Capítulo 13 – El último libro de los Sabios

- ¡Despierta!- algo le golpeó en medio de la cara casi ahogándolo. De un golpe instintivo, sacó el esponjoso objeto de encima de él, se levantó y cogió la varita, con la rapidez de un solo movimiento y sin llevar aún las gafas puestas.- Tranquilo... soy yo, Harry... Puedes bajarla, no pasa nada...- sin dejar de apuntar a la borrosa figura que estaba enfrente suyo, se puso las gafas para distinguirlo mejor.

- No vuelvas a hacer esto...- dijo con voz ronca, pero antes de que pudiera bajarla, Hermione entró en la habitación con varios regalos en las manos seguida por su gato anaranjado, Crookshanks.

- ¿Pero qué...?- al ver a Harry con la varita apuntada hacia Ron, se quedó parada a medio entrar, mirándolos con los ojos abiertos.- ¡¿Qué ocurre?!

- Nada.- dijo secamente volviendo a dejar la varita encima la mesa.

Viendo que los dos seguían igual de rígidos, se sentó encima de la cama mirando los paquetes que tenía a los pies de ésta. Hermione cerró la puerta y entró algo más relajada, pero el chico aún estaba pálido y asustado, aunque empezaba a recuperar el sentido de todas sus partes corporales. No esperaba aquella reacción de su amigo, todos los años le despertaba lanzándole la almohada o gritándole que se levantara, aquella era la primera vez que algo semejante ocurría.

- ¿Ya has abierto los tuyos, Hermione?

- Sí, gracias por el libro y el pasador...- dijo algo sonrojada. Detrás, llevaba un pasador con una gran estrella marina roja y otras de más pequeñas, medio rosadas, a su alrededor.- ¿No has mirado los que tienes, aún?

- No. Ron me acababa de despertar... perdona, no debía reaccionar así, lo siento.

- No pasa nada.- algo más tranquilo, cogió una de las ranas de chocolate y empezó a masticar.

Sin esperar más y al ver que los dos estaban ocupados discutiendo sobre unos libros muggles que le había regalado para su asignatura, empezó a abrir sus regalos. El primero que abrió era un jersey verde oscuro con el dibujo del escudo de Gryffindor en un lado. Cada año, la señora Weasley hacía un jersey para todos sus hijos y también para Harry, y se los regalaba para Navidad junto un pastel, pastas, o alguna que otra golosina casera. Pero aquél no era ni el primer ni el último del grupo de regalos que le habían dejado encima la cama. El siguiente fue una caja de cartón con las tartas ya conocidas de Hagrid junto con... un reloj de arena. No era muy distinto a los comunes que ya había visto antes. Hecho de madera, con aquella forma de dos embudos invertidos y, dentro, pequeños granitos de arena que iban cayendo hacia abajo. En la parte superior, había un pequeño grabado que tenía forma de pergamino, justo encima del tapón de madera. En él había unos números rojos que le decían la hora, o eso supuso, no estaba muy seguro.

Luego tocó el regalo de Hermione, envuelto en un papel negro con estrellas plateadas. ¿Una bola del mundo? Su tamaño no era más grande que el de una pelota de tenis, pero se podían ver los países perfectamente detallados. Acercó el dedo hacia Gran Bretaña y, como si fuera una de aquellas pantallas digitales de las películas de ficción, una imagen de Inglaterra apareció enfrente suyo. Bueno, por qué no... volvió a poner el dedo sobre lo que debía ser Londres, y la zona que había indicado se aproximó más a él aumentando la escala, pero sin variar el tamaño de la imagen. Entonces lo comprendió, con aquello podía ver distintos lugares del mundo, pero... ¿en directo? No sabía que los magos también tuviesen un satélite o algo por el estilo. Decidió comprobarlo, volvió a indicarle sobre una ciudad cada vez más próxima hasta que la tuvo enfocada, entonces, unas letras aparecieron enfrente: Ciudad de Londres. Debajo había un pequeño índice con unos números romanos, supuso que eran siglos, así que le decían la historia de Londres... bueno, no le sorprendió mucho aquel regalo de la chica, siempre pensaba que lo mejor eran los estudios. En cambio, Ron le había regalado un reloj muggle plateado, era de agujas y tenía un cronómetro en una pequeña esfera dentro de la grande que marcaba las horas, minutos y segundos. Se había acordado que el antiguo que tenía se le había estropeado, y Harry no era muy ducho con los mágicos, así que optó por hacerle uno del mundo en que había sido adoptado.

