¡¡¡Puf!!! Por fin es viernes y he leído casi todo Macbeth de un suácate...
jejeje. Gracias por todo el apoyo que me han dado...
Capítulo 23: DÍAS DE FIESTA.
El aire estaba helado, a pesar de que los días de verano se venían con fuerza sobre la ciudad; pero el viento seguía corriendo y agitaba los árboles cercanos al callejón en donde estaban. Se habían quedado callados por un rato, como si quisieran decirse todo con la mirada y no decirse nada a la vez, por miedo a cometer un error. Abrazados como estaban, esperaban sentados la llegada de un miembro del Wizengamot que traería el traslador hasta ellos. Era un momento tenso, triste, aletargado; la espera los estaba consumiendo y a la vez querían disfrutarla al máximo, por que sabían que aquellos serían los últimos minutos juntos, quizás en mucho tiempo más. Una sombra a la entrada del callejón los sobresaltó. Una mujer baja y rechoncha, de grandes mejillas sonrosadas y lentes cuadrados apareció delante de ellos; traía una cajetilla de cigarrillos vacía en su mano.
-Buenos días, señor Malfoy – saludó la mujer.- ¿Trajo los papeles necesarios para la postulación?
-Sí, señora McHart, aquí los traigo – respondió Draco, sacando los papeles de su bolso y mostrándoselos a la mujer.- ¿Están bien?
La mujer los miró de arriba abajo por encima de los cuadrados anteojos. Lentamente movió la cabeza con gesto afirmativo y miró a Draco aprobatoriamente. Sin querer, desvió sus ojos a Ginny y su expresión cambió a la sorpresa.
-¿Weasley, verdad? – preguntó McHart.
Ginny, extrañada, asintió.
-Recuerdo muy bien a su padre, Arthur... mándele saludos de mi parte, ¿sí? – pidió la mujer.
-Sí, se los daré – contestó Ginny.
-En cinco minutos más estará activado el traslador, señor Malfoy – se dirigió a Draco de pronto.
-Cinco... – resopló Draco. Giró la cabeza hacia su novia y volvió a repetir lo dicho.- Cinco minutos, Gin.
-Sí... - asintió Ginny. Abrazó entonces a Draco y cerró fuertemente los ojos.- Te amo tanto.
-Yo también, amor – dijo el rubio.- Cuídate mucho, ¿sí?
Las lágrimas inundaban ahora los azules ojos de la pelirroja. Draco las secó con sus dedos y besó sus mejillas.
-No llores, Gin – le pidió.- Prometo escribirte seguido.
-Más te vale – dijo Ginny entre lágrimas.- Porque si no lo haces, te mando un vociferador a donde sea que estés... y te recuerdo que tienes novia.
Draco sonrió.- Se me olvidaba que mi novia es una Weasley.
-Una Weasley muy fuerte – sonrió y besó a Draco brevemente.- Te extrañaré, ¿sabes? ¿Qué voy a hacer ahora cuando tenga frío en la cama? ¿Quién me va a servir de frazada, para que me envuelva con sus fuertes brazos?
-Mmmm... buena pregunta – dijo Draco.- A mí también me vas a hacer falta... ¿quién me va a preparar esos guisos tan deliciosos que me cocinas?
-Pues si quieres te mando un guiso todos los días por correo aéreo...
-¡Pobres lechuzas! – exclamó Draco.
Los dos rieron alegremente. Se les había olvidado por unos momentos el hecho de que en unos instantes más no estarían juntos. Ginny vio como el traslador de McHart emitía unos extraños sonidos y la mujer lo dejaba sobre un bote de basura cercano. Entonces miró a Draco a la cara y comprendió que el momento del adiós había llegado.
-Treinta segundos más, señor Malfoy – exclamó McHart.
Malfoy asintió y se separó lentamente de la pelirroja. Se colocó junto a la cajetilla y miró por última vez a su novia. Ginny volvía a tener los ojos empañados y se mordía el labio inferior.
-Cuídate mucho, Gin.- dijo Draco, momentos antes de colocar sus dedos sobre el traslador.- Te escribiré seguido, no te preocupes.
-Te quiero, Draco – murmuró Ginny.
-Yo también – dijo Malfoy. Acercó sus dedos poco a poco, como si estuviera arrepintiéndose de hacer el viaje. Pero al final los puso y Ginny vio como Draco desaparecía del lugar, seguido de una lluvia de colores. Se tapó la cara con las manos y lloró con más fuerza. McHart se acercó hasta ella y la rodeó con un brazo.
-Cálmese, señorita Weasley – dijo la mujer.- Si quiere le puedo hacer compañía hasta que llegue a su casa.
-Gracias – dijo Ginny limpiándose las lágrimas con el dorso de la mano.
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-¿Crees que este me quede bien? – preguntó Úrsula, enseñándole un vestido escotado y corto a su amiga Hermione en la tienda contigua a Madame Malkins: "Dream of Love".
-No sé... creo que tú no tienes ese estilo – dijo Hermione, mientras ponía a Matthew en su hombro y le daba de palmaditas para que soltara los flatitos.
-Mmmm... tienes razón – se dirigió hasta otro modelo. Un vestido largo, de cuello redondo y sin mangas, con unos botones de perlas adornando su pecho.- ¿Y éste?
-Muy simple – explicó Hermione.
-Es difícil hallar uno apropiado... – dijo Úrsula buscando entre los demás colgadores.
-Pero tienes que elegirlo tú, no tienes por qué preguntarme a mí – dijo Hermione, mirando entre los otros vestidos.
-Te pregunto por que tú ya estuviste casada. ¿Qué vestido usaste para tu matrimonio? – preguntó Úrsula.
El rostro de Hermione denotaba seriedad y algo de angustia. Era difícil recordar ese mal paso que había dado.
-Fue algo muy simple... Víctor compró para mí un vestido blanco sobrio, corto, sin muchos adornos y un sombrero de alas anchas. Los zapatos los compré yo. Zapatos simples también... lisos. – Hermione suspiró, como si viera delante de ella la misma imagen que estaba describiendo.
-¿Te duele recordarlo, Herm? - preguntó Úrsula mirando a su amiga con preocupación.
-No, no me duele – explicó Hermione.- Es sólo que no le había dado mucha importancia al recordarlo... - se quedó pensativa por un rato y luego, como sacada de un sueño, miró de repente a su amiga y sonrió.- Pero bueno, sigamos buscando un vestido para ti, que te vas a casar.
-Sí, está bien – asintió Úrsula. Se quedaron mirando otros modelos, pero ninguno era del agrado de la chica. Detuvo por un momento su búsqueda y volvió a mirar a su amiga.- Herm... no lo puedo creer...
-¿Qué es lo que no puedes creer? – preguntó Hermione.
-Pues que... que me caso... con Harry – respondió Úrsula mirando a su amiga con ojos soñadores.- ¡¡¡Me caso con Harry!!!
