Capítulo 18. El Camino a Lothlórien.
Todo estaba planeado y detalladamente elaborado para que el viaje fuera lo mas rápido pero menos fatigoso para Luna. Viajarían a un costado del Río Gris hasta llegar a Carroca y se dirigirían por el Anduín hasta llegar a Viejo Vado donde Elrond, Legolas y Elladan se apartarían para cruzar las montañas nubladas para dirigirse hacia Imladris. Así llendo por el Anduín, Luna no se fatigaría tanto y sería mas rápido. Desembarcarían en las costas de Lothlórien pasando por los campos gladios.
Allá en Carroca ya les esperaban un grupo de Elfos que con tiempo habían viajado para alistar unas canoas. Las suficientes para que la reina Elbereth fuera cómoda. Luna iba tranquila, a ratos dormitaba pues Haldir le había dado de el mismo elíxir que ya anteriormente había probado de la frontera norte hacia Rivendel. No querían que se cansara ni se agotara. Así a veces paraban para que ella estirara sus piernas y fuera a hacer de sus necesidades pues con el embarazo éstas aumentaban. Ella estaba admirada de las bellezas que miraba, que por cierto ya ahora admiraba y apreciaba la belleza y la quietud de los bosques. Reflejaban tanta paz.
Mientras tanto, en Lothlórien, el mensajero ya había llegado, se le dio una buena bienvenida pues uno de los mandatos de Luna era que todos los elfos, fueran de las tribus que fueran, se hermanaran. Pero aún así, por una prudencia muy cuidada de miles de años, se le interrogó a que venía a la ciudad dorada. Cuándo el confesó que iba a dar un mensaje a la dama Galadriel de parte de el rey Thandruil, y que se refería a la dama rosada, a la misma Elbereth, le llevaron hacia la ciudad dorada, ante la dama Galadriel. Ella ordenó enseguida que se le atendiera y se le proveyera de lo necesario. Y así fue atendido. Se le llevó a su flet particular. Galadriel llamó a un mozo y le preguntó:
"¿Que guardia tiene Finwé? ¿Está ahora libre en su flet?" "Sí mi señora. Anoche durmió en su flet y el día de hoy descansará". "Por favor, id a decirle que venga ante mi, pues deseo hablar con el y darle algunas órdenes y si está por allí Orophin, que también vengan".
"Enseguida mi señora" Y así salió el elfo a cumplir la órden.
Al rato llegaron los dos prestos a escuchar a su dama.
Se asomó el guardia para anunciar a Orophin y Finwé.
"Mi señora, los dos elfos que has solicitado, han llegado". "Hazlos pasar, por favor".
Los dos pasaron e hicieron una reverencia. "Mi señora, nos has mandado llamar".
"Mis dos mejores hombres, después de Haldir. Quiero manifestarles una muy feliz nueva. Hoy ha llegado un mensajero del Rey del Bosque Negro. Avisan que la reina Elbereth viene en camino. Llegarán por el río Anduín. Debemos de ultimar los detalles para el palacio de la Reina. Todo debe estar a punto. Pero lo peor es que ya viene embarazada. No sabemos en que condiciones arrive a Lothlórien. Deseo que la guardia de las costas, se redoblen y se amplie el círculo de guardia. Necesitamos estar seguros de proteger lo mejor posible a la Reina. De la costa hasta aca, debe estar custodiada. Finwé, eso te corresponderá a ti. Como segundo del Capitán Haldir, te corresponde. Que ya arriba tu señor Haldir. Hazlo enorgullecerse de ti. En cuánto a ti Orophin, tu hermano se acerca con su mujer y tus sobrinos pues serán cuatro como la vieja profecía lo indica. Se que ahora es tu dia de descanso, pero podrías ir un rato a ver que todo este a punto en palacio y ve promulga la nueva por nuestros hermanos elfos. Para que se alisten. Eso es todo mis queridos elfos. Espero que pronto llegue nuestra reina y señora y recuerden que ella es Elbereth, reina Varda, señora de las estrellas y de los elfos. Ella es dueña de nuestras vidas. Tenemos que recibirle como se merece una Diosa de los Valares.".
"Todo será realizado como son sus deseos mi señora." Dijo Finwé. "Por mi parte, todo estará en orden mi señora, presto para recibir a nuestra señora" contestó Orophin.
"En ustedes confío mis valientes elfos".
Por fin llegaron a Carroca, sin ningún problema. Al llegar Luna venía profundamente dormida en el carruaje que por fin le habían colocado la capota. Cómo hacía fresco y Luna, no era una elfa, entonces la frescura del bosque y el movimiento del carruaje le sirvieron de anestésico. ' Despertó asustada al sentir la mirada penetrante de alguien.
"Shhhhh, tranquila amor, hemos llegado a el lugar donde nos embarcaremos. Aquí comienza otra etapa de nuestro viaje." Le dijo Haldir tranquilizándola.
"Me asustaste, sentí la fuerza de tu mirada querido esposo mio. "
"Perdoname amor, pero cuándo viajo, mis instintos están alertas. Ya eso forma parte de mi". "¿Qué haremos mi pequeño elfo?"
