿Qué? Sí, si... hablabas de los dragones... eso.- respondió Ron.
-Lo dices por que desde hace algún tiempo es lo único que hablamos.- dijo Charlie.- Estabas en otro lugar, ¿verdad?
-Pues... sí.- respondió Ron.- Se nota que me conoces...
-Claro, soy tu hermano mayor - dijo Charlie.- Te apuesto que ese lugar es Inglaterra, específicamente Londres.
-Londres... sí, pero no te preocupes, te pondré más atención. ¿Cuál es el trabajo que tenemos que hacer ahora? - preguntó Ron.
-Nos llamaron para atender el parto de un dragón hembra - respondió Charlie.
-¡Ups! Eso va estar pesado... -exclamó Ron.- ¿Hace cuanto que no atendíamos un parto?
-Casi seis meses. Además viene con complicaciones - finalizó Charlie.
Siguieron avanzando por la nevada calle, hasta una cerca de madera que dividía un lugar completamente deshabitado. En un cartel se leían las palabras "CUIDADO, DEMOLICIÓN". Pero Ron sabía que aquel lugar no se iba a demoler, ya que al cruzar la cerca se encontraron con unos viejos establos, más grandes de lo habitual llenos de personas que corrían de un lugar a otro, con varias vasijas de agua. Un hombre moreno se acercó hasta ellos.
-Charlie, Ron, qué bueno que llegaron. Mandy está algo inconsciente por los dolores.
-¿Mandy? - preguntó Ron.
-La dragón - respondió Charlie, sin darle importancia.
Avanzaron entonces hacia la parte de atrás de los establos. Desde lejos se podía ver un ligero humo que provenía de las fauces de la dragón. Mandy estaba allí, gimiendo y retorciéndose por los dolores, mientras varios magos le suministraban pociones tranquilizadoras. Charlie se acercó hasta ella y palpó su vientre.
-El huevo está atorado en la parte baja de su pelvis. Es demasiado grande para su cuerpo. - dijo al fin. - Tráiganme una canasta y muchas mantas. Lo vamos a sacar.
-¿Y qué hago yo? - preguntó Ron.
-Tráeme tu varita, olvidé la mía en casa - le pidió Charlie.
Ron sacó su varita del bolsillo interior de su casaca de cuero y se la entregó a su hermano. Este hizo un encantamiento seccionador en cuanto la tuvo en sus manos. Con ello, abrió aún más la salida del huevo del cuerpo de Mandy. La dragón gimió un momento y pronto pudo verse con claridad el huevo de dragón.
-Ron, ayúdame... - pidió Charlie.
Ron se apresuró a tomar el huevo de la dragón cuidando que esta no le diera con la cola en un arranque de dolor, y tiró con sumo cuidado, pero con mucha fuerza, del ovo blanco. Era hermoso, con la forma de un óvalo perfecto, blanco y brillante.
-Ya está.- dijo Ron, cuando tuvo al huevo en sus brazos. Lo dejó luego en el canasto y lo cubrió con las mantas que Charlie había pedido.
Mandy durmió toda la tarde, resoplando y echando ligeras bocanadas de fuego por sus fauces. Ron, Charlie y los demás magos caminaron hacia la casa que había cerca de los establos para tomar algo de licor que les calentaría los cuerpos. Dentro de la casa había una larga mesa, cubierta por un varios manteles de diferentes colores. Todo estaba puesto y dispuesto para comer. Había varias mujeres cubiertas de pies a cabezas con pieles que atendían a los hombres. Una de ellas, de cabellos castaños y algo desparramados, se acercó hasta Ron.
-¿Te sirvo algo de licor? - preguntó la chica. Tenía unos ojos miel, muy parecidos a...
-Hermione - murmuró Ron.
-¿Qué dices? - preguntó la chica, algo extrañada.
-¿Qué? ¡Ah, sí! Sí, tráeme un vaso de cerveza de mantequilla, por favor - pidió Ron amablemente.
-Enseguida vuelvo - respondió la chica y se dirigió a las cocinas, en busca de la bebida del pelirrojo.
-Veo que sigues conquistando a todas las que se te pasan por el frente - le dijo su hermano Charlie, con algo de picardía.
-¿Qué dices? ¡Claro que no! - exclamó Ron.- Además, que sólo me estaba atendiendo como a cualquier otro.
-Pues los demás no dirán lo mismo - le respondió su hermano.- Por que de todas las chicas que atienden aquí, ella es la más bonita y simpática.
-¿Ah, sí? Bueno... todo va en la sangre y en la presencia - dijo Ron, dándose aires de súper macho.- ¿Sabes cómo se llama?
