¡He vuelto! No puedo negar que lo he pasado bien, pero Santiago se echa de menos ^^

Y claro que pensé en más ideas para este fic, algunas maquiavélicas (jejeje... .) Y otras no tanto.

No sé por qué me esfuerzo en escribirlo, pero ya saben:

MI NOMBRE NO ES J.K. ROWLING, POR LO TANTO NINGUNO DE SUS PERSONAJES O ARGUMENTOS ME PERTENECEN. (Sólo los que yo creo)

TAMPOCO HAGO ESTO CON FINES LUCRATIVOS, SÓLO POR QUE ME GUSTA (O sea, por amor al arte)

Yap, aquí va el nuevo capítulo...

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Capítulo 16: CARTAS DE ESPERANZA.

La soledad y la impaciencia lo estaban consumiendo. Sabía que ahora sólo le quedaba esperar, pero aquello era ridículo. Tres años de incertidumbre y desconcierto ya eran bastantes para aquel pelirrojo; y sobre todo ahora que la casa que le rodeaba le parecía tan grande y tan vacía. Todos se habían ido, ya no quedaba nada de las risas y las correrías de antaño, no quedaba nada de aquel desorden inmutable que habitó la casa cuando fue niño. Acostado sobre la cama que lo cobijó por más de diecisiete años, Ron miraba alrededor de la habitación, contemplando los intactos pósters y banderines de su equipo favorito: los Chudley Cannons. Su antiguo baúl gastado seguía en el mismo lugar donde lo dejara tres años antes, abierto hasta atrás, dejando a la vista la túnica negra que ocupó durante algunos años en el colegio, su corbata roja y anaranjada encima y la bufanda del mismo color. Todo estaba intacto. Molly se había esmerado tanto en mantener presente el espíritu de sus hijos, que había olvidado que ninguno de ellos vivía ya en la casa. Mas cuando vio aparecer a su penúltimo retoño en el umbral de su puerta, más hombre, más maduro... cómo decir... distinto, no dudó ni un minuto en lanzarse en sus brazos y llorar desconsoladamente. Ella y Arthur no se acostumbraban a la realidad. Sus hijos habían crecido y ya no dependían de ellos. Aún no se conformaban con las esporádicas visitas de los gemelos, pendientes de su gran negocio de bromas; ni con las visitas de Ginny, cada vez que los quehaceres del colegio le daban tiempo. Los demás simplemente habían desaparecido. Ron apreciaba aquella dedicación, sonreía al mirar todos aquellos recuerdos que lo rodeaban en aquel instante, pero una pequeña comezón le estaba recorriendo todo su cuerpo. No podía quedarse impertérrito ante aquella situación. Hermione se había ido y él estaba ahí, tirado en su cama, haciendo nada. Pero cada vez que intentaba pensar en alguna idea, todo se le complicaba... no tenía referencia alguna de dónde podía hallarse, sólo sabía que estaba en Bulgaria, o en sus alrededores, pero aquello no era suficiente para dejarse caer así como así en un lugar cualquiera. Bulgaria no era un gran país, pero tampoco se trataba de una manzana. Pensó en la posibilidad de averiguar la dirección de Krum a través del Departamento de Deportes y Juegos Mágicos, pero le pareció que Víctor sería demasiado importante dentro de aquel ámbito como para que le dieran la dirección tan fácil. No... aquello no era lo que debía hacer.

"Piensa, Ronald Weasley, tiene que haber una salida" se repetía incesantemente el pelirrojo.

Levantó su cuerpo hasta la ventana, en busca de alguna idea que pudiera salir de la naturaleza y dirigió sus ojos hasta la ya abandonada jaula de Errol, y la sucia celda que fuese alguna vez de Pigwidgeon.

-Pig... ¡Pig! ¡Eso es... necesito a mi lechuza! – exclamó entusiasmado.

Pero lo que más necesitaba en ese minuto era una carta. Una carta escrita por sus propias manos diciéndole a Hermione que volviese, que le necesitaba más que nunca, que enmendaría sus errores sólo por ella. Se dirigió rápidamente al baúl que una vez hubo albergado sus cuadernos, sus calderos de pociones, sus libros de encantamientos y sacó de ahí algo del papel que quedaba disponible. En el escritorio que debió compartir varias veces con sus hermanos mayores, encontró pluma y tinta. Se sentó, tomó aire y mojó la pluma para comenzar a escribir... En unos instantes eternos, vaciló ante el papel.

