El autor dice: Eso es lo que pasa cuando no pones yaoi, ni lemon, ni Yoh/Anna, ni Pilika/Len, ni HoroHoro/Tamao, ni Hao/inserte nombre aquí.
De todas maneras
GRACIAS ¡¡¡Lady Kaoru y Koko!!!. Por tu review.
En fin, no sé que le pasó a mi inspiración en este capítulo pero creo que eso se los dejo a ustedes, espero no haberlo hecho mal y en todo caso déjenme review (aunque no sé por qué le dicen así), por favor, tus comentarios son más que bienvenidos.
Gracias por leerme
El aspecto legal: Me olvidé decir en el anterior capítulo que yo hago fics y no series, ni comics, ni mangas, ni nada más.
"Si hay algo que recuerdas es porque no quieres olvidarlo, o porque no puedes"
( Obvio que no, de todas maneras gracias por la frase María, buena amiga y poetisa frustrada)
LOS RECUERDOS DEL ORIGENHabía una llanura inmensa, totalmente verde, al fondo un bosque, a la derecha un río, el río daba al oeste, el bosque al sur. La brisa soplaba amablemente y la luz del sol era radiante.
Lo que no entiendo es por qué te la pasas flojeando cuando lo que quieres es ser más fuerte.
"¿Más fuerte? ¿Más fuerte que quién?"
Yomei despertó y se dio cuenta lo mucho que odiaba las camas occidentales. Después de pasar su vida durmiendo sobre un cómodo futon lo subieron a esa horrible cosa con resortes que crujían cada vez que se movía, y en ese catre al que él tenía que escalar para subir. Pero lo más desagradable para el anciano fue la sensación de hundimiento que tuvo al subirse para lo que se suponía iba a ser un sueño reparador. Pero al amanecer estaba tan cansado como el día anterior, y su energía espiritual todavía estaba en niveles muy bajos. No quiso despertar a su esposa aunque por la forma en que entraba el sol por la ventana ya era muy tarde, tal vez las ocho de la mañana, se levantó y salió de la habitación. Al primero que encontró en el pasillo fue a Tetsuo, quien se alejó de él inmediatamente sin siquiera dar los buenos días. No le dio importancia aunque quedó extrañado por esa actitud, luego se encontró con Densuke y le preguntó dónde estaba el baño, cuando llegó vio junto al lavamanos una silla y comprendió todo.
Simplemente el lavabo era muy alto y Yomei no podía alcanzarlo por sí mismo, Tetsuo pensó que el anciano no merecía pasar la vergüenza de estar pidiendo ayuda para lavarse las manos así que apresuradamente puso algo para que pueda alcanzar el lavabo y lo sometió a la vergüenza de estar subiendo una silla como si fuera un niño. Por supuesto, Yomei se dio cuenta que ponerlo en una situación tan ridícula no fue la intención de Tetsuo, seguramente al muchacho no se le ocurrió dejar una vasija con agua y algo de jabón sobre una mesita, que hubiera sido la solución más digna. El anciano usó el baño y se lavó las manos sobre la silla. "Qué poca imaginación tienen los jóvenes de hoy- pensó Yomei mientras se secaba las manos y miraba al espejo- Es la televisión, ven demasiados dibujos animados".
Llegó a la sala principal donde que también era el recibidor y el comedor, y se encontró con los jóvenes comiendo su desayuno.
Buenos días, Señor Yomei.
-Buenos días.
-¿Tuvieron una noche agradable?
-No.
Yomei volteó para donde estaba Kino que no parecía arrepentida por su comentario.
- ¿Dónde está el baño?
Tetsuo le indicó, pero Yomei se ofreció para guiarla, cuando llegaron Kino quedó inmóvil en la puerta, extendió su bastón y dio un par de golpecitos en la silla.
-....Es una silla- dijo finalmente.
- No se le ocurrió otra cosa para que alcancemos el lavabo.
