Capítulo 21: COMIDA, CARTAS Y EXPLICACIONES.

A la salida de King's Cross había un automóvil rojo, un mini cooper, que esperaba a los recién llegados junto a la vereda. Un chico de cabellos azabaches, parado junto al auto, les hizo una seña. Ginny respondió al saludo y le habló a su novio. Atrás, Ron y Hermione, habían decidido no hablarse, aunque de vez en cuando se lanzaban furtivas miradas que los ponían más nerviosos. Matthew aún miraba ceñudo al pelirrojo y también a su madre, quien iba con la vista al frente, caminando hacia el auto de Harry.

-¿Qué tal, Ron? – preguntó Harry desde el coche.- ¡Oh, vienes con Hermione! ¿No me digas que se vinieron juntos?

-Mmm... algo así – dijo Ron un tanto abrumado.

-Mira, Harry, este es Matthew, el hijo de Hermione – dijo Ginny con alegría.

-¿Matthew? – repitió Harry. Caminó hasta el bebé de Hermione y lo contempló por unos instantes.- ¡Qué bebé más lindo! ¿Qué edad tiene, Herm?

-Casi un año... – respondió Hermione. Parecía perdida en sus pensamientos, por lo que le costó un poco agregarse a la conversación. Por su lado, Matthew estaba divertido con los lentes de Harry, tomándolos con sus pequeñas manitas y agitándolas en el aire.

-Será mejor que nos vayamos, Potter – habló Draco, que ya tenía un pie en el auto.- tengo una reunión en el ministerio.

-¬¬ Tan apurado como siempre, no te vayan a salir canas por vivir tan rápido, eh Malfoy – dijo Harry socarronamente.- Okey, okey, su chofer de lujo está listo para partir. Permiso, esto es mío – le quitó suavemente sus lentes al pequeño y se los puso. A Matthew aquello no le pareció divertido, y pronto dejó ver un enorme puchero.

-Toma, amor... aquí está tu sonaja – le dijo Hermione al ver las inminentes intenciones de llanto de su hijo. El pequeño tomó su juguete y olvidó por un momento los anteojos de Harry.

-Vamos, se hace tarde – dijo Ginny al instante.

Subieron todos al coche, que estaba hechizado para que todos se sentaran con comodidad. Hermione se sentó junto a Harry en el volante, mientras los demás se acomodaban libremente atrás. Ron, en una ventana, miraba a la chica por el espejo retrovisor de un lado. Draco y Ginny, en la otra ventana, hablaban animadamente sobre cualquier cosa. En un semáforo en rojo, Ginny le preguntó a Harry qué dirección tomaría.

-Pues, si a Hermione no le molesta, iremos a su casa. – dijo Harry con naturalidad. Luego dio vuelta la cara y preguntó a la aludida: - no te molesta, ¿verdad Herm?

Hermione tardó en asimilar aquellas palabras. Iba pensando en otras cosas, no estaba en aquel auto.

-¿Me... me decías algo, Harry?

-Que si no te molesta que vayamos a tu casa... – respondió automáticamente.

-¿Sigue Úrsula enojada contigo, Harry? – preguntó Ginny de pronto.

El chico la miró por el retrovisor con cierto desgano. Había dado en el clavo.

-¡Qué comes que adivinas! – exclamó Harry irónicamente.- Sí, sigue enojada.

-¿Qué le hiciste? – preguntó Hermione con curiosidad.

-nada... creyó ver lo que no era... –dijo Harry mientras doblaba a la izquierda.

-¿estás seguro de eso, Harry Potter? – preguntó Ginny concienzudamente.

-Tú tampoco me crees, ¿verdad, Ginny? – la voz de Harry parecía cansada de explicar lo mismo tantas veces.

-No es eso... pero, lo que vimos no parecía tan inocente. – dijo Ginny mirando a Harry a través del espejo.

-Eso fue sólo un chequeo médico. Françoise tenía malestares en su pierna debido a las múltiples caídas que sufrió años atrás – aclaró Harry.

