Capítulo Nº 12: La Orden del Fénix

Olis lamento el retraso mas que nadapero un blok mental no se supera en un día xP

aca pue el cap 12 ymaslarguito ke el anterior por suerte xD ojala q les guste

         Para todo el colegio estaba claro que Harry había cambiado en algo. No sólo era el hecho de que en las clases le iba de maravilla, sino que también había cambiado su forma de ser. Este cambio lo notaban más que nadie sus compañeros de curso-casa y los del equipo de Quidditch. Sus amigos lo notaban en todas sus acciones, mientras el equipo notaba el cambio principalmente en la forma en la que Harry dirigía al equipo y hacía las estrategias.

         Su actuar era determinado, sus pensamientos calculadores, su forma de ver las cosas había cambiado. Parecía que aquella parte que Voldemort le había entregado en el incidente de hace catorce años se estaba mostrando.

         Remus también se daba cuenta del cambio de Harry. Le preocupaba aquella nueva forma de pensar y de actuar del muchacho. Lo único que reconfortaba a Remus, a Dumbledore, y a todos los compañeros de Harry, era que el corazón del chico seguía siendo el mismo. Su pensar podía ser muy calculado y muy "Slytherin", pero seguía guiando sus accione por su conciencia. No importaba cuan frío sonara su pensar, estaba pensado siempre tomando en cuenta a todos los inocentes.

         Las semanas transcurrían con las clases cinco días de ellas. En el Quidditch, todo el equipo mejoraba a un ritmo espectacular. A la semana dominaban la bicicleta perfectamente (sabían andar bien no se caían y saltaba un poco) y dos semanas y muchas caídas y golpes después la podían manejar sin manos.

En las clases Harry mostraba su nueva capacidad de entendimiento y la facilidad para hacer los hechizos sin sí quiera darse cuenta. Al principio creía que a todos les costaba lo mismo que a él ya que estaba acostumbrado a ser una alumno promedio. Al poco tiempo se fue dando cuenta de la naturalidad y carencia de esfuerzo con que efectuaba los hechizos y reconocía la materia, comparado con el esfuerzo que hacían sus compañeros. Entre esto se dio cuenta de que Ron estaba celoso de su nueva facilidad con hechizos y comprensión de materia, y que Hermione parecía también mostrar un poco de celos al tener a alguien que la rivalizara en capacidades mágicas y comprensivas.  

Incluso entre el Quidditch, los estudios, las tareas y los amigos, Harry no se había olvidado de su padrino. Iba casi todos los días a la oficina del director y le preguntaba como iba e caso. Para alegría de Harry (y de Sirius) el jurado no era de los que creían en Fudge como en un dios, así que pensaban en razones dadas por Dumbledore (abogado de Sirius) que delataban la inocencia de Sirius. Pero como todo tiene su lado malo, en este caso el problema era que el jurado pedía una prueba concisa que demostrara inocencia y no solo declaraciones sin pruebas. El problema era que la única prueba que le podrían dar al jurado era Peter Pettigrew y para eso había que capturarlo, algo bastante difícil ya que según algunos de los sueños de Harry, Colagusano no salía de la guarida de Voldemort.

Las bromas tampoco quedaban atrás entre las actividades diarias del quinteto. Fred y George incluso parecían algo celosos del éxito de los nuevos Merodeadores. Poco a poco el asunto se iba transformando en una guerra entre los dos equipos de bromistas para ver a quien se le ocurrían las mejores y más irracionales ideas. Esto era más que una pesadilla para los profesores, para Filch y para el resto de los alumnos. Era imposible para todo el cuerpo de profesores probar que ellos eran los culpables aunque todo el colegio lo tuviera claro, ya que ambos equipos se preocupaban de no dejar pista alguna que los delatara. Por otra parte Sirius se había enterado gracias a Remus (el único que le veía la gracia de los adultos) y le mandó una carta de felicitaciones a Harry por el buen trabajo y por seguir el gran ejemplo que era su padre y son su padrino y profesor de DCAO (N/A: ¡¡¡Qué clase de ejemplo de padre es ese!!! El de un merodeador... ¬¬).    

