Capítulo 14 Rendición y Renovamiento.

Legolas le dijo a Luna que quería hablarle a Guillian, pero Luna no quería permitirle la visita. Era mucho para el.

"Legolas, anoche casi mueres. Necesitas descansar." "Pero Luna, yo necesito hablar con ella, por favor. No me hagas esto" "El hecho de que casi mueres y has puesto todo el reino de cabeza. Hubieras visto a tu padre. Te ama sobre todas las cosas Legolas, no seas necio. Por una vez en tu vida obedece. Ya habrá tiempo para que hables con ella. Además como tu reina y señora me debes respeto y obediencia." "Pero Luna......." "No peros......Legolas......" "Y para asegurarme de que nadie entre ni salga....te pondré guardias hasta nuevo aviso" "Pero Luna, ¿acaso estoy prisionero? No puedes hacerme esto." "Silencio príncipe"

Y Luna salió dejando a Legolas con la palabra en la boca. Legolas se paró de la cama, todavía se sentía débil pero logró llegar a la puerta y al abrirla, se encontró con dos guardias.

"Lo sentimos príncipe, pero nuestra señora Elbereth nos dio la orden de no dejarle salir y tenemos que obedecerle".

Legolas cerró la puerta. Sabía como era de necia Luna y lo era mas que el. El era el rey de los necios, pero ella lo redoblaba.

Luna se dirigió a hablar con el rey Thranduil sobre Legolas.

"Compermiso su majestad, perdone que le interrumpa en sus labores pero se trata del príncipe Legolas" "¿Acaso sigue mal?" "No su majestad, no se altere. El amaneció bién aunque un poco combativo. Ya usted le conoce" dijo Luna sonriéndole al rey. El rey sabía de lo que Luna le hablaba. "Si, mi Legolas es bastante necio. En eso se parece a su madre". "Entonces si no es de su salud de lo que me quiere hablar, ¿de que se trata?" "¿Qué planes tiene usted sobre el matrimonio de Legolas rey Thranduil?" "Bueno, planes todavía no. Hay varias doncellas que quisieran lograr el corazón de mi joven príncipe pero creo que el todavía no se ha enamorado.".

"Pues le notifico que el ya está enamorado solo que el no se ha dado cuenta" "¿Cómo? " dijo el rey. "La cosa está así". Y Luna le comentó todo al rey y de que Legolas todavía no sabía que amaba a Guillian sino que el pensaba que solo la deseaba. Tenían que darle un empujón, poner en peligro a Guillian para que Legolas pudiera reaccionar. "¿Pero no será peligroso para esa joven?" preguntó el rey. "En absoluto, ya lo tengo todo planeado, es necesario que ella no hable con el antes de que todo pase". "Con razón su deseo de que su doncella estuviera presente, ahora lo entiendo". El rey estaba muy divertido con todo esto. Ya era tiempo de que el cabezota de su hijo sentara cabeza. Que empezara a tomar seriedad. "Y rey, he descubierto que Legolas está muy celoso de Elladan. Y creame su majestad que Legolas ya partió una mandíbula por Guillian" "Hay que preparar todo. ......" "Ya lo tengo todo resuelto. Legolas ya está bien, pero he dado la orden de que no le dejen salir. Le he puesto guardias. Eso lo desesperará y le hará llegar al estado que deseamos."

Luna fue a ver a su marido pues le había dejado dormido. Al entrar a la habitación no le miró y se intrigó en dónde andaría. Iba a salir cuando escuchó la voz de Haldir llamándole:

"Luna, amor, estoy aquí disfrutando de un rico baño". Luna sonrió y cerró la puerta de la habitación con seguro.

"Amor, ¿cómo es que te has metido a bañarte sin mi ayuda?"

Haldir aprovechó para hacerle una reclamación con toda la intención de cobrarle el favor, sonriendo malévolamente.

"Pues si mi reina hubiera estado aquí conmigo y no con el príncipe Legolas, dedicándole su atención, sería diferente".

Luna lo miró con tanto amor, entendiendo el juego de Haldir y le sonrió tambien con tanto amor.

