Capítulo 4. Primeras Sombras.

     Esa misma mañana, se encontraba Luna dormida en la cama del Capitán Haldir, y al empezar a despertar, no sabía donde se encontraba, sino que el dolor en las muñecas se hizo presente y eso le recordó lo que había pasado. Lentamente abrió los ojos, estaba descansada aunque las muñecas comenzaban a dolerle un poco. Las cuerdas se las habían atado un poco fuerte. Se giró en la cama hacia su lado derecho y se sorprendió al ver a su lado dormido a Haldir. Se sobresaltó pero no quiso hacer ningún movimiento. Parecía dormido pero dormía con los ojos abiertos. Que curioso, a ella siempre le habían dicho que ella también dormía así, con los ojos abiertos. Observó el pecho de Haldir que respiraba pausadamente como solo lo hacen los que duermen profundamente. Era su oportunidad. Ahora o nunca. Tenía que escapar. Tenía que regresar. No sabía como pero lo haría. Se paró suavemente sin hacer ruido. Caminó hacia la puerta, no sabía si la escalera seguía ahí, pero trataría de bajar, no en balde, su infancia fué muy sagaz y atrevida.

Podría con ése árbol. Al pasar por un perchero, miró una capa. Se veía ligera pero abrigadora. Se la llevaría pues no sabía lo que le deparaba. Abrió la puerta lentamente, salió sin hacer ruido. Cerró la puerta suavemente. Buscó la escala pero no la vió. Hasta que por fin la detectó pues estaba junto al tronco. Estaba camuflajeada. Se ató la capa como pudo y empezó a bajar. Iba por el segundo escalón cuándo sintió que una mano, la apresaba de su pequeña y frágil mano y la halaba hacia arriba otra vez. Sintió como la piel de su muñeca se abría de nuevo. El dolor se intensificó. El dolor era un todo, intenso, cegador, cerró sus ojos. Ya se imaginaba que pasaba, no pudo hacer nada. Cuándo la soltaron, ya se encontraba de nuevo en la cabaña dónde ése hombre la tenía cautiva. Las lágrimas amenazaban con salir y no quería rebajarse ante ese hombre. Se miró como pudo la muñeca y vió que sangraba profusamente. Seguramente un vaso se abrió y ella sangraba abundantemente. Empezó a sentirse débil y sintió que las piernas no le sostenían mas. Todo se oscureció. Era una oscuridad que de momento la protegían del dolor, del terror por no saber que pasaría. Pero sobre todo, de la humillación de no derramar lágrimas delante de ése hombre que la humillaba tanto, que la rebajaba. Ella normalmente no era así. El sufrimiento en su vida la había hecho una chica tierna, suave, pero ése hombre la hacía sentir así. Le sacaba lo peor de ella.

Escuchó dentro de la oscuridad en la que se encontraba que la llamaban, que le hablaban, algo la obligó a salir de su oscuridad. Comenzó a abrir sus ojos lentamente y miró a Haldir mirándola con suavidad, con ternura, hubiera jurado que era un sentimiento el que se reflejaba en sus ojos. No era la misma actitud de antes. Era como un tenue aleteo de alas de una mariposa posándose sobre su corazón. Entonces recordó su muñeca. Recordó el dolor y se quejó. Quiso tocarse la muñeca pero eso bastó para que los ojos de Haldir cambiaran. Giró su cabeza y al volver a mirarla, ya no había nada ahí mas que un gran mar azul frío y helado.

"Me duele mucho" le dijo a Haldir.

"Enseguida se te calmará, te he curado y poco a poco tu muñeca se repondrá".

"No quise hacerte daño" "Solo tenía que detenerte"-pensó Haldir-  (-No deseo humillarme ante ti niña humana, pero cierto es que te debo una disculpa por herirte así, pero ¿por que no te entrego a los hombres de Elrond? ¿Por que siento que te tengo que retener aquí?)   Pensaba Haldir al mismo tiempo que le hablaba a ella- "Por cierto, ya he quitado la escala,  así evitaremos sorpresas y he puesto un guardia en la puerta. No podrás salir".

Y diciendo esto, Haldir salió de la casa. Ella no comprendía que pasaba. Por que ésa frialdad. Ella había visto algo extraño. Una cierta calidez en los ojos de ese hombre. Imaginó que la mujer que el amara, sería sumamente felíz, ser amada por ese hombre. El dejó ver parte de su naturaleza y no la máscara fría y dura que el usaba siempre.

