4. Siete años
-¿Te has liado con esaaa? – preguntó Blaise, con una exclamación, cuando Draco por fin se decidió a subir.
-Te he dicho que nos acostamos.
-Joder, pues sí es guapa. Hasta de borracho tienes buen gusto.
-Las hemos visto bastante mejores. – dijo Draco. Ahora Blaise le venía con felicitaciones???
-Sí, y bastante más gordas y bastante más flacas, y bastante más altas, y bastante más bajas,... no me jodas, Malfoy, y cuéntame cómo fue.
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Como cuando Ginny se levantó Rochelle ya se había marchado al trabajo, Ginny la había llamado /y restregado por la cara que ella no había tenido que madrugar) y habían quedado para verse a la hora de comer, en el "París".
-Buenos días. . . – murmuró la pelirroja, con cara de mal humor, recién llegada a la cafetería.
-Buenos días. – repuso la pelinegra. – He pedido ensalada italiana para las dos. Te apetece, ¿no?
Ginny sonrió durante unos segundos.
-Claro que sí, sabes que es mi favorita.
-Considéralo una disculpa por invitarte a dormir en mi casa y no aparecer por allí en toda la noche.
-¡¡¡¿Qué no viniste en toda la noche?!!! Yo te estuve esperando, pero al final me pedí una pizza y me dormí. El caso es que esta mañana pensé que habrías entrado pronto a currar.– dijo Ginny – Pero ¿qué pasó anoche? ¿Ligaste?
-Podría decirse que sí. Es el chico del que te hablé ayer. . .. Me invitó a cenar y. . . bueno, me olvidé de todo. – dijo Rochelle, con cara de corderito degollado.
-No pasa nada. – aseguró la pelirroja – Pero te recomiendo que vengas a dormir esta noche o empezaré a invadir tu casa! ¿Al final averiguaste cómo se llama él?
-Pues. . . no. – murmuró la ojiverde, un poco avergonzada – Estuvimos hablando durante toda la noche, pero nunca necesité llamarlo, así que se me olvidó preguntarle su nombre.
-Pero te lo pasaste bien? – preguntó su amiga, un poco extrañada.
-Sí, estuve muy a gusto. Me llevó a un restaurante muy simpático del Callejón Diagon. Después dimos un paseo y acabamos tomando una copa en su casa. – Ginny levantó la ceja y sonrió abiertamente por primera vez en toda la mañana. - Es realmente simpático y. . . y mono.
-Nunca te había visto en este estado... - comentó Gin, negando con la cabeza.
-Bueno, y qué tal tú? – se interesó Rochelle – Cuando entraste no tenías muy buena pinta. . . creí que estabas contenta por haberle dado p'al pelo al rubiales.
-Sí, si me he levantado de muy buen humor. . .
-¿Y?
-He pasado por casa. Todos estaban dormidos, así que no he tenido problemas para coger algo de ropa y mi bolsa de aseo. Pero tendrás que venir conmigo a por lo demás. Después, he ido derechita al juzgado y he puesto la denuncia.
-Perfecto. – dijo la pelinegra con un claro deje de satisfacción - ¿Cuándo es el juicio?
Ginny sonrió sarcásticamente.
-Dentro de siete años.
-¡¡¡¿¿¿Quéeee???!!!
-Lo que oyes, - suspiró la pelirroja – hay lista de espera.
-En siete años te da tiempo a morirte de hambre. . . – gruñó Rochelle ofuscada y visiblemente frustrada - ¡qué mal está el país! – añadió, con aire fatalista.
-Y que lo digas. . .
-Pero bueno, habrás pensado algo para tomarte la revancha, no? – preguntó con cara de niña pilla.
-Bueno, en realidad me he planteado seriamente ahogar a la funcionaria amargada que me ha atendido, pero había demasiada gente.
La ojiverde rió con ganas.
-Me refería a ideas para "hacer pagar" a Malfoy.
Ginny, que hasta entonces había estado cabizbaja, levantó la cara con una sonrisa picarona y los ojos muy abiertos en plan "tú estás loca". Durante la universidad, usaban el verbo "hacer pagar" para referirse a las pequeñas maldades que ellas y su grupo solían hacerle a cualquiera que osase causarles problemas o simplemente vacilase demasiado. No eran un grupo sediento de venganza, sino más bien un grupo hambriento de diversión, la cual saciaban a base de ese tipo de bromas pesadas. Pero no habían hecho nada parecido desde que habían acabado. . . Finalmente, la sonrisa picarona venció a la mirada de sorpresa.
-En realidad de esas tengo muchas.
-¡¿De verdad?! – preguntó Rochelle, con un matiz casi infantil. - ¿Cuáles?
Ginny suspiró, mientras comenzaba a jugar con algo que tenía en el bolsillo.
-Ninguna factible.
-¿Estás segura de que ninguna lo es? – preguntó la pelinegra, decepcionada.
-Sin varita, explícame tú cómo me desplazo hasta el Everest para despeñarlo desde allí. . . – replicó Ginny, sacando el objeto que tenía en el bolsillo.
Una camarera les sirvió las ensaladas. Ginny sacó de su bolsillo un juego de llaves, y entonces se le encendió la luz. . .
-Se me ha ocurrido una idea!!! – exclamó Ginny.
-Dime!
-¿Ves esto? – Rochelle asintió con la cabeza – Son las llaves del chalet de Malfoy. Por lo visto fui muy lista, como de costumbre, y se me olvidó devolvérselas.
-Vas a entrar allí y le vas a destrozar toda la ropa con unas tijeras a la bruja!!! ¿A qué sí?
-Desgraciadamente no me daré ese gustazo. . . pero lograré machacar a Malfoy. Ya que no puedo tirarlo por un barranco, ¿qué otros aspectos crees que le dolerían más a Malfoy?
La chica se mordió el labio.
-Mmmmm. . . el orgullo. . . el dinero. . . y. . . ¿la salud?
-¡Exactamente! Y pienso machacarlos todos y cada uno, cuando lo deje con su novia.
-¿Qué has planeado? – preguntó la pelinegra tratando de imaginar una jugarreta de tal envergadura.
-Para empezar, su orgullo quedará hecho polvo cuando sea la tal Meylss la que lo dejé a él, y la parte económica se irá al traste cuando se quede sin fusión para su bonita empresa. El ataque al corazón le dará al intuir que he sido yo y no tener pruebas para acusarme!
-Eres. . . tan. . . – Rochelle buscó la palabra – tan. . . ¡¡¡tan maquiavélica!!! – exclamó riendo entusiasmada, y un poco nerviosa.
-Lo sé. Lo sé, lo sé, lo sé. – rió la pelirroja.
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-No me puedo creer que Gin. . . él le ha tenido que hacer algo!!! –exclamó Harry.
-Cálmate, vale? Te recuerdo que ella vino toda altanera y nos lo dejó muy claro a todos. Ella sabrá lo que se hace. – murmuró Luna, tomándole la mano – Ginny nunca ha sido tonta.
-No debiste utilizar la palabra "trabajarse". Creo que la ofendiste.
-Cierto, - admitió la rubia – pero es que estuve muy preocupada, y después ella apareció en ese plan y. . . Pensé que había hecho alguna barbaridad. Me sentiría culpable toda mi vida.
