Capítulo 27: DESDE TAN LEJOS.
Le había dicho a Hermione que iría a caminar por ahí, para despejar un poco sus neuronas y pensar mejor. Ella le había dicho que la vería en el ministerio, y que le diría a Úrsula sobre los papeles más tarde. Se fue casi corriendo, queriendo escapar de aquella situación que odiaba más que nada en el mundo: ponerse nerviosa frente a un chico. Después de pasar por la última cafetería del lugar, Françoise se había dejado llevar hasta la avenida principal para tomar el tranvía que la dejaba justo enfrente de la cabina telefónica, antesala del Ministerio de la Magia. Charles caminó hasta la avenida principal y comenzó a mirar las tiendas muggles que allí habían. Una tienda de discos, una de teléfonos celulares y otra de equipos electrónicos. "Todas las cosas que le gustan a papá" pensó. Atravesó hasta la tienda de comida rápida y se quedó mirando los carteles, hipnotizado por la propaganda de neón. Estaba de espaldas a ella, no la había notado. Françoise miró por la avenida, pero del tranvía ni luces. "Okey, señorita, a esperar" se dijo a sí misma. Charles despertó de su ensoñación de neón y dio media vuelta. Entonces se vieron. Primero, una mirada mezquina, rápida, sin intenciones de intensificarla más. Luego, Charles se decidió a levantar la mano y saludar silenciosamente. Françoise respondió al saludo. ¿Qué le costaba levantar un pie y avanzar? Nada... o eso se decía Charlie. Pero el destino quiso otra cosa y el demorado tranvía apareció en el horizonte. Françoise también lo vio. Subió a él cuando llegó hasta ella y Charlie vio, frustrado, como aquella oportunidad de decirle algo, cualquier cosa, se esfumaba en el aire. Dio media vuelta y se quedó embobado otra vez con el cartel de neón de la tienda. Después de algunos minutos de embobamiento, desperezó su ánimo y siguió vagando por Holloway Road hasta perderse entre la multitud. Françoise miraba por la ventana del abarrotado tranvía como las calles se le pasaban una a una, alejándola más de su centro de atención. Una sensación extraña invadió su cuerpo, como si una necesidad tan grande la obligara a tirarse por la ventana y correr a toda velocidad. "¿Qué te está pasando, Françoise Leeward?, Ni siquiera le conoces" "¿Qué te pasa, Charles? Sophie murió hace sólo dos días... y además, ni siquiera la conoces" pensaba mientras caminaba sin rumbo, con las manos en los bolsillos y la cabeza en otra parte. Sus pasos se hicieron más rápidos a medida que avanzaba, sus ideas también. Se decidió. Levantó una mano y tiró del freno que pararía el vehículo. Todo el mundo se la quedó mirando con odio por aquel frenazo. Bajó los peldaños con prisa y cruzó la calle sin pensar en los autos que venían. Corrieron a toda velocidad, cada uno pendiente de nada, sólo de sus impulsos. La gente les reclamaba su falta de respeto cuando chocaban con ellos sin darse cuenta. No estaban tan lejos, no había tantas calles entre ellos y los kilómetros pronto se convirtieron en metros. Se encontraron frente a una tienda abarrotada de gente que gritaba y se agrupaba en masa para poder comprar. Luego de aplacar sus respiraciones, decidieron hablar.
-¿Qué te pasó? – preguntó Charles.
-Pues... no era el que necesitaba... el tranvía, ya sabes – respondió Françoise entrecortadamente.
-Ya veo – dijo Charlie sin dejar de mirarla escrutadoramente. Aquella piel tostada le parecía muy bella.- Y ahora, ¿qué piensas hacer?
-Tomar otro tranvía – dijo Françoise al instante. Nunca pensó que un pelirrojo podía ser tan interesante.
-¿Quieres que te acompañe? – preguntó Charlie de pronto. "Creerá que soy un atrevido" pensó mientras esperaba la respuesta.
-Si no estás muy ocupado, está bien – respondió Françoise. "Idiota, debiste ser menos notoria" pensó a su vez la chica.
-Entonces te acompaño.
Caminaron lentamente por donde había venido Françoise, primero silenciosos y luego arrojando palabras sueltas. No puedo precisar cuántos tranvías, trolebuses y taxis pasaron por su lado, pero ellos ni los notaron.
-Y bueno, ¿eres hermano del señor Weasley? – preguntó Françoise de pronto.
-Sí, su hermano mayor, aunque el segundo de la familia – respondió Charlie sonriendo amablemente.- Somos muchos ¿sabes? Seis hermanos hombres y una mujer.
-La señorita Ginny – dijo Françoise.
-Ella misma. – aclaró Charlie.- Es la bebé de la familia... creo que eso la pone de malas pulgas.- Françoise rió ante el comentario.- Y tú, ¿tienes más hermanos?
-Sí... tres más.- respondió Françoise e hizo un gesto para recordar.- Zacharias, el mayor, es ayudante de Ollivander's y los pequeños, Alexander y Hannah, estudian en Hogwarts en séptimo curso.
-¡Qué bien! Tienes una familia enorme también... – exclamó Charlie.
-Sí, muy grande – de pronto se fijó en el oscuro atuendo que el chico llevaba ese día.- ¿Estás de luto?
Charlie se miró las ropas y ensombreció su rostro. El recuerdo de Sophie volvió de nuevo a su mente; aquellos últimos momentos con ella, el pequeño funeral junto a las muchachas de la posada donde siempre había ido con Ron a comer, las últimas flores que dejó en su tumba. Todo había sido tan reciente, que aún le dolía el pecho recordarlo.
-Sí... era una amiga muy querida.- respondió Charlie volviendo la mirada.
-Lo siento mucho.- dijo Françoise bajando la cabeza.
-No, no lo sientas.- le corrige Charlie.- Ella está viva en mis recuerdos, por eso no me muero de pena.- una débil sonrisa asomó en sus labios.
-Está bien.
Sin darse cuenta, Françoise y Charlie habían llegado a la cabina telefónica que daba a la entrada al Ministerio de magia. Pero por alguna extraña razón, ninguno de los dos atinó a moverse, a despedirse, o hacer alguna tontería (Cómo las que hago yo cuando estoy nerviosa ^^U) se quedaron parados, frente a frente, atisbando el horizonte en los ojos del otro y sintiéndose tontos, como nunca se habían sentido. Una pequeña mujer, de aspecto rancio, los despertó de su hipnosis.
-¡Hey, no se queden ahí parados como idiotas! – dijo la viejecita amonestándolos con un bolso de cuero raído. Charlie se movió hacia un lado y dejó pasar a la vieja, quien marcó los números que la llevarían al subterráneo, murmurando entre dientes algo como "Estos jóvenes de ahora..."
-Creo que debo hacer lo mismo que la señora.- dijo Françoise de pronto.
-¿Qué cosa? – preguntó Charlie.
-Entrar, ya sabes.- dijo Françoise (¿Qué más iba a hacer? ¿Encorvarse y refunfuñar?).- Tengo miles de cosas que terminar y la señora Úrsula no es muy transigente conmigo cuando hay trabajos atrasados.
