A la mañana siguiente, Remus no se levantó hasta ya pasado medio día. No
salió de la celda ni para ir a comer. Y así pasó una semana, se la pasaba
viendo al pasillo esperando a que un policía llegara y le dijera: "Eres
libre." Claro, eso nunca pasaría en St. Mary.
Me preocupaba verlo así; quería ofrecerle ayuda, pero éramos jóvenes, y pensé que si lo hacía iban a pensar que yo era puto. Que equivocado estaba.
Una noche le pregunté por qué no salía, y me contestó:
-Tengo miedo de enfrentarme a la realidad.
Su respuesta me sorprendió. Se veía que había estudiado. Era muy raro ver a un preso en St.Mary que supiera contar a más de tres, por lo general los intelectuales estaban metidos en fraudes y se encontraban en prisiones políticas.
Quería pedirle que me explicara, pero en ese momento dijo que sentía mal y le dolía la cabeza. Comenzó a caminar hacia su cama, pero se tropezó y cayó de boca al suelo. Yo estaba en mi cama sentado, me bajé y lo ayude a levantarse.
-Estoy bien.
-Eso pasa por no comer- lo llevé hasta su cama – espérame aquí, te traeré algo.
Me acerque a la reja y me gaché para quedar a la altura de la cerradura.
-No podrás salir, esta celda es muy resistente.
Después de cinco minutos de trabajar con la cerradura, al fin la pude abrir.
-Eres bueno- dijo Remus. Yo le sonreí. No se había dado cuenta de que guardia no había puesto el segundo seguro de seguridad.
Me adentré en la oscuridad del pasillo. Muchos de los presos estaban en el pasillo, algunos ronquidos hacían eco en las paredes. En una vuelta de esquina casi me topé con un guardia, pero las sombras me cubrían, así que no fui descubierto.
Después de unos quince minutos de caminata llegué a la cocina. Traía el corazón en un puño cuando prendí la luz. Tomé un pan, un poco del horrible estofado y un vaso de leche. Apagué la luz y me dirigí a la celda. Esa era la parte más difícil, si me descubrían, quien sabe qué castigo me impondrían. Lo malo es que supe el castigo.
Cerca ya de mi celda, oí unos pasos que se encontraban no muy lejos de mí. Caminé más rápido. Llegué ante la celda y cuando la estaba a punto de abrir, alguien me tomó de los hombros y me tiró al suelo.
-¿Qué estás haciendo, Black?- me habían descubierto. Tenía tanto miedo. Nunca, desde que había entrado a St.Mary me había sentido así. Muchas historias horripilantes sobre los castigos que imponían recorrían los muros dentro y fuera de la prisión.
-Yo...yo..bueno, yo...- comencé a tartamudear. Necesitaba una historia lo mas rápido posible. – Yo estaba...estaba...tomando...mi caminata nocturna- dije con una sonrisa.
El guardia me miró desde arriba, porque el estaba parado, y me dijo:
-¿Caminata nocturna? ¿Desde cuando tomas caminatas nocturnas?
-Desde hace mucho tiempo- qué pendejo me vi. Eso enfureció al guardia a tal extremo que me pateo en el estómago.
-No soy imbécil, Black- me levantó de la camisa y me llevó por los oscuros pasillos hasta la puerta de la oficina de uno de los responsables de guardia. Tocó a la puerta y una voz detrás de ella le indicó que entrara. La luz de la lámpara me cegó, y no pude ver bien a la persona que estaba detrás del escritorio.
-¿Qué pasa, Oldman?- preguntó el sujeto con una voz que me horrorizo. Parecía la típica voz ronca del malo de la película.
-Este preso trataba de escaparse- respondió el guardia.
-¡Yo no trataba de escapar!
-SILENCIO-grito el tipo -¿Sabe usted que esta es la prisión de más alta seguridad, Sr...?
-Black- le contesté.
-¿Qué hacemos con él?- preguntó el guardia.