Kino suspiró bastante enojada, entró y cerró la puerta. Yomei se quedó afuera apoyado en la pared y no tuvo un instante de paz hasta que escuchó el grifo del lavabo abrirse. Instantes más tarde salió Kino y ambos se pusieron a caminar por el pasillo en completo silencio. Sin palabras él podía saber lo que su esposa tendría que decir sobre toda la imbecilidad de aquellos mozalbetes, que uno no tiene nada de modales ni de respeto y el otro no hace nada para corregirlo, y no bastaba haberla hecho pasar por todas las burlas de aquel mocoso rapaz y atrevido sino que además tenía que quedarse a dormir en una cama incomoda y soportar la vergüenza de subirse a una silla para lavarse las manos y (encima de todo) soportar un desayuno con ese par de insolentes que eran los hijos más ordinarios de la irrespetuosa, irresponsable y cretina juventud de este mundo insensible.
El silencio de Yomei pudo haber dicho todo lo que él tenía que decir pero él escogió las palabras.
-No es para tanto, mujer. No nos quedaremos mucho tiempo.
Llegaron al comedor, Tetsuo los invitó a desayunar, se sentaron a la mesa y comieron. A Tetsuo la presencia de Kino lo atemorizaba, sentía en ella una autoridad y un poder en su personalidad que era mejor no provocar, pero eso trató de comportarse lo más educado posible, su plan dio resultado por un tiempo. Tuvo ser Densuke el que rompiera el delicado equilibrio.
- Yomei. Kino dijo que no tuvo una noche agradable. ¿Por qué?
Todos quedaron estáticos.
- ¡¿Y por qué me lo preguntas a mí?!
- ¡Porque tú eres el esposo! ¡Que ella tenga una noche agradable es tu responsabilidad!
/Toc/ se escuchó la sandalia de madera de Kino chocar contra la cabeza de Densuke, quien terminó cayendo de espaldas.
- ¡¡¡Densuke!!! ¡¡¡Ya basta!!!
El aludido volvió a poner la silla en su lugar y se sentó. El equilibrio volvió frágilmente porque Densuke había quedado pensativo después del golpe. El tiempo que pasaba en silencio parecía que iba a solucionar todo.
- Yomei... te lavaste las manos antes de venir a desayunar ¿no?
- Sí- respondió el anciano bastante irritado.
Densuke se apoyó en el respaldar de la silla y se llevó la mano a la barbilla en actitud pensante hasta que soltó su pregunta.
- ¿Y cómo?
Ahí se fue el poco equilibrio que quedaba.
- O sea... ¿Cómo hiciste para alcanzar el lavamanos?
- Densuke... - le murmuró Tetsuo.
- No, espera... Fíjate bien, ellos son bien pequeñitos y el lavamanos es bien alto ¿Cómo rayos hicieron para alcanzarlos?
- Densuke...
- Acuérdate que Manta tenía el mismo problema, pero él saltaba o nos pedía ayuda. Y no creo que Yomei sea de los que salta.
- ¡¡Densuke!!
- Es que no me explico cómo...
- ¡¡¡Puse una silla junto al lavabo!!!
Densuke lo miró fijamente por un momento largo y se empezó a reír. Kino apretó su bastón y le pidió a los espíritus de sus antepasados que le caiga un rayo a aquel mocoso insolente para que ella no tenga que matarlo con sus propias manos. Densuke, por su parte siguió riendo hasta que se puso serio.
- Tetsuo, tenemos muchas ollas que no usamos nunca. ¿No se te ocurrió llenar las ollas con agua y ponerlas en una mesita en vez de hacerlos subir a una silla?
Reinó el silencio.
- No lo sé. Un platón, una vasija, un balde.
Tetsuo se puso rojo como un tomate, Densuke simplemente se levantó y se fue riendo, dejando a su amigo para que se enfrente solo a la mirada fija de los ancianos. Se puso más rojo todavía.
- A.. a mí no se me ocurrió... Yo no pensé que...
No pudo decir más. Riendo Densuke volvió, con la silla que estaba en el baño.
-Discúlpenlo- dijo todavía riendo- Él es así.
