Los personajes de HP no me pertenecen, solo escribo por placer ya que no gano nada con ello.
Capítulo 21 – El Diamante de Oro
Llegaron los aburridos y detestados exámenes con la misma facilidad que en los cursos anteriores. Así pues, todos los alumnos dejaron sus más recientes pensamientos para centrarse en los difíciles estudios. El mundo mágico parecía vivir una intranquila paz que, por el momento, les daba un pequeño respiro. ¡Qué fácil era dejar que el trabajo le ahogara de cansancio y sueño! Ojalá todo fuera tan sencillo...
- Dejen sus plumas y vayan pasando sus exámenes hacia delante, por favor.- suspirando aliviados, los alumnos fueron pasando sus pergaminos enrollados hacia delante mientras ensayaban una débil sonrisa.
- ¡Vaya! Suerte que al final me acordé del dictado mágico de 1802.- dijo Ron al salir del aula del profesor Binns.
- Me parece que lo he dicho todo, aunque quizás hubiera sido mejor mencionar la ley 207 del quinto manuscrito de...
- Hermione, estás aprobada... ¿por qué apurarse tanto? Vamos, aún tenemos algo de tiempo libre...
- No, ahora tengo Magia Antigua.
- ¿Ahora? Pues yo hasta mañana... a ver... Historia Universal a primera hora y, después, Ciencia y Tecnología... no está mal.- dijo mirando su horario.- En fin, será mejor que te apresures... nos vemos después. Buena suerte.
- Gracias, hasta luego.
Al llegar, vio que todo seguía igual. A primera vista, nadie diría que debían hacer un examen en aquella aula, lo único que parecía diferente era el profesor, pues aún no había llegado. Junto con todos los demás, se sentaron en sus sillas y esperaron, algo más impacientes que con las demás materias, a que se presentase quien debía evaluarles.
De pronto y sin previo aviso, unas preciosas copas de cristal aparecieron encima de sus pupitres. Todos se sorprendieron, quizá más por los nervios que por el hecho de aparecer tan de repente. A su lado, un vaso de metal y un bloque de piedra, se materializaron en el aire.
- Bien, el examen consiste en romper, doblegar y resquebrajar, sin el uso de las varitas, estos tres elementos. Una vez terminado el ejercicio, recogerán su varita y realizarán hechizos sin ninguna fórmula vocal. Terminaremos haciendo dos hechizos neutrales y uno de enthar. Dejen sus varitas encima de la mesa, pueden empezar.- los seis chicos se levantaron, dejaron las varitas, y volvieron frente sus pupitres.
Uno a uno, empezó a concentrarse en su primera prueba, la copa de cristal. Mas, antes de que pudieran comenzar a prepararse mentalmente en su trabajo, una pequeña explosión les hizo girarse a contemplar. Harry acababa de romper su primer elemento, ¡y terminaba de sentarse! Con la misma rapidez, doblegó el vaso de metal hasta dejarlo como una masa deformada de acero. El bloque de piedra se convirtió, ante todos, en un grupo de arena, había hecho mucho más de lo que había pedido Terbadir...
Sin importarle las miradas incrédulas de sus compañeros, se levantó, recogió su varita, y esperó a que su profesor le dijera lo que debía hacer.
- Desvanece las estanterías con todo su contenido.- con un movimiento de varita lo hizo sin el menor esfuerzo. Volvió a mirarle de aquella forma tan extraña y se esperó.- Convierte la pluma en un ratón.- y lo hizo.- Eleva la mesa.- volvió a realizarlo en medio del silencio.- Ahora déjalo todo como estaba. Entra en esa sala. Debes controlar a dos elementos que te atacarán, después lo restaurarás con un hechizo enthar.
Avanzó hacia la puerta que le había indicado y entró varita en mano. Detrás suyo, la puerta se cerró dejándole en una extraña oscuridad con una pequeña lucecita brillante enfrente. Una corriente de aire pasó velozmente por su derecha mientras algo reluciente pasaba por el otro flanco. Se sentía rodeado, pero no mostró ningún temor o sorpresa.
Ya no puedo oírte... estoy sólo, ¿verdad?
