Capítulo 9 Aclaraciones.
A los tres días después de la boda, Haldir y Luna retornaron a la habitación de Luna en la casa principal, ya que tuvieron que esperar a que Luna se recuperara. "Señor, mi señora ha retornado a sus habitaciones con el Capitán de la Guardia de Lothlórien" dijo Guillian 'Está bién Guillian, enseguida les veré, gracias.". La doncella elfa se retiró para atender los asuntos de su señora. Elrond se dirigió a la que antes era su habitación pues deseaba interrogar a Luna pues muchas cosas habían pasado y quedado en el olvido. Pero el deseaba aclarar ciertos datos. Al llegar, tocó en la puerta y se oyó la voz de Haldir que contestaba. "Adelante. Pasen". Elrond abrió la puerta y vió a Luna, peinando los cabellos de su amado. "pero Luna, señora mía, no debes hacer eso, para eso hay servidumbre" "Elrond, padre mio, déjame hacerlo. Me agrada el cabello largo y sobre todo el de mi esposo." "Está bién, si eso es lo que quieres y te hace felíz pues adelante". "Luna, hija, necesito hablar contigo. Es sobre tu llegada a Rivendell." "Compermiso, si necesitan hablar....los dejo solos." "No, espera Haldir, también tu me puedes ayudar, quédate por favor" "Está bién Elrond". "Hija, pequeña Isilme, ¿recuerdas el día en que penetraste la puerta que por descuido Legolas dejó abierta?" "Si padre". "Bueno, a partir de ese día, ¿Cuándo notaste que el maná empezaba a caer? ¿No fue inmediatamente que tu entraste por la puerta verdad? Necesito que recuerdes todo lo que hiciste y me digas que estabas haciendo cuando empezó a caer el maná sagrado". "No, padre, no necesito hacer memoria, lo recuerdo bastante bién, fué inmediatamente luego de que Haldir y yo........ nos declaramos nuestro amor. Por que ya tenía yo como un mes en el flet de Haldir pero nada pasaba, pues yo anduve fuera del flet en compañía de Haldir ". "¿Por qué la pregunta padre? ¿Ocurre algo con el maná padre?" "Galadriel ha visto que solo en Imladris cae el maná sagrado y no comprendemos el por que solo aquí, si hay elfos en varios países.". "Necesitamos que el maná caiga en otros lados.". "Quizás necesites estar físicamente en esos países. Ya he enviado mensajeros a Lothlórien, a Mirkwood, a el bosque mágico. Para avisar que tu y Haldir se dirigen hacia allá. Tendrás que permanecer un tiempo en cada país para ver si así cae el maná pero según dices fue después de que tu y Haldir se declararon su amor entonces, necesitas amar a los elfos. Tal como amaste a Haldir aquí a pesar de que el es de Lórien." Al escuchar esto, Haldir no comprendíó y se paró enojado, diciéndole a Elrond. "Ella no amará a ningún elfo, ¿me has oído Elrond?" "Haldir, cálmate, no me refiero a ése tipo de amor, sino de el amor entre hermanos, el amor puro, el casto, el de una madre a sus hijos. ¿Entiendes? Ella necesita estar físicamente en cada pueblo y amar a su gente, sentir amor por ellos para que el maná pueda caer. Tal como suele hacerlo tu señora de Lórien. Ama a su pueblo, pero su amor físico solo se lo entrega a su marido.:. "Ah, comprendo Elrond. Perdona mi estupidez. Esta mujer tiene la culpa, me tiene todo tonto. Antes no era yo así." Elrond sonrió ante el comentario de Haldir. "¿Entonces que me respondes mi hija querida, te atreves a comenzar esta aventura y sacrificio en pos de tus hijos los amados elfos querida Elbereth? "¿Tú que opinas querido Haldir?" le preguntó Luna a su marido, pero Elrond comprendió que Luna dejaba la desición a su marido por darle su lugar y respeto aunque sabría de antemano lo que Haldir respondería. No deseaba minimizar su orgullo élfico de caballero y esposo. Elrond sonrió viendo el amor tan inmenso que sentía Luna por ese hombre, guerrero, el mejor de Tierra media. El que siempre había sido muy serio y reservado con los grandes señores, pero ahora Elrond lo estaba conociendo mejor, en otro plan. Ahora veía que también sonreía, lloraba, sentía y amaba. "Está bién para mí señora mia". "No tengo objeción". "Entonces