-Por qué no se lo preguntas tú, hermanito... allí viene. - le dijo Charlie, con una sonrisita.
Ron se puso algo colorado, cuando la chica le tendió la cerveza de mantequilla.
-¡Aquí está! - le dijo la muchacha, dirigiéndole una amable sonrisa.- ¿Quieres algo más?
-No, no, está bien... oye, ¿Cómo te llamas? - preguntó Ron.
-Sophie - respondió la muchacha.
-¡Ah, hola Sophie! - exclamó Ron, al tiempo que le tendía la mano a la muchacha.- Yo me llamo Ronald, pero puedes decirme Ron.
-Está bien, Ron - dijo Sophie.- ¿Y este es tu hermano?
-Eh... sí, mi hermano Charlie - respondió Ron.
Charlie le hizo una señal con los dedos y Sophie le dirigió un leve saludo con la mano. La chica se alejó un momento, con la excusa de que debía atender a los demás, pero en realidad sólo fue a la cocina y se quedó allí, mirando de vez en cuando al pelirrojo. Ron y Charlie, conversaron de lo más animados con el resto de los magos, quienes de pronto se subieron a la mesa y tocaron música encendida, para calentar aún más los fríos cuerpos. Ron se quedó allí, mirando a los demás, porque recordó que no sabía bailar muy bien, y menos aquellos bailes nativos de Rumania. Las mujeres se sumaron al jolgorio, tomando de las manos a los hombres y haciendo una ronda entre todos. Ron reía y miraba a los demás, aplaudiendo con sus manos, hasta que Sophie se acercó hasta él y le preguntó si quería bailar.
-No, yo no sé bailar - respondió Ron, algo nervioso.
-Vamos, es bien fácil - le decía Sophie, mientras lo tiraba de las manos. - Yo te enseño.
-Es que... oh, está bien - Ron se rindió ante las súplicas de la muchacha y avanzó hasta el centro de la pista. El baile era algo sencillo, sólo debían mover los pies a pequeños saltitos, y tomarse de las manos, para dar vueltas en el sentido de las agujas del reloj. A medida que avanzaba el baile, las parejas se intercambiaban y Ron quedó bailando varias veces con señoras bastante rellenitas pero simpaticonas que le hacían guiños al pelirrojo y se reían estentóreamente. Muy pronto, Sophie volvió a las manos de Ron, enlazando sus brazos, mientras daban vueltas y aplaudían cada cierto tiempo. No dejaba de mirarla, sus cabellos, sus ojos y algo de su forma de reír le recordaban mucho a Hermione. Evocó aquellos recuerdos en que Hermione lo defendió o lo protegió, como el último año en Hogwarts. Sin ella, él estaría a muchos kilómetros bajo tierra, pudriéndose. Al terminar el baile, Sophie y Ron volvieron hasta la mesa, para tomar algo más de cerveza de mantequilla y poder hablar con más tranquilidad.
-¡Guau, nunca había bailado tanto! - exclamó Ron.- Disculpa por los pisotones...
-No te preocupes, no fueron nada. - dijo Sophie.- Además bailas como un verdadero Rumano...
-¡Qué dices! Bailo horrible... - decía, mientras los dos soltaban risitas al aire. Ron decidió cambiar el tema.- Y ¿qué edad tienes? ¿Eres una de los nuestros?
-Pues, tengo diecinueve años y estuve en la escuela de magia de este país, pero me echaron en quinto año - respondió Sophie.
-¿Por qué? - preguntó Ron, al tiempo que se acordaba de su amigo Hagrid, quien había sido expulsado de Hogwarts en tercer curso.
-Porque me salté un montón de reglas y nos sorprendieron a mí y a una compañera sacando algo de poción de amor de los estantes del Profesor Troid. - respondió Sophie con una sonrisa pícara.- y tú, ¿qué edad tienes?
-Tengo veinte... salí también de la escuela de magia de mi país, Hogwarts y por poco me echan varias veces de ella, pero siempre nos salvábamos por los pelos.- dijo Ron. Se quedó mirando a las demás parejas que iniciaban otro baile y se acordó del baile que se dio en cuarto año. "¿Por qué no había invitado a Hermione primero?" se preguntó. En esa ocasión se la había ganado Krum, un chico búlgaro de quien Ron era admirador, pero se prometió que en cualquier otra ocasión, él sería el primero en invitarla... lástima que en el colegio nunca se dio otra fiesta como aquella.