-¡Diablos! – exclamó Ron con desesperación, tirando la pluma con fuerza y aferrándose la cabeza entre los brazos.

No lograba hilvanar las palabras, escribir frases, expresar lo que sentía. Era imposible... ¿Qué hacer? ¿Decirle todo directamente o contarle lo necesario para que sintiera curiosidad por lo que pasaría? ¿Ser romántico o algo neutral?

No debía dudar más, no debía perder el tiempo. Volvió a tomar la pluma antes mojada y escribió, aunque con algo de nerviosismo, lo que realmente sentía, sin tapujos.

"Hermione: por que he sido un verdadero idiota te he perdido. Por pensar que no te merecía, te has ido de mi lado... pero lo único que deseo en este momento, no es cambiar el pasado, ni tratar de cambiar para ti. Sólo deseo mirarte, saber que no me has olvidado y que dentro de tu corazón aún hay un espacio para mí. Vuelve, te lo ruego. Sinceramente, Ron."

Contemplando el resultado de su desahogo, dobló el papel por la mitad y lo besó con ternura. Un poco de espera no es tan desagradable si mantienes viva la esperanza.

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-¿Estás segura de que aquí no molesto? –preguntó un chico de cabellos azabaches mirando el interior de la habitación.

-Claro que no, Harry. Mi novio no molesta en ninguna parte – afirmó Úrsula con picardía.

Desde aquel día del accidente, la relación de Harry y Úrsula se había formalizado hasta el punto de decidirse a vivir juntos. La chica se hallaba feliz, no sólo por el hecho de que iba a compartir su vida con el hombre que más amaba, si no por que a falta de Hermione, ella sería la nueva jefa del Departamento contra el Uso Incorrecto de artefactos Muggles. En realidad eran sentimientos encontrados. Su amiga no había escrito nada desde que se fue con Víctor a Bulgaria, pasada ya una semana, y aquello le preocupaba un poco. Se sentía insegura respecto si Krum le diera la suficiente libertad a Hermione para comunicarse con sus amigos, a lo mejor él seguía dudando de los sentimientos de su novia y eso le hacía desconfiar. Pero todas aquellas dudas eran recompensadas por la presencia de Harry. El medimago había aceptado que no debía cerrar su corazón al amor, sobre todo si tenía una gran mujer enfrente, quien lo amaba mucho y no deseaba hacerle daño, como lo había hecho Cho...

Cho... no le había contado a Úrsula sobre lo que vio en la sala de autopsias, pero no estaba seguro de hacerlo. Aparte, aquel recuerdo se había desvanecido casi por completo de su cabeza y revivirlo sería inútil, él ya estaba tranquilo y feliz. Acomodó sus cosas entre las de Úrsula y se sentó en el borde de la cama, contemplando la habitación con curiosidad. Todo estaba en tonos azules y lilas. La cama tenía una gran colcha de lana tejida a mano, y entre los cojines descansaba un enorme peluche de un delfín. En la mesita de noche había dos portarretratos, cada uno con una foto de Úrsula. En la primera se veía a la chica tocando la flauta traversa con un elegante vestido negro. Seguramente era de cuando Úrsula tocaba música frente a un gran público. En la segunda estaban ella y Hermione vestidas como cowboys y posando descaradamente para la foto, mientras reían sin parar. Por supuesto, las dos fotografías eran con movimiento. Úrsula había ido en busca de un vaso de jugo y en cuanto se lo hubo servido a Harry, se tiró, cual niña pequeña, en su cama. Abrazó a su peluche y contempló a Harry por unos segundos.

-Dime que no es un sueño... – dijo Úrsula, contemplando aún al chico.

-¿A qué te refieres? – preguntó Harry, dejando el vaso a un lado.

-A que estés aquí... a que sé que me amas y que no es sólo una de mis locuras – respondió Úrsula.

Harry sólo sonrió.

-Yo también creo que esto es como un sueño – dijo con ternura.- Nunca pensé que dejaría los rencores atrás, y menos por una señorita tan linda como la que tengo enfrente.

-Si sigues diciéndome esas cosas me voy a sonrojar – dijo Úrsula escondiendo su cara en el peluche.

-Pues cuando te sonrojas, te ves aun más preciosa – dijo Harry acercándose a la chica.

-¿Más que cuando lloro? – preguntó Úrsula melosamente.

-Aún más...