-Aún no conozco a Úrsula.- dijo Charlie, sonriendo.- ¿Es siempre intransigente?
-No, para nada... sólo en el trabajo.- dijo Françoise sin darle mucha importancia al asunto.- Bien, pues... me voy.
-¿Te vas? ¡Ah! Claro... sí... qué te vaya bien... – se despidió Charlie.
-Gracias.
Françoise entró en la cabina ahora vacía y marcó los números en el aparato. Se puso la placa plateada que salió por donde se devolvían las monedas y comenzó a bajar lentamente, dejando a Charlie en lo alto de la acera.
-Ojalá que nos volvamos... – exclamó Charlie de pronto, pero Françoise ya se había perdido de vista.-... a ver pronto. Sí, eso... ojalá.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-*-*-*-*-*
Una vez más, unos golpes en la puerta los sacaron de sus quehaceres. Habían dejado durmiendo a Matthew y a Lilibeth en la misma cama, cuando alguien llamó. Hermione se dirigió al living, seguida de Ron y abrió la puerta. Frente a ella, Ginny y Úrsula esperaban impacientes la entrada.
-Hola Her – dijeron al unísono.
-Hola chicas, ¿qué hacen por acá? – preguntó Hermione al saludarlas.
-Venimos de comprar ropita para mi bebé.- respondió Úrsula enseñándole unas cuantas bolsas de papel negro a su amiga.
-Oh, que bien... pero, pasen, no se queden afuera – les pidió Hermione.
-Es que nos trajimos algo más de la tienda.- dijo Ginny bastante sonriente.
-Sí, algo grande, alto... como 1.80 más o menos – dijo Úrsula, siguiéndole el juego a la pelirroja.- Hola Ron.
-Hola, Úrsula... hola hermanita.- dijo Ron al aproximarse a ellas.- Lo que describías me suena mucho a un espejo de pared. ¿Es eso o no?
-Claro que no, Ron.- dijo su hermana, sin soltar la sonrisa.- Es alto, dorado, fuerte...
-Me sigue sonando a un espejo.- dijo Ron sin comprender a qué se refería su hermana.
-¬¬ ¿No puedes pensar en algo que no sea material, Ron? – preguntó su hermana, frunciendo el entrecejo.
-Pero entonces dígannos, ¿qué se traen entre manos? – preguntó Hermione muerta de curiosidad.
-Digamos... que no es nada malo...
Draco apareció de repente en el umbral de la puerta, detrás de Ginny, rodeándola con su brazo. Hermione entonces soltó una exclamación de alegría y abrazó al rubio de inmediato.
-¡¡Draco, estás de vuelta!! – gritó Hermione, aún aferrada al cuello de Malfoy.
-¿Qué tal Her? – preguntó Draco separándose un poco de la chica.- Hola Weasley...
-Hola Malfoy... ¿cómo estás? – no digamos que Ron estaba saltando en una pata por la llegada de Draco, pero el que su hermana estuviera tan feliz y radiante como se la veía ahora, lo hacía sentirse bien.
-Muy bien, gracias.- respondió Draco.
-Ahora sí vamos a pasar – dijo Úrsula adelantándose a los demás y dejando toda su carga en los sillones. Los chicos hicieron lo mismo luego.
-¿Cómo es que llegaste tan pronto? – le preguntó Hermione.- Pensé que las tutorías del ministerio duraban algo más.
-¿Cuánto más querías que estuviera lejos de mí, Hermione? – preguntó Ginny.
-No, no es eso...
-Sólo que yo no aguanté el estar demasiado tiempo lejos de mi Gin.- respondió Draco. Sabía que si decía la verdad, estaría perdido frente a la pelirroja. No podía contarle lo de Constance, porque de algún modo se sentía culpable por lo que había pasado.- ¿Y que tal ustedes, por aquí? – preguntó queriendo desviar la conversación.
-Bien... supongo – dijo Hermione mirando de reojo a Ron. Éste no hizo más que dar la vuelta y sentarse.- Creo que Ronald tiene que contarles algo, sobre todo a ti, Ginny.
-¿A qué te refieres? – preguntó la pelirroja.- Ron, ¿de qué está hablando, Hermione?
-Herm, quizás este no sea el mejor momento – comenzó diciendo el pelirrojo.
-¿Y cuando será el mejor momento? ¿Cuándo vean a la niña y pregunten de quién es? – le increpó la chica seriamente.
-Niña... ¿qué niña? ¡Digan algo por el amor de Dios! – exclamó Ginny, con nerviosismo.
-Charlie llegó hoy de Rumania... – empezó Ron.
-¿Charlie? ¿Mi hermano Charlie? – volvió a preguntar Ginny.
-Claro que sí, quien más – respondió Ron, volviendo a ponerse de pie.- ¿Quieres que te cuente o lo harás tú por mí?
-Está bien, no te enojes, Ronald – dijo su hermana, algo molesta por la reacción de Ron.
-Charlie vino hasta aquí. Traía una niña en sus brazos... – dijo Ron lentamente.- Lilibeth, así se llama.
-¿Charlie fue papá? – preguntó Úrsula desde un costado.
-No, Úrsula... el padre de Lilibeth... soy yo.- dijo Ron mirándola seriamente. Úrsula abrió los ojos desmesuradamente. Lo mismo hizo su hermana, quien se cubrió la boca con una mano.
-No me digas que la mujercita que tenías en Rumania quedó embarazada de ti y ahora te busca por medio de Charlie para que te hagas cargo de la niña – exclamó Ginny, volviendo a tomar compostura.
-No exactamente... – dijo Ron, cerrando los ojos para contener un inminente llanto. Hermione lo miraba seriamente. Si antes no le había tomado el peso al asunto, ahora sí lo estaba haciendo. No había pensado en la larga relación que Ron había mantenido con Sophie durante dos años, esos mismos dos años en que ella estuvo con Krum... no podía culparla a ella, porque quizás Sophie no tuvo idea de la existencia de ella por mucho tiempo, pero tampoco quería culpar a Ron. Él no la había culpado por casarse con Víctor, ni por concebir un hijo de él. Es más, él lo había aceptado.
-Sophie murió, Ginny – dijo Hermione de pronto. La pelirroja la observaba con más cara de asombro todavía. Ese maldito silencio, el que siempre se hacía presente en situaciones como ésta, los rodeó como una niebla espesa en medio de la tormenta.- Le pidió a Charlie que la trajera y que se la entregara a Ron... a pesar de que sabía de mi existencia.
-¿Ella... ella sabía de ti? – preguntó Úrsula, tomando la palabra de Ginny.
-Creo que sí o por lo menos eso fue lo que me dijo Charlie – respondió Hermione alisando su expresión.
-¿Y tú qué hiciste, Ronald? – preguntó Ginny, mirando seriamente a su hermano.- No quisiera saber que la abandonaste cuando te dijo que...
-¡¡Nunca me dijo nada!! – exclamó Ron alzando la vista.- ¡Jamás me dijo que estaba embarazada, jamás me dijo que sabía de Hermione! ¡¡Y yo ahora me estoy sintiendo como un patán!!
-Cálmate, Weasley – dijo Draco tratando de alivianar la situación.- Por lo que veo ya no hay vuelta atrás.