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Hermione, Ginny y Krum dejaron el hospital con el corazón acongojado. Ver a Draco en esa cama de hospital les había dañado mucho. El funeral de Pansy sería en tres días más, y los chicos lamentaban que Draco no pudiera despedir a su novia como corresponde. Ginny viajó hasta Hogwarts de nuevo a través de la red Flu; Hermione y Krum hicieron lo mismo, pero en dirección a casa de la chica. Al llegar, se sentaron en el sillón grande que había en la sala y se quedaron ahí, mirando el cielo, sin decirse nada.
-¿Te sientes bien? - preguntó Krum rompiendo el silencio.
-Sí, sí, estoy bien... algo deprimida, es todo.- respondió Hermione.- Bueno, ¿quieres tomar algo? Hay leche, té, café... Hmmm, o ¿te apetece algún licor?
-¿Qué licor tienes? - preguntó Krum.
-Hay cerveza de mantequilla, algo de coñac y cervezas muggles... - decía Hermione, mientras se dirigía a la cocina.
-Hmmm... te aceptarría una cerrveza muggle. Nunca las he prrobado. - contestó Víctor.
Hermione sacó de la nevera un par de latas de cerveza y le tendió una a Víctor cuando hubo vuelto a la sala. Estaban bastante frías, por lo que debieron tomársela despacio, lo que les dio tiempo de charlar algo más.
-¿Porr qué no vienes a Bulgarria parra las vacaciones? - preguntó Krum.- Mis padres estarrían encantados de verrte de nuevo.
-No lo sé. - respondió Hermione.- tengo mucho trabajo que hacer y no creo que termine antes de vacaciones.
-Serrá parra que te liberres un poco del trabajo... además no sabes lo mucho que te eché de menos en estos años - le dijo Víctor bajando algo la cabeza.
-Yo también me acordé mucho de ti. Lo pensaré... quizás me hagan bien unas vacaciones en Bulgaria. - dijo Hermione, poniéndose colorada. - No pensé que me echaras tanto de menos... creí que estarías tan ocupado con el Quidditch que no te acordarías de otras cosas.
-Tú siempre estás en mi mente... - le dijo Krum. - Y en mi corrazón.
Se acercó ligeramente a Hermione, hasta rozar con los dedos su tez blanca y suave. Hermione sonreía nerviosamente... Krum se estaba acercando demasiado. El chico le atraía fuertemente, pero estaba insegura... no se atrevía a acercarse más. Víctor la tomó de la barbilla y acarició sus labios. Sus gruesos labios rojos. Hermione lo miraba con ojos sorprendidos. Quería dejarse llevar, pero...
¡¡¡¡RRRRRIIIIIIIIINNNNNNNNGGGGGGGG!!!!
-Es el teléfono. Tengo que contestar - dijo Hermione, más nerviosa que nunca. "Te ha salvado la campana" pensó.
-Ok, sí, contesta - dijo Krum, mirando hacia otro sitio.
-Aló... no, se equivocó. Claro. No aquí no vive el señor Harrington. No se preocupe. Está bien, adiós.- respondió Hermione.- Era una señora que buscaba a un tal Harrington... Eeeeehhhhh... ¿quieres ver fotografías?
-Clarro, clarro... ¿son estas de aquí? -preguntó Krum, señalando un libro enorme en la biblioteca que decía "PHOTOS"
-Sí, esas mismas - respondió Hermione.- Dámelas, yo te las enseño.
Miraron las fotos del álbum de Hermione. Había cientos de fotos muggles, sin movimiento, de cuando Hermi era pequeña, cuando jugaba con un perro que había tenido, su primer día de escuela, con una boina de estilo francés y una faldita roja, acompañada de una chomba ploma. Había fotos de ella y sus padres, en la playa, en el campo, y en cientos de otras partes. Luego venían las fotos mágicas, con movimiento. Allí estaba Hermi de nuevo, plantada frente al tren de Hogwarts con su túnica nueva, a los once. Sus amigos, Ron y Harry, abrazados los tres y saludando. Luego, aparecían Ginny y Luna, dos de sus amigas, cuando tenían quince. Saludaban con la mano y hacían guiños algo pícaros. Ron estaba en otra foto, pero esta vez algo enojado... "No quería tomarse esa foto, porque le había salido un grano enorme en la nariz" le contaba Hermione a Krum. Ahora se veían los paisajes de Bulgaria, Krum con sus padres, y Hermione jugando en la nieve. Luego, una foto con su condecoración como "premio anual" y otra de su amiga Úrsula, sentada tras el escritorio de Hermi en el ministerio de Magia. Dieron las ocho. Habían pasado una tarde agradable, mirando fotografías y acordándose de anécdotas pasadas. Krum se despidió de Hermione con la excusa de que mañana se reuniría con el plantel de la selección de Inglaterra para ver el recinto donde jugarían.
