Promesas sin cumplir.
By: Annie-chan Diethel
· . Capítulo 3: El principio del fin. . ·
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Varias semanas desde aquella fatídica mañana habían pasado y ninguno de los dos había recibido noticias del otro. Por una parte, deambulaba Anna.
Había logrado alquilar un piso pequeño y modesto y había conseguido un trabajo en una tienda de trajes de boda, comunión y fiesta. Se afanaba en colocar cada prenda en su lugar y de atender a los clientes con el mayor cuidado y respeto posibles, por muy pesados que estos fuesen. Trabajaba casi todo el día para poder pagar el alquiler y las pocas cosas que necesitaba, pero fuera de ello, no se podía quejar. Aún le quedaba un poco de dinero para ir ahorrando para comprarse una casa propia... Pero a los precios que estaban...
Yoh, por su parte, se había procurado varios empleos para mantenerse ocupado: por las mañanas trabajaba como ayudante en un jardín de infancia, muchas tardes las ocupaba haciendo de canguro de algunos niños o simplemente entrenando y por las noches trabajaba como camarero en un restaurante.
Se ocultaban tras sus empleos y ocupaciones, pero todo aquello era para olvidar un tiempo pasado que se daba por presente. Y aún sin querer, cada pequeño detalle les recordaba lo que pudo haber sido.
Anna, muchas veces, se quedaba embobada mirando los vestidos de novia, tanto orientales como occidentales, y se preguntaba qué hubiese pasado si en lugar de estar vendiéndolos fuese ella la que hubiese comprado alguno para casarse con Yoh. Pero siempre agitaba la cabeza y se repetía mentalmente "no, eso nunca pudo ser".
Yoh, en sus empleos con niños, se cuestionaba cómo hubiese sido tener algún hijo con Anna. Y en el restaurante, muchas parejas llegaban allí para cenar juntos y, en más de una ocasión, para pedir matrimonio. Los demonios del "y si hubiese" lo atormentaban cada día más.
Asakura fue invitado a una cena de despedida de soltero por un compañero de trabajo, y pensó que era una de esas ocasiones en las que había que renovar el armario. Así que fue con un compañero de trabajo por varias tiendas, buscando algo de su agrado para ese día, atormentándose silenciosamente por ser un simple invitado y no el anfitrión. Se hundió en el asiento del coche de su compañero, el cual encendió la radio y puso una canción
Aquella tarde, Anna estaba sola en la tienda. Sus compañeras le habían pedido el favor de atender la tienda mientras iban a buscar algo; Anna había dejado de escuchar lo que ellas le decían desde que dijeron "Quédate en la tienda que nos vamos...". Realmente no le importaba quedarse sola en la tienda, jamás había estado muy concurrida lejos de las fechas de comuniones, pero aun así le fastidiaba bastante que la dejasen sola por placer. Suspiró. Estaba cansada de tener que buscarse la vida de aquella forma habiendo podido tener... Negó bruscamente con la cabeza. Aquello era agua pasada. Se acercó al mostrador y encendió la radio, justo en el momento en el que comenzaba una canción preciosa. Anna la había oído muchas veces, pero no se cansaría nunca de hacerlo.
Lejos de todo cuanto am
En tiempos oscuros vivo hoy sin ti.
Yoh y su compañero se detuvieron en una tienda muy prestigiosa en todo Tokio de trajes exclusivamente de fiesta. Al pasar, la misma canción sonaba en la radio. El compañero de Yoh, entusiasmado, comenzó a mirar de aquí para allá, probándose unas y otras cosas, sin decidirse por nada. Yoh, sin embargo, con su calma habitual, se paseaba por la tienda mirando los trajes. Miles de camisas, chaquetas, pantalones y complementos, de todos los modelos imaginables, pero ninguno de su agrado. Una muchacha pelirroja los atendió muy amable y pacientemente. Yoh se interesó por un traje de corbata, con una camisa blanca, todo azul marino muy sencillo.
- Por favor, señorita, ¿podría decirme el precio de este traje?- preguntó Yoh.
- Por supuesto, es uno de los trajes más económicos que tenemos, solo quinientos setenta y cinco mil yens.- respondió la muchacha, sonriente.
Al shaman de los cabellos castaños estuvo a punto de darle un infarto. Le agradeció la ayuda a la muchacha y fue a buscar a su amigo.
- ¿Te has vuelto loco? ¡Con lo que vale un traje de estos me reformo la casa!
- Vamos, Asakura, ¡solo he venido aquí a probarme trajes! No creerás que tengo tanta dinero como para gastármelo en un traje, ¿verdad?
- Pues en lugar de estar haciendo el tonto por las tiendas caras, vamos a buscar una tienda que esté bien de precios. ¡Casi me mata con la cantidad que me ha dicho!
El compañero de Yoh rió y juntos salieron de la tienda, camino de cualquier otra más económica.
Pero aún queda un suspiro de honor
Como aliado de este gran amor.