-No ayudas en nada con tus palabras, Malfoy.- alegó Ron y se volvió a sentar en el sillón, pesadamente.
-No seas grosero, Ron – le reprendió Ginny.- Él sólo trataba de ayudar.
-Está bien, está bien...
El silencio volvió a cernirse sobre ellos. Úrsula miraba a Hermione como queriendo consolarla con los ojos, pero su amiga no volvía la vista de un punto equis en el horizonte. Ginny tomó la mano de Draco y la apretó fuertemente, reprimiendo los sentimientos de asombro que no cabían en ella.
-Quiero ver a mi sobrina – pronunció Ginny, quebrando el mutismo de la escena. Todos voltearon a verla, extrañados aún por sus palabras.- ¿Por qué me miran así? ¿Qué hay de malo en querer ver a mi sobrina?
-Nada, nada... no es eso – respondió Hermione, hablando por todos. Se puso de pie y fue hasta la habitación. Instantes más tarde, la chica apareció en el living cargando a la bebé en los brazos.- Esta es Lilibeth... nuestra nueva hija.
Úrsula, Draco y Ginny se sorprendieron ante estas palabras. ¿Cómo que su nueva hija? ¿Es que acaso Hermione ya la había aceptado como tal?
-¿Su hija? – preguntó Úrsula.
-Sí, nuestra hija... – dijo Hermione sentándose a un lado de Ron, quien la rodeó con sus brazos, sin todavía levantar la mirada.- Sé que debe ser duro para un niño quedarse sin su madre o sin su padre, como le ha pasado a Matthew, pero Ron ha sabido aceptarlo y ser paciente con él, y aunque aún no me convenzo de que esta niña sea sólo sangre de él, yo también me haré cargo de ella...
Ginny miró a la bebé un momento y sonrió otra vez.
-Se parece a mi madre – dijo después de observarla.
-Con tal de que no se parezca en su carácter – dijo Ron acariciando la cabecita de Lilibeth. Los demás rieron brevemente ante el comentario.
De pronto, un sonido leve les llamó la atención. Parecía proveniente de las paredes.
-¿Quién podrá ser? – preguntó Úrsula, incorporándose frente a la chimenea.
No tuvo que esperar mucho tiempo para saber de quien se trataba. Envuelto en hollines, Harry llegó hasta ellos expulsado por la fuerza de los polvos Flu y quedó tendido entre las piernas de su mujer.
-¡Qué vista! – exclamó desde el suelo.
-Hola amor, ¿cómo estás? – preguntó Úrsula, mirándolo desde las alturas como una madre cuando encuentra a su hijo pequeño en alguna travesura. Harry se incorporó pronto y notó que el living estaba completo.
-Hola Úrsula... ¡qué pena! Pensé que sólo estaríamos nosotros aquí – dijo saludando a Úrsula con un beso en los labios.
-Entonces te equivocaste de casa, porque en la casa de Hermione, también vive Ron, Matthew y obviamente ella. – aclaró Ginny sonriéndole a Harry.
-Lo sé, Gin... era broma – dijo Harry después de quitarse el polvo de su túnica de curandero.
-Harry, te queremos presentar a alguien – dijo Úrsula abrazando al chico por la cintura.
-¿A quién si se puede saber? – preguntó Harry.
Ron entonces se puso de pie tomando a la niña de los brazos de Hermione, y se acercó hasta su amigo.
-Te quiero presentar a mi hija, Harry... – dijo el pelirrojo.
-A nuestra hija.- corrigió Hermione.- Lilibeth.
-¿Su hija? ¿Cómo es eso? ¿Qué parte de esta historia me perdí? – preguntó Harry atónito.
Okey, habría que explicarlo todo de nuevo.
-*-
Fue un día domingo, mientras Matthew despertaba de su habitual siesta, que Hermione encontró algo que jamás había visto. Detrás de la mesita de noche estaba guardado el maletín de Víctor Krum que le habían entregado después de su muerte. Por simple curiosidad, lo abrió apoyándolo en la cama y revisando lo que allí había. Sus elementos de Quidditch seguían ahí, intactos y las cartas que le había arrebatado por dos largos años todavía estaban dentro de la bolsa de género que las cubría. Siguió hurgando en el maletín, hasta que halló una fotografía de Matthew, en donde el bebé dormía plácidamente, arropado con sus mantas favoritas y rodeado de peluches por los lados. "Víctor fue un buen padre al fin y al cabo" dijo Hermione, mirando a su hijo por encima de la fotografía. Ron también lo era, de eso estaba segura. Había salido con Lilibeth al parque, acompañado de su hermana Ginny, mientras Hermione ordenaba la casa. Matthew comenzó a patalear y a llorar. Poca atención de parte de su madre no le agradaba demasiado. Hermione dejó el maletín un instante y lo tomó en brazos.
-Eres un niñito mimado, ¿sabías? – le dijo besándolo en la mejilla. Matthew se contentó con el gesto. Sólo emitía sonidos ininteligibles, chamullos, palabras de bebé (ya saben, de esas que deberían ir con subtítulos).- Mira, ¿quieres ver las cosas de tu papá?
Hermione lo acercó hasta el maletín y le entregó la snitch rota que había en el interior. Matthew jugó con ella y la tiró al suelo, como hacen todos los niños cuando le pasas algo en las manos. Su madre rió ante aquel jugueteo y recogió la snitch rápidamente.
-No la tires al suelo.- le dijo mientras volvía a dársela.- Es una snitch... sirve para jugar Quidditch...
Matthew no hizo caso de los comentarios de su madre y arrojó la alada pelota al suelo otra vez. Hermione en esta ocasión, la levantó y decidió guardarla. Buscó otra cosa con qué entretener a su hijo, quien muy pronto había comenzado a hacer pucheros. Sacó los guantes de piel de dragón y el equipo de mantenimiento de escobas del interior, pero sin querer pasó a llevar el género que cubría el fondo del maletín. Estaba rasgado y sobrepuesto, como si lo hubiesen ocupado de bolsillo alguna vez. Hermione descubrió lo que allí había y se encontró con una carpeta negra, envuelta en piel de serpiente, que llevaba unas iniciales en su parte inferior. "V.K." Intrigada por lo que contenía aquella carpeta, Hermione la abrió y miró los papeles que estaban guardados en ella. Uno de ellos decía "TRASPASO" en su título.
