Capítulo 14: MÁS VALE TARDE QUE NUNCA.

-¡Ron! ¡Se nota que me extrañas! - exclamó Sophie al ver llegar a su novio a casa, recibiéndolo con un enorme abrazo y un beso. Ron sólo atinó a sonreír.- Pasa, pasa... siéntate. Sophie no vivía con sus padres, pero sí rodeada de amigas y compañeras de trabajo. Algo así como una pensión para las trabajadoras del local en donde se atendía a los cuidadores de dragones, como Ron. Seis chicas más compartían la casa, pero cada una de ellas poseía su propia habitación, con un patio exterior en común. El lugar donde se encontraba Ron ahora era el living de aquella casa.

-Y dime, ¿qué te ha hecho volver tan rápido? - preguntó Sophie con alegría.

Ron no sabía qué contestar, cómo empezar. No podía lanzarle todo de frentón, o la dañaría.

-Es que... necesito hablar contigo - comenzó Ron. Sophie entonces se percató del bolso que llevaba el pelirrojo.

-No me digas que... que te vienes para acá... - dedujo Sophie. Al ver que Ron no reaccionaba, se lanzó sobre él, entusiasmada.- ¡Ron, te vienes a vivir conmigo!

-No, Sophie, no es eso - le dijo Ron separándose lentamente de ella.- Yo... vengo a despedirme.

La muchacha se sorprendió mucho, frunció el ceño y luego volvió a sonreír.

-Mmmm... casi caigo... qué bromista eres Ron - exclamó Sophie riendo con gracia.

-No es broma, Sophie - la cortó Ron.- Yo... debo irme.

-Pero... ¿por qué o qué? - preguntó Sophie con curiosidad.- ¿Es por mí, Ron? ¿Te hice algún daño...?

-No, Sophie, claro que no - respondió Ron.- Tú has sido muy buena conmigo... es sólo que... se ha presentado una emergencia en Londres y...

-¿Londres? ¿Le pasó algo a alguno de tu familia? - preguntó la chica.

-No, ni Dios lo quiera - explicó Ron.- Pero es algo muy urgente...

-Entonces, ¡voy contigo! ¡Yo te acompaño a Londres! - exclamó Sophie. - así aprovecho para conocer a tu familia y...

-No puedes.- dijo Ron con seriedad. - Es que... es un asunto difícil y solamente yo puedo solucionarlo y tengo que hacerlo rápido.

-Pero... Ron, no puedes dejarme sola aquí - dijo Sophie con expresión de tristeza.- te voy a extrañar demasiado.

-Lo sé, Sophie, yo también lo haré, pero es inevitable... - declaró Ron.

Sophie se lanzó a los brazos de Ron, abrazándolo. No quería dejarlo ir. Algo le estaba diciendo en su interior que no volvería a verlo.

-Entonces... - comenzó a decir la chica con voz melosa.- Regálame esta noche.

-¿Qué quieres decir? - preguntó Ron con sorpresa.

-Qué esta noche... será para los dos.

Llevándolo del brazo, lo guió hasta su habitación. Ron sentía que le ardían las orejas y un leve escalofrío lo recorrió de pies a cabeza. En el interior de la habitación se sentía una calidez increíble y las rápidas manos de Sophie se hicieron expertas frente a las torpes manos de Ron. Ella de verdad lo amaba, tanto como para entregarse por completo a él, pero ¿y el pelirrojo? A pesar de sus dudas, Ron concentró todas sus fuerzas en corresponder a aquellas caricias y amarla tanto como ella lo hacía. La noche era tan cálida y el aroma al cuerpo de Sophie tan agradable, que lo embriagaba por completo. Sentía su pulso a mil por hora y la sangre hirviéndole por cada rincón de su cuerpo. En cada beso y en cada caricia había algo que no lo dejaba pensar con claridad. Sólo se dejó llevar...

