Los personajes de HP no me pertenecen (excepto aquellos creador por mi, claro). Son propiedad de Rowling y otros... (k suerte)
Capítulo 16 – El secuestro
Tan pronto como se puso dentro de la cómoda cama, cerró los ojos. De nuevo, tuvo una fuerte punzada de dolor que sólo pudo aliviar estrangulando la almohada y cerrando fuertemente las mandíbulas. Tan pronto como paró, suavizó la fuerza y empezó a jadear. Aquella vez había sido fuerte... ¿quien estaba recibiendo aquel castigo? Tranquilízate... si dejas la mente en blanco quizás lo averigües, pero debes tranquilizarte, o te verá... respirando hondo, relajó los músculos y evitó pensar en el dolor de cabeza que tenía, cada vez más fuerte. Pronto logró entrar en el trance que le permitía ver sin ser visto.
- ¡Crucio!- dijo apuntando con su varita. Una figura empezó a retorcerse en el suelo, en medio de gritos agónicos cada vez más débiles. La mantenía sujeta con fuerza, sonriendo ligeramente, viendo como sufría en un dolor que no podía ni soñar. Al ver que su voz era casi inaudible, le sacó de aquella tortura. Ahora respiraba con dificultad, entre temblores y convulsiones.- No sirve más que para mi diversión.- dijo con una voz fría y despiadada a un hombre con una máscara que miraba, desde su lado, cómo agonizaba el torturado ser.- Levántala.
Siguiendo sus órdenes, él y otro más vestido con una larga túnica negra, cogieron al individuo por debajo los brazos y lo levantaron. Aunque era ligero, no podía mantenerse en pie de puro agotamiento.
- Es realmente admirable tu resistencia.- dijo con sorna.- Sin embargo, tu uso me ha sido provechoso. Ya tengo lo que quiero, ahora nadie puede detenerme y todo... todo gracias a ti...- levantó su mano blanca y huesuda, hasta coger su mandíbula. Sin mucho esfuerzo, consiguió ver la cara ensangrentada de su víctima, que le miraba con los ojos llenos de odio y furia.- Marla... tu belleza me asombra...- acercó su cara de serpiente a la de ella y le sonrió maquiavélicamente.
Sin tolerar más aquella situación, le giró la cabeza e intentó desasirse de sus captores con las únicas fuerzas que le quedaban. Los tres rieron al caer a gatas al suelo, casi sin poderse mantener de rodillas. Todo su cuerpo temblaba violentamente a pesar de sus esfuerzos para mantenerse firme y no mostrar debilidad alguna.
- Me gustaría quedarme más tiempo aquí, contigo, pero tengo trabajo por hacer... creo que Harry se alegrará verme en Hogwarts... Pero deberá esperar, primero quiero visitar Francia. ¿Sabes? nunca he visitado aquél precioso país, dicen que París es la ciudad que nunca duerme... Quizás sí que lo será... cuando la visite, claro.- y rió con aquella risa que le ponía a uno los pelos de punta.- Lástima que no nos volvamos a ver... querría jugar un poco más, pero creo que debemos despedirnos ya... Todo un placer conocerte...- levantó la varita, listo para realizar el último e imparable hechizo, aquél que terminaría con la vida de aquella mujer.
¡NO! ¡DETENTE! durante unos segundos se mantuvo quieto en el mismo sitio y sin cambiar de posición. Los hombres lo miraron algo extrañados, hasta que volvió a bajar la varita, parecía que lo había pensado mejor.
- Goyle, llama a los deméntores, les prometí una cena, y aquí tengo una para ellos. Diles que hagan lo que quieran con ella, lo que sobre será para Nagini.
- Como mande, señor.- dijo el hombre que más cerca de él se encontraba. Haciendo una reverencia, se fue por una obertura en la roca. No se había fijado, pero estaba dentro de lo que parecía una cueva, rodeado por unas velas que flotaban cerca de las paredes.
- Lucius, ¿está todo listo para partir?- se giró hacia él mientras se ponía unos guantes de seda negros.
- Sí, mi señor.
- Muy bien, entonces, ya podemos irnos. Adiós, querida...
Los dos salieron de la sala de roca dejando a la mujer en el suelo. Detrás, entraron cinco deméntores que empezaron a caminar hacia ella...