-Que pases buena noche - le dijo Krum, cuando se iba.
-Tú también, no te desveles demasiado.- le decía Hermione, mientras le daba un beso en la mejilla.
-Es imposible no desvelarrse pensando en ti - le dijo Krum.- Hasta mañana.
-Hasta mañana.- se despidió Hermione. Cerró la puerta. Tenía el corazón acelerado. Caminó hasta el sillón y se tiró en él, dando un largo suspiro. "¿Qué te pasa, Hermione Granger?, No me digas que te está gustando Víctor" se preguntaba. Eso se vería después... pero es que Krum era tan lindo con ella. Ninguna mujer se resiste a los encantos de un caballero.
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Okis, cuarto capítulo, terminado. Y la gran aparición de Ron... Jajaja, las tenía en ascas ¿verdad?
Merodeadora_Chii: gracias por el review. Respondiendo a tu pregunta... Hmmm, Ginny está sola por el momento, pero algo le deparará el destino. La pareja Ginny/Draco no me molesta, pero quise salirme del convencional Harry/Ginny y poner algo distinto. Bye, saludillos.
Lil Granger: Bueno, ya ha salido Ron. Ya sabes lo que hace... trabaja con los dragones. Aunque todos trabajan en algo muy distinto a lo que el común de la gente pensaría. Mi hermano me dio la idea de que Harry fuera médico... jejeje, agradécelo a él o ahórcalo, como tú quieras. Gracias por lo del concurso... aunque me falta caleta para ser una buena escritora. A mí también me gusta la pareja Ron/Hermione, pero pronto se dará... falta un poquitito.
Almendra: Gracias por el review. ¡Qué bueno que te guste mi fic! Creo que soy algo trágica, pero esta vez quise hacer un fic menos superficial que el resto de los que he escrito. Lamentablemente lo de Pansy no tiene vuelta. A veces tienen que suceder tragedias para que la gente pueda ser feliz (Creo que me estoy volviendo media Daniel Stell. Es que leí uno de sus libros, "Accidente" y quedé muy impresionada)
IMPORTANTE: por esta semana que viene, no podré actualizar mis capítulos por que me voy de vacaciones al campo, en donde no hay computadores, ni luz eléctrica (o ecléctica, como dice Arthur Weasley)... jejeje, bueno, sí hay luz eléctrica, pero no computadores, pero estaré maquinando más ideas para el fic, no preocupéis. Saludos, cuídense.
Atte. Tanina Potter.
La cafetería del hospital estaba ubicada en el quinto piso del recinto. Hermione y Víctor se habían dirigido hasta ella para tratar de hablar más calmadamente. Pidieron dos tazas de café y algunos cigarrillos para la chica, quien no lograba calmar sus nervios.
-¡Te va a hacerr mal, Herr-mio-ne! - le decía Krum, al verla encender el primer cigarrillo y llevárselo a la boca.
-Lo sé, pero lo necesito... -aspiró una bocanada y se atragantó a tal punto, que su cara se volvió roja por unos instantes.- Cof... cof... olvidaba que yo no fumo.
-Entonces apágalo y tómate tu café - le sugirió Víctor.
Hermione obedeció y apagó el cigarrillo recién prendido en el cenicero de la mesa. Con sumo cuidado, para no quemarse, cogió la taza caliente y tragó un sorbito de café.
-Ya estoy mejor - dijo Hermione dejando la taza a un costado.
-¿Segurra? - preguntó Víctor mirándola a los ojos.
-Sí, segura... -dijo Hermione algo más calmada.- Es sólo que, todo esto me descompone un poco... y tú, que venías a visitarme, has tenido que pasar toda la mañana de lado en lado y en una fría habitación de hospital.
-No te prreocupes, Herr... igual he estado contigo toda la mañana, y eso es lo que me interresaba... - respondió Víctor con una amable sonrisa.
-Lo siento. Pero, cuéntame ¿Qué ha sido de tu vida? ¿Tienes planes, ideas, novia?- preguntó Hermione.
-Ja, ja... no, no tengo novia. Estoy en la selección de Bulgarria, perro en mis días librres entreno a un grupo de niños búlgarros que se autodenominan "los Gladiadorres". Y bueno, desde la última vez que fuiste de vacaciones a mi casa, mis padres no han dejado de preguntarrme por ti, parra saber cuando volverrás.- respondió Víctor.
-Sí, recuerdo mucho a tus padres, fueron muy amables conmigo - exclamó Hermione con una leve sonrisa.
-¿Y tú? ¿Qué haz hecho en estos cinco años? ¿Tienes planes, ideas, novio? - le imitó Krum.
