(CAPÍTULO VII)

Corría, llevaba 36 horas corriendo. Entre él y Milo sólo quedaban las casas de dos caballeros. Por fin había llegado.
Todos se encontraban en la puerta de su habitación. En cuanto lo vio Shaka se acercó.
SHAKA: - con voz rota – Ya estás aquí, me alegro, aunque no se si será tarde.
CAMUS: Quiero verle, estar con él. Necesito que no entre nadie para poder concentrarme.
SHAKA: Qué vas a hacer?
CAMUS: Voy a encender mi último cosmos para milo.
SHAKA: ....... Lo entiendo. Suerte.

Que oscuro está todo y cuanto frío siento. No sé cuanto tiempo llevo aquí, tan solo recuerdo cómo ese infeliz me atacó después de habernos acostado. Me dijo que y solamente fornicaba con él mientras en mi cabeza le hacía el amor a Camus. Cuanta razón tenía. Me sumí en mis pensamientos y fue en ese momento de distracción cuando me clavó el puñal. Después, oscuridad.
Quiero abrir los ojos pero no puedo. Intento luchar por mi vida pero no tengo fuerzas porque mi corazón está helado. Esta oscuridad..... me hace sentir solo. Pero este sentimiento no es nuevo para mí y menos desde que él se fue. He tratado de llenar ese vacío con todo el que se me pasó por delante, he intentado engañarme a mi mismo, pero todo es inútil.
No tengo nada ni nadie por quien desear vivir ,y, estoy tan cansado... por qué no dormir? Así al menos no seré consciente de mi desdicha, sí, eso haré......
Qué es eso? Siento que algo cálido me envuelve. Yo conozco esta sensación, será que...., no, imposible, lo perdí hace tiempo y sin embargo..... Cada vez es más intenso. Esa calidez y ternura que empiezan a llenar los huecos de mi alma solo pueden provenir de una persona, Camus!!!
Pero por qué hace esto. Es posible que él haya venido a cuidarme? Eso significaría que siente algo por mí. Noto como su amor me rodea, penetra en mí y me da fuerzas.
Sí, estoy seguro!!! Es él, Camus...., mi Camus. No puedo darme por vencido, aún no.

....... Milo, ¿me oyes? Vuelve, vuelve a mí. ....

Siento cómo me llama. Ayúdame, quiero volver. Ahora tengo algo por lo que luchar, recuperar tu amor.

Abrió los ojos muy lentamente. Lo primero que vio fue su boca y la sonrisa en sus ojos.
Con un brazo lo tenía rodeado y su cuerpo reposaba en el suyo, mientras que con la otra mano le acariciaba el pelo dulcemente.
Milo le sonrió y en ese momento gruesas lágrimas surcaron las pálidas mejillas del caballero de acuario.
MILO: Hola, hielo.
CAMUS: Hola. Aún en estos momentos bromeas? En verdad eres todo fuego.... Milo. Me tenías muy preocupado.
MILO: Lo sé y es gracias a ti que pude volver. Yo....cof, cof, cof.....
CAMUS: No hables. Duerme un poco y descansa.
MILO: Sí, estoy tan cansado.... – cerrando los ojos – Camus?
CAMUS: Dime.
MILO: Te quedarás a mi lado? Me siento tan bien cuando me rodeas con tus brazos. No soporto estar solo, estar sin ti.
CAMUS: Claro, no te preocupes. Ya he vuelto y no pienso irme nunca más.
Camus estrechó su abrazo y besó suavemente a Milo en la frente.
CAMUS: Descansa, yo velaré tus sueños.
MILO: - Suspiro -.

CONTINUARÁ........