Era un Miércoles a comienzos de Octubre, y estaban en la segunda clase que era DCAO practicando el Patronus (y en caso de Harry ayudando a Remus a corregir y aconsejar a los alumnos), cuando Remus le pide a Harry que se quede después de la clase ya que tenía que hablar con él. Harry lo miró interrogante, pero solo asintió esperando ahora con ansias que terminara la clase para saber que tenía que decirle Remus que sonó tan importante.

Al término de la clase les dijo a sus amigos que Remus quería hablar con él y que no tenían por qué esperarle, que los vería en CCM. Profesor y alumno esperaron hasta que la sala se hubiera vaciado y haber serrado la puerta para volver a hablar.

—¿Qué sucede Remus? –peguntó Harry con un tono suave, aunque solo estuvieran ellos en el salón, al ver que la expresión de su amigo/profesor cambiaba de la común cara risueña a una de seriedad.

—Harry, Albus me pidió que te dijera... digamos una introducción de lo que te va a hablar esta tarde –partió Remus con un tono serio. —Partamos por eso. A ver... sabrás, o a lo menos habrás intuido que Albus tiene un grupo de resistencia contra Voldemort. –Harry asintió. —Bueno, este grupo va con el nombre de la Orden del Fénix. Yo soy parte de este grupo, al igual que Sirius, Severus y otros amigos, como Dung, o sea Mundungus y Arabella...

—El viejo grupo del que habló el profesor Dumbledore después de la tercera prueba –le corto Harry hablando más para sí mismo que para Remus.

—Sí. Eso es a lo que me refiero. –Remus se detuvo un momento como pensando en que decir. —mira Harry, no sé que tanto piensa decir Albus. Pero Albus quiere presentarte al círculo interno de la orden y te va a hablar un poco de ella. Es lo único que te puedo decir por ahora. Tengo bien claro, y Albus igual, de que te sería muy difícil guardar el secreto a tus amigos, porque se darían cuenta que escondes algo y además te sentirías mal, así que no te preocupes que se lo puedes contar, pero solo a los Merodeadores 2 (N/A: xD que tonto pero será)

Harry simplemente se quedó ahí parado durante unos segundos pensando en lo que le acababa de decir Remus y analizándolo.

A ver. Me va a presentar a este grupo, la Orden del Fénix, y me va a decir mas o menos que es lo que hacen y además me deja decírselo a mis amigos, piensa Harry. Que planea el director. No es lo que haría normalmente. Comúnmente no me diría nada para dejarme llevar una "vida normal y despreocupada de adolescente".

—¿Podrías despegarte a tus amigos lo suficiente como para salir de la Sala Común e ir al despacho del director después de la cena? –le preguntó Remus con un tomo más risueño y humorístico que antes.

—xD Sí, ni un problema. Ahí estaré. Quiere decir que te veo después de la cena. Bueno adiós que voy a llegar tarde a clases con Hagrid –terminó Harry para luego salir corriendo de la sala.

—¡¡Nos vemos, Harry!! –alcanzó a decir Remus antes de que Harry saliera de la habitación.

El resto del día pasó volando. En el almuerzo Harry le dijo a los Merodeadores lo mismo que le había dicho Remus y también les comentó sobre lo que pensaba acerca de la extraña decisión del director del colegio y, según creían nuestros amigos, líder de la Orden.

A eso de las seis y media de la tarde, cuando estaban cenando, Harry notó que Dumbledore se levantaba de la mesa y entraba a la misma habitación a la cual había tenido que entras después de haber sido seleccionado campeón, después de asentir levemente en su dirección como señal. Se disculpó de sus amigos y se dirigió al despacho del director (N/A: los ingleses cenan a las 6 xP). Llegó al frente de la gárgola que defendía la entrada a la oficina del director, le dio la contraseña –tiramisú– y se paró en un de los escalones de las escaleras automáticas dejándose llevar por ellas hacia lo que debía ser la sima de una de las torres del castillo donde se encontraba el despacho del director.

