Dedicado al Coro del Liceo 7, por el gran año que tuvimos y que espero que se repita.

Capítulo 10: ABRE LOS OJOS.

"¡Maldito sea este encierro! Ni siquiera sé cuanto tiempo ha pasado..." las horas lo estaban marcando. Seguía mirando a través del espejo hacia afuera y veía como Ginny no se despegaba de él. "Pobre, ha sufrido mucho por mí" exclamaba mirando el reflejo. Pero en aquel lugar no parecía haber salida. No parecía.

-Draco, sé que puedes escucharme - le decía Ginny al rubio que estaba postrado en la cama.- Se fuerte. Lucha por salir de tu interior... yo aún te estoy esperando.

"Ginny, no pierdas las esperanzas" le decía Draco en su interior. Recostó su cuerpo en la espesa oscuridad del lugar y consiguió conciliar el sueño por unos momentos. El lugar donde se hallaba ahora era muy distinto al que había ocupado todo ese tiempo. Era una enorme casa, ventilada por las brisas de un aire cálido que entraba por las ventanas y las puertas. Unas largas escaleras daban la entrada para acceder a un elegante salón revestido de terciopelo verde. Pero en aquel salón el aire cambiaba de pronto y se volvía frío y húmedo. Draco miró en todas direcciones. Conocía aquella casa, aquellos muebles y aquellos cuadros, maltraídos por el paso del tiempo. Las cortinas estaban raídas y algunas botadas por el suelo de la casa. Esa casa. Su casa, estaba completamente abandonada. Sintió ganas de huir de ahí, el lugar le producía escalofríos, pero sus pies no se movían. Una sombra pasó por el corredor izquierdo que llevaba a la cocina. Con paso vacilante, se dirigió hasta allá. Pudo escuchar unas voces chillonas que corrían de aquí para allá. Entró sigilosamente y se sorprendió con lo que vio en aquel instante. Allí estaba ella, su madre, sentada en la mesa y rodeada de elfos domésticos que le servían gentilmente. Estaba hermosa. Su tez pálida de siempre había tomado un color rosado. Iba vestida de un tul verde agua que caía hasta sus pies con graciosa elegancia.

-Draco, ¿por qué demoraste tanto? - preguntó Narcisa.

El chico no sabía que responder. Avanzó tembloroso hasta su madre y quiso tocarla, pero ésta se lo prohibió.

-No... aún no es hora de que te acerques a mí, a mi mundo... no es hora de que te vayas - le dijo con una enorme sonrisa. - siéntate a mi lado, los elfos te servirán de comer.

Draco se sentó a un lado de su madre y dejó que los elfos le sirvieran. La mujer le sonreía de cuando en cuando. Entre cucharada y cucharada. Miró su plato. Al parecer era sopa... pero aquella sopa era transparente, como agua en una pileta. Pudo ver su reflejo en ella, tal como hacía cuando miraba en el espejo de Oesed.

-¿Te has visto en el espejo? - preguntó de pronto su madre.

-¿Qué quieres decir? - le preguntó Draco.

-El espejo... ¿te has mirado bien en él? - apuntó Narcisa.

-Sí, me he mirado en él... - respondió Draco.

-Pues no te has mirado bien... ¿puedes ver tu reflejo, cuando ves el de los demás? - volvió a preguntar.

-No te entiendo, madre...

-Responde lo que te he preguntado - inquirió Narcisa.

Draco lo pensó un minuto. Cada vez que veía a Ginny en el espejo no se fijaba si él también se reflejaba, sólo veía a los demás. Le inquietaron las preguntas de su madre, ¿le estaría diciendo algo con todo aquello?

-No sé, madre, no me he fijado - respondió Draco.

-Trata de alcanzarte a ti mismo, Draco. - le dijo Narcisa a su hijo.- alcanza tu propio ser y saldrás de este lugar...

-Madre, explícate, por favor. - pidió Draco.