Levantó su varita y, sin siquiera parpadear, hizo fluir unas chispas plateadas entorno a él. Poco a poco empezaron a moverse más y más rápido como un pequeño remolino a su alrededor, hasta convertirse en un círculo plateado que parecía impactar contra aquellas cosas que querían golpear al chico. Sin dejar de relucir, se extendieron hasta alcanzar la forma de un anillo planetario más brillante que miles de diamantes, y más duro que centenares de ellos. Una fuerte explosión de luz iluminó el espacio negro y frío por unos segundos, mas dejó otra vez que la oscuridad le rodeara, ahora ya nada le amenazaba.
Abrió la puerta y salió sin ningún cambio aparente. Aquello no era lo que Terbadir había pedido, pero su resultado había sido el mismo, había cumplido su trabajo, deshacer aquello que le estaba amenazando. Sin esperar nada más, recogió sus cosas y salió del aula, había terminado el examen.
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La mañana siguiente fue igual de tranquila, aquél era el último día de exámenes, sólo le quedaban Pociones y Herbología. La primera a las nueve y la última a las cinco de la tarde, las dos en los extremos de los horarios. Aunque, una vez terminadas, acabaría, por fin, el horrible curso, sólo les faltaría esperar hasta recibir las puntuaciones para irse, al fin, hacia sus tan queridos hogares.
- Se acabó el tiempo, dejen todas sus cosas y retírense.- sin poder soportar más la euforia, los alumnos dejaron las macetas y sus guantes, y salieron corriendo del invernadero para celebrar el fin de sus preocupaciones estudiantiles.
- ¡Al fin! ¡Libres!- dijo Dean al salir.
- Me alegra haber terminado ya...- incluso Hermione se encontraba algo más descansada ahora que algo más había dejado de presionarla.- Aunque el curso que viene va a ser peor... tendremos los EXTASIS. ¡Y sólo me queda este verano para estudiar!
- Hermione... ¿no crees que no es el mejor momento para decirlo? ¡Acabamos de terminar los de este curso y ya piensas en los de séptimo!- pero la chica no le hizo el menor caso.
- Ya tengo ganas de irme a casa...- dijo Neville con timidez.
- No eres el único, créeme. Por cierto, sabíais que... ¿eh? ¿Qué haces? Oye, ¿pasa algo?- se detuvo al ver a Harry parado mirando hacia algún punto cerca del Bosque Prohibido. Los cuatro se detuvieron intrigados mirando al chico.- Yo no veo nada...
- Yo tampoco. Mejor será que nos apresuremos, quiero llegar para la cena.- dijo Seamus.
Apresuraron su paso y se dirigieron hacia el castillo con un poco más de prisa que al salir del examen que habían terminado minutos antes. No sin antes echar un último vistazo hacia dónde les había indicado Harry con la mirada.
- ¡Buah! Puré con pez frito... y yo que deseaba algo delicioso para terminar el laborioso día...
- No te quejes, Dean.- dijo Ron sirviéndose un poco de cada después de estar esperándolos con el estómago roncándole durante toda la tarde.- Ven, aquí tienes sitio, Neville. ¿Ey, y Harry? Creía que venía con vosotros...
- ¿Cómo? ¿No nos seguía? Qué raro... quizá está en la sala común, ya vendrá.
- Iré a ver.- aún no se había sentado, que dio media vuelta y salió corriendo del comedor en su busca.
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- ¿Hoy también has venido? Está bien, puedes quedarte, si quieres.
Caminando lentamente, se aproximó hacia la cama oculta por unas cortinas blancas que la rodeaban. Despacio, se introdujo dentro y, medio absorto, dirigió la mirada desenfocada hacia el cuerpo que yacía inmóvil. Sentándose en un pequeño taburete, tocó la gélida mano de la chica.
Era tan triste la escena... dos muertos, uno encerrado en su cuerpo, y el otro en su mente. Allí estaba todo lo que le quedaba al joven y prometedor Potter... Madame Promfrey no pudo seguir allí, mirando el penoso reencuentro en la enfermería de la escuela. Triste y con los ojos nublados de lagrimas, se retiró a su despacho. Aquella visión de los dos le entristecía aún más el corazón, pues podía ver lo que sería la llegada del Lord Oscuro, una llegada que muy pronto tendrían.
¿Para qué seguir...? ¿Qué más me importa...?
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Estaba quieto, había decidido no moverse del lugar, esperaría, esta vez se quedaría a esperar hasta que llegase, ¿qué mas le daba? ¿A quién le importaba lo que hiciera él con su vida? Nadie le echaría de menos... y aunque no fuera así, ¿era acaso su problema?