Más tarde Tetsuo y Densuke salieron, dejaron a cargo a un joven de lentes en el mostrador y les dieron autorización a los ancianos para usar el teléfono cuantas veces quisieran. Pero Yomei sólo tenía un número al cuál llamar.
- ¿Hola?
- Hola, está llamando a la pensión "En"- la voz de Yoh se detuvo al escucharse una explosión- En este momento no podemos atenderlo- al fondo se escucharon más explosiones y varios gritos enfurecidos- Por el momento no atenderemos al público por reparaciones... ¡¡¡muere malnacido!...eeh, así que... ¡¡¡púdrete en el infierno!! ... así que... ¡¿Eso es todo lo que tienes?!...Deje su mensaje después del bip... - y se escuchó otra explosión más fuerte que las anteriores-... /Bip/
Hizo varias llamadas y todas dieron el mismo mensaje, lo consultó con su esposa y ella le dijo que siguiera intentando. Lo hizo, con insistencia, dejó varios mensajes, uno más explicito que el anterior. Cuando colgó el teléfono por décima vez ya habían pasado dos horas y Yomei comprendió que no iba a conseguir nada. Forzó su memoria al máximo pero no pudo vislumbrar nada, todas las familias afiliadas a los Asakura vivían de las antiguas tradiciones alejados del mundo frío e insensible, sin teléfono. Trató de hacer una última llamada pero no se atrevió, al mirar junto al teléfono vio una agenda llena de garabatos que resultaban ser nombres y números de personas, algunas acompañadas de notas, apodos, corazones dibujados, caritas felices o tristes, y una maraña de flechas, fechas y señas que convertían a la agenda en un laberinto.
Yomei volvió con su esposa que estaba sentada y quieta en su habitación.
- ¿Y?
- Nada.
La anciana lo vio y pudo reconocer su perturbación.
- ¿Qué pasa?
- Kino –dijo Yomei en tono triste – No tenemos a quién más llamar.
Lo intentas por la tarde.
Yomei no se quedó tranquilo, vagó por toda la pensión, terminó descubriendo el patio trasero mal cuidado y lleno de maleza, el baño privado que ellos habían usado y el baño comunal que tenía siete letrinas en sus respectivas cabinas, cuatro urinarios que llegaban hasta el suelo, cinco duchas que sólo estaban separadas por una pared de madera, pero lo que sorprendió al anciano fue que la pared estaba repleta de frases en diferentes idiomas, también descubrió la cocina que no tenía nada en las despensas y junto a las ollas un montón de velas.
Finalmente llegó al mostrador de la sala-comedor-recibidor y pudo ver al muchacho de lentes que leía un libro grueso.
- Buenos días.
- Buenos.
-¿Tardará mucho el joven Tetsuo?
El muchacho lo miró por encima del libro y se levantó.
- Sígame.
Yomei lo siguió, terminó en una sala minúscula con un televisor en medio.
- Tetsuo se va a tardar. Me dijo que si usted se aburría le encendiera el televisor, él no quiere que le pase nada y no es bueno que esté andando por ahí, podría lastimarse y entonces qué hacemos.
Encendió el televisor y salió. Yomei se sentó molesto, Tetsuo lo había vuelto a tratar como a un niño. Pero no lo quedó otro remedio, miró la televisión y los programas que mostraba.
Fue una experiencia horrenda para el anciano, le indignó los noticieros que sólo mostraban violencia, le enfureció los comerciales que parecían tratar a la gente como a animalitos estúpidos, le irritó la novela que era una falsedad de principio a fin, pero el colmo fue cuando apareció en la pantalla un dibujo animado que trataba de un niño y sus amigos que vagaban por el bosque esclavizando animales y encerrándolos en pequeñas pelotas rojas para después obligarlos a pelearse entre ellos. El anciano se acercó al televisor y lo desconectó, volvió a sentarse en el sillón, "Antes las cosas no eran as" pensó y cerró los ojos y dejó de estar en encerrado en esa sala de aquella pensión.
