Capítulo 6.  Remembranzas.

     "¿Dónde estoy?" Se preguntaba Luna, extrañada. Ya nada le dolía, no sentía mas ese frío, solo tibieza. Se encontraba muy a gusto en el lugar donde estaba. Era un cielo oscuro. No hacía frio ni calor. La temperatura era agradable. Miró hacia el frente y lo que vió le agradó. Era su estrella, la que ella tanto tiempo miró. ¿Pero es que se trataba de un sueño? Ella iba hacia su estrella. Seguramente se trataba de un sueño y pronto despertaría en brazos de Haldir, su amado elfo. Por lo pronto se dejaría llevar. Era una sensación placentera. No recordaba nada de su vida vieja, junto a su familia. No podían herirle mas. Ella iba por fin a su estrella. Quiso estirar sus manos para alcanzarla, cuándo escuchó un grito desgarrador y una voz que ella ya conocía muy bién. Era su Haldir. Le hablaba muy imperioso. Casi le ordenaba. Ya vería cuando despertase, le haría pagar. A ella no le gustaba que le ordenaran de ése modo. Pero ahora tenía una necesidad desesperada de llegar a su estrella. Dioses, nunca le había visto tan cerca.

"Por favor regresa mi niña, te amo, te amo" decía la voz de Haldir. "Haldir, espera un poco amor, solo veo mi estrella y regresaré contigo cielo mio". Pero se arrepintió por que Haldir se oía muy triste, pues se oía muy desconsolado. Quizás necesitaba ayuda. Y solo estaba ella para prodigarle esa ayuda. "Tengo que regresar". Se dijo a si misma. Y emprendió el camino de regreso. "Luego volveré querida estrella mia, luego, ya habrá tiempo".

Una oscuridad invadía a Luna. Se preguntó donde estaría Haldir. No lo veía por ninguna parte. Tenía que hablarle, quizas estaba herido por allí y no le contestaría. Tenía que hacerlo hablar.

"Haldir" habló Luna, "Haldir" hablándole, "amado mío, mi elfo querido. Contéstame" Pero las palabras no podían salir de sus labios. Una debilidad extrema la consumía. Sólo logró proferir el nombre de su amado.

Mientras tanto, los tres grandes señores estaban llorando la gran pérdida que habían sufrido, mientras Elrond daba la cara hacia Haldir, la cascada y Luna. Veía como todavía desesperado y llorando le hablaba, la acariciaba. Besaba su rostro, con grandes lágrimas. Cómo un niño que pierde su posesión mas querida. Su tesoro recién descubierto.

Estaban tan concentrados en su dolor que no vieron lo que sucedía. En la cara de Galadriel, algo cayó de arriba, una vez, otra, y luego otra, Galadriel extrañada, abrió sus ojos, todavía abrazada a su marido Celeborn y su gran amigo Elrond. Era el maná comenzaba a caer cada vez mas frecuente. Mas copioso. Galadriel se apartó de los hombres y corrió a ver a Luna. Ellos fueron tras ella. Vieron el maná cayendo otra vez sobre Rivendell. Sonreían mientras las lágrimas seguían saliendo de alegría. Galadriel le dijo a Haldir.

"Shhhhhhh! Guarda silencio Haldir". Galadriel se aproximó a la cara de Luna. Haldir se quedó callado, se aproximó también a la cara de Luna y escuchó algo que lo dejo sorprendido:

"Haldir" apenas en un susurro. Era Luna la que le hablaba, estaba viva. Por los valares, sintió su esperanza renacer.

"Pronto, sácala del agua, abriguenla y llévenla a la casa, pronto Haldir".

Las doncellas corrieron, y le pasaron una manta a Haldir, cubrió a Luna y Celeborn la tomó en sus brazos y corrió hacia la casa con su carga en brazos. Haldir cogió sus ropas como pudo y corrió hacia su amada.

