Promesas sin cumplir.

By: Annie-chan Diethel

· . Capítulo 3: Retrasos en las respuestas. ·

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Nueve días. Nueve largos días lejos de él. Era casi un sueño, era casi una pesadilla.

Me removí inquieta en mi nueva cama, en un piso alquilado en el que me había instalado hasta que reuniese el dinero suficiente para pagarme una propia. Mientras tanto, me había procurado un trabajo como canguro todas las tardes y un puesto ayudante en una tienda de ropa por las mañanas. Por lo general, estaba bastante ocupada todo el día, y por las noches no era menos.

Pero, a diferencia de la mañana y de la tarde, la noche la ocupaba Yoh Asakura en mis sueños.

En ellos se representaba todas las noches la misma escena del día que se marchó. Nos decíamos que éramos solo una costumbre mutua, pero en mi sueño, en cambio, había mucho más. Yo me enfadaba con Yoh, y viceversa. Y comenzaba una terrible discusión, en la que Yoh me golpeaba salvajemente. Me insultaba y me golpeaba mientras me miraba con los ojos encendidos de odio y el rostro congestionado.

Todas las mañanas despertaba sudando y con las mejillas surcadas por lágrimas secas, hasta que me percataba de que todo había sido una pesadilla y me calmaba. Rara vez había soñado con algo hermoso después de mi partida... Nada. Estaba casi histérica por no poder hacer nada para evitar esos sueños malditos... Aunque bien conocía la solución.

Para poder dejar de soñar con Yoh, debería aclararlo todo, aclarar que yo realmente le quería, que me resultaba difícil vivir sola después de tanto tiempo junto a él, y que, en mis adentros, algo gritaba desesperado que volviese a casa de nuevo. Pero siempre negaba con la cabeza, me negaba volver. No quería volver a sentir dolor... Todo había quedado lo suficientemente claro como para saber dónde no debía volver jamás, aunque eso me costase volver a tener pesadillas todas las noches del resto de mi vida.

De ningún modo pensaba regresar.

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Desde que ella se había marchado, ninguna noche había conseguido dormir bien. Tenía unas profundas ojeras, me dolían todos los músculos del cuerpo, la cabeza me iba a estallar... Realmente estaba mal, pero no podía hacer nada al respecto.

Habían pasado a visitarme Len, Horo Horo, Pilika y Jun, y se habían preocupado mucho por mi aspecto. Y yo estaba cansado de inventar. Inventar excusas cuando me preguntaban por ella, y tener que responder con mentiras cada vez que me interrogaban por mi vida con Anna.

Nunca me había alegrado tanto al despedirse de mis amigos, cuando ellos se marcharon, me encaminé con lentitud hacia mi cuarto, tomé entre mis brazos una vez más el pañuelo rojo de quien había sido una vez mi prometida, y, abrazándolo, dejé que el llanto me embargase y me meciese en la soledad, extrañando los momentos que había pasado con ella...

Extrañándola a ella.

Había cometido el error de estrecharla entre mis brazos, tratando de evitar que escapara, el error de haberle pedido besarla y haber probado la miel de sus labios solo para dejarla marchar... Y ese era el error más grave que pude haber cometido: Dejarla ir.

En realidad, no podía asegurar si lo que sentía por ella era amor, y mi mente no hacía más que negarlo exponiéndome varias excusas que siempre me llevaban a pensar que solo la necesitaba para seguir adelante, para que me guiara por el camino correcto como había echo toda mi vida. Solo era necesidad, me repetía una y otra vez sin descanso.

Por las noches, acostumbraba a ponerme bajo la almohada el pañuelo de Anna como invocación a los sueños felices... Pero lo único que lograba era soñar con el fatídico día en el que se marchó.

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Pensaba salir a tomar el aire fresco, aún de noche. Sabía que si iba a dormir soñaría de nuevo lo mismo y que si me quedaba en casa, no dejaría de pensar en él, así que decidí salir un rato... Pero no encontraba mi pañuelo rojo, era más, desde el día que me marché no lo había vuelto a ver. Supuse ciegamente que lo había olvidado en la pensión. Quería recuperarlo... pero... Realmente temía volver a Yoh.

