Capítulo 19. Arribo a Lórien.
Así pasaron los días restantes. Luna preparando la ropa para sus bebés, atendiendo a su marido cuándo podía, dándole pan de lembas, para que su fuerza se renovara, y no decayera. Por fin llegaron a la costa cercana a Lórien. Sacaron las barcas y las escondieron. Ahí esperaba un carruaje para provisiones, que ya eran muy pocas, y caballos para todos. Luna por supuesto tenía un carruaje para su propia comodidad. Luna le dio a Haldir el estandarte para que fuera colocado. Deseaba llegar con él a Lothlórien. Luna se sintió mas tranquila pues ya estaban en tierra firme.
Haldir se acercó a su mujer para ayudarla a que subiera al carruaje.
"Isilme, por favor, déjame ayudarte. Necesitamos arrivar a Lórien antes de que anochezca. Estas tierras son peligrosas. No falta mucho.".
"Pero Haldir, ¿si nos internamos en el bosque, como hará el carruaje para pasar?" "No te preocupes, el camino está allanado. Obra de Galadriel, supongo. Eso me ha dicho uno de los hombres que nos esperaban. Ellos se incorporarán a nosotros y otros permanecerán en la retaguardia".
"Ah, está bien, bueno, vamos adelante".
Luna vió como Haldir montaba a Daen, que le habían transportado en una balsa junto con Cornelius.". Se veía felíz de estar en sus tierras. Esa era su ciudad, su tierra. Después de un rato de caminar hacia la espesura del bosque dorado, Luna se sorprendió al mirar hacia atrás y ver que el camino que se encontraba abierto, se cerraba conforme pasaba el carruaje de Luna, los hombres a caballo podían pasarlo. Sonrió pensando en Galadriel. En un minuto mas, alguien les salió al paso. La guardia avisó con un clarinete. Haldir sonrió y apuró a Daen. Luna no veía mas que a un solo hombre a caballo. Haldir y ese hombre se saludaron y se abrazaron, sin bajar de la montura. Luego se encaminaron hacia el carruaje de Luna. Era un elfo, de cabellos dorados, se parecía mucho a Haldir, pero un poco menos corpulento y menos alto.
"Nim meletrhirl, amor, te quiero presentar a mi hermano de sangre Orophin. " "Orophin, ella es Isilme, mi esposa y futura madre de mis hijos. También la esperan como reina Varda, Elbereth señora de las estrellas".
Orophin se aproximó a Luna, saludó a Luna a la usanza élfica, depositando su mano sobre su corazón lo cuál Luna contestó de la misma manera.
"Es un honor y un placer tener con nosotros a nuestra señora Elbereth y me pongo a sus pies señora mia, mis armas, mis hombres, mi casa y todo lórien estan a sus pies. Seremos sus mas fieles servidores."
"El honor es mio, y si eres hermano de mi esposo, también lo eres mio"
Y Luna abrazó a Orophin, y le besó en la mejilla. Haldir ya se estaba acostumbrando a la forma de saludar de Luna. Después de todo solo saludaba así a los mas allegados de su corazón. "Señora, si no dispone otra cosa, necesitamos llegar con la dama Galadriel, ella ya le espera" "Cómo ordenes Orophin". Entonces Haldir y Orophin se pusieron en marcha detrás del carruaje de Luna, y fueron charlando en élfico, se fueron comentando todo lo que había sucedido en la vida de los dos hermanos. Luna iba entretenida mirando los arboles mallorn, tan comentados por Haldir. No alcanzaba a ver a mas elfos, pero alcanzaba a escuchar cuchicheos. Imaginó que estarían escondidos para no molestarla. Y no estaba tan errada, los guardias que circundaban el camino de Luna, le observaban, veían que era cierto lo que se decía, que la mujer que logró atrapar al capitán en jefe, era una humana, pero les había dicho su señor Celebrian que ella era la misma Elbereth encarnada, y si el lo decía era por algo. Le miraban con respeto, veían el vientre abultado de su señora, que ya se notaba. Estaban asombrados de con que rapidez el capitán, el mejor cazador de las regiones aledañas, había sido cazado y nada menos que por una niña humana y decían que diosa.
Cuándo de pronto, en un recodo del camino, donde parecía colgar una espesa cortina de hierbas y ramajes, le abrió paso a la ciudad de Galadriel. Todo era precioso. Luna estaba asombrada. Abrió la boca y la cerró al no poder describir la belleza que sus ojos veían. Estaba tan concentrada que no miró lo que se encontraba al frente. Había muchos elfos, varones y mujeres. Todos se agolpaban dándole la bienvenida. Había vítores y alabanzas para Elbereth, la diosa rosa, la diosa niña. Luna estaba conmocionada. Volteó a ver a Haldir y miró que el le sonreía. El carruaje se abrió paso entre la multitud que se cerraba sobre el carruaje de Luna. Entonces al final, se veían dos figuras que le esperaban al pie de un hermoso palacio. El carruaje se aproximó a ellos y paró. Haldir se aprestó a bajar de Daen, para ayudar a Luna.