Pero Narcisa sólo sonrió y se puso de pie, para salir de aquella cocina junto a los elfos domésticos que le habían servido. Draco intentó detenerla, pero se acordó que ella no lo dejaría tocarla. Cuando desapareció por el umbral, Draco la siguió y sólo consiguió ver oscuridad a la salida. Ella ya no estaba.

-*-

Abrió los ojos, pero no pudo ver mucho. Sólo el espejo de Oesed enfrente de él. Se puso de pie y miró a través del espejo. Ginny estaba allí, cuidando del hombre rubio conectado a las máquinas del hospital. Se veía, pero no entendía por qué su madre le había dicho aquellas palabras. Miró más atentamente, cada detalle del lugar era captado por su hermoso par de ojos grises. "Un minuto, ese tipo no estaba ahí antes" exclamó al ver una figura borrosa parada al lado de la cama de hospital. Con cierta sorpresa, descubrió que se trataba de su figura, hecha sombra, que respondía a los mismos movimientos que él hacía detrás del espejo. Poco a poco, la sombra cambió su color oscuro para reflejar el cuerpo de Draco. Ahora podía verse bien, él estaba junto a su propio cuerpo y junto a Ginny. Siempre había estado allí, pero nunca lo había notado. Estiró su brazo, tratando de "alcanzarse a sí mismo" como le había dicho su madre. Sintió como si viajara en traslador... no era posible, qué manera más fácil de volver a la realidad y él no se había dado cuenta. Cruzó a través del espejo y sintió mucho dolor. Estaba de nuevo en su cuerpo. Podía sentir el contacto de las suaves manos de Ginny en las suyas. Estaba de vuelta... por fin de vuelta.

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Estaba realmente agotada. No había comido desde el desayuno y necesitaba fuerzas. Se había cansado de mirar a Draco y prefirió dormirse a su lado, con su mano tomando fuertemente la del chico. Estaba soñando que caminaba por nubes de algodón y comía de ellas, como una niña pequeña. Sentía su cuerpo liviano, como los pájaros al planear. Una leve punzada en su mano derecha la obligó a bajar de aquellas nubes y volver a la habitación del hospital en donde se encontraba ahora. Miró la mano de Draco, pero ésta seguía estática como siempre. Le acarició el cabello plateado y lo llamó por su nombre... la mano, antes inmóvil, dio signos de respuesta. Ginny se detuvo ante este suceso. ¿Sería producto de su imaginación o su cansancio? Volvió a llamar a Draco, y esta vez Ginny estuvo segura de que el chico la había oído.

-¡Draco, Draco! ¿Estás ahí? ¡Abre los ojos, Draco! - pidió la pelirroja con fuerza.

Una leve sonrisa se dibujó en el rostro del joven al escuchar la voz de su amiga. Pero le costaba abrir los ojos, como Ginny le había pedido. Hizo un enorme esfuerzo y como si nada hubiese ocurrido, los grises ojos de Draco vieron la luz después de tres semanas de oscuridad.

*-*

-Esto es casi un milagro... - decía Harry mientras revisaba a Draco con un estetoscopio.- Pocos pacientes en estado de coma vuelven tan rápidamente como lo hizo Malfoy.

-Pero, ¿está bien? - preguntó Ginny con impaciencia.

-Sí, está lúcido... pero le costará hablar en un principio.- declaró Harry.- Por lo menos sé que ya escucha.

-Sí, eso yo también lo sé.- afirmó Ginny al notar una leve presión de los dedos del rubio en su mano. Draco le sonrió por un instante a la pelirroja y trató de abrir la boca. - No, Draco, no te esfuerces, ya sé que estás impaciente por hablar, pero cálmate.

El rostro de Draco dibujó una expresión de resignación y se volvió hacia Harry, pidiéndole algo. Movía las manos y se las llevaba a la boca repetidas veces.

-¿No me digas que tienes hambre? - preguntó Harry.- oye, ¡No seas glotón! Te hemos inyectado suero comestible todas estas semanas.