no se diga mas padre, partiremos al lugar que tu dispongas. Pero sólo pongo una condición. Espero que se me pueda cumplir. Deseo viajar en mi amigo Cornelius". Cornelius era un Unicornio que había llegado y se apegó mucho a Luna. "Está bién hija querida. ¿No será muy cansado para ti?" "Está bién así padre. Por favor. No me consientas tanto. También deseo llevar un carruaje y una escolta por favor padre. Que alisten todo lo mas pronto posible y que Guillian venga ahora pues necesito hablarle". Los dos hombres se sorprendieron del don de mando que estaba presentando Luna, jamás le habían visto en ese plan. Pero denotaba mucha autoridad y seriedad. "¿Llamaba a ésta servidora mi ama y señora? ¿En que puedo ayudarle mi señora?" "Acércate Guillian, no deseo atarte a mi destino, pero quisiera saber si puedes acompañarme, al menos a mi primer destino, pues te he tomado afecto y no deseo que otra mano me sirva. A menos que tu desees descansar." Elrond y Haldir se sorprendieron de la calidad moral que presentaba Luna. Ya comenzaba a querer a sus elfos. La manera en que se preocupaba por Guillian era elocuente. "Señora mía, no solo para mi es un placer servirle sino que ya le amo como mi soberana y no deseo otra cosa. Por usted dejaría todo para servirle siempre y acompañarle. Cuándo guste partimos". "Entonces dulce Guillian, alista todo para partir, mis ropajes y los del Sr. Haldir por favor.". "Si, mi lady". "Padre, por favor cuando tengan todo listo, házmelo saber por favor." "Estaré en el jardín, Haldir, iré a meditar. Esperame un poco aquí amor mio.". Y salió y dejó a los hombres solos mirándose sorprendidos de la realeza de Luna. "Bueno, iré a revisar a Cornelius y a Dien. Los alistaré para partir. También veré lo del carruaje. Con permiso Elrond". Elrond se quedó impávido de ver la responsabilidad que presentaba cada uno de ellos. Con semejante tarea a cuestas. Revivir la sangre de los elfos. Una tarea muy pesada para alguien tan pequeño de cuerpo pero grande en espíritu. Ya la voz se había corrido que la misma Elbereth había reencarnado en Luna, para una nueva alianza entre todos los elfos de Tierra media. Que no hubiera disputas, ni envidias. Todos la esperaban, otros le llamaban la Reina Viajera. La Reina Peregrina o la dama de rosa. Elrond envió a que alistaran alimentación para la reina y su consorte y para toda la cuadrilla del viaje y pan de Lembas para todos. Con suficiencia. Todo estuvo al punto en dos horas. Guillian le llamó a Luna para que se cambiara para el viaje. Le ayudó a vestirse y le puso una capa élfica, Haldir entró en la habitación. Ya portaba su ropa de viaje, su arco de siempre, su carcaj, sus flechas. Sus dagas y su espada. Portaba ya su capa élfica. El Sol le daba de lleno en su cabellera larga y lacia. Al mirar esto Luna, deseo tocarlo, tocarlo todo, pero ahora no era momento para ello. Debían partir. "¿Guillian, estás lista?" dijo Luna. "Sí mi Señora". "Vamos pues y que los Valar nos ayuden.¿ Padre, a que lugar iremos primero?" le preguntó Luna a Elrond que ya venía a por ellos "Primero han de ir a Mirkwood hija, que el maná ayudará a que algunas criaturas oscuras que todavía habitan allí se autodestierren" "Está bién padre, ¿imagino que Haldir conoce todos los caminos de Tierra Media no? "Si, mi amada niña. El conoce toda tierra media. Cuídate hija mía por favor, no hagas locuras. Y en cuanto arriben, manden un mensajero a Imladris diciendo que llegaron con bien. Por favor. Mi corazón se acongoja por tu partida Oh Elbereth, pero se que tienes una misión por hacer.". "Padre....... (dos lágrimas caían por las mejillas de Luna). Recuerda que te amo donde quiera que yo esté padre, aunque no lo seas de sangre lo eres por la fuerza del amor." Dicho esto, abrazó a su padre adoptivo y le dio dos besos, uno en su frente y otro en su mejilla. Esto fue suficiente para que el controlado Elrond derramara el llanto. No pudo mas. Abrazó con fuerza a esa niña