-¿Quién es Françoise? – preguntó Hermione, meciendo suavemente, pero sin resultados a su hijo, para que se quedara dormido.

-Es la asistente de Úrsula... mmm, algo así como Úrsula, cuando tú eras la jefa – explicó Ginny.

-Claro, claro...

-¿Y qué le pasa a Weasley que va tan callado? – preguntó Draco de pronto. – ¿Tan aburrido es Rumania que no tiene tema de conversación?

-Déjalo ya, Draco, no molestes a Ron que viene cansado – lo defendió su hermana.

-Lo siento, iba pensando en otra cosa – respondió el pelirrojo.

-Tú y Hermione andan en la luna, ¿Qué pasó en el tren que los dejó tan pensativos? – preguntó Harry desde el volante.

-Pues...

-No ha pasado nada – lo interrumpió Hermione.- Ni siquiera nos topamos.

El silencio reinó por unos minutos dentro del coche. Harry tomó una calle alterna a la gran avenida y se metió por un enredado plano de calles en diagonal. A lo lejos, la casa de Hermione volvía a presentarse como ella la recordaba. Estaba casi igual a como la había dejado. Bajaron del coche en cuanto se detuvieron. Una sensación de melancolía invadió por completo a la chica de cabellos castaños. Al entrar, se dio cuenta que todo estaba en orden, todo limpio, como si alguien viviera ahí.

-¿Cómo es que ha permanecido así por dos años? – preguntó Hermione al entrar.

-Fue Úrsula... – dijo Harry, aunque con un dejo de tristeza.- Le aplicó un hechizo para detener el tiempo y tu casa ni se ha ensuciado.

-Genial... – en efecto, cuando Hermione miró su reloj despertador, este todavía marcaba las 7:15 y decía 1-Jul-2000.

-"Finite Incantatem" – pronunció Harry, y el reloj marcó la hora y el día correctos.

-Voy a la cocina a preparar algo de comer – anunció Ginny y se dirigió a la puerta del fondo.

Hermione entró en su habitación. Nada había cambiado. Incluso el vestido de gala que había usado en una cita con Krum estaba tendido aún sobre la cama. Puso a Matthew en las almohadas y miró en derredor. Todo le parecía tan familiar y tan extraño a la vez. Abrió las cortinas y dejó que el sol iluminara la habitación. Tenía tantas ganas de llorar, que no se dio ni cuenta cuando una solitaria lágrima cruzó su mejilla; tantas cosas habían pasado en estos dos años, tantas cosas se habían perdido y ya no había vuelto atrás. Quizás no fuera buena idea casarse con Krum para experimentar la soledad absoluta, quizás no fuera buena idea casarse por que a pesar de todo ella no estaba enamorada. Miró a su bebé unos segundos. Matthew era lo único por lo que no se arrepentía de esos dos años de soledad y de incertidumbre. Su enorme sonrisa despertaba en ella un amor tan grande, que sería capaz de matar por él. Un nudo se le hacía en la garganta al recordar la muerte de su marido; en realidad le daba pena por el pequeño, por que no crecería al lado de su padre, pero nada más. Ron estaba en el umbral de la puerta, observándola. No se atrevía a hablarle por miedo a romper aquel sagrado silencio. Mas no tuvo que pensarlo mucho, por que Hermione giró la cabeza de repente y sus miradas se encontraron por unos instantes, hasta que la chica bajó la suya.

-¿Te encuentras bien? – preguntó Ron casi en un susurro al ver las lágrimas que mojaban las mejillas de la chica.

-Sí, sí, estoy bien – mintió Hermione haciendo como que revisaba los pañales de Matthew. – Pasa si quieres, no te quedes en la puerta.

Ron obedeció al instante, dejándose caer a los pies de la cama. Hermione se dio vuelta y lo miró a los ojos nuevamente. Tenía tantas ganas de perderse en ese mar azul que la contemplaba, pero le costaba romper el silencio.