-*-

La luz del sol le dio en plena cara cuando despertó. Le costó darse cuenta de que no se hallaba en su cama, si no en una ajena de sábanas beige, que desprendían un fuerte aroma a mujer. Se descubrió a sí mismo, desnudo y de espaldas, con la cara volteada hacia la ventana. Miró al otro extremo. Un rostro blanco, rodeado de una impresionante cabellera castaña que desbordaba por la almohada y un cuerpo de mujer cubierto por las mantas se hallaba a pocos centímetros de él. Por un momento creyó que se trataba de Hermione, pero la realidad le decía otra cosa: había pasado la noche no con Hermione, si no con alguien físicamente muy parecida a ella; Sophie. Lentamente, sin deseos de despertarla, se levantó de la cama. Un rayo de luz atravesó su mente: "Hermione" pensó. "Hermione se va con Víctor Krum a Bulgaria". Si no se daba prisa la perdería para siempre. Tan rápido como sus manos se lo permitieron, tomó sus ropas y se vistió en unos minutos. Tenía su bolso y su chaqueta en el living, así que salió de la habitación rogándole a Dios que no hubiera nadie allí que pudiera armar un escándalo por su presencia. Vestido sólo con unos pantalones de algodón negros, una camisa roja de mangas largas y la chaqueta que traía, se dirigió hasta un lugar más deshabitado que ese. No podía permitir que cualquier muggle lo viera desaparecer como una alma en pena, así que eligió caminar hasta un callejón oscuro desprovisto de miradas curiosas que quedaba a pocos pasos de la pensión de Sophie. Con todas sus fuerzas, concentró sus pensamientos en el destino que debía tomar: Inglaterra. Esperaba que nada saliera mal, que llegara con todo su cuerpo al lugar deseado y sobre todo, esperaba hallarla y decirle cuanto la amaba y cuanto la había extrañado. Pedirle perdón por haber salido de su vida sin siquiera despedirse y rehacer lo que nunca fue hecho... Con un leve ¡puff! el callejón quedó vacío.

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Se le había hecho habitual verla todos los días al despertar. Era tan hermosa su imagen, que le costaba imaginarse que antes la había odiado. Pero ahora, cómo no amarla si ella era tan buena, tan dedicada y tan hermosa. La cabellera roja que antes había despreciado por encontrarla inferior a él, ahora la veía tan delicada, la sentía tan suave y aquellos ojos azules que lo miraban con dulzura al despertar, parecían un mar inmenso perdido en el paraíso. Ella era la culpable de que su corazón se sintiera tan bien, que su alma estuviera en más calma que nunca y no quería que aquellos sentimientos se perdieran por nada.

-Mira como me has curado - le dijo sonriéndole.

-Yo no he sido, en el hospital te han tratado muy bien - le recalcó la pelirroja.

-Sí, pero si tú no hubieras estado aquí, yo habría muerto inevitablemente, jamás hubiera salido del coma.- declaró el chico.

-No digas eso, Draco. - lo interrumpió Ginny.- Te quiero mucho y no hubiera soportado el que te hubieras quedado en coma. Aunque sea zamarreándote te hubiera despertado.

-Ja, no seas tan brusca - exclamó Draco.- Gracias Ginny... Imagínate que ya puedo hablar con normalidad.

-Ya era hora -rió Ginny.- Parecías Robocop.

-¿Quién? -preguntó Draco.

-Robocop... un tipo de hojalata que veía Hermione cuando fui a su casa para las vacaciones... pero no me tomes en cuenta - declaró Ginny.

-Eso es imposible. - dijo Draco.- Es imposible no tomarte en cuenta...

Ginny sintió que le ardían las mejillas y las orejas. El rubio buscó su mano y la tomó con suavidad. Un leve escalofrío le llegó hasta la punta de los pies y rebotó hasta sus manos. Draco le sonreía con tal calidez, para nada parecida a esas sonrisas forzadas que conoció en Hogwarts; sonreía de verdad, de pura alegría y emoción.

Un curandero llegó hasta la habitación, llevando consigo una silla de ruedas. Ginny se extrañó de que Harry no estuviera ahí, supervisando todas las salidas y entradas de Draco.

-Disculpe, vengo a llevarme al señor Malfoy a recuperación.- dijo el curandero, un hombre bajito y de cabellos ralos que poca fuerza demostraba con sus delgaduchos brazos.

-Eeehh... ¿y el doctor Potter, señor? - preguntó Ginny mientras ayudaba a Draco a bajar de la cama.

-Pues... hoy no podrá venir. Se encuentra en el tercer piso, guardando reposo.- respondió el curandero.

-Pero... ¿qué le ha pasado? ¿Por qué se halla guardando reposo? - preguntó algo nerviosa.

-Parece que tuvo un accidente. Se cayó del puente de Londres...

-Potter si que está loco.- acotó Draco.

-¿Cómo es que se ha caído del puente de Londres? - preguntó Ginny.

-No lo sé... -dijo el curandero acomodando a Draco en la silla.- También llegó una muchachita... se veía tan pálida la pobre.

"Muchachita" pensó Ginny. "¿Acaso Hermione... o quizás, Úrsula?". Llevó ella misma la silla de ruedas de Draco y lo acompañó a recuperación. Pero estaba asustada. ¿Qué habría pasado para que Harry se cayera del puente de Londres? Se disculpó con Draco un momento, quería saber lo que realmente había pasado y caminó entre las habitaciones siguientes. Había olvidado preguntar en qué habitación se hallaba Harry, pero no hubo que preguntar demasiado. Hermione estaba entrando en una de ellas, con una bolsa de comida.

-Her... ¿Qué ha pasado? - preguntó Ginny al llegar.

