Capítulo 18: MATTHEW.
El sonido de un cascabel llenaba los rincones de la blanca habitación. Cientos de peluches y pequeñas escobas voladoras la adornaban por los rincones. En el centro, y recostado en una cuna, descansaba un bebé; tenía los ojos muy abiertos, unos enormes ojos color miel, coronados por unas espesas pestañas negras. Se divertía mirando el móvil mágico que daba vueltas en el techo sin necesidad de cuerdas o de hilos y reía alegremente. Era una risa fresca y musical, como el canto de los pájaros. Estiró las manitos para poder alcanzar el móvil y pataleó tiernamente porque no lo logró. Los pasos de un adulto se escucharon a la entrada. Era una mujer de mediana estatura y cuerpo delgado. Llevaba el cabello tomado en una cola de caballo. Un cabello muy espeso por cierto, y muy enmarañado. Se acercó hasta la cuna y miró dulcemente a aquel bebé.
-Hola amor – le dijo, para luego tomarlo en sus brazos.- ¿Tienes hambre Matthew?
Matthew movió otra vez las manos y lanzó un pequeño balbuceo dando a entender que había escuchado la pregunta y que sí deseaba comer. La mujer entonces se sentó en una cómoda mecedora y se bajó la parte superior de su vestido junto al sostén, para dar de comer al bebé. Cerrando los ojos, como para sentir el dulce sabor de la leche materna, Matthew bebió con ahínco del pecho de su madre. La mujer también cerró los ojos y comenzó a murmurar una melodía suave y placentera que hizo que el pequeño se sintiera aún más a gusto. De pronto, dejó el pezón a un lado e hizo una mueca muy graciosa, arrugando la nariz, para poder estornudar. Un estornudo muy sonoro, pero muy pequeño, de esos que dan risa cuando los ves salir de la pequeña nariz de un bebé. Su madre tomó un pañuelito blanco de su vestido, y con mucho cuidado limpió las gotitas de saliva que se habían esparcido por la carita de Matthew. Pero el destete no duró mucho, y el pequeño volvió a asirse del pecho de la mujer, para beber con más fuerza aún de la leche que manaba de él.
-Espero que no te entre la gripe.- le dijo acariciando su pequeña cabecita.
Una mujer apareció en el umbral de la puerta.
-Señora Hermione, ¿quiere que prepare la cena para usted y el señor Krum? – preguntó.
Hermione miró la hora en su reloj de muñeca. Era algo tarde para que Víctor no regresara, pero ella ya estaba acostumbrada. Los últimos días había tenido entrenamientos más duros que el común de los demás, ya que pronto se llevarían a cabo otra versión de los Mundiales de Quidditch y la sede esta vez sería Bulgaria. Por esta razón, Víctor llegaba a casa muy tarde.
-No, Marie, prepare la cena sólo para mí, mientras yo termino de dar de comer a Matthew.- respondió Hermione.
-Está bien, señora.
Diciendo esto, la mujer salió de la habitación y volvió a dejar a Hermione en la soledad. Miró a Matthew y comprobó que se había quedado profundamente dormido. Con sumo cuidado, destetó al bebé y puso en orden sus ropas, para ponerlo nuevamente en su cuna, cubriéndolo con su manta beige favorita. Lo miró dormir por un segundo y sonrió con satisfacción. Nunca creyó que llegaría a ser madre tan pronto, pero el destino le había preparado otra cosa. Cuando supo de su estado, lo primero que hizo fue buscar en la biblioteca más cercana todo acerca de los bebés. No estaba segura de poder con toda esa responsabilidad, pero en cuanto lo tuvo en sus brazos al momento de nacer, supo que estaría dispuesta a todo por protegerlo y por ser la mejor madre del mundo.
Se dirigió hasta el living y recostada en el sofá más cómodo que había allí, tomó el periódico y leyó lo que allí había. Hasta el momento había tenido la esperanza de que alguna noticia de sus amigos apareciera en él, pero allí no había nada. Sólo tonterías; un nuevo intento de robo en Gringotts, el lanzamiento de una canción del grupo "Las brujas de Macbeth", los pronósticos del Mundial a favor de Bulgaria y algunos artículos de fiestas en la alta sociedad de mundo mágico. Nada interesante.
Estaba por creer que sus amigos se habían olvidado de ella. Nunca respondieron las cartas que les escribió por casi un año, hasta que supo que estaba embarazada. No tuvo más noticias de Úrsula ni de Ginny ni de cómo seguía Draco; ni pensar en que conseguiría noticias de Ron. "No, seguramente él tiene su vida hecha con la tal Sophie y quizás hasta tenga hijos igual que yo" pensaba Hermione. Pero en fin, su vida continuaba y ella no hacía más que seguirla.
Le sirvieron la cena y comió calladamente, como siempre. Hace una semana que lo hacía así. No podía compartir nada con Víctor por que nunca estaba, no podía ni decirle lo que había hecho Matthew en el día o cómo se había sentido por que Víctor simplemente no pasaba en la casa. Volvió a la habitación del pequeño cuando terminó de cenar y le dio su beso de buenas noches en la frentecita. Ahora era su turno, así que caminó hasta su habitación y se quedó en la entrada, mirando la enorme cama que debía compartir con el que era su marido. A pesar de tenerle cariño, sentía que su vida no estaba completa, que Víctor no llenaba los espacios que quedaron vacíos en su corazón, como había pensado que pasaría el día que se casó con él. La habitación expelía aquel sentimiento, aquel sentimiento de soledad que la embargaba día tras día. Con lentitud, se quitó los vestidos hasta quedar en ropa interior y se metió bajo la pesada manta, cerrando los ojos para poder conciliar el sueño. No podía. Eran muchas las preguntas que se amotinaban en su cabeza, tratando de salir con lucidez de su interior. Una de ellas por ejemplo, le decía a Hermione: "Sí querías tanto a Ron, ¿por qué no lo seguiste hasta Rumania, por qué no hiciste los esfuerzos necesarios para contarle de una vez cuanto lo amabas?", Hermione pensaba largo rato, intentando encontrar la respuesta adecuada... "por que soy una cobarde" se repetía incesantemente.
De pronto, sintió pasos en el pasillo. Debía de ser Víctor que llegaba de los entrenamientos; pero Hermione no estaba de ánimo para hablar con él ni para lo que supuso que vendría después de la conversación, así que prefirió hacerse la dormida. La puerta se abrió con un leve crujido y el búlgaro avanzó hasta la cama. Miró a Hermione un momento y habló:
-Herm... ¿Estás dorrmida amorr?
Al no obtener respuesta, Krum dio vuelta a la cama y se quitó las ropas él también. Hermione sintió las frías manos de su esposo en sus muslos y el aliento del búlgaro en su cuello. Se había acostumbrado a aquellas noches de inactividad en que sólo lo oía roncar y hablar dormido. A veces, gritaba en medio de la noche, celebrando el triunfo de su equipo en sus sueños y Hermione debía calmarlo hasta que se quedara dormido otra vez, igual que un niño pequeño. Cómo hubiera deseada que aquellas frías manos fueran las de Ron y no las de Krum. Cómo hubiera deseado despertar todos los días mirando el rostro del pelirrojo, y a veces hasta deseaba que Matthew tuviera el pelo menos negro. Pero ya no había nada que hacer, las cartas estaban echadas.
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Hace casi dos años que veía aquel rostro al despertar, que amanecía entrelazado a aquel cuerpo digno de una sirena de mar, que sentía el aroma de aquel cabello castaño que lo envolvía por completo. No había pensado nunca lo buena que era aquella sensación, no había pensado nunca que la llegaría a sentir por otra mujer que no fuera Hermione. Pero ahí estaba, recostado junto a Sophia, o Sophie como le llamaban todos, y cómo él se había acostumbrado a escucharlo. Su radio reloj que había en la mesa de noche, a un lado de la cama, había comenzado a emitir una melodía suave, romántica. Sophie, entre sueños, la escuchaba y sonreía, mientras acariciaba los brazos de Ron. Lentamente abrió los ojos y su sonrisa se hizo más dulce, más perfecta.
-Hola...
-Hola, ¿cómo has amanecido? – preguntó el pelirrojo.
-Bien, sobre todo si amanezco entre tus brazos – dijo Sophie con picardía.- ¿y tú? ¿Cómo has amanecido?
-Acostado...^^ no, es broma.- dijo Ron al ver que Sophie fruncía el ceño.- He amanecido genial, y entre tus brazos también.
-¡Qué bien! Hay que amanecer así más seguido – bromeó Sophie.- Definitivamente me está gustando amanecer así...
