Capítulo 16 Sangre Nueva.
Estaban Haldir y Luna acurrucados una contra otro, cuándo Haldir sintió a Luna aventar las mantas y salir de la cama descalza, corriendo hacia el baño, y Haldir le alcanzó justo cuándo vió que Luna se encontraba sobre la tina, con medio torso inclinado y le vió volver el estómago. Quiso ayudarle de alguna manera, se inclinó sobre ella y le sostuvo su estomago, suavemente. No quería hacerle sentir mal, su rostro tenía un color muy pálido y no paraba de volver el estómago. Una descarga, un ligero respiro, luego otra, y así estuvo por un momento mas hasta que sintió que ya estaba un poco mejor. Se quiso poner de pie pero buscó vanamente en el aire. Haldir tomó su mano y le ayudó. Ella se enjuagó y Haldir le cargó y enseguida la llevó a la cama. El estaba serio, sus ojos mostraban preocupación, no quería perder a su niña. Ya una vez estuvo a punto y casi creyó volverse loco de la desesperación. Luna se veía pálida, desfalleciente. Le dijo:
"Amor, iré por el sanador ahorita mismo". "No pequeño elfo, se me pasará enseguida. Solo es un malestar pasajero. Quizás algo me cayó mal de lo que he comido". "Pero amor, ni siquiera has comido" replicó Haldir. "No insistas mi vida, mejor vamos a dormir".
Haldir ya no le insistió a Luna para no molestarla, pero fingió dormir. La acurrucó entre sus brazos, le cobijó y así terminaron la noche. Una en brazos del otro.
Cuando amaneció, Luna se sentía enfadada. Pero no quería decir nada. Solo fijó sus pupilas sobre Haldir, pobrecillo, se notaba preocupado, pero no podía dejar de sentir esa rabia. Se paró, se fue a bañar, se vistió y salió a prepararle el desayuno a su amor. Al salir de la habitación Haldir todavía dormía, con sus bellos ojos azules.
Luna llegó a la cocina y Aratan ya estaba ahí, le saludó: "Mi señora, buenos días. ¿Sabe como está la doncella Guillian?" Luna sonrió al elfo. "No te preocupes Aratan, pues Guillian espero que este bien. No le he visto ahora pero en seguida ire a verle. Por cierto, ya no será mas mi doncella. Será la princesa de Mirkwood, pues se ha comprometido con el príncipe Legolas". Luna le dijo esto de la manera mas atenta pues sabía que Aratan había comenzado a interesarse en Guillian. Vió en su cara una pequeña decepción, pero instantáneamente se repuso. Pensó Luna: "Ah, mis queridos elfos, tan orgullosos, ellos siempre tan serenos, tan dignos. Cualquier cosa los tumbara a solas pero el orgullo los levanta. En verdad son una raza extraordinaria. Si los humanos tuviéramos una pizca de sus almas.".
"Por favor Aratan, ¿podría prepararle una bandeja a mi esposo y dejarla en la mesilla del corredor?" "Será un placer para este elfo servirle al capitán Haldir de Lórien, mi señora Elbereth".
Y así Luna se fue hacia la recámara de Legolas que era dónde estaba Guillian, al llegar a la puerta, tocó suavemente y Legolas abrió la puerta.
Legolas hizo una reverencia ante Luna y le indicó que pasara.
"¿Cómo sigue Guillian mi hermano? ¿Pasó bién la noche?" "Sí Luna. Ella estuvo tranquila"
En eso Guillian comenzó a despertar. Se movió y al ver que estaba ahí Luna se quiso incorporar.
"Mi señora.....perdón, no me he levantado.....ensegui........" "Shhhhhhhh, tranquila amiga. Ya no me servirás mas. Por el día de hoy puedes seguir en la cama reposando" Decía esto Luna mientras le revisaba el golpe que había recibido en el rostro. Parecía que ya había cerrado, limpió la herida y le puso de nuevo el ungüento cicatrizante. Sólo se le veía un gran cardenal alrededor de la herida. "Bueno, listo, ya estás como nueva. " "¿Pero mi señora, como es que dice que no le voy a servir? Es que acaso no sirvo para su servicio señora?" dijo Guillian con los ojos llorosos y bajando la mirada.
"Querida Guillian, tu servicio ha sido el mejor que nunca he tendio, pero la razón te la explicará el príncipe Legolas", decía Luna tomándola de la barbilla y levantando su rostro élfico y limpió sus lagrimas con sus manos y le besó en la frente.