Al llegar a la habitación de Elrond, Celeborn la depositó en la cama y le quitaron la manta mojada y la cubrieron. Le abrigaron lo mas posible. Mandaron traer un caldo, para que se repusiera con algo caliente. Dejaron a Haldir que estuviera cerca de ella, pues vieron que él poseía la mejor medicina que puede haber. El amor.

Enviaron a la doncella a que pusieran otra cama junto a la de Luna. Para que cuándo Haldir necesitara descanso, pudiera hacerlo sin molestar a Luna. La respiración de ella, se empezó a hacer mas normal. No dejaba de hablarle a Haldir. Le llamaba constantemente y Haldir le contestaba conmovido por su amada. "¿Cómo era posible que ella necesitando ayuda, trataba de buscarlo, de hablarle?"

A continuación  Luna empezó a abrir sus ojos lentamente, Haldir tomó su mano, con delicadeza, ya comenzaba a entrar en calor. Luna le miró con su mirada lánguida. Sonrió a su amado para tranquilizarlo, por fin lo encontraba. La oscuridad se estaba desvaneciendo.

Al ver esto, todos se tranquilizaron y Galadriel y los dos hombres salieron de la habitación seguidos de las doncellas que siguieron a los grandes señores al hacerles una seña Elrond. Lo necesitaban, en verdad.

Luna solo quería confortar a su amado. Quiso hablar pero las palabras no le salían. Sólo derramó lágrimas de pena por su amado al ver su cara. Se veía que había pasado por un gran trance. Solo quería confortarlo, decirle que todo estaba bien. Que no lo dejaría. Y Haldir erróneamente creía que ella lloraba asustada por lo que había pasado. Era noble ver como ambos se prodigaban amor con sus miradas. Queriéndose confortar uno al otro.

"Tranquila nim Melethril, descansa, has pasado por una prueba muy dura. Tienes que dormir.".

Pero Luna no quería dormir. Temía de que al despertar, Haldir, su Haldir no estuviera con ella, que todo hubiera sido un sueño. Hasta que el le aseguró que  estaría a su lado, que jamás se separaría de ella. Nunca jamás. Entonces ella se quedó tranquila, se sentía cansada. Cerró sus ojos. Sintiendo la mano de Haldir sobre la de ella. Era muy felíz.

Mas tarde Haldir, se acomodó junto a su amada, procurando no molestarla en lo mínimo, a pesar de que la cama de Elrond era muy amplia, Haldir era grande, ancho de espaldas. La cabeza de Luna se encontraba sobre su brazo. Reposaba felíz. El cabello de Haldir caía sobre el hombro de su amada. Elrond entró a la recámara, en silencio, no queriendo perturbar el sueño de los amantes. La escena que miró le enterneció. Se miraba que Haldir, nunca destendió la cama adjunta, sino que cuidadosamente se había acostado al lado de su amada. Los dos descansaban tranquilamente, después de lo que habían vivido el dia anterior. Elrond miró hacia el pecho de Luna, la respiración era acompasada. Miró hacia la ventana y el maná seguía cayendo. Estaba sorprendido. No podía dejar de verlo. Hacía tantos años que no le veía. En esos momentos Haldir abrió los ojos y miró a Elrond. Quizo pararse lo mas pronto posible avergonzado. Elrond le hizo señas de que guardara silencio.

"¿Cómo está ella?" preguntó Elrond.

"Bién, durmió toda la noche. Hace poco que me venció el sueño".

"Mira", le dijo Elrond. "Observa sus ojos. Duerme como los elfos, con los ojos abiertos".

"Sí, ya lo había notado antes mi Señor".

"Haldir, quiero preguntarte algo, y espero que no te molestes."

"Tu, ¿tuviste oportunidad de tocarla? Tu me entiendes a que me refiero Haldir, pues en la cascada y aquí noté una marca en su pecho".

Haldir bajó la vista avergonzado. "No, Elrond, si lo que quieres saber es si llegué a término con ella, no. Sólo tuvimos un escarceo pero ella me confesó que nunca jamás había sido tocada por nadie. Entonces yo decidí respetarla y no hacer nada que ella no quisiera.".