-A mí igual... – sonrió Ron.- pero ya es hora de levantarnos, yo tengo que irme a trabajar.
-¿Tan temprano? – preguntó Sophie, mientras hacía pucheritos.- No... cinco minutos más, ¿Sí?
-No señorita, tiene que despegarse de las sábanas – decía Ron mientras se ponía de pie y tiraba de la ropa de cama.
-¡No, son mías! – alegaba Sophie con gestos de niña pequeña, mientras reía alegremente.- Tienes que saber quitármelas.
-¡Ah, conque esas tenemos, eh! – exclamó Ron tirándose encima de ella y haciéndole cosquillas.- ¡No podrás resistirte, ríndete!
-¡No, basta, basta! ¡Me rindo, ya! – gritó Sophie, haciendo que Ron detuviera el forcejeo. En eso, Sophie tiró de las mantas que Ron aún tenía agarradas y lo obligó a caer sobre ella.- ¡Me encantas, Ronald Weasley!
-Tú también me encantas, Sophia Adams – dijo Ron acercándose hasta su novia y besándola con fuerza.
TOC, TOC. Aquellos golpes los hicieron detenerse. De seguro era Charlie.
-¡Eh, flojo! ¡Estamos atrasados, sal pronto!
No se equivocaba, era Charlie Weasley, su hermano mayor. Todas las mañanas era lo mismo, Charlie era como su despertador de carne y hueso, y a veces hasta su mayordomo porque siempre le tenía listo el desayuno a los dos. Pero aquello no le molestaba mucho a Ron. Su hermano era muy respetuoso con él y con su novia y jamás les era inoportuno. Además, estaban viviendo en su casa y no debían protestar.
-Okey, ya salgo. – respondió Ron.
Tomó sus jeans de trabajo y una polera algo desteñida de mangas largas y cuello redondo que siempre ocupaba para ir a trabajar y salió de la habitación, poniéndose a saltitos los bototos negros. Sophie mientras, había ido hasta el baño y se había lavado la cara para despertar del todo. Colocándose un vestido beige muy primaveral y unas sandalias negras, comenzó a estirar la cama y a ordenar la pieza, antes de bajar a desayunar. Estaba escuchando la radio cuando hablaron algo acerca del día... "Estamos a 23 de Junio y unas cuantas gotas de lluvia se han dejado caer en la ciudad de..."
-Veintitrés de Junio – dijo Sophie en voz alta. Parecía preocuparle un poco aquella fecha, pero no quería especular demasiado. Se dirigió hasta el baño nuevamente y sacó de una cajita sobre el lavabo un pequeño calendario.- ¡Dios Mío! ¡Una semana!
-¡Sophie, nos vamos! – gritó Ron desde el otro lado, lo que hizo que Sophie reaccionara de repente.
-¡Está bien, ya salgo! – exclamó Sophie, dejando a un lado el calendario y corriendo hasta el living. Ron y Charlie estaban listos para irse y sólo faltaba despedirlos.- Cuídate, amor, te quiero mucho.
-Yo también – dijo Ron, dándole un pequeño beso en los labios.- Estaremos como a las cinco de vuelta, ¿está bien?
-Sí, les tendré lista la cena.- aceptó Sophie.- Adiós, Charlie.
-Adiós, cuñada.- se despidió Charlie con un beso en la mejilla.
Los vio salir a paso rápido por el callejón y entró de nuevo a la casa para comenzar a ordenarla y preparar la comida. Pero aquello del calendario le tenía asustada, más bien preocupada, aunque no quería hacerse ilusiones hasta estar completamente segura.
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-Señora Hermione, tiene una llamada – le dijo Marie cuando Hermione salió de la ducha.
-Enseguida voy, Marie.- le dijo Hermione, secándose el cabello.- escuché a Matthew llorar.
Efectivamente el bebé estaba llorando en su cuna, por lo que Hermione lo tomó en brazos y lo meció suavemente, mientras iba por el teléfono.
-Diga... soy Hermione – contestó la muchacha.
-Señora Krum (N/A: Se escucha feo ¿no creen?), Señora, le estamos llamando desde el ministerio de magia de Bulgaria.- dijo la voz al otro lado.
-Sí, dígame – pidió Hermione mientras mecía a Matthew.
-Señora, lo que tenemos que decirle es muy difícil, pero... – comenzó a decir la mujer con nerviosismo.
-¿Qué pasa? – preguntó Hermione preocupada.- ¿Le ha pasado algo a mi marido?
-Sí, señora.- respondió la mujer.- Esta mañana se presentó un joven brujo pidiendo ver al señor Krum, al parecer quería un autógrafo o algo así... su marido estaba muy ocupado, por lo que no pudo atenderlo...
-Dígame lo que ha pasado, me está asustando – pidió Hermione, sin prestar atención al llanto de Matthew.
-Su marido... bueno, él... fue atacado con una maldición... Avada Kedavra – dijo la mujer.- Está muerto.
El auricular resbaló hasta el suelo desde las manos de Hermione. A la distancia se escuchaba la voz de la mujer, pero la chica ya no entendía nada. Matthew a su lado continuaba llorando y reclamando atención, lo que causó que Hermione lo mirara con tristeza y hablara, casi en un susurro.
-Vamos, bebé... Papá no querrá que te quedes sin comer.
Así, como un alma en pena, pero sin derramar ni una lágrima, llevó a Matthew a la habitación y le dio de comer de su pecho. Sentada en la silla mecedora y con el bebé dormido en sus brazos, se quedó inmóvil sin decir una sola palabra en todo el día. Le costaba creer que Krum ya no estaba, que ya no lo vería... que estaba muerto. Pero había que ser fuerte, como siempre lo había sido.
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Al día siguiente, pero en un lugar distinto de Europa...
-Toma, aquí tienes tu copa.- dijo Draco, pasándole una copa de vino a Ginny.
-Gracias.- dijo la pelirroja.- ¿Y se puede saber cuál es el motivo de esta celebración?
-¿Ya no te acuerdas? Hoy es veinticuatro de Junio, cumplimos dos años de noviazgo – apuntó Draco.
-¿En serio? – preguntó Ginny con sorpresa.- No me acordaba bien de la fecha, estoy algo despistada con esto de los exámenes finales.
-Mmm... ¿no se supone que las mujeres siempre recuerdan estas fechas? – preguntó el rubio algo desconcertado.
-Sí, puede ser... igual sospechaba algo cuando me dijiste que viniéramos de día de campo, ¿no se supone que te cargan las comidas al aire libre? – preguntó Ginny.
-Sí, puede ser... – dijo Draco, riendo ante el comentario, Ginny sólo frunció el ceño un poquito, pero luego sonrió al ver a su novio tan contento.- Pero por ti puedo aguantar unas horas.
-Okey, pero luego no reclames si llegas todo picado a casa, ¿eh? – dijo Ginny riendo como una niña. Draco la miró por un momento y luego exclamó:
-¡Ay, ay, qué me ha picado un zancudo! – gritaba.
-¿Dónde? ¿Dónde? – preguntaba Ginny, algo preocupada por que sabía que Draco era alérgico a esas cosas.- ¿Dónde te ha picado, Draco?
-¡Aquí! – dijo Draco señalando sus labios.
-Déjame ver – pidió Ginny, acercándose al rostro del rubio. Con cierto cuidado, pasó sus dedos por los labios de Draco y no notó nada extraño. Justo cuando iba a protestar, Draco tomó su mano delicadamente y la besó.
Uno a uno, los dedos de Ginny eran besados por Draco y un leve escalofrío los iba recorriendo hasta llegar al brazo. Con la otra mano, Ginny acarició el cuello del rubio y luego sus hombros, bajando por el brazo hasta tomar su otra mano. Sin rozar sus labios, fueron acariciándose hasta sentirse completamente felices, deseando que aquello no acabara nunca. Draco tendió a Ginny cuidadosamente en el pasto del lugar y fue recorriendo su cuello y su pecho con extrema suavidad. Ginny a su vez, cerraba los ojos y revolvía los cabellos del rubio causando cierta excitación en ella. Lo tenían todo a su favor, la tranquilidad, la soledad, el vino y la naturaleza a su alrededor. Las manos del rubio eran rápidas y suaves, haciendo que Ginny se estremeciera cada cierto tiempo por una leves descargas. Era más de lo que alguna vez soñó. Giró su cabeza un minuto y sin pensarlo abrió los ojos. Lo que parecía una horrenda bestia, estaba parada a su lado, mirándola con curiosidad.
-¡¡¡¡Aaaahhh!!!! – gritó la pelirroja, haciendo que Draco se sobresaltara.