-Sí, eso ya lo sé, ¡relájate! – exclamó Hermione, divertida.
-Pero es que... imagínate que nunca creí que esto pasaría, porque Harry al principio no se fijaba en mí y... ¿Qué no es Ginny la que está afuera? – preguntó Úrsula mirando por la ventana del local.
Hermione también miró. En efecto, Ginny se hallaba afuera, caminando hacia cualquier lado y con la cabeza gacha. Parecía que no veía a nadie ni escuchaba a nadie por que estaba como ausente. Hermione y Úrsula salieron afuera a ver qué le pasaba y la pelirroja les contó sobre el viaje de Draco y la despedida.
-Gin, lo siento tanto – exclamó Úrsula abrazando a la chica.- Pero tienes que ser fuerte, es por el bien de Draco, por el bien de los dos.
-Además, Draco te ama y no se va a olvidar de ti tan fácilmente... de seguro te escribirá todos los días – explicó Hermione. Matthew había empezado a llorar, por lo que tuvo que desviar su atención al pequeño y hacerlo dormir.
-Ya lo sé y gracias por los ánimos – aclaró Ginny.- Pero es que lo voy a echar mucho de menos.
-Eso es obvio, tú lo quieres mucho – dijo Úrsula.- Pero no te achaques... mira, si quieres puedes ayudarnos a escoger mi vestido de novia... eso mantendrá tu atención ocupada.
-Gracias, Úrsula.- dijo Ginny.
-Y pensar que Ginny podría estar en tu lugar ahora, eh – dijo Hermione de pronto.
-¿Por qué lo dices? – preguntó Úrsula.
-Por que a Ginny le gustaba Harry cuando era pequeña – explicó Hermione con una sonrisa. Úrsula puso cara de sorpresa y miró a Ginny ceñuda. Ginny también sonrió.
-No te preocupes, Úrsula – dijo en tono amable.- Que el amor por Harry se me pasó en quinto año...
-Es bueno escuchar eso – dijo Úrsula sonriendo también.- Pero ahora vamos a elegir mi vestido, que yo te ayudaré con el tuyo cuando te cases con Draco.
Las tres chicas rieron y entraron de nuevo a la tienda. Dos horas más les tocó encontrar un vestido que le agradara a Úrsula. Casi dejan la labor a medio camino, cuando se habían probado la mayoría de los trajes; pero la mujer que atendía en el local salió a ver por qué se demoraban tanto y buscó entre los vestidos del fondo uno muy bello que llamó la atención de la novia.
-Lo habían mandado a hacer, pero la mujer que lo compró no vino jamás a buscarlo – explicó la dependienta.
-A lo mejor se arrepintió de casarse – dijo Ginny, mientras observaba otros vestidos y algunos accesorios.
-No sé, pero yo con este vestido no me arrepiento – dijo Úrsula mientras lo tomaba y corría a probárselo.
Dos minutos después, de los probadores salió una bella muchacha digna de un cuento de hadas. El vestido que llevaba encima, hacía pensar aquella imagen. Era sin cuello y rebajado en los hombros, en donde las mangas se abultaban hasta la altura de los pechos y bajaban en forma de campana hasta más allá de sus manos, le seguía un corsé debajo de ellos, atado por cintas celestes y encajes plateados, para terminar en un faldón blanco y ancho hasta los pies, que desprendía destellos azules cuando se movía. Las demás la miraron con los ojos y la boca muy abiertos, sin poder hablar o hacer algún movimiento.
-Y bien, ¿qué dicen de éste? – preguntó Úrsula con una magna sonrisa en sus labios.
-Hermoso – dijo Hermione.
-Te envidio – dijo Ginny.- ¡Está lindísimo!
-Gracias – dijo Úrsula y corrió a mirarse en un espejo.- Espero que a Harry le guste.
-Le va a encantar vértelo puesto – aseguró Hermione.
-Pero le va a encantar más quitártelo – agregó Ginny. Las chicas rieron ante el comentario y Úrsula no pudo evitar sonrojarse un poco. Era cierto que en aquellos dos años de noviazgo, había intimado con Harry, pero esta vez sería distinto. Ahora sería su mujer legalmente, con papel en mano y eso le daba un toque más especial.
Úrsula se decidió por aquel atuendo y luego de que la mujer de la tienda se lo envolviera y lo guardara en una caja, salieron las tres del local y caminaron a través del Callejón Diagon, hasta el Caldero Chorreante. Se sentaron al fondo del local y comenzaron a hablar sobre los preparativos de la boda.
-Gin, ¿puedes cargar a Matthew un momento? – preguntó Hermione de pronto.
-Oh sí, claro – asintió Ginny, recibiendo al pequeño.- Hola bebé... ¿tienes sueño? Tía Ginny te hará dormir.
-Úrsula, te tengo un regalo – dijo Hermione dirigiéndose a su amiga.
-¿Un regalo? ¿De qué se trata? – preguntó Úrsula con curiosidad.
-Mira... –sacó de su bolso unos trozos de pergamino amarillento.- Como es costumbre, una mujer no puede casarse sin antes tener su respectiva despedida de soltera.
-¿Despedida...? – murmuró Úrsula.
-Sí, así es que toma – le tendió los pergaminos. Eran tres en total.- Son para hoy, a las nueve de la noche. Iremos las tres.
Úrsula miró las entradas. "Gran concierto de flauta traversa, 21 horas, Trafalgar Square, Londres"
-Flauta traversa... ¡¡¡Trafalgar Square!!! – repitió Úrsula.- Gracias Hermione, esto es grandioso.
Ginny miró a Hermione algo ceñuda.- ¿Flauta traversa? – murmuró.
-Sí, flauta traversa.- sonrió y le guiñó el ojo, dando a entender una pequeña sorpresa para su amiga. Ginny entonces comprendió y sonrió también.
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-¡¡Harry, tanto tiempo!! – dos muchachos pelirrojos habían aparecido frente a él, en la entrada de la casa de Úrsula.
-¡Fred, George! – exclamó Harry mientras abrazaba a los gemelos.- ¿Qué hacen por aquí?
-Un pajarito nos contó que te casabas, así que venimos a darte nuestras más sinceras condolencias – dijo Fred.
-Mi más sentido pésame, señor Potter – agregó George. Luego se echaron a reír y Harry los hizo pasar.
Ron salió de la cocina y se alegró mucho al ver a sus hermanos.
-¡Qué bueno que están aquí! ¿Mucho trabajo en la tienda? – preguntó sentándose en uno de los sofás.
-Muchísimo – respondió Fred, dejándose caer en los cojines de la sala.- Pero hemos dejado a cargo a Lee... es un chico eficiente.
-Y muy buen compañero de trabajo – agregó George.- ¿Falta alguien más, hermanito?
-Sí, Longbottom – respondió Ron.
-¿Falta alguien más para qué? – preguntó Harry, algo extrañado.
-Para la celebración – respondió Ron simplemente.
-Tu despedida de soltero, Harry – explicó George.
