Capítulo 3 – Correo atrasado
Tan pronto como hubo colocado sus cosas, bajó las escaleras hasta llegar al comedor principal, junto a Marla. Al verlo le volvió a sonreír.
- Veamos... Esto es tuyo.- le alargó una carta gruesa completamente blanca.- Son las notas de los TIMOS, las debías recibir hace dos semanas, pero, como te habrás dado cuenta, no ha sido posible.
Cogió el sobre con mucho cuidado y, aún nervioso, lo abrió. Al principio no vio nada, sólo unos papeles en blanco. Al principio pensó que era cosa de los nervios, que su vista le engañaba, pero más tarde comprobó k no cambiaba.
- No... no hay nada...
- ¿Cómo? Ah, perdona, debes decir tu nombre con claridad para que lo puedas ver.
- Harry Potter.
Como si una mano invisible lo estuviese escribiendo en el mismo instante, unas delicadas letras verdes empezaron a imprimirse en el papel antes vacío.
Sr. Harry Potter:
Después de haber realizado los exámenes TIMOS en el curso anterior, le notificamos las siguientes puntuaciones:
Teoría de Encantamientos ExcelentePráctica de Encantamientos Excelente
Teoría de Herbología ExcedeExpectativas Práctica de Herbología Excede Expectativas
Teoría de Defensa Contra las
Artes OscurasSobresaliente
Práctica de Defensa contra las Artes Oscuras
Sobresaliente
Teoría de Pociones Excelente Práctica de pociones Excede Expectativas
Teoría de Cuidado de Criaturas Mágicas Sobresaliente Práctica de Cuidado de Criaturas Mágicas Sobresaliente
Teoría de la Transfiguración Excede Expectativas Práctica de la Transfiguración Excede Expectativas
Teoría de Astronomía
Excede Expectativas
Práctica de Astronomía
Aceptable
Teoría de Adivinación Aceptable Práctica de Adivinación Aceptable
Teoría Historia de la Magia No aprobado
A hoja seguida, verá las
opciones vocacionales a las que puede ingresar con las notas de los TIMOS
realizados. Así pues, le comunicamos que al regresar en la escuela será
llamado por el jefe de su casa a fin de acordar las próximas materias a escoger
para su vocación final.
Felicidades por sus puntuaciones y que pase unas buenas vacaciones.
Departamento de Evaluación Estudiantil
Aquella carta le animó mucho más de lo que se podía haber pensado. Había aprobado todo lo que se propuso, contaba con que Historia de la Magia no le había ido bien, pero, por lo demás, había estado de maravilla. Sus opciones para hacerse auror eran seguras.
- Por la cara que pones te ha ido muy bien, ¿verdad?- sin dejar de alucinar con si mismo le dio la carta que acababa de recibir. Ella también gritó de alegría al verla.- ¡Felicidades! ¡Caramba, te pareces mucho más de lo que pensaba...!- no se dio cuenta de lo último que dijo, aún le costaba asimilar todo aquello.
Había pensado que no había pasado los TIMOS por no recibir las notas, pero ahora comprobó que no era así. Al fin, algo empezaba a ir bien...
- Ahora que ya sabes esto, supongo que querrás lo demás... Ya sé que es un poco tarde para ello, pero no han podido dártelo al día por seguridad.- no se había dado cuenta, pero delante suyo habían cuatro paquetes encima del sofá con sus respectivas cartas. ¿Eran lo que pensaba que eran?- Sí - dijo leyéndole el pensamiento- son tus regalos del cumpleaños.
- ¿Pero como...?
- Verás, les pidieron que lo enviasen hoy y, como ves, lo han hecho a primera hora. Después te daré más explicaciones, pero ahora, ¿por qué no los abres?
No se opuso. Aquel verano había sido realmente deprimente sin saber nada de nadie, no había recibido ninguna carta de sus amigos y, ahora, las encontraba todas juntas.
Empezó con uno de muy pequeño, junto a él había un sobre un tanto roñoso. Lo abrió y se llevó una gran sorpresa al ver de quien era.
Querido Harry:
Siento que todo haya sido tan atrasado, pero más
tarde entenderás porque. Te he enviado esta carta para felicitarte por tus
dieciséis años. Me temo no poder darte un regalo mucho mejor, pero espero que
te guste.
Si todo va bien, nos veremos dentro de muy poco.
Remus
No había dicho mucho, pero lo conocía lo suficiente para saber que aquello era suficiente. Le agradó saber que le había recordado, sentía una gran simpatía por él. Junto a la carta había el regalo que le envió empaquetado con mucha delicadeza, aunque el papel parecía muy viejo. Dentro de él había una piedra con forma de nuez completamente lisa de color perla. La puso sobre su mano y allí permaneció, sostubiéndose sin ningún soporte. Brillaba con los rayos de luz, pero, aunque era muy bonita, no comprendía cual era su uso. Pensando que le preguntaría al respecto cuando lo viese, empezó a mirar los demás regalos.