-Pero tú ya sabes que ella y yo no podíamos estar juntos. No debíamos. Y cuando fue posible. . . ella estaba ya muy lejos. Si tan solo pudiera. . . – la cara de Luna había ido cambiando paulatinamente a medida que él continuaba con la frase, más dirigida a sí mismo que a Luna.
-¡Pero no puedes! – estalló la rubia, con sus enormes ojos azules brillando - ¡No puedes porque eres mi MARIDO, Harry! ¡A ver si te haces a la idea!
Y, dando un portazo, Luna Lovegood abandonó la estancia.
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-¿Estás bien, Moony? – preguntó Hermione jugueteando con los kilométricos cabellos de su amiga.
Luna no contestó. Las cosas se estaban desmadrando. La historia era propia de culebrón para la sobremesa. Ginny y Harry. La típica pareja perfecta y feliz. MUY feliz. Eran ideales, se amaban. Tenían una relación física y afectiva muy fuerte, muy trabajada de parte de ambos, que prometía ser duradera. Pero el señor Tenebroso tenía otros planes. Harry se ve obligado a dejar a Ginny cuando esta ya ha empezado a preparar la boda. Todos deciden ocultarle a Ginny el motivo de la ruptura, porque es muy cabezota. Le da igual ponerse en peligro. Así que finjen estar apenados por ella, y la envían a estudiar fuera. Harry sufre en silencio, igualmente que Luna, la mejor amiga de Ginny, que además de echarla de menos la necesita a su lado. Así estos se hacen muy amigos. Un año más tarde, muere el padre de Ginny y esta se ve obligada a regresar a casa. Harry y Ginny están obligados a convivir, y Luna ayuda mucho a Harry a no hacer en la tentación de volver con Ginny. Ginny sufre en silencio. Tras derrotar al Señor Tenebroso, Harry se va a vivir a Londres. Ginny y él llevan tanto tiempo sin hablarse que no se atreve a hacerlo. También Luna se traslada a la ciudad. Ginny sigue estudiando. Un día Harry y Luna llegan juntos a casa de Ginny y de Ron. Han decidido casarse. Eran buenos amigos, y Harry sabía que Luna se había enamorado de él. Y de que jamás podría volverlo a intentar con Ginny. Y si su corazón se debatía entre ambas, y sólo podía tener a Luna. . . Ginny no se mostró ofendida. Pero jamás volvió a tener una conversación con Luna. Luna y Harry la invitan a la boda, quieren recuperar la amistad de la muchacha. Luna entiende la aversión que Ginny puede sentir hacia su persona (su mejor amiga casada con el hombre de su vida), pero la echa de menos, tal vez si pudiese explicarle algún día... Pero Ginny no parece muy interesada en ser amiga de ninguno de los dos. Le importa un bledo, o tal vez quiere (o quería) evitarse más sufrimiento. Ya lo ha pasado bastante mal. Pero es que además, por si fuera poco, les comunica a todos que mantiene una relación sexual (y menos mal que no les habló de relación sentimental) con una de las personas a las cuales Harry más odia, que estaba invitada a la boda por compromiso. Harry se entristece. Y Luna sufre al ver a su marido tan interesado en otra. Debería plantearse qué cadena de televisión le pagaría más por la historia.
-Ojalá Harry no existiera!!! – exclamó Luna de repente.
Hermione abrió los ojos muy sorprendida. ¡¡¡La historia usada en un Reality Show sería la bomba!!! Entonces procesó las palabras de la rubia, y abrió más los ojos. Era lo último que esperaba que Luna dijera. El negocio comenzaba a ponerse interesante. . . Estemmm. . . que tendría que hablar con ella.
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Blaise y Draco recogían sus papeles (en realidad, la baraja, pues habían estado jugando a las cartas) para irse a su casa. Eran las seis de la tarde y había sido una laarga y durísima jornada (N/A: ya, ya).
-¿Qué vas a hacer esta noche? – preguntó el castaño.
-Mmm, no sé. No hay plan. Sylvia tiene cenita de negocios. Quizá salga a ligar por ahí. Quién sabe.
-Me han llamado Boby, Dick, Mark y Jason. Que hace mucho que no nos vemos, que se nos echa de menos. Que estarán esta noche en un reservado de "Bonus". – dijo Blaise, imitando la voz de la secretaria de Jason. - ¿Qué? ¿Les deleitamos con nuestra presencia?
-Deleitales tú con la tuya. Yo ya te he dicho que quizá salga a ligar por ahí. Quién sabe. – refunfuñó el rubiales.
-¿Y si ligas, pero en "Bonus" en vez de "por ahí"?
-Haber empezado por ahí! Tal vez me pase!
-Qué infantil eres cuando estás cansado, Draco. . .
-No, en serio, no me apetece.
-Los chicos y yo somos demasiada caña para ti? – preguntó el ojiverde, levantando solo una ceja.
-Me apetece ver a alguna mujer. Me apetece mucho. – replicó su compañero, por toda respuesta.
Blaise resopló.
-Si es que está demostrado que no eres capaz de retener a una fémina más de una noche!
-Espera, espera, espera. – exclamó Darco, claramente indignado, parándose delante de la puerta abierta del ascensor – Las que no son capaces de retenerme más de una noche son ellas. Y, además, que sepas que no voy a esa cena de negocios porque no quiero y no me apetece.
-He dicho MUJER. Muu-jer. No me refería a ese proyecto de escoba andante que tienes por "oficial", idiota, me refería a la Weasley! – Blaise empujó a Draco al interior del ascensor, y metiéndose él también.
-¿La Weasley? ¿A qué viene la Weasley ahora? ¡¡¡¿Por qué me sales con la Weasley?!!! ¿eh? ¿eh? ¿eh?
-Déjalo. – "qué infantil eres cuando estás cansado, Draco".
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-Siempre me encantó este sitio. – comentó Draco, que entraba en "Bonus" como un pincel, y mucho más descansado.
-Es la leche. – dijo Blaise a su lado.
Era un local enorme. Qué digo enorme, gigante. De un par de hectáreas por lo menos. Estaba decorado como un casino en plan "Las-Vegas-típica-peli- americana". Draco estaba seguro de que en alguna parte había alguien casando a parejas vestidas de rosa chicle y Elvis. La verdad, nunca había visitado la discoteca entera. Porque era una discoteca. Una discoteca con casino y mucha gente, pero una discoteca.
-Perdona, - le dijo Draco a una chica vestida como de botones (falda oscura, aunque bastante más corta de lo ortodoxo, ausencia de camisa blanca, ceñidísimo chaleco rojo con finas rayas verticales en dorado y ridículo sombrerito sobre un cabello corto y oxigenado).- ¿el reservado trece?
Ella se le quedó mirando fijamente unos instantes. Él estuvo en un tris de preguntarle si era tonta, pero ella echó a andar.
-Síganme.
Al llegar al reservado se giró, un poco temblorosa.
-¿Es. . .? ¿Es usted Draco Malfoy? ¿Me firma un autógrafo?
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-¿Hace cuánto que no salíamos? – preguntó Michael Corner, entre risas.