De buena gana recibió el beso que Harry le estaba regalando. Lo sentía tan dulce, tan suave que se dejó llevar por la ternura que le producía aquel efecto. Se aferró a los brazos del chico mientras él acariciaba su cabellera, peinada en su habitual trenza. Sus cuerpos estaban cada vez más cerca y sus respiraciones iban aumentando en frecuencia con cada contacto de sus labios. Las ideas se atropellaban en su cabeza, no podía pensar, sólo sentir. Lo que estaba sintiendo en ese minuto era que el cielo había bajado para rodearlos por unos instantes. Ahora la boca de Harry se había dirigido al cuello de la chica, mientras Úrsula cerraba los ojos y paseaba sus manos por la cubierta espalda de Harry. En un segundo, su elaborada trenza se había disuelto en un mar de cabellos ondulados. Por su parte, Harry disfrutaba cada centímetro de piel que podía recorrer con su boca y con sus manos. Lentamente fue desabotonando la blusa transparente que Úrsula llevaba en esos instantes, dejando al descubierto unos suaves pechos blancos sujetados aún por el sostén negro que había debajo. Úrsula hizo lo mismo con la camisa de Harry, pudiendo ver el trabajado abdomen del chico, y con pequeños besos recorrió su pecho, mientras Harry dirigía las manos a sus caderas. Sus corazones ahora iban calmando sus latidos, para poder avanzar juntos en aquella marcha. Las bocas de cada uno volvieron a encontrarse, dejando entrar sus lenguas para poder sentir más placer y dicha. Úrsula le quitó los lentes a Harry y Harry desabrochó el sujetador de Úrsula, en completa sincronía. Ella lo deseaba desde el primer momento en que lo vio y aquel era el sueño más hermoso que hubiera vivido. Tan hermoso, que no fue capaz de darse cuenta de inmediato que el teléfono estaba sonando.

"¡¡¡¡RRRRRIIIIIIIIINNNNNNNNGGGGGGGG!!!!"

-No contestes – decía Harry mientras recorría su cuello a besos.

-¿Y si es importante? – preguntó Úrsula mientras suspiraba con más fuerza.

-Esto es más importante – respondió Harry mientras volvía a besar a la chica en la boca.

-Harry, espera – dijo Úrsula mientras se separaba lentamente del chico.- Puede ser del ministerio.

Úrsula tomó el auricular, cuando Harry aún besaba su espalda y contestó.

-¿Sí?... Ah, claro, mi reemplazante... ¿qué? ¿Ahora? ¿No puede ser mañana?... Está bien, Matilda... ¿Qué? ¡Claro que no hago nada malo, para nada!

Harry rió ante aquel comentario y volvió a abotonarse la camisa, saliendo de la habitación. Úrsula se despidió de la mujer y acomodándose las ropas, salió en busca de Harry hacia el living.

-Te llevaré en el auto, si quieres – le ofreció Harry.

-Está bien – respondió Úrsula.- Lo otro lo dejaremos para más tarde...

-Okey, pero te la voy a cobrar – dijo Harry besando a la chica y saliendo hacia fuera para echar a andar el auto.

Úrsula sonrió para sí misma y corrió a buscar su bolso a la habitación.

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Ginny estaba dando clase a los de quinto año de la casa de Ravenclaw cuando sintió que golpeaban la puerta. Detuvo su charla sobre animagos y envió a uno de sus alumnos a ver quién era. Un pelirrojo irrumpió en la sala y caminó a grandes zancadas por el pasillo entre las mesas, dejando más de alguna boca abierta de parte de las alumnas. Cuando llegó hasta el escritorio de su hermana, enfrente de la clase, se paró firmemente y habló:

-Necesito que me prestes a Pig, por un momento.

-Ron, ¿qué estás haciendo aquí? ¿Para qué quieres a Pig? – preguntó Ginny.

-No preguntes demasiado, Ginny, es importante que yo envíe esta carta – respondió Ron mostrándole el pedazo de pergamino que llevaba en sus manos.

-Okey, okey... espera, iré a la lechucería, tú quédate aquí – dijo Ginny saliendo por el pasillo.- te quedarás al frente de la clase mientras yo vuelvo.

Ron vio desaparecer a su hermana por la puerta del salón y se percató que estaba enfrente de una veintena de adolescentes con cara de curiosidad ante el nuevo "profesor" que los tenía a cargo. Algo nervioso, notó que una chica de largos cabellos rubios y ojos azules, levantaba el brazo pidiendo atención.