Remus le había enviado un par de cajas de caramelos junto con una postal de Feliz Navidad, no era muy rico, así que no se podía permitir hacer grandes regalos, y ya había recibido uno de bueno por su cumpleaños. También abrió un par de calcetines de Dobby, el elfo doméstico. Pero, para su sorpresa, encontró otro regalo más. Era de forma rectangular, envuelto con un papel plateado y el lazo negro con pequeños destellos dorados. Con cuidado, empezó a abrirlo, se sorprendió al ver que era un libro. Era muy grueso y pesado, su cubierta parecía muy vieja, era de piel con unas cuantas arrugas. Su color antes castaño, ahora era casi negro. Se fijó que habían unas letras que habían sido doradas y ahora se confundían con la portada que decían: Magia Perdida. Encima había una pequeña tarjeta.

Este libro es el único de los tres que fueron escritos que aún existe. Durante muchas generaciones, ha pertenecido a mi familia, ahora te lo entrego a ti. Espero que lo cuides y protejas bien, contigo estará más seguro.
Feliz Navidad

Marla

Marla se lo había regalado, y por lo que decía, era el último de las tres copias que se habían hecho... Con más cura que antes, levantó la tapa para ver la primera página, volvía a decir el título con unas letras alargadas y bien cuidadas de color negro. Pasó la hoja y la siguiente en blanco, por su estado, se podía decir que tenía muchos años, pero se había tratado con precaución y protegido ante los cambios del entorno, por lo que, a pesar de su ligero color ocre y su olor a viejo, el libro se mantenía en buenas condiciones.

Hace mucho, los Sabios empezaron con los estudios de la magia, buscando sus principios y orígenes. Largos años pasaron antes de encontrar la que llamaron la Magia Perdida, y fue entonces, cuando decidieron esconder tal descubrimiento, un descubrimiento que yo he reencontrado para dar a conocer a aquellos cuyos poderes estén más allá de la magia común.

Después de muchos estudios y grandes enigmas, he conseguido desvelar sus secretos y recopilarlos en este libro. Pero un gran peligro supone este noble acto pues, si cayera en manos desapropiadas, el mundo entero se podría sumir bajo una manta de oscuridad eterna. Sin embargo, la necesidad me pide que lo haga, debo escribir este libro para evitar que mi esfuerzo sea en vano.


En el año 800 a.C., aparecieron unos magos estudiosos que querían descubrir el inicio de la magia, su significado y el poder real de ésta, se llamaron a sí mismos Sabios. Durante cientos de años se profundizaron en sus contornos, muchos les relevaron y continuaron con su búsqueda, pero sin encontrar aún la respuesta. Se dieron cuenta de que la tarea no era tan simple, la magia era un elemento muy complejo, que rodeaba a los seres vivos como un aura. El hecho de que existieran muggles y magos, era debido a su proximidad con la onda de la magia. El aura de los muggles era reducida, a penas visible, por lo que no podían gozar de tal poder. Los magos, en cambio, disponían de una cercanía mayor con la Onda, por lo que conseguían utilizar el aura mágica a su placer. Pero esto no era todo. Los Sabios, descubrieron que había magos más poderosos que otros, con un aura mayor. Los nominaron Magos Supremos, éstos poseían un gran poder, su magnitud podía imponerse por encima de los demás con una gran distancia, eran los dominantes en el mundo mágico, sin rival posible ante su magia. Esto los aterrorizó, aunque dentro de éste reducido grupo hubiesen distintos niveles de poder, un mago con fines destructivos y oscuros que estuviese dentro de los Superiores, podía resultar fatal para ambos mundos, el mágico y el muggle.

