La vida contigo

Capítulo 15: La batalla.

Dentro de la parroquia los fieles rogaban, en todas las formas y métodos conocidos, algunos lloraban, otros cantaban, y algunos esperaban que se realizara la segunda venida

. Mis amigos me esperaban, serios, mientras fuera se escuchaban los feroces gritos de los orcos; mire al sacerdote y teniendo en cuenta a lo que me enfrentaría rogué "Padre, sería tan amable de permitirme comulgar"- el sacerdote me miro sonriendo y se volvió hacia el sagrario, de donde sacó un gran cáliz con hostias consagradas.

Si bien hacía tiempo había dejado de creer, en ese momento comprendí lo que siempre me repetía la Hermana "por muy descreídos que fuéramos, siempre acudíamos a él en los momentos cruciales"

Cuando sentí la hostia deshacerse en mi boca, percibí los alaridos de nuestros enemigos fuera, Legolas y yo nos dirigimos a las pequeñas aberturas del frente, desde donde pude ver, como la muchedumbre de orcos se amontonaban a la puerta. Sentí mi sangre helarse en mis venas tras lo que veía, esos grotescos seres, llevaban como trofeos colgados de sus cinturas las cabezas de sus victimas, mujeres, hombres, niños, abuelos, nada había detenido a esos monstruosos seres.

Por las diminutas ventanas comenzamos a disparar una lluvia de flechas contra nuestros enemigos, algunas las conjuraba para que los huracanes nos permitieran un respiro, sentí mis manos acalambrarse por el cansancio, pero los orcos se multiplicaban al otro lado del muro.

Detrás de la puerta, Aragorn, Gimly, Gandalf, Merry, Pippin, Sam y Frodo tenían sus armas listas para intentar detenerlos en cuanto las puertas se abrieran, estas estaban realizadas en hierro y tenían un espesor de 15 cm, selladas con un sistema de trabas y candados, por lo que veíamos pocas posibilidades de que cayeran.

"Mi hacha pide sangre orca"- se quejo Gimly.

"Sube aquí y veras como pierdes las ganas"- contestó Legolas, el enano no se hizo rogar y subió, desde atrás de su amigo pudo ver lo que ocurría fuera. Fue la primera vez que Gimly quedo sin palabras, agachó la cabeza y bajo con el resto con expresión taciturna.

"Tan grave es?"- quiso saber Aragorn

"¿Recuerdas Helm y Pelennor?"- los demás asintieron- "Eso era un paraíso comparado con esto"- la expresión de todos se oscureció, nunca hubieran creído morir tan lejos de sus seres queridos, ni siquiera descansarían en su propia dimensión, morirían por un mundo que no era el suyo, pero si este caía, también lo haría la Tierra Media.

"Se me acabaron las flechas"- grito Legolas desesperado

"Mi carcaj esta lleno- comenté sorprendida pasándole algunas- "no entiendo como es posible"

"Probablemente esté hechizado- explicó Gandalf- para que nunca te quedes sin flechas"

"Pues del que haya sido la idea, hay que agradecérsela"- comenté lanzando otra saeta.

Mis ojos vieron algo que nunca creí fuera posible, una araña gigante se acercaba a las puertas, si llegaba hasta ellas sería muy probable que pudiera derribarlas, sentí las oraciones de los que en esa hora desesperada rogaban por la salvación, no podía arriesgar sus vidas, ellos eran mi responsabilidad, no podía permitir que nada les sucediera.

No me lo pensé dos veces y me arrojé por la pequeña ventana, cayendo en medio de los orcos. Pude escuchar el grito descorazonado de Legolas, rogando que volviera, pero ya no había marcha atrás, ahí estaba y no podría entrar hasta que todo haya terminado, las puertas no debían abrirse.

Pude ver frente a mí a la gigantesca araña y la ataque con mi espada, mientras las flechas de Legolas tumbaban los orcos a mi alrededor, no importara cuanto hiciera ni siquiera podía rasguñar a la enorme bestia, recordé entonces como Sam había acabado con Ella-Laraña, tenía que atacar su estómago, la pregunta era como.

"Legolas- grité- disparale a los ojos"- la sagita se clavo con velocidad inusitada en el lugar señalado, la titánica alimaña levantó sus patas delanteras para quitarse ese estorbo, fue solo una fracción de segundo, pero me alcanzó para escabullirme bajo sus patas y realizarle un corte que atravesó su inmundo cuerpo, estaba a punto de desplomarse sobre mí cuando sentí dos brazos fuertes sacándome de ahí abajo

"Lo de recién fue una locura"- Argumentó Aragorn, junto con Gandalf, Gimly y los hobbits.

"Como llegaron hasta acá?"- quise saber mientras le sacaba de las manos mi vara a Merry

"Igual que vos"- comentó un Frodo cubierto de sangre de orco. De mi boca salieron otra vez palabras que jamás había pronunciado.

