Capitulo 3:
=^n_n^= Jugando a ser Zorra =^n_n^=
Faltaban pocas horas para el anochecer. Kamatari estaba que se dormía del aburrimiento mientras esperaba a que Cho terminara con sus cosas. -¿Cuánto te falta?- le preguntó impaciente. -No mucho- dijo terminando de acomodar sus papeles. -Eso dijiste hace una hora... -Fue media hora. -Da igual- respondió algo irritado-, ya me quiero ir. -De acuerdo- se levantó de su escritorio-, vamos. -Ya era hora- bostezó cansado.
Cho informó a Saitou de su retirada (cosa que el oficial de policía agradeció en el alma... al fin esos dos se habían ido). -Lo lindo de Japón es que son calles tranquilas- decía Kamatari mientras caminaba hacia la casa de Cho. -No siempre... y no siempre que sean tranquilas es bueno. -¿Piensas soltarme? -¿Piensas irte? -Sí. No quiero molestarte. -Entonces no te soltaré.
Kamatari sonrió. Todo el día había sido muy ocupado para Cho y no tubo tiempo de pensar: "Tengo a alguien esposado a mi lado". Pues ahora que daba un suspiro, lo que restaba lo pasaría en calma, con la mente libre de cualquier cosa ¿En qué otro tema podría pensar? Era el momento indicado para actuar de Kamatari.
Dos orejitas de zorra le salieron en la cabeza mientras reía mirando a Cho. -¿Qué pasa?- preguntó el coleccionista de espadas con algo de miedo. -Nada- río-. Sólo pensaba.
Pensaba... Kamatari pensaba en lo mucho que se divertiría "exaltando" a su amigo...
Llegando la noche: -¿Cómo dormiremos?- la voz de Kamatari cruzó la pieza. -En camas separadas. -¿Y esposados? -Sí, no soy tonto, no escaparás por la noche. -Pero mira que me muevo mucho a la noche... y suelo hablar dormida. -Entonces por la mañana te despertaré a carcajadas. -Grrrrrr... -Hoy cocinas tú. -¡¿Yo?! -Sí...
Y Kamatari tubo que cocinar (QUE BAGO QUE RESULTÓ ESTE CHO). -¿Te gusta?- guiñó un ojo a su amigo. -Sí- respondió tomando otro gran bocado. -Es mi especialidad, el arroz con suji- tomó un poco con los palillos y le ofreció a Cho. -Yo puedo comer solo. -Por favor...- hizo un pequeño puchero. -No. -Pliz... -N...- y ni bien Cho abrió la boca para negarse, Kamatari casi lo atraganta al meterle la comida en la boca... de echo, lo ahogó.
Cho comenzó a toser y toser intentando hacer pasar el suji. Entonces Kamatari lo tumbó en el suelo boca arriba y se le sentó encima para masagearle el pecho. Ya, cuando el coleccionista de espadas estuvo mejor, notó la situación. -Kama... ¿Qué haces? -Te masajeo el pecho, cuando te atragantas, se contrae y hay que masagearlo para que se relaje. -¿Y para eso te me tiras encima? -Sí- besó dos de sus dedos y luego los pasó por la boa de Cho. Inmediatamente se levantó y cuando Cho también se puso de pie, Kamatari le pellizcó el trasero. -¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Hey!!!!!!!!!!!!!! -¿Qué? Esta bonito. -¿Otra vez vas a empezar? -¿Con qué?- se hizo el ingenuo. -Grrrrrrrrrrr... mejor vamos a dormir. -Yo encantada- le guiñó un ojo. -¿Qué...? -Que me encantaría dormir contigo. -Ah... -¿Me llevas alzada?- de un torpe e intencional movimiento, Kamatari se tiró sobre Cho en un pesado abrazo y de un saltito, entrelazó las piernas en la cintura de este. Ante tal sorpresa, el coleccionista de espadas quedó indefenso y por el empujón, efecto del abrazo, perdió el equilibrio y cayó.
Kamatari sonrió a su amigo con picardía, fijando su mirada en la de Cho, que yacía de espaldas al suelo y con Kamatari sobre él. Las orejitas de zorra volvieron a asomar sobre su cabeza, lo tenía donde quería. -Débil- rió con picardía. -¿Débil? -No me has podido cargar, eres débil. -Tú te me tiraste encima... no soy débil.. Ahora: ¡Levántate! -¿Deseas que vallamos a la cama?- le susurró al oído.
Cho tragó con dificultad. -¿Por qué no contestas?- lo provocó. -Yo...- de repente, su voz temblorosa se volvió firme- Me encantaría.
Ahora, quien no respondió, fue Kamatari. Aquella respuesta, no sólo lo confundió, sino que produjo fuego dentro de él. -¿Por qué no contestas?- Cho le susurró al oído.
Kamatari pudo sentir como su cuerpo comenzaba a temblar levemente, así como su respiración se volvió pesada; pero con dificultad, pudo ocultar aquellas sensaciones.
De un brusco movimiento, Cho dio vuelta la cosa y fue él quien terminó sobre Kamatari. El coleccionista de espadas, sonrió divertido al ver la expresión de sorpresa en el rostro de su amigo. -Se buen niño y ven a la cama- le ronroneo, susurrándole al oído. Lentamente alzó a Kamatari en vilo y lo llevó hasta el futón; allí lo recostó y le colocó ambos brazos sobre la cabeza. Nuevamente se sentó sobre su víctima.
Los sentidos de Kamatari se alarmaron ante aquel rose, las telas finas, le permitieron sentir a su compañero, ambos sexos presionados el uno contra el otro, algo que le causó un fuerte estremecimiento. -¿Tienes frío?- preguntó Cho, quien seguía ocupado con los brazos de su amigo. -No...- logró decir, ya sin poder controlar su pesada respiración. -Uhm... yo no tengo frío, más bien siento calor...- finalmente, soltó los brazos de Kamatari para desviar su atención hacia el cuello de este- Se buen niño...- le lamió el cuelo.
Ya sin poder controlarlo, Kamatari gimió recogiendo sus piernas por causa de un dolor que las recorrió repentinamente hasta llegar a su miembro; producirle un tirón sobre este. -Por favor... ¡Por favor!- rogó Kamatari. -Dos pueden jugar un mismo juego...- le susurró luego Cho- Pero es conocido que el gato siempre es más rápido que la zorra...- salió de encima de su amigo y se preparó para dormir en la cama de alado.
Entonces, Kamatari notó que Cho ya no tenía las esposas y cuando quiso mover sus brazos, notó que estos estaban esposados a una madera de la pared...
Entonces, la sobriedad regresó a él y Kamatari pensó en lo ocurrido ¡¿Qué había pasado?! ¡¿Acaso Cho lo había engañado?! Pues era lo más probable, ya que... nada había pasado. Sin embargo ¿Hubiera deseado que pasara? A decir verdad, en aquel momento, se entregó de lleno... pero luego... De seguro se hubiese arrepentido. Jugar con fuego no es bueno. Para nada bueno. Pero por otra parte, sensaciones únicas le había recorrido el cuerpo, sensaciones que lo volvieron inconsciente de sus actos y que lo dejaron a merced de Cho... Ahora estaba seguro de que el coleccionista de espadas no le permitiría nada, pero... hubo algo extraño: Cho... Cho jugó con él, era seguro que sabía el estado de Kamatari en aquel momento, lo éxito sin escrúpulos, cuando antes se enfurecía por que le guiñase un ojo... Entonces sonrió, la araña estaba a punto de cazar a su presa...