"¿Pero que me pasa? ¿Por que pienso así de Haldir? Él no es nada mio. No puedo permitir que esto me vuelva a pasar. ¿Acaso estoy loca?" pensó Luna. "¿Por que no puedo apartar de mi esa mirada? Si, el es hermoso, pero sus ojos, los tengo grabados en mi mente". Y poco a poco, el sopor de la medicina que le había dado Haldir la hundió en un sueño intranquilo pues unos ojos azules la perseguían, unos ojos llenos de ternura, de calidez. Ella hubiera querido resolver el significado de esa mirada pero no lograba entenderlo. Ella corría presa del pánico, pues tenía miedo a entregar su corazón a esos ojos que la perseguían. No quería sufrir mas. Ya no. Solo quería transformarse en esa pequeña estrella tan suya y del universo al mismo tiempo y de ahí contemplar todo y permanecer incólume, sin sufrimiento.

     Por la tarde Luna despertó y percibió un agradable aroma de comida. Tenía apetito pues no había comido nada desde que saliera de la casa del Sr. Bloom. Vió a Haldir que se dirigía a ella con una bandeja repleta de sopa, fruta, leche endulzada con miel y panecillos.

"Vamos, aquí está tu comida y te la tienes que acabar. No has comido nada. Y yo vigilaré que te la acabes. ¿Entiendes que estas bajo mi mando y tienes que obedecerme? Y no espero ninguna réplica de tu parte"

     Luna estaba extrañada pensando "¿por que no puedo negarme a este hombre? Además tiene lógica, necesito comer algo, para recuperar fuerzas. Para lo que sea que venga, necesito mis fuerzas. Y una cabeza fría". Pero algo muy en el fondo de su cabeza le decía que no lo lograría. Que no podía mantener frialdad con este hombre. Pero ignoró esta vocecita que venía de lo mas profundo de su cerebro. ¿O de su corazón?

     Así pasaron los días, los cuales su cuerpo se fue curando, y en su alma empezaba a entrar una calidez, charlando con Haldir, paseando, al fin había comprendido que escapar sería casi una misión imposible. Comprendió que el no la mataría, pero no sabía para que la quería retener, pero no le importaba, pues ella estaba a gusto. Se sentía en paz con la vida. De momento estaba feliz, descubrió las bellezas de Haldir, pues el cantaba, con una voz que se le figuraba de los propios angeles. Le gustaba la poesía. Vió a traves de su pecho, que esa dureza, solo era una coraza que el usaba con los extraños, pero aprendió a ver dentro de su pecho, esa alma, y lo que vió la dejó maravillada. Cuándo el sonreía, ella era feliz. Ya no quiso hacer intento de escapar. ¿Para que? ¿Regresar a un mundo dónde no era aceptada y sobre todo nada amada ni siquiera por su propia madre?. Aquí estaba bien, desechó su pensamiento de que pasaría después. Solo quería vivir el presente. Era como pasar vacaciones con un buen amigo. Un día que estaba lloviendo, un relámpago sonó muy fuerte y ella se sobrecogió, Haldir se dio cuenta y se acercó a ella.

"Te dan miedo  los truenos?" le preguntó

Luna alzó su mirada, para verlo a los ojos.

"Sí, desde pequeña les he tenido miedo".

Haldir miró esos ojos café verdosos que tenía Luna, los miró como expresaban ese miedo y respeto a la Naturaleza.

"Esos ojos, son tan inocentes, se miran limpios, llenos de una candidez extraordinaria."

De pronto Haldir sintió su pecho latir, sentía que saltaría de su pecho. No podía dejar de ver esos ojos y esa boca, sintió deseos de poseer esa alma, de saborear esos labios, se aproximó lentamente a ellos y los besó, algo en su corazón le decía que tenía que ser tierno, casi etéreo, pues no deseaba manchar esa inocencia que reflejaban los ojos de esa doncella humana.

Al tocar sus labios, ella se estremeció pues nunca había sido besada, jamás labios algunos besaron los suyos. Pero sentía que la sangre se agolpaba en su sien, que su corazón latía con fuerza. Sólo deseaba besar esos labios, que eran tan tiernos con ella, saborear el sabor de ese hombre, de esa alma que sentía que se le estaba dejando ver. No se equivocó, todo había sido verdad, aquélla mirada que había visto una vez, ese sentimiento, era verdad. No era ilusión. De golpe la verdad se mostró ante ella.

Estaba enamorada. Enamorada de Haldir. Supo entonces que el había ganado, que ella jamás se le revelaría. Que amaba a ese hombre o como el solía explicarle, ese elfo. Comenzaba a darle crédito a sus palabras. Solo un ser así de mágico podía haberle dado ese poder de curar su alma, sanar sus heridas. Algo era seguro, el era un elfo, pues sus orejas eran reales, no era ningún disfraz, ella se había percatado de ello.