para el, una niña de 19 años, que llevaba una carga enorme, lloraba y suspiraba. Hasta que Luna, le limpió las lágrimas y le dijo: "Vamos padre, que tengo que partir, todos los días mira hacia el norte, que mi corazón te verá y te enviaré el mas dulce de los recuerdos.". "Haldir, por favor, cuídense, por favor....." "No te preocupes Elrond, ella es mi tesoro y no le descuidaré". Diciendo esto, Luna montó sobre Cornelius, pero no como todos los jinetes sino que delicadamente, de lado, pues aún seguía lastimada por Haldir. Se puso la capucha y Haldir montó a Dien y avanzó la columna hacia el puente de Imladris. Primero iban la avanzada, para cuidar que no hubiera todavía una bestia inmunda de el oscuro por allí que amenazara la integridad de la reina. Luego la guardia Real, Luego hiba el carruaje de las provisiones, luego el carruaje para el descanso de la reina, luego la reina sobre Cornelius, luego Haldir, protegiendo a su amada, a los flancos de la reina, había cuatro hombres para proteger su cuerpo luego Guillian y al último mas guardias. Cuidando la retaguardia. Así Elrond vió partir la carabana con la Reina Viajera, con lágrimas en sus ojos, pues esa niña tan desvalida, se sabía dar a querer. Despertaba el amor de quien la trataba con solo verle, con ver su inocencia. Siempre le había dicho su padre "No hay enemigo pequeño Elrond. Tienes que ser un bravo guerrero" Pero Elrond nunca pensó que un rival sería así de peligroso. Tan fácil que era amar a la pequeña Isilme. Era tan sencilla, tan rústica, pero no cabía duda que por dentro se encontraba Elbereth que cuando salía a flote, era imponente, magnífica, noble, leal, como el y Haldir le habían visto en la alcoba. Ahora comprendía por que esa niña había permanecido escondida en el mundo de Luna, pues era tan preciada que solo de imaginar que hubiera caído en manos del oscuro, lo hacía temblar. La pobre tuvo que vivir con esa pesadilla por 19 años.
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A los tres días después de la boda, Haldir y Luna retornaron a la habitación de Luna en la casa principal, ya que tuvieron que esperar a que Luna se recuperara. "Señor, mi señora ha retornado a sus habitaciones con el Capitán de la Guardia de Lothlórien" dijo Guillian 'Está bién Guillian, enseguida les veré, gracias.". La doncella elfa se retiró para atender los asuntos de su señora. Elrond se dirigió a la que antes era su habitación pues deseaba interrogar a Luna pues muchas cosas habían pasado y quedado en el olvido. Pero el deseaba aclarar ciertos datos. Al llegar, tocó en la puerta y se oyó la voz de Haldir que contestaba. "Adelante. Pasen". Elrond abrió la puerta y vió a Luna, peinando los cabellos de su amado. "pero Luna, señora mía, no debes hacer eso, para eso hay servidumbre" "Elrond, padre mio, déjame hacerlo. Me agrada el cabello largo y sobre todo el de mi esposo." "Está bién, si eso es lo que quieres y te hace felíz pues adelante". "Luna, hija, necesito hablar contigo. Es sobre tu llegada a Rivendell." "Compermiso, si necesitan hablar....los dejo solos." "No, espera Haldir, también tu me puedes ayudar, quédate por favor" "Está bién Elrond". "Hija, pequeña Isilme, ¿recuerdas el día en que penetraste la puerta que por descuido Legolas dejó abierta?" "Si padre". "Bueno, a partir de ese día, ¿Cuándo notaste que el maná empezaba a caer? ¿No fue inmediatamente que tu entraste por la puerta verdad? Necesito que recuerdes todo lo que hiciste y me digas que estabas haciendo cuando empezó a caer el maná sagrado". "No, padre, no necesito hacer memoria, lo recuerdo bastante bién, fué inmediatamente luego de que Haldir y yo........ nos declaramos nuestro amor. Por que ya tenía yo como un mes en el flet de Haldir pero nada pasaba, pues yo anduve fuera del flet en compañía de Haldir ". "¿Por qué la pregunta padre? ¿Ocurre algo con el maná padre?" "Galadriel ha visto que solo en Imladris cae el maná sagrado y no comprendemos el por