Pero... en realidad ¿Qué era lo que deseaba hacer con su presa? Quizás, sólo jugar un poco. Pero entonces, aquel molesto tirón regresó, aquello no estaba bien ¿Cuánto tiempo le duraría?
Era la mañana muy temprano, cuando un baldazo de agua fría lo despertó. -¡¡¿Qué haces, idiota?!!- gritó furioso y pateó a su "atacante", pensando que era Cho; sin embargo, el grito de dolor fue más el de un niño que el de un hombre. Rápidamente alzó la vista hacia quien lo había despertado. -Cho me dijo que lo hiciera...- se quejó el niño mientras se tapaba el rostro. Cuando quitó las manos, Kamatari lo reconoció. -Tú eres... -¡¡Yahiko!!- apareció Kaoru de repente dispuesta a maltratar al pobre niño -_-, pero al verlo a Kamatari, quedó en silencio. -¡Pero si es el acecino de la hoz gigante!- sonrió Yiahiko- ¿Por qué lo ataron? -o.O...- Kaoru no deseo ni imaginar en la razón- Es que...- entonces golpeó al niño en la cabeza- ¡Son cosas de grandes, no te matas!
Kamatari simplemente observó la situación sin entender nada... Entonces, Cho entró al cuarto. -Ya era hora de que despertaras. Nos iremos al festival. -¿Festival? -Sí, todos los años se festeja, será muy divertido- lo desató-. Promete que no escaparás. -Uhm... no sé... ¿Qué me comprarás? -Grrrrrrrrrr... Luego de arreglar todo, el grupo (Kaouru, Yiahiko, Kenshin, Sanosuke, Cho y Kamatari) se dirigieron al festival. El lugar era abierto y estaba decorado con excesivo color rojo.
Kamatari caminaba maravillado con aquello, pues hacía tiempo que no veía ese paisaje tan japonés. Entonces, notó la mirada de Sanosuke sobre él y se estremeció. Paso poco tiempo para que el guerrero se acercase a su presa. -Tiempo sin vernos- fue el saludo de Sanosuke (ellos dos no cruzaron palabra alguna en todo el día). -S... sí...- se sonrojó. Aún que recordaba poco de las peores partes, aún se acordaba de su segundo encuentro, cuando se juntaron para las apuestas ilegales. -¿Qué clase de gusto te quedó luego de... nuestra reunión? -¡¿He?! -Claro ¿Cómo te caí?- sonrió soberbiamente.
Kamatari se sintió de lo más incomodo en aquel momento; pero pronto sintió otra mirada sobre él, la fija mirada de Cho. Nuevamente sus orejillas de zorra asomaron, al tiempo que sonreía a Sanosuke, ignorando al coleccionista de espadas. -¿Gusto? ¿Qué gusto?- se aferró al brazo de Sanosuke- Desearía sentir el gusto de un delicioso helado. -Que así sea- e inmediatamente, Sanosuke abismó que ellos dos se separarían del grupo por unos momentos para pasar un momento a solas (palabras odiadas por Cho).
Sanosuke compró un gran helado a Kamatari (y bueno... esto es una parodia, no es real... así que aquí él no es abaro ñ_ñU). -¡Muchas gracias! -No hay de que...- cambió de tema- Dime una cosa. -¿Uhm?- lamió el helado (ustedes escojan su gusto, no vale banana -_-). -¿Tú y Cho? -Lo que deseas saber... ¿Es si hay algo entre nosotros?- rió- No, estoy libre. -¿Así?- sonrió alegre tras ver el camino libre- ¡No sabes el gusto que me da aquello! -n_n ¿Así? ¿Por qué?- decidió avanzar de prisa, puesto que había decidido matara de celos a Cho antes de finalizar el día. -Pues...- Sanosuke pareció retroceder. Parecía nervioso- ¿Deseas algo más? -Sí... Un beso.
Aquella respuesta lo agarró por sorpresa. -¡¿Enserio?!- se detuvo y se paró delante de Kamatari. -Cierra los ojos- le pidió con picardía. Y ni bien Sanosuke cerró los ojos, Kamatari le dio un gran y largo beso... en la mejilla. Luego se alejó riendo divertida, en busca del grupo. Pero pronto fue alcanzada por Sanosuke. -¡Eso fue trampa!- reclamó en broma. -Yo dije que deseaba un beso... pero no me lo has dado, te lo dí yo. Yo lo escogí en la mejilla ¿Dónde me lo darás tú? -Donde desees. -¡Ho, no! Elije tú- le guiñó un ojo- Pero que sea más tarde- lo tomó de la mano y siguieron su camino.
Buscaron al grupo, pero tardaron en encontrarlo. En ese tiempo, Kamatari aprovechó para afianzar más la relación entre él y Sanosuke. Para cuando se reencontraron, ambos iban muy pegados y abrazados y de vez en cuando, uno de ellos daba un beso muy cerca de la boca.
Cho estaba que le salía humo de la cabeza. Pero se prometió a sí mismo que no permitiría nada entre ellos dos. Su perversa mente maquinó rápidamente. -¡Oigan!- llamó al grupo- ¡Tengo una idea! He escuchado que aquí hay excelentes baños públicos con aguas tan cálidas y puras que parecen ser salidas directamente del volcán ¿Vamos?
Y todos dijeron "¡¡Sí!!" muy animados. -Uhmmmmmm- susurró Sanosuke al oído de Kamatari-, eso me gustará. -¿Así? -Verte envuelta en una toalla... fácil de quitar. -Sí...- no se hoyó muy convencido.
Ya en los baños: Todos se abalanzaron contra los vestuarios cual toros salvajes. Kamatari tomó la toalla que ofrecían en la entrada y se encaminó junto con el grupo a los baños; él fue el último en entrar... Pero entonces, se detuvo frente a los baños... "BAÑO HOMBRES" "BAÑO MUJER"... Un nudo le provocó oficina, duró poco, casi segundos, pero allí estuvo, indicándole que algo no estaba bien ¿A cual entraría? Fácilmente optaría por el de mujeres, después de todo, así vestía él, sin embargo, era seguro que lo echarían... y si iba al de hombres... se sentiría más que incómodo. Además ¿Tendría el coraje para permitir que viesen su cuerpo? Lentamente comenzó a ir hacia atrás y al dar media vuelta, sintió una mano sobre su hombro. -¿Por qué se va?- una suave y amable voz lo llamó. -Yo... no deseo bañarme- giró sobre sí para enfrentar a la interrogativa mirada de Kenshin. -¿Es por qué es hombre? -Pues... en cierto modo sí- bajó la mirada con algo de vergüenza. -No se preocupe, nadie dira nada, todos lo sabemos. -Pero aún así... -Vamos- lo tomó de la mano y lo llevó hasta el baño de hombres.
Rápidamente su miraba recorrió el lugar. Al primero que vió fue a Cho, quien le sonrió y se le acercó. -¿Vas a meterte? -Sí... supongo. -¿Y tú... "amigo"? -¿Cuál?
Entonces, sin ningún escrúpulo, Cho señaló a Sanosuke que llegaba girando a la esquina. La mirada de ambos se cruzó e inmediatamente, Kamatari bajo la mista al suelo y casi ciego, entró en un pequeño vestuario personal con cortina. A decir verdad, Sanosuke era lo que más lo molestaba...