-No parece de los más peligrosos, así que se lo dejaré a su decisión.
-¿Seguro? ¿Puedo hacer lo que quiera con él?
-Le doy carta abierta, Oldman, sólo no lo mate.
-Está bien.
-Y otra cosa, Gary. Si tiene algún problema, no venga y se queje conmigo.
-Como usted quiera.
Salimos de la oficina. Tenia tanto miedo. No sabía qué iba a ser de mí. En ese momento le recé a Dios.
Me llevó hasta un cuarto, ó más bien un almacén que se encontraba atravesando el patio. Abrió la puerta y me aventó dentro. Caí de bruces. Traté de levantarme, pero me dio otra patada en el estómago. Me rodé para que mi cara diera hacia el techo. En ese momento me volvió a patear en un costado. Grité del dolor, estaba seguro de que me había roto una costilla. Luego me tomó de la camisa con una mano y con la otra me golpeó el rostro.
Me levantó y me estrelló contra la pared, me comenzó a golpear por todo el cuerpo. Traté de defenderme, pero estaba muy débil. No me dejaba ni respirar entre golpe y golpe. Me dejó caer y fue por un como palo ó tubo, no sé que era, estaba muy oscuro y sólo un poco de luz entraba por una pequeña ventana.
No sé por cuánto tiempo me golpeó con esa cosa, con sus patadas y con sus puños. Sólo recuerdo que después de que terminó, hizo que me levantara. Me llevó hasta los baños e hizo que me quitara toda mi ropa. Giró una llave y me metió debajo del agua. Estaba helada, comencé a temblar. Había prendido las luces y me miraba desde una esquina.
Vi mi sangre escurrir por el piso. Me recargué en la pared. Cuando estaba a punto de sentarme porque me mareé, cerró la llave y me aventó mi ropa.
-Vístete rápido- dijo. Lo miré con odio. Solamente me había golpeado el torso y sólo tenía un puñetazo en mi mejilla.
Me vestí y me llevó hasta mi celda. Llegué a trompa pies. Solo quería recostarme.
Antes de llegar a mi celda, me amenazó.
-Si dices una sola palabra, juro que te haré cosas peores.
No quería averiguar a que se refería con "cosas peores", así que me quedé callado. Llegamos ante mi celda. Abrió la reja y me empujó para que entrara, luego la cerró.
-¿Estas bien?- preguntó Remus, se le oía preocupado.
-Sí, estoy bien- le contesté sin mirarlo.
-Fue mi culpa, no debiste de haber ido. Yo...
-No fue tu culpa, yo quise ir- le dije bruscamente.
-Lo siento.
Me encaminé hacia la cama. Estaba a punto de subirme cuando Remus dijo que podía dormir abajo.
-Gracias- y me tiré en la cama.
-¿Qué te hicieron? -Nada.
-¿Te lastimaron?
-No.
-¿Qué te hicieron?
-NADA- grité – sólo quiero dormir.
-Está bien- se oía triste, y muy culpable. Qué bueno, en sí era su culpa.
-Buenas noches.
-Buenas noches, Sirius.
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Zaratrusta: muchas gracias por leer este fic, y para saber que hace Lupin tendrás que seguir leyendo ^ ^
Coulter: gracias, mi musa no me ha abandonado.
CoNnY-B: se te hace violento???creo que he visto peores, pero espero que sigas leyendo.
Anihila Dextro: muchas gracias, no he tenido la oportunidad de leer algún fic tuyo, pero creo y espero q sean violentos
Sophie-Lupin: Odio a Peter, y q mejor forma de deshacerme de ese odio q matándolo ^^ gracias por leer
Killer: habrá lemon, tenlo por seguro, solo espera
remsie: gracias por leerlo, y espero q sigas leyendo
Jackie de Black: muchiiiiiiiiiiisimas gracias, este fic no seria lo q es si no fuera por ti ^ ^, y recuerda SIRIUS BLACK RULZ EVERYBODY'S WORLD.