"Legolas, habla con ella y cuida de decir correctamente las cosas ¿Entendiste?" "Si querida señora, y gracias" Luna les dejó solos. Ya necesitaban hablar.
Al llegar al pasillo donde estaba su habitación, Luna miró ya la bandeja para Haldir. La tomó y entró con ella para llevarle comida a su amado.
Seguía dormido. Luna se aproximó a el y le empezó a besar suavemente. Entonces Haldir la tomó con sus manos y le pasó del otro lado de la cama, levantándola y recostándola y ella se asustó y le comenzó a pegar. "Haldir, me asustaste, mi amor, no me hagas esto" "Escuche señora, es una malvada por despertar a un elfo ¿comprende? Ahora su acción será castigada con la sentencia mas dura de Lothlórien" Luna gritó: "AAAAhhhhhhhhhhhh, nooooooooooooooooo déjeme Señor elfo. " decía esto mientras ella reía a carcajadas y Haldir le hacía cosquillas en sus costillas y ella manoteaba y pataleaba, pero la superioridad por fin se impuso y el le dijo posándose encima de ella:
"¿Acaso sabes cuál es el castigo de Lórien mujercita humana? Morirás por amor. Te atormentaré hasta que pidas clemencia", entonces Luna se le escapó a Haldir y empezó a correr por toda la habitación riendo y gritando y Haldir se levantó cuán grande era a por su mujer. También reía y jamás se había sentido así. Por fin sus dotes de cazador habían surtido efecto y atrapó a su presa. Le cargó en hombros como un ciervo y le depositó en la cama pero ahora si se aseguró de que no escapara, cubriéndola bién con su cuerpo y tomando sus manos hacia arriba, con una sola mano, mientras le aseguraba del hombro con la otra. Entonces buscó su boca, ella se quedó quieta, entonces ella quiso dar el ultimo grito de batalla pero el le interrumpió con beso apasionado. Ella no gritó mas.
Por el pasillo, iba pasando el rey Thandruil, pensando. "Este palacio se ha convertido en un nido de amor. Quise buscar a mi hijo, pero el está ocupado con su amada. Ahora vengo a buscar a mi señora Elbereth pero por lo que oigo se encuentra discerniendo con su esposo sobre las batallas que deberá haber aquí." Dijo sonriendo. "Me empiezo a sentir extraño con tanto amor por los alrededores" pensó el rey con alegría en su corazón de ver que su hijo por fin había encontrado el verdadero amor, pues había sido el mas reacio de todos sus hijos a formalizar una relación pues siempre lo contraatacaba con que el permanecería soltero, que todavía había muchos bosques en tierra media que descubrir.
Se fué a realizar sus actividades.
Y así pasaron varias semanas. Todos conviviendo felizmente. Los hombres en pos de desterrar a los entes oscuros que restaban en el Bosque Negro. Mientras tanto, Guillian preparaba su boda para la siguiente primavera. Se sentía resplandeciente. Y todo gracias a su señora. Mientras que otra de las doncellas de Mirkwood se hacía ahora cargo de Luna. Que era la única que la estaba pasando mal. Los vómitos continuaban pero prefería tratar de ocultárselos a Haldir, para que no interrumpiese la limpia de Mirkwood, pues sabía que tenía que ayudar para desterrar a esos entes malditos. Ella había sido principal testigo del horror que pueden infundir esos seres con su evento de la araña.