Años atrás ¿Qué hubiera hecho? Simplemente no le importaría ¿Pero por qué ahora si? Antes decir sus verdades era como respirar ¿Y ahora? Era que en verdad se sentía solo y no deseaba seguir así. Pero... ya todo estaba perdido, ya lo había visto dentro del vestuario para hombres, así que ¿Qué más daba?
Así se fue desvistiendo y se tapó con la toalla, dejando de la cintura hacia arriba completamente desnudo, así como de las rodillas hacia abajo.
Nítidamente espió tras la cortina, allí lo estaba esperando Cho. -¿Y?- intentó ocultar la malicia sonriendo normalmente. -¿Qué? -¿Cuándo sales? Yo voy yendo con Kenshin, te quedas solo con Sanosuke- giró sobre sí directo a la salida que daba a los baños.
Kamatari tomó sus cosas y se armó de valor. Mirando el suelo, salió y guardó su ropa en uno de los casilleros. Al pasar al lado de Sanosuke, le pidió disculpas muy sumiso y sin mirarle a la cara y luego salió por donde Cho.
Frente a Kamatari se extendió la piscina que humeaba vapor. Toda la gente yendo y viniendo. Todos ellos viendo que él era hombre y no mujer. Suspiró. No había de que preocuparse.
Lo primero que hizo fue buscar un lugar donde sentarse. Allí estuvo un rato, hasta que alguien se le acercó. -¿Te molesta si me ciento?- dijo Kaoru. -No, adelante- le sonrió. -No te moleta ¿Cierto? -¿A mí? No ¿Por qué debería? -Bueno... Tú y yo... ¿Recuerdas? -¡Ah! No tenga cuidado. Pero... ¿No preferiría estar con sus amigos? -Uhm...- Kaoru miró hacia atrás:
Yahiko perseguía a Sanosuke con su toalla (ósea que el niño corrí desnudito) para pegarle; al tiempo que Cho y Kenshin se estaban mojando (en una guerra de agua y sin manguera). -No... me quedo contigo. -Esta bien- sonrió-. Dígame: -¿Sí? -Usted y Battusai... ¿Hay algo entre ustedes? -Ahhhh o//O... pues- se puso toda colorada- No. -Es que... ví sus ojos al verlo a él y... brillaban. -Bueno, así son las cosas. Pero entre nosotros jamás habrá nada. -¿Por qué? -No sé... (pregúntale a Mikimoto que jamás nos unió -_-*). -La entiendo, ese es un amor imposible (lo que pasa es que Kenshin es medio tarado, un estilo Gaudy). -Lo sé... Debe haber sido terrible para ti la muerte de Makoto Shishio (aún que... si vas al museo, te podría encontrar otro novio... encima llevaba el nombre de una Sailor Moon...). -Lo fue... aún lo recuerdo y... tu sabes (pero a mi me consuela su muerte... el tuyo sigue vivo y ni sabe lo que es un anillo de compromiso...). Intenté matarme unas cuantas veces- dijo con cierto humor negro-, pero no pude, siempre hubo algo que se interpuso. -Pero la muerte no es la solución; además, quizás algún día encuentres otro amor (cri cri... cri cri...) -¡¿Tú lo crees?! (si es tan fácil... ¿Por qué vos seguís atrás del otro?) -¡Por supuesto! Es más ¿Qué me dices de Sanosuke? (jijijiji Dos moscas de un golpe, me saco a la gallina de encima y a la zorra le arruino la vida: "te dejó por un hombre"). -No... él ya me descubrió, no podría. Debe odiarme (pero ojo que Kenshin me trato bien). -Ya veo... (Mierda!!!).
Y así continuaron charlando un rato largo, hasta que Cho los llamó para irse. -Vamos... ya todos se están aburriendo. Y así partieron a los vestuarios. Kamatari se apuró para legar primero, tomo sus cosas y entró al cambiador. Allí, se tomó un momento para pensar. Se aferró a sus ropas y suspiró deseando que todo aquello terminase. En verdad no la había pasado mal, pero, de todas formas, Sanosuke... ¿Qué sería del resto del día? ¡Debía de odiarlo! Pero ya no había nada para hacer. Nuevamente suspiró dejándose deslizar por la pared. Cuando escuchó la voz de Cho y Sanosuke, ambos reían, estaban contando chistes (bastante malos -_-...). Definitivamente no deseaba salir, de seguro, uno feroz mirada se centraría sobre él. -¡Ese es muy bueno!- reía Cho. -¡Tengo más! -Lo dejaremos para después, ahora debemos de apúranos. -Esta bien- Sanosuke desvió su vista hacia el cambiador de Kamatari, del cual asomaba la punta del kimono de este. -¿Vamos? -Ehhhh... no. Ve tú, me gustaría darme un baño. -¡Pero si ya nos bañamos! -Sí, pero quiero vestirme. -Como quieras- se escucharon los pasos de Cho alejarse.
Kamatari contuvo el aire. Ahora estaba ellos dos solos. Si hasta el momento Sanosuke no había dicho nada, de seguro ahora se tornaría hostil. Rápidamente, ordenó su ropa para vestirse, cuando de repente, la cortina se abrió.
Sanosuke y Kamatari se miraron. Algo de tensión (más que nada para Kama-chan) provocó un extraño clímax (ay! yo, con esa palabra!). -Perdón- Kamatari tomó la cortina dispuesto a cerrarla, pero Sanosuke se lo impidió-. Te entenderé si estas enojado, no fue mi intención... Sólo que... -¿Enojado? ¿Crees que estoy enojado?- sonrió- Bueno... al principio sí, me molestó un poco... pero luego te ví mejor. Eres linda. -¡¿Eh?!
Sanosuke entró, cerrando la cortina tras suyo. -Pero... aún estoy un poco molesto... ¿Por qué no me pides disculpas? -Yo... perdón- Kamatari no lograba caer todavía en la situación, estaba confundido. -¿Así te disculpas después de lo hecho?- dijo con cierta picardía. -¿Cómo quieres que me disculpe? -Bien. -¿Bien? -Discúlpate bien. -Lo siento- hizo una reverencia. -Cerca. -¡¡¡¿Ehhhhh?!!! -Tú me debes algo. -¿Algo? (Che! Ya dejen de dar vueltas!!!!!!) -Sí. -¿Qué cosa?
Sanosuke lo acorraló contra la pared, en sus ojos brillaba unas lucecillas extrañas para Kamatari. -Me debes un beso. -Un... ¿Beso? -Sí y lo quiero ahora- acercó sus labios a los de él.
Kamatari tragó con algo de dificultad (ya saben lo que se viene, si no gustan de ellos ¿Para que leen esta parodia?!!). Su cuerpo comenzó a temblar ante tal momento (ay! No me siento muy a gusto, cuando escribo estas escenas me siento como escritora de novelas eróticas ñ_ñU). -Sólo un beso y luego, tú decides.
Kamatari se quedó sin habla, cosa que fue tomada por Sano como un Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii (Sano será de Escorpio??). Sin perder el tiempo, tomó los labios de Kamatari, quien siquiera reaccionó.
Kama se aferró a la toalla (estaban los dos casi desnudos o.O) de Sanosuke, cosa que este aprovechó para avanzar, tomándolo de la cadera. Kamatari abrió la boca para decir algo y nuevamente le dio avance al otro, quien de inmediato invadió la boca de su compañero.