"Ahora nos embarcaremos. ¿Cómo te sientes chiquita mia?" "Bién amor, solo con un poco de sueño pero estoy bien". "¿Segura mi amor? ¿Cómo están los bebes? ¿Todo está bién? ¿No has tenido ninguna molestia? ¿Quieres ir al baño? Pues ya en la barca no podremos parar por un buen tramo.". "Haldir, ya basta, parece que es un exámen, deja de preguntarme cosas. Te agradezco tu preocupación, y la comprendo pero es suficiente." Haldir vió cómo Luna buscaba en su bolso y después se dirigió hacia unos arbustos. Haldir corrió para asegurar el área y cuidar a su mujer. Vamos, dame tu mano, te ayudo. Todo transcurrió normalmente. En la barca donde iba Luna, iba Legolas y Haldir. Luna iba en medio con el espacio suficiente para que si quería dormir, se podía recostar. Haldir iba al frente de la barca y detrás Legolas.
Luna se había sentido un poco intranquila con el movimiento de la barca. Aunque ella sabía nadar pero de todas formas. Últimamente con el embarazo estaba muy susceptible y sus emociones se alteraban fácilmente pero trató de controlarse para dejar a los hombres hacer su trabajo. Ellos iban remando, recordó lo que le dijo Legolas, que el pan de lembas, animaba el corazón. Dio un pequeño mordisco a uno que llevaba Luna en un saco. Tenía razón Legolas. Eso la tranquilizó en demasía. Legolas y Haldir iban atentos entre la espesura, cuidando que ningún peligro acechase en las orillas. Aunque Haldir envió cuadrillas de hombres por adelante para ir limpiando y allanando el camino, para proteger a Luna.
Luna observaba la espalda de su marido, le veía con su carcaj, su arco listo, sus dagas, su espada. Todo el en plan de lucha, listo para desenvainar su arco. La mirada muy clavada en los paisajes que el veía. Como mirada de un águila acechando, siempre oteando el horizonte. De vez en cuando volteaba y le preguntaba como se encontraba. Ella le sonreía y le decía que todo estaba bién. Después de varias horas de navegar por ese río, Luna se aburrió y sintió que un sopor delicioso le envolvía. Se acurrucó entre las mantas y con el movimiento del agua, el chapoteo, se quedó dormida en un instante. A continuación Haldir puso un velo sobre la barca, para taparle el sol a Luna, y cubrirla de las miradas indiscretas de Legolas. Aunque basta decir que Legolas, mostró respeto por su casi hermana. No volteó a verle, sino que le dijo a Haldir que si cambiaban de posiciones y Haldir aceptó. Ahora Haldir se sentía mas contento, pues en su alcance de vista, estaba su amada, durmiendo, recordó que ella estaría seguramente, como lo hacía todas las tardes cuando dormia, con su pulgar en la boca, como siempre. Sonrió ante este pensamiento.Tan niña, tan inocente, ese era el ingrediente principal que le había cautivado de ella. Pobrecilla, como había sufrido ella con esa familia que nunca le amó. Si el alguna vez les viese, ya verían como les castigaba. Si no fuera por que con eso lastimaría a su amada. Así transcurrió el dia, y al caer la tarde, desembarcaron, asegurando el área, montaron el campamento y enseguida se formó el grupo de guardia.
A Haldir le tocó al principio, cosa que cuando dejó instalada a Luna en su tienda, le aseguró que no tuviera miedo, que lo anterior ya no pasaría, que ahora habría mas guardias y que su tienda estaba mas resguardada además la doncella se quedaría de guardia cuidando el sueño de Luna. Que no temiera.Por fin, Luna aceptó pero mas que nada por dejar a Haldir tranquilo que hiciera su trabajo. Bueno, al menos no estaría sola. Haldir le besó profundamente y luego le dio un beso en el vientre hacia sus hijos. Salió de la tienda, no sin antes poner cuatro guardias especiales para cuidar la tienda de Luna, uno por cada esquina. Ya no pasaría lo anterior. Luna sería la mas vigilada. Así Luna se quedó profundamente dormida y no despertó hasta que sintió que su pecho era tocado por una mano. Despertó rápido y vió a su marido que la veía con dulzura. Estaba recostado junto a ella. Le preguntó:
"¿Ya has terminado la guardia amor?"
"Sí mi bebé, ahora quisiera dormir con mi familia." "Haldir, la doncella.." "Shhhhh, ya se retiró a descansar. Te cuidó muy bién."
