Una Hermione distinta
Capítulo 5.
Los tres alumnos estaban realmente asustados. A cada paso que hacían hacia el despacho del director se imaginaban lo peor. Iban seguidos de McGonagall y Snape, ya que eran los jefes de sus casas. Hermione estaba especialmente escandalizada; ella, que siempre había sido tan perfecta, tan impecable; ahora se veía inmersa en su primer lío en Hogwarts y, además, yendo al despacho del mismísimo de director, para ella aquello ya no podía ir a peor. Harry estaba bastante despreocupado, pues ya se había librado de otras tantas y una más no le vendría tampoco tan mal... ¿o sí? Malfoy estaba un poco más preocupado. Por qué negarlo, Dumbledore siempre le había tenido un poco de manía por ser quien era y ser hijo de quien era, y temía su destino próximo. Finalmente llegaron a la puerta del despacho del director, y cuando los dos profesores se dispusieron a entrar, Dumbledore les impidió el paso, aquello era peor de lo que pensaban. Llegaron pronto al despacho y Dumbledore les ofreció silla y bolas de chocolate.
Bien, - dijo Dumbledore- supongo que sois conscientes de la que habéis montado hoy en el Gran comedor. En mis... años de presidencia en esta escuela, jamás había visto un alboroto así... bueno, exceptuando a la panda de Potter, Black, Lupin, Y y Pettigrew; pero son tiempos pasados y yo tampoco hacía de director... Volviendo al tema. Lo que ha pasado hoy es una falta grave, y a parte de substraer treinta puntos a las casas por cada alumno, nos plantearemos vuestra expulsión. Exceptuándola a usted, señorita Granger, usted no tema por ser expulsada. Pero luego quiero hablar con usted... sobre la sala de menesteres. Señor Potter, señor Malfoy, pueden retirarse. Señorita Granger, por favor, quédese un momento.
Me parece que sobre la sala de menesteres tenemos que ver tanto yo como Potter, señor, - le explicó Malfoy.
Lo imagino, señor Malfoy, lo imagino. – afirmó- Pero quiero hablar con ella, si no les molesta.
Harry y Malfoy tuvieron que resignarse y marcharse a su sala común, haciendo una parte del camino juntos. Cuando se dispersaron, no se despidieron ni sacaron sus varitas; no tenían muchas ganas de hablar ni de tener nada que ver el uno con el otro, sobretodo Malfoy, que se sentía gravemente engañado y dolorido, sentimientos que nunca habían emergido de su corazón, que parecía ser de hielo durante tantos años. Cuando Harry llegó a la sala común, no se fue a dormir, decidió esperar a que Hermione llegara y ayudarla en lo que pudiese, pues se sentía profusamente culpable, le había fallado como amigo... "y como novio", pensó; pero luego descubrió cuán descabellado era pensar eso; "o tal vez no tanto", se dijo para él. No podía evitar sentirse algo más que amigo de Hermione, después de todo lo que había pasado, le era imposible. Como tardaba mucho en llegar, subió a su dormitorio y se puso el pijama, y volvió a bajar. En ese momento, Hermione entró por la puerta. Estaba llorando y muy roja, y entró pisando fuerte.
Hermione; - la saludó Harry, muy preocupado- ¿cómo estás?
Harry... – decía entre sollozos.
Tranquila, tranquila; - la calmó Harry, abrazándola- cuéntame, Hermione, ¿qué ha pasado? Sentémonos, ven.
Ambos se sentaron en el sofá para dos personas, cerca del fuego. Hermione empezó a secarse las lágrimas con las mangas y a tranquilizándose. Fue entonces cuando miró a Harry a los ojos y empezó a explicarle lo ocurrido.
Ha sido horrible, Harry, horrible. No sé cómo, pero Dumbledore lo sabe todo, ¡todo! En un principio, me ha dicho que ya no soy prefecta, me han quitado el título y la insignia. – volvió a llorar, pero pronto pudo contenerse- Por primera vez he intentado defenderme ante un profesor, pero no mi valía no fue suficiente. Luego, a parte de los sesenta puntos menos para nuestra casa, le ha quitado cuarenta más por el uso de la sala de menesteres sin necesidad aparente, veinte a Slytherin también.