"Yo, Pietro Julkas, ministro de magia de Bulgaria, traspaso mi mando a Víctor Krum, renombrado jugador de Quidditch, dada las condiciones en que debo abandonar mi cargo y dejándole a mi secretario general, el señor Mijail Yarrovich, la tarea de manifestar mis deseos de traspaso, mediante este escrito"
Lo demás, era sólo burocracia legal. Hermione no entendía la razón de ese escrito. ¿Qué tenía que ver Víctor con el ministro Julkas? ¿Por qué habría de renunciar aquel hombre, si su poder aún seguía vigente por esos días? Nada se había anunciado en el Profeta, ni en el de Inglaterra ni en el de Bulgaria. Aquellas palabras escritas en ese papel, dejaron a Hermione con una sensación de angustia que pocas veces la había embargado. Por el rabillo de su ojo, divisó una sombra en la ventana. Dio media vuelta, pero nada había detrás de ella. Se puso de pie, junto a Matthew y caminó hasta el marco, mirando hacia fuera. Nada. Aunque, sin embargo, una sensación más extraña aún que la anterior la llenó por completo. Sintió como si todo el tiempo en que estuvo viendo el maletín, alguien la estuvo viendo a ella. Caminó por el pasillo hasta el living de la casa y lo halló vacío. Se sintió mal, asustada, por lo que tomó la varita y la mantuvo en alto, por si pasaba algo malo. ¿Por qué demonios se demoraba tanto Ron en volver? A lo mejor fue él quien la veía y sólo quería jugarle una broma, pero... no sé, algo en su interior le decía que tuviera cuidado. Golpearon la puerta de pronto. Hermione asustada, caminó hasta ella y la abrió con cuidado...
-¡PETRIFICUS...!
-¡Hermione! ¡¿Qué haces?! – Úrsula se había asustado tanto como ella, al verla con la varita en alto, dispuesta a atacarla.
-¿Qué te pasa? ¿Nos quieres matar del susto? - preguntó Harry, quien se hallaba junto a Úrsula en la entrada de la casa.
-Lo... lo siento... – dijo Hermione, bajando la varita y calmando los latidos de su corazón.- Pensé que... era alguien más.
-¿Alguien como quién? – preguntó Úrsula preocupada.
-Alguien que me quiere hacer daño... que nos quiere hacer daño, a mí y a Matthew. – respondió Hermione con cierto temor en sus palabras.
Harry y Úrsula se la quedaron viendo por unos momentos. ¿Quién querría hacerles daño? ¿Se estaría poniendo paranoica?
¿Quién? Por el momento será mejor no responder a esa pregunta.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- *-*-*-*-*-*-*-*-*
Okey, sé que me van a matar por la demora, pero es que no es fácil leer tantos libros a la vez y prepararse para tres enormes pruebas que se vienen la próxima semana Y_Y ¡¡¡Estoy desesperada!!!
Bueno, ni tanto...
En fin, respondo ahora los reviews:
SaraMeliss: Hola... gracias por el review. Con relación a tu pregunta, yo soy de Chile, este largo y hermoso país ubicado al fin del mundo... ^^ Oye... sí te respondí lo que significaba Talca, (una ciudad al sur de Santiago, la capital de mi país y que se usa en la jerga natural del chileno, para preguntar... Hola, ¿qué tal? Bueno, espero que sigas leyendo mi fic. Cuídate mucho, Tanina Potter.
Ireth Isilra: Gracias por tomarte el tiempo de leer este enorme fic... Y_Y es muy emocionante ver que se interesan por mi trabajo. Y respecto a Harry, no te preocupes que Úrsula sabrá cuidarlo. Saludos, Tanina Potter.
mione grint: Jejeje, eres una gran adivinadora, ¿podrías verme la suerte uno de estos días? Bueno, me vas a tener que disculpar, pero no he leído completamente todo tu fic... :P lo bajé, pero la Universidad consume todo mi tiempo y ya has visto los estragos que causa. Te prometo que en el próximo capítulo de mi fic te dejo mi opinión sobre el tuyo... ¿Okey? Cuídate mucho, Tanina Potter.
Lily-McGonagall: Hola, gracias por el review. Bueno, te hice caso y miré la página de la Harry Potter's Society y me uní al grupo, pero no creo que me pueda afiliar legalmente a ella (ya puedo escuchar la "dulce" voz de mi madre diciendo: ¡¡Qué!! ¡Cómo se te ocurre gastar plata en esa tontera! No, no, no, señorita, preocúpese de sus estudios mejor ¬¬) En fin. Que bueno que te gustó el chap, aunque no quiero darte muchas pistas sobre lo que va a pasar. Cuídate, Tanina Potter.
Lily4ever: En próximo capítulo explico lo de Draco, pero seguramente pondrá un puesto de adivinación con mione grint... ^^ jejeje, no, broma. Gracias por el review. Saludos, Tanina Potter.
Jose: Gracias por el review... jejeje, creo que esos días no andaba con ganas de pelear... pero la pelea se viene y fuerte. Jejeje, saludos, Tanina Potter.
Anna-Granger: espero haber aclarado algunas de tus dudas, pero no te preocupes que todo está bajo control. Gracias por el review. Saludos, Tanina Potter.
Sara Fénix Black: Bueno, a tu pesar, Sirius está muerto en esta historia Y_Y Muerto, pero no olvidado. Recuerda que ayudó a Harry a matar a Voldemort, algo así como lo que hizo Gokú, cuando Gothen mató a Cell... espero que me entiendas. Jejeje, saludos, Tanina Potter.
Lil Granger: Jejeje, pobre de tus pies, que igual entiendo eso de las procesiones... T.T ¡¡cansan demasiado!! Bueno, mi mamá leyó ese trocito porque justo en ese momento yo me ausenté de este asiento en donde escribo y ella leyó lo que había aquí... claro que quedó marcando ocupado, y yo tuve que explicarle algo de la historia para que entendiera. (Es que ella leyó sólo el primer capítulo del primer libro de HP, así que está literalmente perdida) Bueno, espero que alguna vez nos encontremos de nuevo en el MSN... adiós, cuídate, Tanina Potter.
eRgA: Hola, gracias por el review. Bueno... creo que los hombres son poco demostrativos ante las situaciones de pena, pero te puedo asegurar que Ron estaba mal por lo de Sophie. Si no, lee la mitad de este chapter y te darás cuenta. Mi mente perversa trama muchas cosas... algunas idiotas, otras maquiavélicas, pero mi racionalidad frena mis impulsos y sólo los descarga en estos fics... jejeje. ¡¡¡Témanme!!! Jajaja... mentira. Ah! una pregunta: ¿qué significa 'Moitos bikiños'? Cuídate mucho. Tanina Potter.
S. Lily Potter: Jejeje, hola... pues tendrás que imaginarte esa relación, por que va en serio... (O si no la Pancha me mata) Jejejeje... Bueno, "espero sinceramente" que Constance deje tranquilo a Draco... y digo "Espero sinceramente", por que de verdad lo espero... saludos, Tanina Potter.
annafreey: Hola, gracias por el review. A mí también me dio pena cuando murió Sophie, en serio... por poco lloro Y_Y pero yo soy fuerte y me trago las lágrimas como la mujer fuerte que soy... (todos: ¡¡ZZZZZzzzzaaaa!!!!!) ¬¬ a lo mejor te hago caso y pongo a Sophie en otra historia, pero no la pondré con Ron... o si no, ¡Pobre de ella! Okey, saludos. Tanina Potter.
Bien, espero que les haya gustado el capítulo. Por cierto... ¿vieron lo enorme que está el actor que interpreta a Neville Longbottom? ^^U Creo que tendrán que achicarlo por computadora o algo así porque ya casi alcanza a los gemelos... ¬¬ ¿Qué es lo que les dan a los hombres para que crezcan tanto? ¿Porotos con Milo? Y una, aquí, midiendo con suerte 1,60mts.
En fin...
Atte.