Haldir comenzó a besar a Luna primero suavemente, luego la intensidad fue subiendo de tono. Luna aguantaba los gemidos pues sabía que Haldir había colocado guardias resguardando la tienda. Haldir no paraba. Las manos volaban por el cuerpo de Luna. Ella también le acariciaba. Haldir se miraba sonrojado, esfuerzo de una pasión controlada. Miró por un instante sus ojos, y lo que vió le agradó sobre manera, atrás de los sentimientos de pasión, su mirada reflejaba tanto amor por ella. Haldir besó su cuello, ya sabía que Luna se perdía con eso. El trataba de no lastimar a los mellizos con su cuerpo. Luna sintió como su intimidad se humedecía, poco a poco. La boca de Haldir no cesaba, prendía fuegos, que la recorrían amenazando con abrazarla, por completo. Un calor nació en su vientre, haldir bajó hacia sus pechos. Uno a uno les besó, les acarició, hasta que quedaron sonrosados, erectos, haldir dirigió sus manos por el torso de Luna con suavidad,, admirando esa redondez del vientre. Bajó sus manos hacia las piernas de Luna, seguía repartiendo besos por todos lados. Luna no soportaba mas. Entonces Haldir le dijo que se volteara de lado, pues temía lastimar a los bebes. Luna obedeció, entonces el se colocó tras de ella y así entró en ella, sintiendo la máxima gloria y dándosela a su mujer. Ahora eran uno solo. Al mismo tiempo besaba la nuca de Luna y con sus manos le abrazaba y acariciaba. Haldir estaba siendo gentil con ella, no la penetraba toda pues sabía que el cuerpo de el, era demasiado grande y podría provocar daños. Tan solo procuraba que los dos explotaran juntos sin hacer mucho daño.Haldir tendría que ejercer otras prácticas con ella. Pues ese vientre, cada día se abultaba mas. La respiración y los movimientos de Luna le indicaron que ella ya estaba lista. Hasta que lograron explotar en su pasión, juntos, al mismo tiempo. Se quedaron así, abrazados, solo el la volteó para verle su rostro. Quería decansar viendo a su amor. Cuando Luna se adormeció, no se fijó pero en lugar de su dedo, no era el de ella sino el pulgar de Haldir. Haldir no la quiso molestar. Después de todo era una sensación sexy. Hasta que se durmió. Legolas era encargado de la guardia por ahora y confiaba en él. Era buen guerrero. Necesitaba reponer fuerzas para lo que les deparaba el día siguiente.
Así transcurrió todo el camino hasta viejo vado. Desembarcaron pues era momento de despedirse de Elrond, Legolas y Elladan.
Luna con cuidado, fue a despedirse de su padre adoptivo. Le miró con tristeza y con el si que no detuvo las lágrimas. Elrond la abrazó y la acunó. Le dijo:
"Querida hija mía, mi pequeña Isilme. Eres tan pequeña pero tan fuerte a la vez. Por ti siento un cariño muy especial. Diferente al de Arwen pues tu eres muy chica en talla. Tienes un aspecto desvalido. Desde que te conocí la primera vez, que miré tu debilidad, te amé como solo un padre puede sentir amor por su hijo mas desprotegido. Por favor hija, cuídate, no hagas locuras. Y antes de que tomes cualquier desición, piensa que llevas a tus hijos queridos en tu vientre. No te fatigues y obedece a tu marido, que el bien sabe los peligros que pueden acecharte por favor. Me voy con la seguridad que me vas a escuchar y hacer caso. Te extrañaré. Si puedo, alistaré todo para el nacimiento de los mellizos. No olvides que te amo y pienso en ti."
Diciendo esto, Elrond le besó en la frente y la abrazó, sus ojos derramaban lágrimas por la hija que dejaba. No sabía el destino que le deparaba a Luna. Secretamente pidió por ella a los valares. Haldir tomó a Luna entonces Legolas se acercó a Luna para despedirse de ella.
"Luna, mi amiga, mi empleada, mi pequeña señora diosa. Has sido todo para mi, hasta mi salvación. Me has traído el amor pequeña humana. Eres alguien muy especial. Yo con todos mis milenios, no alcanzo a tener la sabiduría que tu tienes a tus 19 añitos pequeña. Sigue así, cuídate, contigo no me puedo poner orgulloso y permíteme llorar en tus hombros, niña Elbereth. Señora y madre de todos los Elfos. Aquí te he traído un pequeño regalo de parte mía. Abrelo por favor. Espero te guste. Luna en medio de sus lágrimas, abrió el paquete que le daba Legolas. Se quedó sorprendida. Era un estandarte rosado, con la imagen de un unicornio plateado y una luna sobre la cabeza del unicornio. Era muy hermoso. Luna miró a Legolas con lágrimas en sus ojos. El estandarte de Luna se veía así:
"Manda a que lo pongan en tu carruaje cuando estes por llegar a Lothlórien. Nadie te ha dado un símbolo de realeza mi reina Elbereth. Espero que puedas o quieras adoptar éste de tu amigo Legolas" Luna se dio cuenta de que Legolas se dio cuenta del amor que tenía Luna por Cornelius. Le abrazó y le dio un beso. Miró que Legolas lloraba y no era fácil verlo llorar.
"Espera chiquilla, tengo otro regalo para ti de parte de mi reino. Toma, úsalo en nombre de mi pueblo, y cuándo lo veas, recuérdame siempre."
"¿Qué es Leggy? "
"Abrelo pequeña",
Luna abrió el pequeño paquete y salió una cajita forrada con terciopelo verde. La abrió y miró lo que contenía. Luna se quedó pasmada. Dentro había un pendiente en forma de corazón rosado. Incrustado en oro de la mejor calidad, con filigrana. Luna no sabía de joyas pero estaba precioso, delicadamente trabajado. Legolas lo sacó y se lo puso a Luna. Te ves hermosa Isilme. El color rosa y plateado serán los colores de tu emblema querida Luna. Bueno, ¿Pero ahora no hay un abrazo de despedida para tu amigo Legolas querida Isilme?"
Luna se arrojó a los brazos de Legolas, con los ojos cuajados y Legolas se encontraba igual. Se abrazaron los dos amigos, luego Legolas se despidió de ella dándole un beso en la mejilla y se desprendió de ella. Elladan siguió en turno.
