Capítulo 26.-

Luna y Haldir se despertaron con los llantos de los bebes y Haldir se levantó por los bebes y comenzó a pasárselos a Luna para que les diera de comer y luego le pasó toda clase de prendas para cambiarlos. Cuando ya los tenían cambiados y a punto de recostarles en la cuna, tocaron a la puerta. Haldir abrió y la imagen que le ofreció a Galadriel era extraña. Un elfo con los cabellos sin peinarse, preocupado mas por atender que por atenderse ya que el le había ayudado a Luna con los bebes a cambiarles de ropa, le sonrió y le dejó pasar, detrás de Galadriel venían cuatro elfas preciosas. Galadriel le dijo a Luna: "Querida Luna, aquí te traigo a estas cuatro elfas para que sean las doncellas y nanas de tus cuatro hijos, pues tu y Haldir se deben reincorporar a sus puestos. Tu como señora de Lothlórien y el como capitán. Son de toda mi confianza y ya han trabajado con elfos de la nobleza. Saben tratarlos. Por que me imaginaba que estarían llenos de ocupaciones." Luna le miró muy preocupada y le dijo: "¿Pero Galadriel, acaso yo no podré ver a mis hijos?" le comentó con inocencia y temor. Galadriel sonrió. "Mi señora, podréis verles cuando lo deseéis pues tienes que amamantarlos. Ellas obedecerán tus órdenes, en cuanto a su crianza tu decidirás. No habrá impedimento en que les veas, lo que se está buscando es que por ratos vayas comenzando a fungir como lo que eres. La señora de Lothlórien."

Luna le miró y comprendió. Así como los reyes de su mundo, dejaban a sus hijos con sus nanas para cumplir ellos con sus múltiples compromisos. Así lo entendió y aceptó diciéndole a Galadriel: "Muy bien mi dama dorada, está bien." Entonces Galadriel a continuación les presentó a las elfas para que les conociese Luna. Elbereth, ella es Gleanor, ella es Farandar, ella es Glimba y por ultimo ella es Irandir. Están capacitadas para cuidar de los bebes, con magnificencia. Son de mi completa confianza y llevaran a cabo con toda fidelidad su trabajo Luna".

Luna, se sintió mas tranquilizada. Al menos Galadriel le aseguraba el bienestar de los cuatrillizos, en cuanto atención. Luna se sentía muy feliz y contenta. Miró a Haldir y Haldir le sonrió. Entonces las elfas se presentaron ante su señora Elbereth con una reverencia y le dijeron:

"Mi señora, desde este momento nos hacemos responsables por el cuidado de los príncipes y sus vidas, sabemos el manejo de las armas a la perfección y el cuidado en la crianza de elfos, no siendo esta la primera vez que criamos a príncipes, siendo así que su majestad no debe temer por sus vástagos, pues responderemos con nuestras vidas"

Luna se sintió aliviada y enseguida, acompañó a las elfas a lo que en un futuro sería la habitación de los príncipes y explicándoles a las elfas que había tres habitaciones que estaban conectadas. Era primera la de Luna y Haldir, enseguida estaba la de los príncipes y enseguida otra habitación para las elfas. Así estaría mas tranquila Luna, pues así fue ordenado por ella. Las elfas vieron la habitación de los bebes y observaron que aparte de la puerta que conducía a la habitación de su señora, había otra que conducía hacia el pasillo y y luego pasaron a ocupar sus propias habitaciones y observaron que también había otra puerta que iba hacia el corredor y se instalaron mientras Haldir, Luna y Galadriel se dirigieron hacia la habitación de Luna. Galadriel se retiró hacia su palacio mientras Haldir y Luna se miraban.