Tanina Potter.
Miembro de las **RON4EVER**
Le había dicho a Hermione que iría a caminar por ahí, para despejar un poco sus neuronas y pensar mejor. Ella le había dicho que la vería en el ministerio, y que le diría a Úrsula sobre los papeles más tarde. Se fue casi corriendo, queriendo escapar de aquella situación que odiaba más que nada en el mundo: ponerse nerviosa frente a un chico. Después de pasar por la última cafetería del lugar, Françoise se había dejado llevar hasta la avenida principal para tomar el tranvía que la dejaba justo enfrente de la cabina telefónica, antesala del Ministerio de la Magia. Charles caminó hasta la avenida principal y comenzó a mirar las tiendas muggles que allí habían. Una tienda de discos, una de teléfonos celulares y otra de equipos electrónicos. "Todas las cosas que le gustan a papá" pensó. Atravesó hasta la tienda de comida rápida y se quedó mirando los carteles, hipnotizado por la propaganda de neón. Estaba de espaldas a ella, no la había notado. Françoise miró por la avenida, pero del tranvía ni luces. "Okey, señorita, a esperar" se dijo a sí misma. Charles despertó de su ensoñación de neón y dio media vuelta. Entonces se vieron. Primero, una mirada mezquina, rápida, sin intenciones de intensificarla más. Luego, Charles se decidió a levantar la mano y saludar silenciosamente. Françoise respondió al saludo. ¿Qué le costaba levantar un pie y avanzar? Nada... o eso se decía Charlie. Pero el destino quiso otra cosa y el demorado tranvía apareció en el horizonte. Françoise también lo vio. Subió a él cuando llegó hasta ella y Charlie vio, frustrado, como aquella oportunidad de decirle algo, cualquier cosa, se esfumaba en el aire. Dio media vuelta y se quedó embobado otra vez con el cartel de neón de la tienda. Después de algunos minutos de embobamiento, desperezó su ánimo y siguió vagando por Holloway Road hasta perderse entre la multitud. Françoise miraba por la ventana del abarrotado tranvía como las calles se le pasaban una a una, alejándola más de su centro de atención. Una sensación extraña invadió su cuerpo, como si una necesidad tan grande la obligara a tirarse por la ventana y correr a toda velocidad. "¿Qué te está pasando, Françoise Leeward?, Ni siquiera le conoces" "¿Qué te pasa, Charles? Sophie murió hace sólo dos días... y además, ni siquiera la conoces" pensaba mientras caminaba sin rumbo, con las manos en los bolsillos y la cabeza en otra parte. Sus pasos se hicieron más rápidos a medida que avanzaba, sus ideas también. Se decidió. Levantó una mano y tiró del freno que pararía el vehículo. Todo el mundo se la quedó mirando con odio por aquel frenazo. Bajó los peldaños con prisa y cruzó la calle sin pensar en los autos que venían. Corrieron a toda velocidad, cada uno pendiente de nada, sólo de sus impulsos. La gente les reclamaba su falta de respeto cuando chocaban con ellos sin darse cuenta. No estaban tan lejos, no había tantas calles entre ellos y los kilómetros pronto se convirtieron en metros. Se encontraron frente a una tienda abarrotada de gente que gritaba y se agrupaba en masa para poder comprar. Luego de aplacar sus respiraciones, decidieron hablar.
-¿Qué te pasó? – preguntó Charles.
-Pues... no era el que necesitaba... el tranvía, ya sabes – respondió Françoise entrecortadamente.
-Ya veo – dijo Charlie sin dejar de mirarla escrutadoramente. Aquella piel tostada le parecía muy bella.- Y ahora, ¿qué piensas hacer?
-Tomar otro tranvía – dijo Françoise al instante. Nunca pensó que un pelirrojo podía ser tan interesante.
-¿Quieres que te acompañe? – preguntó Charlie de pronto. "Creerá que soy un atrevido" pensó mientras esperaba la respuesta.
-Si no estás muy ocupado, está bien – respondió Françoise. "Idiota, debiste ser menos notoria" pensó a su vez la chica.
-Entonces te acompaño.
Caminaron lentamente por donde había venido Françoise, primero silenciosos y luego arrojando palabras sueltas. No puedo precisar cuántos tranvías, trolebuses y taxis pasaron por su lado, pero ellos ni los notaron.
-Y bueno, ¿eres hermano del señor Weasley? – preguntó Françoise de pronto.
-Sí, su hermano mayor, aunque el segundo de la familia – respondió Charlie sonriendo amablemente.- Somos muchos ¿sabes? Seis hermanos hombres y una mujer.
-La señorita Ginny – dijo Françoise.
-Ella misma. – aclaró Charlie.- Es la bebé de la familia... creo que eso la pone de malas pulgas.- Françoise rió ante el comentario.- Y tú, ¿tienes más hermanos?
-Sí... tres más.- respondió Françoise e hizo un gesto para recordar.- Zacharias, el mayor, es ayudante de Ollivander's y los pequeños, Alexander y Hannah, estudian en Hogwarts en séptimo curso.
-¡Qué bien! Tienes una familia enorme también... – exclamó Charlie.
-Sí, muy grande – de pronto se fijó en el oscuro atuendo que el chico llevaba ese día.- ¿Estás de luto?
Charlie se miró las ropas y ensombreció su rostro. El recuerdo de Sophie volvió de nuevo a su mente; aquellos últimos momentos con ella, el pequeño funeral junto a las muchachas de la posada donde siempre había ido con Ron a comer, las últimas flores que dejó en su tumba. Todo había sido tan reciente, que aún le dolía el pecho recordarlo.
-Sí... era una amiga muy querida.- respondió Charlie volviendo la mirada.
-Lo siento mucho.- dijo Françoise bajando la cabeza.
-No, no lo sientas.- le corrige Charlie.- Ella está viva en mis recuerdos, por eso no me muero de pena.- una débil sonrisa asomó en sus labios.
-Está bien.
Sin darse cuenta, Françoise y Charlie habían llegado a la cabina telefónica que daba a la entrada al Ministerio de magia. Pero por alguna extraña razón, ninguno de los dos atinó a moverse, a despedirse, o hacer alguna tontería (Cómo las que hago yo cuando estoy nerviosa ^^U) se quedaron parados, frente a frente, atisbando el horizonte en los ojos del otro y sintiéndose tontos, como nunca se habían sentido. Una pequeña mujer, de aspecto rancio, los despertó de su hipnosis.
-¡Hey, no se queden ahí parados como idiotas! – dijo la viejecita amonestándolos con un bolso de cuero raído. Charlie se movió hacia un lado y dejó pasar a la vieja, quien marcó los números que la llevarían al subterráneo, murmurando entre dientes algo como "Estos jóvenes de ahora..."
-Creo que debo hacer lo mismo que la señora.- dijo Françoise de pronto.
-¿Qué cosa? – preguntó Charlie.
-Entrar, ya sabes.- dijo Françoise (¿Qué más iba a hacer? ¿Encorvarse y refunfuñar?).- Tengo miles de cosas que terminar y la señora Úrsula no es muy transigente conmigo cuando hay trabajos atrasados.