"Hermanita, no de sangre pero si por legado. Sé que he sido muy parco para contigo. Mi padre me pidió que fuera ceremonioso contigo, pero es imposible, los que te hemos conocido mas cercanamente, no podemos dejar de ver la nobleza de tu alma. Te empeñas en que te tratemos como a cualquier persona. Quiero decirte que te llevas nuestro pensamiento contigo, nuestro cariño y nuestro corazón. Que los valares protejan a esta niña diosa, y sus descendientes. Que serán la sangre nueva y semilla de las próximas generaciones."
Luna lloraba con desolación al ver a sus amigos y familiares de corazón, las palabras de Elladan le llegaron muy hondo. Lo abrazó y no le quería soltar. Entonces Elladan le habló:
"Luna, hermanita, la mas pequeña, mírame a los ojos chiquita, señora de las estrellas, mírame a los ojos, anda". Y diciendo esto, Elladan la tomó de la barbilla y levantó el rostro de Luna, miró que sus ojos verdiosos estaban rojizos y cuajados de lágrimas. Se enterneció pues jamás había visto a nadie, ni siquiera un humano llorar asi, y le dijo poniendo todo el corazón en sus ojos. Con las palabras mas dulces que pudo encontrar en su corazón:
"Luna, mi hermanita, te quiero mucho. Te has ganado mi corazón chiquilla. No quiero que llores, pues mi corazón se acongoja de solo pensar que sufres en lo mas mínimo. Toma, esto me lo regaló mi madre antes de partir a tierras imperecederas. Es un corazón de oro con las iniciales de ella y mias enlazadas. Es para ti hermanita. Te quiero.".
"Haldir, tómale, cuídale." Dijo Elladan depositando a Luna en manos de Haldir y subiendo a su caballo, miró a Luna por ultima vez y derramó sus lágrimas luego volteó a ver a su padre y los tres, comenzaron el galope hacia las montañas nubladas.
Luna estaba destrozada, no ataba a comprender por que las separaciones siempre dolían. Haldir la depositó en la barca. Ella se dejó llevar, no hablaba, solo lloraba, grandes lágrimas escurrían por sus mejillas. Un hombre de la guardia se colocó al frente de la barca y Haldir por detrás de Luna. Comenzaron a remar, Haldir estaba muy preocupado por su Luna, ella sufría intensamente. Lo que daría por lavar su corazón, que ella no sintiera mas dolor, ya bastante había llorado toda su vida, como para seguir. Entonces le miró como ella se inclinaba sobre su vientre, las lágrimas seguían escurriendo al grado de llegar al vientre. Comprendió que el dolor de Luna al perder a su padre adoptivo por momentos, era muy grande, como nunca tuvo uno que le diera el apoyo y el amor que Elrond le prodigaba, pero algo le impresionó. Luna lloraba, sus ojos tenían una tristeza enorme, pero las lágrimas, no eran cristalinas. Eran de plata. Caían sobre su vestido. Haldir no ataba a comprender que pasaba. Entre los elfos se daban los casos de que algunos lloraban sangre pero cuando eso sucedia, ese elfo moría. De pena y dolor. Pero ¿acaso eso era lo que estaba pasando con su amor? ¿Estaba Luna muriendo de pena?
"Luna, mi amor, no llores así. Por favor, para. Me asustas corazón", dijo Haldir.
Luna le miró y se limpió las lágrimas con el pañuelo que le había dado su padre. Suspiró, miró sus corazones colgando y su estandarte aun tomado entre las manos. Les besó y guardó el estantdarte.
Miró a su marido, le sonrió y le dijo:
"No te preocupes amor, ya estoy mas tranquila, estoy bien, bebe".
Haldir suspiró y siguió remando, ya mas tranquilo.
Haldir nunca se imaginaría que Luna seguía apesadumbrada pero tuvo que esconder sus lágrimas para no asustar a su amor. Pobrecillo, se veía tan asustado.
Luna se sentó erguida, platicando con sus bebes, sacó una madeja de hilo y se puso a confeccionarle ropita a sus bebes. Haldir la miraba, estaba maravillado de ver esa escena. Luna estaba aparte de todos, en su propio mundo, solo eran ella y los bebes. Les charlaba como si los tuviera enfrente. Sus manos no paraban confeccionando la ropita que usarían. De vez en cuando, paraba para acariciarse el vientre y les enviaba besos con las manos. Haldir no podría soportar esa situación. A punto estaba de derramar las lágrimas tanto tiempo contenidas, el, acostumbrado a matar enemigos, a deshacerlos a golpes, a la brutalidad, a las guerras, a los odios, a las burlas, y ver esas imágenes tan limpias, tan etéreas, tan llenas de amor, ahora alcanzaba a ver ese hilo transparente que las humanas tendían entre ellas y sus hijos. Eso era tan débil pero tenía una potencia de miles de mearas corriendo desbocados por una pradera. Eso podía matar a cualquiera.
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P.D. Con mucho afecto para mis grandes amigas que me hacen el favor de leerme. Riegel, Amazona Verde, Stephi Bloom, y las demas que se me olviden, va para ustedes amigas, creo que se esta poniendo interesante. Besos. Reina Varda.