Nuevas sensaciones lo recorrieron el cuerpo, dulces sensaciones que le dijes "seguí y que sea lo que Dios quiera". Y así lo hizo, el asesino de la Hoz provocó más el beso y tomó a Sanosuke de las mejillas.
Kamatari se dejó llevar. Aún que con algo de vergüenza, no le negó nada a su cuerpo. Abrazó a Sanosuke por el cuello y así, ambos cuerpos se sintieron; pronto su manos bajaron hacia la espalda y la recorrieron por completo. Sanosuke no se quedó atrás, haciendo lo mismo, pero con más confianza. Entonces el beso fue cortado. Kamatari ya respiraba con pesadez, a lo que su compañero (que estaba un poco más sobrio) respondió con una sonrisa lleva de deseo. -Eres divina... ¡Me encantas! -Gracias- se sonrojó. -No, enserio- comenzó a besarle el cuello.
Kamatari exhaló con gusto y placer. Comenzó a delinear los pectorales bien formados de su compañero mientras cerraba los ojos para disfrutar aún más de las caricias. Sanokuke había empezado a respirar con pesadez al tiempo que besaban, lamía y mordía el cuello de su compañero, al tiempo que lo aprisionó en un abrazo, uniendo más el tacto entre ambos. Las manos de Kamatari quedaron atrapadas entre los pechos de ambos. Sano lo tironeó de los cabellos para enfrentar ambos rostros. -Permíteme que te lleve. -A donde- los perdidos ojos del guerrero no tenían reacción alguna. Y ya su voz, igualaba a la de un poeta en suspiros. Kamatari no pudo evitar dejar escapar un ahogado gemido cuando una de las manos de Sanosuke emprendió viaje; se deslizó con delicadeza por la espalda, hacia abajo, giró por la cadera, asta la pierna; un poco más brusco, separó ambas piernas, tomando una de ellas y entrelazándola en la cadera del dueño de aquella mano. Nuevamente, un beso más apasionado aún, que sofocó un par de rogativos gemidos y suspiros. Con la otra mano, hizo un recorrido similar a su hermana, pero esta vez, acercándose más al trasero (sinceramente, esta palabra no me da para ponerla... suela re feo -_-); desde esa posición, empujó a Kamatari hacia delante.
Ambos sexos se sintieron entre sí, lo que enloqueció más a sus dueños (sí, me redacción es re-loca =P). Sanosuke comenzó a frotarse contra su compañero, quien comenzó a ser recorrido por una sensación única. Kamatari estaba perdiendo el control, lo único que sabía era que quería más y más, sin importar que; así que, empezó a seguirle el ritmo. Sanosuke cortó el beso, sólo para ver la expresión de su compañero. Ambos se miraron deseosos, uno del otro.
Entonces, para total frustración de Kama, sano se separó. Ambos respiraban con gran dificultad, con mucha pesadez; respiración que se oían como su se estuviesen respirando al oído. -Es mejor que estemos más cómodos- sonrió Sanosuke-. Siéntate en el suelo.
Sin perder tiempo, Kamatari se dejó, prácticamente, caer al suelo. Entonces, para completa turbación de Kama, Sanosuke se deshizo de su toalla. Inclinándose hacia su compañero, el luchador de puños (ya no se como más llamarlos!!!!) se abalanzó suavemente contra los labios y boca de su compañero. Al cortar el beso, fue bajando, por un recorrido de besos, por el cuello, hasta el pecho; allí se entretuvo un poco.
Kamatari estaba que no daba más. El deseo lo estaba matando. Sin pensarlo, se aferró a los cabellos de Sanosuke, quien interpretó o quiso interpretar una cosa; este rió pensando en la supuesta perversidad de Kama, quien ni lo oyó. Sanosuke continuó bajando; con lentitud, le fue separando las piernas, mientras acariciaba muy cerca de la entre pierna. Kamatari comenzó a gemir ante aquellos actos; y no reaccionó hasta que sintió la mano de su compañero deslizarse entre su toalla. Entonces lo tiró hacia atrás. -¡¿Qué pasa?! -Yo... -¿No quieres? -Uhm... (que exactamente, se preguntaba)- entonces se dejó llevar por el momento- Sí... pero... jamás he hecho nada... -Entonces seré cuidadoso- volvió a comenzar a besar el cuerpo de su compañero, esta vez comenzando por la cadera, mientras retiraba la toalla. Finalmente, el completo cuerpo de Kamatari descubierto, Sanosuke embriagó sus besos; mordidas, lamidas y demás, repartidas cerca de la entrepierna, por las piernas y el vientre (en los hombres también se le dice vientre??). Kamatari ya no se controló más (sí, el vestuario estaba solitario); aferrándose con fuerza a los cabellos de Sanosuke, comenzó a rogar por más (o que fuese al grano). Finalmente, una rápida lamida por su sexo, lo colocó justo donde sano quería (o como quería). Ya sin control sobre sí, abrió sus piernas y se aferró a las angostas paredes del cambiador, entregándose por completo a Sano. -Por favor... ya basta- rogó. -¿Quieres que me detenga?- Sanosuke enfrentó ambos rostros. -Sí... ¡No! ¡No pares! ¡¡Pero ya no me hagas eso!! ¡No puedo más! -Ya... tomate tú tiempo. -Uhm..... ¡Ay!- gimió por un dolor en la entre pierna- Por favor...- susurró.
Sanosuke volvió a su labor, repitió lo anterior, esta vez un poco más rápido. Finalmente, llegó al sexo de su compañero. Cuando los cálidos labios de Sano se cerraron sobre este, Kama no pudo evitar gritar de puro placer. Placer fue lo que comenzó a sentir luego, cuando su compañero comenzó a mover con ritmo la cabeza, jugando con la lengua y acariciando el cuerpo de su compañero con las libres manos. -Más, más, más...- comenzó a rogar, hachando la cabeza hacia atrás e imitando el ritmo de sano con su cadera. Entonces, algo le recorrió la cintura, cadera y piernas, sin saberlo, estaba a punto de experimentar un orgasmo (su así se le llama a los hombres... bueno... me gusta Kamatari, no Kamasutra ñ_ñU); pero cuando estuvo a segundos de sentirlo:
ya no podía más, no sabía de que forma moverse para aumentar el placer. Su cuerpo pedía más y más y él se sentía impotente ante aquel pedido; entonces sintió que el placer iba en aumento, que pronto, vendría un total torrente de este, cuando, de pronto, Sanosuke se detuvo y liberó el sexo de su compañero de su boca. Ambos enfrentaron rostros, miaradas, más deseos... Ambos sudados y respirando muy agitados... Sanosuke sonrió.
FIN DEL CUARTO CAPITULO
---------------------------------------------------------------------------- ------- Hola!!!!!!!!!!! Soy Kijin Honjo ¿Qué tal?
Espero les aya gustado este capitulo n_n. Qué sorpresa con Sanosuke ¿No? A puesto a que no se lo esperaban jijijiji. Y bue, así soy yo. La verdad es que estoy con grandes ideas... pero son para tan adelante...
A! Disculpen la tardanza, es que me fui de vacaciones y encima, luego tuve que dar examenes (ya estoy en cuarto año!!!!!) y luego comenzaron las clases.
En fin ¡Que final! ¿No? Jijiji ¿¿Qué pasará??