-Aún no conozco a Úrsula.- dijo Charlie, sonriendo.- ¿Es siempre intransigente?
-No, para nada... sólo en el trabajo.- dijo Françoise sin darle mucha importancia al asunto.- Bien, pues... me voy.
-¿Te vas? ¡Ah! Claro... sí... qué te vaya bien... – se despidió Charlie.
-Gracias.
Françoise entró en la cabina ahora vacía y marcó los números en el aparato. Se puso la placa plateada que salió por donde se devolvían las monedas y comenzó a bajar lentamente, dejando a Charlie en lo alto de la acera.
-Ojalá que nos volvamos... – exclamó Charlie de pronto, pero Françoise ya se había perdido de vista.-... a ver pronto. Sí, eso... ojalá.
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Una vez más, unos golpes en la puerta los sacaron de sus quehaceres. Habían dejado durmiendo a Matthew y a Lilibeth en la misma cama, cuando alguien llamó. Hermione se dirigió al living, seguida de Ron y abrió la puerta. Frente a ella, Ginny y Úrsula esperaban impacientes la entrada.
-Hola Her – dijeron al unísono.
-Hola chicas, ¿qué hacen por acá? – preguntó Hermione al saludarlas.
-Venimos de comprar ropita para mi bebé.- respondió Úrsula enseñándole unas cuantas bolsas de papel negro a su amiga.
-Oh, que bien... pero, pasen, no se queden afuera – les pidió Hermione.
-Es que nos trajimos algo más de la tienda.- dijo Ginny bastante sonriente.
-Sí, algo grande, alto... como 1.80 más o menos – dijo Úrsula, siguiéndole el juego a la pelirroja.- Hola Ron.
-Hola, Úrsula... hola hermanita.- dijo Ron al aproximarse a ellas.- Lo que describías me suena mucho a un espejo de pared. ¿Es eso o no?
-Claro que no, Ron.- dijo su hermana, sin soltar la sonrisa.- Es alto, dorado, fuerte...
-Me sigue sonando a un espejo.- dijo Ron sin comprender a qué se refería su hermana.
-¬¬ ¿No puedes pensar en algo que no sea material, Ron? – preguntó su hermana, frunciendo el entrecejo.
-Pero entonces dígannos, ¿qué se traen entre manos? – preguntó Hermione muerta de curiosidad.
-Digamos... que no es nada malo...
Draco apareció de repente en el umbral de la puerta, detrás de Ginny, rodeándola con su brazo. Hermione entonces soltó una exclamación de alegría y abrazó al rubio de inmediato.
-¡¡Draco, estás de vuelta!! – gritó Hermione, aún aferrada al cuello de Malfoy.
-¿Qué tal Her? – preguntó Draco separándose un poco de la chica.- Hola Weasley...
-Hola Malfoy... ¿cómo estás? – no digamos que Ron estaba saltando en una pata por la llegada de Draco, pero el que su hermana estuviera tan feliz y radiante como se la veía ahora, lo hacía sentirse bien.
-Muy bien, gracias.- respondió Draco.
-Ahora sí vamos a pasar – dijo Úrsula adelantándose a los demás y dejando toda su carga en los sillones. Los chicos hicieron lo mismo luego.
-¿Cómo es que llegaste tan pronto? – le preguntó Hermione.- Pensé que las tutorías del ministerio duraban algo más.
-¿Cuánto más querías que estuviera lejos de mí, Hermione? – preguntó Ginny.
-No, no es eso...
-Sólo que yo no aguanté el estar demasiado tiempo lejos de mi Gin.- respondió Draco. Sabía que si decía la verdad, estaría perdido frente a la pelirroja. No podía contarle lo de Constance, porque de algún modo se sentía culpable por lo que había pasado.- ¿Y que tal ustedes, por aquí? – preguntó queriendo desviar la conversación.
-Bien... supongo – dijo Hermione mirando de reojo a Ron. Éste no hizo más que dar la vuelta y sentarse.- Creo que Ronald tiene que contarles algo, sobre todo a ti, Ginny.
-¿A qué te refieres? – preguntó la pelirroja.- Ron, ¿de qué está hablando, Hermione?
-Herm, quizás este no sea el mejor momento – comenzó diciendo el pelirrojo.
-¿Y cuando será el mejor momento? ¿Cuándo vean a la niña y pregunten de quién es? – le increpó la chica seriamente.
-Niña... ¿qué niña? ¡Digan algo por el amor de Dios! – exclamó Ginny, con nerviosismo.
-Charlie llegó hoy de Rumania... – empezó Ron.
-¿Charlie? ¿Mi hermano Charlie? – volvió a preguntar Ginny.
-Claro que sí, quien más – respondió Ron, volviendo a ponerse de pie.- ¿Quieres que te cuente o lo harás tú por mí?
-Está bien, no te enojes, Ronald – dijo su hermana, algo molesta por la reacción de Ron.
-Charlie vino hasta aquí. Traía una niña en sus brazos... – dijo Ron lentamente.- Lilibeth, así se llama.
-¿Charlie fue papá? – preguntó Úrsula desde un costado.
-No, Úrsula... el padre de Lilibeth... soy yo.- dijo Ron mirándola seriamente. Úrsula abrió los ojos desmesuradamente. Lo mismo hizo su hermana, quien se cubrió la boca con una mano.
-No me digas que la mujercita que tenías en Rumania quedó embarazada de ti y ahora te busca por medio de Charlie para que te hagas cargo de la niña – exclamó Ginny, volviendo a tomar compostura.
-No exactamente... – dijo Ron, cerrando los ojos para contener un inminente llanto. Hermione lo miraba seriamente. Si antes no le había tomado el peso al asunto, ahora sí lo estaba haciendo. No había pensado en la larga relación que Ron había mantenido con Sophie durante dos años, esos mismos dos años en que ella estuvo con Krum... no podía culparla a ella, porque quizás Sophie no tuvo idea de la existencia de ella por mucho tiempo, pero tampoco quería culpar a Ron. Él no la había culpado por casarse con Víctor, ni por concebir un hijo de él. Es más, él lo había aceptado.
-Sophie murió, Ginny – dijo Hermione de pronto. La pelirroja la observaba con más cara de asombro todavía. Ese maldito silencio, el que siempre se hacía presente en situaciones como ésta, los rodeó como una niebla espesa en medio de la tormenta.- Le pidió a Charlie que la trajera y que se la entregara a Ron... a pesar de que sabía de mi existencia.
-¿Ella... ella sabía de ti? – preguntó Úrsula, tomando la palabra de Ginny.
-Creo que sí o por lo menos eso fue lo que me dijo Charlie – respondió Hermione alisando su expresión.
-¿Y tú qué hiciste, Ronald? – preguntó Ginny, mirando seriamente a su hermano.- No quisiera saber que la abandonaste cuando te dijo que...
-¡¡Nunca me dijo nada!! – exclamó Ron alzando la vista.- ¡Jamás me dijo que estaba embarazada, jamás me dijo que sabía de Hermione! ¡¡Y yo ahora me estoy sintiendo como un patán!!
-Cálmate, Weasley – dijo Draco tratando de alivianar la situación.- Por lo que veo ya no hay vuelta atrás.