No, más bien no temía ver a Yoh, temía mi propia reacción. Sabía que debía ir completamente relajada y seria, y con un autocontrol exhaustivo, pues sabía que si daba rienda suelta a mis emociones acabaría arrojándose a sus brazos como una desesperada.

Noté las primeras gotas de fina lluvia golpear delicadamente el cristal de la ventana antes de salir. No había cogido ningún tipo de refugio para mí, era más, deseaba sentir la fría lluvia caer sobre mi cuerpo, deslizándose por mi piel como un bálsamo relajante... Volví a pensar inevitablemente en Yoh y en la tranquilidad que emanaba. Recordé aquellos ojos negros llenos de dulzura que me miraban desde el tejado mientras yo me dedicaba a leer sentada junto al estanque del jardín. Recordé aquella vez en la que resbaló del tejado y cayó sobre mí sin querer, en el gesto serio y preocupado que adoptó al saber que me había torcido el tobillo, en el sumo cuidado y la concentración que empeñó en curarme mientras yo fingía una más de mis frías miradas, tratando en vano de ocultar un sonrojo.

Me quedé inmóvil frente a la entrada, temerosa de entrar o no. Observé que todas las luces de la casa estaban apagadas y que la única tenue iluminación provenía del cuarto de Yoh, probablemente, de alguna vela.

Mis pies se movieron sin mi consentimiento y, antes de que pudiese reaccionar, ya había tocado a la puerta. Podía sentir la fuerte lluvia cayendo sobre mí.

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La luz se había ido mientras deambulaba tontamente por el pasillo y, a tientas, había dado alcance a una vela, a la que había prendido y junto a la que me encontraba. Miraba embelesado la pequeña llama danzar mientras me sumía amargamente en los recuerdos, aferrado al trozo de tela roja que Anna se colocaba en la cabeza.

Era como si nos viese, a nosotros dos hacía tan poco tiempo... Anna se encontraba sentada en la pequeña mesa del salón, tomándose su té vespertino, tan puntual como siempre. Yo me había sentado frente a ella y solo la miraba. Alzó la mirada de su té con los pómulos sonrojados y una mirada fallidamente fría.

- "¿Qué se supone que miras?"- había preguntado ella con la voz tan seca como un río de caudal desbordado.

-"A ti."- había respondido yo, sonriendo- "¿No es evidente?"

- "¿Por qué me miras?"- cuestionaba ella.

- "Porque eres tan hermosa que no hacerlo sería una estupidez."

Ella me miraba con un fingido gesto enojado, tras el que se ocultaba una mirada más dulce que la miel y una sonrisa que no había podido ocultar. Se levantó y se dispuso a irse, no sin antes darme un leve coscorrón y murmurar algo como "Idiota..." antes de desaparecer por el pasillo.

Nunca podría olvidar aquella fina y pálida tez coloreada de carmín, gracias a un sonrojo momentáneo que no había podido evitar.

Me sobresalté mucho al ser despertado de su recuerdo por alguien que tocaba a la puerta.

- ¿Qué querrá nadie con esta lluvia?- mascullé de mala gana mientras tomaba la vela y bajaba a abrir- ¿Quién es?

No recibió respuesta. Preguntó de nuevo y abrió. Lo primero que pudo notar fue el aire helado que se abrió camino en la casa y que apagó la vela, unido a las frías gotas de lluvia que lo golpearon. Después la vio. Allí estaba Anna.

- ¿Puedo pasar?- preguntó ella con un hilo de voz. Yoh asintió sorprendido.

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- ¿Qué haces aquí? Es decir... ¿Por qué has salido con esta lluvia sin paraguas ni nada? ¡Te resfriarás!

- Solo he venido a por mi pañuelo. Después me iré, no quiero molestar.

- No, no molestas, Anna, de ninguna manera. Ven, te daré ropa seca.

- No, solo dame el pañuelo y me marcharé.

- Lo siento, pero no puedo dejar que salgas de nuevo con esta lluvia.

Yoh mostró una sonrisa estúpida de las suyas, y Anna no pudo negarse. Fue a su antiguo cuarto y se cambió con algo de ropa que se había dejado allí. Pero por mucho que buscó por allí su pañuelo, no lo encontró. Se reunió con Yoh en la sala de estar, dónde la esperaba un cálido té en la mesa. Ella se sentó frente a él.