- Lo que no entiendo es por qué te la pasas flojeando cuando lo que quieres es ser más fuerte.
Yomei abrió los ojos y miró para abajo, pero no vio a nadie, miró para arriba y pudo distinguir la silueta del muchacho que le hablaba.
- Deja de molestar Shinji.
- Siempre vienes aquí a estar de perezoso. Seguramente ya sabes que has llegado a tu límite.
- ¿No tienes que ir a causarle más pena a tu familia en vez de estar aquí molestándome?
Yomei cerró los ojos y se recostó en la rama en la que estaba, no pudo verlo pero supo al instante que el otro muchacho estaba sonriendo.
- Siempre es lo mismo contigo. Al parecer este árbol te crea muchas distracciones.
- Ya basta.
- Este árbol es malo para el entrenamiento, tendremos que cortarlo.
- Hablo en serio, deja de molestar.
Se sintió un sacudón, Yomei cayó de la rama y chocó contra el suelo, se levantó de un salto y puso una mirada furiosa:
- ¡¡Shinji!!
Shinji permaneció tranquilo, con los brazos cruzados, sonriente. Era alto, y un tanto robusto, con una mirada de gato pero su cara era de rasgos serenos.
- Deberías respetar a los árboles, después de todo eres un hongo ¿o no?
Shinji sabía que se refería a su cabello pero no se alteró.
- El corte hongo me queda bien y t no deberías enojarte tanto. Después de todo sólo es un árbol.
- Parece que nadie te ha enseñado nada sobre los...
Yomei extendió las manos hacia adelante.
- ¡¡¡Espíritus de la naturaleza!!!
Decenas de hojas revolotearon alrededor de Yomei, brillaron con mucha intensidad y se precipitaron contra Shinji quien no se movió un milímetro. Sin quitar su sonrisa recibió todos el impacto de las hojas. Se produjo una humareda alrededor suyo, el humo se dispersó pero él seguía quieto, impasible y con la sonrisa.
- Vamos Yomei. Ya tienes dieciocho años, ya no eres un niño. Sabes que no vas a ser más fuerte echado en la rama de un árbol.
- Sólo era un pequeño descanso.
Yomei se dio la vuelta para contemplar el paisaje. La llanura verde con el bosque al fondo, el río que daba al oeste, la brisa amable, el sol radiante.
- Es un día hermoso.
- Vamos Yomei. Esta noche llega la sensei Miko.
- ¿Y? –murmuró Yomei sin quitarle la vista al paisaje.
- Que va a traer sus aprendices.
- Sí ¿Y?
- Son de Osore.
- Ajá...... ¿Y?
- Las de Osore son las más fuertes.
Yomei no contestó.
- Quizás... Bueno, quizás tu futura esposa esté entre ellas.
- ......Y qué hay con eso?
- ¡¿Qué a ti no te interesa nada?!
- Me interesa ser más fuerte... Si lo de mi prometida está decidido entonces no tiene porque interesarme, pero yo decido sobre mi fuerza..
Shinji sonrió y negó con la cabeza.
- De todas maneras vamos.
Pero Yomei no le quitó la vista al paisaje.
- Vamos Yomei... Yomei.... ¡Carajo, Yomei!
Se sobresaltó y miró bien, adelante había un televisor apagado, a la derecha una ventana y junto a la puerta estaba Densuke.
-¿Qué pasa?
- Te estoy diciendo que vamos a comer ¿No me oíste?
- No... Estaba pensando.
- En qué?
- Cosas personales.
-.....Vamos a comer.
Yomei llamó a Kino que seguía en su misma posición, sentada en el centro de la habitación número cuatro. Cuando llegaron al comedor la mesa ya estaba servida con poca comida, y dos jarras de agua, a la cabeza de la mesa estaba Tetsuo, del otro extremo Densuke, los ancianos se sentaron al lado derecho. El almuerzo siguió en absoluto silencio.
-¿Desde cuándo son amigos de Manta?