Llegó a la entrada de la oficina y tocó suavemente la puerta tres veces. La voz del director le anunció que podía entrar. Cuando entró se encontró con más de una persona inesperada. Como ya sabía que iba a suceder, Remus y Sirius (en forma humana) estaban ahí al igual que Snape, pero una de las mujeres sentadas en la claramente expandida oficina del director, no... se la esperaba.

—Siéntate, Harry –dijo el profesor Dumbledore sacando a Harry de su sorpresa. Harry se sentó en la única silla libre entre Remus y Sirius. (Que suerte, no cerca de Snape). —Según sé, Harry, Remus aquí presente te dijo un poco de por qué te he pedido que vengas –dijo con un tono inexpresivo el director a lo que Harry asintió. —Como ya sabrás, los aquí presentes son algunos de los miembros de la Orden del Fénix. También sabrás que la Orden es una resistencia contra Voldemort –para sorpresa de Harry, nadie se estremeció al escuchar el nombre de Voldemort. —Bien. Los que ves aquí son los que conforman lo que llamamos el círculo interno de la Orden. El líder de la Orden soy yo. Los demás miembros del círculo interno son líderes de cada grupo de miembros de la Orden. Ya conoces a algunos. Sirius Black, Remus Lupin, Severus Snape, Minerva McGonagall, Poppy Pomfrey y Arthur Weasley. Los demás son: Arabella Figg –la mujer que su presencia había sorprendido a Harry se levantó de su puesto al frente de Harry y se acercó unos pasos a él.

—Al parecer al fin podemos hablar entre nosotros sin ocultar quienes somos, ¿verdad Harry? –dijo la Arabella en tono casual y pero mirando directamente a los ojos de Harry. Luego de estas palabras extendió la mano hacia Harry quien la estrechó sin dudar, pero su mente trabajaba a marcha forzada procesando la información recién ingerida.

La Sra. Figg, mi niñera, es una bruja (o sea, tiene que serlo para estar aquí), Pensaba Harry. ¿Por qué no me lo habrá dicho?   

Como leyendo sus pensamientos Arabella respondió —Lamento no haberte dicho quien era, ni quien eras, pero era por tu propia seguridad y bienestar –Harry la miró unos instantes y luego asintió con una leve sonrisa rompiendo la inexpresividad de su rostro.

—También está Mundungus Fletcher –un hombre bajo, vestido en una túnica grisácea y algo raída, piel bronceada y con aspecto sucio, pelo castaño oscuro y desordenado, y ojos astutos, sentado dos asientos a la izquierda de Arabella se levantó y se acercó a Harry.

—Un placer conocerlo, Sr. Potter –dijo el hombre mientras estrechaba manos con Harry.                 

—Alastor Moody, de quien conociste su doble el año pasado –dijo el director. Seguido de estas palabras, de tres asientos a la derecha de Harry y al lado del escritorio del director, el verdadero Alastor Moody se levantó y se acercó a Harry.

—Me enteré de que mi doble le causó problemas durante el año escolar pasado, Sr. Potter. Me disculpo por los problemas que causó mi descuido el verano antepasado. Por otro lado es un verdadero placer conocerlo Sr. Potter –terminó el ex auror extendiendo su mano hacia Harry, quien la estrechó cordialmente.

Así continuó la reunión por un par de minutos mientras Dumbledore le presentaba a Harry todos los miembros del círculo interno de la Orden. Luego Dumbledore continuó.

—Harry, sé que te estarás preguntando por qué te estoy diciendo esto. Te lo digo porque como el año pasado descubrimos que tu conexión con Voldemort nos puede ser de ayuda indispensable. También te lo digo para que  sepas que estamos trabajando y hemos estado haciéndolo desde la primera vez que Voldemort se alzó. Necesitaos, sí, que cada vez que tengas un sueño referente a las acciones de Voldemort, nos avises cuanto antes. Con información como esa muchas vidas podrán salvarse, Harry –le dijo el director de Hogwarts y líder de la Orden del Fenix en un tono serio que disminuía notoriamente el brillo de sus ojos.

