Los personajes no me pertenecen, solo escribo para mi propio placer. Y no, no cobro nada por hacerlo, solo pierdo tiempo y esfuerzos que muy seguramente servirían para otras cosas más importantes que, creo sentir, merecen menos atención que mi propia satisfacción.

Capítulo 20 – Muerte en vida

- No aguanto más con esta materia... ¡es cruel!- dijo Ron mientras se dirigían hacia el comedor después de dos horas de Encantamientos con Flitwich.

- Ron, si pusieras un poco más de interés quizás lograrías hacer el encantamiento ordenador correctamente.

- Ni con todo mi empeño voy a lograrlo... Bueno, al menos, no lo he quemado.- la clase había sido divertida, debían conseguir que todos los objetos esparcidos por la clase se situaran en su sitio correctamente sin error alguno. Era un hechizo muy práctico y utilizado en la vida rutinaria para arreglar las cosas sin tener que esforzarse en lo más mínimo. Al estar harto de encontrarse siempre la clase patas arriba al terminarla, el pequeño profesor decidió, de una vez por todas, lograr que les saliera el útil encantamiento tan codiciado por el mundo muggle.- Seamus siempre logra lo imposible.

- Al menos él logró hacer que la mesa regresara a su lugar y no la lanzó encima de ningún compañero...

- Sí, pero con llamas.- no podía evitar ver la sorpresa del profesor al ver una mesa quemándose mientras volaba a su regreso. Las chispas rojas y púrpuras que sacó hicieron que todos quedaran con la boca abierta ante tales fuegos artificiales, sólo uno siguió impasible.

Harry caminaba taciturno y reservado, sin casi decir nada, mas limitándose a asentir y obedecer todo lo que le pedían sin rechistar. Era quien mejor lo había hecho en clase, aunque no tanto como Hermione, quien logró el mejor resultado. Aún así, ni siquiera sonrió al obtener las felicitaciones del profesor, sólo se sentó en su pupitre y desvió la mirada hacia la ventana, centrado en algo que ninguno de ellos supo ver. Los dos se habían alarmado con aquél nuevo estado de su amigo, ¿pero qué podían hacer? El chico había logrado distanciarse de ellos más de lo que creyeron en un principio, lo único que hacía era caminar a su lado, con la vista nublada, como si su cuerpo se moviera sin sentido, parecía una cáscara vacía, un robot. Pensando que lo mejor era dejarle unos días para regresar a ser él, intentaron evitar preguntar nada y esperar, quizás era sólo algo que había pasado en su ausencia. Fuera como fuere, ya se lo contaría, lo había prometido... y él nunca rompía una promesa.

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Así pasaron los días, sin cambios, completamente monótonos para Harry, pero frenéticos para los demás. Habían visto la noticia de la masacre en el periódico el miércoles por la mañana. Todos se helaron con la nueva, los nuevos recibieron el apoyo de toda la escuela, cosa que agradecieron. Pero no fueron los únicos, por lo que anunciaron, París había sido atacado y manchado completamente de rojo. El secretismo del mundo mágico era cada vez más débil, no resultaba fácil esconderlo todo ante los muggles quienes empezaban a ponerse nerviosos pensando que aquello no podían ser solo unos atentados de terroristas, incluso hablaron de una posible guerra, espionaje, venganza...

Hogwarts no vivía igual, parecía que todo caminaba a un paso más tranquilo. Los alumnos y profesores no hacían la menor mención de los asesinatos, sólo continuaban con sus clases, intentando centrar todo su empeño en las materias y el aprendizaje, como si en aquello les fuera la vida, preparándose para luchar en lo que veían como una época muy cercana.

Eran ya medianos de abril y la primavera enverdecía el césped y florecía las montañas que les rodeaban de colores alegres y frescos. La escuela había aumentado en alumnos pues, después de dos semanas de ataques masivos contra la bella escuela francesa Beauxbatons, el castillo había caído. Las bajas fueron pocas, por suerte lograron sacar a gran parte de alumnos y profesores antes de que sus defensas cedieran por completo. Ahora, el número de residentes había crecido y, aunque aún podía sostenerlos a todos, preveían que, al terminar el curso, regresarían a sus respectivos países. Así pues, Hogwarts se había convertido en el próximo objetivo ya conocido por todos, pero esta vez estaba prevenido. Aunque la amenaza estaba presente, todos intentaban eludirla en sus horas, no querían pensar en ella.