De pronto se estremeció pues el comenzó a besar su cuello, y comenzó a sentirse mareada. Sentía que las piernas no le sostenían. Trató de apartar a su amado. Sentía temor. No quería herirlo pero todo era muy pronto para ella.

"Haldir..... espera.......por favor"

Al apartarse de Haldir, vió en sus ojos esa misma mirada....

"Que pasa mi niña? Acaso no me amas? Por que yo a ti si. Te amo, te adoro. No me importa que pertenezcas a la raza de los hombres, solo se que te amo y nada mas me importa"., le dijo Haldir.

"Espera mi elfo amado, si te amo, con todo mi corazón, con toda mi alma, pero hay algo que siento, que quiero hablarte".

"Entonces, Nim Melethril, (que significaba amada mía en elfico) que sucede?"

"Me da mucha vergüenza decírtelo, pero yo nunca había sido besada, jamás en la vida". Dijo Luna bajando su mirada, apenada por su falta de experiencia en el amor.

Haldir se enternceció y sintió que su corazón se llenaba de gozo al ver la inocencia de su amada. Ya que Haldir era famoso en el mundo de los elfos, por ser uno de los mejores amantes. Se rumoraba que había hecho feliz a muchas damas elfas.

"¿Amada mia, mi niña, tu crees que no me había dado cuenta? Pero que bueno que me participas tu preocupación. No desesperes que jamás te haría daño. Nunca, primero pierdo la vida que herirte de ninguna manera. Solo quiero darte felicidad. Entregarte mi corazón, mi vida, mi todo".

Así Haldir, decidió respetar a su amada, pues no deseaba asustarla, pero se prometió que poco a poco le mostraría el camino del amor. Confiaba en al amor que ahora Luna sentía por él y eso le ayudaría, pero eso no podría perdurar por mucho tiempo pues el deseaba tener todo de ella, su cuerpo, su alma, todo. Ser su dueño. Nunca pensó enamorarse así con esa fuerza tan arrolladora. Increíble, el viejo Haldir, el amante perfecto, el casanova caía de la manera mas simple, en brazos de una mortal pura e inocente.  No importaba que ella fuera una mortal, el renunciaría a su inmortalidad con tal de ser feliz con ella. No en balde ya habían habido esos amores entre elfos y mortales. El caso mas cercano era la hermosa Arwen Undómiel y Aragorn. Entonces tomó la decisión de llevarla ante Elrond que para esa fecha, el ya habría retornado a Rivendell.

"Descansa Nim Melethril, ahora regreso, iré a dar órdenes de que alisten todo para el viaje. Vamos a Rivendell, a ver a un amigo mío, es  un viejo elfo, muy sabio y rey de ésta región. Quiero que te conozca".

"Está bien, mi amor".

Al Salir Haldir al flet, cuál sería su sorpresa el ver lo que estaba pasando. Miró que Orophin, venía subiendo el árbol de prisa. Pero mas le sorprendió ver todo el panorama.

Unos suaves copos rosados que se deshacían como la nieve, caían libremente por toda la región.

"Haldir,  algo extraño pasa, no se que ocurre o que magia es ésta pero comenzó hará cosa de cinco minutos. Todo se quedó en silencio, no se escucharon mas los trinos de los pájaros, ningún animal en Rivendell se escuchó mas. El río corrió con potencia. Hasta acá se escuchó su rugido. No sé que pasa Haldir y esto que cae del cielo, no sé que es. Pero  desaparece al tocar algo sólido".

"Pronto, redobla la vigilancia, no sabemos de que se trate. O que peligro esté acechando. Pero sea lo que sea, esperemos que los Valar nos cuiden de que nuestra querida tierra media no se vea afectada o que no sean magias diabólicas del nigromante que quiere retornar otra vez. No ahora, por favor. Ahora no.(pensaba Haldir, ya que ahora si había conocido el verdadero amor).

Mientras el tomaba medidas de precaución. Dándole órdenes a Orophin y alistando todo para llevar a Luna a Rivendell. No sabía que era lo que estaba cayendo en la frontera norte pero deseaba proteger a su amada y pensó que en Rivendell estaría más segura en manos de Elrond. Una cosa si era segura, una extraña paz se respiraba en el ambiente, quizás era la paz que antecede a la tormenta. No lo sabía pero debía apurarse.


Agradezco a Migueli/aredhelcalafalas sus comentarios. Es un fan fic que mezcla realidad con ficcion. Espero poder aclarar tus dudas y que le sigas entendiendo. Y sigas la historia que ya veras lo que le pasa a Luna.Besos.