Bueno... Tranquila, Hermione; tampoco es tan horrible, podría ser peor.
Es peor. – le aseguró Hermione- Mucho peor. Voy a... hacer las maletas.
¿Las malestas? – inquirió Harry, extrañado ¿Cómo que hacer las maletas?
Harry, no eres tonto... ¡Me han expulsado! ¡Expulsado! ¿¡Sabes que significa eso!?
Que tenemos que ir a luchar para que eso no pase. – explicó una voz provinente de los dormitorios- Así que, rápido Harry, vamos al despacho de Dumbledore.
Bajó el último peldaño de la escalera, iba vestido: era Ron. Hermione se quedó bastante impresionada al verle ya preparado para ir a hablar con Dumbledore. En ese momento Entró una lechuza en la habitación con una carta, y fue a parar a las manos de Hermione. Vio que era un pergamino que estaba enrollado con un hilo de seda, y en este iba colgado un círculo de papel con el sello de Slytherin. "Draco", pensó Hermione. Y estaba en lo cierto. Empezaron a leerla: "Buenas noches Hermione. Te escribo para saber que es lo que te ha dicho el director. ¿Qué ha pasado? Espero que estés bien. Responde pronto. Besos: Draco".
Harry ve a vestire. – le ordenó Ron- Hermione intenta tranquilizarte, siéntate. Yo voy a responder la carta a Malfoy.
¡No! – negó Hermione- ¡Soy yo la que tengo que responder! Además, no quiero ni imaginar lo que le vas a poner.
¡Calla y siéntate! Harry, ¿estás sordo? ¡Ve a cambiarte!
Con estas palabras, Harry subió al dormitorio. Hermione aún estaba muy sorprendida, y con los ojos muy abiertos; pero había dejado de llorar. Resignada y sin palabras a añadir, se sentó en una butaca y, en silencio, miró al fuego. Ron, mientras tanto, cogió una pluma, la mojó en la tinta y empezó a escribir, muy detenidamente. Hermione temía un poco lo que Ron pudiera escribir en aquella carta; entonces notó que tenía en el bolsillo esa libreta donde había escrito anteriormente cosas en distintas clases, y en la cual Harry y Ron estaban muy interesados. Con una sonrisa, la tiró al fuego sin pensarlo dos veces. Miró a Ron y empezó a pensar. Había sido muy mala con él, y sin embargo ahora él la estaba ayudando; le había rechazado y aún así él no se lo había tenido en cuenta; sonrió levemente mientras le veía escribir. Empezó a notar calor en su pecho y se sonrojó, un poco avergonzada. Cuando fue hacia él, éste se levantó y envió la respuesta. Una vez hecho, miró a Hermione.
¿Qué has escrito, Ron? – le preguntó Hermione mirándole a los ojos.
Nos encontraremos con él delante del despacho de Dumbledore en diez minutos, dudo que no venga.
¿Has firmado el pergamino con mi nombre?
No, con el mío. La carta es mía, no eres tú quien debes escribirle... y yo también me siento culpable, así que no puedo hacer menos.
Nada de eso, Ronny. – negó Hermione, acariciándole la mejilla- Te traté más que fatal, horriblemente. No sé como pude. Perdóname, Ron, lo siento.
Me alegro que me digas eso, Hermione. No tengo nada más a añadir.
Yo sí. – dijo Hermione.
Entonces, la chica se puso de puntillas y le besó en los labios, pasándole los brazos por el cuello. Luego, le miró con esos ojos que sólo ella sabe poner, que hacen que cualquiera se funda ante ellos.
Al fin sé que, a quien quiero, es sólo a ti, Ronny. Perdona que no me haya dado cuenta antes. Dime... ¿quieres salir conmigo?
Ahora iremos a ver Dumbledore. Cuando te vuelva a hacer prefecta y rechace la idea de tu expulsión, romperás con Malfoy y empezaremos a salir. Pero si te fuiste con Malfoy a la cama es que realmente le querías, ¿no?