-Algo esencial en una ocasión como esta – replicó Fred.
-¿Despedida de soltero? – preguntó Harry.- ¿Qué piensan hacer ustedes?
-^^ jejeje... sorpresa... – dijo Ron con picardía.- No comas ansias, Harry, a lo que llegue Neville te lo explicaremos todo. A propósito, ¿era él el que tenía que traer el trago?
-Sí, creo... –respondió Fred.- Nosotros trajimos lo demás...
-Sip, lo demás – dijo George con una sonrisita loca en los labios.
Justo en ese momento, la puerta se estremeció ante los golpes de alguien tras ella. Ron se levantó a abrir.
-¡Hablando del rey de Roma! – exclamó Ron. – te estábamos esperando.
-Soy el punto esencial en esta fiesta – dijo Neville mientras entraba a la casa, cargado de bolsas y botellas.- ¿qué tal, Harry? Felicidades por tu matrimonio.
-Gracias – dijo Harry.- Y tú, Neville, ¿no piensas casarte, no tienes novia?
-No, yo soy un poco de todas... no soy hombre de una sola mujer – respondió Neville dejando las botellas en la mesa.
-Mmmm... ¿no nos estarás mintiendo, Longbottom?- preguntó Fred en tono pícaro.- El otro día te hemos visto de lo más perrito faldero con Hannah...
-¿Abbot? – preguntó Ron cuando traía los vasos.- No te sabía esa faceta, Neville.
-¿Hannah? Eeeeehhhhh... claro que no estaba como perrito faldero, como ustedes dicen... – respondió Neville más rojo que un tomate.- Es sólo que ella es una chica muy especial y me pongo algo torpe cuando estoy con ella... pero de seguro la traigo loca.
-Si es que ella no te trae loco a ti primero – dijo Ron sonriendo.- Bueno, al fin tenemos todo y no hay que demorarnos más, si no queremos que las chicas nos degollen. ¿Sabes a donde han ido, Harry?
-Ginny fue a despedir a Draco, hoy se iba a Francia... – respondió Harry.- Hermione y Úrsula fueron de compras... se llevaron a Matthew con ellas.
-Entonces tenemos para largo – aseguró Ron. Se dispuso entonces a servirles los tragos- Fred, George... las sorpresas por favor.
-Con mucho gusto hermanito – respondieron los dos a la vez. Con un ligero movimiento de varita, los gemelos hicieron aparecer en la sala a tres bellas mujeres, vestidas como odaliscas árabes y encendieron la radio, para que ellas bailaran a su gusto.
Harry estaba más que embobado. Miraba a las muchachas que se movían armoniosamente, mientras le guiñaban los ojos y sonreían tontamente. (N/A: Que una cosa tan simple, deje a los hombres babeando por horas... ¡Por Dios!) Fred y George se levantaron de los cojines y comenzaron a bailar con las odaliscas. Ron y Neville siguieron sus pasos, pero Harry no se atrevía a levantarse del sofá. "Ojalá no llegue Úrsula en este momento" pensaba. Una de las chicas, de largos cabellos rubios lisos, se acercó hasta él y lo levantó por la camisa, haciendo que Harry perdiera un poco el equilibrio y la tomara de la cintura. La bailarina sonrió y Harry, apenas estuvo en pie, quitó sus manos de ese sitio. Se sentía torpe, cohibido, fuera de lugar... pero poco a poco y con algunos tragos en el cuerpo, fue agarrando más confianza. Estuvieron así hasta que la música de la radio comenzó a repetirse y decidieron sentarse en los cojines a conversar y beber más licor. Los gemelos entonces, encendieron la música otra vez, pero no con música árabe, sino algo más pachanguero. Todos al ritmo de la conga ("Conga, conga, conga") hacían trencito por el living y reían fuerte y alegremente. Harry estaba más que feliz... esperaba que Úrsula no llegara en ese momento y les arruinara la fiesta.
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Pero Úrsula no podía molestarlo. Ella, Hermione y Ginny se habían dirigido al centro de Londres, hacia el supuesto "Concierto de Flauta traversa" en el Trafalgar Square.
-¿Qué harás con Matthew, Hermione? – preguntó Ginny camino al teatro.- No pensarás llevarlo hasta ese lugar.
-¿Qué hay de malo? – preguntó Úrsula.- El sonido de la flauta lo hará dormir...
-Lo sé, Úrsula, pero igual dejaré a Matthew encargado... Matilda se encargará de cuidarlo – aclaró Hermione mirando de reojo a Ginny.
-¿Matilda? ¿Y ella, donde vive? – preguntó Úrsula.
-Pensé que lo sabrías... – dijo Hermione.- A unas cuadras de aquí.- respondió.
-Es que soy algo volada, tú me conoces, Herm – dijo Úrsula con cierta vergüenza.
Pasaron por la casa de Matilda. Un pequeño departamento en un edificio al final de la calle. Hermione subió con el pequeño Matthew cuando Matilda abrió la puerta desde adentro. Las demás esperaron afuera. Cinco minutos después, Hermione estaba de vuelta, con Matilda.
-Felicidades, Úrsula – le dijo al saludarla.- Ya veo que te ligaste al doctor... jejeje, te mereces la mayor de las felicidades.
-Muchas gracias, Matilda – replicó Úrsula.
-Bueno, gracias también por cuidar de Matthew... ¿te quedarás despierta hasta tarde? – preguntó Hermione mientras se despedía.
-Sí, hasta bien tarde... pero si me quedo dormida no duden en tirarme un balde de agua helada – dijo Matilda sonriendo.
-^^ lo tendremos en cuenta... –dijo Hermione.- Nos vemos, adiós.
-Adiós, Matilda – dijeron Ginny y Úrsula, agitando sus manos.
-Adiós, pásenlo bien... y ¡No hagan locuras! – exclamó mientras las veía alejarse.
-¿Qué quiso decir con que "no hagan locuras"? – preguntó Úrsula de camino.
-No lo sé... – sonrió Hermione. Ginny rió bajito y miró a Hermione con una muestra de complicidad.
Llegaron a un gran edificio, que contrariamente tenía una pequeña puerta de entrada. Un hombre negro, alto y fornido estaba parado junto a ella, vigilando quien entraba y quien no. Al ver a las chicas, las detuvo un momento y pidió las entradas.
-Aquí están, somos tres – dijo Hermione entregándole los pergaminos.
-Muy bien, pasen.- dijo el tipo entregándole otra vez los papeles.
Entraron.
-Herm... esto no se parece al Trafalgar Square... –dijo Úrsula mirando alrededor. El lugar era oscuro, lleno de cientos de pequeñas mesitas redondas que llegaban hasta un escenario levemente iluminado. Varias mujeres ocupaban ya sus lugares muy cerca de él.
-No se parece por que no es el Trafalgar Square... – respondió Hermione con una sonrisa.
-Pero... pero... ¿y las entradas? ¿y el concierto? – preguntó Úrsula con desconcierto.