También gracias a Hoen, Haron, Etha y la Divina Providencia, y June.
Me preocupaba verlo así; quería ofrecerle ayuda, pero éramos jóvenes, y pensé que si lo hacía iban a pensar que yo era puto. Que equivocado estaba.
Una noche le pregunté por qué no salía, y me contestó:
-Tengo miedo de enfrentarme a la realidad.
Su respuesta me sorprendió. Se veía que había estudiado. Era muy raro ver a un preso en St.Mary que supiera contar a más de tres, por lo general los intelectuales estaban metidos en fraudes y se encontraban en prisiones políticas.
Quería pedirle que me explicara, pero en ese momento dijo que sentía mal y le dolía la cabeza. Comenzó a caminar hacia su cama, pero se tropezó y cayó de boca al suelo. Yo estaba en mi cama sentado, me bajé y lo ayude a levantarse.
-Estoy bien.
-Eso pasa por no comer- lo llevé hasta su cama – espérame aquí, te traeré algo.
Me acerque a la reja y me gaché para quedar a la altura de la cerradura.
-No podrás salir, esta celda es muy resistente.
Después de cinco minutos de trabajar con la cerradura, al fin la pude abrir.
-Eres bueno- dijo Remus. Yo le sonreí. No se había dado cuenta de que guardia no había puesto el segundo seguro de seguridad.
Me adentré en la oscuridad del pasillo. Muchos de los presos estaban en el pasillo, algunos ronquidos hacían eco en las paredes. En una vuelta de esquina casi me topé con un guardia, pero las sombras me cubrían, así que no fui descubierto.
Después de unos quince minutos de caminata llegué a la cocina. Traía el corazón en un puño cuando prendí la luz. Tomé un pan, un poco del horrible estofado y un vaso de leche. Apagué la luz y me dirigí a la celda. Esa era la parte más difícil, si me descubrían, quien sabe qué castigo me impondrían. Lo malo es que supe el castigo.
Cerca ya de mi celda, oí unos pasos que se encontraban no muy lejos de mí. Caminé más rápido. Llegué ante la celda y cuando la estaba a punto de abrir, alguien me tomó de los hombros y me tiró al suelo.
-¿Qué estás haciendo, Black?- me habían descubierto. Tenía tanto miedo. Nunca, desde que había entrado a St.Mary me había sentido así. Muchas historias horripilantes sobre los castigos que imponían recorrían los muros dentro y fuera de la prisión.
-Yo...yo..bueno, yo...- comencé a tartamudear. Necesitaba una historia lo mas rápido posible. – Yo estaba...estaba...tomando...mi caminata nocturna- dije con una sonrisa.
El guardia me miró desde arriba, porque el estaba parado, y me dijo:
-¿Caminata nocturna? ¿Desde cuando tomas caminatas nocturnas?
-Desde hace mucho tiempo- qué pendejo me vi. Eso enfureció al guardia a tal extremo que me pateo en el estómago.
-No soy imbécil, Black- me levantó de la camisa y me llevó por los oscuros pasillos hasta la puerta de la oficina de uno de los responsables de guardia. Tocó a la puerta y una voz detrás de ella le indicó que entrara. La luz de la lámpara me cegó, y no pude ver bien a la persona que estaba detrás del escritorio.
-¿Qué pasa, Oldman?- preguntó el sujeto con una voz que me horrorizo. Parecía la típica voz ronca del malo de la película.
-Este preso trataba de escaparse- respondió el guardia.
-¡Yo no trataba de escapar!
-SILENCIO-grito el tipo -¿Sabe usted que esta es la prisión de más alta seguridad, Sr...?
-Black- le contesté.
-¿Qué hacemos con él?- preguntó el guardia.
-No parece de los más peligrosos, así que se lo dejaré a su decisión.
-¿Seguro? ¿Puedo hacer lo que quiera con él?