-¡¡¡Buff!!! ¡Ni me acuerdo! – exclamó Neville.
-Joder!!! Llevamos diez minutos juntos y ya me lo estoy pasando de puta madre!!! – exclamó Shelly.
Todos rieron.
-Casi ni me acordaba de cuánto te gusta decir tacos. – exclamó Rochelle.
-Qué falta de glamour. . . – dijo Diane, con mucha gracia pero hablando en serio, al tiempo que jugueteaba con su rubísima melena (natural, of course).
-A mi por poco se me olvida lo estirada que eras!!!
Un breve intento de ligero enfado pasó fugazmente por la cara de la chica (no se sabe si su brevedad fue contra las arrugas de expresión o para no rebajarse), dejando de nuevo en ella la expresión más casual del mundo.
-Pero qué poco glamour tienes, Mike! – exclamó , esta vez adrede.
Todos volvieron a reír. Tal vez fuese el efecto del alcohol que acababan de consumir.
-¿Por qué no entramos aquí, en el Bonus?
-No me gusta la masificación. – dijeron Diane y Neville a la vez, evidentemente por razones diferentes.
-Anda. . .
-Está bien, entremos.
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-¡Pero hay que ver cómo la cagas siempre, Harry! Mira que. . . ¡Mira que decirle eso a tu mujer!
-Ella sabía en qué condiciones nos casábamos, Ron!
-¿Y cuales eran esas condiciones?
-Que por muy grande que sea lo que siento por ella, nunca seré capaz de olvidarme del todo de tu hermana. Siempre habrá un hueco para ella.
-¿Un consejo? No hagas muy evidente ese hueco si no quieres cargarte una relación más. Luna sufre, amigo.
Hermione sonrió con cierta dulzura, dándole la razón a Ron. (Culebrón? Reality Show? Serie? Peli? Mmm. . .).
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-¿Y dices que estás sin trabajo, Gin? – preguntó Michael.
-Ajá. He echado currículums. Habrá que esperar. . .
-Tal vez en un futuro próximo haya algo en la empresa donde trabajo. . . – sonrió el ojiazul.
-Gracias, Mike.
-¿Y qué coño piensas hacer hasta que encuentres un curro? – preguntó Shelly.
-¿Ligarme a un guapísimo, inteligente, simpático, amable, educado, dulce, monísimo e ingenioso millonario y permitirle que me retire? – bromeó la pelirroja.
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-Bueno, nos vamos, ¿no? – preguntó Neville, que llevaba más de media hora bostezando.
-Es tarde, y como nos quedemos más tiempo, nos terminamos de emborrachar. – dijo Michael.
-¿Y cuál es el puto problema con eso? – murmuró Shelly, con mirada asesina.
-Pues que luego me duele la cabeza. – gruñó Diane – Y no me extraña! Si es que con una copita de champán ya me entra la risa tonta!!! – se carcajeó - De hecho, ya me duele por culpa de esta dichosa música. Vosotros no habéis probado con Mozart, ¿verdad? Ya llevamos aquí mucho rato, vámonos ya. No me gusta la masificación.
Los seis amigos comenzaron a recoger sus cosas de aquellos sillones granates tan monos. Michael le cedió cómicamente un brazo a Diane y el otro a Shelly, y se dirigieron a la salida. Ginny iba a tomar el brazo de Neville cuando notó como Rochelle le tiraba con fuerza del otro brazo.
-¡¡¡Mira!!! ¡¡¡Mira!!! ¡¡¡Es él!!! ¡¡¡El chico de la comida!!! – gritó la pelinegra, alborozada como una colgiala, mientras apuntaba con el dedo a un atractivo muchacho castaño de ojos verdes.
-¿Qué? ¡¿Qué?! ¿Es él?
-Sí, estoy segura!
Ginny aguzó la vista.
-¿Blaise Zabini? – que pena no verlo bien.
-¿Qué? ¿Lo conoces? ¿lo conoces? No me digas que lo conoces. . . – decía Rochelle, pegando saltitos para verlo mejor entre la multitud.
-¿Qué? No. No, no. – negó la pelirroja. No podía ser Blaise Zabini, porque entonces el rubio de su lado sería su amigo y socio Draco Malfoy, y Malfoy no tenía esa espalda tan divina. Y además, que sería mucha casualidad. Demasiada. - ¿Quieres que nos acerquemos a saludarlo? – preguntó, ya más tranquila.
-¡¡¡No!!! ¡¡¡Qué va!!! ¡¡¡Para nada!!! Qué vergüenza, no? No. No-no.
-Vergüenza tú?
-Vamos, que se nos escapa Neville! – dijo Rochelle, para desviar la atención.
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-Blaise. . . Blaiiise. . . – decía Draco, pasando la mano por delante de los ojos del chico.
-¿qué? Esque me ha parecido ver. . .
-¿Qué? ¿El qué?
-No, nada nada. - ¿sería posible que aquella pelirroja del fondo fuese la Weasley? Aunque estaba demasiado lejos como para verlo bien. . .
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Mientras el grupo mixto ya dormía (Ginny y Rochelle en el sofá rojo de la última al llegar destrozadas al apartamento, Shelly frente a su ordenador, Diane en su bonita y cómoda cama adoselada, Mike en su apartamento de soltero y Neville en casa de su abuela), el grupo masculino todavía bailaba desenfrenadamente. En esos momentos había una happy hour latina y se lo estaban pasando genial. También estaban un poco bebidos. En la happy hour escandinava había sido como si el vodka manase de una fuente, y durante la oriental se servían unos antiguos licores de té (rarísimos) que ¡cómo quemaban la garganta!
-¿Más tequila Draquie-Pooh? ¿Sidra, tal vez?
-Estás bebido, Blaise. – gruñó el rubio.
No es que se lo estuviese pasando mal, pero aquel sitio comenzaba a cansarle. (N/A: y cuando se cansa se pone pelín infantil...). Esa orgía de ruido y color te dejaba de impresionar después de un rato, y, además, apabullaba. Y el vodka aquel era malísimo.
-¿Es que no eres lo suficiente hombre? - estaba claro que a Zabini el vodka no le había parecido tan malo. – El gran Draquie-Pooh es una nenaazaa, neenaazaa!!! Jajajajajaja!!!!!! Nenazza!!! Jajajaj!!!
-Deja de decir chorradas, Blaise. Por supuesto que soy. . .
-¡¡¡No!!! No tienes huevos. . . no tieeenes. . . jej! –
-Mira, Blaise, no me provoques. – Draco Malfoy se irritaba con cierta facilidad algunas veces, y aquel era uno de los puntos que no tenían discusión. Él sí tenía huevos. Y cualquiera que se atreviese a. . .
-Niiiña. . . Nena, nena, nena, neena. . .
-Cállate!!!
-Draco Malfoy es una niñita de teta que no le gusta a las mujeeeres!!!
-Yo sí les gusto! Les gusto mucho! Me idolatran! – afirmó Draco rotundamente.
-Entonces, ¿por qué no te duran? ¿Eh, Draquie-Pooh? ¿eh?
-Deja de llamarme Draquie-Pooh y desemborráchate de una vez!!! No pienso discutir sobre esto! Ya está. San se acabó. Nos vamos.