Con Amor
Kijin Honjo
=^n_n^= Jugando a ser Zorra =^n_n^=
Faltaban pocas horas para el anochecer. Kamatari estaba que se dormía del aburrimiento mientras esperaba a que Cho terminara con sus cosas. -¿Cuánto te falta?- le preguntó impaciente. -No mucho- dijo terminando de acomodar sus papeles. -Eso dijiste hace una hora... -Fue media hora. -Da igual- respondió algo irritado-, ya me quiero ir. -De acuerdo- se levantó de su escritorio-, vamos. -Ya era hora- bostezó cansado.
Cho informó a Saitou de su retirada (cosa que el oficial de policía agradeció en el alma... al fin esos dos se habían ido). -Lo lindo de Japón es que son calles tranquilas- decía Kamatari mientras caminaba hacia la casa de Cho. -No siempre... y no siempre que sean tranquilas es bueno. -¿Piensas soltarme? -¿Piensas irte? -Sí. No quiero molestarte. -Entonces no te soltaré.
Kamatari sonrió. Todo el día había sido muy ocupado para Cho y no tubo tiempo de pensar: "Tengo a alguien esposado a mi lado". Pues ahora que daba un suspiro, lo que restaba lo pasaría en calma, con la mente libre de cualquier cosa ¿En qué otro tema podría pensar? Era el momento indicado para actuar de Kamatari.
Dos orejitas de zorra le salieron en la cabeza mientras reía mirando a Cho. -¿Qué pasa?- preguntó el coleccionista de espadas con algo de miedo. -Nada- río-. Sólo pensaba.
Pensaba... Kamatari pensaba en lo mucho que se divertiría "exaltando" a su amigo...
Llegando la noche: -¿Cómo dormiremos?- la voz de Kamatari cruzó la pieza. -En camas separadas. -¿Y esposados? -Sí, no soy tonto, no escaparás por la noche. -Pero mira que me muevo mucho a la noche... y suelo hablar dormida. -Entonces por la mañana te despertaré a carcajadas. -Grrrrrr... -Hoy cocinas tú. -¡¿Yo?! -Sí...
Y Kamatari tubo que cocinar (QUE BAGO QUE RESULTÓ ESTE CHO). -¿Te gusta?- guiñó un ojo a su amigo. -Sí- respondió tomando otro gran bocado. -Es mi especialidad, el arroz con suji- tomó un poco con los palillos y le ofreció a Cho. -Yo puedo comer solo. -Por favor...- hizo un pequeño puchero. -No. -Pliz... -N...- y ni bien Cho abrió la boca para negarse, Kamatari casi lo atraganta al meterle la comida en la boca... de echo, lo ahogó.
Cho comenzó a toser y toser intentando hacer pasar el suji. Entonces Kamatari lo tumbó en el suelo boca arriba y se le sentó encima para masagearle el pecho. Ya, cuando el coleccionista de espadas estuvo mejor, notó la situación. -Kama... ¿Qué haces? -Te masajeo el pecho, cuando te atragantas, se contrae y hay que masagearlo para que se relaje. -¿Y para eso te me tiras encima? -Sí- besó dos de sus dedos y luego los pasó por la boa de Cho. Inmediatamente se levantó y cuando Cho también se puso de pie, Kamatari le pellizcó el trasero. -¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Hey!!!!!!!!!!!!!! -¿Qué? Esta bonito. -¿Otra vez vas a empezar? -¿Con qué?- se hizo el ingenuo. -Grrrrrrrrrrr... mejor vamos a dormir. -Yo encantada- le guiñó un ojo. -¿Qué...? -Que me encantaría dormir contigo. -Ah... -¿Me llevas alzada?- de un torpe e intencional movimiento, Kamatari se tiró sobre Cho en un pesado abrazo y de un saltito, entrelazó las piernas en la cintura de este. Ante tal sorpresa, el coleccionista de espadas quedó indefenso y por el empujón, efecto del abrazo, perdió el equilibrio y cayó.
Kamatari sonrió a su amigo con picardía, fijando su mirada en la de Cho, que yacía de espaldas al suelo y con Kamatari sobre él. Las orejitas de zorra volvieron a asomar sobre su cabeza, lo tenía donde quería. -Débil- rió con picardía. -¿Débil? -No me has podido cargar, eres débil. -Tú te me tiraste encima... no soy débil.. Ahora: ¡Levántate! -¿Deseas que vallamos a la cama?- le susurró al oído.
Cho tragó con dificultad. -¿Por qué no contestas?- lo provocó. -Yo...- de repente, su voz temblorosa se volvió firme- Me encantaría.
Ahora, quien no respondió, fue Kamatari. Aquella respuesta, no sólo lo confundió, sino que produjo fuego dentro de él. -¿Por qué no contestas?- Cho le susurró al oído.
Kamatari pudo sentir como su cuerpo comenzaba a temblar levemente, así como su respiración se volvió pesada; pero con dificultad, pudo ocultar aquellas sensaciones.
De un brusco movimiento, Cho dio vuelta la cosa y fue él quien terminó sobre Kamatari. El coleccionista de espadas, sonrió divertido al ver la expresión de sorpresa en el rostro de su amigo. -Se buen niño y ven a la cama- le ronroneo, susurrándole al oído. Lentamente alzó a Kamatari en vilo y lo llevó hasta el futón; allí lo recostó y le colocó ambos brazos sobre la cabeza. Nuevamente se sentó sobre su víctima.
Los sentidos de Kamatari se alarmaron ante aquel rose, las telas finas, le permitieron sentir a su compañero, ambos sexos presionados el uno contra el otro, algo que le causó un fuerte estremecimiento. -¿Tienes frío?- preguntó Cho, quien seguía ocupado con los brazos de su amigo. -No...- logró decir, ya sin poder controlar su pesada respiración. -Uhm... yo no tengo frío, más bien siento calor...- finalmente, soltó los brazos de Kamatari para desviar su atención hacia el cuello de este- Se buen niño...- le lamió el cuelo.
Ya sin poder controlarlo, Kamatari gimió recogiendo sus piernas por causa de un dolor que las recorrió repentinamente hasta llegar a su miembro; producirle un tirón sobre este. -Por favor... ¡Por favor!- rogó Kamatari. -Dos pueden jugar un mismo juego...- le susurró luego Cho- Pero es conocido que el gato siempre es más rápido que la zorra...- salió de encima de su amigo y se preparó para dormir en la cama de alado.
Entonces, Kamatari notó que Cho ya no tenía las esposas y cuando quiso mover sus brazos, notó que estos estaban esposados a una madera de la pared...
Entonces, la sobriedad regresó a él y Kamatari pensó en lo ocurrido ¡¿Qué había pasado?! ¡¿Acaso Cho lo había engañado?! Pues era lo más probable, ya que... nada había pasado. Sin embargo ¿Hubiera deseado que pasara? A decir verdad, en aquel momento, se entregó de lleno... pero luego... De seguro se hubiese arrepentido. Jugar con fuego no es bueno. Para nada bueno. Pero por otra parte, sensaciones únicas le había recorrido el cuerpo, sensaciones que lo volvieron inconsciente de sus actos y que lo dejaron a merced de Cho... Ahora estaba seguro de que el coleccionista de espadas no le permitiría nada, pero... hubo algo extraño: Cho... Cho jugó con él, era seguro que sabía el estado de Kamatari en aquel momento, lo éxito sin escrúpulos, cuando antes se enfurecía por que le guiñase un ojo... Entonces sonrió, la araña estaba a punto de cazar a su presa...