El ruido empezaba a hacerse insoportable, se acercaba incansable hacia él, sin nada que se entrometiera. Estaba listo... ya nada tenía importancia, se sentía vacío, que viniese, ¡que viniese! No se movería, aceptaría la muerte con los brazos abiertos si hacía falta.
"Harry..." creía que ya empezaba a sentir su nombre, quizás la oscuridad le reconocía, quizás iba a por él... "...Harry..." pero no reconocía la voz, le resultaba extrañamente familiar, sin embargo, no terminaba de identificarla. ¿Podía ser que ya hubiese hablado con ella antes? La muerte... en más de una vez se había encontrado con ella... "...Harry..." Era como si la oyese a través de muchas paredes, un susurro casi inaudible. "...no... Harry..." si al menos pudiera reconocer aquella voz... "...no... Harry... no..." ¿No? "...por favor... no..." ¿Quién eres? le hubiese gustado gritar, pero no podía, su voz sólo parecía tener forma dentro de sus pensamientos. Pero entonces... ¿cómo podía sentir aquella otra? ¿Era su conciencia? "...corre... por fa-favor... Harry, co-corre..." ¿Cómo dices? ¡No te oigo! El ruido era cada vez más y más insoportable, sus tímpanos parecían a punto de estallar y la voz se hacía irregular, no lograba entenderla. Sin más demora, empezó a correr de nuevo, siguiendo su instinto de supervivencia. No sabía hacia dónde se dirigía, pero debía correr para no ser alcanzado.
En más de una vez tropezó, pero negando cualquier queja, apresuró su ritmo hasta llegar a lo que parecía una extensión de grandes y afiladas rocas. Allí podría encontrar un refugio lo suficiente seguro como para descansar durante un tiempo.
Apoyando la espalda contra la roca, se dejó caer exhausto y respirando con dificultad. El extraño ruido había pasado de largo, pero su demora le habría podido costar algo mucho más importante, aunque... desesperado, dejó caer la cabeza sobre las rodillas, mientras se sujetaba el pelo con ambas manos.
Un lloriqueo hizo que levantara de nuevo la vista. Una niña, de poco más de cinco años, estaba llorando delante de él, con un osito de peluche en su mano.
- No...
¡Avada Kedabra!
- ¡NOOO!- el cuerpecito de la niña cayó ante suyo rodeado por una niebla verde.
¿Lo has visto, verdad Harry? ¿Has visto todo lo que ha pasado? Veamos que haces ahora... ¿cómo vas a vivir sabiendo que la culpa de todo esto ha sido tuya?
- ¡Basta! ¡Basta, déjame en paz! ¡DÉJAME EN PAZ!
¡Nunca podrás huir de mi, Harry, nunca!
Sus manos, completamente empapadas de sangre, intentaban apartar aquella asquerosa voz, pero poco podían hacer. Cuando más se movía, más sangre y cadáveres aparecían a su alrededor, ensombreciendo el suelo y cubriéndolo de muertos, personas asesinadas de la forma más horrible y cruel.
¡Corre, Lily! ¡Toma a Harry y corred!
¡No! ¡No! ¡Mátame a mí, pero no a Harry! ¡A Harry no!
- ¡Para, por favor, para!
Prometo que yo, Sirius Black, me haré responsable de Harry James Potter, hijo de, Lilian y James Potter, en caso de que la educación por parte de los padres ya mencionados fuera imposible convirtiéndome en su tutor legal.
¡Cuidado Harry! ¡Corre, marchaos de aquí! ¡Vamos, seguro que eres capaz de hacerlo mejor!
Al otro, mátalo. ¡Avada Kedabra!
- Sirius... Cedric...
Te preguntarás quien soy, ¿verdad? Hace tiempo... ahora hará unos dieciséis años, tus padres me propusieron ser, tu... tu madrina.
- ¡BASTA! Ya basta...- podía escuchar los gritos de los niños pidiendo ayuda sin ser ayudados. París quemaba ante sus tristes ojos, Drumstrang moría en sus manos, miles de personas se alzaban a su alrededor llenas de heridas terribles, manchándole de sangre y oscuridad.- Todo por mi culpa... ¡Todo por mi culpa!
Una pequeña chispa dorada apareció ante él. Era única y solitaria, mas su luz, aunque débil e insignificante, no decayó con la negrura que engullía al chico con gran rapidez. Como si tuviera vida propia, empezó a girar a su alrededor cada vez a más velocidad, mientras otras más pequeñas acudían a su llamada de luz. Poco a poco, las tinieblas que habían avanzado empezaron a retroceder, cerrando a Harry dentro de una burbuja cálida y reconfortante.