-¿Qué pasa? – preguntó el rubio.- ¿Qué has visto, Ginny?
-Eso... – dijo señalando aquella cosa.
Se trataba nada más que de una lechuza, que llevaba un periódico en la pata.
-Es sólo una lechuza, Ginny – dijo Draco calmándola.- Creo que me siguen por todas partes. Es mi suscripción a "El Profeta".
Draco tomó el periódico y pagó la cuenta de la lechuza, dejando que ésta última se fuera de inmediato.
-De cerca se ven horripilantes.- dijo Ginny un poco más tranquila.
-Ni que lo digas.- dijo Draco riendo.- Vamos a ver que aparece hoy...
Draco abrió el periódico y se quedó helado. Lo que allí decía parecía imposible de creer. Ginny, a su lado, notó que su novio no reaccionaba y sólo fruncía el ceño fuertemente.
-Draco, ¿qué pasa? ¿Qué dice ahí? – preguntó la pelirroja con más curiosidad.
-Demonios... Hermione debe estar muy mal... – dijo Draco, casi en un susurro.
-¿Hermione? ¿Por qué, qué le pasó? – preguntó Ginny con preocupación.
-Krum... – dijo con seriedad.- Lo han asesinado.
-¿Q-Qué? – dijo Ginny asombrada. No le salían las palabras ni por arte de magia, estaba tan perpleja que su lengua había dejado de funcionar.
-Vamos – le dijo Draco de pronto.- Tenemos que averiguar esto en el ministerio.
Con suma rapidez, pero completamente en silencio, Draco y Ginny tomaron las cosas que habían traído para el día de campo y volaron (literalmente) en la escoba del rubio con destino al ministerio. No tardaron más de veinte minutos en llegar. Matilda, la recepcionista, les dijo que Úrsula estaba en una reunión con el resto del departamento de operaciones mágicas especiales y que la única que quedaba en la oficina era Françoise, su asistente. Saldría en media hora más por lo bajo. Draco aprovechó entonces para ir a buscar a Harry a través de la red Flu a San Mungo. Ginny estaba muy nerviosa, no paraba de pasearse por el frente del escritorio de Matilda ni de preguntar la hora. Por fin, al cabo de unos diez minutos, Ginny vio salir a Draco y Harry desde la chimenea situada a un costado de la puerta. Harry ya venía enterado de todo lo sucedido.
-Ginny... ¿Has sabido algo de Hermione? – preguntó Harry preocupado.
-No, nada. – dijo Ginny precipitadamente.- el periódico sólo informó de la muerte de Víctor, no hablaba de ella.
-Debe estar muy triste – apuntó Draco.- Sobretodo si está tan lejos de sus amigos.
-Sí, eso es cierto – aprobó Ginny, que en ese momento se ceñía a la cintura del rubio.- Le escribiré una carta para saber que será de ella.
En ese preciso instante, la puerta del salón de reuniones se abría de par en par. La reunión del departamento había terminado. Una larga trenza se asomaba entre la multitud y los chicos pudieron distinguir, al cabo de unos segundos, a Úrsula, la novia de Harry.
-¡Úrsula!.- la llamó el chico de cabellos azabaches. Su novia estaba distraída hablando con una mujer algo mayor, y se sobresaltó al escuchar la voz de Harry.
-¡Amor! ¿Qué haces aquí tan temprano? – preguntó Úrsula mientras se abalanzaba a los brazos de Harry.
-Bueno, pues, queríamos hablar contigo.- dijo Harry con gesto preocupado y señalando a Ginny y a Draco.
-¡Ah! Chicos, ¿cómo están? ¿Qué es lo que ocurre? – preguntó Úrsula soltándose de su novio.
-Es algo grave, Úrsula... – comenzó a decir Ginny.- Grave y también triste.
-Pero... me están asustando. ¿Qué ha pasado? – preguntó Úrsula con expresión de intranquilidad.
-Será mejor que te lo digamos en privado – sostuvo Draco.- Aquí hay demasiadas personas.
-Está bien, está bien... síganme a mi oficina. – finalizó Úrsula.
Los cuatro jóvenes se dirigieron hasta el despacho de Úrsula. Efectivamente, adentro sólo estaba Françoise, sentada tras su escritorio y sacando cuentas. Cuando los vio entrar, no dejó de saludarlos, sobre todo a Harry, que iba tomado de la mano de Úrsula.
-¡Hola, Doctor Potter! – dijo Françoise alegremente, sin darse cuenta de la fulminante mirada de Úrsula. Todavía le chocaba que Françoise lo saludara tan efusivamente.
-Hola, Françoise.- saludó Harry.
-Françoise, ¿podrías salir un momento? Necesitamos hablar algo privado – dijo Úrsula ásperamente.
-Claro, iré a la cafetería del frente por si me necesita – dijo Françoise dirigiéndose a la puerta.
-Lo dudo mucho – murmuró Úrsula, cuando la chica salió.- Bueno, ¿qué es lo que tienen que decirme?
-Úrsula, te contamos esto por que sabemos que eres la mejor amiga de Hermione... – comenzó a decir Ginny.
-Supongo... aún estoy enfadada con ella por que jamás me escribió ni una mísera carta – dijo Úrsula frunciendo el ceño - pero ¿qué quieres decir con eso?
-Es que... tendrás que saber apoyarla ahora que... – dijo Ginny vacilante.
-Que Krum está muerto.- finalizó Draco. Los ojos de Harry, Ginny y Úrsula se dirigieron violentamente hacia su afilado rostro.
-Malfoy, tan directo como siempre – señaló Harry.
-¡Qué querías, Potter! ¿Una sesión de hipnotismo? – dijo Draco frunciendo el ceño.
-Esperen... esperen un momento.- dijo Úrsula de pronto.- ¿Qué quieren decir con que Krum está muerto?
-Lo asesinaron, acaba de salir el artículo en "El Profeta" esta mañana – dijo Draco mostrándole el periódico a la chica.
Úrsula lo tomó con rapidez y leyó el titular con los ojos entrecerrados. Parecía increíble estar leyendo aquella noticia después de dos años de silencio absoluto por parte del matrimonio Krum-Granger.
-Parece imposible... – murmuró Úrsula cuando acabó de leer el artículo.- Pero no aparece nada acerca de Hermione, ¿sabrá ella de la tragedia?
-Debería saber... ella es la esposa de Krum – dijo Harry queriendo parecer convincente.- O lo era hasta ayer.
-¿Y qué harás, Ginny? Mejor dicho, ¿Qué podemos hacer? – preguntó Úrsula con preocupación.
-Por el momento sólo esperar más noticias acerca de esto - dijo Ginny.- Tenía pensado también en escribirle a Hermione. A lo mejor esta vez responde las cartas.
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El tercer trabajo de parto de Mandy estaba resultando más complicado de lo que imaginaba. Los huevos otra vez se habían atascado en la pelvis de la dragón, pero esta vez no era sólo uno, si no dos. Charlie, como siempre, se encargaba de los cortes y las pociones, Ron por su parte se encargaba de calmar a Mandy y de recibir los huevos cuando éstos salieran. La dragón estaba bastante inquieta y a cada rato lanzaba bocanadas de fuego que impedían acercársele. Cuidadosamente, los pelirrojos hermanos se dirigieron hasta la parte posterior del animal y le inyectaron una fuerte poción tranquilizadora, que hizo que Mandy suspirara y cayera dormida en el suelo. Los huevos de la dragón se abrieron paso en la estrecha pelvis de su madre, abierta más de lo normal por el hechizo seccionador de Charlie y fueron recibidos en una canasta por su hermano menor, Ron. Cuando todo terminó, Charlie y Ron bajaron hasta el comedor para los trabajadores y se sirvieron un enorme plato de carne estofada, que devoraron con ganas. El trabajo resultaba agotador, pero si daba buenos resultados, valía la pena el esfuerzo. Lo que les resultó extraño en ese instante, fue que la mayoría de los hombres que había en el lugar tenía en la mano un ejemplar del profeta y murmuraban entre sí, con la cabeza gacha y lamentándose cada cierto tiempo.
-¡Pero si era tan joven! – exclamaba un viejo de cachetes regordetes al final del local.
-Además de un excelente jugador de Quidditch – se lamentó un tipo de cabellos entrecanos y lacios muy cerca del viejo.- La otra vez lo vi defender a su equipo con el alma, y cuando atrapó la snitch surcó los cielos como un ave de presa.
-¿A quién se referirán? – preguntó Charlie, mientras comía más de su estofado.
-No lo sé, pero parece que es un jugador de Quidditch famoso – dijo Ron jugando con su plato.