-No ayudas en nada con tus palabras, Malfoy.- alegó Ron y se volvió a sentar en el sillón, pesadamente.
-No seas grosero, Ron – le reprendió Ginny.- Él sólo trataba de ayudar.
-Está bien, está bien...
El silencio volvió a cernirse sobre ellos. Úrsula miraba a Hermione como queriendo consolarla con los ojos, pero su amiga no volvía la vista de un punto equis en el horizonte. Ginny tomó la mano de Draco y la apretó fuertemente, reprimiendo los sentimientos de asombro que no cabían en ella.
-Quiero ver a mi sobrina – pronunció Ginny, quebrando el mutismo de la escena. Todos voltearon a verla, extrañados aún por sus palabras.- ¿Por qué me miran así? ¿Qué hay de malo en querer ver a mi sobrina?
-Nada, nada... no es eso – respondió Hermione, hablando por todos. Se puso de pie y fue hasta la habitación. Instantes más tarde, la chica apareció en el living cargando a la bebé en los brazos.- Esta es Lilibeth... nuestra nueva hija.
Úrsula, Draco y Ginny se sorprendieron ante estas palabras. ¿Cómo que su nueva hija? ¿Es que acaso Hermione ya la había aceptado como tal?
-¿Su hija? – preguntó Úrsula.
-Sí, nuestra hija... – dijo Hermione sentándose a un lado de Ron, quien la rodeó con sus brazos, sin todavía levantar la mirada.- Sé que debe ser duro para un niño quedarse sin su madre o sin su padre, como le ha pasado a Matthew, pero Ron ha sabido aceptarlo y ser paciente con él, y aunque aún no me convenzo de que esta niña sea sólo sangre de él, yo también me haré cargo de ella...
Ginny miró a la bebé un momento y sonrió otra vez.
-Se parece a mi madre – dijo después de observarla.
-Con tal de que no se parezca en su carácter – dijo Ron acariciando la cabecita de Lilibeth. Los demás rieron brevemente ante el comentario.
De pronto, un sonido leve les llamó la atención. Parecía proveniente de las paredes.
-¿Quién podrá ser? – preguntó Úrsula, incorporándose frente a la chimenea.
No tuvo que esperar mucho tiempo para saber de quien se trataba. Envuelto en hollines, Harry llegó hasta ellos expulsado por la fuerza de los polvos Flu y quedó tendido entre las piernas de su mujer.
-¡Qué vista! – exclamó desde el suelo.
-Hola amor, ¿cómo estás? – preguntó Úrsula, mirándolo desde las alturas como una madre cuando encuentra a su hijo pequeño en alguna travesura. Harry se incorporó pronto y notó que el living estaba completo.
-Hola Úrsula... ¡qué pena! Pensé que sólo estaríamos nosotros aquí – dijo saludando a Úrsula con un beso en los labios.
-Entonces te equivocaste de casa, porque en la casa de Hermione, también vive Ron, Matthew y obviamente ella. – aclaró Ginny sonriéndole a Harry.
-Lo sé, Gin... era broma – dijo Harry después de quitarse el polvo de su túnica de curandero.
-Harry, te queremos presentar a alguien – dijo Úrsula abrazando al chico por la cintura.
-¿A quién si se puede saber? – preguntó Harry.
Ron entonces se puso de pie tomando a la niña de los brazos de Hermione, y se acercó hasta su amigo.
-Te quiero presentar a mi hija, Harry... – dijo el pelirrojo.
-A nuestra hija.- corrigió Hermione.- Lilibeth.
-¿Su hija? ¿Cómo es eso? ¿Qué parte de esta historia me perdí? – preguntó Harry atónito.
Okey, habría que explicarlo todo de nuevo.
-*-
Fue un día domingo, mientras Matthew despertaba de su habitual siesta, que Hermione encontró algo que jamás había visto. Detrás de la mesita de noche estaba guardado el maletín de Víctor Krum que le habían entregado después de su muerte. Por simple curiosidad, lo abrió apoyándolo en la cama y revisando lo que allí había. Sus elementos de Quidditch seguían ahí, intactos y las cartas que le había arrebatado por dos largos años todavía estaban dentro de la bolsa de género que las cubría. Siguió hurgando en el maletín, hasta que halló una fotografía de Matthew, en donde el bebé dormía plácidamente, arropado con sus mantas favoritas y rodeado de peluches por los lados. "Víctor fue un buen padre al fin y al cabo" dijo Hermione, mirando a su hijo por encima de la fotografía. Ron también lo era, de eso estaba segura. Había salido con Lilibeth al parque, acompañado de su hermana Ginny, mientras Hermione ordenaba la casa. Matthew comenzó a patalear y a llorar. Poca atención de parte de su madre no le agradaba demasiado. Hermione dejó el maletín un instante y lo tomó en brazos.
-Eres un niñito mimado, ¿sabías? – le dijo besándolo en la mejilla. Matthew se contentó con el gesto. Sólo emitía sonidos ininteligibles, chamullos, palabras de bebé (ya saben, de esas que deberían ir con subtítulos).- Mira, ¿quieres ver las cosas de tu papá?
Hermione lo acercó hasta el maletín y le entregó la snitch rota que había en el interior. Matthew jugó con ella y la tiró al suelo, como hacen todos los niños cuando le pasas algo en las manos. Su madre rió ante aquel jugueteo y recogió la snitch rápidamente.
-No la tires al suelo.- le dijo mientras volvía a dársela.- Es una snitch... sirve para jugar Quidditch...
Matthew no hizo caso de los comentarios de su madre y arrojó la alada pelota al suelo otra vez. Hermione en esta ocasión, la levantó y decidió guardarla. Buscó otra cosa con qué entretener a su hijo, quien muy pronto había comenzado a hacer pucheros. Sacó los guantes de piel de dragón y el equipo de mantenimiento de escobas del interior, pero sin querer pasó a llevar el género que cubría el fondo del maletín. Estaba rasgado y sobrepuesto, como si lo hubiesen ocupado de bolsillo alguna vez. Hermione descubrió lo que allí había y se encontró con una carpeta negra, envuelta en piel de serpiente, que llevaba unas iniciales en su parte inferior. "V.K." Intrigada por lo que contenía aquella carpeta, Hermione la abrió y miró los papeles que estaban guardados en ella. Uno de ellos decía "TRASPASO" en su título.