-Pues salí elegida premio anual en séptimo año, rechacé el trabajo de profesora de transformaciones y me he dedicado a mi trabajo tiempo completo. - respondió Hermione. - Y no, no tengo novio.
Rió un poco y luego su expresión cambió a una muy nostálgica.
-¿Te acuerdas de él? - preguntó Krum.
-¿De quién hablas? - preguntó Hermione.
-Del chico pelirrojo del que me hablabas en las vacaciones. Ronald Weasley.- respondió Krum. - Me confesaste una vez que estabas enamorrada de él, pero que no te atrevías a decírrselo por que según tú, erra muy inmadurro.
-¿Cómo es que te acuerdas? - dijo Hermione, algo colorada. - Pero aquello ya pasó y creo que jamás volverá... se fue a Rumania con uno de sus hermanos mayores, pero no se debe acordar para nada de mí, por que no ha vuelto a comunicarse conmigo.
-Yo crreo que a él también le interresabas, perro como tú has dicho, erra muy inmadurro parra decírtelo. - dijo Krum.- además, yo no te hubierra dejado sola si supierra que sientes algo porr mí.
Hermione se puso aún más colorada y sólo atinó a decir un vago "gracias", pero no pudo articular más palabras. Se quedaron mirando las moscas volar y Krum fue atestado por un grupo de admiradores que le pidieron un autógrafo. La chica, divertida, miraba como Krum trataba de sacarse de encima a las chicas que deseaban sacarse una foto con él. Pero su mente estaba en otra parte, muy lejos de allí, cerca de los dragones.
-"¿Qué estará haciendo Ron en este instante?" - pensaba Hermione.
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-"¿Qué estará haciendo Hermione en este instante?" - pensaba Ron.
El frío viento de enero, hizo que Ron volviera a cubrirse un poco más con la manta de piel que llevaba a cuestas. Caminaba por la calle solitaria camino a su trabajo, junto a su hermano Charlie. Este último le iba contando sobre los dragones que habían cazado el último fin de semana, pero Ron no iba con la cabeza en ello.
-... los de la última semana están en reposo por que tenían algunas heridas por... - hablaba Charlie.- ¿Me estás escuchando Ron?
-¿Qué? Sí, si... hablabas de los dragones... eso.- respondió Ron.
-Lo dices por que desde hace algún tiempo es lo único que hablamos.- dijo Charlie.- Estabas en otro lugar, ¿verdad?
-Pues... sí.- respondió Ron.- Se nota que me conoces...
-Claro, soy tu hermano mayor - dijo Charlie.- Te apuesto que ese lugar es Inglaterra, específicamente Londres.
-Londres... sí, pero no te preocupes, te pondré más atención. ¿Cuál es el trabajo que tenemos que hacer ahora? - preguntó Ron.
-Nos llamaron para atender el parto de un dragón hembra - respondió Charlie.
-¡Ups! Eso va estar pesado... -exclamó Ron.- ¿Hace cuanto que no atendíamos un parto?
-Casi seis meses. Además viene con complicaciones - finalizó Charlie.
Siguieron avanzando por la nevada calle, hasta una cerca de madera que dividía un lugar completamente deshabitado. En un cartel se leían las palabras "CUIDADO, DEMOLICIÓN". Pero Ron sabía que aquel lugar no se iba a demoler, ya que al cruzar la cerca se encontraron con unos viejos establos, más grandes de lo habitual llenos de personas que corrían de un lugar a otro, con varias vasijas de agua. Un hombre moreno se acercó hasta ellos.
-Charlie, Ron, qué bueno que llegaron. Mandy está algo inconsciente por los dolores.
-¿Mandy? - preguntó Ron.
-La dragón - respondió Charlie, sin darle importancia.
Avanzaron entonces hacia la parte de atrás de los establos. Desde lejos se podía ver un ligero humo que provenía de las fauces de la dragón. Mandy estaba allí, gimiendo y retorciéndose por los dolores, mientras varios magos le suministraban pociones tranquilizadoras. Charlie se acercó hasta ella y palpó su vientre.
-El huevo está atorado en la parte baja de su pelvis. Es demasiado grande para su cuerpo. - dijo al fin. - Tráiganme una canasta y muchas mantas. Lo vamos a sacar.
-¿Y qué hago yo? - preguntó Ron.
-Tráeme tu varita, olvidé la mía en casa - le pidió Charlie.
Ron sacó su varita del bolsillo interior de su casaca de cuero y se la entregó a su hermano. Este hizo un encantamiento seccionador en cuanto la tuvo en sus manos. Con ello, abrió aún más la salida del huevo del cuerpo de Mandy. La dragón gimió un momento y pronto pudo verse con claridad el huevo de dragón.