-Puede ser... – dijo Charlie vagamente. Se dirigió luego al viejo de los cachetes regordetes y le gritó: - ¡Eh, Vladimir! ¿me prestas un poco el periódico?
-Mejor te lo presto entero... – dijo Vladimir riendo por lo bajo y tirándole el periódico a Charlie por encima de varias cabezas.
Charlie lo atrapó con mucha precisión, tal como lo hacía cuando jugaba de buscador en el equipo de Gryffindor y leyó lo que había en él. Frunciendo un poco el entrecejo, Charlie le dio el diario a Ron.
-Esto te interesa más a ti que a mí – le dijo a su hermano, quien parecía algo desconcertado.
-¿En serio? ¿por qué?
Pero Charlie no tuvo necesidad de responder a sus preguntas. La primera plana de "El Profeta" lo decía todo.
"JOVEN JUGADOR DE QUIDDITCH MUERTO EN ATENTADO"
Víctor Krum víctima de fanático desquiciado
BULGARIA.- Por circunstancias que aún se desconocen, el joven jugador de la selección de Bulgaria de Quidditch, Víctor Krum, fue atacado el día de ayer por un fanático que deseaba verlo a toda costa mediante la maldición más mortífera de todas: Avada Kedavra. El jugador, de 25 años, no tuvo tiempo de defenderse pues fue atacado sorpresivamente por la espalda al momento de salir de sus entrenamientos con la selección de su país. Se especula que el atacante, todavía no identificado con precisión, podría tratarse de Huck Hoshtner (34), un sujeto conocido en el mundo del Quidditch por su desbordante afición a la figura de Krum y al equipo de Bulgaria, quien tendría severos trastornos mentales y una personalidad doble. Según informó el vocero del equipo, Krum no tendría relación alguna con este individuo y sólo se trataría de un hecho delictual provocado por la mala mente de Hoshtner. Después de examinar sus restos, Víctor Krum será llevado a la basílica de Sofía, capital búlgara para velar su cuerpo durante la noche. Su funeral se efectuará mañana en el cementerio de Istanova, a las 15:30.
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Ron leyó el artículo por lo menos dos veces seguidas. No podía creer lo que decían aquellas palabras. Krum estaba muerto, ¿y Hermione? El periódico no la nombraba en ningún sitio. Se preguntó si aquello era una señal del destino, si éste último le estaba dando otra oportunidad. No debía de actuar tan precipitadamente; quizás aquello destrozaría a Hermione, pero él deseaba con todas sus fuerzas saber algo más de la chica. Pidiendo prestado algo de papel y una pluma a sus amigos, Ron decidió escribirle una nota a Ginny. Ella debía de saber algo, o por lo menos, le daría esperanzas sobre su futuro.
"Querida Ginny: la noticia de esta mañana en "El Profeta" me ha dejado helado. Espero que la hayas leído. Necesito saber con urgencia qué sabes acerca de Hermione. Puede sonar egoísta, pero creo que el destino nos está dando otra oportunidad, y esta vez no la voy a desaprovechar. No pienses que me gusta el hecho de que Krum haya muerto tan mal, pero todo tiene su porqué. Avísame si sabes algo. Tu hermano, Ronald Weasley."
Con paso decidido, fue hasta la lechucería fuera del local y ató el papel a la pata de una lechuza gris que en ese momento acababa de despertar de su letargo. "A Virginia Weasley" dirigió la carta y la lechuza voló por sobre su cabeza rápidamente hasta perderse de vista. Al volver a su asiento en el local de comida, Charlie lo miró con expresión seria.
-¿Vas a tirar todo a la basura? – le preguntó cuando Ron se sentó otra vez en la silla.
-¿A qué te refieres? – le dijo el pelirrojo.
-Me refiero a tu relación con Sophie... ¿Vas a tirar dos años de relación con ella? – inquirió su hermano mayor.
-No lo sé, Charlie, pero de seguro ella entenderá – dijo Ron tratando de auto convencerse.- Yo la quiero mucho, pero nunca dejé de amar a Hermione y esta vez quiero estar atento a lo que pueda pasar.
-Le destrozarás el corazón – dijo Charlie frunciendo el entrecejo.- Ella te ha entregado su vida y tú te irás por que Hermione se ha quedado viuda de la noche a la mañana. Lo que haces es muy feo...
-¡Ya lo sé, Charlie! – exclamó Ron con desesperación.- Pero perdí a Hermione dos veces... no volveré a fallar esta vez, te lo aseguro. Y nada de decirle de esto a Sophie... yo mismo le explicaré todo lo sucedido.
-¿Le hablarás de Hermione? – preguntó Charlie.
-Si es necesario, lo haré – dijo Ron con determinación. Igual se sentía la peor escoria del mundo al pensar que dejaría sola a Sophie por ir a buscar a Hermione, pero ella tenía que entender. Hermione aún estaba viva en el recuerdo del pelirrojo.
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Fin... del capítulo 18. ¡Uf! Cómo me ha costado desenrollar este nudo... pero bueno, aquí está el resultado.
Reviews:
Lily4ever: Gracias por el review. De ahora en adelante, tus personajes favoritos saldrán más en escena. Espero que te haya agradado este capítulo. Saludos, Tanina Potter.
Angela30: Bueno, gracias por las felicitaciones. Espero que te haya gustado el día de campo con Draco y Ginny, aunque fuera algo corto. Prometo poner más cosas. Bye, Saludos. Tanina Potter.
Mione Grint: Definitivamente eres adivina o tienes una bola de cristal. No sigas especulando demasiado o se me irá abajo el fic Y_Y (jejeje) A mí también me da risa lo despistado que es Harry, pero la mayoría de los hombres son así... hay que hacerles dibujitos para que sospechen recién que tú le gustas. Bueno, espero que te haya gustado este capi. Saludos, Tanina Potter.
Vika Riddle: si caché que tu review se cortó, pero de todas maneras gracias por enviármelo. Qué bueno que no sigas tan bajoneada, eso me despreocupa un poco, aunque siempre puedes confiar en mí si tienes algún problema. Gracias por los halagos... estoy toda colorada con tanta palabra de apoyo de parte de ustedes. Tengo el pecho tan inflado como las palomas de la plaza de armas, Jajaja... ahora sólo me falta mover la cabeza de atrás para adelante y seré un verdadero pájaro. ^^U Ya amigui, cuídese. Tanina Potter.
Merodeadora-Chii: Gracias por aceptarme en las RON4EVER. ¡Estoy contentísima! Se los aseguro. Y gracias por el review que me mandaste, no te preocupes, la tercera es la vencida para Ron. Toda novela cebollera tiene que tener final feliz. Jejeje... aunque eso me cueste una que otra vida. Saludos y gracias, Tanina Potter.
Lil Granger: Hola... bueno, Hermione tenía que casarse con Krum para que la historia siguiera su curso como lo habíamos planeado mi hermano Sturgis y yo. Pero bueno, no todo es tan malo de parte del búlgaro. ¿Ya conociste a Matthew? Es tan encantador que ni creo que lo he inventado yo (por que a mí me cargan las guaguas). Pero no sé, la maternidad me esta afectando un poco... ahora cada vez que veo comerciales de pañales me da por gritar: "¡Qué lindo!" y creo que eso en mí no es normal. Bueno, respecto a Cho, se merecía aquella muerte y otras peores. ¬¬ ¡Maldita! La sigo odiando por lo hueca que es... o tonta, como quieras llamarla. Ah! y no te preocupes que el nombre Lilibeth va a aparecer en el fic, más adelante, pero aparecerá. Bueno, cuídate y gracias por la bienvenida. Tanina Potter.
Katie Lupin: El riesgo corre por nuestras venas y la sed de aventuras es propia de nosotras. Jajaja... parece una frase de Novela de acción. No tengo ningún problema en revisarte la redacción del quinto capítulo, me lo mandas por el correo... ¿si? See you later. Saludos, Tanina Potter.
Y bueno, tengo dos buenas noticias:
1. -¡YA TENGO EL QUINTO LIBRO DE HARRY POTTER EN MIS MANOS! Y ESTÁ GENIAL... ADEMÁS VENÍA CON UNA CHAPITA DE LECHUZA DE REGALO.
2. –QUIERO DAR LAS GRACIAS A LAS MIEMBROS DEL GRUPO **RON4EVER** POR ACEPTARME DENTRO DE SUS FILAS. ESTOY MUY EMOCIONADÍSIMA... YA SE ME SALEN LAS LAGRIMAS, EN SERIO. Y_Y. JEJEJE... ESPERO SERLES ÚTIL.