- Señor Potter, desearía hablar con usted un momento, por favor.

Sin rechistar ni oponerse, regresó junto a la mesa dejando atrás a sus compañeros que le miraban preocupados. Harry había dejado de ser un chico normal, incluso lo típico que había en él desapareció. No hablaba más que lo necesario, hacía todo lo que le pedían, nunca contradecía a nadie, apenas dormía por la noche, casi no comía... Durante aquellas semanas había caído ya diez veces enfermo, se encontraba débil y sin ganas de hacer nada, incluso su deporte favorito había dejado de surtir efecto en él. Ahora era Ron quien debía ocuparse del equipo como capitán ya que Harry había dejado de asistir, lo había dejado todo para pasarse largas horas refugiado en las afueras de la escuela, admirando el paisaje que tanto le tranquilizaba.

McGonagall lo miró con una profunda tristeza, era tan deprimente verlo en aquel estado... él, que en el curso anterior había sido el único que se enfrentó ante todo el ministerio. Con sólo ver aquellos ojos vacíos, el ánimo se marchitaba y moría llegando a una pena que le invadía el corazón. ¡Cómo deseaban su entusiasmo contra el Innombrable! Pero ahora... viéndole sólo hacía que el peso de los acontecimientos que estaban acechando Hogwarts se incrementasen hasta llegar a la desesperación, le parecía que todo estaba perdido.

En aquél momento quiso salir de la clase, no podía soportar ver la destrucción del castillo en sus ojos, la matanza de los alumnos, la sangre en sus manos... aquella mirada vacía y sin sentimientos la hipnotizaba arrastrándola hacia un agujero sin fin, dónde la luz nunca podía salir. Por suerte, una mano se posó sobre su hombro y la hizo despertar. Respirando con dificultad, miró al hombre que había logrado rescatarla.

- Albus...- ensayó una débil sonrisa para agradecer su apoyo.

- Deja, Minerva, ya me ocupo yo.- se levantó y le prestó su asiento mientras se colocaba a su lado aún con su mirada triste y apenada.- Siéntate.- dijo al chico. Apartó todos los pensamientos y se centró en el muchacho que tenía delante, adoptando una voz melancólica y paternal.- Harry, esto no puede seguir así. Aunque no te guste hacerlo, debemos hablar.- esperó a que el chico se negara, que dijera que estaba bien, pero no recibió ninguna respuesta a lo que parecía ser una orden. En contra de lo pensado, el chico se levantó y caminó hacia la puerta, como si diese por terminada la conversación.

Dumbledore, levantando la varita, apuntó hacia él intentando detenerle pero, para su más completo asombro, de nada le afectó, el chico continuó andando como si nada se hubiese entrometido. Los dos no lograron decir nada, sólo podían ver la puerta abierta por la que había salido el joven Potter a quien tanto querían.

- ¡Dios mío, Albus! ¿Cómo...?

- La pregunta no es cómo, sino porqué.

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El único incentivo de los alumnos que consiguió levantarles la moral fue el inmediato partido de Quiddich que se disputaría aquél sábado entre Gryffindor y Slytherin. En el ambiente ya podía saborearse la tensión entre ambas casas que iba creciendo desmesuradamente hasta tal punto, que a los profesores se les hacía imposible hacer clase de forma ordenada y tranquila. Mas, después de arduas horas de trabajo, consiguieron llegar en la fecha deseada.

Los chicos bajaron a desayunar agitados y pálidos, con las manos temblorosas. Nadie conseguía articular palabra, era, para casi todos, su primer partido contra Slytherin. El equipo encabezado por Draco Malfoy había logrado llegar hasta la segunda posición, muy cerca de empatar con los primeros actuales, Gryffindor, con dos victorias perfectas contra Ravenclaw y Hufflepuff. Así pues, era en aquél último partido del curso donde se decidiría quien ganaba la preciada Copa, y lo que era más, cuál de las dos casas conseguía nuevamente la victoria de la escuela.