-Yo... quiero pedirte perdón – comenzó a decir Ron.

Hermione lo miró con sorpresa.- ¿A qué te refieres?

-Quiero pedirte perdón por... por no decirte a tiempo cuánto te amaba – declaró el pelirrojo.

-Pensé que... pensé que sólo me estimabas como amiga – se apresuró a decir Hermione, mientras notaba que sus mejillas se encendían.

-No, claro que no – Ron se acercó un poco a Hermione con ojos suplicantes.- Yo siempre te quise, sólo que...

-Sólo que en Rumania encontraste una mujer que me sustituyera mientras te decidías a contármelo, ¿verdad? – lo interrumpió Hermione de un salto.

-Her... escúchame, a pesar de eso yo siempre te quise, siempre te tuve en mi corazón, en mi mente... – dijo Ron algo desesperado.

-¡No seas mentiroso, Ron! ¡Te olvidaste de mi existencia por completo, olvidaste lo que sentías por mí! – exclamó Hermione con los ojos anegados de lágrimas.

-No es cierto... tú nunca quisiste hablar conmigo cuando te fuiste con Krum a Bulgaria, nunca respondiste mis cartas en donde te pedía que volvieras... – tomó un poco de aliento y agregó: - en dónde te decía cuanto me hacías falta.

-¡¿De qué cartas me hablas?! – preguntó Hermione alzando la voz.- Esas son patrañas para quedar como héroe en esta historia...

-¡Cartas... más de diez cartas, ninguna respuesta! - gritó Ron.

Matthew arrugó el entrecejo e hizo un puchero, para dar paso al llanto. Hermione se apresuró a calmarlo tomándolo en brazos y meciéndolo suavemente.

-Vete de mi habitación, Ronald... continuaremos esto más tarde – declaró la chica sin mirarlo a los ojos.

Ron volvió a hacer caso y salió del cuarto, apesadumbrado ante la reacción de Hermione. Sin avisar a nadie, salió de la casa y se quedó sentado en el antejardín, dudando de sí debía haberle contado todo o si debía habérselo dicho poco a poco.

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-Señorita Úrsula, yo quería hablar con usted un momento – dijo Françoise en medio de su trabajo. Úrsula había hecho como que no existía en aquellos días, por lo que las relaciones laborales se habían cortado por completo.

-¿Es algo del trabajo? – preguntó Úrsula secamente.

-No, pero...

-Entonces, no digas nada, no quiero escucharte – la interrumpió la chica, determinada a no seguir con la conversación.

El silencio se hizo de nuevo. Pasaban los segundos y Françoise no encontraba palabras para remediar la situación. Se sentía culpable por lo que había sucedido entre Harry y ella, pero tenía la conciencia limpia y eso le daba ánimos para insistir.

-Necesito que me escuche, señorita Úrsula – pidió Françoise una vez más.

-¿Para qué? ¿Para que me salgas con la cantaleta de "yo no estaba haciendo nada malo?" – las palabras de Úrsula eran ásperas y cortantes, pero eso no intimidó a Françoise.

-Pero... tiene que escucharme... – rogó la chica desde su escritorio.- Es cierto que yo conozco a Harry... digo, al doctor Potter desde hace mucho tiempo.

-¿Y qué? ¿Me lo vas a restregar en la cara? – preguntó Úrsula con una mirada de odio capaz de asustar a cualquiera.

-No, no quiero eso... sólo quería decirle que el doctor la quiere mucho a usted para engañarla así como así – la explicación de Françoise parecía convincente, pero Úrsula aún no se la tragaba.- Yo no quería causar problemas... lo siento mucho.

-¿Sabes lo que pasa? Es que me carga que lo veas así, con cara de cordero degollado cada vez que él viene a verme... "hola Doctor Potter", "¿le sirvo algo doctor Potter?" Me saca de quicio, ¿entiendes? – Úrsula estaba más que harta de la situación.

-Entonces usted está celosa de mí...