Draco agarró a Zabini por el brazo y empezó a arrastrarlo fuera de la discoteca mientras se despedía con un discreto gesto de mano de los otros chicos. (Era raro, solía ser Zabini quien lo sacaba a él. . .). Una vez en la calle, logró tirar de él un par de calles. Pero, al llegar a una esquina, el ojiverde paró en rotundo.
-Anda, Blaise, muévete. – lo empujó – Muévete ya.
-No quiero.
-Hacemos lo que tú quieras. De verdad. Pero muévete. – Draco comenzaba a perder la paciencia.
-Está bien. Hagamos una apueshta. . . Lígate a la Weaaaasley. Y quédatela durante un tiempo laaargo.
-¿Qué? ¿Cómo?
-Sí. Tie que ser tu "novia". Jajajaj. Y tie que durar un tiempo laargo.
-Está bien, Blaise, lo que tu digas. Ahora deja que te lleve a casa.
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Luna llamó a la puerta de la habitación que solía compartir con Harry con dos toquecitos suaves. La abrió, pasó al interior del cuarto, sonrió y comenzó a cambiarse.
-¿Qué hora es? – preguntó Harry, despertándose.
-Las seis de la mañana. Y quiero que hablemos. . . – murmuró ella, al tiempo que se sentaba en la cama sonriendo otra vez, dispuesta a darle a su marido una nueva oportunidad, y las que hiciesen falta.
-No podríamos hablar por la mañana??? – preguntó él, adormilado, haciéndola hueco en la cama.
-Harry. – dijo ella, en tono cortante.
-No, hablo en serio. Yo tengo sueño. Y si tú no has dormido hasta ahora imagino que también. Creo que lo básico para no discutir es estar en buenas condiciones. Después ya veremos.
Se lo pensó. No era buena excusa. De hecho, no era ni excusa. Claro que, discutir a esas horas. . . Despertarían a toda la casa. Y no le hacía ninguna gracia que Hermione estuviese tan al tanto de sus problemas matrimoniales.
-Bueno, - decidió - entonces dime que me quieres. Dime que me quieres y que no te acuerdas de Ginny. Que Gin no existe. Dímelo. Dímelo aunque sea solo hasta por la mañana. Entonces hablaremos.
-Te quiero. – susurró él, al oído de ella, provocándole un escalofrío – Te quiero muchísimo.
Ambos se abrazaron y se quedaron dormidos, cuando las primeras luces del alba se colaron a través de su ventana.
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Sábado. Sueño. Frío helador. Café rápido, nervios, maletas, abrigo. Rochelle y Ginny se aparecieron a la puerta de la Madriguera. Ginny quería recuperar sus cosas cuanto antes.
-Uff. . .
-¿Estás segura de querer entrar ahí?
-Completamente segura. Que se inseguren ellos, Elle.
-Está bien, Gin, tú lo has querido.
-Comienzas a hablar como ellos.
Rochelle se limitó a sacarle la lengua. Ginny abrió la puerta. Hermione estaba fregando.
-Buenos días. – dijo la chica, muy sorprendida.
-Buenos días. – sonrió Ginny.
-Ah, Gin sabía que volverías. Te tengo que contar. . .
Rochelle carraspeó, levantando un poco la maleta que traía en la mano.
-Venimos a por sus cosas. – dijo, en tono cortante.
-Sí. No tardaremos.
-Ginny, yo habría podido ayudarte. . . – dijo Hermione.
Las otras dos chicas ya se habían dirigido al cuarto de Ginny (al lado del de Harry y Luna) y empezaban a abrir armarios y vaciar cajones.
-¿Necesitáis algo?
-Un capuccino, gracias. – dijo Rochelle.
-¿Quieres algo, Ginny? – preguntó Hermione, medio enfadada por la osadía de aquella intrusa.
-Hummm. . . huele. . . ¿has hecho galletitas? – Hermione asintió con la cabeza – Me traes unas pocas. . . porfi?
-Está hecho. – Hermione se fue a la cocina.
-Mi cuñada. – comentó Ginny.
Minutos después, Hermione se llevaba los cacharros para fregarlos.
-¿Qué hago con esto? – preguntó Rochelle, abriendo un baúl de tamaño mediano y fisgoneando dentro. – Hay camisetas de tío, y papeles, y entradas de un concierto, billetes de avión, flores secas, CD's. . . ¿se puede saber qué coño es esto?
-Creo que está claro, - dijo Ginny – es de Harry. No sé por qué sigue aquí.
La chica envió un hechizo al baúl (pesaba bastante) y lo dejó a la puerta de la habitación de al lado.
-¿Era lo último que había en tu lado?
-Ajá.
-Entonces está todo. Vámonos.
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Eámanë: muchísimas gracias. No he continuado pronto, pero el capítulo es largo. Perdonad si es un poco aburrido.
Fabisa: weno, en este capítulo no pasa nada importante, pero era necesario hacerle. Es largo y un pelín aburrido, pero espero que te guste. Pobre Ginny. Si es que la justicia está más mal. . .
AYA K: . . . espero que te al menos te haya gustado el fic. . .
Sara Meliss: Ginny 4ever!!! Es la mejor!!! Lástima que las cosas no le salgan como deberían. . . Ya verás lo que le ocurrirá a Draquito con su novia, de todas maneras. Te asguro que Ginny se va a desquitar.
Lil Sonis: ahora sí que me demoré. Pero espero que haya merecido la pena. Besazos.
Lady Vega: Jaj!!! Sí, la nota. . . en principio había pensado en un vociferador o en una extensa carta de reclamación, pero una nota clara y contundente transmitía mucho mejor a la Ginny de mi fic. No es cuestión de que se parezca a su madre. . . Esper que este capi te haya gustado.
Luciana: espero que este capítulo no te haya aburrido. Prometo hacer el siguiente más divertido. Gracias por el revi. Un beso.
Lily E.of Potter: muchas gracias por tu revi, me a animado mucho. Este capítulo lo he escrito unas tres veces, xq mi ordenador lo perdía. Pero espero que te siga gustando.
Fernanda Rozner: ya he seguido. Ojalá te guste,
asbina e: sí, la verdad es que Gin se ha dado el gustazo. Una pena, eso sí, es que no haya podido demandar a Draco como es debido. Pero no veas cómo se lo va a pasar en el próximo capítulo. La revancha contra Draco y la funcionaria amargada será para recordar!!!
AzazelBlack: ¿en serio te gusta? A mi no me convence. . . pero bueno, sigue leyendo. Un beso.
impossibles: Y a quién no le gustaría??? Si nos pasase lo que a Ginny, más de una nos habríamos lanzado a su cuello. . .
Airilee: me alegro mucho de que te lo hayas pasado bien con el fic, que pa eso están. Este capítulo a lo mejor ha sido un poco aburrido, pero no podía saltarmele. Muchísima gracias por tus felicitaciones, que son muy importantes para mí. Me esforzaré más en el próximo capítulo, de todas maneras. Y prometo tardar menos en actualizar que con este. Un beso enorme.
13 revis!!! Wow!!! Mi record personal!!! Os quiero!!! suarts se echa a llorar Seguid leyendo, por favor!!!!