"Vamos amor, que ya mi señora Galadriel te espera. Hemos llegado a nuestro hogar. Mi lugar de nacimiento."
"Amor, es precioso".
Haldir le ayudó con suavidad a bajar del carruaje. Ya su vientre se notaba como para una humana normal de 7 meses. Luna caminó el espacio que le separaba de Celeborn y Galadriel, entonces Celeborn, se inclinó ante Luna y la reverenció. Luego se puso de pie y besó su mano.
"Sea bienvenida la Reina Varda, esta es su casa" Luego se hizo para atrás y Galadriel también le hizo los honores. "Mi señora, sientase como en su casa. Es un honor que tanta magnificencia venga con nosotros".
Luna agradeció a los señores.
"El honor es para mi ser recibida en tan grato lugar. Es preciosa su ciudad." "Es su ciudad su majestad" contestó Celeborn.
"Pero por favor, pasemos a palacio, pues seguramente vendrá muy agitada. Así podrá descansar un poco antes de la cena" "Gracias, si, ha sido un poco fatigoso". Luna volteó alrededor y vió que toda la comunidad élfica le miraba. No sabía que hacer en esos casos. Bueno, como lo vió en tantas películas, como reina, los saludaría y ya. No estaba segura de hacer lo correcto. Levantó su mano y la agitó en señal de saludo y les sonrió a todos. Todos gritaron al unísono:
"Que los valares guarden a nuestra señora Elbereth, reina y señora dadora de vida, nuestra dama de rosa ".
Luna subió las escaleras en compañía de Haldir que solicito le ayudaba.
Galadriel les condujo a su habitación, diciéndoles que estaban a disposición de todo el palacio, pues fue hecho especialmente para ellos. "Los esperamos en la cena, enviaremos a un mozo, pero si su majestad no tuviera disposición, lo comprenderemos, es un viaje largo. "
Galadriel y Celeborn salieron dejándoles solos en palacio.
Haldir miró a Luna.
"Pues amor, chiquita, esta es mi tierra y la pongo a tus pies". "Lo mas valioso que poseo tu ya lo tienes amor, mi corazón y mi semilla ya está dentro de ti mi niña". Entonces Luna se abrazó a Haldir con fuerza cuidando de no lastimar a los mellizos.
Haldir le levantó el rostro y lo vió cuajado de lágrimas. "¿Qué pasa mi amor? ¿Dije algo que te molestara? Perdóname, soy un desconsiderado". "No, mi amor, lloro de felicidad, por tantas cosas lindas que me estan pasando. Por que estoy en tu tierra, donde veo que todos te aman y respetan. Por que tus hijos, finalmente estan aquí." "Es difícil primero ser una don nadie y después de repente soy reina, diosa y no se que tantas cosas mas. Me comprendes mi amor?" "Si, mi pequeña llorona". Le dijo Haldir con afecto y sonriéndole.
"Ahora señora, le ayudaré a darse un baño. ¿Le parece su majestad?"
"Si, lacayo mio, cumple con tu obligación y limpia mi cuerpo"
Felices se dirigieron hacia el baño y estaba con agua caliente, ya listo con aceites y esencias. Luna estaba sorprendida de la eficiencia de los elfos pues su equipaje ya estaba ahí.
Haldir la desnudó y la metió a la bañera. Luego se metió el junto con ella y se bañaron juntos. No hubo caricias prohibidas pues Haldir deseaba que ella descansara. No le quería molestar. Pero lo que mas deseaba era tocarla, hacerle el amor hasta hacerla enloquecer. Pero tenía que esperar. Terminaron rápido y se secaron y se fueron a la cama. Se durmieron enseguida. Haldir como siempre con su brazo bajo la nuca de Luna y ella con su pulgar en la boca. Mirando a su marido, se quedó dormida y el también, con los ojos abiertos como siempre. La otra mano de Haldir estaba sobre el vientre de Luna, como protegiendo a los bebes. Sus respiraciones se pausaron. Nunca escucharon cuando el mozo llegó, les tocó la puerta. Haldir estaba muy cansado, con la tensión de cuidar de Luna. De verla llorar por la separación momentánea de su padre adoptivo. De tantos temores apresados por fin hicieron crisis y todo explotó en el mostrándose con forma de cansancio. Durmieron al calor del fuego de una chimenea. Juntos los 6. Como la familia que ya conformaban.