Con la respiración acelerada y empapado de tanto sudar, se levantó con los ojos completamente abiertos y sus manos temblando débilmente. El dolor de su cicatriz empezaba a menguar, pero aún podía sentir el picor que le producía.
Había visto a Marla siendo torturada por Voldemort, a eso se debía aquél continuo dolor. Marla está en peligro... ¿qué puedo hacer? Se puso a andar por la habitación arriba y a bajo sin hacer ruido, exprimiéndose el cerebro para que pensase con mayor rapidez, el shock del descubrimiento que acababa de hacer aún no lo había despertado del todo. Debía actuar con rapidez, no le quedaba mucho tiempo... Debo avistar a Dumbledore... empezaba a caminar hacia la puerta cuando se detuvo. No, esto debo solucionarlo yo. No pondré a nadie más en peligro... miró a Ron y a Neville dormir tranquilamente. Durante el curso anterior ya les había puesto en problemas, por su culpa casi consigue que los maten, además, ya había muerto alguien por aquella estupidez, si hubiese escuchado... No volvería a cometer el mismo error. Suyo era el deber de acabar con Voldemort, por lo que también sería él quien fuese en busca de Marla.
Sin pensar en nada más ni en como llegaría allí, se vistió rápidamente y en silencio. Tomó su escoba Saeta de Fuego, la capa de invisibilidad de su padre y la varita, desvaneció la ventana con un toque y montó sobre la escoba mientras se tapaba con la capa. Se detuvo a medio salir. ¿Qué estoy haciendo? Con la escoba no conseguiré llegar a tiempo... ¡y tampoco sé hacia dónde dirigirme! Frustrado, volvió a dejar la ventana como estaba con un movimiento inconsciente de la mano y bajó de la escoba lanzándola encima de la cama. ¡Maldita sea! ¡¿no puedo hacer nada?! ¿Deberé quedarme aquí sin poder ayudarla? Desesperado golpeó encima la cama con un grito interior. Cerró los ojos e intentó volver a calmarse para conseguir una respuesta, la furia no la salvaría, debía mantener la calma... Su mayor problema estaba en que no se concentraba en el problema, se dejaba llevar demasiado deprisa por los sentimientos y no prestaba atención a la razón.
Está bien... veamos, ¿qué necesito en primer lugar? Debo llegar a ella en el menos tiempo posible. ¿Pero, cómo? ¿Cómo hace un mago para...? ¡Espera! ¡Seré idiota! ¿Soy un mago o no? casi grita de alegría. ¿Por qué no había caído en ello antes? Apagando la excitación interior, intentó mentalizar el lugar que había visto junto con Voldemort, donde ahora estaría ella. Cuando tuvo una imagen clara del lugar, abrió los ojos, sujetó la capa de su padre y la redujo hasta lograr que pareciese un simple pañuelo. Lo guardó en el bolsillo de los pantalones y volvió a concentrarse con la imagen anterior, deseando con todo su corazón estar en aquella cueva en vez de en la habitación de la escuela.
Disminuyó su respiración hasta hacerse tan pausada como le fue posible, cerró los ojos nuevamente y relajó la mente para que le transportase allí donde quería ir. Una suave brisa salida de la nada le rodeó para, después, convertirse en un remolino de llamas cálidas que le envolvían cariñosamente. Al igual que empezó, volvió a terminar.
Abrió los ojos y se encontró en otro lugar, muy distinto a la habitación. ¡Había logrado desaparecerse! Pero no tenía tiempo para saltar de alegría, primero debía saber si lo había hecho correctamente, recordaba que el señor Weasley le había hablado sobre partes que desaparecían en otros lugares, incluso de ir donde uno no debía por no haberse concentrado lo suficiente. Se miró con atención y, para su alivio, comprobó que estaba entero. Mirando alrededor, observó que estaba justo donde quería, era la cueva que había visto en su trance. A su lado, estaba la entrada en la cavidad donde debía encontrarse Marla.
Con movimientos lentos y silenciosos, intentó mirar en el interior no sin antes confirmar de que no había nadie que le pudiese ver. Se horrorizó al ver el espectáculo que había en el interior de la sala de roca. Los cinco deméntores estaban alrededor de la chica cerrando un círculo mortal, con las manos levantadas dirigidas a ella mientras intentaba ponerse en pie. Pero no podía, sólo consiguió quedarse sentada sobre los talones, con la cabeza entre las rodillas y las manos encima, intentando protegerse de algo invisible que sólo ella podía sentir en aquel aire frío. Con un grito desesperado quedó inconsciente al suelo, parecía que ya no podía hacer nada más. Uno de los deméntores se adelantó a los demás y mostró aquella cabeza tan horripilante mientras tomaba el cuerpo flácido de la chica con su mano fría y llena de muerte.