-No te preocupes Gin, puedes pasar y hablar con Harry si quieres.- respondió la chica.

Entraron en la habitación. Dentro, había dos camillas muy cerca una de la otra. En una descansaba Harry, leyendo el periódico y en la otra estaba Úrsula, profundamente dormida. Ginny pensó que le habían jugado una broma, pues por las buenas condiciones en que se hallaba Harry, nadie podría haber dicho que había sufrido un accidente.

-Hola Ginny, ¿Qué tal? - saludó Harry.

-Bien, pero... ¿qué te ha sucedido? - preguntó Ginny con extrañeza.- ¿Decidiste cambiar tu papel de médico por el de enfermo?

-Claro, para ver las dos caras de la moneda -rió Harry.- No, no es eso. Sólo me caí del puente, iba un poco distraído...

-No es cierto - le dijo Hermione. Luego, se dirigió a Ginny.- Harry se ha portado como un héroe...

-¿De nuevo? ^^ - preguntó Ginny.

-¬¬ graciosa. - dijo Harry.- No seas tan exagerada, hice lo que tenía que hacer...

-Bueno, ¿Y qué hiciste? - preguntó Ginny con impaciencia.

-Lo que pasa es que Úrsula estaba algo deprimida... y quiso tirarse del puente de Londres.- respondió Hermione.

-Pero, ¿por qué se deprimió? No creo que halla sido por el trabajo... o por alguien... - exclamó Ginny, dirigiéndole una pequeña mirada a Harry.

-Sí, eso mismo me pregunto yo... no me explicaste todo ayer... - reclamó Harry.

-Bueno, lo que pasó fue que Úrsula recibió ayer un paquete sin remitente. Le dije que tuviera cuidado, pero no me escuchó. Era una maldición... alguien la quiso matar y sólo le dio veinticuatro horas... - declaró Hermione.

Ginny ahogó un grito de miedo y pidió con su mirada que Hermione siguiera con el relato.

-El contra-maleficio era muy simple, pero Úrsula creyó que jamás sucedería algo así - dijo Hermione con una sonrisa.

-¿A qué te refieres? - preguntó Harry.

-A lo que hiciste tú, Harry... debía haber una demostración de amor legítima - explicó Hermione.

Harry se turbó un poco ante las palabras de su amiga. Él no tenía ni la más mínima idea de que sin querer había realizado el contra-maleficio. Sus mejillas se sonrojaron un poco y volteó la cara para ver detenidamente a quien dormía a su lado. Recostada entre sus largos cabellos castaños, descansaba Úrsula. Se veía tranquila, había recuperado el rosado de sus mejillas y entre las sábanas blancas parecía una criatura mágica, como una hada que duerme sobre las hojas de los árboles.

Las chicas sonrieron al ver aquella escena. Harry por fin estaba tranquilo, sin recuerdos dolorosos que lo atormentaran, sin irritarse a cada rato luego de recordarlos.

-Será mejor que nos vayamos - susurró Hermione a Ginny.

-Sí... así me acompañas a ver a Draco - dijo Ginny en voz baja.

Juntas y sin hacer ruido, salieron de la habitación. Harry no se percató de aquello hasta bastante rato después. Siguiendo las protestas de su corazón, bajó de la cama, aún adolorido por algunas magulladuras y se sentó a los pies de la cama de Úrsula. No deseaba despertarla, sólo mirarla. Tenía tantas ganas de abrazarla y darle las gracias; no podía creer que en tan poco tiempo había dejado atrás aquellos malos recuerdos, aquel odio que sentía por Cho y aquella desconfianza que le producía el amor. Los latidos de su corazón retumbaron tan fuerte, que Harry creyó por un minuto que despertarían a la chica y quiso reprimirlos colocando su mano en el pecho. Pero no había nada que hacer, aquello le demostraba lo que tanto había temido: estaba enamorado.

Suavemente, sin intenciones de armar un escándalo, acomodó su cuerpo al lado del de Úrsula y la abrazó delicadamente. Podía sentir la calidez de su respiración y los latidos de su corazón, ahora más calmados. Podía sentir la suave piel que envolvía sus manos y deslizar las suyas por los cabellos de la chica. Esta vez sentía que podía ser él mismo, que no tendría que armarse de valor para hablar de amor con ella, ni que se le revolverían las tripas cada vez que tuviera que acercársele. Era muy distinto de aquel sentimiento que alguna vez le profesó a Cho. Definitivamente era lo que deseaba sentir para toda la vida.

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-¿En serio te tienes que ir hoy? - preguntó Ginny algo triste.

-Sí, ya es hora... Víctor incluso lo había pospuesto un poco para que yo terminara de arreglar mis asuntos en el ministerio - respondió Hermione.

-Pero... ¿y Úrsula? ¿La vas a dejar sola? - preguntó Ginny.