^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^
Así pasaron los días restantes. Luna preparando la ropa para sus bebés, atendiendo a su marido cuándo podía, dándole pan de lembas, para que su fuerza se renovara, y no decayera. Por fin llegaron a la costa cercana a Lórien. Sacaron las barcas y las escondieron. Ahí esperaba un carruaje para provisiones, que ya eran muy pocas, y caballos para todos. Luna por supuesto tenía un carruaje para su propia comodidad. Luna le dio a Haldir el estandarte para que fuera colocado. Deseaba llegar con él a Lothlórien. Luna se sintió mas tranquila pues ya estaban en tierra firme.
Haldir se acercó a su mujer para ayudarla a que subiera al carruaje.
"Isilme, por favor, déjame ayudarte. Necesitamos arrivar a Lórien antes de que anochezca. Estas tierras son peligrosas. No falta mucho.".
"Pero Haldir, ¿si nos internamos en el bosque, como hará el carruaje para pasar?" "No te preocupes, el camino está allanado. Obra de Galadriel, supongo. Eso me ha dicho uno de los hombres que nos esperaban. Ellos se incorporarán a nosotros y otros permanecerán en la retaguardia".
"Ah, está bien, bueno, vamos adelante".
Luna vió como Haldir montaba a Daen, que le habían transportado en una balsa junto con Cornelius.". Se veía felíz de estar en sus tierras. Esa era su ciudad, su tierra. Después de un rato de caminar hacia la espesura del bosque dorado, Luna se sorprendió al mirar hacia atrás y ver que el camino que se encontraba abierto, se cerraba conforme pasaba el carruaje de Luna, los hombres a caballo podían pasarlo. Sonrió pensando en Galadriel. En un minuto mas, alguien les salió al paso. La guardia avisó con un clarinete. Haldir sonrió y apuró a Daen. Luna no veía mas que a un solo hombre a caballo. Haldir y ese hombre se saludaron y se abrazaron, sin bajar de la montura. Luego se encaminaron hacia el carruaje de Luna. Era un elfo, de cabellos dorados, se parecía mucho a Haldir, pero un poco menos corpulento y menos alto.
"Nim meletrhirl, amor, te quiero presentar a mi hermano de sangre Orophin. " "Orophin, ella es Isilme, mi esposa y futura madre de mis hijos. También la esperan como reina Varda, Elbereth señora de las estrellas".
Orophin se aproximó a Luna, saludó a Luna a la usanza élfica, depositando su mano sobre su corazón lo cuál Luna contestó de la misma manera.
"Es un honor y un placer tener con nosotros a nuestra señora Elbereth y me pongo a sus pies señora mia, mis armas, mis hombres, mi casa y todo lórien estan a sus pies. Seremos sus mas fieles servidores."
"El honor es mio, y si eres hermano de mi esposo, también lo eres mio"
Y Luna abrazó a Orophin, y le besó en la mejilla. Haldir ya se estaba acostumbrando a la forma de saludar de Luna. Después de todo solo saludaba así a los mas allegados de su corazón. "Señora, si no dispone otra cosa, necesitamos llegar con la dama Galadriel, ella ya le espera" "Cómo ordenes Orophin". Entonces Haldir y Orophin se pusieron en marcha detrás del carruaje de Luna, y fueron charlando en élfico, se fueron comentando todo lo que había sucedido en la vida de los dos hermanos. Luna iba entretenida mirando los arboles mallorn, tan comentados por Haldir. No alcanzaba a ver a mas elfos, pero alcanzaba a escuchar cuchicheos. Imaginó que estarían escondidos para no molestarla. Y no estaba tan errada, los guardias que circundaban el camino de Luna, le observaban, veían que era cierto lo que se decía, que la mujer que logró atrapar al capitán en jefe, era una humana, pero les había dicho su señor Celebrian que ella era la misma Elbereth encarnada, y si el lo decía era por algo. Le miraban con respeto, veían el vientre abultado de su señora, que ya se notaba. Estaban asombrados de con que rapidez el capitán, el mejor cazador de las regiones aledañas, había sido cazado y nada menos que por una niña humana y decían que diosa.
Cuándo de pronto, en un recodo del camino, donde parecía colgar una espesa cortina de hierbas y ramajes, le abrió paso a la ciudad de Galadriel. Todo era precioso. Luna estaba asombrada. Abrió la boca y la cerró al no poder describir la belleza que sus ojos veían. Estaba tan concentrada que no miró lo que se encontraba al frente. Había muchos elfos, varones y mujeres. Todos se agolpaban dándole la bienvenida. Había vítores y alabanzas para Elbereth, la diosa rosa, la diosa niña. Luna estaba conmocionada. Volteó a ver a Haldir y miró que el le sonreía. El carruaje se abrió paso entre la multitud que se cerraba sobre el carruaje de Luna. Entonces al final, se veían dos figuras que le esperaban al pie de un hermoso palacio. El carruaje se aproximó a ellos y paró. Haldir se aprestó a bajar de Daen, para ayudar a Luna.