-¿Te has liado con esaaa? – preguntó Blaise, con una exclamación, cuando Draco por fin se decidió a subir.
-Te he dicho que nos acostamos.
-Joder, pues sí es guapa. Hasta de borracho tienes buen gusto.
-Las hemos visto bastante mejores. – dijo Draco. Ahora Blaise le venía con felicitaciones???
-Sí, y bastante más gordas y bastante más flacas, y bastante más altas, y bastante más bajas,... no me jodas, Malfoy, y cuéntame cómo fue.
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Como cuando Ginny se levantó Rochelle ya se había marchado al trabajo, Ginny la había llamado /y restregado por la cara que ella no había tenido que madrugar) y habían quedado para verse a la hora de comer, en el "París".
-Buenos días. . . – murmuró la pelirroja, con cara de mal humor, recién llegada a la cafetería.
-Buenos días. – repuso la pelinegra. – He pedido ensalada italiana para las dos. Te apetece, ¿no?
Ginny sonrió durante unos segundos.
-Claro que sí, sabes que es mi favorita.
-Considéralo una disculpa por invitarte a dormir en mi casa y no aparecer por allí en toda la noche.
-¡¡¡¿Qué no viniste en toda la noche?!!! Yo te estuve esperando, pero al final me pedí una pizza y me dormí. El caso es que esta mañana pensé que habrías entrado pronto a currar.– dijo Ginny – Pero ¿qué pasó anoche? ¿Ligaste?
-Podría decirse que sí. Es el chico del que te hablé ayer. . .. Me invitó a cenar y. . . bueno, me olvidé de todo. – dijo Rochelle, con cara de corderito degollado.
-No pasa nada. – aseguró la pelirroja – Pero te recomiendo que vengas a dormir esta noche o empezaré a invadir tu casa! ¿Al final averiguaste cómo se llama él?
-Pues. . . no. – murmuró la ojiverde, un poco avergonzada – Estuvimos hablando durante toda la noche, pero nunca necesité llamarlo, así que se me olvidó preguntarle su nombre.
-Pero te lo pasaste bien? – preguntó su amiga, un poco extrañada.
-Sí, estuve muy a gusto. Me llevó a un restaurante muy simpático del Callejón Diagon. Después dimos un paseo y acabamos tomando una copa en su casa. – Ginny levantó la ceja y sonrió abiertamente por primera vez en toda la mañana. - Es realmente simpático y. . . y mono.
-Nunca te había visto en este estado... - comentó Gin, negando con la cabeza.
-Bueno, y qué tal tú? – se interesó Rochelle – Cuando entraste no tenías muy buena pinta. . . creí que estabas contenta por haberle dado p'al pelo al rubiales.
-Sí, si me he levantado de muy buen humor. . .
-¿Y?
-He pasado por casa. Todos estaban dormidos, así que no he tenido problemas para coger algo de ropa y mi bolsa de aseo. Pero tendrás que venir conmigo a por lo demás. Después, he ido derechita al juzgado y he puesto la denuncia.
-Perfecto. – dijo la pelinegra con un claro deje de satisfacción - ¿Cuándo es el juicio?
Ginny sonrió sarcásticamente.
-Dentro de siete años.
-¡¡¡¿¿¿Quéeee???!!!
-Lo que oyes, - suspiró la pelirroja – hay lista de espera.
-En siete años te da tiempo a morirte de hambre. . . – gruñó Rochelle ofuscada y visiblemente frustrada - ¡qué mal está el país! – añadió, con aire fatalista.
-Y que lo digas. . .
-Pero bueno, habrás pensado algo para tomarte la revancha, no? – preguntó con cara de niña pilla.
-Bueno, en realidad me he planteado seriamente ahogar a la funcionaria amargada que me ha atendido, pero había demasiada gente.
La ojiverde rió con ganas.
-Me refería a ideas para "hacer pagar" a Malfoy.
Ginny, que hasta entonces había estado cabizbaja, levantó la cara con una sonrisa picarona y los ojos muy abiertos en plan "tú estás loca". Durante la universidad, usaban el verbo "hacer pagar" para referirse a las pequeñas maldades que ellas y su grupo solían hacerle a cualquiera que osase causarles problemas o simplemente vacilase demasiado. No eran un grupo sediento de venganza, sino más bien un grupo hambriento de diversión, la cual saciaban a base de ese tipo de bromas pesadas. Pero no habían hecho nada parecido desde que habían acabado. . . Finalmente, la sonrisa picarona venció a la mirada de sorpresa.
-En realidad de esas tengo muchas.
-¡¿De verdad?! – preguntó Rochelle, con un matiz casi infantil. - ¿Cuáles?
Ginny suspiró, mientras comenzaba a jugar con algo que tenía en el bolsillo.
-Ninguna factible.
-¿Estás segura de que ninguna lo es? – preguntó la pelinegra, decepcionada.
-Sin varita, explícame tú cómo me desplazo hasta el Everest para despeñarlo desde allí. . . – replicó Ginny, sacando el objeto que tenía en el bolsillo.
Una camarera les sirvió las ensaladas. Ginny sacó de su bolsillo un juego de llaves, y entonces se le encendió la luz. . .
-Se me ha ocurrido una idea!!! – exclamó Ginny.
-Dime!
-¿Ves esto? – Rochelle asintió con la cabeza – Son las llaves del chalet de Malfoy. Por lo visto fui muy lista, como de costumbre, y se me olvidó devolvérselas.
-Vas a entrar allí y le vas a destrozar toda la ropa con unas tijeras a la bruja!!! ¿A qué sí?
-Desgraciadamente no me daré ese gustazo. . . pero lograré machacar a Malfoy. Ya que no puedo tirarlo por un barranco, ¿qué otros aspectos crees que le dolerían más a Malfoy?
La chica se mordió el labio.
-Mmmmm. . . el orgullo. . . el dinero. . . y. . . ¿la salud?
-¡Exactamente! Y pienso machacarlos todos y cada uno, cuando lo deje con su novia.
-¿Qué has planeado? – preguntó la pelinegra tratando de imaginar una jugarreta de tal envergadura.
-Para empezar, su orgullo quedará hecho polvo cuando sea la tal Meylss la que lo dejé a él, y la parte económica se irá al traste cuando se quede sin fusión para su bonita empresa. El ataque al corazón le dará al intuir que he sido yo y no tener pruebas para acusarme!
-Eres. . . tan. . . – Rochelle buscó la palabra – tan. . . ¡¡¡tan maquiavélica!!! – exclamó riendo entusiasmada, y un poco nerviosa.
-Lo sé. Lo sé, lo sé, lo sé. – rió la pelirroja.
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-No me puedo creer que Gin. . . él le ha tenido que hacer algo!!! –exclamó Harry.
-Cálmate, vale? Te recuerdo que ella vino toda altanera y nos lo dejó muy claro a todos. Ella sabrá lo que se hace. – murmuró Luna, tomándole la mano – Ginny nunca ha sido tonta.
-No debiste utilizar la palabra "trabajarse". Creo que la ofendiste.
-Cierto, - admitió la rubia – pero es que estuve muy preocupada, y después ella apareció en ese plan y. . . Pensé que había hecho alguna barbaridad. Me sentiría culpable toda mi vida.