-¡¡Claro que estoy celosa, como no voy a estarlo!! – gritó la chica levantándose bruscamente de la silla.- Como no voy a estar celosa si Harry es lo que más quiero en este mundo... es el hombre de mi vida.

-Pero es que con esa actitud lo va a terminar perdiendo – Françoise trató de acercarse a ella lentamente.

-Y ahí vas a estar tú para consolarlo, ¿verdad?

-Claro que no... es más, le voy a decir una cosa... a mí Harry me cae bien, es súper simpático conmigo y le tengo cariño por que me ayudó cuando estuve enferma, pero jamás intentaría conquistarlo y menos, cuando veo que está tan aferrado de alguien como usted – declaró Françoise con una sonrisa.

A Úrsula le costaba creer lo que estaba escuchando. Era como si le hubieran echado un balde de agua helada en la cabeza para despertar. Pero pensando con la cabeza fría, Harry siempre la había querido, por lo menos desde el incidente en el puente o quizás más atrás, pero eso ya era asunto de él. Tampoco había pasado nada con alguna mujer, por que desde que muriera Cho, como le había contado Harry, él nunca miró a otra. Se debían el uno al otro, y aunque Úrsula y él eran algo tercos en ciertos puntos, no por eso dejaron que su relación se terminara. Es más, Úrsula estaba segura de que Harry haría cualquier cosa por ella, como por ejemplo, cantar en un bar muggle frente a muchas personas, sólo para que lo perdonasen.

-No sé si creerte...

-Si quiere no me crea, pero yo podré demostrárselo algún día.

Una lechuza llegó cruzando el umbral de la ventana y se fue a posar estrepitosamente en el escritorio de Úrsula. Era Hedwig, la lechuza albina de Harry; traía una nota atada a la pata. Seguramente era de él.

"Ha llegado Hermione. Estamos en su casa. Si no quieres verme, mándame una nota de vuelta diciéndome que desaparezca. Te quiero mucho, Harry"

-Hermione... llegó Hermione – pronunció Úrsula en un susurro. De pronto se le olvidó todo el incidente.- ¡¡¡LLEGÓ HERMIONE, MI AMIGA HERMIONE!!!

-Vaya con ella entonces.- sugirió Françoise.

-¿Y qué crees que voy a hacer? – preguntó Úrsula muerta de risa. En un momento, su rostro pasó de la alegría a la seriedad.- Estarás a prueba por unos meses, no desaproveches esta segunda oportunidad que te estoy dando.

-Gracias, señorita.

Acto seguido, Úrsula tomó los polvos Flu que había sobre la chimenea y se metió en ésta de inmediato. "Holloway 254" dijo y las llamas verdes azuladas se la tragaron en un abrir y cerrar de ojos.

-*-

-¿Qué habrá pasado allí dentro, que Weasley salió tan demacrado? – preguntó Draco mientras ponía los vasos en la mesa para comer y volvía a la cocina por los servicios.

-No sé, no tengo idea... – dijo Ginny sin darle mucha importancia.- A lo mejor estaban reviviendo viejos tiempos con Hermione y se pusieron a discutir.

-Es lo más seguro.- declaró el rubio.- ¿Y qué estás preparando? – preguntó al sentir el rico olor que salía de las ollas.

-Mmmm... "Come y calla" – dijo Ginny guiñándole un ojo.- No seas curioso, amor... luego lo sabrás.

-Es que huele tan rico – dijo Malfoy con una sonrisa.- Huele a ti, ¿sabes?

-¿Ah, sí? ¿Y yo huelo rico? – preguntó Ginny con voz picarona.

-Seguro, estás para comerte – con un leve tirón de su brazo, Malfoy atrajo a Ginny hacia sí y comenzó a besarla. Sus besos volvían loca a la pelirroja, quien no ponía obstáculos en aumentar la intensidad de cada uno de ellos. Cada día se convencía más de que se había sacado el premio gordo al convertirse en su amiga y luego en su novia. Se amaban con intensidad, con deseo, como si el mundo se fuera a acabar.