Pero... en realidad ¿Qué era lo que deseaba hacer con su presa? Quizás, sólo jugar un poco. Pero entonces, aquel molesto tirón regresó, aquello no estaba bien ¿Cuánto tiempo le duraría?
Era la mañana muy temprano, cuando un baldazo de agua fría lo despertó. -¡¡¿Qué haces, idiota?!!- gritó furioso y pateó a su "atacante", pensando que era Cho; sin embargo, el grito de dolor fue más el de un niño que el de un hombre. Rápidamente alzó la vista hacia quien lo había despertado. -Cho me dijo que lo hiciera...- se quejó el niño mientras se tapaba el rostro. Cuando quitó las manos, Kamatari lo reconoció. -Tú eres... -¡¡Yahiko!!- apareció Kaoru de repente dispuesta a maltratar al pobre niño -_-, pero al verlo a Kamatari, quedó en silencio. -¡Pero si es el acecino de la hoz gigante!- sonrió Yiahiko- ¿Por qué lo ataron? -o.O...- Kaoru no deseo ni imaginar en la razón- Es que...- entonces golpeó al niño en la cabeza- ¡Son cosas de grandes, no te matas!
Kamatari simplemente observó la situación sin entender nada... Entonces, Cho entró al cuarto. -Ya era hora de que despertaras. Nos iremos al festival. -¿Festival? -Sí, todos los años se festeja, será muy divertido- lo desató-. Promete que no escaparás. -Uhm... no sé... ¿Qué me comprarás? -Grrrrrrrrrr... Luego de arreglar todo, el grupo (Kaouru, Yiahiko, Kenshin, Sanosuke, Cho y Kamatari) se dirigieron al festival. El lugar era abierto y estaba decorado con excesivo color rojo.
Kamatari caminaba maravillado con aquello, pues hacía tiempo que no veía ese paisaje tan japonés. Entonces, notó la mirada de Sanosuke sobre él y se estremeció. Paso poco tiempo para que el guerrero se acercase a su presa. -Tiempo sin vernos- fue el saludo de Sanosuke (ellos dos no cruzaron palabra alguna en todo el día). -S... sí...- se sonrojó. Aún que recordaba poco de las peores partes, aún se acordaba de su segundo encuentro, cuando se juntaron para las apuestas ilegales. -¿Qué clase de gusto te quedó luego de... nuestra reunión? -¡¿He?! -Claro ¿Cómo te caí?- sonrió soberbiamente.
Kamatari se sintió de lo más incomodo en aquel momento; pero pronto sintió otra mirada sobre él, la fija mirada de Cho. Nuevamente sus orejillas de zorra asomaron, al tiempo que sonreía a Sanosuke, ignorando al coleccionista de espadas. -¿Gusto? ¿Qué gusto?- se aferró al brazo de Sanosuke- Desearía sentir el gusto de un delicioso helado. -Que así sea- e inmediatamente, Sanosuke abismó que ellos dos se separarían del grupo por unos momentos para pasar un momento a solas (palabras odiadas por Cho).
Sanosuke compró un gran helado a Kamatari (y bueno... esto es una parodia, no es real... así que aquí él no es abaro ñ_ñU). -¡Muchas gracias! -No hay de que...- cambió de tema- Dime una cosa. -¿Uhm?- lamió el helado (ustedes escojan su gusto, no vale banana -_-). -¿Tú y Cho? -Lo que deseas saber... ¿Es si hay algo entre nosotros?- rió- No, estoy libre. -¿Así?- sonrió alegre tras ver el camino libre- ¡No sabes el gusto que me da aquello! -n_n ¿Así? ¿Por qué?- decidió avanzar de prisa, puesto que había decidido matara de celos a Cho antes de finalizar el día. -Pues...- Sanosuke pareció retroceder. Parecía nervioso- ¿Deseas algo más? -Sí... Un beso.
Aquella respuesta lo agarró por sorpresa. -¡¿Enserio?!- se detuvo y se paró delante de Kamatari. -Cierra los ojos- le pidió con picardía. Y ni bien Sanosuke cerró los ojos, Kamatari le dio un gran y largo beso... en la mejilla. Luego se alejó riendo divertida, en busca del grupo. Pero pronto fue alcanzada por Sanosuke. -¡Eso fue trampa!- reclamó en broma. -Yo dije que deseaba un beso... pero no me lo has dado, te lo dí yo. Yo lo escogí en la mejilla ¿Dónde me lo darás tú? -Donde desees. -¡Ho, no! Elije tú- le guiñó un ojo- Pero que sea más tarde- lo tomó de la mano y siguieron su camino.
Buscaron al grupo, pero tardaron en encontrarlo. En ese tiempo, Kamatari aprovechó para afianzar más la relación entre él y Sanosuke. Para cuando se reencontraron, ambos iban muy pegados y abrazados y de vez en cuando, uno de ellos daba un beso muy cerca de la boca.
Cho estaba que le salía humo de la cabeza. Pero se prometió a sí mismo que no permitiría nada entre ellos dos. Su perversa mente maquinó rápidamente. -¡Oigan!- llamó al grupo- ¡Tengo una idea! He escuchado que aquí hay excelentes baños públicos con aguas tan cálidas y puras que parecen ser salidas directamente del volcán ¿Vamos?
Y todos dijeron "¡¡Sí!!" muy animados. -Uhmmmmmm- susurró Sanosuke al oído de Kamatari-, eso me gustará. -¿Así? -Verte envuelta en una toalla... fácil de quitar. -Sí...- no se hoyó muy convencido.
Ya en los baños: Todos se abalanzaron contra los vestuarios cual toros salvajes. Kamatari tomó la toalla que ofrecían en la entrada y se encaminó junto con el grupo a los baños; él fue el último en entrar... Pero entonces, se detuvo frente a los baños... "BAÑO HOMBRES" "BAÑO MUJER"... Un nudo le provocó oficina, duró poco, casi segundos, pero allí estuvo, indicándole que algo no estaba bien ¿A cual entraría? Fácilmente optaría por el de mujeres, después de todo, así vestía él, sin embargo, era seguro que lo echarían... y si iba al de hombres... se sentiría más que incómodo. Además ¿Tendría el coraje para permitir que viesen su cuerpo? Lentamente comenzó a ir hacia atrás y al dar media vuelta, sintió una mano sobre su hombro. -¿Por qué se va?- una suave y amable voz lo llamó. -Yo... no deseo bañarme- giró sobre sí para enfrentar a la interrogativa mirada de Kenshin. -¿Es por qué es hombre? -Pues... en cierto modo sí- bajó la mirada con algo de vergüenza. -No se preocupe, nadie dira nada, todos lo sabemos. -Pero aún así... -Vamos- lo tomó de la mano y lo llevó hasta el baño de hombres.
Rápidamente su miraba recorrió el lugar. Al primero que vió fue a Cho, quien le sonrió y se le acercó. -¿Vas a meterte? -Sí... supongo. -¿Y tú... "amigo"? -¿Cuál?
Entonces, sin ningún escrúpulo, Cho señaló a Sanosuke que llegaba girando a la esquina. La mirada de ambos se cruzó e inmediatamente, Kamatari bajo la mista al suelo y casi ciego, entró en un pequeño vestuario personal con cortina. A decir verdad, Sanosuke era lo que más lo molestaba...