"Yo, Pietro Julkas, ministro de magia de Bulgaria, traspaso mi mando a Víctor Krum, renombrado jugador de Quidditch, dada las condiciones en que debo abandonar mi cargo y dejándole a mi secretario general, el señor Mijail Yarrovich, la tarea de manifestar mis deseos de traspaso, mediante este escrito"
Lo demás, era sólo burocracia legal. Hermione no entendía la razón de ese escrito. ¿Qué tenía que ver Víctor con el ministro Julkas? ¿Por qué habría de renunciar aquel hombre, si su poder aún seguía vigente por esos días? Nada se había anunciado en el Profeta, ni en el de Inglaterra ni en el de Bulgaria. Aquellas palabras escritas en ese papel, dejaron a Hermione con una sensación de angustia que pocas veces la había embargado. Por el rabillo de su ojo, divisó una sombra en la ventana. Dio media vuelta, pero nada había detrás de ella. Se puso de pie, junto a Matthew y caminó hasta el marco, mirando hacia fuera. Nada. Aunque, sin embargo, una sensación más extraña aún que la anterior la llenó por completo. Sintió como si todo el tiempo en que estuvo viendo el maletín, alguien la estuvo viendo a ella. Caminó por el pasillo hasta el living de la casa y lo halló vacío. Se sintió mal, asustada, por lo que tomó la varita y la mantuvo en alto, por si pasaba algo malo. ¿Por qué demonios se demoraba tanto Ron en volver? A lo mejor fue él quien la veía y sólo quería jugarle una broma, pero... no sé, algo en su interior le decía que tuviera cuidado. Golpearon la puerta de pronto. Hermione asustada, caminó hasta ella y la abrió con cuidado...
-¡PETRIFICUS...!
-¡Hermione! ¡¿Qué haces?! – Úrsula se había asustado tanto como ella, al verla con la varita en alto, dispuesta a atacarla.
-¿Qué te pasa? ¿Nos quieres matar del susto? - preguntó Harry, quien se hallaba junto a Úrsula en la entrada de la casa.
-Lo... lo siento... – dijo Hermione, bajando la varita y calmando los latidos de su corazón.- Pensé que... era alguien más.
-¿Alguien como quién? – preguntó Úrsula preocupada.
-Alguien que me quiere hacer daño... que nos quiere hacer daño, a mí y a Matthew. – respondió Hermione con cierto temor en sus palabras.
Harry y Úrsula se la quedaron viendo por unos momentos. ¿Quién querría hacerles daño? ¿Se estaría poniendo paranoica?
¿Quién? Por el momento será mejor no responder a esa pregunta.
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Okey, sé que me van a matar por la demora, pero es que no es fácil leer tantos libros a la vez y prepararse para tres enormes pruebas que se vienen la próxima semana Y_Y ¡¡¡Estoy desesperada!!!
Bueno, ni tanto...
En fin, respondo ahora los reviews:
SaraMeliss: Hola... gracias por el review. Con relación a tu pregunta, yo soy de Chile, este largo y hermoso país ubicado al fin del mundo... ^^ Oye... sí te respondí lo que significaba Talca, (una ciudad al sur de Santiago, la capital de mi país y que se usa en la jerga natural del chileno, para preguntar... Hola, ¿qué tal? Bueno, espero que sigas leyendo mi fic. Cuídate mucho, Tanina Potter.
Ireth Isilra: Gracias por tomarte el tiempo de leer este enorme fic... Y_Y es muy emocionante ver que se interesan por mi trabajo. Y respecto a Harry, no te preocupes que Úrsula sabrá cuidarlo. Saludos, Tanina Potter.
mione grint: Jejeje, eres una gran adivinadora, ¿podrías verme la suerte uno de estos días? Bueno, me vas a tener que disculpar, pero no he leído completamente todo tu fic... :P lo bajé, pero la Universidad consume todo mi tiempo y ya has visto los estragos que causa. Te prometo que en el próximo capítulo de mi fic te dejo mi opinión sobre el tuyo... ¿Okey? Cuídate mucho, Tanina Potter.
Lily-McGonagall: Hola, gracias por el review. Bueno, te hice caso y miré la página de la Harry Potter's Society y me uní al grupo, pero no creo que me pueda afiliar legalmente a ella (ya puedo escuchar la "dulce" voz de mi madre diciendo: ¡¡Qué!! ¡Cómo se te ocurre gastar plata en esa tontera! No, no, no, señorita, preocúpese de sus estudios mejor ¬¬) En fin. Que bueno que te gustó el chap, aunque no quiero darte muchas pistas sobre lo que va a pasar. Cuídate, Tanina Potter.
Lily4ever: En próximo capítulo explico lo de Draco, pero seguramente pondrá un puesto de adivinación con mione grint... ^^ jejeje, no, broma. Gracias por el review. Saludos, Tanina Potter.
Jose: Gracias por el review... jejeje, creo que esos días no andaba con ganas de pelear... pero la pelea se viene y fuerte. Jejeje, saludos, Tanina Potter.
Anna-Granger: espero haber aclarado algunas de tus dudas, pero no te preocupes que todo está bajo control. Gracias por el review. Saludos, Tanina Potter.
Sara Fénix Black: Bueno, a tu pesar, Sirius está muerto en esta historia Y_Y Muerto, pero no olvidado. Recuerda que ayudó a Harry a matar a Voldemort, algo así como lo que hizo Gokú, cuando Gothen mató a Cell... espero que me entiendas. Jejeje, saludos, Tanina Potter.
Lil Granger: Jejeje, pobre de tus pies, que igual entiendo eso de las procesiones... T.T ¡¡cansan demasiado!! Bueno, mi mamá leyó ese trocito porque justo en ese momento yo me ausenté de este asiento en donde escribo y ella leyó lo que había aquí... claro que quedó marcando ocupado, y yo tuve que explicarle algo de la historia para que entendiera. (Es que ella leyó sólo el primer capítulo del primer libro de HP, así que está literalmente perdida) Bueno, espero que alguna vez nos encontremos de nuevo en el MSN... adiós, cuídate, Tanina Potter.
eRgA: Hola, gracias por el review. Bueno... creo que los hombres son poco demostrativos ante las situaciones de pena, pero te puedo asegurar que Ron estaba mal por lo de Sophie. Si no, lee la mitad de este chapter y te darás cuenta. Mi mente perversa trama muchas cosas... algunas idiotas, otras maquiavélicas, pero mi racionalidad frena mis impulsos y sólo los descarga en estos fics... jejeje. ¡¡¡Témanme!!! Jajaja... mentira. Ah! una pregunta: ¿qué significa 'Moitos bikiños'? Cuídate mucho. Tanina Potter.
S. Lily Potter: Jejeje, hola... pues tendrás que imaginarte esa relación, por que va en serio... (O si no la Pancha me mata) Jejejeje... Bueno, "espero sinceramente" que Constance deje tranquilo a Draco... y digo "Espero sinceramente", por que de verdad lo espero... saludos, Tanina Potter.
annafreey: Hola, gracias por el review. A mí también me dio pena cuando murió Sophie, en serio... por poco lloro Y_Y pero yo soy fuerte y me trago las lágrimas como la mujer fuerte que soy... (todos: ¡¡ZZZZZzzzzaaaa!!!!!) ¬¬ a lo mejor te hago caso y pongo a Sophie en otra historia, pero no la pondré con Ron... o si no, ¡Pobre de ella! Okey, saludos. Tanina Potter.
Bien, espero que les haya gustado el capítulo. Por cierto... ¿vieron lo enorme que está el actor que interpreta a Neville Longbottom? ^^U Creo que tendrán que achicarlo por computadora o algo así porque ya casi alcanza a los gemelos... ¬¬ ¿Qué es lo que les dan a los hombres para que crezcan tanto? ¿Porotos con Milo? Y una, aquí, midiendo con suerte 1,60mts.
En fin...
Atte.
Tanina Potter.
Miembro de las **RON4EVER**