Exacto. Realmente le quería, y mucho. Pero ahora he cambiado mis sentimientos. Olvídalo, amor.
Ron no pudo evitarla y al cogió por la cintura y empezó a besarla salvajemente, sin que ella lo esperase. El chico no podía esperar más para desatar toda aquella pasión que durante ya vario tiempo había ido guardando en su interior y que quería salir, que tarde o temprano iba a atacar a su víctima. Tras el beso le dijo sonrojándose muchísimo:
La verdad es que me hacía mucha ilusión que tu primera vez fuera conmigo, Hermione.
Ya no hay marcha atrás Ron. Pero esto no quiera decir nada, mi amor.
Fue entonces cuando Harry descendió por el último peldaño de la escalera y emprendieron el camino hacia delante del despacho de Dumbledore. Ron y Hermione no le dijeron nada a Harry, prefirieron que no supiese nada por el momento, aunque Hermione tal vez tuviese que decírselo a Malfoy en cuanto rompiese con él, si éste le pidiera explicación. Pronto llegaron a su destino. Malfoy ya estaba allí, esperándoles. Hermione se sonrojó y le dirigió un saludo insonoro. Cuando el chico la fue a besar, ella le detuvo. Éste, muy confundido tuvo que ceder después de que Hermione le asegurase que luego recibiría explicaciones. Una vez allí ya no sabían que hacer, pues no podían seguir sin la contraseña secreta. Finalmente la recordaron y la pronunciaron. La puerta se abrió, y, un poco atemorizados, pasaron al despacho.
¿Profesor Dumbledore?- inquirió Harry.
Oyeron el sonido de una silla cambiando de puesto, y entonces vieron como se alzó ante ellos el profesor Dumbledore.
Buenas noches, alumnos. – les saludó- Me temo que no deberíais estar aquí.
No nos vamos a ir hasta que nos escuche, profesor. – le aseguró Malfoy.
Pues bien, decid que queréis.
Vera, profesor. – empezó Malfoy- Estamos de acuerdo en que Hermione no merece todo el castigo que ha recibido por su parte. ¡No le puede quitar el título de prefecta y pensar en expulsarla, profesor!
Me temo que eso no os incumbe a ninguno de vosotros tres. Esa infracción por parte de una prefecta es muy grave, y aún más viniendo de la srta. Granger, que no s ha dejado muy sorprendidos. Así que...
Profesor, - le interrumpió Malfoy- esto es tan culpa suya como mía y de Harry. Antes de que se castigue a Hermione, estoy dispuesto a... a... a formar parte de la casa Gryffindor, o a que le quiten todos los puntos a mi casa. Pero por lo que más quiera, profesor, por lo que más quiera no la castigue a ella.
Lo mismo digo, profesor Dumbledore. – dijo Harry- Se lo ruego, profesor Dumbledore, haga esta vez una excepción, nosotros también lo hemos hecho: ¡estamos tratando con Malfoy, y él con nosotros; ya sabe lo difícil que nos resulta esto!
Dumbledore les miró más intensamente. Se dio la vuelta y empezó a andar hacia la mesa, pensativo. Los cuatro chicos se miraban entre ellos, dubitativos. Hermione estaba muy preocupada y contenía sus lágrimas para no montar una escena.
Está bien. – dijo Dumbledore, al fin- Srta. Greanger, vuelve usted a ser prefecta, y no se la va a sancionar con la expulsión. Eso sí, deberá venir cada tarde durante una hora para hacer un trabajo y una reflexión. Lo siento, pero es lo que hay. ¿Qué me dicen?
Hermione mostraba una gran sonrisa y miraba a los tres chicos dando saltos de alegría. Tras eso, se despidieron de Dumbledore y marcharon. Cuando hubieron salido del despacho, Malfoy fue hacia Hermione y la besó, pero ella le apartó.
Draco, cariño... Sé que te parecerá raro, pero quiero romper contigo.
Malfoy abrió los ojos como dos platos de la impresión.