que solo aquí, si hay elfos en varios países.". "Necesitamos que el maná caiga en otros lados.". "Quizás necesites estar físicamente en esos países. Ya he enviado mensajeros a Lothlórien, a Mirkwood, a el bosque mágico. Para avisar que tu y Haldir se dirigen hacia allá. Tendrás que permanecer un tiempo en cada país para ver si así cae el maná pero según dices fue después de que tu y Haldir se declararon su amor entonces, necesitas amar a los elfos. Tal como amaste a Haldir aquí a pesar de que el es de Lórien." Al escuchar esto, Haldir no comprendíó y se paró enojado, diciéndole a Elrond. "Ella no amará a ningún elfo, ¿me has oído Elrond?" "Haldir, cálmate, no me refiero a ése tipo de amor, sino de el amor entre hermanos, el amor puro, el casto, el de una madre a sus hijos. ¿Entiendes? Ella necesita estar físicamente en cada pueblo y amar a su gente, sentir amor por ellos para que el maná pueda caer. Tal como suele hacerlo tu señora de Lórien. Ama a su pueblo, pero su amor físico solo se lo entrega a su marido.:. "Ah, comprendo Elrond. Perdona mi estupidez. Esta mujer tiene la culpa, me tiene todo tonto. Antes no era yo así." Elrond sonrió ante el comentario de Haldir. "¿Entonces que me respondes mi hija querida, te atreves a comenzar esta aventura y sacrificio en pos de tus hijos los amados elfos querida Elbereth? "¿Tú que opinas querido Haldir?" le preguntó Luna a su marido, pero Elrond comprendió que Luna dejaba la desición a su marido por darle su lugar y respeto aunque sabría de antemano lo que Haldir respondería. No deseaba minimizar su orgullo élfico de caballero y esposo. Elrond sonrió viendo el amor tan inmenso que sentía Luna por ese hombre, guerrero, el mejor de Tierra media. El que siempre había sido muy serio y reservado con los grandes señores, pero ahora Elrond lo estaba conociendo mejor, en otro plan. Ahora veía que también sonreía, lloraba, sentía y amaba. "Está bién para mí señora mia". "No tengo objeción". "Entonces no se diga mas padre, partiremos al lugar que tu dispongas. Pero sólo pongo una condición. Espero que se me pueda cumplir. Deseo viajar en mi amigo Cornelius". Cornelius era un Unicornio que había llegado y se apegó mucho a Luna. "Está bién hija querida. ¿No será muy cansado para ti?" "Está bién así padre. Por favor. No me consientas tanto. También deseo llevar un carruaje y una escolta por favor padre. Que alisten todo lo mas pronto posible y que Guillian venga ahora pues necesito hablarle". Los dos hombres se sorprendieron del don de mando que estaba presentando Luna, jamás le habían visto en ese plan. Pero denotaba mucha autoridad y seriedad. "¿Llamaba a ésta servidora mi ama y señora? ¿En que puedo ayudarle mi señora?" "Acércate Guillian, no deseo atarte a mi destino, pero quisiera saber si puedes acompañarme, al menos a mi primer destino, pues te he tomado afecto y no deseo que otra mano me sirva. A menos que tu desees descansar." Elrond y Haldir se sorprendieron de la calidad moral que presentaba Luna. Ya comenzaba a querer a sus elfos. La manera en que se preocupaba por Guillian era elocuente. "Señora mía, no solo para mi es un placer servirle sino que ya le amo como mi soberana y no deseo otra cosa. Por usted dejaría todo para servirle siempre y acompañarle. Cuándo guste partimos". "Entonces dulce Guillian, alista todo para partir, mis ropajes y los del Sr. Haldir por favor.". "Si, mi lady". "Padre, por favor cuando tengan todo listo, házmelo saber por favor." "Estaré en el jardín, Haldir, iré a meditar. Esperame un poco aquí amor mio.". Y salió y dejó a los hombres solos mirándose sorprendidos de la realeza de Luna. "Bueno, iré a revisar a Cornelius y a Dien. Los alistaré para partir. También veré lo del carruaje. Con permiso Elrond". Elrond se quedó impávido de ver la responsabilidad que presentaba cada uno de ellos. Con semejante tarea a cuestas. Revivir la sangre de los elfos. Una tarea muy pesada para alguien tan pequeño de cuerpo