Haldir le dijo a Luna:

"Bueno, ahora tendremos que acostumbrarnos a la presencia de estas elfas, pero serán de gran ayuda". Entonces Luna miró a su marido con tanto amor y le dijo: "Bueno, ahora a darse un baño para comiences tus labores amor" Dos horas mas tarde, ya listos y Luna terminando de trenzar el cabello de su marido, que se fue hacia la puerta a comenzar sus labores. Haldir se sentía muy feliz, de ver que ella se tomaba esas molestias para con el, sabiendo que ella lo hacía con sumo amor. Luna se recostó pues todavía se sentía débil, que aunque su naturaleza ahora élfica, le hacía ser mas fuerte y mas resistente, pero el esfuerzo había sido mucho con los cuatrillizos. Se quedó dormida en un instante y no se dio cuenta cuanto tiempo durmió hasta que una doncella le despertó para que comieran los mellizos. Entonces comenzó a amamantarlos, uno por uno, con sumo placer de ver a sus hijos, que eran la alegría de Lothlórien. Estaba terminando de cambiar a los cuatrillizos cuando entró una doncella, con un mensaje:

"Su majestad, mi señora, han traído diferentes clases de obsequios para sus majestades los príncipes. Quisiéramos saber en dónde podremos depositarlos a que mi señora pueda revisarlos y distribuirlos."

"Por favor, que los lleven a la bodega y sean colocados ahí, después revisaremos los paquetes y decidiremos cuál será su destino."

"Enseguida" contestó la doncella.

Así pasó el tiempo en que Chronos, realizó sus acciones bienhechoras, Haldir estaba ya integrado a su trabajo como capitán de la guardia, yendo y viniendo de su flet de guardia en las fronteras ha su palacio de Lothlórien, Luna ya restablecida de su parto, comenzaba a ejercer sus funciones de reina, con las enseñanzas de Galadriel, ya se desplazaba por todo Lothlórien y ya conocía casi a todos sus habitantes, era muy querida y amada como reina, era justa, leal, amorosa con todos y cada uno de los elfos de lórien, y de los mellizos, ni se diga, estaban grandes, robustos, hermosos, cada uno con la belleza que le daba su propia personalidad, aún seguían siendo amamantados por Luna, por su propio deseo, pues no deseaba estar muy despegada de los mellizos.

Un día Luna le dijo a Galadriel que el tiempo de emprender el viaje había llegado, debía seguir ayudando a toda tierra media, que ella ya estaba restablecida, los mellizos estaban fuertes para viajar y Haldir en la mejor disposición gracias a el descanso y el propio hecho de estar en su tierra tan amada eso lo había fortalecido.

"¿Estás segura mi señora que ya deseas emprender el viaje a toda tierra media?" dijo Galadriel a Luna.

"Sí, querida dama dorada, ya el tiempo se ha llegado y lo sabes. No necesito decírtelo, todo tiene su tiempo y su razón de ser, y los valares han dado su designio. El tiempo de la renovación para los segundos nacidos ha llegado, ya los primeros nacidos han sido bendecidos, solo me restan de bendecir mis elfos del mar, para que todos mis elfos sean bendecidos como favoritos míos, ahora le toca su turno a los segundos nacidos. El tiempo y la era llegó."

"Está bien mi señora, daré indicaciones para que se hagan los preparativos, pues el viaje debéis comenzarlo ya pronto. ¿Hacia donde os dirigiréis primero?"

"Hacia Gondor mi señora, a cumplir esa promesa con el rey Aragorn, hijo de Arathorn, mi señora Galadriel"

"Está bien, todo se hará como indiques mi señora Elentári, sólo le pido que no olvide sus enseñanzas aprendidas aquí en Lórien y esperaremos el pronto retorno de nuestra reina, para honor y gloria de los primeros nacidos.".

"Así sea" dijo Luna y haciendo Luna una reverencia hacia Galadriel se dirigió hacia su palacio para hablar con las doncellas que cuidaban de sus bebes".

Al llegar Luna a su palacio se dirigió hacia el aposento de los bebes. Desde el pasillo se escuchaban las risas infantiles que ya llenaban el palacio. Abrió la puerta y las doncellas al verle, la reverenciaron y se dirigían hacia la salida pero Luna les detuvo:

"Esperen mis queridas elfas, deseo hablar con ustedes, pronto partiremos de viaje, y no deseo atarles a incomodidades, por eso lo dejo a elección de ustedes si no desean viajar, pueden quedarse aquí, pero yo debo emprender ese viaje, junto con mis hijos y mi esposo. El momento de decidir a llegado mis hijas, así es que se los comunico para que lo piensen y me den sus respuestas. Les doy tres días para responderme, pues pronto será el viaje"

Luna se dirigía hacia la salida cuando una de las elfas se dirigió hacia ella y le dijo hincándose:

"Mi señora, cuándo entré a su servicio, juré servirle a usted y a el príncipe y así es mi deseo, no tengo nada que pensar mi señora, solo el que me permita ir a ese viaje con ustedes y que me permita seguir haciéndome cargo de mi príncipe"

Y así mismo dijeron las otras tres elfas, rindiéndole honores a su reina y a sus príncipes y rogando se les permitiera seguir cuidando de ellos pues ya les amaban.