-No, para nada... la dejo en buenas manos - dijo Hermione con una sonrisa.

-Si tú lo dices - dijo Ginny.

Estaban las dos paradas a la salida del hospital. Ginny había tratado de resignarse a la idea de que Hermione se fuera. Perdería una gran amiga, pero la decisión ya estaba tomada. De pronto vieron venir un auto, un Mazda 323 propiedad de Hermione. Al detenerse frente a ellas, salió de la cabina del conductor un tipo alto, de cabellos oscuros y cejas pobladas. Llevaba un terno negro a rayas y debajo de él, una camisa blanca formal. Se había dejado crecer algo de pelo en la barba, lo que lo hacía verse algo más mayor.

-¿Estás lista, Hermione? - preguntó el Búlgaro con su acento característico.

-Sí, muy lista - declaró Hermione.

Krum tomó la cartera de Hermione y la echó en el auto.

-Te voy a echar mucho de menos - declaró Ginny.

-Yo también, Gin - le dijo Hermione abrazándola.

Krum se despidió de la pelirroja y subió al auto. Hermione hizo lo mismo unos instantes después. Hasta que el coche no hubo desaparecido, Ginny no se despegó de aquel lugar. Ahora le tocaba volver al hospital y ver como seguía la recuperación de Draco. Por un momento pensó en su propuesta; no era mala idea y sabía que con el tiempo el amor podría volverse más fuerte. Aún estaba algo insegura, pero como le había pedido Draco, se arriesgaría. De un momento a otro, Ginny fue sacada de sus cavilaciones por un singular sonido, como si una burbuja de agua hubiera explotado. Se detuvo en seco. Lentamente giró sobre sus talones. Tenía el leve presentimiento de que algo importante pasaría si se daba la vuelta a mirar.

En un segundo estuvo frente a los ojos atónitos de un pelirrojo mucho más alto que ella, de facciones adultas pero conservando las líneas de un adolescente. Aquellos atónitos ojos azules, muy parecidos a los suyos, la miraron de arriba a abajo. Había salido de la nada, con un bolso y una chaqueta puesta sobre los hombros.

Antes de darse cuenta, el pelirrojo abrió la boca y la deformó hasta hacer una sonrisa...

-Hola Gin - saludó.

Sin dudarlo dos veces, Ginny se lanzó a los brazos de su hermano, gritando como loca.- ¡¡¡RON!!! ¡Has vuelto!

-Ginny, dime... ¿Dónde está Hermione? -preguntó Ron con impaciencia al separarse de ella.

Su hermana lo miró con una expresión de tristeza. Era difícil decirle lo inevitable. Era difícil decirle que había llegado demasiado tarde.

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Ups! Ya.. terminé el capítulo 14... por fin. Apuesto a que no esperaban que pasara esto, ¿verdad?

Reviews:

Azazel_Black: Claro que lo continúo. Espero que te guste.

ginny_g4: Gracias por las palabras. Y no sólo el capítulo 13 tiene romance, si no todos los que vengan. A propósito, mándame tu fic... yo no tengo ningún problema en leerlo y revisarlo. Tanina Potter.

Deina-Yagami: ¿Así que miembro de la Orden Siriusiana? ¡Qué bien! Bueno, cuando haya alguna Orden Remusiana o Ronaldsiana, avísenme. Jejejeje... No te preocupes por no haber dejado reviews antes, a mí también me pasa lo mismo de repente :P A mí también me agradaba Cho en el cuarto libro, la encontraba... pasable. Pero apenas leí el quinto libro quería matarla... Con esos celos idiotas que le daban... ¡Con razón Harry se hartó de ella! Y bueno, ¡quién fuera Úrsula! Aunque a veces prefiero ser más Hermione... o Sophie, para estar más cerca de mi pelirrojo weno. Ya, saludos. Tanina Potter.

Lil Granger: Jajaja, yo también quiero un niño como Ron. No, no un niño... un hombre como Ron (eso estaría mejor) No te preocupes por Cho, ya recibirá su merecido. Mientras pueda voy a seguir actualizando, siempre y cuando mis papás no me pillen... ^^U Tú también me caes bien... es divertido compartir con tantas personas alrededor del mundo... (O sea, "Around the World", como dice el profesor Salomón, jejeje) Bueno, cuídate, saludos. Tanina Potter.

¡¡¡Ah Sip!!! Se me olvidaba... quiero recomendarles un fic, es de mi amiga Katie Lupin, se llama "HP y la sagrada vid". Yo lo acabo de leer y me pareció bastante bueno, tiene un buen soporte y ha mejorado muchísimo desde el anterior (Es verdad, Paloma, no te enojes) ¡¡Yap, así que léanlo y déjenle reviews, por fis!!

Atte. Tanina Potter.