-Pero tú ya sabes que ella y yo no podíamos estar juntos. No debíamos. Y cuando fue posible. . . ella estaba ya muy lejos. Si tan solo pudiera. . . – la cara de Luna había ido cambiando paulatinamente a medida que él continuaba con la frase, más dirigida a sí mismo que a Luna.
-¡Pero no puedes! – estalló la rubia, con sus enormes ojos azules brillando - ¡No puedes porque eres mi MARIDO, Harry! ¡A ver si te haces a la idea!
Y, dando un portazo, Luna Lovegood abandonó la estancia.
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-¿Estás bien, Moony? – preguntó Hermione jugueteando con los kilométricos cabellos de su amiga.
Luna no contestó. Las cosas se estaban desmadrando. La historia era propia de culebrón para la sobremesa. Ginny y Harry. La típica pareja perfecta y feliz. MUY feliz. Eran ideales, se amaban. Tenían una relación física y afectiva muy fuerte, muy trabajada de parte de ambos, que prometía ser duradera. Pero el señor Tenebroso tenía otros planes. Harry se ve obligado a dejar a Ginny cuando esta ya ha empezado a preparar la boda. Todos deciden ocultarle a Ginny el motivo de la ruptura, porque es muy cabezota. Le da igual ponerse en peligro. Así que finjen estar apenados por ella, y la envían a estudiar fuera. Harry sufre en silencio, igualmente que Luna, la mejor amiga de Ginny, que además de echarla de menos la necesita a su lado. Así estos se hacen muy amigos. Un año más tarde, muere el padre de Ginny y esta se ve obligada a regresar a casa. Harry y Ginny están obligados a convivir, y Luna ayuda mucho a Harry a no hacer en la tentación de volver con Ginny. Ginny sufre en silencio. Tras derrotar al Señor Tenebroso, Harry se va a vivir a Londres. Ginny y él llevan tanto tiempo sin hablarse que no se atreve a hacerlo. También Luna se traslada a la ciudad. Ginny sigue estudiando. Un día Harry y Luna llegan juntos a casa de Ginny y de Ron. Han decidido casarse. Eran buenos amigos, y Harry sabía que Luna se había enamorado de él. Y de que jamás podría volverlo a intentar con Ginny. Y si su corazón se debatía entre ambas, y sólo podía tener a Luna. . . Ginny no se mostró ofendida. Pero jamás volvió a tener una conversación con Luna. Luna y Harry la invitan a la boda, quieren recuperar la amistad de la muchacha. Luna entiende la aversión que Ginny puede sentir hacia su persona (su mejor amiga casada con el hombre de su vida), pero la echa de menos, tal vez si pudiese explicarle algún día... Pero Ginny no parece muy interesada en ser amiga de ninguno de los dos. Le importa un bledo, o tal vez quiere (o quería) evitarse más sufrimiento. Ya lo ha pasado bastante mal. Pero es que además, por si fuera poco, les comunica a todos que mantiene una relación sexual (y menos mal que no les habló de relación sentimental) con una de las personas a las cuales Harry más odia, que estaba invitada a la boda por compromiso. Harry se entristece. Y Luna sufre al ver a su marido tan interesado en otra. Debería plantearse qué cadena de televisión le pagaría más por la historia.
-Ojalá Harry no existiera!!! – exclamó Luna de repente.
Hermione abrió los ojos muy sorprendida. ¡¡¡La historia usada en un Reality Show sería la bomba!!! Entonces procesó las palabras de la rubia, y abrió más los ojos. Era lo último que esperaba que Luna dijera. El negocio comenzaba a ponerse interesante. . . Estemmm. . . que tendría que hablar con ella.
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Blaise y Draco recogían sus papeles (en realidad, la baraja, pues habían estado jugando a las cartas) para irse a su casa. Eran las seis de la tarde y había sido una laarga y durísima jornada (N/A: ya, ya).
-¿Qué vas a hacer esta noche? – preguntó el castaño.
-Mmm, no sé. No hay plan. Sylvia tiene cenita de negocios. Quizá salga a ligar por ahí. Quién sabe.
-Me han llamado Boby, Dick, Mark y Jason. Que hace mucho que no nos vemos, que se nos echa de menos. Que estarán esta noche en un reservado de "Bonus". – dijo Blaise, imitando la voz de la secretaria de Jason. - ¿Qué? ¿Les deleitamos con nuestra presencia?
-Deleitales tú con la tuya. Yo ya te he dicho que quizá salga a ligar por ahí. Quién sabe. – refunfuñó el rubiales.
-¿Y si ligas, pero en "Bonus" en vez de "por ahí"?
-Haber empezado por ahí! Tal vez me pase!
-Qué infantil eres cuando estás cansado, Draco. . .
-No, en serio, no me apetece.
-Los chicos y yo somos demasiada caña para ti? – preguntó el ojiverde, levantando solo una ceja.
-Me apetece ver a alguna mujer. Me apetece mucho. – replicó su compañero, por toda respuesta.
Blaise resopló.
-Si es que está demostrado que no eres capaz de retener a una fémina más de una noche!
-Espera, espera, espera. – exclamó Darco, claramente indignado, parándose delante de la puerta abierta del ascensor – Las que no son capaces de retenerme más de una noche son ellas. Y, además, que sepas que no voy a esa cena de negocios porque no quiero y no me apetece.
-He dicho MUJER. Muu-jer. No me refería a ese proyecto de escoba andante que tienes por "oficial", idiota, me refería a la Weasley! – Blaise empujó a Draco al interior del ascensor, y metiéndose él también.
-¿La Weasley? ¿A qué viene la Weasley ahora? ¡¡¡¿Por qué me sales con la Weasley?!!! ¿eh? ¿eh? ¿eh?
-Déjalo. – "qué infantil eres cuando estás cansado, Draco".
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-Siempre me encantó este sitio. – comentó Draco, que entraba en "Bonus" como un pincel, y mucho más descansado.
-Es la leche. – dijo Blaise a su lado.
Era un local enorme. Qué digo enorme, gigante. De un par de hectáreas por lo menos. Estaba decorado como un casino en plan "Las-Vegas-típica-peli- americana". Draco estaba seguro de que en alguna parte había alguien casando a parejas vestidas de rosa chicle y Elvis. La verdad, nunca había visitado la discoteca entera. Porque era una discoteca. Una discoteca con casino y mucha gente, pero una discoteca.
-Perdona, - le dijo Draco a una chica vestida como de botones (falda oscura, aunque bastante más corta de lo ortodoxo, ausencia de camisa blanca, ceñidísimo chaleco rojo con finas rayas verticales en dorado y ridículo sombrerito sobre un cabello corto y oxigenado).- ¿el reservado trece?
Ella se le quedó mirando fijamente unos instantes. Él estuvo en un tris de preguntarle si era tonta, pero ella echó a andar.
-Síganme.
Al llegar al reservado se giró, un poco temblorosa.
-¿Es. . .? ¿Es usted Draco Malfoy? ¿Me firma un autógrafo?
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-¿Hace cuánto que no salíamos? – preguntó Michael Corner, entre risas.