No podía esperar más, le iban a hacer el Beso del Deméntor, si debía actuar, ahora era el momento. Se plantó ante la obertura y gritó: ¡Expecto Patronum! Un precioso ciervo plateado de luz apareció enfrente de su varita, reluciente en aquella oscuridad. Sin decir nada, se dirigió imponente hacia los deméntores. Con un precioso galopar, embistió a los cinco con sus fantásticos cuernos haciendo que desaparecieran en el aire dejando una huella de terror en su huída. Pero, en vez de desaparecer, el ciervo se quedó en la sala en aire protector, esperando a que Harry fuera hacia la chica. Al llegar a su lado, se desvaneció como si una brisa de plata lo difuminara.
- Marla... por favor, responde...- dijo moviéndola ligeramente. Su respiración era débil, al igual que su pulso. Temía que hubiese llegado demasiado tarde, aunque le pareció que no recibió el beso, había sufrido muchos hechizos y maldiciones. Intentó levantarla, pero al no poder, optó por confiar con la magia.
Apuntó su varita a la mujer y la hizo elevarse en el aire como si unos brazos invisibles le ayudasen a mantenerse en pie. Volvió la capa a su estatura normal y la cubrió con ella haciéndola invisible. Cuando se aseguró de que no la podrían ver, se dirigió, junto con ella, hacia la salida. No sabía como escaparían de allí, era imposible desaparecerse con Marla inconsciente, pero, al menos, ahora podía suspirar algo más aliviado al haberla encontrado. Sigilosamente, siguió las velas que habían en las paredes de la caverna. No había mucha luz, pero esto le proporcionaba justo lo que necesitaba, las sombras se habían convertido en sus aliadas.
Por suerte, se encontraban muy cerca de la salida. Después de unos pasos con el corazón latiéndole furiosamente en los oídos, alcanzó ver el exterior. Se apresuró intentando no dejarse llevar por la alegría, y caminó hasta que un bosque se mostró ante él. Estaba en frente de la entrada en la cueva, le parecía que todo era demasiado fácil, ningún guardia ni nada que le impidiera el paso al exterior... quizás había visto demasiadas películas de espías aquél verano. Pero algo le decía que aquello no pintaba del todo bien. Conociendo como conocía a Voldemort, aquello no iba con su forma de actuar, esto lo inquietó.
Mirando alrededor, se convenció de que nadie les había visto o seguido, si aquello era una trampa, caería en ella, pero no sin antes protegerse debidamente. Recordó que Ojoloco le había hecho un encantamiento muy eficaz en su marcha de la casa Privet el verano anterior. Nunca antes lo había probado, pero ahora había llegado el momento de ver si era capaz, esto sería mucho mejor que la capa de invisibilidad, tendría entera libertad de movimientos por si debía pasar a la acción. Había aprendido a mantener unos instantes un hechizo mientras realizaba otro con la varita, pero sólo le permitía unos breves momentos, por lo que debía ser rápido. Apuntó su varita hacia él y, en un susurro, dijo: desluciunus. Aquella rara sensación de un huevo que le hubiesen roto encima la cabeza y unas gotas frías recorriendo su cuerpo, le indicaron que había salido bien. Con unos segundos, dejó de verse tal y como era, ahora tenía la textura rugosa de la roca y su color era casi negro al estar entre la oscuridad. Sonriendo para sí y con la mujer aún bajo su magia, empezó a andar lentamente hacia el bosque que estaba a unos pasos de dónde estaban. Cuando lograse llegar hasta la protección de los árboles, empezaría a correr lejos de aquél lugar. Ya pensaría en como regresar a Hogwarts, de momento sólo tenía en mente la huida.
De momento todo iba bien. No había nadie que les viera, y si alguien hubiese mirado hacia ellos, tampoco habría encontrado nada. Aunque estaban muy cerca del bosque, se sentía inquieto, aún no había visto ninguna muestra de defensa... Voldemort dijo que se iban... quizás no tiene porqué haber nadie... ¿Y si ya tenía planeado dejar este lugar? También es verdad que nunca está mucho tiempo en un mismo sitio... Quizás estaba siendo demasiado precavido, pero la experiencia le decía que siempre debía tener la guardia en alto, aunque el peligro no existiera.