pero grande en espíritu. Ya la voz se había corrido que la misma Elbereth había reencarnado en Luna, para una nueva alianza entre todos los elfos de Tierra media. Que no hubiera disputas, ni envidias. Todos la esperaban, otros le llamaban la Reina Viajera. La Reina Peregrina o la dama de rosa. Elrond envió a que alistaran alimentación para la reina y su consorte y para toda la cuadrilla del viaje y pan de Lembas para todos. Con suficiencia. Todo estuvo al punto en dos horas. Guillian le llamó a Luna para que se cambiara para el viaje. Le ayudó a vestirse y le puso una capa élfica, Haldir entró en la habitación. Ya portaba su ropa de viaje, su arco de siempre, su carcaj, sus flechas. Sus dagas y su espada. Portaba ya su capa élfica. El Sol le daba de lleno en su cabellera larga y lacia. Al mirar esto Luna, deseo tocarlo, tocarlo todo, pero ahora no era momento para ello. Debían partir. "¿Guillian, estás lista?" dijo Luna. "Sí mi Señora". "Vamos pues y que los Valar nos ayuden.¿ Padre, a que lugar iremos primero?" le preguntó Luna a Elrond que ya venía a por ellos "Primero han de ir a Mirkwood hija, que el maná ayudará a que algunas criaturas oscuras que todavía habitan allí se autodestierren" "Está bién padre, ¿imagino que Haldir conoce todos los caminos de Tierra Media no? "Si, mi amada niña. El conoce toda tierra media. Cuídate hija mía por favor, no hagas locuras. Y en cuanto arriben, manden un mensajero a Imladris diciendo que llegaron con bien. Por favor. Mi corazón se acongoja por tu partida Oh Elbereth, pero se que tienes una misión por hacer.". "Padre....... (dos lágrimas caían por las mejillas de Luna). Recuerda que te amo donde quiera que yo esté padre, aunque no lo seas de sangre lo eres por la fuerza del amor." Dicho esto, abrazó a su padre adoptivo y le dio dos besos, uno en su frente y otro en su mejilla. Esto fue suficiente para que el controlado Elrond derramara el llanto. No pudo mas. Abrazó con fuerza a esa niña para el, una niña de 19 años, que llevaba una carga enorme, lloraba y suspiraba. Hasta que Luna, le limpió las lágrimas y le dijo: "Vamos padre, que tengo que partir, todos los días mira hacia el norte, que mi corazón te verá y te enviaré el mas dulce de los recuerdos.". "Haldir, por favor, cuídense, por favor....." "No te preocupes Elrond, ella es mi tesoro y no le descuidaré". Diciendo esto, Luna montó sobre Cornelius, pero no como todos los jinetes sino que delicadamente, de lado, pues aún seguía lastimada por Haldir. Se puso la capucha y Haldir montó a Dien y avanzó la columna hacia el puente de Imladris. Primero iban la avanzada, para cuidar que no hubiera todavía una bestia inmunda de el oscuro por allí que amenazara la integridad de la reina. Luego la guardia Real, Luego hiba el carruaje de las provisiones, luego el carruaje para el descanso de la reina, luego la reina sobre Cornelius, luego Haldir, protegiendo a su amada, a los flancos de la reina, había cuatro hombres para proteger su cuerpo luego Guillian y al último mas guardias. Cuidando la retaguardia. Así Elrond vió partir la carabana con la Reina Viajera, con lágrimas en sus ojos, pues esa niña tan desvalida, se sabía dar a querer. Despertaba el amor de quien la trataba con solo verle, con ver su inocencia. Siempre le había dicho su padre "No hay enemigo pequeño Elrond. Tienes que ser un bravo guerrero" Pero Elrond nunca pensó que un rival sería así de peligroso. Tan fácil que era amar a la pequeña Isilme. Era tan sencilla, tan rústica, pero no cabía duda que por dentro se encontraba Elbereth que cuando salía a flote, era imponente, magnífica, noble, leal, como el y Haldir le habían visto en la alcoba. Ahora comprendía por que esa niña había permanecido escondida en el mundo de Luna, pues era tan preciada que solo de imaginar que hubiera caído en manos del oscuro, lo hacía temblar. La pobre tuvo que vivir con esa pesadilla por 19 años.
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