Yomei tardó un poco en responder.
- Desde hace algunos años.
El teléfono sonó, Densuke se levantó a contestar. Pero Tetsuo quedó como si estuviera hablando solo.
- Así que el pequeño genio de Manta sigue vivo.
- ¿Cómo lo conociste?
- Yo trabajaba para su padre cuando estaba en el colegio, era uno de sus empleados de confianza. Una de esas veces Manta viajó a Estados Unidos, según él para mejorar su inglés. Pero sus padres no se lo creyeron, cuando volvió su padre le cortó todo el dinero y me dijo que lo vigile. Eso hice, pero Manta me descubrió, y me rogó que no lo delatara.... yo....bueno, no lo delaté, en realidad me dio pena porque el siempre vivía aplastado entre los libros. Nos hicimos amigos y yo lo encubría, en especial cuando sus amigos se metían en líos. Porque sí hubo líos con sus amigos y él les tuvo que pagar una vez boletos a China y en otra ocasión a Inglaterra. Cuando yo le preguntaba él me decía que mejor no me metiera en eso, fue más difícil encubrirlo porque no tenía dinero y dejó la escuela nocturna y un montón de cursos que hacía y empezó a estudiar por su cuenta y a dar clases de ayuda a otros estudiantes y vender sus cosas para pagar los pasajes de sus amigos ¡imagínate! Cuando su padre le volvió a dar dinero de nuevo ya no hubo tanto problema, hasta que un buen día de esos su padre descubrió una de nuestras jugadas y me despidió. Manta me buscó para pedirme disculpas. Yo lo mandé a la mierda.
Los esposos Asakura miraron un tanto asombrados a Tetsuo.
- ¡Estaba muy enojado! Ganaba bien en ese trabajo y su padre no me escribió ninguna recomendación, todos los otros trabajos que conseguí eran de paga muy mala. Ya no pude pagarme el colegio que era privado, en fin toda una desgracia. Después me enteré que Manta se había peleado con sus padres y no sé que les habrá dicho pero terminó con un poco más de libertad, según él. Me buscó, me pidió perdón y yo lo perdoné. Entonces me ayudó a abrir un negocio propio.
Densuke volvió.
- Tetsuo, te buscan.
Una vez que Tetsuo se fue Densuke se sentó y empezó a comer como troglodita. En un momento dejó de comer y miró a los ancianos.
- ¿Ustedes ven al piojo de piojo con frecuencia?
- Sí... a veces.
Los ojos de Densuke se perdieron en la distancia.
- Así que el pequeño Manta....¡Vaya imbécil!
Yomei lo miró sorprendido.
- No le bastó meterse en todo esos problemas y juntarse con gente tan rara. Claro, tenía quedejarse descubrir.
Empezó a contar la historia con más detalles, pero siempre desinteresado como si estuviera hablando solo. Cuando Tetsuo fue despedido perdió contacto con Manta, tuvo que salir del colegio y perdió su apartamento, con ayuda de Densuke consiguió rentarse un cuarto minúsculo. Un día de esos, por razones desconocidas, Manta apareció desesperado y le pidió a Tetsuo que lo deje pasar un tiempo con él, porque había huido de su casa.
- Cuando le preguntamos por qué no se quedó con sus otros amigos, él dijo que no porque sería el primer lugar en el que sus padres buscarían. Bueno, Tetsuo lo dejó quedarse...
Tetsuo aceptó pero en realidad lo hizo para vengarse de haber perdido su trabajo. Escondió a Manta por dos días y luego lo delató con sus padres.
- Tetsuo estaba muy enojado. Perder su trabajo fue como si le hubieran arruinado la vida...
El padre de Manta fue a buscarlo personalmente, fue entonces que la pelea entre padre e hijo empezó, Densuke dijo no saber exactamente que fue lo que pasó pero Tetsuo y Manta volvieron a ser amigos, y Manta volvió otra vez a su casa.