-No cuenten dinero delante de los más necesitados, por favor – Harry había aparecido en la puerta de la cocina, con una sonrisa forzada y sin ganas de nada. Los apasionados amantes detuvieron su ritual de amor.

-Lo siento, Harry... no queríamos incomodarte.- dijo Ginny con amabilidad.

-No me incomodan – repuso Harry.- Es sólo que...

-No te tires al suelo, Potter – lo animó Draco apoyando su mano en los hombros de Harry.- Tú ya hiciste lo que estaba a tu alcance... ahora sólo falta que Úrsula llegue volando hasta a ti y se entregue sin peros a tus brazos.

-Como si eso fuera posible... – dijo Harry con pesadumbre, dio media vuelta y exclamó: - Estaré en la sala si me necesitan.

Se sentó en el sillón grande frente a la chimenea y miró sin ganas los apagados leños que quedaban aún en la chimenea. Estaba seguro de que el orgullo de Úrsula sería un enorme obstáculo para continuar, pero haría lo posible para reconquistarla. ¿Por qué diablos nadie le había explicado lo complicadas que eran las mujeres? Ahora más que nunca le hacía falta Sirius. Él de seguro le enseñaría qué hacer en aquellos casos. Un ruidito lo hizo despabilar de sus pensamientos. Al perecer venía de la chimenea... se hacía cada vez más intenso. Luego escuchó un grito de mujer dentro de ella.

-¡APÁRTENSE!

Harry no alcanzó a mover ni un músculo cuando cayó de espaldas al suelo, sentado aún en el sillón y con Úrsula entre sus brazos. Draco y Ginny salieron de la cocina con una enorme cacerola en las manos y miraron aquella escena con sorpresa.

-Ni que fuera Trelawney – bromeó Draco, colocando los platos en sus respectivos lugares.

Harry y Úrsula se habían quedado mudos, contemplándose el uno al otro, hasta que el chico de cabello azabache hizo una mueca de dolor.

-Mi pierna... me haces daño con tu rodilla.

-Tu... tu pierna... – al percatarse del hecho, Úrsula se puso de pie de inmediato.- lo siento. Hace tiempo que no viajaba por las chimeneas.

-Claro... – Harry también se puso de pie y enderezó el sillón.- ¿Cómo... Cómo has estado?

-Bien, bien... ¿y tú? – preguntó Úrsula.

-Bien, bien.

-¡Hey! Sé que su abundante conversación está muy interesante, pero necesitamos que hagan un alto y vengan a comer – Draco los llamó desde la mesa.

-¬¬ no molestes, Malfoy... – exclamó Harry.

-Gin, ¿dónde está Hermione? – preguntó Úrsula de inmediato. La pelirroja abrió la boca para contestarle, pero no fue necesario. Hermione estaba plantada en la puerta de su habitación, con claros signos de haber estado llorando, pero con una enorme sonrisa en los labios.

-Hola Úrsula...

-¡¡¡HERMI!!! – exclamó la chica al tiempo que corría al encuentro de su amiga. Fue un alivio ver que estaba allí, junto a ellos y más repuesta de sus días anteriores.- ¡No sabes cuanto te he echado de menos!

-Yo también, amiga... me han hecho mucha falta todos ustedes – declaró Hermione mientras soltaba a Úrsula.

-Pues no lo parecía – dijo Ginny con seriedad.- ¿Por qué nunca te pusiste en contacto con nosotros? ¿Por qué nunca respondiste nuestras cartas?

-Eso mismo deseo saber yo – Ron venía entrando de nuevo a la sala por la puerta de calle. Tenía el pelo desordenado y los ojos rojos, pero su expresión era de completa seriedad, como si quisiera contener los impulsos de gritar.

-¿Sus... sus cartas? – preguntó Hermione sorprendida.- Pues, yo pensé que eran ustedes los que no respondían las mías.

-Nosotros siempre estuvimos al pendiente de tus movimientos, pero de un momento a otro te perdimos el rastro – explicó Úrsula.- ¿Qué pasó entonces?