La siguiente carta en abrir fue la de Hermione.
Querido Harry:
¡Felicidades! ¿Cómo te
encuentras? Espero que estés bien. Este año, mis padres y yo nos hemos ido a
Suiza, me hacía mucha ilusión ir. El viaje no está mal, en verdad, te envío
esta carta desde allí. Hemos visitado muchos lugares fantásticos, los paisajes
son geniales y hay un montón de cosas por ver.
¿Has recibido ya las notas? A mi me han ido genial, he sacado Sobresalientes en
todo, aunque no sucedió lo mismo en Defensa Contra las Artes oscuras en la práctica,
solo me pusieron un Excelente... pero, a parte de esto, todo me fue bien ¿y a
ti?
Espero que nos veamos pronto, yo no regresaré hasta finales de agosto, ya tengo
ganas de verte! A ver si podemos quedar para ir juntos al Callejón Diagón.
Besos:
Hermione
PD: Espero que te guste, me pareció ideal.
Debajo había un paquete más bien blando. Lo abrió y se encontró con un par de guantes de piel negros. También habían unos protectores para los brazos y otros dos para las espinillas además de unas botas de la misma piel. Junto con cada pieza iban unos papeles con tinta roja que ponían:
Material Oficial para el
Quiddich.
Guantes y botas de adhesión especial hechos con piel de dragón, permitirán un
mejor aguante sobre la escoba sin molestar al jugador dándole mejor seguridad y
agarre ante situaciones de peligro.
Protecciones con coraza extra, el mejor equipo para este codiciado juego. Su
reforzada superficie hace que los golpes no lleguen a fracturar ni dañar los
miembros del jugador.
No se esperaba aquello, le sorprendió que ella pensase en esto cuando siempre parecía ajena a aquel juego. Aunque ya había recibido un buen regalo de ella, una maleta para la escoba.
Los otros que le quedaban debían ser de Ron y Hagrid. Primero empezó por el de su otro amigo.
Hola Harry:
Feliz cumpleaños! ¿Cómo
estás por aquí? espero que los muggles te traten bien. Mi madre se puso muy
contenta al ver mis notas, no me fueron tan mal al fin y al cabo. Aunque no voy
a poder ser auror, creo que prefiero trabajar en el Ministerio para arreglarlo,
esto no puede seguir así.
Percy vino el otro día, mamá no le criticó nada, sólo le abrazó. Bueno, el
panorama no estuvo mal, el pobre se veía muy deprimido y angustiado, papá le
perdonó, al igual que todos nosotros. Se veía un poco mal, nos explicó que
pasaba en realidad, ya te contaré. Me gustaría decirte más, sé que ahora
podría hacerlo, esta vez es seguro enviarte la carta por aquí, pero no me
preguntes porque, no lo sé ni yo.
Bueno, ya nos veremos en el Callejón Diagón, dudo que sea antes, mis padres me
han dicho que no era posible, pero ya quedaremos, ¿vale? Hasta pronto y cuídate.
Ron
Se alegró que Percy hubiese recapacitado, su comportamiento el curso anterior le había defraudado, nunca le había visto esta faceta. Abrió el regalo alargado que había al lado y se sorprendió al ver que era un retrato de todos juntos. Estaban la familia Weasley al completo, además de Harry y Hermione. Recordaba que se la hicieron antes de ir al Campeonato Mundial de Quiddich, hacía ya dos años.
El último que le quedaba era de Hagrid como podía ver con su letra.
Querido Harry:
Felicidades. Deseo que estés
bien, yo me encuentro en Hogwarts, como ya sabes. No tengo mucho por decirte,
ahora que todos han despertado de la mentira, las cosas están distintas.
He pensado que esto te gustaría, espero que sea así. Ya nos veremos.
Hagrid
Se extrañó ver tan poca cosa, pero no le dio importancia, con saber que estaba bien ya era suficiente. Abrió el regalo y se encontró con una caja llena de plumas de distintos colores. Cada una de ellas tenía una función distinta. Era interesante. Una de color azul, según decía una pequeña inscripción encima, servía para escribir en varios idiomas según sus actualizaciones, tenía más o menos. Había otra de color verde que escribía sola (le recordó a la de la Rita Skeeter). Una para hacer distintas caligrafías y otra para cambiar de colores.
No había estado mal, eran unos buenos regalos, pero lo que más ilusión le hacía era que se habían acordado de él.