- Hasta ahora no me explico lo que pasó para que todo acabara así pero Tetsuo lo sabe, sólo que no se lo quiere decir a nadie...Bueno, como para disculparse un poco Manta trató de conseguirle un trabajo pero como no pudo conseguir uno bueno le ayudó a abrir un negocio...
Tetsuo abrió cinco negocios, y los cinco, uno tras otro, fueron un rotundo fracaso. La pensión "Get in"era el quinto y el último. Tetsuo volvió a la mesa y el resto del almuerzo volvió en silencio hasta que repentinamente la tierra empezó a temblar.
El temblor duró poco y no fue intenso, de todos modos Densuke y Tetsuo inmediatamente se pusieron debajo de la mesa.
Cuando el temblor cesó, se sentaron de nuevo.
- ¿Qué día es hoy?
- Domingo.
- Hoy no viene el correo.
Densuke se levantó y se fue sin decir más. Tetsuo se quedó viendo el plato de comida mientras los ancianos comían lentamente.
- Quiero disculparme con ustedes...Yo pensé que lo de la silla era buena idea.
Yomei sonrió.
- No te preocupes por eso.
Kino no dijo nada, en ningún momento había dejado de comer.
Por la tarde Yomei trató de hablar con Yoh pero sólo le respondió el contestador automático con el mismo mensaje extraño.
Por la noche volvió a la habitación número cuatro. Escaló la cama que crujió al sentir su peso.
- Odio esta cosa.
Pero contrario a lo mucho que odiaba la cama cayó profundamente dormido y terminó viendo la fogata enorme y humeante junto a la cual algunas mujeres vestidas de blanco dejaban sus sombras alargadas cantando un himno que ya no recordaba.
- Yomei... ¡Yomei!
- ....¿Qué quieres?
- La de la derecha se llama Minako, se especializa en los exorcismo...¡Yomei!
- ¡¿Qué?!
- ¿Escuchaste lo que te dije?!
- Minako, exorcismo... Hoy era mi día de descanso ¿y tú me bajaste del árbol para esto?
Shinji no contestó.
- Atento.
Cinco mujeres de kimonos rojos aparecieron escoltando a otra que iba con un kimono blanco con bordados rojos en las mangas.
- Es ella.
- ¿Qué?
- Es la alumna más fuerte que ha salido de Osore, en diez generaciones no se había visto nada igual.
Yomei miró un poco más entusiasmado.
- ¿Cómo se llama?
- Kino Kusanagi.
La miró bien, no parecía una persona muy fuerte, volvió otra vez a reclinarse sobre el tronco en el que estaba y se relajó. Siguió mirando a la ceremonia sin mucho interés y cómo la que parecía llamarse Kino Kusanagi recitaba algún tipo de oración frente a la fogata y movía sus dedos en extrañas señales.
"¡Un momento!- pensó Yomei- ¡¡Eso es un ataque!!"
Una tremenda explosión sacudió el árbol. Shinji y Yomei salieron volando, el primero dio una voltereta en el aire y cayó de pie con los brazos cruzados, Yomei, en cambio, cayó de bruces contra el suelo. Se apoyó con sus brazos y se levantó furioso.
- ¡¡¡¿Acaso estás loca?!!!- dijo Yomei sin darse cuenta que todas las mujeres presentes, excepto Kino, lo miraban asustadas.
- Me preguntaba qué clase de mocoso insolente y descastado podría venir aquí a espiarnos.
Yomei se indignó enormemente.
- ¡¡Mi nombre es Yomei Asakura y...
No pudo continuar, el codazo que le dio Shinji le cortó la respiración.
- Y mi nombre es Shinji Fujimoto. Estamos muy apenados de haber venido a espiarlas de esta manera pero no pudimos resistirnos a la curiosidad, hemos escuchado muchas cosas acerca de usted. Y lamentamos sinceramente este percance.
- ¡¡¡ Yo no tengo que disculparme!!! ¡¡Además ésta fue tu ide...
Otro codazo detuvo el reclamo de Yomei.
- Pensé que los Asakura y los Fujimoto eran personas respetables pero al parecer me equivoqué.