Todo estaba planeado y detalladamente elaborado para que el viaje fuera lo mas rápido pero menos fatigoso para Luna. Viajarían a un costado del Río Gris hasta llegar a Carroca y se dirigirían por el Anduín hasta llegar a Viejo Vado donde Elrond, Legolas y Elladan se apartarían para cruzar las montañas nubladas para dirigirse hacia Imladris. Así llendo por el Anduín, Luna no se fatigaría tanto y sería mas rápido. Desembarcarían en las costas de Lothlórien pasando por los campos gladios.
Allá en Carroca ya les esperaban un grupo de Elfos que con tiempo habían viajado para alistar unas canoas. Las suficientes para que la reina Elbereth fuera cómoda. Luna iba tranquila, a ratos dormitaba pues Haldir le había dado de el mismo elíxir que ya anteriormente había probado de la frontera norte hacia Rivendel. No querían que se cansara ni se agotara. Así a veces paraban para que ella estirara sus piernas y fuera a hacer de sus necesidades pues con el embarazo éstas aumentaban. Ella estaba admirada de las bellezas que miraba, que por cierto ya ahora admiraba y apreciaba la belleza y la quietud de los bosques. Reflejaban tanta paz.
Mientras tanto, en Lothlórien, el mensajero ya había llegado, se le dio una buena bienvenida pues uno de los mandatos de Luna era que todos los elfos, fueran de las tribus que fueran, se hermanaran. Pero aún así, por una prudencia muy cuidada de miles de años, se le interrogó a que venía a la ciudad dorada. Cuándo el confesó que iba a dar un mensaje a la dama Galadriel de parte de el rey Thandruil, y que se refería a la dama rosada, a la misma Elbereth, le llevaron hacia la ciudad dorada, ante la dama Galadriel. Ella ordenó enseguida que se le atendiera y se le proveyera de lo necesario. Y así fue atendido. Se le llevó a su flet particular. Galadriel llamó a un mozo y le preguntó:
"¿Que guardia tiene Finwé? ¿Está ahora libre en su flet?" "Sí mi señora. Anoche durmió en su flet y el día de hoy descansará". "Por favor, id a decirle que venga ante mi, pues deseo hablar con el y darle algunas órdenes y si está por allí Orophin, que también vengan".
"Enseguida mi señora" Y así salió el elfo a cumplir la órden.
Al rato llegaron los dos prestos a escuchar a su dama.
Se asomó el guardia para anunciar a Orophin y Finwé.
"Mi señora, los dos elfos que has solicitado, han llegado". "Hazlos pasar, por favor".
Los dos pasaron e hicieron una reverencia. "Mi señora, nos has mandado llamar".
"Mis dos mejores hombres, después de Haldir. Quiero manifestarles una muy feliz nueva. Hoy ha llegado un mensajero del Rey del Bosque Negro. Avisan que la reina Elbereth viene en camino. Llegarán por el río Anduín. Debemos de ultimar los detalles para el palacio de la Reina. Todo debe estar a punto. Pero lo peor es que ya viene embarazada. No sabemos en que condiciones arrive a Lothlórien. Deseo que la guardia de las costas, se redoblen y se amplie el círculo de guardia. Necesitamos estar seguros de proteger lo mejor posible a la Reina. De la costa hasta aca, debe estar custodiada. Finwé, eso te corresponderá a ti. Como segundo del Capitán Haldir, te corresponde. Que ya arriba tu señor Haldir. Hazlo enorgullecerse de ti. En cuánto a ti Orophin, tu hermano se acerca con su mujer y tus sobrinos pues serán cuatro como la vieja profecía lo indica. Se que ahora es tu dia de descanso, pero podrías ir un rato a ver que todo este a punto en palacio y ve promulga la nueva por nuestros hermanos elfos. Para que se alisten. Eso es todo mis queridos elfos. Espero que pronto llegue nuestra reina y señora y recuerden que ella es Elbereth, reina Varda, señora de las estrellas y de los elfos. Ella es dueña de nuestras vidas. Tenemos que recibirle como se merece una Diosa de los Valares.".
"Todo será realizado como son sus deseos mi señora." Dijo Finwé. "Por mi parte, todo estará en orden mi señora, presto para recibir a nuestra señora" contestó Orophin.
"En ustedes confío mis valientes elfos".
Por fin llegaron a Carroca, sin ningún problema. Al llegar Luna venía profundamente dormida en el carruaje que por fin le habían colocado la capota. Cómo hacía fresco y Luna, no era una elfa, entonces la frescura del bosque y el movimiento del carruaje le sirvieron de anestésico. ' Despertó asustada al sentir la mirada penetrante de alguien.
"Shhhhh, tranquila amor, hemos llegado a el lugar donde nos embarcaremos. Aquí comienza otra etapa de nuestro viaje." Le dijo Haldir tranquilizándola.
"Me asustaste, sentí la fuerza de tu mirada querido esposo mio. "
"Perdoname amor, pero cuándo viajo, mis instintos están alertas. Ya eso forma parte de mi". "¿Qué haremos mi pequeño elfo?"