Años atrás ¿Qué hubiera hecho? Simplemente no le importaría ¿Pero por qué ahora si? Antes decir sus verdades era como respirar ¿Y ahora? Era que en verdad se sentía solo y no deseaba seguir así. Pero... ya todo estaba perdido, ya lo había visto dentro del vestuario para hombres, así que ¿Qué más daba?
Así se fue desvistiendo y se tapó con la toalla, dejando de la cintura hacia arriba completamente desnudo, así como de las rodillas hacia abajo.
Nítidamente espió tras la cortina, allí lo estaba esperando Cho. -¿Y?- intentó ocultar la malicia sonriendo normalmente. -¿Qué? -¿Cuándo sales? Yo voy yendo con Kenshin, te quedas solo con Sanosuke- giró sobre sí directo a la salida que daba a los baños.
Kamatari tomó sus cosas y se armó de valor. Mirando el suelo, salió y guardó su ropa en uno de los casilleros. Al pasar al lado de Sanosuke, le pidió disculpas muy sumiso y sin mirarle a la cara y luego salió por donde Cho.
Frente a Kamatari se extendió la piscina que humeaba vapor. Toda la gente yendo y viniendo. Todos ellos viendo que él era hombre y no mujer. Suspiró. No había de que preocuparse.
Lo primero que hizo fue buscar un lugar donde sentarse. Allí estuvo un rato, hasta que alguien se le acercó. -¿Te molesta si me ciento?- dijo Kaoru. -No, adelante- le sonrió. -No te moleta ¿Cierto? -¿A mí? No ¿Por qué debería? -Bueno... Tú y yo... ¿Recuerdas? -¡Ah! No tenga cuidado. Pero... ¿No preferiría estar con sus amigos? -Uhm...- Kaoru miró hacia atrás:
Yahiko perseguía a Sanosuke con su toalla (ósea que el niño corrí desnudito) para pegarle; al tiempo que Cho y Kenshin se estaban mojando (en una guerra de agua y sin manguera). -No... me quedo contigo. -Esta bien- sonrió-. Dígame: -¿Sí? -Usted y Battusai... ¿Hay algo entre ustedes? -Ahhhh o//O... pues- se puso toda colorada- No. -Es que... ví sus ojos al verlo a él y... brillaban. -Bueno, así son las cosas. Pero entre nosotros jamás habrá nada. -¿Por qué? -No sé... (pregúntale a Mikimoto que jamás nos unió -_-*). -La entiendo, ese es un amor imposible (lo que pasa es que Kenshin es medio tarado, un estilo Gaudy). -Lo sé... Debe haber sido terrible para ti la muerte de Makoto Shishio (aún que... si vas al museo, te podría encontrar otro novio... encima llevaba el nombre de una Sailor Moon...). -Lo fue... aún lo recuerdo y... tu sabes (pero a mi me consuela su muerte... el tuyo sigue vivo y ni sabe lo que es un anillo de compromiso...). Intenté matarme unas cuantas veces- dijo con cierto humor negro-, pero no pude, siempre hubo algo que se interpuso. -Pero la muerte no es la solución; además, quizás algún día encuentres otro amor (cri cri... cri cri...) -¡¿Tú lo crees?! (si es tan fácil... ¿Por qué vos seguís atrás del otro?) -¡Por supuesto! Es más ¿Qué me dices de Sanosuke? (jijijiji Dos moscas de un golpe, me saco a la gallina de encima y a la zorra le arruino la vida: "te dejó por un hombre"). -No... él ya me descubrió, no podría. Debe odiarme (pero ojo que Kenshin me trato bien). -Ya veo... (Mierda!!!).
Y así continuaron charlando un rato largo, hasta que Cho los llamó para irse. -Vamos... ya todos se están aburriendo. Y así partieron a los vestuarios. Kamatari se apuró para legar primero, tomo sus cosas y entró al cambiador. Allí, se tomó un momento para pensar. Se aferró a sus ropas y suspiró deseando que todo aquello terminase. En verdad no la había pasado mal, pero, de todas formas, Sanosuke... ¿Qué sería del resto del día? ¡Debía de odiarlo! Pero ya no había nada para hacer. Nuevamente suspiró dejándose deslizar por la pared. Cuando escuchó la voz de Cho y Sanosuke, ambos reían, estaban contando chistes (bastante malos -_-...). Definitivamente no deseaba salir, de seguro, uno feroz mirada se centraría sobre él. -¡Ese es muy bueno!- reía Cho. -¡Tengo más! -Lo dejaremos para después, ahora debemos de apúranos. -Esta bien- Sanosuke desvió su vista hacia el cambiador de Kamatari, del cual asomaba la punta del kimono de este. -¿Vamos? -Ehhhh... no. Ve tú, me gustaría darme un baño. -¡Pero si ya nos bañamos! -Sí, pero quiero vestirme. -Como quieras- se escucharon los pasos de Cho alejarse.
Kamatari contuvo el aire. Ahora estaba ellos dos solos. Si hasta el momento Sanosuke no había dicho nada, de seguro ahora se tornaría hostil. Rápidamente, ordenó su ropa para vestirse, cuando de repente, la cortina se abrió.
Sanosuke y Kamatari se miraron. Algo de tensión (más que nada para Kama-chan) provocó un extraño clímax (ay! yo, con esa palabra!). -Perdón- Kamatari tomó la cortina dispuesto a cerrarla, pero Sanosuke se lo impidió-. Te entenderé si estas enojado, no fue mi intención... Sólo que... -¿Enojado? ¿Crees que estoy enojado?- sonrió- Bueno... al principio sí, me molestó un poco... pero luego te ví mejor. Eres linda. -¡¿Eh?!
Sanosuke entró, cerrando la cortina tras suyo. -Pero... aún estoy un poco molesto... ¿Por qué no me pides disculpas? -Yo... perdón- Kamatari no lograba caer todavía en la situación, estaba confundido. -¿Así te disculpas después de lo hecho?- dijo con cierta picardía. -¿Cómo quieres que me disculpe? -Bien. -¿Bien? -Discúlpate bien. -Lo siento- hizo una reverencia. -Cerca. -¡¡¡¿Ehhhhh?!!! -Tú me debes algo. -¿Algo? (Che! Ya dejen de dar vueltas!!!!!!) -Sí. -¿Qué cosa?
Sanosuke lo acorraló contra la pared, en sus ojos brillaba unas lucecillas extrañas para Kamatari. -Me debes un beso. -Un... ¿Beso? -Sí y lo quiero ahora- acercó sus labios a los de él.
Kamatari tragó con algo de dificultad (ya saben lo que se viene, si no gustan de ellos ¿Para que leen esta parodia?!!). Su cuerpo comenzó a temblar ante tal momento (ay! No me siento muy a gusto, cuando escribo estas escenas me siento como escritora de novelas eróticas ñ_ñU). -Sólo un beso y luego, tú decides.
Kamatari se quedó sin habla, cosa que fue tomada por Sano como un Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii (Sano será de Escorpio??). Sin perder el tiempo, tomó los labios de Kamatari, quien siquiera reaccionó.
Kama se aferró a la toalla (estaban los dos casi desnudos o.O) de Sanosuke, cosa que este aprovechó para avanzar, tomándolo de la cadera. Kamatari abrió la boca para decir algo y nuevamente le dio avance al otro, quien de inmediato invadió la boca de su compañero.