-Ron, ayúdame... - pidió Charlie.
Ron se apresuró a tomar el huevo de la dragón cuidando que esta no le diera con la cola en un arranque de dolor, y tiró con sumo cuidado, pero con mucha fuerza, del ovo blanco. Era hermoso, con la forma de un óvalo perfecto, blanco y brillante.
-Ya está.- dijo Ron, cuando tuvo al huevo en sus brazos. Lo dejó luego en el canasto y lo cubrió con las mantas que Charlie había pedido.
Mandy durmió toda la tarde, resoplando y echando ligeras bocanadas de fuego por sus fauces. Ron, Charlie y los demás magos caminaron hacia la casa que había cerca de los establos para tomar algo de licor que les calentaría los cuerpos. Dentro de la casa había una larga mesa, cubierta por un varios manteles de diferentes colores. Todo estaba puesto y dispuesto para comer. Había varias mujeres cubiertas de pies a cabezas con pieles que atendían a los hombres. Una de ellas, de cabellos castaños y algo desparramados, se acercó hasta Ron.
-¿Te sirvo algo de licor? - preguntó la chica. Tenía unos ojos miel, muy parecidos a...
-Hermione - murmuró Ron.
-¿Qué dices? - preguntó la chica, algo extrañada.
-¿Qué? ¡Ah, sí! Sí, tráeme un vaso de cerveza de mantequilla, por favor - pidió Ron amablemente.
-Enseguida vuelvo - respondió la chica y se dirigió a las cocinas, en busca de la bebida del pelirrojo.
-Veo que sigues conquistando a todas las que se te pasan por el frente - le dijo su hermano Charlie, con algo de picardía.
-¿Qué dices? ¡Claro que no! - exclamó Ron.- Además, que sólo me estaba atendiendo como a cualquier otro.
-Pues los demás no dirán lo mismo - le respondió su hermano.- Por que de todas las chicas que atienden aquí, ella es la más bonita y simpática.
-¿Ah, sí? Bueno... todo va en la sangre y en la presencia - dijo Ron, dándose aires de súper macho.- ¿Sabes cómo se llama?
-Por qué no se lo preguntas tú, hermanito... allí viene. - le dijo Charlie, con una sonrisita.
Ron se puso algo colorado, cuando la chica le tendió la cerveza de mantequilla.
-¡Aquí está! - le dijo la muchacha, dirigiéndole una amable sonrisa.- ¿Quieres algo más?
-No, no, está bien... oye, ¿Cómo te llamas? - preguntó Ron.
-Sophie - respondió la muchacha.
-¡Ah, hola Sophie! - exclamó Ron, al tiempo que le tendía la mano a la muchacha.- Yo me llamo Ronald, pero puedes decirme Ron.
-Está bien, Ron - dijo Sophie.- ¿Y este es tu hermano?
-Eh... sí, mi hermano Charlie - respondió Ron.
Charlie le hizo una señal con los dedos y Sophie le dirigió un leve saludo con la mano. La chica se alejó un momento, con la excusa de que debía atender a los demás, pero en realidad sólo fue a la cocina y se quedó allí, mirando de vez en cuando al pelirrojo. Ron y Charlie, conversaron de lo más animados con el resto de los magos, quienes de pronto se subieron a la mesa y tocaron música encendida, para calentar aún más los fríos cuerpos. Ron se quedó allí, mirando a los demás, porque recordó que no sabía bailar muy bien, y menos aquellos bailes nativos de Rumania. Las mujeres se sumaron al jolgorio, tomando de las manos a los hombres y haciendo una ronda entre todos. Ron reía y miraba a los demás, aplaudiendo con sus manos, hasta que Sophie se acercó hasta él y le preguntó si quería bailar.
-No, yo no sé bailar - respondió Ron, algo nervioso.
-Vamos, es bien fácil - le decía Sophie, mientras lo tiraba de las manos. - Yo te enseño.
-Es que... oh, está bien - Ron se rindió ante las súplicas de la muchacha y avanzó hasta el centro de la pista. El baile era algo sencillo, sólo debían mover los pies a pequeños saltitos, y tomarse de las manos, para dar vueltas en el sentido de las agujas del reloj. A medida que avanzaba el baile, las parejas se intercambiaban y Ron quedó bailando varias veces con señoras bastante rellenitas pero simpaticonas que le hacían guiños al pelirrojo y se reían estentóreamente. Muy pronto, Sophie volvió a las manos de Ron, enlazando sus brazos, mientras daban vueltas y aplaudían cada cierto tiempo. No dejaba de mirarla, sus cabellos, sus ojos y algo de su forma de reír le recordaban mucho a Hermione. Evocó aquellos recuerdos en que Hermione lo defendió o lo protegió, como el último año en Hogwarts. Sin ella, él estaría a muchos kilómetros bajo tierra, pudriéndose. Al terminar el baile, Sophie y Ron volvieron hasta la mesa, para tomar algo más de cerveza de mantequilla y poder hablar con más tranquilidad.