"Es todo lo que quería saber. Te recomiendo que tus escarceos con ella sean limitados por favor. Tiene que reponerse.

Después veremos que hacer con la situación, por lo pronto tu y ella serán mis huéspedes de honor".

"Te agradezco noble señor, tu hospitalidad para mi amada y para mi".

Haldir no pensaba regresar a Lothlórien, al menos no sin su amada. Hablaría con su Sra. Galadriel para que le diera oportunidad de esperar unos días a que se recuperara su amada. Pues le amaba y no deseaba dejarla. Ahora que casi la perdía, sintió volverse loco. Antes, al mirar a otros enamorados, como Arwen y Aragorn, Sam y Rosita, y tantos y tantos mas, no pensaba que fuera así. Ahora comprendía su sentir. Pero lo que no alcanzaba a comprender era por que esta humilde mortal, humana, había logrado lo que ninguna elfa logró antes y por mas que se esforzaran, no lograron sacar mas que una aventura de un rato y ya. Ninguna domaba su fuerte corazón guerrero. Por que esta mujer tan débil como una flor había sido tan fuerte. Ella no era una guerrera, no sabía nada de los elfos, ni manejar la espada ni el arco, ni montar a caballo aunque con Dien,  la había visto que seguido procuraba buscarlo. Le platicaba, lo acariciaba, aunque le mostraba respeto. Eso lo vió el un día que le dejo libre para hacer lo que quisiera, pero el la espiaba a lo lejos. Ella no le miró pues sus percepciones no tenían comparación con el. Aún siendo un elfo común. Pero no para sus ojos avisores pues era el mejor guerrero que había en Tierra media. Nunca le había desobedecido a su señora, pero suplicaría por Luna. Por ella se humillaría.

"Galadriel, bueno días", dijo Elrond al entrar ella y Celeborn al comedor. "Buen día Celeborn". Ellos saludaron con un asentamiento de cabeza a Elrond. Y Galadriel le preguntó a Elrond:

"¿Cómo siguió la enferma?"

"Bién, querida Galadriel, fui a verla y está de lo mas bién junto a Haldir. Estaban dormidos. Escuché a Haldir asistiéndola toda la noche. El pobre no durmió por cuidarla. No quiso que las doncellas lo hicieran. Se ve que está muy enamorado.".

"Sí, lo ví ayer y creeme Elrond que siempre he sabido de sus aventuras pero jamás lo había visto así".

"Claro, mi orgulloso guerrero, tenía que caer con alguien como Luna. Sólo ella podría doblar ese corazón".

"Bueno,  habrá que pensar como le haremos pues dudo mucho que él se quiera separar de ella. Querida Galadriel".

 Dijo Elrond a Galadriel. "No te preocupes, que se quede aquí. El ha entrenado muy bién a Finwé. Por mientras el puede suceder a nuestro Capitán en jefe. El tiempo que sea necesario pues ya tu sospechas quién es ella. Es mucha la casualidad, Elrond y si su bienestar es estar con él, pues que así sea.".

"Bueno, por favor, ¿es que algún día piensan comer? Preguntaba Celeborn, ayer no alcanzamos a comer cuándo nos llamaste.".

"Perdona mi mala educación Celeborn", comenetó Elrond "Pero ya sabes que acontecimientos nos sucedían".

"Lo sé querido Elrond, lo sé, no necesitas disculparte. Lo he dicho bromeando que hoy me siento bromista y alegre.".

Elrond mandó llamar a las doncellas que habían asistido a Luna, y les dijo:

"Quiero pedirles un favor. Y tómenlo como una orden. No comenten lo que han visto aquí con nadie. Absolutamente con nadie, ni a su familia. Esto es algo muy secreto. Es un secreto que a ustedes no les concierne. ¿Está bién?"

"Por supuesto mi señor, no se preocupe, de nuestra boca no saldrá palabra alguna".

"Necesito que sigan asistiendo a la Señorita Luna. Túrnense para que no se cansen las dos. Por favor. El Señor Haldir puede permanecer con ella mientras ellos dos lo deseen.".

^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^