Anna estaba muy aburrida en la tienda y decidió pasearse por ella, para ver si podía arreglar alguna cosa. Se fijó en un vestido de novia occidental, blanco, con una larga cola llena de adornos de cristal, en forma de flores y formas exóticas. Era de manga larga y en los puños, acabados en pico, tenía más adornos cristalinos y bordados dorados. El escote era redondeado, con ligeros adornos bordados en dorado por el borde. La falda era totalmente lisa, no llevaba más adornos que un cordoncillo en el bajo en blanco para que no se rompiese. El velo era también adornado con cristalitos y para sujetarlo usaba una preciosa diadema de cristales también. Se imaginó a sí misma vestida así y, sin querer, apareció Yoh en su imaginación.
Hay un lugar mucho más allá del sol
Donde mi reino acaba en tu corazón,
Donde los sueños se hacen realidad,
Y una leyenda nació grabada a fuego en mi piel.
- ¡Mira, Asakura! Allá hay otra tienda, y parece que es más barata.- anunció el compañero de Yoh, soltando el volante y perdiendo momentáneamente el control del vehículo.
Aparcaron en doble fila, y un camión, al pasar junto al coche, arañó gravemente la pintura gris metalizada. El compañero de Yoh comenzó a despotricar, mientras el susodicho estaba blanco como la cera.
- Mira, ya vale. Primero, esa dependienta ha puesto a prueba mi estado nervioso, luego casi nos la pegamos con el coche y ahora casi nos arrolla un camión... ¡Esta tienda será la última y luego me llevas a casa!- exclamaba Yoh de camino a la tienda mientras su compañero explotaba en carcajadas.
- Eres demasiado impresionable, Yoh...
- Tú no sabes qué es impresionante de verdad.
Sin apenas darse cuenta, estaban entrando en la tienda. Ésta parecía vacía a primera vista, así que ambos comenzaron a curiosear como quisieron por la tienda. El compañero de Yoh cogía trajes y se los probaba sin piedad, mientras que Asakura miraba, antes de tocar nada, el precio. La tienda no salía muy cara, pero tampoco era económica. Yoh suspiró resignado, ¿qué podía hacer contra los trajes caros? Ninguna de sus técnicas shamanicas le servía para nada en eso...
- Eh, Aruyaki, ¿todavía no encuentras nada que te guste?- preguntó a su compañero, bastante aburrido.
Pero le llamó la atención que éste miraba silenciosamente a otra parte. La tienda se componía de 4 salas, separadas por paredes y comunicadas por arcos, y en cada parte se encontraban las distintas secciones de trajes (comunión, boda y fiesta femenina y boda y fiesta masculina). Aruyaki estaba escondido tras la pared y miraba a la sala contigua.
- ¿Se puede saber qué haces?- preguntó de nuevo Yoh.
- ¡Shh!- fue la única respuesta de su compañero.
Resignado y aburrido, el shaman de cabellos castaños se acercó a la posición del otro y observó del mismo modo al mismo lugar. Pudo apreciar a una muchacha que se encontraba de pie junto a un hermoso traje de novia, con las manos en el rostro, y lloraba. La muchacha se dejó caer de rodillas al suelo, mientras murmuraba algo como "ya basta... no puedo más...". A Yoh se le enterneció el corazón. Fijó su mirada en ella y su mente la transformó en Anna, una vez más. Sacudió disimuladamente la cabeza para borrar su imagen, pero ésta no se disipó. Entornó los ojos, clavando la mirada en ella, y se dio cuenta de que no era una imaginación. Aquella chica era...
- Anna...- dijo sin querer, dejando que su cuerpo tomase el control y lo dirigiese hasta ella.
Con la fuerza de mi corazón
Y el coraje de un amor sin fin,
Me armaré un día de valor
Y volveré a conquistar lo que perdí.
No podía creerlo, se negaba en rotundo. Ella intentaba borrar su imagen de su mente, era imposible que Yoh estuviese allí, de pie junto a ella, mirándola con tristeza. Era una locura pensar que se había acercado llamándola por su nombre, no, él estaba en casa, quizá en casa de alguna otra chica... No allí. Anna se quedó mirándolo, con los ojos inundados en lágrimas, mientras él la miraba con expresión preocupada. Se incorporó, desviando momentáneamente la mirada, pero volviendo inevitablemente a verlo. Quería tocarlo, ver si era real o solo una imaginación suya.
- Anna... ¿Por qué...?
Anna interrumpió su pregunta con un abrazo, casi desesperado, aumentando su llanto. Jamás antes los brazos del shaman habían sido un refugio tan valioso. Y él la abrazó también, temeroso de que volviese a marcharse, sintiendo el corazón de la itako palpitar furiosamente contra su pecho.
Con la fuerza de mi corazón
Lucharé hasta recuperar
Cada instante que pasé sin ti
En el destierro de un lejano adiós.
Yoh estrechó a Anna fuertemente contra su pecho. No podía negarse a si mismo que la había extrañado hasta límites insospechados. Su mente le decía que la soltase, que se marchase de allí sin mirar atrás. Pero su cuerpo no obedecía más orden que abrazarla con todas sus fuerzas antes de que fuese ella quien huyera. Tenía ganas de llorar y sonreír, todo al mismo tiempo, mas solo alcanzó a preguntar en un casi inaudible susurro...