-¡Guau, nunca había bailado tanto! - exclamó Ron.- Disculpa por los pisotones...
-No te preocupes, no fueron nada. - dijo Sophie.- Además bailas como un verdadero Rumano...
-¡Qué dices! Bailo horrible... - decía, mientras los dos soltaban risitas al aire. Ron decidió cambiar el tema.- Y ¿qué edad tienes? ¿Eres una de los nuestros?
-Pues, tengo diecinueve años y estuve en la escuela de magia de este país, pero me echaron en quinto año - respondió Sophie.
-¿Por qué? - preguntó Ron, al tiempo que se acordaba de su amigo Hagrid, quien había sido expulsado de Hogwarts en tercer curso.
-Porque me salté un montón de reglas y nos sorprendieron a mí y a una compañera sacando algo de poción de amor de los estantes del Profesor Troid. - respondió Sophie con una sonrisa pícara.- y tú, ¿qué edad tienes?
-Tengo veinte... salí también de la escuela de magia de mi país, Hogwarts y por poco me echan varias veces de ella, pero siempre nos salvábamos por los pelos.- dijo Ron. Se quedó mirando a las demás parejas que iniciaban otro baile y se acordó del baile que se dio en cuarto año. "¿Por qué no había invitado a Hermione primero?" se preguntó. En esa ocasión se la había ganado Krum, un chico búlgaro de quien Ron era admirador, pero se prometió que en cualquier otra ocasión, él sería el primero en invitarla... lástima que en el colegio nunca se dio otra fiesta como aquella.
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Hermione, Ginny y Krum dejaron el hospital con el corazón acongojado. Ver a Draco en esa cama de hospital les había dañado mucho. El funeral de Pansy sería en tres días más, y los chicos lamentaban que Draco no pudiera despedir a su novia como corresponde. Ginny viajó hasta Hogwarts de nuevo a través de la red Flu; Hermione y Krum hicieron lo mismo, pero en dirección a casa de la chica. Al llegar, se sentaron en el sillón grande que había en la sala y se quedaron ahí, mirando el cielo, sin decirse nada.
-¿Te sientes bien? - preguntó Krum rompiendo el silencio.
-Sí, sí, estoy bien... algo deprimida, es todo.- respondió Hermione.- Bueno, ¿quieres tomar algo? Hay leche, té, café... Hmmm, o ¿te apetece algún licor?
-¿Qué licor tienes? - preguntó Krum.
-Hay cerveza de mantequilla, algo de coñac y cervezas muggles... - decía Hermione, mientras se dirigía a la cocina.
-Hmmm... te aceptarría una cerrveza muggle. Nunca las he prrobado. - contestó Víctor.
Hermione sacó de la nevera un par de latas de cerveza y le tendió una a Víctor cuando hubo vuelto a la sala. Estaban bastante frías, por lo que debieron tomársela despacio, lo que les dio tiempo de charlar algo más.
-¿Porr qué no vienes a Bulgarria parra las vacaciones? - preguntó Krum.- Mis padres estarrían encantados de verrte de nuevo.
-No lo sé. - respondió Hermione.- tengo mucho trabajo que hacer y no creo que termine antes de vacaciones.
-Serrá parra que te liberres un poco del trabajo... además no sabes lo mucho que te eché de menos en estos años - le dijo Víctor bajando algo la cabeza.
-Yo también me acordé mucho de ti. Lo pensaré... quizás me hagan bien unas vacaciones en Bulgaria. - dijo Hermione, poniéndose colorada. - No pensé que me echaras tanto de menos... creí que estarías tan ocupado con el Quidditch que no te acordarías de otras cosas.
-Tú siempre estás en mi mente... - le dijo Krum. - Y en mi corrazón.
Se acercó ligeramente a Hermione, hasta rozar con los dedos su tez blanca y suave. Hermione sonreía nerviosamente... Krum se estaba acercando demasiado. El chico le atraía fuertemente, pero estaba insegura... no se atrevía a acercarse más. Víctor la tomó de la barbilla y acarició sus labios. Sus gruesos labios rojos. Hermione lo miraba con ojos sorprendidos. Quería dejarse llevar, pero...
¡¡¡¡RRRRRIIIIIIIIINNNNNNNNGGGGGGGG!!!!