-¡¡¡Buff!!! ¡Ni me acuerdo! – exclamó Neville.
-Joder!!! Llevamos diez minutos juntos y ya me lo estoy pasando de puta madre!!! – exclamó Shelly.
Todos rieron.
-Casi ni me acordaba de cuánto te gusta decir tacos. – exclamó Rochelle.
-Qué falta de glamour. . . – dijo Diane, con mucha gracia pero hablando en serio, al tiempo que jugueteaba con su rubísima melena (natural, of course).
-A mi por poco se me olvida lo estirada que eras!!!
Un breve intento de ligero enfado pasó fugazmente por la cara de la chica (no se sabe si su brevedad fue contra las arrugas de expresión o para no rebajarse), dejando de nuevo en ella la expresión más casual del mundo.
-Pero qué poco glamour tienes, Mike! – exclamó , esta vez adrede.
Todos volvieron a reír. Tal vez fuese el efecto del alcohol que acababan de consumir.
-¿Por qué no entramos aquí, en el Bonus?
-No me gusta la masificación. – dijeron Diane y Neville a la vez, evidentemente por razones diferentes.
-Anda. . .
-Está bien, entremos.
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-¡Pero hay que ver cómo la cagas siempre, Harry! Mira que. . . ¡Mira que decirle eso a tu mujer!
-Ella sabía en qué condiciones nos casábamos, Ron!
-¿Y cuales eran esas condiciones?
-Que por muy grande que sea lo que siento por ella, nunca seré capaz de olvidarme del todo de tu hermana. Siempre habrá un hueco para ella.
-¿Un consejo? No hagas muy evidente ese hueco si no quieres cargarte una relación más. Luna sufre, amigo.
Hermione sonrió con cierta dulzura, dándole la razón a Ron. (Culebrón? Reality Show? Serie? Peli? Mmm. . .).
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-¿Y dices que estás sin trabajo, Gin? – preguntó Michael.
-Ajá. He echado currículums. Habrá que esperar. . .
-Tal vez en un futuro próximo haya algo en la empresa donde trabajo. . . – sonrió el ojiazul.
-Gracias, Mike.
-¿Y qué coño piensas hacer hasta que encuentres un curro? – preguntó Shelly.
-¿Ligarme a un guapísimo, inteligente, simpático, amable, educado, dulce, monísimo e ingenioso millonario y permitirle que me retire? – bromeó la pelirroja.
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-Bueno, nos vamos, ¿no? – preguntó Neville, que llevaba más de media hora bostezando.
-Es tarde, y como nos quedemos más tiempo, nos terminamos de emborrachar. – dijo Michael.
-¿Y cuál es el puto problema con eso? – murmuró Shelly, con mirada asesina.
-Pues que luego me duele la cabeza. – gruñó Diane – Y no me extraña! Si es que con una copita de champán ya me entra la risa tonta!!! – se carcajeó - De hecho, ya me duele por culpa de esta dichosa música. Vosotros no habéis probado con Mozart, ¿verdad? Ya llevamos aquí mucho rato, vámonos ya. No me gusta la masificación.
Los seis amigos comenzaron a recoger sus cosas de aquellos sillones granates tan monos. Michael le cedió cómicamente un brazo a Diane y el otro a Shelly, y se dirigieron a la salida. Ginny iba a tomar el brazo de Neville cuando notó como Rochelle le tiraba con fuerza del otro brazo.
-¡¡¡Mira!!! ¡¡¡Mira!!! ¡¡¡Es él!!! ¡¡¡El chico de la comida!!! – gritó la pelinegra, alborozada como una colgiala, mientras apuntaba con el dedo a un atractivo muchacho castaño de ojos verdes.
-¿Qué? ¡¿Qué?! ¿Es él?
-Sí, estoy segura!
Ginny aguzó la vista.
-¿Blaise Zabini? – que pena no verlo bien.
-¿Qué? ¿Lo conoces? ¿lo conoces? No me digas que lo conoces. . . – decía Rochelle, pegando saltitos para verlo mejor entre la multitud.
-¿Qué? No. No, no. – negó la pelirroja. No podía ser Blaise Zabini, porque entonces el rubio de su lado sería su amigo y socio Draco Malfoy, y Malfoy no tenía esa espalda tan divina. Y además, que sería mucha casualidad. Demasiada. - ¿Quieres que nos acerquemos a saludarlo? – preguntó, ya más tranquila.
-¡¡¡No!!! ¡¡¡Qué va!!! ¡¡¡Para nada!!! Qué vergüenza, no? No. No-no.
-Vergüenza tú?
-Vamos, que se nos escapa Neville! – dijo Rochelle, para desviar la atención.
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-Blaise. . . Blaiiise. . . – decía Draco, pasando la mano por delante de los ojos del chico.
-¿qué? Esque me ha parecido ver. . .
-¿Qué? ¿El qué?
-No, nada nada. - ¿sería posible que aquella pelirroja del fondo fuese la Weasley? Aunque estaba demasiado lejos como para verlo bien. . .
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Mientras el grupo mixto ya dormía (Ginny y Rochelle en el sofá rojo de la última al llegar destrozadas al apartamento, Shelly frente a su ordenador, Diane en su bonita y cómoda cama adoselada, Mike en su apartamento de soltero y Neville en casa de su abuela), el grupo masculino todavía bailaba desenfrenadamente. En esos momentos había una happy hour latina y se lo estaban pasando genial. También estaban un poco bebidos. En la happy hour escandinava había sido como si el vodka manase de una fuente, y durante la oriental se servían unos antiguos licores de té (rarísimos) que ¡cómo quemaban la garganta!
-¿Más tequila Draquie-Pooh? ¿Sidra, tal vez?
-Estás bebido, Blaise. – gruñó el rubio.
No es que se lo estuviese pasando mal, pero aquel sitio comenzaba a cansarle. (N/A: y cuando se cansa se pone pelín infantil...). Esa orgía de ruido y color te dejaba de impresionar después de un rato, y, además, apabullaba. Y el vodka aquel era malísimo.
-¿Es que no eres lo suficiente hombre? - estaba claro que a Zabini el vodka no le había parecido tan malo. – El gran Draquie-Pooh es una nenaazaa, neenaazaa!!! Jajajajajaja!!!!!! Nenazza!!! Jajajaj!!!
-Deja de decir chorradas, Blaise. Por supuesto que soy. . .
-¡¡¡No!!! No tienes huevos. . . no tieeenes. . . jej! –
-Mira, Blaise, no me provoques. – Draco Malfoy se irritaba con cierta facilidad algunas veces, y aquel era uno de los puntos que no tenían discusión. Él sí tenía huevos. Y cualquiera que se atreviese a. . .
-Niiiña. . . Nena, nena, nena, neena. . .
-Cállate!!!
-Draco Malfoy es una niñita de teta que no le gusta a las mujeeeres!!!
-Yo sí les gusto! Les gusto mucho! Me idolatran! – afirmó Draco rotundamente.
-Entonces, ¿por qué no te duran? ¿Eh, Draquie-Pooh? ¿eh?
-Deja de llamarme Draquie-Pooh y desemborráchate de una vez!!! No pienso discutir sobre esto! Ya está. San se acabó. Nos vamos.