Atte. Tanina Potter **Miembro de las RON4EVER** Ronnie is the best and will be the best 4 ever
El sonido de un cascabel llenaba los rincones de la blanca habitación. Cientos de peluches y pequeñas escobas voladoras la adornaban por los rincones. En el centro, y recostado en una cuna, descansaba un bebé; tenía los ojos muy abiertos, unos enormes ojos color miel, coronados por unas espesas pestañas negras. Se divertía mirando el móvil mágico que daba vueltas en el techo sin necesidad de cuerdas o de hilos y reía alegremente. Era una risa fresca y musical, como el canto de los pájaros. Estiró las manitos para poder alcanzar el móvil y pataleó tiernamente porque no lo logró. Los pasos de un adulto se escucharon a la entrada. Era una mujer de mediana estatura y cuerpo delgado. Llevaba el cabello tomado en una cola de caballo. Un cabello muy espeso por cierto, y muy enmarañado. Se acercó hasta la cuna y miró dulcemente a aquel bebé.
-Hola amor – le dijo, para luego tomarlo en sus brazos.- ¿Tienes hambre Matthew?
Matthew movió otra vez las manos y lanzó un pequeño balbuceo dando a entender que había escuchado la pregunta y que sí deseaba comer. La mujer entonces se sentó en una cómoda mecedora y se bajó la parte superior de su vestido junto al sostén, para dar de comer al bebé. Cerrando los ojos, como para sentir el dulce sabor de la leche materna, Matthew bebió con ahínco del pecho de su madre. La mujer también cerró los ojos y comenzó a murmurar una melodía suave y placentera que hizo que el pequeño se sintiera aún más a gusto. De pronto, dejó el pezón a un lado e hizo una mueca muy graciosa, arrugando la nariz, para poder estornudar. Un estornudo muy sonoro, pero muy pequeño, de esos que dan risa cuando los ves salir de la pequeña nariz de un bebé. Su madre tomó un pañuelito blanco de su vestido, y con mucho cuidado limpió las gotitas de saliva que se habían esparcido por la carita de Matthew. Pero el destete no duró mucho, y el pequeño volvió a asirse del pecho de la mujer, para beber con más fuerza aún de la leche que manaba de él.
-Espero que no te entre la gripe.- le dijo acariciando su pequeña cabecita.
Una mujer apareció en el umbral de la puerta.
-Señora Hermione, ¿quiere que prepare la cena para usted y el señor Krum? – preguntó.
Hermione miró la hora en su reloj de muñeca. Era algo tarde para que Víctor no regresara, pero ella ya estaba acostumbrada. Los últimos días había tenido entrenamientos más duros que el común de los demás, ya que pronto se llevarían a cabo otra versión de los Mundiales de Quidditch y la sede esta vez sería Bulgaria. Por esta razón, Víctor llegaba a casa muy tarde.
-No, Marie, prepare la cena sólo para mí, mientras yo termino de dar de comer a Matthew.- respondió Hermione.
-Está bien, señora.
Diciendo esto, la mujer salió de la habitación y volvió a dejar a Hermione en la soledad. Miró a Matthew y comprobó que se había quedado profundamente dormido. Con sumo cuidado, destetó al bebé y puso en orden sus ropas, para ponerlo nuevamente en su cuna, cubriéndolo con su manta beige favorita. Lo miró dormir por un segundo y sonrió con satisfacción. Nunca creyó que llegaría a ser madre tan pronto, pero el destino le había preparado otra cosa. Cuando supo de su estado, lo primero que hizo fue buscar en la biblioteca más cercana todo acerca de los bebés. No estaba segura de poder con toda esa responsabilidad, pero en cuanto lo tuvo en sus brazos al momento de nacer, supo que estaría dispuesta a todo por protegerlo y por ser la mejor madre del mundo.
Se dirigió hasta el living y recostada en el sofá más cómodo que había allí, tomó el periódico y leyó lo que allí había. Hasta el momento había tenido la esperanza de que alguna noticia de sus amigos apareciera en él, pero allí no había nada. Sólo tonterías; un nuevo intento de robo en Gringotts, el lanzamiento de una canción del grupo "Las brujas de Macbeth", los pronósticos del Mundial a favor de Bulgaria y algunos artículos de fiestas en la alta sociedad de mundo mágico. Nada interesante.
Estaba por creer que sus amigos se habían olvidado de ella. Nunca respondieron las cartas que les escribió por casi un año, hasta que supo que estaba embarazada. No tuvo más noticias de Úrsula ni de Ginny ni de cómo seguía Draco; ni pensar en que conseguiría noticias de Ron. "No, seguramente él tiene su vida hecha con la tal Sophie y quizás hasta tenga hijos igual que yo" pensaba Hermione. Pero en fin, su vida continuaba y ella no hacía más que seguirla.
Le sirvieron la cena y comió calladamente, como siempre. Hace una semana que lo hacía así. No podía compartir nada con Víctor por que nunca estaba, no podía ni decirle lo que había hecho Matthew en el día o cómo se había sentido por que Víctor simplemente no pasaba en la casa. Volvió a la habitación del pequeño cuando terminó de cenar y le dio su beso de buenas noches en la frentecita. Ahora era su turno, así que caminó hasta su habitación y se quedó en la entrada, mirando la enorme cama que debía compartir con el que era su marido. A pesar de tenerle cariño, sentía que su vida no estaba completa, que Víctor no llenaba los espacios que quedaron vacíos en su corazón, como había pensado que pasaría el día que se casó con él. La habitación expelía aquel sentimiento, aquel sentimiento de soledad que la embargaba día tras día. Con lentitud, se quitó los vestidos hasta quedar en ropa interior y se metió bajo la pesada manta, cerrando los ojos para poder conciliar el sueño. No podía. Eran muchas las preguntas que se amotinaban en su cabeza, tratando de salir con lucidez de su interior. Una de ellas por ejemplo, le decía a Hermione: "Sí querías tanto a Ron, ¿por qué no lo seguiste hasta Rumania, por qué no hiciste los esfuerzos necesarios para contarle de una vez cuanto lo amabas?", Hermione pensaba largo rato, intentando encontrar la respuesta adecuada... "por que soy una cobarde" se repetía incesantemente.
De pronto, sintió pasos en el pasillo. Debía de ser Víctor que llegaba de los entrenamientos; pero Hermione no estaba de ánimo para hablar con él ni para lo que supuso que vendría después de la conversación, así que prefirió hacerse la dormida. La puerta se abrió con un leve crujido y el búlgaro avanzó hasta la cama. Miró a Hermione un momento y habló:
-Herm... ¿Estás dorrmida amorr?
Al no obtener respuesta, Krum dio vuelta a la cama y se quitó las ropas él también. Hermione sintió las frías manos de su esposo en sus muslos y el aliento del búlgaro en su cuello. Se había acostumbrado a aquellas noches de inactividad en que sólo lo oía roncar y hablar dormido. A veces, gritaba en medio de la noche, celebrando el triunfo de su equipo en sus sueños y Hermione debía calmarlo hasta que se quedara dormido otra vez, igual que un niño pequeño. Cómo hubiera deseada que aquellas frías manos fueran las de Ron y no las de Krum. Cómo hubiera deseado despertar todos los días mirando el rostro del pelirrojo, y a veces hasta deseaba que Matthew tuviera el pelo menos negro. Pero ya no había nada que hacer, las cartas estaban echadas.
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Hace casi dos años que veía aquel rostro al despertar, que amanecía entrelazado a aquel cuerpo digno de una sirena de mar, que sentía el aroma de aquel cabello castaño que lo envolvía por completo. No había pensado nunca lo buena que era aquella sensación, no había pensado nunca que la llegaría a sentir por otra mujer que no fuera Hermione. Pero ahí estaba, recostado junto a Sophia, o Sophie como le llamaban todos, y cómo él se había acostumbrado a escucharlo. Su radio reloj que había en la mesa de noche, a un lado de la cama, había comenzado a emitir una melodía suave, romántica. Sophie, entre sueños, la escuchaba y sonreía, mientras acariciaba los brazos de Ron. Lentamente abrió los ojos y su sonrisa se hizo más dulce, más perfecta.
-Hola...
-Hola, ¿cómo has amanecido? – preguntó el pelirrojo.
-Bien, sobre todo si amanezco entre tus brazos – dijo Sophie con picardía.- ¿y tú? ¿Cómo has amanecido?
-Acostado...^^ no, es broma.- dijo Ron al ver que Sophie fruncía el ceño.- He amanecido genial, y entre tus brazos también.
-¡Qué bien! Hay que amanecer así más seguido – bromeó Sophie.- Definitivamente me está gustando amanecer así...