-No lo sé... tiene que haberle pasado algo a las lechuzas que enviaban las cartas – propuso Hermione.

-Pero, ¿a todas las lechuzas? – preguntó Ron desde una esquina.

Hermione se quedó pensativa unos instantes. Debía de haber una explicación para todo eso. De pronto se le vino a la cabeza un recuerdo, pero quizás sólo fuera una coincidencia...

-Flash Back-

Tenía un mes de embarazo y decidió escribirles a sus amigas sobre la noticia. Seguramente Úrsula se pondría loca de la emoción cuando supiera que sería "tía", así que agarró un pergamino en blanco que había encima de su escritorio y redactó la carta con rapidez. Inmediatamente bajó a la lechucería de su casa para enviar la noticia a Inglaterra. Cuando llegó hasta allí, encontró a Víctor frente a la ventana, contemplando el cielo como si esperase que bajara algo de él a sus manos. Al ver a Hermione entrar en la pajarera, guardó rápidamente algo en su túnica y sonrió amablemente.

-Hola amor... ¿A quién le escribiste esta vez?

-A Úrsula y a Ginny – respondió Hermione alegremente.- Les cuento sobre mi embarazo.

-Clarro, clarro... ¿Perro, no crees que da igual que les escribas? Ellas nunca lo hacen – preguntó Krum.

-Puede ser, pero estoy segura de que esta vez responderán... es una gran noticia saber que viene un bebé en camino – Hermione parecía ansiosa de enviar la carta, así que bajó al enorme búho pardo que había sobre su cabeza y le ató la nota a la pata.

-Sí... nuestro bebé. – declaró Krum al tiempo que abrazaba a Hermione por la espalda y hacía que el búho posado en el brazo de la chica se asustara ligeramente.- Serrá tan grande y bueno parra el Quidditch como su padre...

-Seguramente – lanzó el búho por la ventana y subió las escaleras hasta el primer piso. En el camino, escuchó que Krum murmuraba algo que no alcanzó a distinguir, por lo que bajó de nuevo a preguntar.- ¿Me llamaste?

-No, no... yo estaba... Mmmm, pensando en voz alta – aseguró. Había sacado la varita de su túnica y estaba guardándola nuevamente.

-Okey, ¿vas a cenar? – preguntó Hermione.

-Eeehh... sí, ya voy – dijo Krum mientras hacía como que ordenaba unos papeles.

-Fin Flash Back-

-Esperen un momento – dijo Hermione metiéndose en su habitación. Todos esperaron pacientemente hasta que apareció de nuevo en la sala. Traía su maleta a rastras.

-¿Qué tienes ahí? – preguntó Úrsula con interés.

-Mis ropas... y una caja de Víctor – abrió la maleta y sacó un montón de ropas y accesorios de mujer. Debajo de ellas, una enorme y pesada caja de madera había aparecido.- Me la entregaron cuando Víctor murió. La tenía guardada en los vestidores de su equipo de Quidditch, pero no he podido abrirla... tiene una cerradura rara, o algo así.

-¿Hechizada dices? – preguntó Ginny.

-Creo...

-Quizás mi navaja sirva de algo – dijo Harry acercándose a Hermione.

-¿Tu navaja?

-La que me regaló Sirius... – declaró.

-Ah, claro, ya la recuerdo – Hermione se hizo a un lado cuando Harry metió la navaja en la chapa. Le costó un poco abrirla, pero con un ligero clic, la cerradura cedió.

Adentro había varias cosas propias del búlgaro. Túnicas del equipo, fotografías de Hermione y una de Matthew recién nacido. Un equipo de mantenimiento para escobas, una snitch rota, y una bolsa de cuero amarrada en la parte superior. Hermione tomó esta última con aprensión, como temiendo que fuera a explotar o algo por el estilo. Pero la bolsa no explotó y con un ligero desenredo del nudo con que iba atada, se abrió a los ojos de los demás. Decenas de cartas y pergaminos arrugados cayeron al suelo, ante la atónita mirada de los chicos. Hermione tomó una de ellas. Iba dirigida a ella; la caligrafía era de Ron. El pelirrojo se acercó al montón de cartas y recogió otra del suelo...