Un día ya sentados todos ante la mesa, esperando que sirvieran la cena. Esa tarde los hombres llegaron con la felíz noticia que Mirkwood estaba ya limpio, y que pronto volvería a ser Bosque Verde y no Bosque Negro. Luna se dirigió hacia la ventana para dar gracias a su estrella por tanta felicidad, antes de ingerir algún bocado. Iba preciosa con un vestido guinda con adornos hilados de plata. En eso estaba ella hablando con su estrella, pues ya todos sabían que ella adoptó esa costumbre, y le esperaban. Cuándo sucedió lo inesperado, pues todos vieron como Luna al querer girar para tornar a la mesa, cuando se desplomó cayendo al piso. Todos se quedaron pasmados. Haldir voló por no decir mas. Le giró. Estaba muy pálida. El rey gritó que trajeran al sanador a la brevedad posible. Haldir le tomó en sus brazos y la llevó a un sofá cercano. La depositó y trataba de reanimarla como podía. Luna trajo las sales de prisa. Haldir le dio a oler las sales. Luna comenzó a reaccionar. Abrió sus ojos, miró lentamente a Haldir y le sonrió: "¿Que ha pasado? Haldir, ¿Por qué están todos mirándome?" "Shhhh tranquila Nim Melethril, pequeña mia, no te muevas. Todo está bien. Te desmayste al parecer. Enseguida te llevo a la habitación". "Haldir, amor, yo puedo ir por mi propio pie amor" "Niña, no te pongas necia ahora,por favor" "Haldir, te digo que puedo sola" Luna se intentó parar pero al tratar de hacerlo y comenzar a caminar, las piernas se le doblaron. Como Haldir estaba a su lado, la cargó y rápido la llevó a su lecho. Estaba muy preocupado. Ya cuando la instaló y le había puesto su bata de noche, llegó el sanador diciendo: "Por favor, salgan todos, la reina necesita aire. La voy a revisar."
"¿Qué fue lo que pasó Capitán?" "Ella se ha estado sintiendo mal, ha tenido varios episodios de vómitos, no ha comido bién estos días, la he visto marearse y ahora se ha desmallado. Al menos es el único que yo he visto pues se que me quiere esconder sus síntomas pero yo le vigilo mas cerca de lo que ella cree".
"Mph...."dijo el sanador pensativo. "Necesito Auscultarla capitán, con su venia"
Haldir sintió que su rabia crecía, no quería que nadie viera a su mujer ni le tocase jamás pero comprendió que el único interés del sanador era científico. "Está bien, haga lo que tenga que hacer".
El sanador abrió la bata de Luna a la altura del vientre y comenzó a tocar el vientre por aquí y por allá, preguntándole a Luna si le dolía. Al terminar, cerró la bata de la dama y le quiso preguntar.
"Mi señora, le haré unas preguntas muy confidenciales pero espero que me las pueda contestar con sinceridad" "Si puedo, lo hare Señor".
Y así estuvo el médico por cosa de 10 minutos preguntando y Luna respondiendo. El sanador abrió la puerta y dejó pasar a Guillian, Legolas, Elladan, el rey y los príncipes. Estaban todos preocupados por Luna. El Sanador habló: "Les he reunido a todos los integrantes de esta reunión forzosa para darles una noticia sobre la salud de la Reina Varda, Señora Elbereth de los Valares. "
"¿Acaso es que a Luna le aqueja un mal mortal? Preguntó Legolas. Con bastante preocupación. "Mi joven príncipe, no, la dama está en perfecto estado de salud. Lo que le aqueja a nuestra señora es lo mas normal".
Luna y Haldir estaban tomados de la mano, la cabeza de Luna estaba sobre las piernas de su amado. Oyendo el pronóstico del Sanador".
"Es un mal que aqueja a todas las mujeres, sean elfas, humanas, o cualquier raza. Nuestra señora dará a luz a cuatro productos. Se encuentra embarazada. Tendrá cuatro hijos al menos.".
Todos se quedaron impávidos con la noticia. Haldir estaba rojo de su cara. No podía coordinar ni asimilar la noticia. Legolas sonrió y se abrazó a Guillian. El rey solo ató a abrazarse a sus hijos restantes. Elladan estaba tan incrédulo como todos. Luna abrió la boca y luego la cerró al ver que ninguna palabra salió de ella.
"¿4 hijos? ¿estaba embarazada? Díos mio, no puedo creerlo. ¿Yo embarazada?" decía la pobre Luna sin dar crédito a sus palabras.
Todos miraron a Haldir pues el no había dicho ninguna palabra. También Luna miró a su marido preocupada por él
Haldir seguía estando todo rojo como la grana. Solo apretaba la mano de Luna, conteniendo una emoción que no podía descargar. Luna se estaba asustando, temía que a su amado no le estuviera agradando la idea de ser padre. Y para colmo de cuatro había dicho el sanador. Luna comenzó a parpadear sintiéndose morir, pues creía que Haldir no quería a esos bebes, fruto de su amor. No, eso no le podía estar pasando a ella. Entonces Luna sintió una gota en su mano, volteó a ver a Haldir, estaba con los cabellos sobre los lados de su rostro, Luna levantó el mechón de su lado y miró a su marido que sus ojos lloraban inconsolablemente, no podía parar y estaba como en shock. Entonces Luna le habló tímidamente:
"Haldir, mi amor, mi elfo mas amado, tu sabes que eres mi vida entera, ¿que te sucede mi amor? ¿Es acaso que no quieres a los bebés? Hablame amor, díme algo chiquito mío" decía Luna con la voz mas suavizada que pudo encontrar. Temía tanto por la respuesta de Haldir pero también quería saber.