Draco agarró a Zabini por el brazo y empezó a arrastrarlo fuera de la discoteca mientras se despedía con un discreto gesto de mano de los otros chicos. (Era raro, solía ser Zabini quien lo sacaba a él. . .). Una vez en la calle, logró tirar de él un par de calles. Pero, al llegar a una esquina, el ojiverde paró en rotundo.
-Anda, Blaise, muévete. – lo empujó – Muévete ya.
-No quiero.
-Hacemos lo que tú quieras. De verdad. Pero muévete. – Draco comenzaba a perder la paciencia.
-Está bien. Hagamos una apueshta. . . Lígate a la Weaaaasley. Y quédatela durante un tiempo laaargo.
-¿Qué? ¿Cómo?
-Sí. Tie que ser tu "novia". Jajajaj. Y tie que durar un tiempo laargo.
-Está bien, Blaise, lo que tu digas. Ahora deja que te lleve a casa.
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Luna llamó a la puerta de la habitación que solía compartir con Harry con dos toquecitos suaves. La abrió, pasó al interior del cuarto, sonrió y comenzó a cambiarse.
-¿Qué hora es? – preguntó Harry, despertándose.
-Las seis de la mañana. Y quiero que hablemos. . . – murmuró ella, al tiempo que se sentaba en la cama sonriendo otra vez, dispuesta a darle a su marido una nueva oportunidad, y las que hiciesen falta.
-No podríamos hablar por la mañana??? – preguntó él, adormilado, haciéndola hueco en la cama.
-Harry. – dijo ella, en tono cortante.
-No, hablo en serio. Yo tengo sueño. Y si tú no has dormido hasta ahora imagino que también. Creo que lo básico para no discutir es estar en buenas condiciones. Después ya veremos.
Se lo pensó. No era buena excusa. De hecho, no era ni excusa. Claro que, discutir a esas horas. . . Despertarían a toda la casa. Y no le hacía ninguna gracia que Hermione estuviese tan al tanto de sus problemas matrimoniales.
-Bueno, - decidió - entonces dime que me quieres. Dime que me quieres y que no te acuerdas de Ginny. Que Gin no existe. Dímelo. Dímelo aunque sea solo hasta por la mañana. Entonces hablaremos.
-Te quiero. – susurró él, al oído de ella, provocándole un escalofrío – Te quiero muchísimo.
Ambos se abrazaron y se quedaron dormidos, cuando las primeras luces del alba se colaron a través de su ventana.
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Sábado. Sueño. Frío helador. Café rápido, nervios, maletas, abrigo. Rochelle y Ginny se aparecieron a la puerta de la Madriguera. Ginny quería recuperar sus cosas cuanto antes.
-Uff. . .
-¿Estás segura de querer entrar ahí?
-Completamente segura. Que se inseguren ellos, Elle.
-Está bien, Gin, tú lo has querido.
-Comienzas a hablar como ellos.
Rochelle se limitó a sacarle la lengua. Ginny abrió la puerta. Hermione estaba fregando.
-Buenos días. – dijo la chica, muy sorprendida.
-Buenos días. – sonrió Ginny.
-Ah, Gin sabía que volverías. Te tengo que contar. . .
Rochelle carraspeó, levantando un poco la maleta que traía en la mano.
-Venimos a por sus cosas. – dijo, en tono cortante.
-Sí. No tardaremos.
-Ginny, yo habría podido ayudarte. . . – dijo Hermione.
Las otras dos chicas ya se habían dirigido al cuarto de Ginny (al lado del de Harry y Luna) y empezaban a abrir armarios y vaciar cajones.
-¿Necesitáis algo?
-Un capuccino, gracias. – dijo Rochelle.
-¿Quieres algo, Ginny? – preguntó Hermione, medio enfadada por la osadía de aquella intrusa.
-Hummm. . . huele. . . ¿has hecho galletitas? – Hermione asintió con la cabeza – Me traes unas pocas. . . porfi?
-Está hecho. – Hermione se fue a la cocina.
-Mi cuñada. – comentó Ginny.
Minutos después, Hermione se llevaba los cacharros para fregarlos.
-¿Qué hago con esto? – preguntó Rochelle, abriendo un baúl de tamaño mediano y fisgoneando dentro. – Hay camisetas de tío, y papeles, y entradas de un concierto, billetes de avión, flores secas, CD's. . . ¿se puede saber qué coño es esto?
-Creo que está claro, - dijo Ginny – es de Harry. No sé por qué sigue aquí.
La chica envió un hechizo al baúl (pesaba bastante) y lo dejó a la puerta de la habitación de al lado.
-¿Era lo último que había en tu lado?
-Ajá.
-Entonces está todo. Vámonos.
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Eámanë: muchísimas gracias. No he continuado pronto, pero el capítulo es largo. Perdonad si es un poco aburrido.
Fabisa: weno, en este capítulo no pasa nada importante, pero era necesario hacerle. Es largo y un pelín aburrido, pero espero que te guste. Pobre Ginny. Si es que la justicia está más mal. . .
AYA K: . . . espero que te al menos te haya gustado el fic. . .
Sara Meliss: Ginny 4ever!!! Es la mejor!!! Lástima que las cosas no le salgan como deberían. . . Ya verás lo que le ocurrirá a Draquito con su novia, de todas maneras. Te asguro que Ginny se va a desquitar.
Lil Sonis: ahora sí que me demoré. Pero espero que haya merecido la pena. Besazos.
Lady Vega: Jaj!!! Sí, la nota. . . en principio había pensado en un vociferador o en una extensa carta de reclamación, pero una nota clara y contundente transmitía mucho mejor a la Ginny de mi fic. No es cuestión de que se parezca a su madre. . . Esper que este capi te haya gustado.
Luciana: espero que este capítulo no te haya aburrido. Prometo hacer el siguiente más divertido. Gracias por el revi. Un beso.
Lily E.of Potter: muchas gracias por tu revi, me a animado mucho. Este capítulo lo he escrito unas tres veces, xq mi ordenador lo perdía. Pero espero que te siga gustando.
Fernanda Rozner: ya he seguido. Ojalá te guste,
asbina e: sí, la verdad es que Gin se ha dado el gustazo. Una pena, eso sí, es que no haya podido demandar a Draco como es debido. Pero no veas cómo se lo va a pasar en el próximo capítulo. La revancha contra Draco y la funcionaria amargada será para recordar!!!
AzazelBlack: ¿en serio te gusta? A mi no me convence. . . pero bueno, sigue leyendo. Un beso.
impossibles: Y a quién no le gustaría??? Si nos pasase lo que a Ginny, más de una nos habríamos lanzado a su cuello. . .
Airilee: me alegro mucho de que te lo hayas pasado bien con el fic, que pa eso están. Este capítulo a lo mejor ha sido un poco aburrido, pero no podía saltarmele. Muchísima gracias por tus felicitaciones, que son muy importantes para mí. Me esforzaré más en el próximo capítulo, de todas maneras. Y prometo tardar menos en actualizar que con este. Un beso enorme.
13 revis!!! Wow!!! Mi record personal!!! Os quiero!!! suarts se echa a llorar Seguid leyendo, por favor!!!!
