Capítulo 12. Encuentro con el Amor.

Luna se encontraba dormida sobre el pecho de su Haldir, él le miraba tiernamente pues no deseaba molestarla. Veía como su respiración acompasada hacia subir y bajar esos pechos que ya le eran familiares. Ya les conocía a la perfección. Cómo siempre, ella se encontraba con su pulgar dentro de su boca. Haldir le quiso sacar el pulgar y vió que ella fruncía su seño. Decidió dejarla, en fin, no le hacía daño a nadie y ella estaría mas relajada. Eso le daba un aire de ternura que rayaba en lo infantil. Acarició sus cabellos, pensando que era preciosa. En eso ella se movió y al fijar sus ojos, lo primero que vió fué la ternura de su marido que le veía con sumo amor. "Hola, dormilona, tenemos que alistarnos para desayunar con el rey Thandruil y con los príncipes. Qué lástima que no podemos quedarnos un poco mas de tiempo. Vamos, arriba."

"Luna miró a su marido toda disciplente pero Haldir tenía razón. Se metió a bañar y Haldir le ayudó a entrar en la bañera, para que ella no se fuera a lastimar, le ayudó a lavar su espalda, y Haldir trató de no tocar las partes que sabía que ella despertaría a la pasión para no retardar mas su asistencia con el rey Thandruil. Rápidamente le ayudó a salir y la acompañó a secarse al cuarto. Ya ahí la dejó para darse un baño rápidamente. Cuándo salió del baño, miró a su esposa, completamente bella. Resplandecía cierto fulgor de ella. Cómo que un aura muy resplandeciente salía de ella. No sabía que era. Cualquier elfo o persona no podría verle. Era algo invisible que el no había notado antes. Luna volteó a verle y vió su cara sonriéndole:

"¡Apúrate amor, que el rey nos espera!, no querrás tenerle esperando.Vamos amor."

"Si mi niña amada, ya voy. Pero ¿sabes? Te ves esplendorosa el día de hoy.".

"Gracias amor." Contestó Luna pero se le quedó viendo a su marido. Sus cabellos caían sobre su torso, se veía tan sensual. Luna se obligó a mirar hacia otro lado pues estaba claudicando, se sentía desfallecer de deseo por Haldir.

Cuándo entraron al comedor, ya los estaban esperando el rey y sus hijos de pie en el comedor. El rey se encaminó hacia ellos. Y haciendo una reverencia ante Luna y Haldir, besó la mano de Luna con la consiguiente rabia de Haldir pero tenía que callar. Solo sus ojos relampaguearon. Pero no dijo nada. "Por favor mi señora,¿nos hace el honor?" dijo el rey mostrándole a Luna su silla.

Haldir tomó asiento a un lado de su amada después de ayudarle con la silla. No quería que nadie fuese amable con ella. Ella era suya, toda, de cuerpo, de mente de alma. Ella fue mujer en sus brazos. El la enseñó. Los primeros lances del amor. El la descubrió, ella llegó del firmamento para él. Aún recordaba cuándo la apresó, su carita bañada en llanto, asustada, con ese temor en sus ojos, cuajados de estrellas, estrellas saladas. Con ese aire de inocencia en su rostro, recordó que al principio creyó que sería una niña elfa, pero no, era una humana, y casi una niña. Cómo su cuerpo lo engañaban y quería tomarla ahí mismo, un deseo salvaje, pero le detenía ese cuerpo y mente de niña. La inocencia de ella al creerlo un loco por andar vestido como un elfo. Cómo se habían reído después cuando ella por fin aceptó ésa verdad, que ellos eran elfos, reales y lo que era Tierra Media.

"Haldir, si lo deseas puedes acompañarnos a la guardia. Cómo te digo, si Elbereth no desea otra cosa"

¿De que diablos le hablaba Legolas? Le hablaban y no había escuchado nada por estar pendiente de Luna y sus recuerdos. Legolas quería llevarlo a la guardia. Bueno, no deseaba desdeñar la invitación del príncipe, deseaba sinceramente ver a los hombres de Mirkwood, ver sus técnicas, etc".

Luna adivinó el pensamiento de su marido, después de todo, el era un guerrero. No podía estar tan alejado de las armas y de todo lo que se le aproximara. Sonrió para su amado.

"Haldir, amor, si quieres ve con Legolas. Yo me quedaré en palacio. Por mi no te preocupes."

"¿Pero mi amor, como crees que pueda estar separado de ti un instante? Me haría falta tu presencia." "Mi vida, tu sabes que te amo y yo se que tu me amas, no te preocupes, solo será por un rato. Con eso debe bastarte para estar separado de mi un tiempo. Mi corazón va dentro de tu pecho mi amor."

"No quisiera dejarte querida niña mia" "No me dejarás amor, ve, anda, termina de comer y acompaña a tu amigo Legolas".

Y así Haldir, antes de partir, besó dulcemente a su amada, prometiéndole regresar antes del oscurecer entonces ella le vió montar su noble Dien.

"Cielos, se ve tan gallardo, tan noble, tan esplendoroso. No puedo aguardar a que regrese, quisiera tenerlo conmigo todo el tiempo, que me hiciera el amor. Es tan dulce y tan tierno."