- Tómate esto, te hará entrar en calor.- indicó Yoh, señalando la taza de té.

- Gracias...- respondió Anna, posando sus manos alrededor de ésta, intentando calentarse las manos. Yoh se levantó y se fue por el pasillo, para volver instantes después con una estufa de gas.

La luz seguía sin funcionar y solo un par de velas iluminaban la estancia desde el centro de la mesa. Ambos evitaban mirarse; Anna concentraba su mirada en la taza de té y Yoh observaba embelesado la pequeña llama de una vela. Pasó un largo rato en el que reinó el más incómodo de los silencios.

- Y... bueno... ¿qué ha sido de ti últimamente?- preguntó Yoh de una forma clara para evitar más silencio. Era una muestra más que evidente de que quería hablar con ella pero no sabía por dónde empezar.

- Pues me mantengo ocupada… ¿Y tú?

- Ojalá pudiese ocuparme más…

- Oye, Anna… Yo… quería… Hablar contigo, ¿sabes?

- Sup…

- No, espera- interrumpió él- déjame decirlo todo de golpe o no podré hacerlo. Sabes que no soy muy valiente…

- Sí, lo eres.

- ¡No! ¡No lo soy! Tú eres lo único que me da valor, Anna… Ahora lo he perdido todo, ya no tengo ni fuerzas, ni valor, no tengo ganas de seguir adelante sin ti.

- Durante… Mucho tiempo, esas fueron las palabras que siempre deseé escuchar… Y ahora que las oigo…

La habitación se sumió en el silencio, una vez más. Anna no supo continuar. No sabía si debía reprocharle algo o simplemente arrojarse a sus brazos. Tampoco le habían hecho mucho efecto aquellas palabras, independientemente de la sorpresa. El silencio se estaba convirtiendo en un cómodo aliado, pero así no era para Yoh.

- ¿Por qué no me dices nada? ¿Has venido aquí bajo la lluvia para buscar tu pañuelo y nada más? ¿No ves que estoy abriendo mi corazón ante ti? ¿Cómo puedes ser tan egoísta?

- ¿Egoísta? ¡No soy yo la egoísta! Todo lo que he hecho siempre ha sido por ti, solo por y para ti. Con un carácter o con otro, más dulce o más frío, ¡todo para ti! ¿Cuántas cosas puedes decirme que haya hecho solo para mí?

- ¡Todo! ¡No te excuses con eso ahora! ¡Tú solo querías que entrenase duro para darte comodidad y la satisfacción de tener a la gente bajo tu control!

- ¿Cómo puedes decir eso cuando me debes la vida? ¡Sin esos entrenamientos cualquiera te podía haber matado!

- ¡Si no lo hacías tú antes con esos malditos entrenamientos y las tareas domésticas!

- ¡No quieres comprender!

- ¡Solo eres una manipuladora!

- ¡Y tú un idiota que no pudo ver cuánto lo quise una vez en mi vida! ¡¡Jamás volveré a esta casa!! ¡Te odio!

- ¡Mejor! ¡Márchate de una vez! ¿Quién te necesita? ¡Yo también te odio!

Anna salió de aquella casa, luchando contra las lágrimas que ya se desbordaban por sus ojos, y corrió sin rumbo alguno. Por su lado, Yoh se quedó unos instantes a solas en la misma posición de hacía unos minutos atrás, y luego rompió a llorar como un niño, como hacía tiempo que no lloraba. Después de analizar palabra por palabra la discusión, se levantó de su lugar y salió en busca de Anna. No la halló muy lejos, arrodillada en mitad de la carretera, acurrucada mientras se abrazaba a sí misma con fuerza y lloraba. La lluvia caía sobre su delgado y frágil cuerpo, golpeándola con suavidad, enfriandola. La llamó en un murmullo que ni él mismo pudo escuchar, pero tampoco se atrevió a acercarse. La calle estaba completamente desierta. Anna levantó la vista y miró a Yoh, medio incrédula y medio enfadada.

- ¿Qué estás haciendo ahí?

No recibió respuesta por parte de Anna. Se fijó bien en ella, y la vio como nunca la hubiese imaginado. Estaba más delgada de lo normal, tenía ojeras muy profundas, un aspecto verdaderamente demacrado, lloraba arrodillada en mitad de la carretera bajo una lluvia muy fuerte y helada. Definitivamente, no era la Anna de siempre… Y él había cometido otro grave error. Dio un paso hacia delante, pero el susurro helado de Anna lo detuvo antes de dar alguno más.