Deseando que todo hubiese terminado, abrió nuevamente los ojos. Aquello parecía un comedor, aunque no muy grande, de alguna casa que no reconocía. Intrigado por su estancia en aquel lugar, rodeó la pequeña mesa con cuatro sillas del centro y observó con cautela la sala. Para su sorpresa, estirada sobre uno de los sofás de la habitación conjunta, había una silueta humana. Se acercó y, aún sin saber quien podía ser, puso su mano encima del hombro. Con el tacto, la forma cubierta con una manta negra, empezó a moverse, como si se despertara de un sueño.
La sala cambió, todo volvió a moverse como si un recuerdo del pensadero se tratara. Todo volvió a ser negro, sólo que nada parecía perturbar aquella soledad. Pero no podía dejar de pensar en una persona, alguien con quien llevaba soñando día tras día, alguien con quien deseaba volver a encontrar, pedirle disculpas y, por encima de todo, poder abrazarle una vez más.
Una voz, salida del infinito, resonó entre la inmensidad del espacio.
Murió. Cayó por el portal, travesó el velo... no pude hacer nada, nada.
Sirius... ¿podrás perdonarme? Yo... no quería que nada de aquello pasara, pero todo fue culpa mía... si hubiese escuchado, atendido a razones... Perdóname... te lo pido... Dejando que la cabeza cayera con pesar y una tristeza indescriptible, un par de lágrimas amargas cayeron de sus cansados ojos. Ya nada podía hacer...
Está vivo, lo sé. Y yo encontraré la forma de llevarlo de vuelta.
Por un instante, sin llegar a entender qué podía significar todo aquello, identificó la nueva voz que había hablado tan lejana y próxima a la vez. Incrédulo y con su corazón en suspenso, aguantando toda su emoción, escuchó lo que parecía una canción de esperanza a su apenada alma.
Antes de irme investigué sobre el Portal de las Almas Sin Voz. En la antigüedad, el mundo mágico no disponía de prisiones para aquellos que habían cometido crímenes, y tampoco se les podía encarcelar como los muggles, pues su magia los liberaría. Así pues, y recorriendo a una magia negra muy antigua, crearon el portal con la intención de construir una prisión para los magos. Muchos fueron enviados a través de él y nunca más pudieron regresar, sin embargo, algunos inocentes también habían sido condenados injustamente en aquella muerte cruel y terrible. Al ver que ya nunca podrían volver, decidieron crear la primera prisión mágica, Paterlook. Más tarde, y con el pacto con los deméntores, se construyó Azkaban, la temida e impenetrable prisión, donde nunca hasta ahora se había podido escapar nadie que no fuera absuelto por ley.
Desde entonces, el portal fue escondido y guardado bajo el más preciado de los secretos. Más tarde, se volvió a destapar para estudiarlo y descifrar la intrincada y misteriosa magia que lo había creado. Era un trabajo laborioso y lleno de dudas, el anteriormente llamado Portal de la Muerte, fue renombrado por el Portal de las Almas Sin Voz pues, para gran desconcierto, había quienes podían sentir horribles voces lamentándose al otro lado del velo, como si lucharan con frenesí por su escapada de aquella prisión infernal.
Con los estudios, llegué a averiguar que, en realidad, aquel arco no era más que una puerta a otra dimensión, la dimensión comprimida entre el mundo de los vivos y el de los muertos. Un lugar donde sólo existían los vivos en muerte, al contrario de los fantasmas, muertos en vida. Aquellas voces no eran más que las almas atrapadas, incapaces de salir y condenadas a vagar por la eternidad por aquél desolado paraje, sin oportunidad de escapar. Yo también era una de los pocos que podían sentir los lamentos, al igual que conseguía ver a los Threstals, los caballos fantasma. Así pues, establecí una conexión, aquellos que habían estado cercanos a la muerte, conseguían sentir lo que muchos no lograban cerca de aquel portal. Era intrigante y, a la vez, escalofriante.
Sirius había caído por el portal, ahora lo sé, al igual que sé que puedo recuperarlo. Pero no me queda mucho tiempo, necesito encontrar la solución al enigma, una solución que nadie, hasta ahora, ha visto jamás, y lo que es peor, sólo me queda un año.