Mientras el director hablaba, Harry memorizaba y analizaba cada palabra que le decían.

En otras palabras quieren que sea parte de esta orden o a lo menos quieren tenerme como espía, se dijo Harry a sí mismo.   

—Harry –continuó el director, —desde el año pasado, no, desde que llegaste a este colegio y antes haz demostrado que eres capaz de cosas que ni adultos han logrado. Haz demostrado una madurez de la que carecen la mayoría de tus compañeros, especialmente en los acontecimientos después de la tercera prueba del torneo hace un par de meses.

Ahora que conoces la Orden, queremos pedirte ayuda y que nos informes con cualquier información que te den tus sueños. No puedes ser parte de la Orden ya que serlo significa ir a cualquier batalla o rescate a la cual la orden fuera convocada. Pero sí tu ayuda nos s necesaria e invaluable. Podría decirse que serías una clase de miembro honorario. Sé que tienes que pensarlo un poco ya que es tu vida y tu mente las que estamos usando como espías, pero ya sabes todas las vidas que se pueden salvar si aceptas. Por favor piénsalo Harry.

Harry se quedó mirando intensamente al director directamente a los ojos. El brillo de los ojos de Dumbledore parecía una sombra, comparado con el de los ojos de Harry. Los ojos del joven brillaban de sobremanera, de forma calculadora y fría. Cada palabra dicha por Dumbledore era analizada por el muchacho.

Al fin y al cabo es usarme, pensó el único menor en la habitación. Usar mi conexión con Voldemort para poder espiarlo y aunque el mismo haya admitido que soy merecedor del puesto, no me va a dejar ser parte de la Orden y por ende no me va a dejar pelear mis batallas. Para su desgracia me he dado cuenta de todos los secretos que me esconden relacionados con mi vida. Y uno que descubrí ya hace un buen tiempo es que el que va acabar con Riddle soy yo.

Luego de varios segundos de mirar fijamente al anciano mago, Harry movió lentamente la cabeza en un asentimiento mudo.

—Como Ud. me ha sugerido, director. Voy a pensarlo –contestó Harry después de unos segundos mas de mirar dentro de los profundos pozos que eran los ojos del director.

—Muy bien, Harry. Ahora creo que tu querrás conversar con algunos de los miembros –dijo el director ofreciéndole una pequeña sonrisa a la que Harry respondió con otro simple gesto de asentimiento, portando la misma expresión que había llevado durante toda la reunión.

A estas últimas palabras del director los miembros de la Orden comenzaron a hablar entre ellos y a discutir cualquier tema trivial que les viniera a la mente. Mientras Harry observa como algunos miembros se dirigían a la salida de la oficina del director, otros se iban por polvos flu y otros se quedaban en la oficina, uso brazos lo abrazaron fuertemente por la espalda.

—¡Hola Harry! ¿Cómo has estado? –dijo la voz de su padrino, mientras las manos correspondientes a los fuertes brazos que lo abrazaron, lo giraban. 

—¡¡Sirius!! –Harry exclamó mientras abrazaba a su padrino como un niño pequeño a su padre. Luego se soltó para mirarlo a la cara. —¡Excelente! Especialmente desde que me enteré de que el caso no podría estar más a tu favor. Aunque ya tengo ganas de que atrapen a esa rata, porque no pienso volver donde los Dursley el próximo verano.

Sirius se río felizmente ante estas palabras. Una risa que solo Remus había tenido el placer de escuchar desde que regresó de Azkaban. Luego sonrió a Harry y le respondió. —No te preocupes que lo vamos a atrapar muy pronto –le dijo con ojos centellando en alegría y luego continuó más para sí mismo: —Me gustaría ser yo el que estuviera cazando a esa rata te alcantarilla. Aunque este animalejo de acá atrás –dijo señalando a Remus que había estado sonriendo hasta aquellas palabras y miró a Sirius con enojo aunque Padfoot no le hizo caso y continuó: —tiene razón con que no me aguantaría a matarlo si lo encontrara. Y el tampoco, porque por algo será que Albus también lo sacó de la búsqueda —terminó con una risa entre dientes (estilo risa patentada de Yoh Asakura)

—Ya me lo imagino 9.9 –dijo Harry sonriendo divertido, escondiendo la frustración que sentía al no ser permitido en la Orden cuando las palabras de Dumbledore declaraban que sí podía.