-¿Qué... qué quieres? – dijo Ron algo cohibido.

-¿Es usted hermano de la señorita Weasley? – preguntó la rubia.

-Eeehh... sí. – respondió Ron.

Otra chica, de cabello corto y rizado, levantó la mano. Ron la miró y le hizo una seña para que hablara.

-¿Y en qué se especializó después de terminar Hogwarts?

-En... en dragones.

Un murmullo general recorrió la sala y ahora un chico de color levantó el brazo para decir algo.

-¿No cree que los dragones son algo peligrosos?

-Sí, pero después de algunos años tratando con ellos te acostumbras – respondió Ron, ahora algo más calmado.

La misma chica rubia y de ojos azules, volvió a levantar la mano, esta vez poniéndose de pie.

-No nos ha dicho su nombre...

-¡Ah! Eeehh... Ron – respondió el pelirrojo.

-¿Le han dicho alguna vez lo guapo que es, Ron? – preguntó la chica con una miradita de picardía.

Ron sintió que las mejillas le ardían hasta las orejas. No sabía qué contestar. Todas las chicas de la clase le miraban como si quisieran comérselo y los muchachos fruncían el ceño ante este nuevo personaje.

-Guárdese esos comentarios para un chico de su edad, señorita Poolyfast. – exclamó Ginny cuando entró en la sala, trayendo una jaula con la pequeña lechuza.

La muchacha tomó asiento de inmediato, sonrojándose a más no poder, pero sin dejar de mirar a Ron, quien fue recibido amigablemente por su antes pequeña lechuza, quien a pesar de los años, no dejaba de revolotear y gorjear cada vez que algo le entusiasmaba.

-Aquí está Pig – dijo Ginny al entregarle la jaula a su hermano.- Cuídala mucho. De seguro te ha extrañado un montón...

-Claro... ¡Qué tal, Pig! – exclamó Ron saludando a la lechucita.- Muchas gracias, Ginny, te debo una.

-No te preocupes – dijo Ginny.- Si es para lo que creo que estás pensando, te deseo la mejor de las suertes...

Se despidieron con un abrazo fraternal y Ron salió del aula, seguido por las miradas de las embobadas alumnas de la clase.

-¡Señores, señoritas! Presten atención – llamó Ginny. Luego dirigió su mirada hacia la chica rubia - Y usted, señorita Poolyfast, ordene sus hormonas y preste más atención a la clase, si quiere subir sus notas.

-*-

Estaba en la ventana de la torre norte, contemplando el paisaje. Nada había cambiado, todo seguía en perfecto orden. Desde la cabaña de Hagrid, hasta los campos de Quidditch, pasando por el gran lago donde dormitaba el calamar gigante. Tal como lo había visto el último día de clases, el día de su graduación, junto a sus amigos, Harry y Hermione, desde la misma torre. Sentía tan cercano ese momento, que hasta podía percibir las risas y los comentarios que rodearon aquella despedida. Hermione estaba feliz por su "Premio Anual" y Harry, aunque algo herido por los últimos enfrentamientos, también se veía satisfecho de haber terminado de buena manera sus años como estudiante de aquel colegio. Recordaba lo hermosa que Hermione se veía ese día, podía recordar cada gesto, cada palabra que hubiese pronunciado y sentir aún el suave contacto que se produjo cuando se despidieron con aquel abrazo. Estaba tan absorto en sus pensamientos, que había olvidado para qué se hallaba allí, hasta que se dio cuenta de Pig, revoloteando de contenta en su pequeña jaula.

-Es cierto... – Ron sacó a la lechuza de la jaula y con sumo cuidado ató el mensaje en su pata. – Necesito que encuentres a Hermione, ¿la recuerdas?

Pig ululó muy alto, como respondiendo que sí, mientras batía rápidamente las alas.

-Okey, entonces, búscala... y dale esto, sólo a ella, ¿me has entendido? – preguntó Ron con entereza.

La pequeña ave dio pequeños saltitos de alegría y despegó desde la mano de Ron, rumbo al horizonte. El pelirrojo mientras tanto, rogaba por que Pigwidgeon no se perdiera o le faltaran las fuerzas para encontrar a Hermione. Aquella carta era su única esperanza.