-Un pequeño hechizo permutador los hizo cambiar por unos instantes.- le entregó a Úrsula las entradas. Se acomodaron en una de las mesitas, cerca del escenario. Entonces la chica pudo leer lo que verdaderamente decían las entradas.
"FEMININE SHOW IN THE CLUB", 21 horas.
-¡Esto es genial! – dijo Ginny mientras miraba el lugar.- ¿Te ha gustado, Úrsula?
-Pues...
-No digas nada – la interrumpió Hermione.- Ahora sólo disfruta.
Un tipo vestido con una camisa negra y pantalones azules, salió al escenario. Dio la bienvenida a todas las mujeres que había en el local y presentó al primer bailarín de la noche. "Sherlock, el investigador sexy". Inmediatamente después, apareció un hombre rubio vestido como inspector de Scotland Yard, y comenzó a bailar frenéticamente al ritmo de la música. Las mujeres gritaban, otras le lanzaban piropos, y algunas le pedían que se quitara la ropa. El tipo les hizo caso y se desvistió desde el sombrero hasta los zapatos, dejándose unos pequeños y apretados boxers que dejaban muy poco a la imaginación. A continuación, el mismo tipo de la camisa negra y pantalones azules, salió nuevamente al escenario y presentó al siguiente bailarín.
-Como un favor especial, una de las señoritas aquí presentes, me ha pedido que le haga un regalo a su amiga, Úrsula Broderik – dijo el anunciador, dirigiéndose a la mesa de las chicas.- Señorita Úrsula, ¿podría venir hasta el escenario?
Úrsula estaba sorprendida y bastante nerviosa, pero animada por sus amigas, caminó hasta el escenario y se colocó junto al animador.
-Muy bien, felicidades por su matrimonio – dijo el tipo.- ¡Y ahora, para ustedes, y para esta bella señorita... HANS, EL HECHICERO!
La música se encendió de nuevo y un hombre moreno, de cabellos revueltos y lentes redondos avanzó hasta ella, vestido con un uniforme muy parecido al de los alumnos de Hogwarts. Bailaba muy sensualmente alrededor de la chica, poniéndole las manos sobre sus caderas. Úrsula se movía nerviosamente, alentada por las demás mujeres del local, mientras el bailarín se quitaba la túnica y la corbata. Úrsula ahora más en confianza, le quitaba los lentes y bailaba con él de la misma manera sensual que él. "Ojalá que Harry no venga por aquí" pensaba, mientras el bailarín se sacaba los pantalones de un tirón y quedaba en unos diminutos calzoncillos negros. "Qué buena despedida de soltera" pensaba.
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Yap... jejeje, les ha gustado este capítulo? está medio pervertidillo pero... bueno, ¿a quién no le gustaría tener una despedida de soltera así? ^^ A mí sí...
Ahora respondo los reviews:
Vale: jejeje... me ha gustado tu review, me gusta que a veces me vean como villana... jejeje, es que los fics te sirven para expresar lo que sientes sin herir físicamente a los demás... aunque espero que lo sigas leyendo y me des tu opinión. Saludos, Tanina Potter.
Lily4ever: ¿Ves que cumplo mis promesas? Jejeje... Ya te lo dije, tu idea no es mala, pero a veces la redacción hace que no se entienda o que no puedas expresar claramente lo que quieres decir. ¿Te han gustado las respectivas despedidas de soltero? Jejejeje... espero que sí. Saludos, cuídate, Tanina Potter.
SaraMeliss: Hola, gracias por dejarle un review a esta humilde escritora... jejeje. Me ha gustado mucho tu frase... la voy a poner en práctica de ahora en adelante y gracias por los ánimos. Me hacen muy feliz.
Lil Granger: Hola amiga mía. Que mal que mate te dé dolores de cabeza... yo por lo menos, no veré más números hasta en cuatro años más ^^ ¡Eso me pone contenta! ¬¬ odio las matemáticas... No llores tanto ni te deprimas, mira que me va a quedar un enorme cargo de conciencia si sigues así. Ahora debo aprovechar los fines de semana para escribir, aunque debería estar leyendo "La Ilíada" pero me da lata... :-P Bueno, muchas gracias por los ánimos y las buenas vibras, van igualmente para ti. Saludos, cuídese mucho, Tanina Potter.
eRgA: Hola, gracias por el review y agradécele a tu amiga annafreey que me esté recomendando, se siente bien que digan que tu historia es buena... jejeje (estoy toda colorada) Espero que te haya gustado este capítulo. Besos, Tanina Potter.
Jose: ¿¿Por qué satisfecha?? Jejeje... ¿quieres ver la cara de espanto que ponga Ron cuando le muestren a su hijo? Malvada... jejeje. Gracias por el review. Saludos, Tanina Potter.
Lily McGonagal: Gracias por las felicitaciones, por lo menos me ha ido muy bien en estas dos semanas... Yo también alucino mucho con Ron, (en realidad alucino con todos los personajes masculinos, pero en buena) De repente sueño con que Rupert Grint se viene arrancando de los periodistas y llega hasta mi casa para pedirme auxilio... pero no me pesques, son tonteras de mi imaginativa cabeza. Bueno, te aseguro que quedarás más sorprendida con lo que viene después... sólo mi hermano sabe lo que ocurrirá, aunque no está muy de acuerdo, pero en fin... jejeje. Saludos, Tanina Potter.
Mione Grint: Hola, hola... bueno, lo de Herm y Ron por fin se va a enrielar como tú dices, (más me vale, o si no ustedes me cuelgan) Jejeje... espero que te haya gustado este chap... Saludos, Tanina Potter.
Mimi Star: Gracias por el review. Bueno, las parejas tienen sus altibajos, pero siempre reina el amor... Shaaaaa la laaaaa... ejem, ejem. Espero que te agrade el desenlace de esto. Saludos, Tanina Potter.
Merodeadora-Chii: Don't Worry (be Huggies) que todas podrán asistir a la boda de Harry y Úrsula en primera fila (en sentido figurado) y quizás a la de Hermione y Ron, si es que se deciden a casarse. ¿Te ha gustado la actualización? Ojalá que sí. Saludos, cuídate, Tanina Potter.
Vika Riddle: Mmmm... empezamos mal el maldito año escolar, eh? Jejeje, bueno ese año lo terminé mal... (un 2.0 en la prueba global de matemática, jejeje) Y no te preocupes, que tu pareja favorita no se va a separar para siempre. En todo caso yo también me hubiera comido a besos a Ron... y le hubiera hecho otras cositas ^^U. Bueno niña, cuídese harto y estudie mucho, por que después (en cuarto sobre todo) te duelen las notas bajas que te sacaste antes... si no pregúntenme a mí. Saludos, Tanina Potter.
Fiu!!! Terminé, espero que les haya agradado el capítulo, nos vemos más adelante... Ah! pienso meterme un poco en este fic, o sea, actuar en él... espero que me descubran. Jejeje.