- No te muevas de ahí.- había dicho.

- Por favor, Anna, apártate de ahí. Estás… estás montando una escena.

- Para ti solo es eso, ¿no? Solo estoy montando una escena, solo dramatizo, ¡estoy tirada en mitad de la carretera, llorando como una desesperada solo por montar una escena! ¿Eso es lo que quieres decir? Por todos los diablos, Yoh, ¡abre los ojos!

- ¡Los tengo abiertos, Anna! ¡Y aun así no entiendo por qué demonios lloras! ¿Tanto te importa lo que ha pasado?

- ¡Pues claro que me importa! ¿Es que aún no lo entiendes? ¡Te quise, pero creí que me había equivocado! ¡Solo hasta que me fui no me di cuenta de cuánto te quería, Yoh! ¡Y aún lo sigo haciendo!

Todo volvió a quedar en silencio. Yoh meditaba todas las palabras dichas y llegó a la conclusión, una vez más, de que era un idiota. Hizo el ademán de caminar hacia ella, pero no dio más de un paso. Aún no sabía qué hacía ahí. En el fondo de su alma, aún esperaba despertar y comprender que todo aquello no era más que un sueño... Una pesadilla. Anna le había dicho que lo quería, entonces, ¿por qué él no podía decir lo mismo? Se cuestionó a sí mismo... ¿La quería? ¿Su corazón estaba en manos de Anna? Es más... ¿la apreciaba en algún sentido? Siempre le había temido, se había acostumbrado a vivir con ese temor, luego se sintió en deuda con ella por los entrenamientos, ya que con ellos había sobrevivido en todos los combates... Entonces... ¿en ese momento qué era lo que sentía hacia Anna? ¿Qué había sentido cuando ella se había marchado? Seguía sin estar seguro.

Anna lo miró, con los ojos inundados en lágrimas y, a la vez, con una mirada helada. Le advertía con la mirada que no se moviese de su sitio, que dijese algo que la animase a levantarse y a apartarse de ahí. Yoh sabía que quería leer su mente, pero no tenía fuerzas para ello. Advirtió entonces que Anna jadeaba y que tenía las mejillas sonrojadas. Cayó en la cuenta de que estaba enfermando...

"- Enferma de amor"- pensó sin querer. Y luego se regañó por ello.

Vio cómo Anna dejó de abrazarse y dejó los brazos desplomarse a sus costados, y observó el trabajo que le costaba mantener los ojos abiertos. Sintió una punzada de dolor en el pecho, tan fuerte que se llevó la mano a la altura del corazón para calmarlo.

"- Jamás he visto a Anna tan sumamente débil... Y es culpa mía..."

Y si lo había estado, Anna jamás lo habría admitido. Era fuerte, y ahora estaba derrumbada... ¿Tanto daño le estaba haciendo?

- Anna...

Quería hablar, decirle lo que quería oír, pero no podía emitir ningún sonido. Otro sonido le nubló las ideas, la mente... Era el sonido de un coche, aunque aún estaba un poco lejos. Trató de correr hacia Anna, alejarla de allí. Pero sus piernas no respondían, y Anna lo miró y negó con la cabeza.

- No vengas por mí, Yoh. Déjame ir, déjame que acabe de una vez de sentir.- Agachó la cabeza- No quiero seguir enamorada de ti... Ésta es la única solución.

- ¡No!- avanzó un par de pasos- No puedes dejarte morir por mi culpa. ¡No puedes! ¡No lo soportaría! ¡¡No soportaría estar sin ti!! Solo han pasado nueve días desde que te fuiste y mi vida es un maldito infierno, Anna, ¡un jodido un infierno! ¡Me está matando! ¡No puedo ni comer, ni beber, ni dormir!

- ¿De verdad?- ironizó ella- No me digas...

- Te mentiría si te dijese que sé lo que siento por ti... ¡Te mentiría si te dijese lo que siento ahora! ¡¡Pero de lo que estoy seguro es de que si tú te mueres ahora, me moriré yo después!!

Anna apoyó las manos en el suelo y se levantó pesadamente, pero no miró a Yoh; y eso era algo que no le acababa de gustar al castaño.