"Ahora nos embarcaremos. ¿Cómo te sientes chiquita mia?" "Bién amor, solo con un poco de sueño pero estoy bien". "¿Segura mi amor? ¿Cómo están los bebes? ¿Todo está bién? ¿No has tenido ninguna molestia? ¿Quieres ir al baño? Pues ya en la barca no podremos parar por un buen tramo.". "Haldir, ya basta, parece que es un exámen, deja de preguntarme cosas. Te agradezco tu preocupación, y la comprendo pero es suficiente." Haldir vió cómo Luna buscaba en su bolso y después se dirigió hacia unos arbustos. Haldir corrió para asegurar el área y cuidar a su mujer. Vamos, dame tu mano, te ayudo. Todo transcurrió normalmente. En la barca donde iba Luna, iba Legolas y Haldir. Luna iba en medio con el espacio suficiente para que si quería dormir, se podía recostar. Haldir iba al frente de la barca y detrás Legolas.
Luna se había sentido un poco intranquila con el movimiento de la barca. Aunque ella sabía nadar pero de todas formas. Últimamente con el embarazo estaba muy susceptible y sus emociones se alteraban fácilmente pero trató de controlarse para dejar a los hombres hacer su trabajo. Ellos iban remando, recordó lo que le dijo Legolas, que el pan de lembas, animaba el corazón. Dio un pequeño mordisco a uno que llevaba Luna en un saco. Tenía razón Legolas. Eso la tranquilizó en demasía. Legolas y Haldir iban atentos entre la espesura, cuidando que ningún peligro acechase en las orillas. Aunque Haldir envió cuadrillas de hombres por adelante para ir limpiando y allanando el camino, para proteger a Luna.
Luna observaba la espalda de su marido, le veía con su carcaj, su arco listo, sus dagas, su espada. Todo el en plan de lucha, listo para desenvainar su arco. La mirada muy clavada en los paisajes que el veía. Como mirada de un águila acechando, siempre oteando el horizonte. De vez en cuando volteaba y le preguntaba como se encontraba. Ella le sonreía y le decía que todo estaba bién. Después de varias horas de navegar por ese río, Luna se aburrió y sintió que un sopor delicioso le envolvía. Se acurrucó entre las mantas y con el movimiento del agua, el chapoteo, se quedó dormida en un instante. A continuación Haldir puso un velo sobre la barca, para taparle el sol a Luna, y cubrirla de las miradas indiscretas de Legolas. Aunque basta decir que Legolas, mostró respeto por su casi hermana. No volteó a verle, sino que le dijo a Haldir que si cambiaban de posiciones y Haldir aceptó. Ahora Haldir se sentía mas contento, pues en su alcance de vista, estaba su amada, durmiendo, recordó que ella estaría seguramente, como lo hacía todas las tardes cuando dormia, con su pulgar en la boca, como siempre. Sonrió ante este pensamiento.Tan niña, tan inocente, ese era el ingrediente principal que le había cautivado de ella. Pobrecilla, como había sufrido ella con esa familia que nunca le amó. Si el alguna vez les viese, ya verían como les castigaba. Si no fuera por que con eso lastimaría a su amada. Así transcurrió el dia, y al caer la tarde, desembarcaron, asegurando el área, montaron el campamento y enseguida se formó el grupo de guardia.
A Haldir le tocó al principio, cosa que cuando dejó instalada a Luna en su tienda, le aseguró que no tuviera miedo, que lo anterior ya no pasaría, que ahora habría mas guardias y que su tienda estaba mas resguardada además la doncella se quedaría de guardia cuidando el sueño de Luna. Que no temiera.Por fin, Luna aceptó pero mas que nada por dejar a Haldir tranquilo que hiciera su trabajo. Bueno, al menos no estaría sola. Haldir le besó profundamente y luego le dio un beso en el vientre hacia sus hijos. Salió de la tienda, no sin antes poner cuatro guardias especiales para cuidar la tienda de Luna, uno por cada esquina. Ya no pasaría lo anterior. Luna sería la mas vigilada. Así Luna se quedó profundamente dormida y no despertó hasta que sintió que su pecho era tocado por una mano. Despertó rápido y vió a su marido que la veía con dulzura. Estaba recostado junto a ella. Le preguntó:
"¿Ya has terminado la guardia amor?"
"Sí mi bebé, ahora quisiera dormir con mi familia." "Haldir, la doncella.." "Shhhhh, ya se retiró a descansar. Te cuidó muy bién."
