No has de creer en m
Natalia
(Palimpsesto)
Te odio, a pesar de amarte tanto, te odio. Tenías razón cuando me dijiste que no debía creer en ti, pero yo no tomé en cuenta tus palabras y ahora, mírame, no soy el de antes. Quise creerte la última vez que nuestros ojos se miraron, parecías tan sincero y honesto, mas habían sido demasiados desengaños. Y fue tu culpa que no aceptara tu palabra, porque si hubiese sido el de ayer ciegamente continuaría a tu lado, amándote. No obstante, no soy el mismo, y te lo debo a ti. Mi alegría se ha esfumado, mi sonrisa se ha marchitado, mis memorias resquebrajadas son dolorosas, mis recuerdos nostálgicos sólo asoman lágrimas candentes a mis ojos. Ahora mismo siento tibias gotas de agua humedecer mis mejillas y bien sé que no es la lluvia que repentinamente se ha desencadenado en esta parte de la ciudad.
Con la intención de refugiarme de la lluvia fría, cruzo hacia el café del frente. Antes de entrar contemplo mi imagen desdibujada por las gotas transparentes de agua reflejada en el cristal del escaparate. Soy el mismo de siempre, pero algo dentro de mí se ha roto: es mi corazón destrozado.
De ti sólo aprendí el dolor, la soledad, las lágrimas y el odio. De ti sólo conocí tu apariencia insensible, tus ojos azules e inescrutables, tus labios secos, tu voz callada, tus silencios eternos, tus palabras duras, tu piel áspera. Sentado a la mesa de este pequeño café, mientras contemplo la lluvia caer y mojar las calles y la gente y los árboles desnudos, sé que intento mentirme sin éxito. Porque tú también me entregaste momentos felices, que atesoro con infantil tenacidad, que evoco a cada segundo cuando la tristeza y la desesperanza se me tornan insoportables.
¿Qué nos faltó? Traté de comprender tu actitud ensimismada e indiferente, mas ninguna de mis acciones obtuvo buenos frutos. Tú no cambiaste nada durante el tiempo que estuvimos juntos y que, quisimos creer, nos amábamos, porque sólo yo te amaba.
Te odio, Heero Yuy, porque sólo hay en mi corazón desconsuelo. Pensé que, al marcharme de tu lado, mi corazón encontraría alivio, pero el sabor amargo de nuestra relación permanece intacto en mi boca. No he olvidado tus besos apasionados, que ahora sé eran mentira, ni tus miradas profundas e incapaces de dar calidez ni tus caricias lentas y suaves sobre mi piel ni tus rudas y breves palabras. Te odio, porque detesto sentirme tan vulnerable, tan infeliz, tan herido, tan miserablemente solo.
Pero, a pesar de todo, no quisiera regresar al pasado y no haberte conocido nunca, pues sólo a ti te he amado. Y déjame decirte que sentir amor hacia una persona, porque sé que tú lo ignoras, es lo más bello que puede pasarte, aunque luego tengas que sufrir lo indecible, aunque después tu corazón se seque y aunque después ya no puedas amar.
A veces, yo rememoro mejores tiempos… cuando juntos compartíamos nuestras soledades, nuestras penas, nuestras alegrías, pero casi al instante comprendo que únicamente yo entregaba… y que tú te guardabas todas tus sensaciones para ti. Entonces la felicidad se me escapa y vuelvo a hundirme en la melancolía que desde hace mucho me inunda y es mi compañera de todos los días.
A veces también deseo olvidarte… pero ya sabes, tú más que nadie, que nunca lo conseguiré, porque has dejado una marca indeleble en mi corazón y dondequiera que esté tú siempre estarás conmigo. Y es preferible así: soñar que me acompañas, pues la realidad nunca será como yo añoro, ¿verdad, Heero?
La última noche que pasé contigo anhelé más que nunca poder creerte, pero mi razón me contuvo. Tal vez fue una decisión insensata y tendrá que pasar mucho tiempo para comprender si me ha hecho más feliz que desdichado. Aunque supongo que, si perseveraba a tu lado, hubiera terminado odiándote enconadamente y cualquier rastro de un momento feliz que haya disfrutado junto a ti se hubiera ajado y quebrado en mil pedazos y no existiría manera de recuperarlo, porque, por lo menos ahora, te odio y te amo a la vez, y tengo entre mis memorias pasajes felices que en esta soledad que me invade se han tornado en un verdadero consuelo.