Su búsqueda se profundizó más y más, querían encontrar la forma de controlar su aura, de hacer su posición más cercana a la Onda para evitar que el poder residiese sólo en unas manos. Y lo que encontraron fue una magia muy antigua, olvidada en el tiempo, y escondida en el espacio. Era el lenguaje puro de la Onda, con ella, un mago podía conseguir el poder de la misma energía. Su fuerza se volvía casi indestructible, casi inmortal. Muchos intentaron controlar este arte arcano, pero no lo lograron, se sumieron en la locura o murieron con su propio fuego.

Ante tal fracaso, decidieron enterrar los conocimientos, era imposible que alguien consiguiese controlar la magia a su libre albedrío. Pero entonces aparecieron los magos que habían clasificado de Superiores. Éstos podían aprender y tocar el inicio de la Onda. El problema estaba que su vida se agotaba con mayor rapidez, el incremento de poder podía llevar a su propia destrucción. De los pocos que existían, sólo unos cuantos sobrevivieron a su fuerza, pero, al final, perecieron más temprano incluso que los muggles. Según pocos documentos del Ministerio, las vidas de ciertos magos se veían reducidas, de repente, a poco más de cinco años. Desde que empezaban con el uso de ésta magia, recibían unas transformaciones asombrosas que quemaban, lentamente, su cuerpo, muy seguramente a la pureza de la energía en la que se sometían. El mundo mágico olvidó tales sucesos y permitieron que los conocimientos se perdieran de nuevo.

Yo he estudiado y buscado esta magia, después de más de veinte años la encontré. Intenté controlarla, pero no estaba en el grado de Superior, así que desistí. Los que los Sabios llamaron Magos Superiores, no eran más que unos magos cuya proximidad a la Onda era mayor que los demás. Estos individuos no tenían ningún enlace de sangre, podían ser hijos de muggles, o de magos, no importaba cuál fuera su procedencia. Se podría decir que más que superiores, eran elegidos, cómo si la misma energía mágica se viese concentrada con mayor tamaño en ellos. Similar a semillas lanzadas al azar.

Empecé a buscar una solución, si se limitaba este arcano, podríamos usarla sin temor a que nuestra vida saliera perjudicada con el uso, si nuestra proximidad a la Onda fuese más reducida, la misma energía no nos destruiría. De ahí saqué lo que denominé la Magia Perdida, pero que sólo puede ser usada para estos elegidos, pues resulta imposible de alcanzar para los magos. Sin embargo, también existe otro arcano que puede ser usado para unos semi-elegidos denominado Magia Antigua, otro resultado de los Sabios en su búsqueda del estado puro de la magia. Este arcano, permite usar una parte de la energía por unos magos que se encuentran muy próximos a sus superiores, pero no lo suficiente como para conseguir controlar la energía completa.

He destinado más de cuarenta años para conseguir encontrar lo que se llamaría el Súmmum de la magia, la cima del poder. Pero temo que tal estudio pueda llevar a una gran destrucción. Así pues, he destruido todo rastro de los conocimientos de los Sabios y cualquier otra pista, ahora nadie puede saber sobre ellos a no ser que obtenga este libro. Pero era mi obligación no borrar sus esfuerzos y empeños de la historia. Por ello, he compuesto tres libros idénticos que serán entregados a los que se convertirán en los Guardianes de la Onda. En ellos recae la importante misión de guardar y ocultar el poder que contienen estos descubrimientos, y es en ellos que guardo mi fe.