- Anna, ¿por qué estás llorando?
Sintió los brazos de la rubia itako aferrarse a él con más fuerza y luego pudo ver cómo alzaba la mirada hasta él, y como esbozaba una triste sonrisa, antes de que un nuevo y amargo llanto se adueñase de ella. La abrazó con fuerza de nuevo mientras besaba con suavidad sus dorados cabellos.
Cuando la noche llegue a ser
De esa luna que hoy brilla para los dos,
Embarca el destino que ser
Y en tus labios siempre escrito está.
A medida que los segundos transcurrían, el llanto de Anna iba cesando en brazos del shaman. Se sentía cómoda y a salvo... Protegida. Y sabía que era hora de tragarse el orgullo por primera vez y responder a la pregunta de su antiguo prometido.
- No... no puedo más, Yoh.- pronunció, con el rostro oculto en el cuello de el mencionado, respirando su aroma en lo que podría ser la última vez- Pensé... que solo eras un capricho... Pero me he dado cuenta de que estaba equivocada. Nunca has sido una costumbre, porque siempre quise que estuvieses cerca mía, porque siempre he estado enamorada de ti. Pero sabía que para ti yo era todo lo contrario, solo una persona... o incluso un témpano de hielo, al que te habías adaptado. Por eso apoyé tu decisión... Por eso me marché... Por eso ahora estoy llorando.
En ningún momento Anna apartó su rostro del cuello de Yoh, ni dejó de rodear su cuerpo con los brazos. Temía ver la reacción de él, no sabía cómo se lo estaba tomando y eso no la dejaba tranquila, sin embargo, como pocas veces en su vida, tenía miedo.
Notó cómo el corazón de Yoh aumentaba el ritmo rápidamente con sus palabras, y luego sintió sobre su hombro algo cálido y húmedo: las lágrimas del shaman.
Hay un lugar mucho más allá del sol
Donde mi reino acaba en tu corazón,
Donde los sueños se hacen realidad,
Y una leyenda nació grabada a fuego en mi piel.
Se produjeron unos largos instantes antes de que la mente del joven Asakura lograse asimilar los hechos. Y cuando lo consiguió, sus ojos se inundaron rápidamente en lágrimas de emoción que fueron derramadas al instante, yendo éstas a parar al hombro de Anna. Finalmente, las palabras alcanzaron a salir de su boca, sin pasar previamente por la cabeza, inconscientemente.
- Lo cierto es que... Que yo también me di cuenta cuando te fuiste de que había cometido el mayor error de mi vida. Supe al instante de que, sin querer ni darme cuenta, me había enamorado de ti.
Contempló cómo la mencionada alzaba de nuevo la vista, incrédula, y luego sonrió. Yoh la imitó mientras secaba con cuidado las lágrimas de la rubia con la manga de su camisa, y luego se inclinó levemente y besó suavemente sus dulces labios.
Con la fuerza de mi corazón
Lucharé hasta recuperar
Cada instante que pasé sin ti
En el destierro de un lejano adiós.
El compañero de Yoh hizo su aparición batiendo palmas y lanzando ensordecedores silbidos, acompañado de las compañeras de Anna, que lo imitaban. Anna y Yoh se sonrojaron violentamente y el rubor los embargó, sin embargo, solo pudieron reír nerviosamente sin liberar del abrazo al otro.
Mil ilusiones rotas sin razón
Son el legado de la envidia y el poder
pero la esperanza nunca muere por que se
que te llevo muy dentro de mí, en m
Hizo acto de presencia en la amplia estancia, del brazo del señor Mikihisa, vestida con el traje blanco lleno de cristalinos adornos que tanto le había gustado. Todos la miraban pasar con admiración, pero ella solo tenía ojos para el hombre que la esperaba junto a la señora Keiko, vestido con un elegante traje negro y que le brindaba una sonrisa entre entusiasta y nerviosa. Al llegar junto a él, Yoh le cogió la mano y la estrechó con fuerza, gesto que Anna imitó con una sonrisa.
Con la fuerza de mi corazón
Lucharé hasta recuperar
Cada instante que pasé sin ti
En el destierro de un lejano adiós.
Con la fuerza de mi corazón
Y el coraje de un amor sin fin,
Me armaré un día de valor
Y volveré a conquistar lo que perdí.
Con un beso comenzó el primer día del resto de sus vidas... Por siempre juntos.
Con la fuerza de mi corazón
Y el coraje de un amor sin fin
Volveré a conquistar lo que perdí...
. · · . Fin . · · .
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Notas de Annie: Bueno, este final ha sido creado para que nadie me asesine ni me envíe a los Teletubbies. Ciertamente, no creo que sea muy bueno, pero más o menos, es lo que la mayoría esperaba. Espero que el fic les haya gustado y sí, ya trabajo en el resto de mis fics, por lo que les agradecería que se guardasen los artilugios de tortura para otro día -
Bueno, ya cierro la boca, gracias por leer el fic! ---