-Pero no es lo mismo, Harry - protestó Ginny al ver que Draco tenía el ceño fruncido.- El suero no se compara con la comida de verdad.

-Okey, pero sólo comerás sopa de berenjenas por hoy... - dijo Harry, pero al ver la expresión de asco de Draco, agregó: - y un jugo de calabaza muy nutritivo.

-Gracias, Harry - le dijo Ginny, quitándole las palabras a Draco.

Harry salió de la habitación, dejando a Ginny en compañía del rubio. La pelirroja no cabía en sí de felicidad, su amigo Draco por fin estaba de vuelta con ella y sano. No paró de hablar en toda la mañana, aunque a Draco ya no le mareaban las conversaciones de su amiga y se sentía reconfortado con su vuelta.

A media mañana, Hermione y Úrsula aparecieron en el hospital y se llevaron una gran sorpresa al ver a Draco despierto.

-Pero... pero, ¿Cómo sucedió? - le preguntó Hermione a Ginny, estupefacta por el hecho ocurrido.

-Pues, Harry dice que es como un milagro - apuntó Ginny.- Yo tampoco lo podía creer.

-¿Cómo te sientes Draco? - preguntó Hermione dirigiéndose al rubio. Este último sólo movió ligeramente su cabeza, como para decirle "bien".

-Aún no puede hablar - le explicó Ginny. - pero creo que está impaciente por hacerlo, así que no pasará demasiado tiempo antes de que Draco esté hablando como siempre.

-Hola Draco, ¿te acuerdas de mí? Soy Úrsula, amiga de Hermione - le dijo la chica haciéndole señas como sordomudo.

-¡Úrsula, no seas boba! Si Draco no está sordo... - exclamó Hermione, lo que causó que Draco sonriera ampliamente debido a la escena que se produjo.

Se abrió la puerta de la habitación y apareció Harry, acompañado de una curandera que traía una bandeja con un plato de sopa para Draco.

-Chicas, ayúdenme a acomodar a Malfoy para que pueda comer. - decía Harry mientras le alcanzaba a Ginny una almohada para acomodar a Draco.

-Ho... hola Harry - le dijo Úrsula con gran nerviosismo.

-Hola Úrsula.- le dijo casi sin mirarla.- Hermione, ¿podrías levantar la cabeza de Draco con cuidado? Eso, así.

-¿En... en que te ayudo, Harry? - le preguntó Úrsula mirando a todos lados.

-No te preocupes, ya está todo listo - Harry se dirigió esta vez a la curandera.- señorita Thomas, puede ahora dejarle el plato al señor.

-Sí, doctor Potter.- dijo la curandera y le acercó el plato hasta Draco.

Sopa de berenjenas era lo que Draco más odiaba en el mundo, pero comería cualquier cosa en aquel instante, ya que estaba loco por comer algo verdaderamente comestible.

-No se preocupe, señorita. - le dijo Ginny a la curandera cuando vio las intenciones de ésta de darle de comer a Draco.- Yo lo atenderé.

La mujer, al ver que ya nada podía hacer, salió de la habitación. Ginny comenzó entonces a darle cucharadas de sopa a Draco, que éste recibía de buena gana. Hermione contemplaba la escena con alegría, mientras Úrsula trataba de entablar conversación con Harry.

-¿Has tenido mucho trabajo hoy? - le preguntó cuando vio que revisaba su ficha médica.

-No, no mucho. - respondió Harry.

-Esteeee... estuvo deliciosa la comida que nos preparaste el otro día - dijo Úrsula de repente.

-Gracias - respondió Harry.- Pero la comida congelada es muy fácil de preparar.

-Bueno, creo que a mí me falta práctica - le dijo Úrsula con una gran sonrisa.

-¿Por qué lo dices? - preguntó Harry mirando la lista de enfermos que aún debía atender.