- Vamos, es hora de irnos.- dijo en un susurro Ron mientras escupía una galleta que le pareció dura como una piedra.

Como un solo cuerpo, los seis chicos se levantaron y siguieron a su nuevo capitán entre palmadas de apoyo y suerte. Harry también los siguió pues aún conservaba, aunque no le gustara, su puesto de buscador y puesto que no se había quejado al respecto, Ron se negó a cambiarlo. Tozudo y convencido de que el partido mejoraría las cosas, eludió todos los razonamientos de los demás componentes con firmeza y determinación. Con el mismo silencio, se cambiaron y tomaron sus escobas para, algo más blancos que antes, detenerse ante la puesta que daba al estadio.

- Adelante.

Los vítores retumbaron entre las montañas y los árboles, haciendo que miles de pájaros asustados emprendieran el vuelo a la vez. El campo estaba lleno de gente, mucha más que de costumbre, casi nadie se había quedado en el castillo pues la promesa del juego sería lo mejor ante sus preocupaciones. El día del partido había llegado, en aquel momento nada importaba más que el juego, era como si hubiesen entrado en otro mundo distinto, dónde podían dejarse llevar por la euforia del deporte entrando en la propia piel de los jugadores.

- Harry.- antes de que pudiera avanzar junto a los demás hacia el centro del campo donde les esperaba el equipo contrario y todos los espectadores, le agarró con fuerza por el brazo y le obligó a detenerse.- Me da igual lo que te pasase, no me importa en absoluto, pero si por tu culpa perdemos este partido... no te lo voy a perdonar. ¿Entiendes? ¡Escucha!- con una sacudida, le obligó a girarle la cabeza hacia él.- Lo que haya pasado no es mi problema, pero como permitas que vuelva a... No te lo perdonaré.- tras unos segundos, le soltó con brusquedad y siguió hacia el centro del juego dejando a chico aún con la mirada hacia donde momentos antes estaba Ron.

- Aquí tenemos a los dos equipos del último partido de la temporada en Hogwarts, donde se disputará la Copa de Quiddich.- decía Arnold Carlook entre los gritos de alegría de los demás alumnos.

- ¿Preparados para perder?- Malfoy, con una sonrisa maliciosa, se encaró a Ron que aún estaba medio lívido por el pánico escénico, mas, al oírle, avanzó decidido hacia él.

- Capitanes, encajen.- dijo la profesora Hooch mirándolos con dureza. Los dos cumplieron la orden a regañadientes y apretando más de lo que era necesario, pero, al estar satisfecha, se soltaron con brusquedad.- Prepárense.

Todos pasaron la pierna por encima de sus escobas y, al sentir la salida, empezaron con el deseado partido a toda velocidad.

El aire le acariciaba sus mejillas y liberaba su cansado corazón, dejándolo libre de su prisión corporal. Todo a su alrededor había desaparecido, sólo el refrescante aire y la inmensidad del cielo le rodeaban para su gran placer. Virando la escoba, obligó a su cuerpo a buscar su pequeña y dorada presa, cuanto antes terminaran mejor, quería bajar de allí para irse hacia un lugar tranquilo aunque, ¿qué más daba? En todo caso sólo debía alejarse de allí con la escoba y todo solucionado. Pero aún había algo en su interior que le obligaba a estar allí, aunque no hiciera nada, algo molesto y sin sentido que le roía por dentro, por más que odiara aquel lugar, no tenía alternativa, algo le retenía...

''''''''''''''''''

La oscuridad era tal, que sus ojos parecían haber desaparecido, estaba ciego... siempre había pensado que la ceguera no era negra, pero... ¿quién sabía? Quizás... ¿podía estar muerto? ¡Ah... al fin! Cuanto deseaba morir... así podría ver a quienes tanto quería, y nadie más estaría en peligro por su culpa, nunca nadie volvería a sufrir por su culpa... ellos estarían allí... esperándole...