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Las semanas siguientes se hicieron eternas para Ron. No sólo por que Pig demoraba un poco en volver de sus largos viajes, si no porque ninguno de ellos venía precedido por una respuesta de Hermione. Ron se había hecho a la idea de que si era persistente, alcanzaría su objetivo, por lo que había dedicado todo su tiempo libre a escribir cartas para Hermione muy parecidas a la primera. También había recibido algunas cartas de Sophie, quien deseaba saber cómo se hallaba su flamante novio y si pensaba regresar pronto. Ron estaba algo complicado; no quería moverse por ningún motivo de Inglaterra, por si Hermione aparecía uno de esos días preguntando por él, pero tampoco quería abandonar así como así a Sophie. Ella era su "novia oficial", y a una novia oficial no se la abandona así como así...

Respondiendo a una de las cartas de Sophie se hallaba Ron cuando fue visitado por Harry, su inseparable amigo.

-Me ha dicho Ginny que te has vuelto un perito escritor de cartas románticas – dijo Harry en cuanto llegó a la habitación del pelirrojo.

-Claro... me darán el Premio Nóbel de Literatura – bromeó Ron algo cansado, frente a un escritorio lleno de papeles arrugados y frascos de tinta vacíos.

-¿Y ahora a quién le escribes? – preguntó Harry interesado.

-A Sophie, mi novia. – respondió Ron.- Dice que me echa de menos y estoy tratando de calmarla diciéndole que el "asunto" por el que vine se ha complicado un poco, pero que pronto estaré de vuelta.

-No le habrás dicho nada acerca de Hermione ¿verdad? – preguntó Harry.

-Claro que no. – respondió Ron.- Ella lo que más sabe de aquel nombre era que se trataba del título de una vieja canción inglesa.

-Qué buena excusa, ¿eh?

-Sí, muy buena... – dijo Ron con pesadumbre.- ¿Y tú cómo has estado?

-Pues, no me quejo.- respondió Harry.- Desde que vivo con Úrsula todo ha ido genial. Lo único malo es que yo debo cocinar, por que ella aún no aprende. El otro día casi quema la casa.

-¡Pero que mujer más ardiente! – exclamó Ron con sarcasmo.

-Ni que lo digas... pero esa parte no te la voy a contar, me reservo el derecho de dejarte con la duda.- dijo Harry alzando una ceja. – Ahora debe andar en el ministerio entrevistando a las aspirantes para "Asistentes de dirección del Departamento contra el uso incorrecto de artefactos muggles"

-O sea, su antiguo puesto...

-¡¿Qué comes que adivinas?! – exclamó Harry sarcástico. – Exacto. Ahora ella ocupa el puesto que Hermione dejó vacante cuando se fue con... bueno, tú sabes.

-Con Krum, que no te dé pena decirlo – completó el pelirrojo con algo de amargura.- Yo aún guardo la esperanza de que responda mis cartas, aunque sea sólo para decirme que no vuelva a escribirle.

-Pues nunca la pierdas, eh... – lentamente giró la cabeza hacia la ventana de la habitación. En el horizonte podía verse un punto lejano que revoloteaba a toda velocidad, hasta convertirse en la pequeña lechuza que Harry reconoció como Pig.- Y hablando del Rey de Roma...

-¿A qué te refieres? – preguntó Ron con curiosidad.

-A Pig... viene hacia acá y no viene con las patas vacías – exclamó Harry con una sonrisa.

Ron vio entrar a la pequeña lechuza en su habitación, quien traía un gran paquete en las patas, envuelto en papel café. Cuando Pig se hubo calmado, Ron pudo tomar el paquete entre sus manos y ver de qué se trataba. Simplemente no se trataba de una carta, ya que era mucho más grande y pesado que una. Venía dirigido a él, con una escritura perfecta en la tarjeta de saludo que traía. Con algo de temor y ansiedad a la vez, Ron abrió el paquete. Era un periódico doblado en tres; "El Profeta" específicamente. Lo desdobló rápidamente y leyó el titular...

-¡No, no puede ser! – exclamó Ron al leer lo que decía el periódico. – No Hermione, no ella.

Tiró el periódico al suelo y salió de la habitación corriendo. Harry, atónito por la situación, levantó el periódico del suelo y leyó el titular...

-Imposible...

Sin más espera, salió de la habitación en busca de Ron. Las esperanzas se mantienen, pero hasta cierto punto. No hay que alargarlas demasiado.

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Por fin, terminé este capítulo... ¿ven que soy maquiavélica? Las voy a dejar con la duda hasta el próximo capítulo... jejeje.