"Baradnaur, rhaw caran /Torre de fuego, león rojo,

maethalen daw iâr/ peleen en la noche de sangre"

un gran león de fuego nació de mi vara, y se abalanzó sobre los orcos que nos rodeaban.

"Mi hacha necesitaba ejercicio, pequeña"- me aseguró Gimly mientras se dedicaba a decapitar orcos, los hobbits se defendían muy bien contra los inmundos seres, con su agilidad e inteligencia engañaban a los orcos mareándolos. Gandalf parecía inquieto y no tardó en hacérnoslo saber

"No puedo creer que aún no suceda nada, todo esto es demasiado tranquilo"

"Gandalf- se quejó Pippin desde lejos,-a vos te parece que esto es nada???"

"Gandalf tiene razón- comentó Frodo- todavía falta lo peor"

"Si lo peor es un Balrog, prepárense porque allí viene"- puntualizó Merry temblando

Tanto Tolkien como Jackson se habían quedado cortos en la espectacularmente tétrico que era ese gran ser. Su cuerpo era como el de un gigante, cubierto de crines de fuego, a su paso exhalaba olor a carne quemada, un humo hediondo comenzó a invadir nuestras narices. Los orcos se apartaban a su paso, con temor, y yo misma me di cuenta que en algún momento había dejado de respirar. Gandalf parecía haber comprendido cual era el desafío porque grit

"Manténganse atrás, es demasiado fuerte para ustedes"

"Gandalf- me quejé- yo puedo ayudarte"

"Tenes cosas mas importantes que hacer"- me explicó-"si peleas ahora vas a estar demasiado débil para después"- tenía razón, por lo que no me quedo otra que ver como se plantaba frente al Balrog como había hecho aquella vez en Moria. "Soy un servidor del Fuego Secreto, que es dueño de la llama de Anor. No puedes pasar. El fuego oscuro de nada servirá, llama de Udûn. ¡vuelve a la sombra! No puedes pasar."

El balrog parecía estar debilitándose, al igual que el mago, el primero se fue deshaciendo poco a poco, hasta quedar solo cenizas. Gandalf cayó desmayado, Gimly y Sam lo llevaron detrás del semicírculo que formábamos, junto a las puertas, cuidando que ningún orco se le acerque.

La lucha siguió por un rato, hasta que Legolas, quien seguía sobre la ventana lanzando flechas emitió un grito de espanto, todos nos volteamos a ver a que podía temerle tanto el elfo y lo vimos.

El Señor Oscuro en persona se acercaba, cubierto por una inmensa armadura completamente negra, alto, más incluso que Legolas, parecía del tamaño de un oso, llevaba en sus manos una espada negra , forjada en sangre de elfos, y con su fría y intimidante voz me desafió "La pequeña Estrella Azul parece cansada- aseguró- es tu última oportunidad, si me entregas las joyas te trasformaré en mi reina y gobernaras conmigo este y todos los mundos, sino, prepárate para morir"- Sentí la tensión en el aire, mis amigos me miraban expectantes, esperando mi respuesta.

"Que la muerte sea entonces- comente- pero eso si podes vencerme"- pude detener su golpe de espada justo a tiempo, si el no jugaba limpio yo tampoco, me había hecho caer, atrapé sus piernas con las mías y cayó a mi lado dándome tiempo a levantarme, la pelea continuo pareja por un rato, hasta que por un error baje la guardia y sentí la espada clavarse entre mis costillas

Así, empuñando aun la espada que me atravesaba, me levantó sin quitarla de mi interior y rió con esa voz maligna "Esto es lo que ganan los que me desafían"- sentía mi cuerpo quebrarse en espasmos de dolor, cuando en uno de ellos sentí algo similar a una lata de arvejas en mi cintura.

"No cantes victoria"- murmuré cuando en un movimiento apareció el hacha en mi mano y separó su cabeza del cuerpo.

Me sentí caer, y creí escuchar a lo lejos un grito de mi madre, ya no había mas dolor, todo estaba oscureciendo, pero ya no temía, era una oscuridad dulce la que me embriagaba, ya había terminado mi camino, ya estaba muriendo.

Snif, snif, ya se terminaaaaa!!!! buaahh... buahhh..., este es el penultimo capi, no me maten y si quieren insulatarme por el final dejens sus reviews...

Eresse: que bueno que te gusten los capis, en cuanto a las ideas, tengo una mente demasiado complicada, jjejje

Hada: la imaginacion no fallo y la pc tampoco... aqui hay otro capi con toda la accion que tanto querías, en cuanto a lo de ir muriendo de a poco estoy totalmente de acuerdo, ya que nosotros mismos causamos nuestra propia destruccion.

Candy Bloom:que bueno que te siga gustando el fic, acá hay otra dosis de accion po las dudas, y en cuanto a seguir escribiendo... la verdad es que lo que mas me gusta hacer, y es muy probable que puedan seguir leyendo por aca mas de mis locuras