"Está bién mi señor, estoy en deuda. ¿Me permitiría tallarle su espalda?" "Sí mujer, pero no te vayas a mojar tus vestimentas, quítatelas" "Sí gran jefe guerrero, obedezco sus órdenes".

Y Así Luna se quitó su túnica, se metió a la tina, con su marido y comenzó a tallarle suavemente la espalda. Haciendo a un lado los cabellos largos y tallando suavemente al mismo tiempo que no pudo evitar darle pequeños besos por aquí y por allá. Haldir sentía que pequeños fuegos se iban prendiendo donde su mujer le besaba. Cielos, por los Valares, ¿como es que esa mujer, que había sido virgen, sabía como martirizarlo? Sentía los pechos de Luna que rozaban su espalda y poco a poco sentía que su pasión crecía y que sus grandes ánimos se levantaban. Luego ella se enderezó un poco y comenzó a lamber suavemente la punta de sus orejas. Haldir, sintió desfallecer, las manos de Luna pasaban por su cuello, suavemente, mientras la boca de Luna pasaba de una oreja, cuello y otra oreja al mismo tiempo que Luna pasaba las manos por los pechos de Haldir. Escuchó a su marido comenzar a gemir, le llamaba, le decía:

"Luna........mph.......la puerta.........." "Shhhhhhhh no hables amor, ya está asegurada"

Entonces Haldir se dejó ir, se entregó a su mujer por completo. Luego Haldir la pasó delante de el, de cara a cara, le miró sus pezones erguidos, pensó que eran fabulosos, grandes, pero redondeados, plenos. Los tomó, los besó viendo el placer de ella en su rostro, luego besó su cuello y Luna sintió que las piernas no le sostenían. Su marido se levantó, y le ayudó a salir de la tina, le cargó besándola y la llevó a la cama. La depositó allí y comenzó a secarla con una toalla. El se secaba también. Estaba esplendorosa. El tomó la punta de los dedos de la mano de Luna y comenzó a repartir besos por aquí por allá, fue bajando por el brazo, luego los nacimientos de los pechos, luego comenzó a bajar sobre el vientre, el ombligo, la cintura, le fascinaba ver a su mujer retorciéndose y gimiendo de deseo y de amor por su marido. El sonrió, al ver a su amada. Estaba contento de hacerla felíz, luego bajó por los laterales de Luna, hacia los pies. Los besó cada uno, Luna sentía morirse, a cada beso de Haldir, poco a poco iba subiendo, suavemente, pues ya sabía que a ella le gustaba la delicadeza, y que después se convertía en lo que él deseara. No en balde era el mejor amante entre los elfos. Siguió subiendo por sus rodillas, suavemente repartía pequeños mordiscos y besos, mientras acariciaba las piernas de Luna. Fue subiendo, hasta llegar a sus muslos, que estaban bién delineados y torneados, no había un gramo de grasa. Eran perfectos, aunque para la talla de el, eran pequeños pues Luna era pequeña. Entonces Haldir entreabrió sus piernas, momentáneamente Luna le miró extrañada, pero confió a su marido, le dejaría hacer. No sabía que mas podía hacerle ese elfo, pues era maravilloso. Le vió acercarse a su intimidad, lentamente, mirándole como un tigre, observando sus reacciones. Se acercó lentamente, Luna se arqueaba pues el instinto le indicaba que quería alcanzar el cielo y las estrellas. Haldir besó su parte íntima, Luna no sabía si pensar o sentir, jadeaba, Haldir la estaba matando, no sabía si era correcto o no, pero era lo mas sensual que había sentido jamás. Luna trataba de tomarlo, le acarició sus cabellos rubios, sedosos, entonces Luna, tomó el miembro de Haldir y lo comenzó a tocar, subiendo y bajando primero lentamente, luego fue aumentando la caricia con suma rapidez, Haldir comenzó a gemir, Luna podía sentir el cuerpo de su hombre transpirando y temblando. Luna sintió el deseo de besar el miembro de Haldir y así lo hizo, notó que Haldir se descontrolaba mas, jadeaba, gemía, casi al punto de gritar, Luna también se sentía desfallecer, no podía mas soportar esa tortura y placer que se estaban inflingiendo ambos. Haldir le dijo a Luna que ya no aguantaba mas, Luna sacó el miembro de Haldir y Luna lo sintió dejarle su semilla en sus pechos, mientras ella explotaba en un mar de pasión, los dos jadeaban, transpiraban y aún así reposaron haldir sobre ella, mientras se reponían. Enseguida se recostó junto a su amada. Mirándole los ojos cerrados. De pronto vió que ella lloraba. Sollozaba, estremeciéndose. Haldir se apresuró a tomarla en sus brazos y acurrucarla en su regazo como se hace con un bebé pues ella era tan pequeña, no sabía que le pasaba, pensó que la había lastimado.