Entonces Haldir se abrazó a Luna. La abrazaba fuertemente y Haldir enterró su cara sobre el cuello de Luna, estremeciéndose, llorando desgarradoramente. Luna jamás había visto llorar a un hombre y menos así con tanta desesperación. Todos estaban sorprendidos pues en toda Tierra Media, ningún elfo había roto la represa de su corazón de ese modo, siempre lloraban solos o en silencio, quedamente, como temiendo que su madre la naturaleza les escuchara. Siempre habían sido orgullosos de su raza y querían hacerla sentir asi: que eran incólumes. Haldir se prendía de Luna, con desesperación como si una fuerza invisible se la quisiera quitar. El no la quería soltar. Ya le estaba apretando mas de lo debido. Luna se empezó a quejar. "Haldir, amor, me lastimas, me ahogas" Legolas corrió junto con Elladan a tratar de separar a Haldir de Luna pues comenzaba a hacerle daño.
Pero fue inútil. Entonces Luna ahogándose les hizo una seña que se retiraran todos. Todos obedecieron. Les dejaron solos. Luna sentía que perdería el conocimiento pero con su último aliento le habló a Haldir:
"Haldir, mi pequeño elfo, mírame amor, que mis ojos solo tienen mas que amor para ti". Y luna tocó la mejilla de su marido casi imperceptivamente. Entonces Haldir se desprendió de Luna y se incó a sus pies pidiéndole perdón:
"Luna, chiquita mía, Nim Melethril Elen sila lúmenn 'omentielvo, silivren pennamíriel o menel aglar elenath! Na-chaered palan-díriel O galadhremmin ennorath Nim Melethril le linnathon
A Elbereth Gilthoniel o menl palan -diriel, le nallon Si di-nguruthos! A tiro nin, Fanuilos!
"Oh, Haldir, amado mio, dime que acongoja tu corazón. ¿Acaso ya no me amas o dime si no amas a nuestros pequeños elfos que duermen en mi vientre?"
Haldir seguía llorando ya mas suave pero aún las lágrimas recorrían sus mejillas.
"Amada mía, no te asuste mi reacción, si, te amo. Te amo y por ti daría mi vida entera y no se diga que por mis pequeños que están ahora dentro de ti mi vida. También daría mi vida por ellos, son mi máxima gloria y orgullo.".
"¿Entonces mi amor? ¿Por qué has roto en ese llanto tan desgarrador amado mío?, que preocupa tu corazón mi amor?"
"Isilme mia, mi señora. ¿Recuerdas que antes de desposarnos, una vez Galadriel habló conmigo a solas?" "Sí amor, pero que tiene que ver Galadriel en todo esto? No comprendo" "Espera amor, ahora te explico, y ruego a los Valares que tu perdón me sea concedido por no haberte dicho nada mi reina. Galadriel fue a explicarme una parte de aquélla profecía. Una que no le mencionó a nadie, pues a nadie correspondía. Sólo a ti, la Reina Elbereth y al guerrero que te desposara. Pero es tan asombroso que ni yo puedo creer lo que me dijo esa tarde la dama Galadriel. ¿Recuerdas que la profecía mencionó que la semilla del guerrero sería reproducida en cuatro? Pues ahora sé que son mis 4 hijos que crecen dentro de ti, Isilme mia. Pero eso no es todo."
"¿Acaso hay algo mas amado mío?" dijo Luna.
"Sí mi amor, escúchame y dejame terminar, y así podrás comprender el porque de mi llanto"
Y siguieron hablando largo y tendido, sin Luna interrumpir, conociendo poco a poco la pena de su marido.
Al final, decidieron afrontar lo que viniera juntos. Con su amor, tratarían de superar todos sus problemas y si algo pasaba alguna vez, se juraron uno al otro que el que quedara no iba a sacrificarse, sino que iba a esperar hasta llegar a los dominios de Mandos para reunirse uno con otro.