"Bueno, yo les agradezco la fidelidad que muestran para sus príncipes y para su reina, y no se diga mas, que comiencen los preparativos para un largo viaje, por favor, lleven toda clase de medicamento para los mellizos y alisten todo"

"Descuide su majestad, no es el primer viaje que realizamos cuidando realeza. Todo estará a punto en el momento en que usted lo indique"

"Está bien, yo les enviaré un mensajero diciéndoles la fecha"

Luna se retiró a enviar un mensajero hacia Góndor para avisar su próxima partida hacia allá. Redactó el mensaje y lo enrolló y se lo dio a una doncella para que enviara a un mensajero hacia Gondor. En eso estaba pensando que sería un viaje muy interesante pues ya conocía las dotes de Aragorn de sanador y quería aprovechar sus conocimientos, y aprenderlos para ella. Le interesaba en demasía la botánica y sabía que el maná sagrado le caería de maravillas a Aragorn para sus plantas. Sonrió al pensar en ese joven rey hijo y yerno de su padre adoptivo.

Al atardecer llegó Haldir a su hogar, lo primero que fue a hacer fue a ver a su hermosa Luna, ahora como una elfa se veía hermosa, espléndida con sus cabellos de plata y largos, esas orejas puntiagudas, mas largas que cualquier elfa. Estaba sentada escribiendo algunos manifiestos, muy concentrada, tanto que no percibió que su marido arribaba ya, hasta que el le alcanzó por detrás y le dio un beso en su cuello. Luna se estremeció y volteó a ver a su marido, le sonrió al verlo sonrosado por las labores diarias, entonces lo tomó de la mano, y lo llevó hacia el baño.

"Vamos papito, te llevare a esa ducha que buena falta te hace. Y Haldir se dejó llevar, por la mano, con una sonrisa de complacencia y mirada picara hacia su mujer, que se veía hermosa con esas túnicas al estilo griego que tanto le agradaba a Luna usar. Ese cuerpo que se escondía con suaves velos y sedas, de color rosado tenue, y sonrió al pensar en el ritual que seguiría, pues el de antemano sabía lo sucedería pues su Luna, su pequeña llorona, había adoptado cuando el dormía en palacio, la costumbre de practicar el hermoso ritual del amor, pues no le daba piedad ni descanso. Y Claro el feliz, en Luna encontraba toda la perfección de cuerpo, alma y sentimientos. La amaba con idolatría. La puerta se cerró y el tiempo pasó.