-Es el teléfono. Tengo que contestar - dijo Hermione, más nerviosa que nunca. "Te ha salvado la campana" pensó.
-Ok, sí, contesta - dijo Krum, mirando hacia otro sitio.
-Aló... no, se equivocó. Claro. No aquí no vive el señor Harrington. No se preocupe. Está bien, adiós.- respondió Hermione.- Era una señora que buscaba a un tal Harrington... Eeeeehhhhh... ¿quieres ver fotografías?
-Clarro, clarro... ¿son estas de aquí? -preguntó Krum, señalando un libro enorme en la biblioteca que decía "PHOTOS"
-Sí, esas mismas - respondió Hermione.- Dámelas, yo te las enseño.
Miraron las fotos del álbum de Hermione. Había cientos de fotos muggles, sin movimiento, de cuando Hermi era pequeña, cuando jugaba con un perro que había tenido, su primer día de escuela, con una boina de estilo francés y una faldita roja, acompañada de una chomba ploma. Había fotos de ella y sus padres, en la playa, en el campo, y en cientos de otras partes. Luego venían las fotos mágicas, con movimiento. Allí estaba Hermi de nuevo, plantada frente al tren de Hogwarts con su túnica nueva, a los once. Sus amigos, Ron y Harry, abrazados los tres y saludando. Luego, aparecían Ginny y Luna, dos de sus amigas, cuando tenían quince. Saludaban con la mano y hacían guiños algo pícaros. Ron estaba en otra foto, pero esta vez algo enojado... "No quería tomarse esa foto, porque le había salido un grano enorme en la nariz" le contaba Hermione a Krum. Ahora se veían los paisajes de Bulgaria, Krum con sus padres, y Hermione jugando en la nieve. Luego, una foto con su condecoración como "premio anual" y otra de su amiga Úrsula, sentada tras el escritorio de Hermi en el ministerio de Magia. Dieron las ocho. Habían pasado una tarde agradable, mirando fotografías y acordándose de anécdotas pasadas. Krum se despidió de Hermione con la excusa de que mañana se reuniría con el plantel de la selección de Inglaterra para ver el recinto donde jugarían.
-Que pases buena noche - le dijo Krum, cuando se iba.
-Tú también, no te desveles demasiado.- le decía Hermione, mientras le daba un beso en la mejilla.
-Es imposible no desvelarrse pensando en ti - le dijo Krum.- Hasta mañana.
-Hasta mañana.- se despidió Hermione. Cerró la puerta. Tenía el corazón acelerado. Caminó hasta el sillón y se tiró en él, dando un largo suspiro. "¿Qué te pasa, Hermione Granger?, No me digas que te está gustando Víctor" se preguntaba. Eso se vería después... pero es que Krum era tan lindo con ella. Ninguna mujer se resiste a los encantos de un caballero.
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Okis, cuarto capítulo, terminado. Y la gran aparición de Ron... Jajaja, las tenía en ascas ¿verdad?
Merodeadora_Chii: gracias por el review. Respondiendo a tu pregunta... Hmmm, Ginny está sola por el momento, pero algo le deparará el destino. La pareja Ginny/Draco no me molesta, pero quise salirme del convencional Harry/Ginny y poner algo distinto. Bye, saludillos.
Lil Granger: Bueno, ya ha salido Ron. Ya sabes lo que hace... trabaja con los dragones. Aunque todos trabajan en algo muy distinto a lo que el común de la gente pensaría. Mi hermano me dio la idea de que Harry fuera médico... jejeje, agradécelo a él o ahórcalo, como tú quieras. Gracias por lo del concurso... aunque me falta caleta para ser una buena escritora. A mí también me gusta la pareja Ron/Hermione, pero pronto se dará... falta un poquitito.
Almendra: Gracias por el review. ¡Qué bueno que te guste mi fic! Creo que soy algo trágica, pero esta vez quise hacer un fic menos superficial que el resto de los que he escrito. Lamentablemente lo de Pansy no tiene vuelta. A veces tienen que suceder tragedias para que la gente pueda ser feliz (Creo que me estoy volviendo media Daniel Stell. Es que leí uno de sus libros, "Accidente" y quedé muy impresionada)
IMPORTANTE: por esta semana que viene, no podré actualizar mis capítulos por que me voy de vacaciones al campo, en donde no hay computadores, ni luz eléctrica (o ecléctica, como dice Arthur Weasley)... jejeje, bueno, sí hay luz eléctrica, pero no computadores, pero estaré maquinando más ideas para el fic, no preocupéis. Saludos, cuídense.
Atte. Tanina Potter.