Luna esperó hasta que se le perdió de vista. Luego fue a las caballerizas para ver a su noble Cornelius, el primer unicornio que arribó a Rivendell y que Luna descubrió que podía hablar con él. Cornelius le confesó que los Valares le enviaron exclusivamente para ella. Para su uso personal. Entonces Luna le abrió su corazón para siempre, para amarle y con el tiempo se hicieron los grandes amigos. Luna le contó como había sido su vida. Era el único que sabía con detalle sobre la vida de su ama. Cuándo vivía en ese mundo con sus padres. El sabía todo lo que le habían hecho. Y lloró junto con esa diosa vestida de niña. Sabía cual era el destino de ella y quería darle lo que nunca tuvo en su tierna infancia. Lo que Luna nunca supo cuándo comenzó a hablar con Cornelius es que el noble animal no hablaba el idioma de Luna, sino al revés, que Luna estaba hablando en élfico antiguo. Pero muy antiguo. Aún para los elfos mas viejos era desconocido. El élfico de los Valares. Pero ella lo ignoraba, siempre creyó que el noble animal le hablaba en su lengua.

Mientras esto pasaba y Luna se aseguraba que Cornelius fuera bién atendido, Guillian esperaba a fuera por su señora. Cuándo Luna salió vió a Guillian y le dijo "Querida Guillian, ¿podrás hacerme compañía hoy? Vamos, necesito platicar contigo." "Sí mi señora" Se encaminaron hacia un jardín privado que le fue otorgado a Luna. Ahí se sentaron en un banco y comenzaron a charlar.

"Díme querida Guillian. ¿Nunca te has enamorado?" La pobre Guillian se sonrojó y bajó su mirada recordando a Legolas. "Sí mi señora, me he enamorado". Luna se sorprendió y se sintió feliz por su doncella y amiga pues ahora que ella conocía el amor, quería que todo el mundo estuviera en este estado de perfección. "Pero que bién, y ¿se puede saber quién es el afortunado querida amiga?" "No soy correspondida mi señora. El no sabe que le amo. Al contrario me odia." "Pero como. ¿Cómo sabes que te odia? ¿le has insinuado que le amas?" "El solo ha atinado a verme un par de veces pero yo he descubierto que lo mío es amor a primera vista, pero comprendo que el jamás pondría sus ojos en mí, soy muy poca cosa para él. Siempre me ha maltratado y el es muy fijado en esas cosas sociales." "pero como" dijo Luna "¿Entonces el es de posición encumbrada? ¿Acaso es alguno de los hijos de Elrond? Digo, por que tu vivías allí. "No mi señora. No es ninguno de ellos." "Guillian de una vez díme quién es él por favor." "Pero señora, es que no tiene caso. Yo moriré de pena algún día pues gracias a ese beso él me ha hecho volar a las alturas y luego me dejó caer y se burló de mi, yo me estaba perdiendo en esos ojos azul profundo." "Guillian, por segunda vez, ¿me dirás quién es él? Como tu Reina y señora Elbereth, te lo ordeno."

Entonces Guillian se soltó llorando tan profusamente, y entre sollozos le dijo el nombre de su amado que tanto se había burlado de ella.

"Se trata..........!sniffff!.......... del príncipe Legolas, mi señora". "Legolas. Clásico. Era un rubio elfo y no dejó de reconocer la belleza del elfo aunque de diferente tipo que la belleza de su marido. Legolas era frágil, etéreo y su marido era varonil, gallardo. Tenía una gallardía que le hacía ver soberbio.

"Así que el travieso príncipe se está portando mal ¿eh?. Mira Guillian, ¿te gustaría que te ayude a conquistar el amor del príncipe Legolas? No soy muy experta en eso pero al fin de cuentas, pertenecemos a un mismo sexo, aunque de diferente raza pero somos damas. Y haremos lo posible, no tienes por que rendirte antes de comenzar la lucha. Mira que eres bella y tienes tus encantos".

"Pero mi señora, ¿usted cree que eso sería posible?" "No te preocupes querida Guillian. Haremos lo posible. No deseo a mi mejor doncella muerta por amor. ¿Entiendes? Te aprecio lo bastante como para que me dejes sola.".

"Señora.........." Guillian reverenció a su señora. "No, no hagas eso Guillian, te estimo y deseo tu felicidad." "Por lo pronto, mira, díme con exactitud todo lo que ha pasado entre tu y Legolas palabra por palabra, hecho por hecho. Necesito saber que acción tomar." Así Guillian le comentó todo a su señora. Sin omitir nada. "Bueno, querida Guillian, hoy en la cena, tu nos acompañarás en el comedor. Vamos a tu habitación para ver que ropas tienes. Verás que el pobre Legolas no mirará lo duro sino lo tupido.". "¿Que quiere decir eso mi señora?" "Que bombardearemos a tu querido Legolas con tus encantos hasta enloquecerlo, pero tu debes negarte ¿entiendes? . Nos valdremos de lo que sea para lograrlo pues debe ser en el tiempo en que estemos aquí." "Pero señora, y que pasará si tenemos éxito y luego se retira a Lothlórien como está planeado?" "Tu estarás casada para entonces con Legolas querida Guillian, prefiero tener una amiga princesa, que una doncella muerta por amor", le dijo sonriéndole Luna a Guillian."

^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^