Según los informes que leí sobre esta rareza histórica, después de enviar a una persona por el portal, las voces eran más fuertes de lo común, su tonalidad y ritmo variaba, aunque continuaban siendo irreconocibles, era imposible saber qué era exactamente lo que estaban diciendo. Aún así, pasado un año de la entrada del individuo, las voces se calmaban y volvían a una monotonía lenta y lastimosa, con una diferencia, la del que había entrado también se unía a ellas. Lo más seguro era que, después de los doce meses, el alma de la víctima había quedado encerrada con las demás, incapacitada para salir nunca más. Fue entonces cuando pensé en una posible solución... pero antes debía encontrar la forma de entrar sin ser capturada en el intento.
Recordé un hechizo, pero necesitaba hablar con Asellus Terbadir, antiguo profesor de Magia Antigua. Fui a su encuentro y hablamos sobre la efectividad de la solución mágica que había encontrado, era la que mejor podía servir a mis objetivos. El Diamante de Oro. Un hechizo que permite al conjurador encerrar su alma en una coraza de luz, sería la respuesta al misterio del Portal de las Almas Sin Voz pues, si el alma se mantenía inalcanzable, nunca quedaría atrapada dentro del portal. Así, todo se reducía a aquél hechizo...
Sabía quien estaba hablando, aunque era más su conciencia que la misma persona quien lo hacía, la había descubierto desde el primer momento en que renovó sus esperanzas.
Más imágenes pasaron ante él, con una velocidad impresionante y aterradora. La vio delante de libros, dentro de una sala rodeada por grandes velas y esferas de cristal que brillaban como soles. También logró ver al Portal que le había robado a su padrino, que le había arrebatado a un ser querido. Los destellos eran tan veloces que no tenía suficiente tiempo para asimilar toda la información que estaba recibiendo en un mismo golpe, pero, sin comprender, todo conseguía retenerse en su confusa mente.
Una nueva escena se paró ante él. Estaba en la cueva que había visto antes de rescatarla, frente estaba el odiado Voldemort, con sus secuaces y los temibles deméntores.
- Vaya... al fin tengo el placer de conocerte. No pensaba que, después de tanto tiempo, fuera posible tal encuentro... Pero, aquí me ves, listo y preparado para mostrarles a todos mi gran y renovado poder.
- ¿Para qué me quieres?- dijo con tono asqueado.
- Mejora tus modales, no te conviene hacerme enfadar en nuestra primera cita...- caminó a su alrededor lentamente mientras iba evaluándola.- Ya sabes porqué te he traído, ¿verdad? Claro, eres realmente lista, mucho más que los estúpidos del ministerio, justo por esto te necesito, querida mía.- con su mano huesuda y fría, cogió uno de sus mechones largos y ondulados que le caían encima el pecho.
Con una profunda inspiración, respiró el suave olor de los cabellos, sonriendo maquiavélicamente. De un gesto brusco y seco, consiguió apartarse lo suficiente de la mano como para que le soltara el pelo, pero, a cambio de su osadía, recibió un golpe en la cara que la hizo trastabillar. Como si nada hubiese ocurrido, la obligaron a levantarse de nuevo mientras su señor continuaba moviéndose.
- Hace poco más de dieciséis años, hiciste un fantástico invento. Lo recuerdas, ¿verdad? Claro que sí, fue por eso que tuviste que esconderte de mi. Con aquel objeto, la Hoja de Hades lo llamasteis, ninguna barrera mágica se opondría a su poseedor. Aquello habría dado una gran ventaja a Dumbledore, pero el muy estúpido lo mandó a destruir por su peligro al caer en mis manos... poco pensaba que al fin lo conseguiría. Pero claro, ya había pensado en todo... ¡de nuevo!- el hombre hablaba más por sí mismo que por los demás que le rodeaban.- Guardó la mitad del invento en Gringotts mientras que su finalización se escondía dentro de ti. Nadie, ni siquiera él, supo su fórmula. Buena jugada. He de admitir que, hasta que no volviste, no vi, al fin, la ocasión de recuperarlo.
- Pero nadie sabía que estaba guardado...
- ¿Nadie? Había quien sí lo sabía... ¿acaso no le recuerdas?
- Murió...
- Y antes me dijo lo que necesitaba. Al igual que vas a hacer tu, querida mía.- sus paseos cesaron, se situó enfrente de ella y le apuntó con su varita.
- ¡Por encima de mi cadáver!