-Le doy carta abierta, Oldman, sólo no lo mate.
-Está bien.
-Y otra cosa, Gary. Si tiene algún problema, no venga y se queje conmigo.
-Como usted quiera.
Salimos de la oficina. Tenia tanto miedo. No sabía qué iba a ser de mí. En ese momento le recé a Dios.
Me llevó hasta un cuarto, ó más bien un almacén que se encontraba atravesando el patio. Abrió la puerta y me aventó dentro. Caí de bruces. Traté de levantarme, pero me dio otra patada en el estómago. Me rodé para que mi cara diera hacia el techo. En ese momento me volvió a patear en un costado. Grité del dolor, estaba seguro de que me había roto una costilla. Luego me tomó de la camisa con una mano y con la otra me golpeó el rostro.
Me levantó y me estrelló contra la pared, me comenzó a golpear por todo el cuerpo. Traté de defenderme, pero estaba muy débil. No me dejaba ni respirar entre golpe y golpe. Me dejó caer y fue por un como palo ó tubo, no sé que era, estaba muy oscuro y sólo un poco de luz entraba por una pequeña ventana.
No sé por cuánto tiempo me golpeó con esa cosa, con sus patadas y con sus puños. Sólo recuerdo que después de que terminó, hizo que me levantara. Me llevó hasta los baños e hizo que me quitara toda mi ropa. Giró una llave y me metió debajo del agua. Estaba helada, comencé a temblar. Había prendido las luces y me miraba desde una esquina.
Vi mi sangre escurrir por el piso. Me recargué en la pared. Cuando estaba a punto de sentarme porque me mareé, cerró la llave y me aventó mi ropa.
-Vístete rápido- dijo. Lo miré con odio. Solamente me había golpeado el torso y sólo tenía un puñetazo en mi mejilla.
Me vestí y me llevó hasta mi celda. Llegué a trompa pies. Solo quería recostarme.
Antes de llegar a mi celda, me amenazó.
-Si dices una sola palabra, juro que te haré cosas peores.
No quería averiguar a que se refería con "cosas peores", así que me quedé callado. Llegamos ante mi celda. Abrió la reja y me empujó para que entrara, luego la cerró.
-¿Estas bien?- preguntó Remus, se le oía preocupado.
-Sí, estoy bien- le contesté sin mirarlo.
-Fue mi culpa, no debiste de haber ido. Yo...
-No fue tu culpa, yo quise ir- le dije bruscamente.
-Lo siento.
Me encaminé hacia la cama. Estaba a punto de subirme cuando Remus dijo que podía dormir abajo.
-Gracias- y me tiré en la cama.
-¿Qué te hicieron? -Nada.
-¿Te lastimaron?
-No.
-¿Qué te hicieron?
-NADA- grité – sólo quiero dormir.
-Está bien- se oía triste, y muy culpable. Qué bueno, en sí era su culpa.
-Buenas noches.
-Buenas noches, Sirius.
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Zaratrusta: muchas gracias por leer este fic, y para saber que hace Lupin tendrás que seguir leyendo ^ ^
Coulter: gracias, mi musa no me ha abandonado.
CoNnY-B: se te hace violento???creo que he visto peores, pero espero que sigas leyendo.
Anihila Dextro: muchas gracias, no he tenido la oportunidad de leer algún fic tuyo, pero creo y espero q sean violentos
Sophie-Lupin: Odio a Peter, y q mejor forma de deshacerme de ese odio q matándolo ^^ gracias por leer
Killer: habrá lemon, tenlo por seguro, solo espera
remsie: gracias por leerlo, y espero q sigas leyendo
Jackie de Black: muchiiiiiiiiiiisimas gracias, este fic no seria lo q es si no fuera por ti ^ ^, y recuerda SIRIUS BLACK RULZ EVERYBODY'S WORLD.
También gracias a Hoen, Haron, Etha y la Divina Providencia, y June.