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Estaban Haldir y Luna acurrucados una contra otro, cuándo Haldir sintió a Luna aventar las mantas y salir de la cama descalza, corriendo hacia el baño, y Haldir le alcanzó justo cuándo vió que Luna se encontraba sobre la tina, con medio torso inclinado y le vió volver el estómago. Quiso ayudarle de alguna manera, se inclinó sobre ella y le sostuvo su estomago, suavemente. No quería hacerle sentir mal, su rostro tenía un color muy pálido y no paraba de volver el estómago. Una descarga, un ligero respiro, luego otra, y así estuvo por un momento mas hasta que sintió que ya estaba un poco mejor. Se quiso poner de pie pero buscó vanamente en el aire. Haldir tomó su mano y le ayudó. Ella se enjuagó y Haldir le cargó y enseguida la llevó a la cama. El estaba serio, sus ojos mostraban preocupación, no quería perder a su niña. Ya una vez estuvo a punto y casi creyó volverse loco de la desesperación. Luna se veía pálida, desfalleciente. Le dijo:
"Amor, iré por el sanador ahorita mismo". "No pequeño elfo, se me pasará enseguida. Solo es un malestar pasajero. Quizás algo me cayó mal de lo que he comido". "Pero amor, ni siquiera has comido" replicó Haldir. "No insistas mi vida, mejor vamos a dormir".
Haldir ya no le insistió a Luna para no molestarla, pero fingió dormir. La acurrucó entre sus brazos, le cobijó y así terminaron la noche. Una en brazos del otro.
Cuando amaneció, Luna se sentía enfadada. Pero no quería decir nada. Solo fijó sus pupilas sobre Haldir, pobrecillo, se notaba preocupado, pero no podía dejar de sentir esa rabia. Se paró, se fue a bañar, se vistió y salió a prepararle el desayuno a su amor. Al salir de la habitación Haldir todavía dormía, con sus bellos ojos azules.
Luna llegó a la cocina y Aratan ya estaba ahí, le saludó: "Mi señora, buenos días. ¿Sabe como está la doncella Guillian?" Luna sonrió al elfo. "No te preocupes Aratan, pues Guillian espero que este bien. No le he visto ahora pero en seguida ire a verle. Por cierto, ya no será mas mi doncella. Será la princesa de Mirkwood, pues se ha comprometido con el príncipe Legolas". Luna le dijo esto de la manera mas atenta pues sabía que Aratan había comenzado a interesarse en Guillian. Vió en su cara una pequeña decepción, pero instantáneamente se repuso. Pensó Luna: "Ah, mis queridos elfos, tan orgullosos, ellos siempre tan serenos, tan dignos. Cualquier cosa los tumbara a solas pero el orgullo los levanta. En verdad son una raza extraordinaria. Si los humanos tuviéramos una pizca de sus almas.".
"Por favor Aratan, ¿podría prepararle una bandeja a mi esposo y dejarla en la mesilla del corredor?" "Será un placer para este elfo servirle al capitán Haldir de Lórien, mi señora Elbereth".
Y así Luna se fue hacia la recámara de Legolas que era dónde estaba Guillian, al llegar a la puerta, tocó suavemente y Legolas abrió la puerta.
Legolas hizo una reverencia ante Luna y le indicó que pasara.
"¿Cómo sigue Guillian mi hermano? ¿Pasó bién la noche?" "Sí Luna. Ella estuvo tranquila"
En eso Guillian comenzó a despertar. Se movió y al ver que estaba ahí Luna se quiso incorporar.
"Mi señora.....perdón, no me he levantado.....ensegui........" "Shhhhhhhh, tranquila amiga. Ya no me servirás mas. Por el día de hoy puedes seguir en la cama reposando" Decía esto Luna mientras le revisaba el golpe que había recibido en el rostro. Parecía que ya había cerrado, limpió la herida y le puso de nuevo el ungüento cicatrizante. Sólo se le veía un gran cardenal alrededor de la herida. "Bueno, listo, ya estás como nueva. " "¿Pero mi señora, como es que dice que no le voy a servir? Es que acaso no sirvo para su servicio señora?" dijo Guillian con los ojos llorosos y bajando la mirada.
"Querida Guillian, tu servicio ha sido el mejor que nunca he tendio, pero la razón te la explicará el príncipe Legolas", decía Luna tomándola de la barbilla y levantando su rostro élfico y limpió sus lagrimas con sus manos y le besó en la frente.