-Porque todavía me cuesta preparar mi propia comida... Hermione dice que algún día voy a intoxicar a alguien - le dijo algo avergonzada.

-Pues eso es grave... - dijo Harry mirándola con una leve sonrisa.- el que sea tu marido morirá a los pocos días del matrimonio si continúas así.

Úrsula se quedó helada, no esperaba una respuesta así. ¿Por qué era tan frío con ella? Harry se acercó a Hermione y le dijo algo al oído que ella no alcanzó a escuchar y luego salió de la habitación. Algo triste, Úrsula se acercó a Hermione y le preguntó:

-Her... ¿nos compramos un libro de cocina?

-¿Para qué queremos un libro de cocina nosotras? - preguntó Hermione con extrañeza.

-Hay que estar preparadas - acotó Úrsula.

La recuperación de Draco fue lenta, pero el chico tenía tantas ganas de hablar y de recuperarse que de a poco comenzó a balbucear las primeras sílabas y antes de una semana ya decía "Sí" y "No".

-Buenos días, Draco - le dijo Ginny un día.- te traje pastel de calabaza... ¿te gusta?

-Sí... - decía Draco.

-Bueno, entonces déjame que te lo corte en pedacitos y podrás comer mejor - dijo Ginny mientras se daba vuelta para cortar el pastel.

-Gi... Gin... Ginny - balbuceó Draco.

-Draco, no te esfuerces, si quieres decirme algo, escríbelo en la pizarra - dijo Ginny, cediéndola la pizarra blanca que Draco usaba para comunicarse.

-No... -Draco negó con la cabeza.- Ginny... yo... Gra... gracias.

Ginny sonreía a Draco que había hecho un gran esfuerzo por decir dos palabras completas. Con una lágrima rodando por su mejilla, Ginny abrazó al magullado chico y le besó en la frente.

-No tienes por qué darme las gracias, para eso están los amigos. - le dijo la pelirroja.

-Te... qui... quiero - le dijo Draco con algo de dificultad.

-Yo también Draco, también te quiero. - finalizó Ginny.

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Cuando volvió a Hogwarts, para reanudar sus clases, Ginny halló en su escritorio una breve nota. La había traído una lechuza roja que esperaba con la pata estirada para que le pagaran por la correspondencia traída. Pagó dos knuts al ave y leyó el mensaje en voz alta:

"Querida Ginny:

Espero que cuando recibas esto te encuentres bien. Bueno, sé que estarás muy enojada conmigo por que hace más de tres años que no recibías noticias de mí. Es que el trabajo aquí con los dragones es agobiante y digamos que también había olvidado escribirte. ¿Qué tal van las cosas por ese lugar? ¿Cómo están los papás y mis hermanos menores? Mándales saludos de mi parte y un gran besote para mamá. Te cuento que el pequeño Ronnie también te manda saludos. Me ha servido de mucho en este trabajo y por fin ha encontrado lo que le faltaba: una mujer. Ella se llama Sophie y es una chica muy linda que se ve que lo quiere mucho, pero me ha pedido que no te lo cuente, así que será mejor que no le digas nada... Bueno, esperando complicidad de tu parte y que todo esté bien por allá, se despide tu lindo y amoroso hermanito,

Charles Weasley.

PD: Te dije, no le cuentes a Ronnie sobre lo que te acabo de contar... o pesará en tu conciencia el resto de tu vida."

Ginny releyó la carta una y otra vez. Parecía que de verdad su hermanito Ron se había olvidado de lo que había dejado atrás, pero era buena noticia saber que estaba contento. Aunque también sabía que Hermione todavía no conseguía olvidarlo, a pesar de estar de novia con Víctor. "Será mejor que no se lo cuente a Her..." se dijo Ginny para sí misma. Quizás fuera para mejor. Se dirigió hacia la sala de transformaciones a dar la clase doble que los Slytherin y los Gryffindor compartían esa mañana. Sabía que esas casas se odiaban y procuró no alterarse demasiado si hacían mucho escándalo. Llevaba la carta de Charlie dentro de su cuaderno de notas. Ahí nadie la hallaría. Luego la ocuparía para mandarle una respuesta a su hermano, aunque a decir verdad, se demoraría bastante en hacerlo. Charlie se lo merecía.