Atte, Tanina Potter.
**Miembro de las Ron4ever**
Capítulo 23: DÍAS DE FIESTA.
El aire estaba helado, a pesar de que los días de verano se venían con fuerza sobre la ciudad; pero el viento seguía corriendo y agitaba los árboles cercanos al callejón en donde estaban. Se habían quedado callados por un rato, como si quisieran decirse todo con la mirada y no decirse nada a la vez, por miedo a cometer un error. Abrazados como estaban, esperaban sentados la llegada de un miembro del Wizengamot que traería el traslador hasta ellos. Era un momento tenso, triste, aletargado; la espera los estaba consumiendo y a la vez querían disfrutarla al máximo, por que sabían que aquellos serían los últimos minutos juntos, quizás en mucho tiempo más. Una sombra a la entrada del callejón los sobresaltó. Una mujer baja y rechoncha, de grandes mejillas sonrosadas y lentes cuadrados apareció delante de ellos; traía una cajetilla de cigarrillos vacía en su mano.
-Buenos días, señor Malfoy – saludó la mujer.- ¿Trajo los papeles necesarios para la postulación?
-Sí, señora McHart, aquí los traigo – respondió Draco, sacando los papeles de su bolso y mostrándoselos a la mujer.- ¿Están bien?
La mujer los miró de arriba abajo por encima de los cuadrados anteojos. Lentamente movió la cabeza con gesto afirmativo y miró a Draco aprobatoriamente. Sin querer, desvió sus ojos a Ginny y su expresión cambió a la sorpresa.
-¿Weasley, verdad? – preguntó McHart.
Ginny, extrañada, asintió.
-Recuerdo muy bien a su padre, Arthur... mándele saludos de mi parte, ¿sí? – pidió la mujer.
-Sí, se los daré – contestó Ginny.
-En cinco minutos más estará activado el traslador, señor Malfoy – se dirigió a Draco de pronto.
-Cinco... – resopló Draco. Giró la cabeza hacia su novia y volvió a repetir lo dicho.- Cinco minutos, Gin.
-Sí... - asintió Ginny. Abrazó entonces a Draco y cerró fuertemente los ojos.- Te amo tanto.
-Yo también, amor – dijo el rubio.- Cuídate mucho, ¿sí?
Las lágrimas inundaban ahora los azules ojos de la pelirroja. Draco las secó con sus dedos y besó sus mejillas.
-No llores, Gin – le pidió.- Prometo escribirte seguido.
-Más te vale – dijo Ginny entre lágrimas.- Porque si no lo haces, te mando un vociferador a donde sea que estés... y te recuerdo que tienes novia.
Draco sonrió.- Se me olvidaba que mi novia es una Weasley.
-Una Weasley muy fuerte – sonrió y besó a Draco brevemente.- Te extrañaré, ¿sabes? ¿Qué voy a hacer ahora cuando tenga frío en la cama? ¿Quién me va a servir de frazada, para que me envuelva con sus fuertes brazos?
-Mmmm... buena pregunta – dijo Draco.- A mí también me vas a hacer falta... ¿quién me va a preparar esos guisos tan deliciosos que me cocinas?
-Pues si quieres te mando un guiso todos los días por correo aéreo...
-¡Pobres lechuzas! – exclamó Draco.
Los dos rieron alegremente. Se les había olvidado por unos momentos el hecho de que en unos instantes más no estarían juntos. Ginny vio como el traslador de McHart emitía unos extraños sonidos y la mujer lo dejaba sobre un bote de basura cercano. Entonces miró a Draco a la cara y comprendió que el momento del adiós había llegado.
-Treinta segundos más, señor Malfoy – exclamó McHart.
Malfoy asintió y se separó lentamente de la pelirroja. Se colocó junto a la cajetilla y miró por última vez a su novia. Ginny volvía a tener los ojos empañados y se mordía el labio inferior.
-Cuídate mucho, Gin.- dijo Draco, momentos antes de colocar sus dedos sobre el traslador.- Te escribiré seguido, no te preocupes.
-Te quiero, Draco – murmuró Ginny.
-Yo también – dijo Malfoy. Acercó sus dedos poco a poco, como si estuviera arrepintiéndose de hacer el viaje. Pero al final los puso y Ginny vio como Draco desaparecía del lugar, seguido de una lluvia de colores. Se tapó la cara con las manos y lloró con más fuerza. McHart se acercó hasta ella y la rodeó con un brazo.
-Cálmese, señorita Weasley – dijo la mujer.- Si quiere le puedo hacer compañía hasta que llegue a su casa.
-Gracias – dijo Ginny limpiándose las lágrimas con el dorso de la mano.
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-¿Crees que este me quede bien? – preguntó Úrsula, enseñándole un vestido escotado y corto a su amiga Hermione en la tienda contigua a Madame Malkins: "Dream of Love".
-No sé... creo que tú no tienes ese estilo – dijo Hermione, mientras ponía a Matthew en su hombro y le daba de palmaditas para que soltara los flatitos.
-Mmmm... tienes razón – se dirigió hasta otro modelo. Un vestido largo, de cuello redondo y sin mangas, con unos botones de perlas adornando su pecho.- ¿Y éste?
-Muy simple – explicó Hermione.
-Es difícil hallar uno apropiado... – dijo Úrsula buscando entre los demás colgadores.
-Pero tienes que elegirlo tú, no tienes por qué preguntarme a mí – dijo Hermione, mirando entre los otros vestidos.
-Te pregunto por que tú ya estuviste casada. ¿Qué vestido usaste para tu matrimonio? – preguntó Úrsula.
El rostro de Hermione denotaba seriedad y algo de angustia. Era difícil recordar ese mal paso que había dado.
-Fue algo muy simple... Víctor compró para mí un vestido blanco sobrio, corto, sin muchos adornos y un sombrero de alas anchas. Los zapatos los compré yo. Zapatos simples también... lisos. – Hermione suspiró, como si viera delante de ella la misma imagen que estaba describiendo.
-¿Te duele recordarlo, Herm? - preguntó Úrsula mirando a su amiga con preocupación.
-No, no me duele – explicó Hermione.- Es sólo que no le había dado mucha importancia al recordarlo... - se quedó pensativa por un rato y luego, como sacada de un sueño, miró de repente a su amiga y sonrió.- Pero bueno, sigamos buscando un vestido para ti, que te vas a casar.
-Sí, está bien – asintió Úrsula. Se quedaron mirando otros modelos, pero ninguno era del agrado de la chica. Detuvo por un momento su búsqueda y volvió a mirar a su amiga.- Herm... no lo puedo creer...
-¿Qué es lo que no puedes creer? – preguntó Hermione.
-Pues que... que me caso... con Harry – respondió Úrsula mirando a su amiga con ojos soñadores.- ¡¡¡Me caso con Harry!!!
-Sí, eso ya lo sé, ¡relájate! – exclamó Hermione, divertida.