—Vamos a mi despacho y ahí conversamos –sugirió Remus.

—Buena idea –dijeron Harry y Sirius al mismo tiempo. 

Aquí Sirius se transformó en perro y los tres se dirigieron a la salida de la oficina después de una rápida despedida al director. Caminaron por los pasillos de Hogwarts, pasando por pasadizos secretos y pasajes poco transitados del castillo evitando ser vistos por los alumnos y profesores. Llegaron en pocos minutos a las habitaciones de Remus, a las cuales entraron rápidamente y se sentaron en los cómodos sillones de la lujosa pieza de estar. Era una habitación decorada con los colores de Gryffindor más azul real y plateado. Había una chimenea en el fondo, una mesa de centro frente a ésta, y tres sillones rojos, él para dos personas con bordes y costuras doradas, frente a la chimenea, tras la mesa y los dos individuales a los lados de la mesa delineados con azul real. La mesa estaba decorada con diseños de runas plateadas y la alfombra era roja con dorado. La pared estaba pintada de azul y con diseños y runas en el borde bajo el techo y sobre el suelo, que estaba recubierto en madera perfectamente pulida. Se sentaron y con un rápido movimiento de la varita de Remus tres tazas de té (con té) y un plato con galletas aparecieron sobre la mesa. Cada uno tomó una taza y el primero en toma l palabra fue Sirius.

—Te ves algo frustrado, Harry –le comentó su padrino al joven.

—Sé que suena infantil, pero me molesta que no me haya dejado ser parte e la Orden –le respondió el muchacho. —O sea, el mismo ha dicho que tengo todas las capacidades para ser miembro de la Orden, y al mismo tiempo me niega el derecho. Sé que lo hace por mi seguridad y porque quiere que no lleve encima todas las presiones que significa ser parte de la Orden, pero al mismo tiempo a mí me gustaría lucha siendo que soy un elemento crucial y central en esta guerra. Tengo claro que el blanco principal de Voldemort soy yo, mucho antes que acabar con Muggles, nacidos de Muggles y mestizos. Sé qué hay muchos peligros en el campo de batalla, y que lo que Dumbledore quiere es que pueda tener aunque sea esta parte de mi juventud, de forma normal. El problema es que yo ya rechacé la vida "normal". La guerra ha comenzado y quiero lucharla. Luchar por mi libertad y la de mi generación y la de los que quiero —terminó Harry con la mirada lejana, perdido en sus pensamientos.

—Harry... –dijo Sirius en un tono leve, sacando a Harry de sus pensamientos.

—¡Ah! Lo siento .U –exclamó el muchacho.

—Por la forma en que aceptas el que te rechacen en la Orden, me hace pensar que de verdad mereces ser parte de ella –comentó Remus parcialmente. —Tu forma de aceptar el rechazo es muy madura para alguno de tu edad. Me pegunto por qué Dumbledore no quiere que seas parte de la Orden, si vas a cumplir función de espía y no de guerrero u.u 

Sirius le lanzó una mirada significativa a Remus muy rápidamente, que Harry no notó.

Luego de esto la conversación  continuó con temas mucho más ligeros y triviales. Sirius volvió a felicitar a Harry por ser ahora capitán de su equipo (cosa que había hecho mil veces en sus cartas), y también por su espectacular rendimiento. Jugaron una partida de Snap explosivo y ambos adultos le dieron un par de consejos a Harry para sus clases, para no aburrirse, lo que también incluía bromas. También le dieron consejos para bromas no tan espontáneas, la mayoría para Slytherins.

Luego de un poco más de una hora de conversación, Harry se despidió de los dos merodeadores de la generación anterior y se dirigió a su Sala Común. Ahí se encontró con que sus amigos seguían sentados en la sala, siendo que era casi media noche.