- Por favor, Anna... Annita... apartate de ahí... Te prometo que estudiaré a fondo lo que siento, hablemos de ello, pero quítate de ahí...

- ¡Ja! Estudiarás... Esto no es un libro, no es algo fácil... Déjame, vete a casa y déjame...

El coche estaba ya muy cerca. Tomó la curva en la esquina de la calle y se dirigió hacia Anna. Por fin, el cuerpo de Yoh respondió y se abalanzó sobre ella, la rodeó por la espalda con los brazos y tiró de ella hacia la acera... Pero ella se resistió.

- ¡Déjame! ¡He dicho que me dejes!

Yoh seguía tirando de ella, pero no conseguí llevarla.

- ¡Entonces me quedaré aquí contigo! ¡Nos iremos juntos al otro mundo!

Anna lo miró con incredulidad unos instantes, mientras él sonreía.

- Me iré contigo, Anna... Me iré... porque te quiero.

En ese momento, Anna tiró de él hacia la acera...

El coche pasó.

"Querida abuela:

Sentimos de corazón lo de la boda, pero no podemos casarnos todavía. Te parecerá una locura pero... Anna y yo nos hemos dado cuenta de que necesitamos un tiempo para conocernos mejor. Nos tomaremos una vacaciones, no sabemos por cuanto tiempo. Antes de casarnos, queremos demostrarnos que nos queremos de verdad, recuperar el tiempo perdido. Seguro que te estarás preguntando que si toda la vida no es suficiente... Yo creo que nunca se termina de conocer a una persona, ni siquiera a uno mismo. Como ya sabrás, el incidente de aquella noche aclaró muchas cosas. Anna aclaró que siempre me había querido, y que solo se dio cuenta cuando se fue. Yo creí lo mismo al quedarme solo, pero no estaba seguro si era amor... o necesidad...

Ella necesitó marcharse para conocer sus sentimientos... Y yo necesité que nos atropellase un coche para conocer los míos.

Por favor, discúlpame por tener que aplazar la boda más tiempo.

De parte de Anna y mía, saludos y besos a todos desde el otro mundo.

Atte: Yoh Asakura.

P.D.: Te pido disculpas por enviarte tan tarde la respuesta a tu carta."

The End

Notas de Annie-chan:

Holap U En primer lugar, mis más sinceras disculpas por el largo retraso... La imaginación le dio la mano a mi inspiración y juntas se fueron de excursión... O PERO POR QUÉ CON MI DINERO??? o.oUuuUuu.... Por dónde iba? Ah, sie...

Capítulo un pelín dramatico (solo un pelín?), así que para equilibrar, el siguiente capítulo es un final alternativo. Lo cual NO quiere decir que sea una secuela de éste, sino uno paralelo, no tiene nada que ver con éste. Luego no digan que no avisé...

Y sin más, doy paso a la lectura de reviews:

[] Mafaldyna: Se, yo tambien opino lo mismo, se quieren y se sabe por detalles casi imperceptibles... pero se quieren . Muchas gracias por el review! O

[] Naruki: Na-nee, cómo crees que no iba a dejarlos juntos? Como ves, ni la misma muerte los separa. Graxias por el review, nee-chan!! -

[] Mer1: Muchas gracias, espero que te haya gustado el final y que te agrade el alternativo - Y gracias también por el review -

[] Jos D: Como ves, ni Hao ni sus chicas tienen lugar en este fic. Y como ya está acabado, menos aún xD Gracias por tu review --

[] Korishiteru: Hola amiga! Si era este fic con el que conocí - Muchas gracias por tus palabras y por tu review -

[] Annita Kyoyama: No te preocupes, muchas gracias por dejar review aquí -

[] Xris: See to2 lloramos TT pero ya, esto se terminó, muchas gracias por tu review -

[] Keiko-sk: Muchas gracias - Y gracias también por tus reviews

[] annaangel: Se que en la serie se quieren, si no fuese asi, no seria tan tan fan del yohxanna - Muchas gracias.. y no iores mas , gracias por tu review! -

[] Ana: Muchas gracias, ya ves que eso está hecho. Gracias por tu review -

Y sin más, les dejo con el final alternativo de "Promesas sin Cumplir"