"Legolas, habla con ella y cuida de decir correctamente las cosas ¿Entendiste?" "Si querida señora, y gracias" Luna les dejó solos. Ya necesitaban hablar.
Al llegar al pasillo donde estaba su habitación, Luna miró ya la bandeja para Haldir. La tomó y entró con ella para llevarle comida a su amado.
Seguía dormido. Luna se aproximó a el y le empezó a besar suavemente. Entonces Haldir la tomó con sus manos y le pasó del otro lado de la cama, levantándola y recostándola y ella se asustó y le comenzó a pegar. "Haldir, me asustaste, mi amor, no me hagas esto" "Escuche señora, es una malvada por despertar a un elfo ¿comprende? Ahora su acción será castigada con la sentencia mas dura de Lothlórien" Luna gritó: "AAAAhhhhhhhhhhhh, nooooooooooooooooo déjeme Señor elfo. " decía esto mientras ella reía a carcajadas y Haldir le hacía cosquillas en sus costillas y ella manoteaba y pataleaba, pero la superioridad por fin se impuso y el le dijo posándose encima de ella:
"¿Acaso sabes cuál es el castigo de Lórien mujercita humana? Morirás por amor. Te atormentaré hasta que pidas clemencia", entonces Luna se le escapó a Haldir y empezó a correr por toda la habitación riendo y gritando y Haldir se levantó cuán grande era a por su mujer. También reía y jamás se había sentido así. Por fin sus dotes de cazador habían surtido efecto y atrapó a su presa. Le cargó en hombros como un ciervo y le depositó en la cama pero ahora si se aseguró de que no escapara, cubriéndola bién con su cuerpo y tomando sus manos hacia arriba, con una sola mano, mientras le aseguraba del hombro con la otra. Entonces buscó su boca, ella se quedó quieta, entonces ella quiso dar el ultimo grito de batalla pero el le interrumpió con beso apasionado. Ella no gritó mas.
Por el pasillo, iba pasando el rey Thandruil, pensando. "Este palacio se ha convertido en un nido de amor. Quise buscar a mi hijo, pero el está ocupado con su amada. Ahora vengo a buscar a mi señora Elbereth pero por lo que oigo se encuentra discerniendo con su esposo sobre las batallas que deberá haber aquí." Dijo sonriendo. "Me empiezo a sentir extraño con tanto amor por los alrededores" pensó el rey con alegría en su corazón de ver que su hijo por fin había encontrado el verdadero amor, pues había sido el mas reacio de todos sus hijos a formalizar una relación pues siempre lo contraatacaba con que el permanecería soltero, que todavía había muchos bosques en tierra media que descubrir.
Se fué a realizar sus actividades.
Y así pasaron varias semanas. Todos conviviendo felizmente. Los hombres en pos de desterrar a los entes oscuros que restaban en el Bosque Negro. Mientras tanto, Guillian preparaba su boda para la siguiente primavera. Se sentía resplandeciente. Y todo gracias a su señora. Mientras que otra de las doncellas de Mirkwood se hacía ahora cargo de Luna. Que era la única que la estaba pasando mal. Los vómitos continuaban pero prefería tratar de ocultárselos a Haldir, para que no interrumpiese la limpia de Mirkwood, pues sabía que tenía que ayudar para desterrar a esos entes malditos. Ella había sido principal testigo del horror que pueden infundir esos seres con su evento de la araña.