- No creo que lleguemos a este extremo... Realmente habrías sido valiosa para mis filas... lástima que no escogieras bien tu posición.- sonriendo aún más, pronunció unas palabras que quedaron apagadas por la oscuridad.
Volviendo al mismo lugar justo antes de entrar en aquella oscuridad, se encontró viendo una mujer cubierta con una manta oscura y negra, durmiendo con dificultad. Con ternura y amor, volvió a poner su mano encima de su brazo calmando la inquietud de la chica.
- Gracias...- el contacto cálido y apaciguador de Harry hizo que su sueño se calmara relajándola y abrigándola cariñosamente.- No te preocupes, terminaré lo que empezaste, detendré a Voldemort y recuperaré a Sirius. Descansa tranquila y deja la lucha. Muchas gracias...
Harry la observó con ternura, la manta antes negra, ahora era blanca con reflejos plateados y dorados. Con una sonrisa triste y tranquilizadora a la vez, dejó que su mente regresara dónde debía, junto con la realidad, aún tenía mucho que hacer antes de llegar a rendirse... Y quizás, con el tiempo... llegue a perdonarme a mi mismo.
Envuelto con las mismas chispas doradas que ya le habían salvado en anteriores ocasiones, dejó que su calidez y fuerza lo acomodaran con cariño y amor.
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- ¡Harry! ¡Despierta, por favor!- las sacudidas hicieron que volviera en sí con un creciente dolor de cabeza, como si hubiese dormido durante días y ahora se levantara con las extremidades doloridas.
Perezosamente y con asombrosa lentitud, miró todo a su alrededor aunque le costó lograr que las formas se volvieran nítidas y claras. Una vez todo estuvo enfocado, vio que estaba de rodillas, con la cabeza encima la cama de Marla, y su mano tocando la de la inconsciente mujer.
Al ver que empezaba a recuperar el sentido, dejó que tuviese tiempo para ponerse en pie, aunque le ayudó a ello. A su lado, una chica le miraba con preocupación. Tenía los ojos hinchados y rojos con restos de lagrimas en sus mejillas, pero una sonrisa de alivio se dibujó en su rostro.
- ¿Te encuentras bien?- dijo a media voz.
- Mejor...
El silencio le calmó, aún tardaba en asimilar todo lo sucedido. Si no fuera porque sabía que debía encontrarse allí, se habría sorprendido al levantarse, de repente, en la enfermería casi tendido en el suelo. Pero, indescriptiblemente, conocía cada uno de sus pasos en aquel estado, más que haberlos vivido en su momento, estaban guardados entre sus recuerdos, aunque le parecía que había sido otro quien los vivió. Era una sensación extraña, pues se sentía como si hubiese estado en dos sitios completamente distintos.
Hermione, inquieta, empezó a abrir la boca para hablar cuando levantó la mano pidiéndole que se detuviera.
- Ve a buscar a Ron, debo hablar con los dos cuanto antes. No tenemos mucho tiempo...- viendo la determinación en sus ojos, se lo afirmó con la cabeza recibiendo una sonrisa de consuelo. Mucho más animada, salió corriendo de la enfermería hacia el gran comedor dónde aún estaban esperándola.
Arropó a la mujer y la contempló por unos instantes, parecía tener un sueño tranquilo y sereno, ya no se veía aquella inquietud que momentos antes le había perturbado el descanso. Justo cuando se giró para irse directo al punto de encuentro con sus dos mejores amigos, notó que tenía algo más que antes de entrar en aquella sala.
Una fina cadena de oro rodeaba su cuello con un colgante, también de oro, colgado en ella. Lo miró con detalle y se sorprendió al ver que era un dragón, parecía estar en medio del vuelo pues tenía sus preciosas alas desplegadas y todo su cuerpo estirado, flotando por el aire. Era increíble el detalle de la pieza, podía distinguir cada escama, diferentes entre ellas dependiendo de la zona del cuerpo en que se encontraran. Su musculatura, perfectamente moldeada, y su figura elegante y poderosa, era como si tuviera la imagen real de un dragón. Incluso pudo percibir un breve destello rojizo en su cuerpo que hacía que sus ojos se llenaran de una vida un tanto misteriosa.