Haldir comenzó a besar a Luna primero suavemente, luego la intensidad fue subiendo de tono. Luna aguantaba los gemidos pues sabía que Haldir había colocado guardias resguardando la tienda. Haldir no paraba. Las manos volaban por el cuerpo de Luna. Ella también le acariciaba. Haldir se miraba sonrojado, esfuerzo de una pasión controlada. Miró por un instante sus ojos, y lo que vió le agradó sobre manera, atrás de los sentimientos de pasión, su mirada reflejaba tanto amor por ella. Haldir besó su cuello, ya sabía que Luna se perdía con eso. El trataba de no lastimar a los mellizos con su cuerpo. Luna sintió como su intimidad se humedecía, poco a poco. La boca de Haldir no cesaba, prendía fuegos, que la recorrían amenazando con abrazarla, por completo. Un calor nació en su vientre, haldir bajó hacia sus pechos. Uno a uno les besó, les acarició, hasta que quedaron sonrosados, erectos, haldir dirigió sus manos por el torso de Luna con suavidad,, admirando esa redondez del vientre. Bajó sus manos hacia las piernas de Luna, seguía repartiendo besos por todos lados. Luna no soportaba mas. Entonces Haldir le dijo que se volteara de lado, pues temía lastimar a los bebes. Luna obedeció, entonces el se colocó tras de ella y así entró en ella, sintiendo la máxima gloria y dándosela a su mujer. Ahora eran uno solo. Al mismo tiempo besaba la nuca de Luna y con sus manos le abrazaba y acariciaba. Haldir estaba siendo gentil con ella, no la penetraba toda pues sabía que el cuerpo de el, era demasiado grande y podría provocar daños. Tan solo procuraba que los dos explotaran juntos sin hacer mucho daño.Haldir tendría que ejercer otras prácticas con ella. Pues ese vientre, cada día se abultaba mas. La respiración y los movimientos de Luna le indicaron que ella ya estaba lista. Hasta que lograron explotar en su pasión, juntos, al mismo tiempo. Se quedaron así, abrazados, solo el la volteó para verle su rostro. Quería decansar viendo a su amor. Cuando Luna se adormeció, no se fijó pero en lugar de su dedo, no era el de ella sino el pulgar de Haldir. Haldir no la quiso molestar. Después de todo era una sensación sexy. Hasta que se durmió. Legolas era encargado de la guardia por ahora y confiaba en él. Era buen guerrero. Necesitaba reponer fuerzas para lo que les deparaba el día siguiente.
Así transcurrió todo el camino hasta viejo vado. Desembarcaron pues era momento de despedirse de Elrond, Legolas y Elladan.
Luna con cuidado, fue a despedirse de su padre adoptivo. Le miró con tristeza y con el si que no detuvo las lágrimas. Elrond la abrazó y la acunó. Le dijo:
"Querida hija mía, mi pequeña Isilme. Eres tan pequeña pero tan fuerte a la vez. Por ti siento un cariño muy especial. Diferente al de Arwen pues tu eres muy chica en talla. Tienes un aspecto desvalido. Desde que te conocí la primera vez, que miré tu debilidad, te amé como solo un padre puede sentir amor por su hijo mas desprotegido. Por favor hija, cuídate, no hagas locuras. Y antes de que tomes cualquier desición, piensa que llevas a tus hijos queridos en tu vientre. No te fatigues y obedece a tu marido, que el bien sabe los peligros que pueden acecharte por favor. Me voy con la seguridad que me vas a escuchar y hacer caso. Te extrañaré. Si puedo, alistaré todo para el nacimiento de los mellizos. No olvides que te amo y pienso en ti."
Diciendo esto, Elrond le besó en la frente y la abrazó, sus ojos derramaban lágrimas por la hija que dejaba. No sabía el destino que le deparaba a Luna. Secretamente pidió por ella a los valares. Haldir tomó a Luna entonces Legolas se acercó a Luna para despedirse de ella.
"Luna, mi amiga, mi empleada, mi pequeña señora diosa. Has sido todo para mi, hasta mi salvación. Me has traído el amor pequeña humana. Eres alguien muy especial. Yo con todos mis milenios, no alcanzo a tener la sabiduría que tu tienes a tus 19 añitos pequeña. Sigue así, cuídate, contigo no me puedo poner orgulloso y permíteme llorar en tus hombros, niña Elbereth. Señora y madre de todos los Elfos. Aquí te he traído un pequeño regalo de parte mía. Abrelo por favor. Espero te guste. Luna en medio de sus lágrimas, abrió el paquete que le daba Legolas. Se quedó sorprendida. Era un estandarte rosado, con la imagen de un unicornio plateado y una luna sobre la cabeza del unicornio. Era muy hermoso. Luna miró a Legolas con lágrimas en sus ojos. El estandarte de Luna se veía así:
"Manda a que lo pongan en tu carruaje cuando estes por llegar a Lothlórien. Nadie te ha dado un símbolo de realeza mi reina Elbereth. Espero que puedas o quieras adoptar éste de tu amigo Legolas" Luna se dio cuenta de que Legolas se dio cuenta del amor que tenía Luna por Cornelius. Le abrazó y le dio un beso. Miró que Legolas lloraba y no era fácil verlo llorar.
"Espera chiquilla, tengo otro regalo para ti de parte de mi reino. Toma, úsalo en nombre de mi pueblo, y cuándo lo veas, recuérdame siempre."
"¿Qué es Leggy? "
"Abrelo pequeña",
Luna abrió el pequeño paquete y salió una cajita forrada con terciopelo verde. La abrió y miró lo que contenía. Luna se quedó pasmada. Dentro había un pendiente en forma de corazón rosado. Incrustado en oro de la mejor calidad, con filigrana. Luna no sabía de joyas pero estaba precioso, delicadamente trabajado. Legolas lo sacó y se lo puso a Luna. Te ves hermosa Isilme. El color rosa y plateado serán los colores de tu emblema querida Luna. Bueno, ¿Pero ahora no hay un abrazo de despedida para tu amigo Legolas querida Isilme?"
Luna se arrojó a los brazos de Legolas, con los ojos cuajados y Legolas se encontraba igual. Se abrazaron los dos amigos, luego Legolas se despidió de ella dándole un beso en la mejilla y se desprendió de ella. Elladan siguió en turno.