Un día ya sentados todos ante la mesa, esperando que sirvieran la cena. Esa tarde los hombres llegaron con la felíz noticia que Mirkwood estaba ya limpio, y que pronto volvería a ser Bosque Verde y no Bosque Negro. Luna se dirigió hacia la ventana para dar gracias a su estrella por tanta felicidad, antes de ingerir algún bocado. Iba preciosa con un vestido guinda con adornos hilados de plata. En eso estaba ella hablando con su estrella, pues ya todos sabían que ella adoptó esa costumbre, y le esperaban. Cuándo sucedió lo inesperado, pues todos vieron como Luna al querer girar para tornar a la mesa, cuando se desplomó cayendo al piso. Todos se quedaron pasmados. Haldir voló por no decir mas. Le giró. Estaba muy pálida. El rey gritó que trajeran al sanador a la brevedad posible. Haldir le tomó en sus brazos y la llevó a un sofá cercano. La depositó y trataba de reanimarla como podía. Luna trajo las sales de prisa. Haldir le dio a oler las sales. Luna comenzó a reaccionar. Abrió sus ojos, miró lentamente a Haldir y le sonrió: "¿Que ha pasado? Haldir, ¿Por qué están todos mirándome?" "Shhhh tranquila Nim Melethril, pequeña mia, no te muevas. Todo está bien. Te desmayste al parecer. Enseguida te llevo a la habitación". "Haldir, amor, yo puedo ir por mi propio pie amor" "Niña, no te pongas necia ahora,por favor" "Haldir, te digo que puedo sola" Luna se intentó parar pero al tratar de hacerlo y comenzar a caminar, las piernas se le doblaron. Como Haldir estaba a su lado, la cargó y rápido la llevó a su lecho. Estaba muy preocupado. Ya cuando la instaló y le había puesto su bata de noche, llegó el sanador diciendo: "Por favor, salgan todos, la reina necesita aire. La voy a revisar."
"¿Qué fue lo que pasó Capitán?" "Ella se ha estado sintiendo mal, ha tenido varios episodios de vómitos, no ha comido bién estos días, la he visto marearse y ahora se ha desmallado. Al menos es el único que yo he visto pues se que me quiere esconder sus síntomas pero yo le vigilo mas cerca de lo que ella cree".
"Mph...."dijo el sanador pensativo. "Necesito Auscultarla capitán, con su venia"
Haldir sintió que su rabia crecía, no quería que nadie viera a su mujer ni le tocase jamás pero comprendió que el único interés del sanador era científico. "Está bien, haga lo que tenga que hacer".
El sanador abrió la bata de Luna a la altura del vientre y comenzó a tocar el vientre por aquí y por allá, preguntándole a Luna si le dolía. Al terminar, cerró la bata de la dama y le quiso preguntar.
"Mi señora, le haré unas preguntas muy confidenciales pero espero que me las pueda contestar con sinceridad" "Si puedo, lo hare Señor".
Y así estuvo el médico por cosa de 10 minutos preguntando y Luna respondiendo. El sanador abrió la puerta y dejó pasar a Guillian, Legolas, Elladan, el rey y los príncipes. Estaban todos preocupados por Luna. El Sanador habló: "Les he reunido a todos los integrantes de esta reunión forzosa para darles una noticia sobre la salud de la Reina Varda, Señora Elbereth de los Valares. "
"¿Acaso es que a Luna le aqueja un mal mortal? Preguntó Legolas. Con bastante preocupación. "Mi joven príncipe, no, la dama está en perfecto estado de salud. Lo que le aqueja a nuestra señora es lo mas normal".
Luna y Haldir estaban tomados de la mano, la cabeza de Luna estaba sobre las piernas de su amado. Oyendo el pronóstico del Sanador".
"Es un mal que aqueja a todas las mujeres, sean elfas, humanas, o cualquier raza. Nuestra señora dará a luz a cuatro productos. Se encuentra embarazada. Tendrá cuatro hijos al menos.".
Todos se quedaron impávidos con la noticia. Haldir estaba rojo de su cara. No podía coordinar ni asimilar la noticia. Legolas sonrió y se abrazó a Guillian. El rey solo ató a abrazarse a sus hijos restantes. Elladan estaba tan incrédulo como todos. Luna abrió la boca y luego la cerró al ver que ninguna palabra salió de ella.
"¿4 hijos? ¿estaba embarazada? Díos mio, no puedo creerlo. ¿Yo embarazada?" decía la pobre Luna sin dar crédito a sus palabras.
Todos miraron a Haldir pues el no había dicho ninguna palabra. También Luna miró a su marido preocupada por él
Haldir seguía estando todo rojo como la grana. Solo apretaba la mano de Luna, conteniendo una emoción que no podía descargar. Luna se estaba asustando, temía que a su amado no le estuviera agradando la idea de ser padre. Y para colmo de cuatro había dicho el sanador. Luna comenzó a parpadear sintiéndose morir, pues creía que Haldir no quería a esos bebes, fruto de su amor. No, eso no le podía estar pasando a ella. Entonces Luna sintió una gota en su mano, volteó a ver a Haldir, estaba con los cabellos sobre los lados de su rostro, Luna levantó el mechón de su lado y miró a su marido que sus ojos lloraban inconsolablemente, no podía parar y estaba como en shock. Entonces Luna le habló tímidamente:
"Haldir, mi amor, mi elfo mas amado, tu sabes que eres mi vida entera, ¿que te sucede mi amor? ¿Es acaso que no quieres a los bebés? Hablame amor, díme algo chiquito mío" decía Luna con la voz mas suavizada que pudo encontrar. Temía tanto por la respuesta de Haldir pero también quería saber.