-A mí igual... – sonrió Ron.- pero ya es hora de levantarnos, yo tengo que irme a trabajar.
-¿Tan temprano? – preguntó Sophie, mientras hacía pucheritos.- No... cinco minutos más, ¿Sí?
-No señorita, tiene que despegarse de las sábanas – decía Ron mientras se ponía de pie y tiraba de la ropa de cama.
-¡No, son mías! – alegaba Sophie con gestos de niña pequeña, mientras reía alegremente.- Tienes que saber quitármelas.
-¡Ah, conque esas tenemos, eh! – exclamó Ron tirándose encima de ella y haciéndole cosquillas.- ¡No podrás resistirte, ríndete!
-¡No, basta, basta! ¡Me rindo, ya! – gritó Sophie, haciendo que Ron detuviera el forcejeo. En eso, Sophie tiró de las mantas que Ron aún tenía agarradas y lo obligó a caer sobre ella.- ¡Me encantas, Ronald Weasley!
-Tú también me encantas, Sophia Adams – dijo Ron acercándose hasta su novia y besándola con fuerza.
TOC, TOC. Aquellos golpes los hicieron detenerse. De seguro era Charlie.
-¡Eh, flojo! ¡Estamos atrasados, sal pronto!
No se equivocaba, era Charlie Weasley, su hermano mayor. Todas las mañanas era lo mismo, Charlie era como su despertador de carne y hueso, y a veces hasta su mayordomo porque siempre le tenía listo el desayuno a los dos. Pero aquello no le molestaba mucho a Ron. Su hermano era muy respetuoso con él y con su novia y jamás les era inoportuno. Además, estaban viviendo en su casa y no debían protestar.
-Okey, ya salgo. – respondió Ron.
Tomó sus jeans de trabajo y una polera algo desteñida de mangas largas y cuello redondo que siempre ocupaba para ir a trabajar y salió de la habitación, poniéndose a saltitos los bototos negros. Sophie mientras, había ido hasta el baño y se había lavado la cara para despertar del todo. Colocándose un vestido beige muy primaveral y unas sandalias negras, comenzó a estirar la cama y a ordenar la pieza, antes de bajar a desayunar. Estaba escuchando la radio cuando hablaron algo acerca del día... "Estamos a 23 de Junio y unas cuantas gotas de lluvia se han dejado caer en la ciudad de..."
-Veintitrés de Junio – dijo Sophie en voz alta. Parecía preocuparle un poco aquella fecha, pero no quería especular demasiado. Se dirigió hasta el baño nuevamente y sacó de una cajita sobre el lavabo un pequeño calendario.- ¡Dios Mío! ¡Una semana!
-¡Sophie, nos vamos! – gritó Ron desde el otro lado, lo que hizo que Sophie reaccionara de repente.
-¡Está bien, ya salgo! – exclamó Sophie, dejando a un lado el calendario y corriendo hasta el living. Ron y Charlie estaban listos para irse y sólo faltaba despedirlos.- Cuídate, amor, te quiero mucho.
-Yo también – dijo Ron, dándole un pequeño beso en los labios.- Estaremos como a las cinco de vuelta, ¿está bien?
-Sí, les tendré lista la cena.- aceptó Sophie.- Adiós, Charlie.
-Adiós, cuñada.- se despidió Charlie con un beso en la mejilla.
Los vio salir a paso rápido por el callejón y entró de nuevo a la casa para comenzar a ordenarla y preparar la comida. Pero aquello del calendario le tenía asustada, más bien preocupada, aunque no quería hacerse ilusiones hasta estar completamente segura.
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-Señora Hermione, tiene una llamada – le dijo Marie cuando Hermione salió de la ducha.
-Enseguida voy, Marie.- le dijo Hermione, secándose el cabello.- escuché a Matthew llorar.
Efectivamente el bebé estaba llorando en su cuna, por lo que Hermione lo tomó en brazos y lo meció suavemente, mientras iba por el teléfono.
-Diga... soy Hermione – contestó la muchacha.
-Señora Krum (N/A: Se escucha feo ¿no creen?), Señora, le estamos llamando desde el ministerio de magia de Bulgaria.- dijo la voz al otro lado.
-Sí, dígame – pidió Hermione mientras mecía a Matthew.
-Señora, lo que tenemos que decirle es muy difícil, pero... – comenzó a decir la mujer con nerviosismo.
-¿Qué pasa? – preguntó Hermione preocupada.- ¿Le ha pasado algo a mi marido?
-Sí, señora.- respondió la mujer.- Esta mañana se presentó un joven brujo pidiendo ver al señor Krum, al parecer quería un autógrafo o algo así... su marido estaba muy ocupado, por lo que no pudo atenderlo...
-Dígame lo que ha pasado, me está asustando – pidió Hermione, sin prestar atención al llanto de Matthew.
-Su marido... bueno, él... fue atacado con una maldición... Avada Kedavra – dijo la mujer.- Está muerto.
El auricular resbaló hasta el suelo desde las manos de Hermione. A la distancia se escuchaba la voz de la mujer, pero la chica ya no entendía nada. Matthew a su lado continuaba llorando y reclamando atención, lo que causó que Hermione lo mirara con tristeza y hablara, casi en un susurro.
-Vamos, bebé... Papá no querrá que te quedes sin comer.
Así, como un alma en pena, pero sin derramar ni una lágrima, llevó a Matthew a la habitación y le dio de comer de su pecho. Sentada en la silla mecedora y con el bebé dormido en sus brazos, se quedó inmóvil sin decir una sola palabra en todo el día. Le costaba creer que Krum ya no estaba, que ya no lo vería... que estaba muerto. Pero había que ser fuerte, como siempre lo había sido.
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Al día siguiente, pero en un lugar distinto de Europa...
-Toma, aquí tienes tu copa.- dijo Draco, pasándole una copa de vino a Ginny.
-Gracias.- dijo la pelirroja.- ¿Y se puede saber cuál es el motivo de esta celebración?
-¿Ya no te acuerdas? Hoy es veinticuatro de Junio, cumplimos dos años de noviazgo – apuntó Draco.
-¿En serio? – preguntó Ginny con sorpresa.- No me acordaba bien de la fecha, estoy algo despistada con esto de los exámenes finales.
-Mmm... ¿no se supone que las mujeres siempre recuerdan estas fechas? – preguntó el rubio algo desconcertado.
-Sí, puede ser... igual sospechaba algo cuando me dijiste que viniéramos de día de campo, ¿no se supone que te cargan las comidas al aire libre? – preguntó Ginny.
-Sí, puede ser... – dijo Draco, riendo ante el comentario, Ginny sólo frunció el ceño un poquito, pero luego sonrió al ver a su novio tan contento.- Pero por ti puedo aguantar unas horas.
-Okey, pero luego no reclames si llegas todo picado a casa, ¿eh? – dijo Ginny riendo como una niña. Draco la miró por un momento y luego exclamó:
-¡Ay, ay, qué me ha picado un zancudo! – gritaba.
-¿Dónde? ¿Dónde? – preguntaba Ginny, algo preocupada por que sabía que Draco era alérgico a esas cosas.- ¿Dónde te ha picado, Draco?
-¡Aquí! – dijo Draco señalando sus labios.
-Déjame ver – pidió Ginny, acercándose al rostro del rubio. Con cierto cuidado, pasó sus dedos por los labios de Draco y no notó nada extraño. Justo cuando iba a protestar, Draco tomó su mano delicadamente y la besó.
Uno a uno, los dedos de Ginny eran besados por Draco y un leve escalofrío los iba recorriendo hasta llegar al brazo. Con la otra mano, Ginny acarició el cuello del rubio y luego sus hombros, bajando por el brazo hasta tomar su otra mano. Sin rozar sus labios, fueron acariciándose hasta sentirse completamente felices, deseando que aquello no acabara nunca. Draco tendió a Ginny cuidadosamente en el pasto del lugar y fue recorriendo su cuello y su pecho con extrema suavidad. Ginny a su vez, cerraba los ojos y revolvía los cabellos del rubio causando cierta excitación en ella. Lo tenían todo a su favor, la tranquilidad, la soledad, el vino y la naturaleza a su alrededor. Las manos del rubio eran rápidas y suaves, haciendo que Ginny se estremeciera cada cierto tiempo por una leves descargas. Era más de lo que alguna vez soñó. Giró su cabeza un minuto y sin pensarlo abrió los ojos. Lo que parecía una horrenda bestia, estaba parada a su lado, mirándola con curiosidad.
-¡¡¡¡Aaaahhh!!!! – gritó la pelirroja, haciendo que Draco se sobresaltara.
-¿Qué pasa? – preguntó el rubio.- ¿Qué has visto, Ginny?