- Por favor- dijo Shinji sonriendo- No nos gustaría que ésa fuera la primera impresión que usted tuviera de nosotros.
Yomei no dijo nada, simplemente la miró con rencor, era una muchacha alta de cabello liso que le llegaba a media espalda de color castaño oscuro, el kimono que llevaba no podía simular totalmente las curvaturas de su silueta, pero a él sólo lo impresionó su mirada fija, que no reflejaba ningún tipo de sentimiento.
"Qué mujer más despreciable" pensó Yomei.
- ¡¡Qué descaro!!- dijo una de las otras jóvenes que estaban presentes.
- ¡¡No tienen nada de educación!!- secundó otra.
Shinji y Yomei se vieron rodeados por varias muchachas que los insultan al mismo tiempo y comprendieron que era el momento de la huída.
- Nos veremos pronto- le dijo Shinji a Kino antes de dar un salto y desaparecer en el aire.
Yomei despertó y confirmó lo mucho que odiaba las camas occidentales.En el baño ya lo esperaba una pequeña mesa con dos recipientes llenos de agua, un poco un jabón cortado a la mitad y una toalla azul. También había otra mesa del mismo tamaño, con la mismas cosas excepto por la toalla que era roja. "Para Kino" pensó el anciano.
La mañana del lunes pasó rápida y sin sorpresas, por la tarde muchos estudiantes de pantalones de tela y corbatas azules vinieron a buscar a Densuke, Yomei no pudo contactar a Yoh y Tetsuo le dijo que no se preocupe. Cuando llegaba la noche hubo tensión de nuevo, pero Yomei no quiso participar, simplemente lo escuchó en otro cuarto.
- ¡¡¡Escúchame, Kino, no estoy para aguantarte otro de tus sermoncitos!!!
- ¡¡¡Mocoso insolente!!!.
- ¡¡¡Yo hablo cómo me venga en gana!!!
- ¡¡¡Quizás la gente te soporte tus vulgaridades pero yo no!!!
- ¡¡¡¿Y qué vas a hacer?!!! ¡¡¿Eh, Kino?!! ¡¡¿Qué?!! ¡¿Eh? ¡¿Eh?!
/Toc/
Hubo un momento de silencio y luego la voz de Densuke hablando pausado como la gente que trata de contenerte.
- A que no te atreves a hacer eso de nuevo, Kino.
/Toc/... /Toc/... /Toc/
- ¡¡¡Suficiente!!! ¡¡¡Dame ese palito!!!...¡¡¡Dámelo!!! ...¡¡¡Que me lo des!!!... ¡¡¡Suéltalo!!! ¡¡¡Suéltalo te digo!!!
/TocTocTocTocToc/
Luego Kino pasó enojada por el pasillo murmurando cosas en contra la juventud irrespetuosa Densuke apareció después agarrándose la cabeza y murmurando sobre las viejas antipáticas.
- Carajo ¿Cómo hace para tener tanta fuerza a esa edad?
- Densuke, ya deja de molestar a la señora Kino.
- ¡¡Ella empezó!!
En la habitación número cuatro, Kino dobló la frazada en cuatro, aplanó las almohadas y las puso en el suelo. Se había improvisado un futon. Yomei, al entrar, le lanzó una mirada inquisitiva a la anciana.
- Yo no puedo seguir durmiendo en esa cosa.
- Tampoco yo, pero ¿Qué van a decir los muchachos de esto?
- ¿Los muchachos?
- Tetsuo y Densuke.
Kino resopló disgustada.
- Si quieres dormir en una cama, adelante.
- No, claro que no.
Yomei terminó echado en el futon improvisado, el ruido del patio atestado de grillos no lo dejó dormir hasta altas horas de la noche. Cuando despertó, se sintió más cómodo pero igual de agotado. Su esposa ya se había levantado. Fue al baño donde lo esperaba la mesa y las dos vasijas de agua y el jabón cortado. Al llegar al comedor estaban ya todos a la mesa y Densuke se estaba sobando la cabeza desesperado.