Después salieron ya vestidos, entonces Luna, sentó a su marido ante el espejo del tocador y comenzó a peinarle sus cabellos como a ella le gustaba hacerlo, desde que Haldir se lo permitió. El la miraba arrobado, pensando que era perfecta, deliciosa, amorosa. Tenía tanto amor que dar. A el, a sus hijos, a su pueblo e inclusive amaba a cualquier ser con vida. Al terminar de peinarle sus cabellos, ella se sentó y el con todo amor y cuidado también le peinó sus cabellos, trenzándolos como a ella ahora le gustaba. Al terminar se miraron al espejo los dos, uno junto al otro y se sonrieron. Después fueron a la habitación de los príncipes para que su padre los saludara y los viera. Al entrar las doncellas le hicieron una reverencia a Haldir y a Luna, y Haldir fue a ver a cada uno de sus hijos, les miró que estaban creciendo con rapidez, limpios, arreglados especialmente para que su padre los mirara. Haldir jugó un rato con ellos mientras las elfas se retiraban a sus habitaciones para darles un rato de intimidad a sus señores. Luna se sentó a observar como Haldir jugaba con sus pequeños. El como los cuatro reclamaban la atención de su padre. Uno le jugaba los cabellos, otro le chupaba su mejilla, otro jugaba con la mano, introduciéndola hacia su pequeña boca pues ya comenzaban con la dentición y el cuarto le miraba, sentadito, sobre el tapete, muy serio, pero una pequeña humedad caía por su barbilla. Haldir miraba a ese bebe, tan serio siempre, nunca lloraba, parecía que comprendiera la situación, parecía que sabría esperar su momento. Haldir le tocó su mejilla y el bebe tomó su mano y le dirigió su mano hacia su cabeza. Haldir y Luna estaban muy asombrados. El bebe comenzó a brillar con una luz, un refuljor como todos los elfos. El bebe se paró solo, y dando pasitos tambaleantes se aproximó a su padre, luna sonreía feliz de ver a su hijo ya caminando. Ninguno había dado muestras de querer hacerlo. Al estar cercas de su padre, se sentó junto a el y le miró y abrió su boquita y comenzó a hacer sonidos. De repente escucharon que el bebé dijo: pa pa. Haldir se puso como una granada, cuan blanco era, su rostro se tornó rojo, no daba crédito a lo que había escuchado, era la primera vez que uno de sus hijos mostraba ese adelanto. Luna estaba felíz y se aproximó hacia ellos, abrazando a los dos, a Haldir y a su hijo. El bebé siguió diciendo esa palabra tan maravillosa para Haldir, Luna observó que Haldir tenía sus ojos llorosos. La emoción no lo dejaba. Luna abrazó a su marido para apoyarlo en ese momento. Pero no pudo controlar tampoco las lágrimas, y juntos los dos lloraron. El bebé al verlos juntos se puso de pie y se encaminó a ellos y los abrazó con sus pequeñas manecitas. A donde sus brazitos le daban. Haldir lo cargó y lo abrazaron entre los dos, llorando de la emoción. Entonces el niño miró a su madre y le dijo también esa primer palabra que todas las madres esperan escuchar, en medio de balbuceos. Ma ma. Pa pa, mama, papá. Luna y Haldir no daban crédito a lo que oían. Así estuvieron por largo rato hasta que el bebe comenzó a llorar pues ya sentía hambre, entonces Luna se sentó en la misma silla donde lo hacía cuando amamantaba al bebe y Haldir le ayudó, ella se descubrió un pecho, mientras Haldir le descubría el otro y ponía al otro bebe hambriento. Hasta que se llenaron, los acostaron en la cuna y enseguida siguieron los otros dos que succionaban con fruición. Hasta que se quedaron dormidos, Luna se cubrió y miró a sus hijos dormidos, satisfechos. Los arroparon y llamaron a las doncellas. Ellos se retiraron a su recámara real, para hablar pues Luna tenía que manifestarle a Haldir el hecho de que ya pronto viajarían.

"Haldir, amor, papito, ¿como va la guardia y el entrenamiento de los elfos que resguardarán las fronteras de Lórien?"

"Bien mi pequeña Isilme. Todo está ya listo, los elfos ya preparados. El próximo capitán en jefe ya está listo, lo he trabajado mucho hasta casi reventarlo, estoy muy satisfecho con sus logros."

"Bueno, por que deseo que sepas que ya los valares me han marcado el tiempo que hemos de seguir viajando y debemos ir a Gondor, a continuar con mi obra. Ya tu estas repuesto de tus cansancios, yo ya estoy repuesta de mi parto, y los mellizos ya están mas grandes y resistirán el viaje. Ya he hablado con las doncellas y con Galadriel. Están comenzando los preparativos. Si todo sigue igual y si tu no te opones, la semana próxima partiremos de Lórien hacia Gondor. Ya he mandado un mensajero para Aragorn, avisando de nuestra partida de Lórien."

"Por mi no hay inconveniente y si los valares ya han marcado el tiempo, no tengo por que oponerme. Estoy contento con tu decisión mi pequeña Isilme. Que así sea."

Luna abrazó a su marido y le besó agradeciendo a los valares por esa felicidad que le daba. En verdad había sufrido mucho en su vida pasada, pero ahora todo se reconfortaba, todo era felicidad para ella. No podía pedir mas. Se acostaron a descansar y pensando en que al día siguiente comenzarían los preparativos en serio. Se abrazaron como siempre lo hacían y se quedaron dormidos.

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