-Buenos días clase -dijo en cuanto entró en la sala.

-Buenos días profesora Weasley - respondieron todos a coro.

-Muy bien, saquen los libros y... - se detuvo al ver una mano en el aire. Era Matilda Simpson, de Slytherin, la versión actualizada de Hermione Granger, pero más odiosa.- Dígame, señorita Simpson.

-Profesora Weasley, quería darle la más cordial de las bienvenidas por haber vuelto a clase con nosotros - dijo Matilda con una expresión patética en su rostro.- La echábamos mucho de menos.

-¡Ja, Simpson es capaz hasta de lamerle los pies a los profesores para conseguir buenas calificaciones! - se burló un chico de Gryffindor, de desparramados cabellos castaños que descansaba las piernas sobre la mesa.

-¡Cállate Parker, no seas bobo! - le gritó Matilda mientras le echaba una rabiosa mirada.

-¡Cállense los dos! - gritó Ginny exasperada.- Señorita Simpson, tome asiento... y usted señor Parker, hágame el favor de no echarse en la silla. ¡No puedo creer que siempre se estén peleando!

-¡A Parker le gusta Simpson! - gritó un chico de cabellos crespos que se partía de la risa en una esquina del aula.

-¡Idiota! Voy a hacer que te comas tus palabras... - dijo Parker, mientras sacaba su varita.

-¡Señor Parker, deténgase! - gritó Ginny al ver que la pelea comenzaba.- Veinte puntos menos para Gryffindor y está en detención. Usted también señor Farbell, por provocar al señor Parker.

-pero... pero -comenzó a decir Farbell.

-Ningún pero... y será mejor que me dejen comenzar la clase -dijo Ginny algo roja por la molestia.- Saquen el libro de transformaciones de tercer año y ábranlo en la página 215.

La clase se mantuvo en silencio el resto de la hora. Siempre pasaba lo mismo; los Gryffindors se peleaban con los Slytherins por cualquier cosa. Hacía muchos años que la enemistad entre esas dos casas no se daba tan fuerte, desde que la generación de Harry, Ron y Hermione había salido graduada. Pero Ginny confiaba en que aquello pasaría y quizás podrían hacerse amigos como lo habían hecho con Draco.

Terminada la clase, Ginny se dirigió hasta su oficina y dejó sus cuadernos en el escritorio. Se disponía a comer algo en ella, cuando una llamada de Dumbledore la obligó a subir hasta arriba. Mientras tanto, Hermione había ido a visitarla para hablar con su amiga sobre un asunto muy importante para ella: su futuro con Krum. Sin saber que Ginny no estaba allí, Hermione se dirigió al escritorio de esta última y entró. Como pudo ver que la chica pelirroja no se hallaba, decidió esperarla mientras tanto... un libro de transformaciones encima de la mesa le pareció algo interesante, así que lo tomó prestado para hojearlo por un minuto. Debajo de él, había una pequeña libreta de notas que pertenecía a la pelirroja; Hermione dejó el libro de transformaciones y tomó la libreta. Un amarillento papel sobresalía de ella. La carta de Charlie. Hermione estaba a punto de tomarla y desdoblarla.

-¡Hermione! - exclamó Ginny al llegar a su oficina.

-¡Ah, hola Ginny! - dijo Hermione dejando la libreta a un lado y saludando a la pelirroja.- Te estaba esperando... tienes muy buenos libros de transformaciones.

-Gracias... pero aquello es mi libreta de notas - dijo señalando el cuadernillo que Hermione había dejado encima del escritorio.

-Lo siento... no pensé que fuese privada -dijo Hermione con vergüenza.