"Vamos amor, que ya mi señora Galadriel te espera. Hemos llegado a nuestro hogar. Mi lugar de nacimiento."
"Amor, es precioso".
Haldir le ayudó con suavidad a bajar del carruaje. Ya su vientre se notaba como para una humana normal de 7 meses. Luna caminó el espacio que le separaba de Celeborn y Galadriel, entonces Celeborn, se inclinó ante Luna y la reverenció. Luego se puso de pie y besó su mano.
"Sea bienvenida la Reina Varda, esta es su casa" Luego se hizo para atrás y Galadriel también le hizo los honores. "Mi señora, sientase como en su casa. Es un honor que tanta magnificencia venga con nosotros".
Luna agradeció a los señores.
"El honor es para mi ser recibida en tan grato lugar. Es preciosa su ciudad." "Es su ciudad su majestad" contestó Celeborn.
"Pero por favor, pasemos a palacio, pues seguramente vendrá muy agitada. Así podrá descansar un poco antes de la cena" "Gracias, si, ha sido un poco fatigoso". Luna volteó alrededor y vió que toda la comunidad élfica le miraba. No sabía que hacer en esos casos. Bueno, como lo vió en tantas películas, como reina, los saludaría y ya. No estaba segura de hacer lo correcto. Levantó su mano y la agitó en señal de saludo y les sonrió a todos. Todos gritaron al unísono:
"Que los valares guarden a nuestra señora Elbereth, reina y señora dadora de vida, nuestra dama de rosa ".
Luna subió las escaleras en compañía de Haldir que solicito le ayudaba.
Galadriel les condujo a su habitación, diciéndoles que estaban a disposición de todo el palacio, pues fue hecho especialmente para ellos. "Los esperamos en la cena, enviaremos a un mozo, pero si su majestad no tuviera disposición, lo comprenderemos, es un viaje largo. "
Galadriel y Celeborn salieron dejándoles solos en palacio.
Haldir miró a Luna.
"Pues amor, chiquita, esta es mi tierra y la pongo a tus pies". "Lo mas valioso que poseo tu ya lo tienes amor, mi corazón y mi semilla ya está dentro de ti mi niña". Entonces Luna se abrazó a Haldir con fuerza cuidando de no lastimar a los mellizos.
Haldir le levantó el rostro y lo vió cuajado de lágrimas. "¿Qué pasa mi amor? ¿Dije algo que te molestara? Perdóname, soy un desconsiderado". "No, mi amor, lloro de felicidad, por tantas cosas lindas que me estan pasando. Por que estoy en tu tierra, donde veo que todos te aman y respetan. Por que tus hijos, finalmente estan aquí." "Es difícil primero ser una don nadie y después de repente soy reina, diosa y no se que tantas cosas mas. Me comprendes mi amor?" "Si, mi pequeña llorona". Le dijo Haldir con afecto y sonriéndole.
"Ahora señora, le ayudaré a darse un baño. ¿Le parece su majestad?"
"Si, lacayo mio, cumple con tu obligación y limpia mi cuerpo"
Felices se dirigieron hacia el baño y estaba con agua caliente, ya listo con aceites y esencias. Luna estaba sorprendida de la eficiencia de los elfos pues su equipaje ya estaba ahí.
Haldir la desnudó y la metió a la bañera. Luego se metió el junto con ella y se bañaron juntos. No hubo caricias prohibidas pues Haldir deseaba que ella descansara. No le quería molestar. Pero lo que mas deseaba era tocarla, hacerle el amor hasta hacerla enloquecer. Pero tenía que esperar. Terminaron rápido y se secaron y se fueron a la cama. Se durmieron enseguida. Haldir como siempre con su brazo bajo la nuca de Luna y ella con su pulgar en la boca. Mirando a su marido, se quedó dormida y el también, con los ojos abiertos como siempre. La otra mano de Haldir estaba sobre el vientre de Luna, como protegiendo a los bebes. Sus respiraciones se pausaron. Nunca escucharon cuando el mozo llegó, les tocó la puerta. Haldir estaba muy cansado, con la tensión de cuidar de Luna. De verla llorar por la separación momentánea de su padre adoptivo. De tantos temores apresados por fin hicieron crisis y todo explotó en el mostrándose con forma de cansancio. Durmieron al calor del fuego de una chimenea. Juntos los 6. Como la familia que ya conformaban.
^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^