- ¿Por qué le pegaste?
- ¡Porque es un mocoso insolente!
Densuke le apuntó a la cara con el dedo índice.
- Cuidado, Kino. No me estés provocando.
Kino alzó el bastón y Densuke salió corriendo.
- Le lanzó el bastón y le dio justo en la cabeza- le murmuró Tetsuo al anciano.
Empezaron a comer en silencio, lentamente volvió Densuke y empezó a comer mirando de reojo a la anciana y su bastón.
- Tengo un amigo que va a Tokio, va a pasar por Funbari, creo. Si ustedes quieren puedo convencerlos para que los acompañe. Pero ustedes tendrían que venir para que hablen con él.
Tetsuo y Kino se miraron y no se habló más del asunto. Más tarde Kino habló en privado con su esposo.
- En esta pensión hay una energía negativa, no podremos usar nuestros poderes si nos quedamos aquí.
Yomei ya sospechaba algo de eso.
- Procuraremos conseguir este viaje para poder irnos de aquí.
- De nada sirve que vayamos a Funbari, algo pasó en la pensión y es probable que no encontremos a Yoh ahí.
- No importa, lo importante es encontrar otro lugar donde podamos recuperar nuestras fuerzas. Después contactaré espiritualmente a Mikihisha y él vendrá de inmediato.
La anciana bajó para comunicarle la decisión a los jóvenes, se detuvo junto a los pasillos al escuchar su conversación.
- ¿En serio crees que Kenji quiera que lo acompañen?
- No lo creo, pero hay que intentarlo.
- Bueno, pero no con tantas ganas.
- También es para sacarlos a pasear, después los llevo al parque o a ver algo interesante. No podemos tenerlos aquí encerrados todo el tiempo.
- ¿Y qué más harían un par de viejos? ¿Ir a salvar el mundo?
- ¡Densuke!
- Irse a una discoteca, entonces. No sé por qué te preocupa tanto, ya cumpliste con ayudarles.
- No molestes, Densuke... Ve y llámalos
- Y yo por qué?!
- Porque eres el que más molesta, ahora ve.
- Bueno...¡¡¡YOMEI, KINO, YA NOS VAMOS!!!
- ¡Cretino! ¡No te dije que les gritaras!
Yomei se encontró con su esposa en el pasillo, parecía muy molesta, ambos fueron al comedor.
- Vamos de ida.
- Yo no voy- dijo Kino resuelta.
Todos quedaron perplejos, en especial Yomei.
- ¿Pero por qué?!
-No tengo ganas. Ve tú y convence a ese muchacho de que nos lleve.
Lo dijo con mucha rabia, tanta que su esposo no encontró valor para contradecirle.
- ¿En serio no quiere ir, señora Kino?
Kino sólo le dedicó una mirada fulminante a través de sus gafas oscuras y Tetsuo perdió el valor de seguir insistiendo. Tetsuo, Densuke y Yomei se subieron al auto azul, le dejaron encargada la pensión a un joven moreno de mirada triste.
- Volvemos al mediodía- dijo Densuke por la ventanilla del auto- Ya sabes Kino, pórtate bien y nada de hacer fiesta.
Ese fue el límite de la poca paciencia de Kino. Quedó esperando por unos minutos en el comedor de la pensión pero ella ya no lo iba a seguir soportando. "¡¡Suficiente con esto!!". Fue a la habitación número cuatro, agarró el bolsón y se lo puso al hombro resuelta a conseguir una manera de salir de esa ciudad por su propia cuenta. "¡¡No me quedaré aquí un segundo más!!"
Se dirigió a la puerta, la abrió con el bastón y salió a la calle, un poco más adelante un tren elevado rugió en su paso por el puente, pero eso no la amedrentó, acomodó bien el bolsón y empezó a caminar.
(lo continuaré)
Bueno, más drama en este capítulo, de todas formas espero hacerlo mejor en el proximo. ¡¡¡Dejen sus comentarios!!!!