"Hermanita, no de sangre pero si por legado. Sé que he sido muy parco para contigo. Mi padre me pidió que fuera ceremonioso contigo, pero es imposible, los que te hemos conocido mas cercanamente, no podemos dejar de ver la nobleza de tu alma. Te empeñas en que te tratemos como a cualquier persona. Quiero decirte que te llevas nuestro pensamiento contigo, nuestro cariño y nuestro corazón. Que los valares protejan a esta niña diosa, y sus descendientes. Que serán la sangre nueva y semilla de las próximas generaciones."
Luna lloraba con desolación al ver a sus amigos y familiares de corazón, las palabras de Elladan le llegaron muy hondo. Lo abrazó y no le quería soltar. Entonces Elladan le habló:
"Luna, hermanita, la mas pequeña, mírame a los ojos chiquita, señora de las estrellas, mírame a los ojos, anda". Y diciendo esto, Elladan la tomó de la barbilla y levantó el rostro de Luna, miró que sus ojos verdiosos estaban rojizos y cuajados de lágrimas. Se enterneció pues jamás había visto a nadie, ni siquiera un humano llorar asi, y le dijo poniendo todo el corazón en sus ojos. Con las palabras mas dulces que pudo encontrar en su corazón:
"Luna, mi hermanita, te quiero mucho. Te has ganado mi corazón chiquilla. No quiero que llores, pues mi corazón se acongoja de solo pensar que sufres en lo mas mínimo. Toma, esto me lo regaló mi madre antes de partir a tierras imperecederas. Es un corazón de oro con las iniciales de ella y mias enlazadas. Es para ti hermanita. Te quiero.".
"Haldir, tómale, cuídale." Dijo Elladan depositando a Luna en manos de Haldir y subiendo a su caballo, miró a Luna por ultima vez y derramó sus lágrimas luego volteó a ver a su padre y los tres, comenzaron el galope hacia las montañas nubladas.
Luna estaba destrozada, no ataba a comprender por que las separaciones siempre dolían. Haldir la depositó en la barca. Ella se dejó llevar, no hablaba, solo lloraba, grandes lágrimas escurrían por sus mejillas. Un hombre de la guardia se colocó al frente de la barca y Haldir por detrás de Luna. Comenzaron a remar, Haldir estaba muy preocupado por su Luna, ella sufría intensamente. Lo que daría por lavar su corazón, que ella no sintiera mas dolor, ya bastante había llorado toda su vida, como para seguir. Entonces le miró como ella se inclinaba sobre su vientre, las lágrimas seguían escurriendo al grado de llegar al vientre. Comprendió que el dolor de Luna al perder a su padre adoptivo por momentos, era muy grande, como nunca tuvo uno que le diera el apoyo y el amor que Elrond le prodigaba, pero algo le impresionó. Luna lloraba, sus ojos tenían una tristeza enorme, pero las lágrimas, no eran cristalinas. Eran de plata. Caían sobre su vestido. Haldir no ataba a comprender que pasaba. Entre los elfos se daban los casos de que algunos lloraban sangre pero cuando eso sucedia, ese elfo moría. De pena y dolor. Pero ¿acaso eso era lo que estaba pasando con su amor? ¿Estaba Luna muriendo de pena?
"Luna, mi amor, no llores así. Por favor, para. Me asustas corazón", dijo Haldir.
Luna le miró y se limpió las lágrimas con el pañuelo que le había dado su padre. Suspiró, miró sus corazones colgando y su estandarte aun tomado entre las manos. Les besó y guardó el estantdarte.
Miró a su marido, le sonrió y le dijo:
"No te preocupes amor, ya estoy mas tranquila, estoy bien, bebe".
Haldir suspiró y siguió remando, ya mas tranquilo.
Haldir nunca se imaginaría que Luna seguía apesadumbrada pero tuvo que esconder sus lágrimas para no asustar a su amor. Pobrecillo, se veía tan asustado.
Luna se sentó erguida, platicando con sus bebes, sacó una madeja de hilo y se puso a confeccionarle ropita a sus bebes. Haldir la miraba, estaba maravillado de ver esa escena. Luna estaba aparte de todos, en su propio mundo, solo eran ella y los bebes. Les charlaba como si los tuviera enfrente. Sus manos no paraban confeccionando la ropita que usarían. De vez en cuando, paraba para acariciarse el vientre y les enviaba besos con las manos. Haldir no podría soportar esa situación. A punto estaba de derramar las lágrimas tanto tiempo contenidas, el, acostumbrado a matar enemigos, a deshacerlos a golpes, a la brutalidad, a las guerras, a los odios, a las burlas, y ver esas imágenes tan limpias, tan etéreas, tan llenas de amor, ahora alcanzaba a ver ese hilo transparente que las humanas tendían entre ellas y sus hijos. Eso era tan débil pero tenía una potencia de miles de mearas corriendo desbocados por una pradera. Eso podía matar a cualquiera.
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P.D. Con mucho afecto para mis grandes amigas que me hacen el favor de leerme. Riegel, Amazona Verde, Stephi Bloom, y las demas que se me olviden, va para ustedes amigas, creo que se esta poniendo interesante. Besos. Reina Varda.