—¿Qué hiciste? ¿Te obligaron a escuchar toda una clase de Bins o qué? Que te demoraste tanto –le preguntó Ron.

—Mas o menos –respondió el recién llegado.

—¿Cómo? –le preguntó Ginny esta vez

Harry se acercó a ellos y se sentó entre Ron y Hermione donde le hicieron espacio (como lesera costumbre) y les contó todo lo que había sucedido aquella noche en la oficina del director.

—¿Y no puedes ser parte de la Orden? –le preguntó Draco sin creérselo.

—No.

—Pero si te quieren de espía... –comenzó Hermione pero Harry la cortó.

—Remus dijo lo miso. Que no había peligro de que sufriera daño al sólo ser espía, pero Dumbledore dice lo contrario.

—Injusto, ¿no? –comentó Draco.

Harry sólo bufó en respuesta. Luego apoyó el mentón en las manos y los codos en el regazo para quedarse mirando el decadente fuego en la chimenea frente a él.

—Me voy a la cama. Buenas noches –dijo Ron y se dirigió a su cuarto.

—Yo igual. ¿Hermione? –dijo Ginny recibiendo un asentimiento por respuesta y ambas dieron buenas noches a sus otros dos amigos y se fueron. 

Quedaron Draco y Harry, solos en la Sala Común, ambos mirando al fuego en la misma posición, sumidos en sus propios pensamiento. Así estuvieron por varios minutos hasta que Harry volvió a hablar.

—Draco, ¿no te importa si te hago una pegunta? –peguntó Harry.

—No veo por qué, pero sólo respondo si puedo.

— ¿Qué es lo que te hizo cambiar de parecer?

Ante esto Draco se irguió y luego de unos segundos se giró y lo miró con una ceja alzada de forma interrogativa. Harry alzó una ceja expectante. Se miraron por unos segundos y luego Draco retiró la mirada con un aire apesadumbrado.

—Tu dijiste –le dijo Harry. —Sólo responde si puedes. Si no quieres te entiendo.

—No, no es eso... Es que... es extraño.

—No creo que haya cosas tan extrañas como lo que me pasa a mí.

—Bueno... Ya. Te digo, solo si me guardas el secreto.

— . Tu igual guardas uno mío.

— ¬.¬... Bueno, mi padre siempre me ha criado para ser un Mortífago. Pero este año fue diferente. Cando llegué a casa a comienzos de vacaciones, me dijo que tenía que comenzar a prepararme debidamente –dijo el chico rubio, cabizbajo, con un too dolido en su voz. —Siempre sido criado para saber torturar, matar, ser insensible, pero nunca como este verano. Como Ya-Sa... Voldemort ha vuelto, los Mortífagos salen de "casería de Muggles" cómo mi padre la llama, y luego o los torturan, o los matan, o los toman de prisioneros para "divertirse" después (en especial a las mujeres), y a los hombres los torturan hasta la muerte o la locura o los tienen de esclavos. Mi padre me obligaba a asistir a estas "fiestas" donde se dedicaban torturar a los prisioneros. Me enseñó las Imperdonables (todas), y muchas otras maldiciones y hechizos de tortura. Pero...

—No continúes si no puedes –le sugirió Harry después de un minuto de silencio.

—No, es que... Bueno lo que en verdad me hizo cambia... fueron sueños –Draco se detuvo en este momento, esperando una risa por parte de Harry o una burla. Pero ninguna llegó, así que continuó. —No eran pesadillas. Ni nada relacionado con las víctimas de las torturas y abusos. Sólo estaba yo, en lo que solo se puede llamar oscuridad, una voz como única compañía. Todo el tiempo diciendo que no le hiciera caso a mi padre. Hasta que llegó el día de la iniciación. Siempre atacan cuando un grupo de casi Mortífagos va a pasar por la iniciación, para que el Ministerio no se de cuenta de que un ritual y otros asesinatos se están llevando a cabo (porque eso incluye la iniciación). Y tú formas parte del resto de la historia –concluyó el muchacho, con una lágrima silenciosa deslizándose por su mejilla sin que Harry la notara.  