-Pero es que... imagínate que nunca creí que esto pasaría, porque Harry al principio no se fijaba en mí y... ¿Qué no es Ginny la que está afuera? – preguntó Úrsula mirando por la ventana del local.
Hermione también miró. En efecto, Ginny se hallaba afuera, caminando hacia cualquier lado y con la cabeza gacha. Parecía que no veía a nadie ni escuchaba a nadie por que estaba como ausente. Hermione y Úrsula salieron afuera a ver qué le pasaba y la pelirroja les contó sobre el viaje de Draco y la despedida.
-Gin, lo siento tanto – exclamó Úrsula abrazando a la chica.- Pero tienes que ser fuerte, es por el bien de Draco, por el bien de los dos.
-Además, Draco te ama y no se va a olvidar de ti tan fácilmente... de seguro te escribirá todos los días – explicó Hermione. Matthew había empezado a llorar, por lo que tuvo que desviar su atención al pequeño y hacerlo dormir.
-Ya lo sé y gracias por los ánimos – aclaró Ginny.- Pero es que lo voy a echar mucho de menos.
-Eso es obvio, tú lo quieres mucho – dijo Úrsula.- Pero no te achaques... mira, si quieres puedes ayudarnos a escoger mi vestido de novia... eso mantendrá tu atención ocupada.
-Gracias, Úrsula.- dijo Ginny.
-Y pensar que Ginny podría estar en tu lugar ahora, eh – dijo Hermione de pronto.
-¿Por qué lo dices? – preguntó Úrsula.
-Por que a Ginny le gustaba Harry cuando era pequeña – explicó Hermione con una sonrisa. Úrsula puso cara de sorpresa y miró a Ginny ceñuda. Ginny también sonrió.
-No te preocupes, Úrsula – dijo en tono amable.- Que el amor por Harry se me pasó en quinto año...
-Es bueno escuchar eso – dijo Úrsula sonriendo también.- Pero ahora vamos a elegir mi vestido, que yo te ayudaré con el tuyo cuando te cases con Draco.
Las tres chicas rieron y entraron de nuevo a la tienda. Dos horas más les tocó encontrar un vestido que le agradara a Úrsula. Casi dejan la labor a medio camino, cuando se habían probado la mayoría de los trajes; pero la mujer que atendía en el local salió a ver por qué se demoraban tanto y buscó entre los vestidos del fondo uno muy bello que llamó la atención de la novia.
-Lo habían mandado a hacer, pero la mujer que lo compró no vino jamás a buscarlo – explicó la dependienta.
-A lo mejor se arrepintió de casarse – dijo Ginny, mientras observaba otros vestidos y algunos accesorios.
-No sé, pero yo con este vestido no me arrepiento – dijo Úrsula mientras lo tomaba y corría a probárselo.
Dos minutos después, de los probadores salió una bella muchacha digna de un cuento de hadas. El vestido que llevaba encima, hacía pensar aquella imagen. Era sin cuello y rebajado en los hombros, en donde las mangas se abultaban hasta la altura de los pechos y bajaban en forma de campana hasta más allá de sus manos, le seguía un corsé debajo de ellos, atado por cintas celestes y encajes plateados, para terminar en un faldón blanco y ancho hasta los pies, que desprendía destellos azules cuando se movía. Las demás la miraron con los ojos y la boca muy abiertos, sin poder hablar o hacer algún movimiento.
-Y bien, ¿qué dicen de éste? – preguntó Úrsula con una magna sonrisa en sus labios.
-Hermoso – dijo Hermione.
-Te envidio – dijo Ginny.- ¡Está lindísimo!
-Gracias – dijo Úrsula y corrió a mirarse en un espejo.- Espero que a Harry le guste.
-Le va a encantar vértelo puesto – aseguró Hermione.
-Pero le va a encantar más quitártelo – agregó Ginny. Las chicas rieron ante el comentario y Úrsula no pudo evitar sonrojarse un poco. Era cierto que en aquellos dos años de noviazgo, había intimado con Harry, pero esta vez sería distinto. Ahora sería su mujer legalmente, con papel en mano y eso le daba un toque más especial.
Úrsula se decidió por aquel atuendo y luego de que la mujer de la tienda se lo envolviera y lo guardara en una caja, salieron las tres del local y caminaron a través del Callejón Diagon, hasta el Caldero Chorreante. Se sentaron al fondo del local y comenzaron a hablar sobre los preparativos de la boda.
-Gin, ¿puedes cargar a Matthew un momento? – preguntó Hermione de pronto.
-Oh sí, claro – asintió Ginny, recibiendo al pequeño.- Hola bebé... ¿tienes sueño? Tía Ginny te hará dormir.
-Úrsula, te tengo un regalo – dijo Hermione dirigiéndose a su amiga.
-¿Un regalo? ¿De qué se trata? – preguntó Úrsula con curiosidad.
-Mira... –sacó de su bolso unos trozos de pergamino amarillento.- Como es costumbre, una mujer no puede casarse sin antes tener su respectiva despedida de soltera.
-¿Despedida...? – murmuró Úrsula.
-Sí, así es que toma – le tendió los pergaminos. Eran tres en total.- Son para hoy, a las nueve de la noche. Iremos las tres.
Úrsula miró las entradas. "Gran concierto de flauta traversa, 21 horas, Trafalgar Square, Londres"
-Flauta traversa... ¡¡¡Trafalgar Square!!! – repitió Úrsula.- Gracias Hermione, esto es grandioso.
Ginny miró a Hermione algo ceñuda.- ¿Flauta traversa? – murmuró.
-Sí, flauta traversa.- sonrió y le guiñó el ojo, dando a entender una pequeña sorpresa para su amiga. Ginny entonces comprendió y sonrió también.
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-¡¡Harry, tanto tiempo!! – dos muchachos pelirrojos habían aparecido frente a él, en la entrada de la casa de Úrsula.
-¡Fred, George! – exclamó Harry mientras abrazaba a los gemelos.- ¿Qué hacen por aquí?
-Un pajarito nos contó que te casabas, así que venimos a darte nuestras más sinceras condolencias – dijo Fred.
-Mi más sentido pésame, señor Potter – agregó George. Luego se echaron a reír y Harry los hizo pasar.
Ron salió de la cocina y se alegró mucho al ver a sus hermanos.
-¡Qué bueno que están aquí! ¿Mucho trabajo en la tienda? – preguntó sentándose en uno de los sofás.
-Muchísimo – respondió Fred, dejándose caer en los cojines de la sala.- Pero hemos dejado a cargo a Lee... es un chico eficiente.
-Y muy buen compañero de trabajo – agregó George.- ¿Falta alguien más, hermanito?
-Sí, Longbottom – respondió Ron.
-¿Falta alguien más para qué? – preguntó Harry, algo extrañado.
-Para la celebración – respondió Ron simplemente.
-Tu despedida de soltero, Harry – explicó George.
-Algo esencial en una ocasión como esta – replicó Fred.