Volver… Se me ha pasado muchas veces por la cabeza regresar a tu lado, a pesar del sufrimiento. Pero ya no puede ser, lo he decidido. No fuimos destinados para estar juntos. Tú no me amas, entonces qué sentido tiene insistir en lo imposible. Intenté demasiadas veces que me correspondieras y cada rechazo me frustró un poco más y ante la impotencia de esta penosa situación sólo la soledad me consoló y me aconsejó.
Si tal vez comprendieras cuánto te amo… pero creo que tú lo sabes, siempre lo supiste. Simplemente, no pudo ser.
Ahora sólo quiero volver a sonreír sin que el corazón se me oprima a causa del dolor. Quiero volver a sentir alegrías, quiero volver a reír… pero cómo hacerlo sin olvidarte. Donde sea que vaya tus ojos me persiguen. Al parecer, ya no hay oportunidad para mí: sin ti definitivamente no seré feliz.
Aún estoy llorando, en silencio, pero no me importa, no me avergüenzo, en eso no he cambiado. Aún puedo demostrar lo que siento, aunque ahora sólo consista en sensaciones negras.
Aún está lloviendo, y creo que ya no te odio. Siempre es lo mismo: al principio me lamento y siento que te odio, pero después reflexiono durante un instante fugaz… y comprendo al fin que no puedo odiarte. Siempre es así, porque te amo más que a mí mismo. Y ya no me importa el sufrimiento, sólo quiero que vengas junto a mí. Yo no puedo regresar a tu lado, porque aún resta en mí un poco de dignidad, pero tú si puedes retornar a mí.
¿Por qué, Heero? Quiero creer en tus palabras… La última vez dijiste que me amabas, ¿entonces por qué no me has buscado? ¿Por qué no me has hallado en este lugar tibio, sentado a la mesa, bebiendo una taza con exquisito café caliente, cobijándome de la lluvia persistente?
Quiero sentir tu cuerpo caliente sobre el mío. Quiero sentir tus ojos azules, cálidos, grandes, intensos, hondos mirarme desde la lejanía de tu sentir. Quiero sentir tus manos suaves recorrerme completamente. Quiero sentir tus labios dulces, húmedos mojarme la piel. Quiero sentir tu olor varonil penetrar mis sentidos y enloquecerme de placer. Quiero sentirme uno contigo. No son ya tus ojos fríos ni tus manos ásperas ni tus labios amargos ni tus palabras rudas. Quiero sentir que me amas.
Encuéntrame, Heero, que yo estoy aquí, esperándote… No me importa cuánto tardes… yo quiero creer en ti… y tú dijiste aquella vez en que mis ojos estaban nublados por las lágrimas y eran incapaces de mirarte fijamente a los ojos y leer los sentimientos que en ellos se reflejaban, aunque por un momento efímero en que nuestras miradas se toparon y la sensación violenta de sentirme amado me embargó de lleno. "te amo, Duo, te amo… Debes creer en mí… Ahora comprendo… que te amo", tu voz se oía quebrada, pero yo no quise creer. Tal vez me equivoqué al juzgarte, tal vez decías la verdad, tal vez me querías, pero yo me fui.
Me fui sabiendo que me dolía, me fui a pesar de percibir las lágrimas ardientes escurrirse por mi rostro, me fui sosteniendo apenas mis piernas que se resistían a tal viaje. Me fui y tú no me detuviste. O tal vez fui yo quien no quiso creer más.
Y aquí estoy en este pequeño lugar, de paredes blancas y decoradas sobriamente, en donde se respira el aroma cálido y fragante que emana desde las tazas con café, rodeado de gente extraña que mira la hora y que se ama y que se odia y que murmura frases ininteligibles y que sufre y que ríe y que se busca y que, como yo, también espera a que la lluvia amaine, a que alguien lo encuentre, a que alguien lo quiera y le susurre al oído: "te amo".
Continuará pronto…
Nota de la autora: Gracias por leer este segundo capítulo y espero que lo hayan disfrutado.
Bueno, está un poquito más largo, pero algo es algo, ¿o no? y las reflexiones de Duo son bastante sentimentales y dolorosas. Yo espero que ustedes no encuentren demasiado fuera de personaje a Duo y a Heero, recuerden que ellos han sufrido y han cambiado. Lo realmente importante que quiero expresar es que el amor a ambos los ha tocado profundamente y los ha transformado sin que ellos hayan podido impedirlo.
En el próximo capítulo describiré la relación que mantuvieron Duo y Heero y cómo fue que finalmente terminaron si ambos se amaban.