-¡Maldita sea!

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Fin capítulo 20... ¡¡¡Guau, que manera de avanzar!!! Jejeje, esto es genial.

Y bueno, ¿les gustó el capítulo? Ojalá que sí.

Ahora, lo que todas ustedes estaban esperando... (redoble de tambores)

¡¡¡Reviews!!!

Vikka Riddle: ¡Hola amigui! Gracias por el review... a mí me pasaría igual que a ti si mi mino me cantara una canción tan romántica como esa, yo me le tiro encima ahí mismo y me lo como a besos... ^^U Pero hoy día le pregunté a la Úrsula que tan orgullosa era ella y me dijo que si la engañaban así, no había perdón de Dios que lo salvara. Jejeje... bueno, ya te agregué a mi lista de contactos, pero vaya a saber uno cuando tenga tiempo y lo más importante: plata, para ir a un cyber... aunque lo más probable es que esté algún fin de semana a eso de las cinco o seis de la tarde, para que te hagas una idea. See you, cuídate, Tanina Potter.

Françoise: ¿Sabes que es extraño que mis propios personajes me dejen reviews? Jajaja, pero tengo una duda... no decías el otro día que no te pusiera cara de fresca en el fic. ¡¡Qué va a pensar forestín cuando vea que te encanta fresquear con Harry Potter!! Jajaja... XD No me retes, Yap, nos vemos en donde sea... cuídate, Tanina Potter.

Jose: Hola... mmm, harto poco hombre salió Ron, ¿pero qué prefieres... tener un hombre a tu lado que anda pensando tooooodo el santo día en otra, o no tener ese hombre y quedarte con tu conciencia más tranquila? Yo preferiría lo segundo, lo digo por experiencia propia y créeme que ahora soy más feliz. Si te cuento que hasta me subieron las notas y quedé en la Universidad gracias a esa decisión... bue, no te aburro con mis historias personales y gracias por enviarme el review. Saludos, Tanina Potter.

Liliane_Potter: hola, gracias por enviarme un review tan halagador... (estoy roja como tomate, en serio ^^U) Trataré de actualizar pronto el fic, pero no prometo mucho, por que ahora comienzan mis clases en la Universidad y no sé si me quede tiempo... (tendré que organizar mi agenda, jejeje) bueno, la idea central del fic era que las historias fueran trágicas, corta- venas, cebolleras... ¿entiendes? Creo que me ha afectado un poco ver tanta teleserie mexicana y venezolana. Pero ojalá que el resto del argumento, que está guardado confidencialmente en mi cabeza (donde hay bastante espacio) les agrade y no me corten en pedacitos. Saludos, Tanina Potter.

Jessica Weasley: Hola, gracias por el review... Jajaja, el enredo está tan enredado (valga la redundancia) que de repente me cuesta desenredarlo y ahí es cuando me vienen las crisis de creatividad... Y_Y Pero a veces ustedes mismas me dan ideas para continuarlo, si no, pregúntale a la Lil Granger, jejeje... y bueno, gracias de nuevo. Saludos, Tanina Potter.

Lily4ever: Hola, primero que todo... gracias por el review. Ya viste lo que pasó con Françoise... créanle, si ella es niña buena (media loca y despistada, pero buena al fin y al cabo) Yo creo que el fin de semana leeré fics con más calma, así que ahí tendré la oportunidad de leer los tuyos. Saludos, Tanina Potter.

Yap, reporte del día, TERMINADO.

Ahora me voy a dormir por que... aaaahhhhhh (bostezo) son las 1 y 10 de la mañana y tengo que recuperar las horas de sueño que perdí hoy.

Atte.

Tanina Potter.

**Miembro de las RON4EVER** Ronnie is the best and will be the best forever.