Reviews:

Merodeadora-Chii: bueno, como me has escrito por partida triple te responderé por partida triple. ^^ Quizás Ron no voló ni corrió para alcanzar a Hermione, recuerda que aún siendo mago debes usar la cabeza en frío, pero por lo menos hizo algo que pocos hombres por estos días hacen: escribir cartas de amor. Tierno ¿verdad? También espero que la felicidad le dure a Draco... no vaya a ser que me vuelva más malvada y me ponga a matar a todos los personajes a diestra y siniestra. No, mejor no... ustedes me matarían a mí primero y se acabaría el fic. (o sea mi fuente de trabajo) Gracias por las felicitaciones. Ahora lo único que me espera es el "mechoneo", me van a dejar para la embarrada... y más encima voy a tener que pedir plata en la calle para recuperar las cosas que me quiten... Y_Y Bueno, pero como ya he cantado en la calle y me han dado plata por ello, no me hago tanto problema. Claro que eso lo hice por hobby, no por necesidad... Bueno, cuídate. Tanina Potter.

Lil Granger: Con una amiga estuvimos maquinando ideas para el fic, y gracias a tu gran idea, tenemos gran parte del argumento armado. Jejeje ^^ yo también veo caleta de películas y novelas, sobre todo mexicanas y venezolanas, que son las más lloronas y complicadas. Me dan algo de inspiración. Como ves, la pasé genial en mis vacaciones... me divertí harto y comí como sabañón (ja) espero no haber subido demasiado kilos. Y gracias a ti, por tener la paciencia de leer mis fics y de escribir reviews, gracias. Saludos, Tanina Potter.

Vika Riddle: Amigui... co tay? Volví, viste? La pasé re bien, nadé harto en la piscina, fui a la playa, anduve en las ferias artesanales y espié de lo lindo a mi vecino (que estaba como quería) jejeje... en fin, me porte mal. Oye, ¿cuándo vas a actualizar? Ya quiero que salga Sirius como entrevistado, porfis, apúrale. Cuídate, Tanina Potter.

Mione Grint: Gracias por el review y por las palabras... Y_Y ¡Me emociono! Gracias por el dato, también. Creo que me he dejado guiar demasiado por mi imaginación y por los fics. En algunos de ellos dicen que Ron tiene los ojos azules, y viendo a Rupert uno se confunde. Aunque tengo un póster de él en la pieza y se le ven los ojos verdes. A Daniel se le ven azules... creo que deberían cambiárselos... jejeje. Pero como esto es un fic, y dudo que me demanden por cambiar ligeramente el argumento... bueno, no te preocupes por pequeñeces, pero gracias de todas maneras. A propósito, leí uno de tus fics, el de los doctores corazón... y vaya que me he reído, está genial... Jajaja, continúalo. Saludos, Tanina Potter.

Katie Lupin: Pucha! ¿Sabes a quién le dices que estás aburrida? ¡A la reina del aburrimiento! Si no me crees, pregúntale a mi madre... jejeje ^^. Pero bueno, no te desanimes, quizás en tus vacaciones te llegue la inspiración y tengas más ideas para continuar tu fic, que está realmente bueno... (REPITO, A TODAS LAS QUE QUIERAN LEER UN BUEN FIC DE AVENTURAS Y CON BUEN CONTENIDO, HAGAN CLIC EN "KATIE LUPIN") Yap, saludos, Tanina Potter.

Importante: Si quieren ver el lado "romántico" de Severus Snape, no se pierdan la película "Realmente Amor" (o Love Actuality, en inglés) Ahí verán al seriote profesor de pociones siendo... ¿adivinen qué? Profesor. ¿Y a que no adivinan como se llama?... HARRY. Me he muerto de la risa cuando vi el making off de la película y lo entrevistaban a él. (Parece que la saga de HP lo persigue al pobre Alan Rickman) ¡Se ve realmente buena! También salen Emma Thompson (Trelawney) y el feo de R. Atkinson (Mr. Bean) Bueno, a Tom Felton (Draco) HP lo persigue desde pequeño. En la película "Los ocupantes" (creo que así se llamaba) a él le tocó hacer el papel de un pequeño PELIRROJO que era perseguido, junto a su familia, por un malvado gordo de apellido POTTER. ¡Ah! Y Daniel, en la película "El sastre de Panamá" tiene un papá (que es el sastre) que se llama HARRY. (Jajaja... las cosas de la vida)

Yap... hasta aquí no más llego... y ¡Feliz día de San Valentín! (aunque sea atrasado)