Durante unos instantes se quedó pensativo. Aquello que le había entregado Marla era mucho más de lo que en un principio había pensado... La introducción que había escrito el mago anónimo le había dejado sin palabras, sorprendido y aterrorizado al ver lo que tenía entre sus manos. Si aquello cayera en malas manos... no quería ni pensar en aquello. ¿Pero por qué se lo había entregado a él? ¡Justamente a él! ¿No se daba cuenta de que Voldemort podía, perfectamente, saber de su existencia? ¿Y si es él quien tiene uno de los tres? pensó de repente. Un frío intenso recorrió todo su cuerpo haciéndole temblar ligeramente. No pienses en ello, no pienses en ello... olvida todo lo que sabes y has leído, no te conviene tenerlo en la mente. Otra vez todo dependía de él... ¡cuánto lo odiaba! Le habían vuelto a poner un peso enorme encima suyo, ¿por qué? Bueno... puede que sí tenga uno, al fin y al cabo, es realmente fuerte... ¿eso quiere decir que es uno de éstos elegidos? Entonces Dumbledore debe tener otro, claro. Es mucho más poderoso que Voldemort. Espera... entonces volvió a desviar la vista hacia la pequeña tarjeta que le había dejado Marla. "Este libro es el único de los tres que fueron escritos que aún existe" ¿El único? Entonces ninguno de los dos tiene conocimiento de ellos, aunque también puede ser que los destruyeron para que nadie más pudiera tener sus conocimientos, así se guardaban el poder sólo para ellos... ¿y por qué no hizo lo mismo Marla? ¿Por qué no destruyó el libro? Es un peligro enorme tenerlo, más que por tu seguridad... si cayera en malas manos... "Espero que lo cuides y protejas bien, contigo estará más seguro" ¡Más seguro! Casi se hecha a reír, ¿cómo podía estar más seguro con él?

Con un suspiro resignado, cerró el libro. ¿Qué iba a hacer ahora? No podía dejarlo allí, cualquiera podría abrirlo y leerlo, vaya un Guardián de la Onda estaba hecho... Debía esconderlo, aunque no le gustase, debía ocultarlo de todo el mundo, incluso de él, toda una paradoja... Deberé hablar con ella, no puedo quedármelo... Puede que por esto le persiguiera Voldemort... ¡no había pensado en ello! ¿Y si ésa fuese la causa de que se escondiera en Francia años atrás? Pero... nadie debía conocer de su existencia... ¿cómo entonces lo había sabido? No, aquello no tenía sentido, ella no lo habría dicho a nadie, ni siquiera a Sirius. Pero si Voldemort iba detrás suyo... claro que estaría mejor en otras manos, pero ¿en las de Harry? Indudablemente no.

- Bueno, ¿que tal te fueron los regalos?- Ron y Hermione ya habían dejado de pelearse.

- Muy bien... Gracias por el reloj, Ron.

- Sabía que te faltaba uno...- un pequeño ronquido de su estómago les hizo silenciar.- ¿Tenéis hambre?- dijo sonrojado.

- Sí, mejor será que bajemos a comer algo...

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Bueno, ya estoy de vuelta!
Si alguien me puede decir como poner cursiva i todo esto se lo agradecería, ya no sé qué más poner para diferenciar entre cartas, sueños y paso del tiempo... (keda mucho mejor en word, lástima k akí no pueda ser así)

FFmania: Bueno, gracias por tus ánimos de siempre, me ayudan mucho a seguir. Por cierto, recibí tu e-mail, era muy gracioso No sé, quizás lo piense con más detenimiento... De veras te gustaron más estos últimos? jejeje, la verdad es k el inicio es muy flojo (ya lo comenté) yo misma no lo encuentro adequado... Pero lo escribí antes de leer el 5º, y ya tenía parte de la historia pensada, así k lo arreglé un poco y, a partir de ahí, lo fuí cambiando.

Azera: Muchas gracias :$ En gratitud a tu RR, colgaré un capítulo más. (aunque no lo parezca, las dos me habéis subido mucho el ánimo, estos días he estado muy ajetreada, y bastante desanimada, así que gracias de nuevo (pero mira k estoy pesada))