Por suerte, sus preocupaciones resultaron infundadas. Pudieron llegar sin ningún contratiempo hasta el bosque, todo había resultado bastante fácil. Quizá pensaba que nadie vendría puesto que estaba escondido... ¿y no vio que yo podía saberlo? ¿Qué está tramando? Parecía que con las cosas fáciles no estuviera contento, seguramente Ron le hubiese dicho que hacía una montaña de todo aquello, había logrado su objetivo, ¿no? Entonces, ¿por qué se quejaba?
Tan pronto como llegaron bajo la protección del bosque, empezó a correr con el cuerpo de la chica cubierto y flotando en el aire. Quería salir de allí, alejarse, cuando antes mejor. Hasta entonces había mantenido la sangre fría y analizado todo a su alrededor, pero ahora, cada sombra le inspiraba temor, y procuraba alejarse tanto cuanto pudiera de los claros del bosque.
Cuando ya no pudo dar un paso más de agotamiento, decidió parar y escuchar los sonidos de la noche para comprobar que ninguno salía de su naturaleza. Nada, todo parecía estar dentro de la normalidad. Suspiró más tranquilo. Ahora sólo debemos regresar... decirlo era fácil... deshizo el encantamiento que lo había desilusionado y tomó a la mujer por la muñeca derecha mientras la echaba al suelo. Probaría de desaparecer con ella, aunque lo más seguro era que no consiguiera nada... Aún así, mentalizó la cabaña de Hagrid y, cuando hubo ordenado todos los elementos, deseó fervientemente estar allí.
Las cálidas llamas volvieron a él, envolviéndolos a ambos, pero parecían inestables, como si la brisa que les empujara, fuera nada más que un murmullo.
Al volver a abrir los ojos, se encontró que no estaban donde había deseado. En realidad, nunca había ido allí... estaban perdidos.
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Bueno, ahora los rr!
al: el fic lo empecé en un foro de HP y allí quedaba mucho más largo,
así que al pasarlo en word se redujo bastante, pero yo tomé esta medida, así
que nunca he pasado de seis a nueve hojas por cap puesto que ya tenía mi medida
hecha. Al llevarlo aquí me he dado cuanta que era bastante corto, pero el fic
ya está terminado. Intenté hacer los últimos más largos, sin embargo ya no
puedo tocar estos pues cambiaría demasiado, y el resultado del fic me gusta
mucho. Así que, sentiéndolo mucho, los cap no son todo lo largos que quisiera
(y eso que reduje mucho en un inicio). Aunque prometo que en el prox fic k haga
serán mucho más largos ;) Gracias por el RR!!
Anne Moody: gracias por tu apoyo, anne! Yo tb leí tu fic, k, por cierto,
está genial! (FFmania, te lo recomiendo, es muy bueno y trata sobre los
merodeadores en su época escolar) Habiendo leído el tuyo, no me atrevo a hacer
uno sobre ellos... , Actualiza pronto, estoy ansiosa por la continuación! [te
gustó Marla? yo tb soy una fan de Sirius, aunke creo k no con tanta ansia como
tu ;)]
FFmania: me encantó escribir sobre el libro de los Sabios, y... jajajaja,
no sabes la de ideas que tengo para este libro, aunque me temos que no saldrá
mucho más, al menos, no leeré más de él. Perdón por el retraso, pero me
entretuve leyendo otros fics (weno, en realidad uno) que recomiendo con mucho aínco!
Es de Christoper Jacques (creo k era así). Está en la sección general, y es
un escritor genial. (escribe sobre la continuación del 5º, leedlo!!!)
Blackcat: weno, no salía lo de negrita y cursiva, así k supongo que lo
pusiste bien. Igualmente lo voy a poner, creo k ya sé como es, si no resulta lo
quitaré, igualmente gracias. Y sí, escribiré el 7º año, muchísimas gracias
por tu apoyo incondicional, amiga.
Anda, después de hacer propaganda de fics (k puedo hacer? si son buenos merece
la pena decirlo). Pero lo digo en serio, leedlos, ambos están muy bien. Uno del
pasado, y los de chris. de la continuación del 5º.
Besos y hasta pronto!
-Ithae-