Entonces Haldir se abrazó a Luna. La abrazaba fuertemente y Haldir enterró su cara sobre el cuello de Luna, estremeciéndose, llorando desgarradoramente. Luna jamás había visto llorar a un hombre y menos así con tanta desesperación. Todos estaban sorprendidos pues en toda Tierra Media, ningún elfo había roto la represa de su corazón de ese modo, siempre lloraban solos o en silencio, quedamente, como temiendo que su madre la naturaleza les escuchara. Siempre habían sido orgullosos de su raza y querían hacerla sentir asi: que eran incólumes. Haldir se prendía de Luna, con desesperación como si una fuerza invisible se la quisiera quitar. El no la quería soltar. Ya le estaba apretando mas de lo debido. Luna se empezó a quejar. "Haldir, amor, me lastimas, me ahogas" Legolas corrió junto con Elladan a tratar de separar a Haldir de Luna pues comenzaba a hacerle daño.
Pero fue inútil. Entonces Luna ahogándose les hizo una seña que se retiraran todos. Todos obedecieron. Les dejaron solos. Luna sentía que perdería el conocimiento pero con su último aliento le habló a Haldir:
"Haldir, mi pequeño elfo, mírame amor, que mis ojos solo tienen mas que amor para ti". Y luna tocó la mejilla de su marido casi imperceptivamente. Entonces Haldir se desprendió de Luna y se incó a sus pies pidiéndole perdón:
"Luna, chiquita mía, Nim Melethril Elen sila lúmenn 'omentielvo, silivren pennamíriel o menel aglar elenath! Na-chaered palan-díriel O galadhremmin ennorath Nim Melethril le linnathon
A Elbereth Gilthoniel o menl palan -diriel, le nallon Si di-nguruthos! A tiro nin, Fanuilos!
"Oh, Haldir, amado mio, dime que acongoja tu corazón. ¿Acaso ya no me amas o dime si no amas a nuestros pequeños elfos que duermen en mi vientre?"
Haldir seguía llorando ya mas suave pero aún las lágrimas recorrían sus mejillas.
"Amada mía, no te asuste mi reacción, si, te amo. Te amo y por ti daría mi vida entera y no se diga que por mis pequeños que están ahora dentro de ti mi vida. También daría mi vida por ellos, son mi máxima gloria y orgullo.".
"¿Entonces mi amor? ¿Por qué has roto en ese llanto tan desgarrador amado mío?, que preocupa tu corazón mi amor?"
"Isilme mia, mi señora. ¿Recuerdas que antes de desposarnos, una vez Galadriel habló conmigo a solas?" "Sí amor, pero que tiene que ver Galadriel en todo esto? No comprendo" "Espera amor, ahora te explico, y ruego a los Valares que tu perdón me sea concedido por no haberte dicho nada mi reina. Galadriel fue a explicarme una parte de aquélla profecía. Una que no le mencionó a nadie, pues a nadie correspondía. Sólo a ti, la Reina Elbereth y al guerrero que te desposara. Pero es tan asombroso que ni yo puedo creer lo que me dijo esa tarde la dama Galadriel. ¿Recuerdas que la profecía mencionó que la semilla del guerrero sería reproducida en cuatro? Pues ahora sé que son mis 4 hijos que crecen dentro de ti, Isilme mia. Pero eso no es todo."
"¿Acaso hay algo mas amado mío?" dijo Luna.
"Sí mi amor, escúchame y dejame terminar, y así podrás comprender el porque de mi llanto"
Y siguieron hablando largo y tendido, sin Luna interrumpir, conociendo poco a poco la pena de su marido.
Al final, decidieron afrontar lo que viniera juntos. Con su amor, tratarían de superar todos sus problemas y si algo pasaba alguna vez, se juraron uno al otro que el que quedara no iba a sacrificarse, sino que iba a esperar hasta llegar a los dominios de Mandos para reunirse uno con otro.
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