Se quedaron así por unos cinco minutos más hasta que Harry volvió a iniciar la conversación.

—Se como se siente –dijo el muchacho recibiendo una mirada inquisitiva por parte de Draco. —Ver a gente ser torturada, sin poder hacer algo para detenerlo. Mi conexión con Voldemort a través de mi cicatriz me permite ver que hace Voldemort, si estoy dormido, cuando están con un humor desmesurado (o muy enojado o "feliz"). Me gustaría poder evitarlo o bloquearlo. Es desagradable y desesperante ver como Voldemort tortura a Muggles por placer y a magos también y a veces por información. Me dan mas ganas de matarlo –esta última frase la dijo con un tono ácido y frío.

Draco quedó sorprendido ante estas palabras. Nunca pensó escuchar a Harry Potter, el chico estrella y favorito del director, decir que estaba dispuesto a acabar con la vida de alguien. Siempre lo creyó un niño caprichoso y mimado, siendo famoso y con dinero hasta el cuello (tal y como él había sido), pero cuando Ron y Ginny le contaron como había sido el pasado de Harry, todos esos prejuicios se desvanecieron. Pero su imagen era de alguien valiente, noble y caballeroso. No era para esperar que él dijera que quería acabar con la vida de alguien. Ni la de Voldemort.

Pero el chico de ojos esmeralda continuó: —Ya lo he matado. Y he matado a otros. Solo tengo que acabar con él definitiva y no parcialmente.

Si Draco había estado sorprendido antes, lo he subestimado. Harry había dicho que había asesinado. Todo el mundo sabía que él había acabado con Voldemort hace 14 años, pero no que él había matado a otras personas.

—¿Qué? ¿Qué quieres decir?

—Para evitar que Voldemort tomara la Piedra Filosofal, tuve que matar a Quirrel. No sabía que lo mataría, al principio. ¿Ron te contó sobre nuestro primer año? –preguntó Harry recibiendo un mudo asentimiento por respuesta. —Al final, cuando sólo estaba yo, descubrí, accidentalmente cuando Quirrel, intentó ahogarme, que él no podía tocar mi piel con la suya. El dolor de la cicatriz era insoportable, según Dumbledore casi me mata, pero no sabía y lo único que quería era acabar con ese tipo. Mi piel causaba que se quemara, y creo que fue por agarrarle la cara que murió.

También, en mi segundo año, al destruir el diario, asesiné a Voldemort que estaba casi completamente vivo. El diario era el intermediario. Al destruirlo, destruí a Voldemort y la energía volvió a Ginny. No es novedad que sea asesino –terminó Harry con tono casual.

Se quedaron en silencio por varios minutos, hasta que tomaron la silenciosa decisión de irse a la cama. Ambos se levantaron y se dirigieron a su cuarto. Ya todos estaban dormidos cuando ellos llegaron. Se acostaron y en pocos minutos Morfeo hizo su trabajo y ambos se quedaron dormidos.

         Al día siguiente ambos fueron los últimos en despertar (incluso después de Ron) y casi llegan tarde a posiones, cada uno con una tostada en la boca que les había traído Ron (quien iba con una igual).

         Harry volvió a humillar Snape haciendo la posión de ese día (crece huesos) perfectamente y demostrándolo reparando el hueso de una rata. Obviamente esto no hizo más que empeorar su relación con su profesor de Posiones (sí era posible) y diez puntos menos para Gryffindor.

         En el recreo después de esta clase (y antes de Encantamientos) Hermione les preguntó a Harry y a Draco qué los había mantenido despiertos hasta tarde.

         —Metiéndole en la cabeza a Draco que no tiene que pagarme por sacarle a esos Mortífagos de encima en el Callejón Diagon –contestó Harry casualmente, manteniendo su promesa de guardar el secreto de su nuevo amigo.

         Para suerte de ambos, sus dos amigas y Ron se creyeron la mentira de Harry (que era también un mensaje discreto al rubio) y no preguntaron más.