¡NOOO! las flechas volvían a él, cada vez más próximas y terribles, aquél ya no era el sonido zumbante, ahora parecían espadas al cortar el aire, gritos de horror y súplica. El sonido era tan terrorífico, que le dieron ganas de gritar con todas sus fuerzas, pero lo único que logró fue volver a correr, su única escapatoria. Corría y corría, como si la misma muerte le siguiera. ¿Y si la esperaba? ¿Acaso no era aquello lo que tanto ansiaba?

''''''''''''''''''

- ¡Y Gryffindor marca! Cuarenta a diez a favor de los leones.- el público gritaba de alegría.

Todo el mundo tenía las miradas fijas en los dos equipos, no paraban de ir de un lado a otro con la quafle bien guardada. La violencia del partido se estaba incrementando por momentos, y sólo llevaban quince minutos de juego. Sin embargo, en las alturas, los dos buscadores seguían con su cacería.

- ¿Qué te pasa, Potter? ¿Asustado?- dijo Malfoy mientras el chico permanecía quieto en el mismo lugar. No se había movido en todo lo que llevaban de juego, sólo había evitado dos bludgers que tenían intención de darle de lleno en la cara. Por lo demás, se mantuvo fijo en su posición, con la mirada perdida y sin hacer el menor ademán de buscar la snich dorada. Aquella indiferencia sacaba de quicio al joven Draco.

Harry seguía igual, sentado encima la escoba lejos de allí. ¡Era como si estuviese hablando con un muerto en vida! ¿Era aquél el gran Harry Potter? ¿Aquella cáscara vacía? ¡Vaya un héroe! ¿Y él era quien había burlado al Señor Oscuro en más de una vez? ¡Cómo le gustaría darle su merecido! ¡Cómo le gustaría...!

Sin poder resistirlo más, le dio un puñetazo en la cara que casi le hace caer al suelo. Todos estos días, y el chico de Dumbledore seguía igual, todo el mundo preocupado por el estúpido de Potter, ¿y para qué?

- ¡Vamos! ¿Acaso no vas a hacerme nada? ¡Venga, cara cortada!- el partido se había detenido, todos miraban a los dos chicos, pero nadie hacía nada, sencillamente, observaban. Ni siquiera Ron fue hacia su amigo para prestarle su ayuda, ningún alumno protestó en lo más mínimo, hasta los profesores los miraban ceñudos, como si esperasen una reacción, algo...- ¿Sabes? Das pena. Dime, Potter... ¿qué pensaría tu madre al verte así? Tu madre, una sangre sucia.- esperando una respuesta violenta, se sorprendió al ver que giraba la escoba, enfocaba la vista a las perchas, y salía como una flecha hacia su objetivo.

Había capturado a la snich dorada. Levantó el brazo con la pequeña bola en la mano y salió del campo en medio del silencio más sepulcral. Nadie pudo decir palabra. Éste había sido, sin lugar a dudas, el partido más increíble de la historia. Y no fue hasta pocos minutos después, cuando Hooch terminó el partido rompiendo el quietud con un pitido. Aún trastornados por los hechos sucedidos, empezaron a desfilar hacia el castillo sin hablar.

Harry desapareció por el resto del día, tampoco nadie quería ir en su búsqueda. El ánimo de todo el castillo había sido reemplazado por la quietud y el silencio, todo parecía triste, incluso la primavera se veía marchita.

- ¿Dónde estará?- dijo la chica mirando a través de la ventana de la sala común.

- No me importa.

- Si al menos dejara que le ayudásemos...

- ¡Basta, Hermione! ¿Acaso no te has fijado? ¡Incluso Dumbledore no ha hecho nada! ¡Nada, ya no podemos hacer nada! ¿no te das cuenta?

- ¡No!- sin que nada ni nadie quisiera impedírselo, salió corriendo de la sala.

Lanzando los libros al suelo, dejó caer la cabeza encima la mesa y susurró: "Ya te has rendido, ¿verdad Harry?".