Nunca antes lo había visto, ni siquiera me percaté de ello... y que yo sepa... nunca he tenido algo igual. ¿De dónde habrá salido? Pero, al mismo tiempo que lo tocó, pudo sentir una calidez y fuerza que le cautivó, era una sensación extraña de describir, pero resultaba reconfortable y agradable. Pensando de que más tarde lo investigaría, decidió ir rápidamente al encuentro de los chicos.
Poco después de llegar, aparecieron por el retrato.
- ¡Harry!- confuso y sonriente, le miró al completo para, más tarde, darle un puñetazo que le hizo temblar. Estaba rojo de cólera y mantenía sus puños cerrados, todo lo que había aguantado aquellos últimos meses había salido al fin al exterior. La reacción de Ron era previsible, aún así, la chica se apresuró a ayudar a Harry sin decir nada, sólo mirando desafiante al chico pelirrojo que parecía dispuesto a repetirlo.
- Basta, Ron.- dijo al verlo casi a punto de saltar de nuevo.
- No, déjalo, me lo merezco...
- ¡¿Qué te lo mereces?!- se echó a reír a carcajadas.- No tienes ni idea... si fuera por mi, te golpearía hasta que me fallasen las fuerzas.
- Adelante pues.- Hermione los miraba preocupada y adversa, pero aún no había dejado al chico pues casi no lograba mantenerse en pie, muy seguramente por la falta de comida y descanso.- Pero antes debo contaros...
- Sí, hay mucho que contar.
- Ron...- la paciencia de la chica también empezaba a agotarse haciendo que la situación se pusiera mucho más difícil de lo que había sido hasta ahora.
- Vamos, empieza.- su tono aún era forzado, pero también pareció darse cuenta de que debía dejar que todo saliera hasta el final.
Los tres se sentaron en los sillones de enfrente el fuego y dejaron que la furia, las contradicciones y las penas, desaparecieran.
Pensando que aquello era lo mejor que podía hacer, empezó a relatarles parte de los sucesos de los últimos meses, casi todo lo que había pasado durante el curso. La revelación de Marla como su madrina, la visión que tubo en Navidad, el sospechoso robo en Gringotts, las relaciones que había hecho con las fugas en Azkaban y los movimientos de las fuerzas oscuras, y lo que resultó más complicado y difícil de declarar, el secuestro de Marla y su rescate. Los dos quedaron profundamente admirados por su destreza y supervivencia, en como logró evadir al enemigo y su rápido pensamiento de acción. Les contó su regreso a lomos del dragón y el sueño con París, el ataque y derramamiento de sangre. Todo esto fue una dura prueba para él y los dos decidieron no decir palabra hasta que terminara pues parecía que explicar todo aquello le sentaba mucho mejor que mantenerlo, como hasta entonces, en su interior. No hizo falta describirles los sentimientos, lo que vio y pasó durante las últimas semanas en aquél estado de muerte en vida, además creyó poco relevante todo aquello. Se limitó a decir lo que ocurrió en Francia como para que comprendieran que todos los ataques recientes habían sido vistos por él.
- Voldemort atacará hoy, quizás bien pasada la medianoche, pero aprovechará la falta de luz y descanso para pasar a la acción.- su mirada había cambiado, todo él se había transformado. Ahora se veía más sereno, seguro de si mismo, y decidido como nunca hasta ahora lo había estado. Tras relatar todo aquello a sus dos confidentes, aquella gran y dura bola que había mantenido en su interior desapareció dulcificándose a un eterno sentimiento de tristeza.
- ¿Y cómo puedes estar seguro?- aventuró a decir el chico mucho más relajado después de escuchar, al fin, a su más preciado amigo.
- Lo conozco.- dijo con voz áspera y amarga.- Sé como piensa. Además, es lo que yo haría.
- Hogwarts tiene barreras...- susurró Hermione.
- No sirven. Ya visteis como derrumbó Drumstrang y Beauxbatons, Hogwarts caerá también. Consigo lleva un objeto mágico, la Hoja de Hades. Al parecer, es una poderosa arma que permite al poseedor traspasar barreras de todo tipo, no importa el poder que contengan, con esto puede cruzar cualquier defensa mágica, por más grande que sea...- no dijo de dónde sacó tal información, pero tampoco era importante, supusieron que quizá lo había visto gracias a su conexión con el Lord Oscuro.- Ahora que el curso ha terminado y pronto todos los alumnos regresarán a sus casas, nadie espera un ataque tan repentino.
- Pero Dumbledore y los demás aún están alerta...