-¿Despedida de soltero? – preguntó Harry.- ¿Qué piensan hacer ustedes?
-^^ jejeje... sorpresa... – dijo Ron con picardía.- No comas ansias, Harry, a lo que llegue Neville te lo explicaremos todo. A propósito, ¿era él el que tenía que traer el trago?
-Sí, creo... –respondió Fred.- Nosotros trajimos lo demás...
-Sip, lo demás – dijo George con una sonrisita loca en los labios.
Justo en ese momento, la puerta se estremeció ante los golpes de alguien tras ella. Ron se levantó a abrir.
-¡Hablando del rey de Roma! – exclamó Ron. – te estábamos esperando.
-Soy el punto esencial en esta fiesta – dijo Neville mientras entraba a la casa, cargado de bolsas y botellas.- ¿qué tal, Harry? Felicidades por tu matrimonio.
-Gracias – dijo Harry.- Y tú, Neville, ¿no piensas casarte, no tienes novia?
-No, yo soy un poco de todas... no soy hombre de una sola mujer – respondió Neville dejando las botellas en la mesa.
-Mmmm... ¿no nos estarás mintiendo, Longbottom?- preguntó Fred en tono pícaro.- El otro día te hemos visto de lo más perrito faldero con Hannah...
-¿Abbot? – preguntó Ron cuando traía los vasos.- No te sabía esa faceta, Neville.
-¿Hannah? Eeeeehhhhh... claro que no estaba como perrito faldero, como ustedes dicen... – respondió Neville más rojo que un tomate.- Es sólo que ella es una chica muy especial y me pongo algo torpe cuando estoy con ella... pero de seguro la traigo loca.
-Si es que ella no te trae loco a ti primero – dijo Ron sonriendo.- Bueno, al fin tenemos todo y no hay que demorarnos más, si no queremos que las chicas nos degollen. ¿Sabes a donde han ido, Harry?
-Ginny fue a despedir a Draco, hoy se iba a Francia... – respondió Harry.- Hermione y Úrsula fueron de compras... se llevaron a Matthew con ellas.
-Entonces tenemos para largo – aseguró Ron. Se dispuso entonces a servirles los tragos- Fred, George... las sorpresas por favor.
-Con mucho gusto hermanito – respondieron los dos a la vez. Con un ligero movimiento de varita, los gemelos hicieron aparecer en la sala a tres bellas mujeres, vestidas como odaliscas árabes y encendieron la radio, para que ellas bailaran a su gusto.
Harry estaba más que embobado. Miraba a las muchachas que se movían armoniosamente, mientras le guiñaban los ojos y sonreían tontamente. (N/A: Que una cosa tan simple, deje a los hombres babeando por horas... ¡Por Dios!) Fred y George se levantaron de los cojines y comenzaron a bailar con las odaliscas. Ron y Neville siguieron sus pasos, pero Harry no se atrevía a levantarse del sofá. "Ojalá no llegue Úrsula en este momento" pensaba. Una de las chicas, de largos cabellos rubios lisos, se acercó hasta él y lo levantó por la camisa, haciendo que Harry perdiera un poco el equilibrio y la tomara de la cintura. La bailarina sonrió y Harry, apenas estuvo en pie, quitó sus manos de ese sitio. Se sentía torpe, cohibido, fuera de lugar... pero poco a poco y con algunos tragos en el cuerpo, fue agarrando más confianza. Estuvieron así hasta que la música de la radio comenzó a repetirse y decidieron sentarse en los cojines a conversar y beber más licor. Los gemelos entonces, encendieron la música otra vez, pero no con música árabe, sino algo más pachanguero. Todos al ritmo de la conga ("Conga, conga, conga") hacían trencito por el living y reían fuerte y alegremente. Harry estaba más que feliz... esperaba que Úrsula no llegara en ese momento y les arruinara la fiesta.
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Pero Úrsula no podía molestarlo. Ella, Hermione y Ginny se habían dirigido al centro de Londres, hacia el supuesto "Concierto de Flauta traversa" en el Trafalgar Square.
-¿Qué harás con Matthew, Hermione? – preguntó Ginny camino al teatro.- No pensarás llevarlo hasta ese lugar.
-¿Qué hay de malo? – preguntó Úrsula.- El sonido de la flauta lo hará dormir...
-Lo sé, Úrsula, pero igual dejaré a Matthew encargado... Matilda se encargará de cuidarlo – aclaró Hermione mirando de reojo a Ginny.
-¿Matilda? ¿Y ella, donde vive? – preguntó Úrsula.
-Pensé que lo sabrías... – dijo Hermione.- A unas cuadras de aquí.- respondió.
-Es que soy algo volada, tú me conoces, Herm – dijo Úrsula con cierta vergüenza.
Pasaron por la casa de Matilda. Un pequeño departamento en un edificio al final de la calle. Hermione subió con el pequeño Matthew cuando Matilda abrió la puerta desde adentro. Las demás esperaron afuera. Cinco minutos después, Hermione estaba de vuelta, con Matilda.
-Felicidades, Úrsula – le dijo al saludarla.- Ya veo que te ligaste al doctor... jejeje, te mereces la mayor de las felicidades.
-Muchas gracias, Matilda – replicó Úrsula.
-Bueno, gracias también por cuidar de Matthew... ¿te quedarás despierta hasta tarde? – preguntó Hermione mientras se despedía.
-Sí, hasta bien tarde... pero si me quedo dormida no duden en tirarme un balde de agua helada – dijo Matilda sonriendo.
-^^ lo tendremos en cuenta... –dijo Hermione.- Nos vemos, adiós.
-Adiós, Matilda – dijeron Ginny y Úrsula, agitando sus manos.
-Adiós, pásenlo bien... y ¡No hagan locuras! – exclamó mientras las veía alejarse.
-¿Qué quiso decir con que "no hagan locuras"? – preguntó Úrsula de camino.
-No lo sé... – sonrió Hermione. Ginny rió bajito y miró a Hermione con una muestra de complicidad.
Llegaron a un gran edificio, que contrariamente tenía una pequeña puerta de entrada. Un hombre negro, alto y fornido estaba parado junto a ella, vigilando quien entraba y quien no. Al ver a las chicas, las detuvo un momento y pidió las entradas.
-Aquí están, somos tres – dijo Hermione entregándole los pergaminos.
-Muy bien, pasen.- dijo el tipo entregándole otra vez los papeles.
Entraron.
-Herm... esto no se parece al Trafalgar Square... –dijo Úrsula mirando alrededor. El lugar era oscuro, lleno de cientos de pequeñas mesitas redondas que llegaban hasta un escenario levemente iluminado. Varias mujeres ocupaban ya sus lugares muy cerca de él.
-No se parece por que no es el Trafalgar Square... – respondió Hermione con una sonrisa.
-Pero... pero... ¿y las entradas? ¿y el concierto? – preguntó Úrsula con desconcierto.