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Bueno, aquí estoy de nuevo... al fin terminé los exámenes, 8 seguidos, ¿os lo podéis creer? Es inhumano...
He estado pensando mucho en el fic y su ruta, y estoy bastante decepcionada con su incio, como en miles de ocasiones ya he repetido, así que espero poder desahogarme con el 7º. Sus capítulos serán muuuucho más largos, os lo juro, y espero hacerlo todo mucho más oscuro tanto psicologicamente como en el ambiente. Bueno, la estructura está montada, espero que me salga todo bien... en todo caso, agradezco el apoyo de FFmania (sin ti habría desistido hace ya mucho) y Blackcat, una amiga incondicional. También doy las gracias a Nelly Esp y a al, quienes continúan siguiendo mis locuras celebrales.
Ahora sí, a responder los reviews.

al: sí, el dragón volverá a salir, pero no será su mascota (ya creo que no). Aunque no te dejes fiar por su comportamiento, puede ser mucho más fiero que los otros, e incluso más peligroso. Además, no considero que tus razonamientos sean tonterías, al contrari, me alegra ver que teorices, y aún más que tus reviews sean más largos (todo un progreso) , Gracias por seguir leyendo, y siento si este cap no es tan largo como deseábais, pero necesito darme algo de tiempo para proseguir. He estado pensando en todos los caminos que seguirán y necesito estar segura de lo que pongo.

Nelly Esp: jejejeje, tu pregunta, pregunta!!! Veamos... no, Harry no ha logrado ir junto con Voldemort, todo lo que ha hecho ha sido ver la masacre en ojos del Lord, aunque ha hecho todo lo posible para ir a luchar. Sin embargo, Voldemort ha querido que pudiese verlo impotente, como una tortura psicologica. Bueno, con lo de los poderes... por el momento todo queda bastante apagado, pero sí, verá que Harry empieza a escaparse de sus manos (como puedes ver en este capítulo). Sin embargo aún no despertarán, Harry no está listo para ello, espera un poquito más para ver... , Y Snape... siento haberle dado un papel un tanto apagado, ya lo verás todo en acción más adelante, tengo muchas ideas para el 7º, así que sólo queda esperar (aunque ni yo puedo hacerlo!) Gracias por tus ánimos, la verdad es que me ayudan mucho, muchísimo más de lo que crees (ya estoy bastante hundida y leer vuestros reviews es muy gratificante) Espero que te guste!! ;)

Blackcat: bueno, te daré una pista... ¿acaso no recuerdas lo que oyó cuando vio a Marla secuestrada? Le dijo algo de París... ¿recuerdas? Y bueno, yo también he visitado esta maravillosa ciudad unas tres veces ya (que después de tantas ya no te parece tan grande) y sí, esta calle existe jejejeje, también caminé entre ella, aunque no es conocida tal y como bien dices. ¿Mala? Jajajajaja, no sabes hasta qué punto puedo llegar a serlo... pero me controlaré, este fic no va a ser cruel en extremo, aunque ya advierto que su continuación SÍ será tétrico y oscuro (bueno, en todo caso, eso intentaré). Hasta pronto, amiga. Cúidate.

FFmania: JAJAJAJAJAJAJA!!! No tienes remedio... aunque, lo reconozco, yo tampoco. En más de una vez me he quedado leyendo un fic en medio una clase, es algo que no se puede evitar, así de aburridos estamos todos. ¿Y odiarme? ¿Por qué? Vamos, no seas así, yo no tengo la culpa... ¡NO TENGO LA CULPA! Me vas a hacer llorar... pero mira que eres cruel. Ya bastante tengo con tener que hacer los malditos y estúpidos exámenes... ¡lo odio! Aunque, por suerte, ya terminé. No debo preocuparme más por un tiempo, pequeño y corto tiempo. Espero que no te enfades más por ahber hecho un capítulo tan corto y nada más ahber subido solo uno... Hasta pronto, amiga!

Hasta aquí todo por hoy... espero recibir vuestros alentadores reviews, algo que en estos momentos necesito con demasía.
Nos vemos en el proximo capítulo que prometo colgar cuanto antes. Cariñosamente:

-Ithae-