Nuevas sensaciones lo recorrieron el cuerpo, dulces sensaciones que le dijes "seguí y que sea lo que Dios quiera". Y así lo hizo, el asesino de la Hoz provocó más el beso y tomó a Sanosuke de las mejillas.
Kamatari se dejó llevar. Aún que con algo de vergüenza, no le negó nada a su cuerpo. Abrazó a Sanosuke por el cuello y así, ambos cuerpos se sintieron; pronto su manos bajaron hacia la espalda y la recorrieron por completo. Sanosuke no se quedó atrás, haciendo lo mismo, pero con más confianza. Entonces el beso fue cortado. Kamatari ya respiraba con pesadez, a lo que su compañero (que estaba un poco más sobrio) respondió con una sonrisa lleva de deseo. -Eres divina... ¡Me encantas! -Gracias- se sonrojó. -No, enserio- comenzó a besarle el cuello.
Kamatari exhaló con gusto y placer. Comenzó a delinear los pectorales bien formados de su compañero mientras cerraba los ojos para disfrutar aún más de las caricias. Sanokuke había empezado a respirar con pesadez al tiempo que besaban, lamía y mordía el cuello de su compañero, al tiempo que lo aprisionó en un abrazo, uniendo más el tacto entre ambos. Las manos de Kamatari quedaron atrapadas entre los pechos de ambos. Sano lo tironeó de los cabellos para enfrentar ambos rostros. -Permíteme que te lleve. -A donde- los perdidos ojos del guerrero no tenían reacción alguna. Y ya su voz, igualaba a la de un poeta en suspiros. Kamatari no pudo evitar dejar escapar un ahogado gemido cuando una de las manos de Sanosuke emprendió viaje; se deslizó con delicadeza por la espalda, hacia abajo, giró por la cadera, asta la pierna; un poco más brusco, separó ambas piernas, tomando una de ellas y entrelazándola en la cadera del dueño de aquella mano. Nuevamente, un beso más apasionado aún, que sofocó un par de rogativos gemidos y suspiros. Con la otra mano, hizo un recorrido similar a su hermana, pero esta vez, acercándose más al trasero (sinceramente, esta palabra no me da para ponerla... suela re feo -_-); desde esa posición, empujó a Kamatari hacia delante.
Ambos sexos se sintieron entre sí, lo que enloqueció más a sus dueños (sí, me redacción es re-loca =P). Sanosuke comenzó a frotarse contra su compañero, quien comenzó a ser recorrido por una sensación única. Kamatari estaba perdiendo el control, lo único que sabía era que quería más y más, sin importar que; así que, empezó a seguirle el ritmo. Sanosuke cortó el beso, sólo para ver la expresión de su compañero. Ambos se miraron deseosos, uno del otro.
Entonces, para total frustración de Kama, sano se separó. Ambos respiraban con gran dificultad, con mucha pesadez; respiración que se oían como su se estuviesen respirando al oído. -Es mejor que estemos más cómodos- sonrió Sanosuke-. Siéntate en el suelo.
Sin perder tiempo, Kamatari se dejó, prácticamente, caer al suelo. Entonces, para completa turbación de Kama, Sanosuke se deshizo de su toalla. Inclinándose hacia su compañero, el luchador de puños (ya no se como más llamarlos!!!!) se abalanzó suavemente contra los labios y boca de su compañero. Al cortar el beso, fue bajando, por un recorrido de besos, por el cuello, hasta el pecho; allí se entretuvo un poco.
Kamatari estaba que no daba más. El deseo lo estaba matando. Sin pensarlo, se aferró a los cabellos de Sanosuke, quien interpretó o quiso interpretar una cosa; este rió pensando en la supuesta perversidad de Kama, quien ni lo oyó. Sanosuke continuó bajando; con lentitud, le fue separando las piernas, mientras acariciaba muy cerca de la entre pierna. Kamatari comenzó a gemir ante aquellos actos; y no reaccionó hasta que sintió la mano de su compañero deslizarse entre su toalla. Entonces lo tiró hacia atrás. -¡¿Qué pasa?! -Yo... -¿No quieres? -Uhm... (que exactamente, se preguntaba)- entonces se dejó llevar por el momento- Sí... pero... jamás he hecho nada... -Entonces seré cuidadoso- volvió a comenzar a besar el cuerpo de su compañero, esta vez comenzando por la cadera, mientras retiraba la toalla. Finalmente, el completo cuerpo de Kamatari descubierto, Sanosuke embriagó sus besos; mordidas, lamidas y demás, repartidas cerca de la entrepierna, por las piernas y el vientre (en los hombres también se le dice vientre??). Kamatari ya no se controló más (sí, el vestuario estaba solitario); aferrándose con fuerza a los cabellos de Sanosuke, comenzó a rogar por más (o que fuese al grano). Finalmente, una rápida lamida por su sexo, lo colocó justo donde sano quería (o como quería). Ya sin control sobre sí, abrió sus piernas y se aferró a las angostas paredes del cambiador, entregándose por completo a Sano. -Por favor... ya basta- rogó. -¿Quieres que me detenga?- Sanosuke enfrentó ambos rostros. -Sí... ¡No! ¡No pares! ¡¡Pero ya no me hagas eso!! ¡No puedo más! -Ya... tomate tú tiempo. -Uhm..... ¡Ay!- gimió por un dolor en la entre pierna- Por favor...- susurró.
Sanosuke volvió a su labor, repitió lo anterior, esta vez un poco más rápido. Finalmente, llegó al sexo de su compañero. Cuando los cálidos labios de Sano se cerraron sobre este, Kama no pudo evitar gritar de puro placer. Placer fue lo que comenzó a sentir luego, cuando su compañero comenzó a mover con ritmo la cabeza, jugando con la lengua y acariciando el cuerpo de su compañero con las libres manos. -Más, más, más...- comenzó a rogar, hachando la cabeza hacia atrás e imitando el ritmo de sano con su cadera. Entonces, algo le recorrió la cintura, cadera y piernas, sin saberlo, estaba a punto de experimentar un orgasmo (su así se le llama a los hombres... bueno... me gusta Kamatari, no Kamasutra ñ_ñU); pero cuando estuvo a segundos de sentirlo:
ya no podía más, no sabía de que forma moverse para aumentar el placer. Su cuerpo pedía más y más y él se sentía impotente ante aquel pedido; entonces sintió que el placer iba en aumento, que pronto, vendría un total torrente de este, cuando, de pronto, Sanosuke se detuvo y liberó el sexo de su compañero de su boca. Ambos enfrentaron rostros, miaradas, más deseos... Ambos sudados y respirando muy agitados... Sanosuke sonrió.
FIN DEL CUARTO CAPITULO
---------------------------------------------------------------------------- ------- Hola!!!!!!!!!!! Soy Kijin Honjo ¿Qué tal?
Espero les aya gustado este capitulo n_n. Qué sorpresa con Sanosuke ¿No? A puesto a que no se lo esperaban jijijiji. Y bue, así soy yo. La verdad es que estoy con grandes ideas... pero son para tan adelante...
A! Disculpen la tardanza, es que me fui de vacaciones y encima, luego tuve que dar examenes (ya estoy en cuarto año!!!!!) y luego comenzaron las clases.
En fin ¡Que final! ¿No? Jijiji ¿¿Qué pasará??
Con Amor
Kijin Honjo