-No, no lo es, pero te podrías encontrar con alguno de mis secretos y eso no me gustaría compartirlo - dijo Ginny, sabiendo que Hermione se podía haber topado con la carta de Charlie.

-Okey... -respondió Hermione.- venía a hablar contigo, es algo muy importante.

-Siéntate - le pidió Ginny.- ¿Qué es eso tan importante?

-Es sobre Víctor... - comenzó a decir Hermione.- quiere que formalicemos la relación.

-¡Pero si llevan tres semanas! ¿No crees que es muy pronto? - preguntó Ginny.

-Eso mismo le dije yo, pero dice que no habrá mucho tiempo... que él debe irse a Bulgaria para seguir con los entrenamientos de Quidditch y de su equipo de niños... - dijo Hermione algo afligida.- Yo lo quiero mucho, pero me da cosa avanzar más...

-No lo amas ¿verdad? - preguntó Ginny.

-Es que... lo quiero, pero... me cuesta mucho decir que lo amo... - dijo Hermione.- Es un sentimiento muy grande el amar.

-Tú no te has podido sacar a mi hermano de la cabeza ¿cierto? - preguntó la pelirroja.

-No... todavía no.

Ginny dudó un momento. ¿Sería bueno mostrarle la carta de Charlie para que ella decidiera qué hacer? No lo sabía. Miró en dirección a la libreta y se quedó pensando en aquella posibilidad. Podría ser, pero quizás le destrozaría el corazón a su amiga, o quizás no, a lo mejor eso le dejaba las cosas más en claro... difícil decisión.

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Notas de la autora: ¿Qué creen? ¿Debe Ginny mostrarle la carta a Hermione? Opinen mis queridas amigas... ¡¡¡Esto se está poniendo cada vez más complicado!!! (Parece teleserie mexicana)

Reviews:

Katie Lupin: ¿Cuándo está de cumpleaños la Koa- koa...? Ojalá no sea la primera semana de febrero por que voy a estar de vacaciones (yo y la pancha) es que la invité a las rocas de Sto. Domingo, así que responde eso... bueno, gracias por decir que te gusta el fic, pero ¿es idea mía o escribes tan rápido que no te das el tiempo de opinar? Es que para una escritora es valiosa la opinión de sus lectores, jejejeje, bueno, saludos. Tanina Potter.

mariag malfoy: Bueno, no es un fic Ginny/Draco ni Harry/Ginny... es un fic más tirado para la novela, o sea, hay varias parejas... Ron/Hermione, Harry/..., Ginny/Draco y no sé, después se verán otras parejas. Y Ron, por el momento seguirá en Rumania, con Sophie, pero no te impacientes... ya volverá a Inglaterra por su Hermione. Saludos, Tanina Potter.

Vika Riddle: ¡Qué bueno que te haya servido mi review! La verdad yo quedé plop! cuando leí la muerte de Sirius... pero será mejor que te deje con la duda. Lamento decirte que a pesar de que tus amigos te digan que leas el 5º libro en Internet, ya no es posible hacerlo. La página que lo tradujo fue clausurada, por lo mismo así que... bueno, funamos!! Espero que te haya gustado este capi, en donde Draquito por fin abre los ojos, como dice el título. Saludos, cuídate, Tanina Potter.

Merodeadora-Chii: Claro que me animan todos tus reviews y los del resto de los mortales que leen este fic. Me ayuda a continuar y no deprimirme. Gracias por los halagos... ^^ ¡Me voy a poner colorada! Y bueno, ya tengo un voto por Matthew, pero si quieren otro nombre, no duden en escribir. Saludillos. Tanina Potter.

Y otra buena noticia:

¡¡¡¡QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ, QUEDÉ EN LA UNIVERSIDAD DE CHILE!!!! ¡¡¡ESTOY REQUETE HAPPY!!!!

Ahora voy a poder estudiar literatura hispanoamericana como yo quería...

Bueno, eso es todo, gracias por su comprensión.

Atte. Tanina Potter.