"Amor, pequeña mía, mi pequeña Isilme, ¿Te he lastimado bebé? ¿Acaso te he asustado? Lo sabía, soy un bruto, perdóname mi amor, solo quería que probaras el amor tan inmenso que te tengo. Quería amarte de diferentes maneras. Debí pensar que tu te asustarías amor."

"No... amor, bien amado mío, no me has lastimado, solo lloro de felicidad, pues no pensé que hubiera tanta dicha en el mundo. Jamás en mis sueños mas locos llegué a pensar que esto existía. Me has hecho ver las estrellas que tanto aman los elfos, el cielo mismo. He regresado a mi pasado." Haldir sonrió y besó con delicadeza esos ojos llorosos bebiéndose las lágrimas de su mujer. Por los valares, esa mujer tenía todas las representaciones femeninas que puede haber, a veces era una linda y tierna niña, a veces era la amiga perfecta, a veces una leona, apasionada y celosa, o a veces solo la confidente. Ella lo tenía todo. Entonces Haldir, se estremeció y empezó a llorar delante de su mujer, no se apenaba ni había tontos orgullos élficos, lloraba y sus ojos se tornaron mas azules de lo que los tenía. Sus lágrimas escurrian por las mejillas de Luna, mezclándose con los de ella. "¿Haldir, amor, que tienes? Chiquito mio, ¿que pasa? De verdad, te amo y me has hecho muy feliz. No te asustes por mi. Amor.".

"Luna, nim melethril, lloro de felicidad por que te tengo. Me has hecho muy felíz. Si no me hubieses correspondido me hubiera vuelto loco y habría corrido yo solo a hacerle la guerra a algun orco para morir, pues sin ti, no habría vida.".

"¿Sabes? Somos un par de llorones. Amado mio". "Sí mi pequeña llorona".le contestó Haldir, riéndose con ella.

"Haldir, amor, vamos afuera pues tienes que ayudarle al rey con la guardia ahorita que Legolas está indispuesto, por cierto ocupo que me ayudes a planear un secuestro"

Haldir pensó que Luna estaba loca. "¿Cómo que un secuestro? ¿Acaso te volviste loca? ¿A quién quieres secuestrar?" "Shhhh....cálmate amor, ahora te explico como está todo"....

Y Luna le contó a Haldir todo lo que planeaba y según Luna iba contando, Haldir, iba ampliando su sonrisa hasta no aguantar las carcajadas. "Lo dicho, eres un demonio a veces pero tienes mucha razón".

Y así salieron ya los dos vestidos y arreglados. Haldir se fue a lo suyo, a planear lo de Luna y Luna fue a ver si estaba ya la comida para Legolas. Primero fue a hablar con Guillian y la puso a lavar toda su ropa después a plancharla y luego la puso a cocinarle varios postres, el caso es que la quería mantener ocupada, para que no fuera a ver a Legolas. Al llegar con la bandeja de Legolas, le dijo a los guardias que pasara lo que pasara no dejaran entrar a Guillian por nada del mundo.