-Eso... – dijo señalando aquella cosa.
Se trataba nada más que de una lechuza, que llevaba un periódico en la pata.
-Es sólo una lechuza, Ginny – dijo Draco calmándola.- Creo que me siguen por todas partes. Es mi suscripción a "El Profeta".
Draco tomó el periódico y pagó la cuenta de la lechuza, dejando que ésta última se fuera de inmediato.
-De cerca se ven horripilantes.- dijo Ginny un poco más tranquila.
-Ni que lo digas.- dijo Draco riendo.- Vamos a ver que aparece hoy...
Draco abrió el periódico y se quedó helado. Lo que allí decía parecía imposible de creer. Ginny, a su lado, notó que su novio no reaccionaba y sólo fruncía el ceño fuertemente.
-Draco, ¿qué pasa? ¿Qué dice ahí? – preguntó la pelirroja con más curiosidad.
-Demonios... Hermione debe estar muy mal... – dijo Draco, casi en un susurro.
-¿Hermione? ¿Por qué, qué le pasó? – preguntó Ginny con preocupación.
-Krum... – dijo con seriedad.- Lo han asesinado.
-¿Q-Qué? – dijo Ginny asombrada. No le salían las palabras ni por arte de magia, estaba tan perpleja que su lengua había dejado de funcionar.
-Vamos – le dijo Draco de pronto.- Tenemos que averiguar esto en el ministerio.
Con suma rapidez, pero completamente en silencio, Draco y Ginny tomaron las cosas que habían traído para el día de campo y volaron (literalmente) en la escoba del rubio con destino al ministerio. No tardaron más de veinte minutos en llegar. Matilda, la recepcionista, les dijo que Úrsula estaba en una reunión con el resto del departamento de operaciones mágicas especiales y que la única que quedaba en la oficina era Françoise, su asistente. Saldría en media hora más por lo bajo. Draco aprovechó entonces para ir a buscar a Harry a través de la red Flu a San Mungo. Ginny estaba muy nerviosa, no paraba de pasearse por el frente del escritorio de Matilda ni de preguntar la hora. Por fin, al cabo de unos diez minutos, Ginny vio salir a Draco y Harry desde la chimenea situada a un costado de la puerta. Harry ya venía enterado de todo lo sucedido.
-Ginny... ¿Has sabido algo de Hermione? – preguntó Harry preocupado.
-No, nada. – dijo Ginny precipitadamente.- el periódico sólo informó de la muerte de Víctor, no hablaba de ella.
-Debe estar muy triste – apuntó Draco.- Sobretodo si está tan lejos de sus amigos.
-Sí, eso es cierto – aprobó Ginny, que en ese momento se ceñía a la cintura del rubio.- Le escribiré una carta para saber que será de ella.
En ese preciso instante, la puerta del salón de reuniones se abría de par en par. La reunión del departamento había terminado. Una larga trenza se asomaba entre la multitud y los chicos pudieron distinguir, al cabo de unos segundos, a Úrsula, la novia de Harry.
-¡Úrsula!.- la llamó el chico de cabellos azabaches. Su novia estaba distraída hablando con una mujer algo mayor, y se sobresaltó al escuchar la voz de Harry.
-¡Amor! ¿Qué haces aquí tan temprano? – preguntó Úrsula mientras se abalanzaba a los brazos de Harry.
-Bueno, pues, queríamos hablar contigo.- dijo Harry con gesto preocupado y señalando a Ginny y a Draco.
-¡Ah! Chicos, ¿cómo están? ¿Qué es lo que ocurre? – preguntó Úrsula soltándose de su novio.
-Es algo grave, Úrsula... – comenzó a decir Ginny.- Grave y también triste.
-Pero... me están asustando. ¿Qué ha pasado? – preguntó Úrsula con expresión de intranquilidad.
-Será mejor que te lo digamos en privado – sostuvo Draco.- Aquí hay demasiadas personas.
-Está bien, está bien... síganme a mi oficina. – finalizó Úrsula.
Los cuatro jóvenes se dirigieron hasta el despacho de Úrsula. Efectivamente, adentro sólo estaba Françoise, sentada tras su escritorio y sacando cuentas. Cuando los vio entrar, no dejó de saludarlos, sobre todo a Harry, que iba tomado de la mano de Úrsula.
-¡Hola, Doctor Potter! – dijo Françoise alegremente, sin darse cuenta de la fulminante mirada de Úrsula. Todavía le chocaba que Françoise lo saludara tan efusivamente.
-Hola, Françoise.- saludó Harry.
-Françoise, ¿podrías salir un momento? Necesitamos hablar algo privado – dijo Úrsula ásperamente.
-Claro, iré a la cafetería del frente por si me necesita – dijo Françoise dirigiéndose a la puerta.
-Lo dudo mucho – murmuró Úrsula, cuando la chica salió.- Bueno, ¿qué es lo que tienen que decirme?
-Úrsula, te contamos esto por que sabemos que eres la mejor amiga de Hermione... – comenzó a decir Ginny.
-Supongo... aún estoy enfadada con ella por que jamás me escribió ni una mísera carta – dijo Úrsula frunciendo el ceño - pero ¿qué quieres decir con eso?
-Es que... tendrás que saber apoyarla ahora que... – dijo Ginny vacilante.
-Que Krum está muerto.- finalizó Draco. Los ojos de Harry, Ginny y Úrsula se dirigieron violentamente hacia su afilado rostro.
-Malfoy, tan directo como siempre – señaló Harry.
-¡Qué querías, Potter! ¿Una sesión de hipnotismo? – dijo Draco frunciendo el ceño.
-Esperen... esperen un momento.- dijo Úrsula de pronto.- ¿Qué quieren decir con que Krum está muerto?
-Lo asesinaron, acaba de salir el artículo en "El Profeta" esta mañana – dijo Draco mostrándole el periódico a la chica.
Úrsula lo tomó con rapidez y leyó el titular con los ojos entrecerrados. Parecía increíble estar leyendo aquella noticia después de dos años de silencio absoluto por parte del matrimonio Krum-Granger.
-Parece imposible... – murmuró Úrsula cuando acabó de leer el artículo.- Pero no aparece nada acerca de Hermione, ¿sabrá ella de la tragedia?
-Debería saber... ella es la esposa de Krum – dijo Harry queriendo parecer convincente.- O lo era hasta ayer.
-¿Y qué harás, Ginny? Mejor dicho, ¿Qué podemos hacer? – preguntó Úrsula con preocupación.
-Por el momento sólo esperar más noticias acerca de esto - dijo Ginny.- Tenía pensado también en escribirle a Hermione. A lo mejor esta vez responde las cartas.
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El tercer trabajo de parto de Mandy estaba resultando más complicado de lo que imaginaba. Los huevos otra vez se habían atascado en la pelvis de la dragón, pero esta vez no era sólo uno, si no dos. Charlie, como siempre, se encargaba de los cortes y las pociones, Ron por su parte se encargaba de calmar a Mandy y de recibir los huevos cuando éstos salieran. La dragón estaba bastante inquieta y a cada rato lanzaba bocanadas de fuego que impedían acercársele. Cuidadosamente, los pelirrojos hermanos se dirigieron hasta la parte posterior del animal y le inyectaron una fuerte poción tranquilizadora, que hizo que Mandy suspirara y cayera dormida en el suelo. Los huevos de la dragón se abrieron paso en la estrecha pelvis de su madre, abierta más de lo normal por el hechizo seccionador de Charlie y fueron recibidos en una canasta por su hermano menor, Ron. Cuando todo terminó, Charlie y Ron bajaron hasta el comedor para los trabajadores y se sirvieron un enorme plato de carne estofada, que devoraron con ganas. El trabajo resultaba agotador, pero si daba buenos resultados, valía la pena el esfuerzo. Lo que les resultó extraño en ese instante, fue que la mayoría de los hombres que había en el lugar tenía en la mano un ejemplar del profeta y murmuraban entre sí, con la cabeza gacha y lamentándose cada cierto tiempo.
-¡Pero si era tan joven! – exclamaba un viejo de cachetes regordetes al final del local.
-Además de un excelente jugador de Quidditch – se lamentó un tipo de cabellos entrecanos y lacios muy cerca del viejo.- La otra vez lo vi defender a su equipo con el alma, y cuando atrapó la snitch surcó los cielos como un ave de presa.
-¿A quién se referirán? – preguntó Charlie, mientras comía más de su estofado.
-No lo sé, pero parece que es un jugador de Quidditch famoso – dijo Ron jugando con su plato.