-Un pequeño hechizo permutador los hizo cambiar por unos instantes.- le entregó a Úrsula las entradas. Se acomodaron en una de las mesitas, cerca del escenario. Entonces la chica pudo leer lo que verdaderamente decían las entradas.
"FEMININE SHOW IN THE CLUB", 21 horas.
-¡Esto es genial! – dijo Ginny mientras miraba el lugar.- ¿Te ha gustado, Úrsula?
-Pues...
-No digas nada – la interrumpió Hermione.- Ahora sólo disfruta.
Un tipo vestido con una camisa negra y pantalones azules, salió al escenario. Dio la bienvenida a todas las mujeres que había en el local y presentó al primer bailarín de la noche. "Sherlock, el investigador sexy". Inmediatamente después, apareció un hombre rubio vestido como inspector de Scotland Yard, y comenzó a bailar frenéticamente al ritmo de la música. Las mujeres gritaban, otras le lanzaban piropos, y algunas le pedían que se quitara la ropa. El tipo les hizo caso y se desvistió desde el sombrero hasta los zapatos, dejándose unos pequeños y apretados boxers que dejaban muy poco a la imaginación. A continuación, el mismo tipo de la camisa negra y pantalones azules, salió nuevamente al escenario y presentó al siguiente bailarín.
-Como un favor especial, una de las señoritas aquí presentes, me ha pedido que le haga un regalo a su amiga, Úrsula Broderik – dijo el anunciador, dirigiéndose a la mesa de las chicas.- Señorita Úrsula, ¿podría venir hasta el escenario?
Úrsula estaba sorprendida y bastante nerviosa, pero animada por sus amigas, caminó hasta el escenario y se colocó junto al animador.
-Muy bien, felicidades por su matrimonio – dijo el tipo.- ¡Y ahora, para ustedes, y para esta bella señorita... HANS, EL HECHICERO!
La música se encendió de nuevo y un hombre moreno, de cabellos revueltos y lentes redondos avanzó hasta ella, vestido con un uniforme muy parecido al de los alumnos de Hogwarts. Bailaba muy sensualmente alrededor de la chica, poniéndole las manos sobre sus caderas. Úrsula se movía nerviosamente, alentada por las demás mujeres del local, mientras el bailarín se quitaba la túnica y la corbata. Úrsula ahora más en confianza, le quitaba los lentes y bailaba con él de la misma manera sensual que él. "Ojalá que Harry no venga por aquí" pensaba, mientras el bailarín se sacaba los pantalones de un tirón y quedaba en unos diminutos calzoncillos negros. "Qué buena despedida de soltera" pensaba.
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Yap... jejeje, les ha gustado este capítulo? está medio pervertidillo pero... bueno, ¿a quién no le gustaría tener una despedida de soltera así? ^^ A mí sí...
Ahora respondo los reviews:
Vale: jejeje... me ha gustado tu review, me gusta que a veces me vean como villana... jejeje, es que los fics te sirven para expresar lo que sientes sin herir físicamente a los demás... aunque espero que lo sigas leyendo y me des tu opinión. Saludos, Tanina Potter.
Lily4ever: ¿Ves que cumplo mis promesas? Jejeje... Ya te lo dije, tu idea no es mala, pero a veces la redacción hace que no se entienda o que no puedas expresar claramente lo que quieres decir. ¿Te han gustado las respectivas despedidas de soltero? Jejejeje... espero que sí. Saludos, cuídate, Tanina Potter.
SaraMeliss: Hola, gracias por dejarle un review a esta humilde escritora... jejeje. Me ha gustado mucho tu frase... la voy a poner en práctica de ahora en adelante y gracias por los ánimos. Me hacen muy feliz.
Lil Granger: Hola amiga mía. Que mal que mate te dé dolores de cabeza... yo por lo menos, no veré más números hasta en cuatro años más ^^ ¡Eso me pone contenta! ¬¬ odio las matemáticas... No llores tanto ni te deprimas, mira que me va a quedar un enorme cargo de conciencia si sigues así. Ahora debo aprovechar los fines de semana para escribir, aunque debería estar leyendo "La Ilíada" pero me da lata... :-P Bueno, muchas gracias por los ánimos y las buenas vibras, van igualmente para ti. Saludos, cuídese mucho, Tanina Potter.
eRgA: Hola, gracias por el review y agradécele a tu amiga annafreey que me esté recomendando, se siente bien que digan que tu historia es buena... jejeje (estoy toda colorada) Espero que te haya gustado este capítulo. Besos, Tanina Potter.
Jose: ¿¿Por qué satisfecha?? Jejeje... ¿quieres ver la cara de espanto que ponga Ron cuando le muestren a su hijo? Malvada... jejeje. Gracias por el review. Saludos, Tanina Potter.
Lily McGonagal: Gracias por las felicitaciones, por lo menos me ha ido muy bien en estas dos semanas... Yo también alucino mucho con Ron, (en realidad alucino con todos los personajes masculinos, pero en buena) De repente sueño con que Rupert Grint se viene arrancando de los periodistas y llega hasta mi casa para pedirme auxilio... pero no me pesques, son tonteras de mi imaginativa cabeza. Bueno, te aseguro que quedarás más sorprendida con lo que viene después... sólo mi hermano sabe lo que ocurrirá, aunque no está muy de acuerdo, pero en fin... jejeje. Saludos, Tanina Potter.
Mione Grint: Hola, hola... bueno, lo de Herm y Ron por fin se va a enrielar como tú dices, (más me vale, o si no ustedes me cuelgan) Jejeje... espero que te haya gustado este chap... Saludos, Tanina Potter.
Mimi Star: Gracias por el review. Bueno, las parejas tienen sus altibajos, pero siempre reina el amor... Shaaaaa la laaaaa... ejem, ejem. Espero que te agrade el desenlace de esto. Saludos, Tanina Potter.
Merodeadora-Chii: Don't Worry (be Huggies) que todas podrán asistir a la boda de Harry y Úrsula en primera fila (en sentido figurado) y quizás a la de Hermione y Ron, si es que se deciden a casarse. ¿Te ha gustado la actualización? Ojalá que sí. Saludos, cuídate, Tanina Potter.
Vika Riddle: Mmmm... empezamos mal el maldito año escolar, eh? Jejeje, bueno ese año lo terminé mal... (un 2.0 en la prueba global de matemática, jejeje) Y no te preocupes, que tu pareja favorita no se va a separar para siempre. En todo caso yo también me hubiera comido a besos a Ron... y le hubiera hecho otras cositas ^^U. Bueno niña, cuídese harto y estudie mucho, por que después (en cuarto sobre todo) te duelen las notas bajas que te sacaste antes... si no pregúntenme a mí. Saludos, Tanina Potter.
Fiu!!! Terminé, espero que les haya agradado el capítulo, nos vemos más adelante... Ah! pienso meterme un poco en este fic, o sea, actuar en él... espero que me descubran. Jejeje.
Atte, Tanina Potter.
**Miembro de las Ron4ever**