"Legolas, la comida querido hermano". Legolas estaba durmiendo, como siempre con sus ojos abiertos. Le miró detenidamente. Era bello, si no hubiese conocido a Haldir, seguro se habría enamorado de él. De hecho una de las veces que lo miró en el set de la película, pensó que se veía guapo. Aunque lucía muy diferete con cabellos oscuros como se dejaba ver en el set. Ahora comprendo por que el no se dejaba maquillar por nadie. Nunca le veía en caracterización. Por que el nunca usó las orejas y peluca de utilería. Luna sonrió. "Legolas, príncipe Legolas, la comida" Luna le movía suavemente para despertarlo. Luna se extrañó pues los elfos según sabia ella, eran rápidos y de sueño ligero. Pero el estaba dormido, no despertaba. Se asustó, se aproximó con un espejo para ver si respiraba. Temió lo peor.

"Legolas, despierta por favor, no me asustes."Lo veía muy pálido.

"Oh, por dios, por favor, Valares, que nada le haya sucedido a Legolas".

Entonces iba a comenzar a correr hacia la puerta para llamar al sanador pero en eso una mano la detuvo, los ojos estaban fijos y Legolas pegó un grito.

"¿Te asusté mujer? Ja ja ja ja ja ja" "Imbécil, tarado. Me asustaste." "Shhhh, aquí no existen esos insultos mujer, solo en el mundo de afuera, recuérdalo".

Legolas estaba sentado en la cama y Luna se reía de la situación tan tonta en la que había caído.

"Andale, ponte a comer. La comida se enfría". "Por cierto, la preparó Aratan, dice que te recuperes, va especialmente para ti"

Luna sabía que eso le molestaría y en efecto. Los ojos de Legolas brillaron y se oscurecieron por un pequeño momento. El le tenía mucho celo a Aratan. Pero mientras Legolas siguiera retenido en su habitación, Aratan podía respirar tranquilo. Lo que Luna buscaba era comenzar su plan, provocando la ira de Legolas y el celo por Guillian.

Y así pasaron varios días, Luna necia a no dejar a Guillian ver a Legolas con su debida tristeza. Luna sentía pena por su doncella, en verdad amaba a Legolas pues estaba muriendo de amor por el. Se le miraba silenciosa y cabizbaja. Ya pronto terminaría su martirio. Se lo prometió a su amiga y a ella misma. Legolas se mostraba ya en estado medio caníbal. La furia y la desesperación ya hacían presa de el.

Ese día Haldir le avisó que ya todo estaba listo. Guillian ignoraba el plan de Luna sobre lo del secuestro pues seguramente ella no querría hacer sufrir a Legolas. Asi es que Luna se lo ocultó. Sólo le había dicho lo de ayudarle a coquetearle a Legolas. Bueno, esa noche Legolas asistiría a la cena, por fin. Pero había alguien que no asistiría. Sería Guillian.

"Legolas, querido hermano, pues veo que ya estas restablecido, ya el sanador dio su visto bueno para que salgas de tu habitación. Deseo que tomes un baño pues hueles a medicamento y a tu padre no le hará eso gracia. Ya he ordenado que te preparen el baño pues apestas."

"¿En verdad ya podré salir de la habitación? Me siento felíz y quiero aprovechar para agradecerte lo que hiciste por mi. Mi padre me ha contado todo lo que pasó. Todavía no lo creo, me hubiera gustado estar consciente para haberlo visto. Ahora veo que eres la verdadera Elbereth".

"Vamos, no te pongas ceremonioso. Ya sabes que no me gusta tanto protocolo. Yo no se si seré Elbereth o no, pues cuando esas cosas pasan, es como no estar, como que estoy en trance. Y luego no recuerdo que eso haya pasado, pero según me dicen, asi es".

"Bueno, al agua querido hermano. Te esperamos en el comedor." "Luna, ¿e sigue asistiendo Guillian en persona?" "Si, Legolas, ¿quién mas si no ella?

Luna lo dejó solo para que se bañara, seguramente el pobre se perfumaría y se pondría su mejor traje para ver a Guillian, se sentía mal por su amigo, pero le estaba haciendo un bién, ya después el lo sabría.

"Te esperamos en el comedor Legolas". "Si Luna, y gracias" dijo Legolas dando un salto muy ágil de la cama y lo alcanzó a ver que se introducía al cuarto de baño.

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