-Puede ser... – dijo Charlie vagamente. Se dirigió luego al viejo de los cachetes regordetes y le gritó: - ¡Eh, Vladimir! ¿me prestas un poco el periódico?
-Mejor te lo presto entero... – dijo Vladimir riendo por lo bajo y tirándole el periódico a Charlie por encima de varias cabezas.
Charlie lo atrapó con mucha precisión, tal como lo hacía cuando jugaba de buscador en el equipo de Gryffindor y leyó lo que había en él. Frunciendo un poco el entrecejo, Charlie le dio el diario a Ron.
-Esto te interesa más a ti que a mí – le dijo a su hermano, quien parecía algo desconcertado.
-¿En serio? ¿por qué?
Pero Charlie no tuvo necesidad de responder a sus preguntas. La primera plana de "El Profeta" lo decía todo.
"JOVEN JUGADOR DE QUIDDITCH MUERTO EN ATENTADO"
Víctor Krum víctima de fanático desquiciado
BULGARIA.- Por circunstancias que aún se desconocen, el joven jugador de la selección de Bulgaria de Quidditch, Víctor Krum, fue atacado el día de ayer por un fanático que deseaba verlo a toda costa mediante la maldición más mortífera de todas: Avada Kedavra. El jugador, de 25 años, no tuvo tiempo de defenderse pues fue atacado sorpresivamente por la espalda al momento de salir de sus entrenamientos con la selección de su país. Se especula que el atacante, todavía no identificado con precisión, podría tratarse de Huck Hoshtner (34), un sujeto conocido en el mundo del Quidditch por su desbordante afición a la figura de Krum y al equipo de Bulgaria, quien tendría severos trastornos mentales y una personalidad doble. Según informó el vocero del equipo, Krum no tendría relación alguna con este individuo y sólo se trataría de un hecho delictual provocado por la mala mente de Hoshtner. Después de examinar sus restos, Víctor Krum será llevado a la basílica de Sofía, capital búlgara para velar su cuerpo durante la noche. Su funeral se efectuará mañana en el cementerio de Istanova, a las 15:30.
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Ron leyó el artículo por lo menos dos veces seguidas. No podía creer lo que decían aquellas palabras. Krum estaba muerto, ¿y Hermione? El periódico no la nombraba en ningún sitio. Se preguntó si aquello era una señal del destino, si éste último le estaba dando otra oportunidad. No debía de actuar tan precipitadamente; quizás aquello destrozaría a Hermione, pero él deseaba con todas sus fuerzas saber algo más de la chica. Pidiendo prestado algo de papel y una pluma a sus amigos, Ron decidió escribirle una nota a Ginny. Ella debía de saber algo, o por lo menos, le daría esperanzas sobre su futuro.
"Querida Ginny: la noticia de esta mañana en "El Profeta" me ha dejado helado. Espero que la hayas leído. Necesito saber con urgencia qué sabes acerca de Hermione. Puede sonar egoísta, pero creo que el destino nos está dando otra oportunidad, y esta vez no la voy a desaprovechar. No pienses que me gusta el hecho de que Krum haya muerto tan mal, pero todo tiene su porqué. Avísame si sabes algo. Tu hermano, Ronald Weasley."
Con paso decidido, fue hasta la lechucería fuera del local y ató el papel a la pata de una lechuza gris que en ese momento acababa de despertar de su letargo. "A Virginia Weasley" dirigió la carta y la lechuza voló por sobre su cabeza rápidamente hasta perderse de vista. Al volver a su asiento en el local de comida, Charlie lo miró con expresión seria.
-¿Vas a tirar todo a la basura? – le preguntó cuando Ron se sentó otra vez en la silla.
-¿A qué te refieres? – le dijo el pelirrojo.
-Me refiero a tu relación con Sophie... ¿Vas a tirar dos años de relación con ella? – inquirió su hermano mayor.
-No lo sé, Charlie, pero de seguro ella entenderá – dijo Ron tratando de auto convencerse.- Yo la quiero mucho, pero nunca dejé de amar a Hermione y esta vez quiero estar atento a lo que pueda pasar.
-Le destrozarás el corazón – dijo Charlie frunciendo el entrecejo.- Ella te ha entregado su vida y tú te irás por que Hermione se ha quedado viuda de la noche a la mañana. Lo que haces es muy feo...
-¡Ya lo sé, Charlie! – exclamó Ron con desesperación.- Pero perdí a Hermione dos veces... no volveré a fallar esta vez, te lo aseguro. Y nada de decirle de esto a Sophie... yo mismo le explicaré todo lo sucedido.
-¿Le hablarás de Hermione? – preguntó Charlie.
-Si es necesario, lo haré – dijo Ron con determinación. Igual se sentía la peor escoria del mundo al pensar que dejaría sola a Sophie por ir a buscar a Hermione, pero ella tenía que entender. Hermione aún estaba viva en el recuerdo del pelirrojo.
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Fin... del capítulo 18. ¡Uf! Cómo me ha costado desenrollar este nudo... pero bueno, aquí está el resultado.
Reviews:
Lily4ever: Gracias por el review. De ahora en adelante, tus personajes favoritos saldrán más en escena. Espero que te haya agradado este capítulo. Saludos, Tanina Potter.
Angela30: Bueno, gracias por las felicitaciones. Espero que te haya gustado el día de campo con Draco y Ginny, aunque fuera algo corto. Prometo poner más cosas. Bye, Saludos. Tanina Potter.
Mione Grint: Definitivamente eres adivina o tienes una bola de cristal. No sigas especulando demasiado o se me irá abajo el fic Y_Y (jejeje) A mí también me da risa lo despistado que es Harry, pero la mayoría de los hombres son así... hay que hacerles dibujitos para que sospechen recién que tú le gustas. Bueno, espero que te haya gustado este capi. Saludos, Tanina Potter.
Vika Riddle: si caché que tu review se cortó, pero de todas maneras gracias por enviármelo. Qué bueno que no sigas tan bajoneada, eso me despreocupa un poco, aunque siempre puedes confiar en mí si tienes algún problema. Gracias por los halagos... estoy toda colorada con tanta palabra de apoyo de parte de ustedes. Tengo el pecho tan inflado como las palomas de la plaza de armas, Jajaja... ahora sólo me falta mover la cabeza de atrás para adelante y seré un verdadero pájaro. ^^U Ya amigui, cuídese. Tanina Potter.
Merodeadora-Chii: Gracias por aceptarme en las RON4EVER. ¡Estoy contentísima! Se los aseguro. Y gracias por el review que me mandaste, no te preocupes, la tercera es la vencida para Ron. Toda novela cebollera tiene que tener final feliz. Jejeje... aunque eso me cueste una que otra vida. Saludos y gracias, Tanina Potter.
Lil Granger: Hola... bueno, Hermione tenía que casarse con Krum para que la historia siguiera su curso como lo habíamos planeado mi hermano Sturgis y yo. Pero bueno, no todo es tan malo de parte del búlgaro. ¿Ya conociste a Matthew? Es tan encantador que ni creo que lo he inventado yo (por que a mí me cargan las guaguas). Pero no sé, la maternidad me esta afectando un poco... ahora cada vez que veo comerciales de pañales me da por gritar: "¡Qué lindo!" y creo que eso en mí no es normal. Bueno, respecto a Cho, se merecía aquella muerte y otras peores. ¬¬ ¡Maldita! La sigo odiando por lo hueca que es... o tonta, como quieras llamarla. Ah! y no te preocupes que el nombre Lilibeth va a aparecer en el fic, más adelante, pero aparecerá. Bueno, cuídate y gracias por la bienvenida. Tanina Potter.
Katie Lupin: El riesgo corre por nuestras venas y la sed de aventuras es propia de nosotras. Jajaja... parece una frase de Novela de acción. No tengo ningún problema en revisarte la redacción del quinto capítulo, me lo mandas por el correo... ¿si? See you later. Saludos, Tanina Potter.
Y bueno, tengo dos buenas noticias:
1. -¡YA TENGO EL QUINTO LIBRO DE HARRY POTTER EN MIS MANOS! Y ESTÁ GENIAL... ADEMÁS VENÍA CON UNA CHAPITA DE LECHUZA DE REGALO.
2. –QUIERO DAR LAS GRACIAS A LAS MIEMBROS DEL GRUPO **RON4EVER** POR ACEPTARME DENTRO DE SUS FILAS. ESTOY MUY EMOCIONADÍSIMA... YA SE ME SALEN LAS LAGRIMAS, EN SERIO. Y_Y. JEJEJE... ESPERO SERLES ÚTIL.
Atte. Tanina Potter **Miembro de las RON4EVER** Ronnie is the best and will be the best 4 ever