- Aún así, poco piensan que va a ser hoy. Los alumnos se han relajado, su atención ha disminuido, cualquier acción puede pasar inadvertida con facilidad y, antes de que se den cuenta, estar dentro a punto para el asalte. Aunque todos estén listos y preparados, no saben por dónde llegará, ni cuándo, y para cuando pase, ya será demasiado tarde...
- ¿Y qué podemos hacer? Deberíamos advertir...
- No aún. Si dijerais algo ahora, cundiría el pánico. Deben estar alerta, esto es todo.- hizo una pausa, como si estuviera pensando el mejor modo de decir lo que tenía en mente.- Os necesito. No puedo hacer esto sólo.
- Harry, sabes que siempre estaremos contigo. No debes pedirnos tal cosa. Somos amigos, ¿no?- sonriendo le alargó la mano. El chico, agradecido y con una sonrisa cansada, le dio la suya, encajando ambas con un gesto de profunda amistad. Hermione, observándolos medio llorosa, suspiró alegre al verlos de nuevo, juntos.
- Gracias, os lo agradezco...
- Dinos, ¿qué tienes en mente?
- Pues veréis...
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Sé que he sido mucho más rápida esta vez, pero como el otro capítulo era realmente corto, decidí no esperar tanto (además de que ya tengo ganas de colgar el último). A los reviews, esta vez he tenido muchos más!!! ¿Se deberá al título del capítulo? Oo
gandulfo: me alegra que te guste, espero que este no os defraude tanto como el último. Gracias por seguir leyendo!!
icaro: ¿te gusta? , Gracias. ¿Qué voy a hacer con Harry? Bueno, ya lo verás. Pero fácil no lo va a tener, refugiarse en este mundo no le resultará gratis, algo pagará por ello.
al: mi querido al, siento haberte dejado con menos expectativas, pero aún no quería que Harry llegase a ese extremo. No, antes deberá sufrir algo más, jejejejejeje. Antes de llegar a tal extremo (porqué será un extremo totalmente radical el que tengo pensado para él), deberá saber algo que le lleve a cambiar totalmente, el dolor no lo es todo. Y menos aquél dolor que han sufrido otros pero no uno en su propia carne. Dejarse llevar por penas no será una solución, el chico no puede caer tan rápidamente al lado oscuro que todos tenemos, este debe crecer hasta superar al bueno con un hecho el suficiente potente como para golpear de lleno. Espero que este cap. no sea tan flojo...
Blackcat: bueno, quería que Harry no
sucumbiera aún a las influencias de Voldemort o el lado oscuro. Harry ha estado
escondiendo sus sentimientos, todos sus sufrimientos en una caja y la ha cerrado
con llave para evitar que nadie lo viera, como si nada hubiese pasado. Esto se
ha sumado con los acontecimientos pasados este curso, todo lo que ha hecho
Voldemort a sus espaldas enterándose por terceras personas, sin poder hacer
nada para detenerle aún sabiendo que él es quien debe detenerlo. Aún todas
sus preocupaciones, ha intentado mostrarse como un Harry pasado, como alguien
más o menos normal, alejándose de conflictos completamente implicados en él.
Incluso ha intentado borrar a Sirius de su memoria como si fuese un conocido y
sus sentimientos hacia él no fueran más que "otros más". Pero todo
esto se desvocó con la masacre en París la cual sí vio en directo y sin poder
hacer nada para detenerlo. Voldemort aprovechó su impotencia para terminar de
romper la "caja". Así, todo lo que escondía ha salido como si la
pequeña herida hubiese empezado a sangrar descontroladamente. Esto ha hecho que
muriese. Aunque es una muerte más bien escenificada, mental. Pero para salir
debe aceptar, y eso será lo que le lleva a su decisión.
Puede que no se haya comprendido en el fic, pido perdón, pero para que fuese
mucho más explícito debía tocar el inicio, y esto no puedo hacerlo una vez
subido puesto que muchos ya lo han pasado. Mejor dejarlo como está. Lo siento,
culpa mía. :S
Kary Anabell Black: aquí tienes la actualización, espero not ardar en subir el próximo capítulo. Gracias por tu review!!
Bueeeeeno!!! Después de responder a los reviews (Blackcat,
menuda respuesta he elavorado para ti, casi te cuento la vida entera de Harry),
os dejo hasta el prox cap que espero subir cuanto antes mejor. Y perdón por si
os habéis liado con Harry, PERD"N!
Hasta pronto:
-Ithae-