¿Cómo? – inquirió éste, impresionado- Pero, pero... si lo hemos compartido todo, y en tan poco tiempo.. ¡si yo te quiero, Hermione!
Lo sé, Draco. Y lo que vivimos lo guardaré siempre en el corazón, contigo ha sido la primera vez, y no me arrepiento. Pero mis sentimientos ya no son los mismos, Draco. Lo siento. – le dio dos besos- Adiós, Draco.
Entonces los tres Gryffindors marcharon, y Harry se enteró de lo que había entre Hermione y Ron, y lo aceptó sin rencor.
Pero dime Hermione, - dijo Ron- ¿qué te pasó en el verano que te hizo cambiar tan de repente?
Verás, - sus ojos se entristecieron- Victor me dejó.
¿¡Viky!?- gritó Ron- ¿Salías con él?
La verdad es que sí. Pero me hizo ver que era demasiado cerrada, y ni él me conocía bien. Así que decidí abrirme más y... no me ha salido tan mal si te he conseguido en menos de dos meses y antes al mismísimo Draco Malfoy.
¿Y que era aquello que escribías el primer día de curso en aquella libreta? Cuando nos mirabas y escribías algo...
Una chorrada, - afirmó- yo estaba dispuesta a todo para que la gente viera que yo no soy cerrada ni nada de eso, así que escribí factores de vuestra personalidad y la de Malfoy para ver como podía seduciros... y bueno, vi que Malfoy era emocionalmente muy vulnerable y le ataqué. Y me gustó y empezamos a salir. Pero vi la verdad y sé que te quiero.
Ron la cogió por la cintura y la besó con una pasión que con Malfoy nunca se había desatado. Luego, Hermione y Ron se miraron y ella dijo:
Vamos, que mañana hay clase
- - - - - -
Y aquí se acaba mi fic!! Veis como al final sería un Hermione/Ron? Je je je. Bueno para ser mi primer fanfic no ha estado mal, ¿no? Realmente espero que os haya gustado y que me dejéis una review en este capítulo final, eh? Decidme lo que os ha parecido la historia en general, por favor. ¡Gracias!
Capítulo 5.
Los tres alumnos estaban realmente asustados. A cada paso que hacían hacia el despacho del director se imaginaban lo peor. Iban seguidos de McGonagall y Snape, ya que eran los jefes de sus casas. Hermione estaba especialmente escandalizada; ella, que siempre había sido tan perfecta, tan impecable; ahora se veía inmersa en su primer lío en Hogwarts y, además, yendo al despacho del mismísimo de director, para ella aquello ya no podía ir a peor. Harry estaba bastante despreocupado, pues ya se había librado de otras tantas y una más no le vendría tampoco tan mal... ¿o sí? Malfoy estaba un poco más preocupado. Por qué negarlo, Dumbledore siempre le había tenido un poco de manía por ser quien era y ser hijo de quien era, y temía su destino próximo. Finalmente llegaron a la puerta del despacho del director, y cuando los dos profesores se dispusieron a entrar, Dumbledore les impidió el paso, aquello era peor de lo que pensaban. Llegaron pronto al despacho y Dumbledore les ofreció silla y bolas de chocolate.
Bien, - dijo Dumbledore- supongo que sois conscientes de la que habéis montado hoy en el Gran comedor. En mis... años de presidencia en esta escuela, jamás había visto un alboroto así... bueno, exceptuando a la panda de Potter, Black, Lupin, Y y Pettigrew; pero son tiempos pasados y yo tampoco hacía de director... Volviendo al tema. Lo que ha pasado hoy es una falta grave, y a parte de substraer treinta puntos a las casas por cada alumno, nos plantearemos vuestra expulsión. Exceptuándola a usted, señorita Granger, usted no tema por ser expulsada. Pero luego quiero hablar con usted... sobre la sala de menesteres. Señor Potter, señor Malfoy, pueden retirarse. Señorita Granger, por favor, quédese un momento.
Me parece que sobre la sala de menesteres tenemos que ver tanto yo como Potter, señor, - le explicó Malfoy.
Lo imagino, señor Malfoy, lo imagino. – afirmó- Pero quiero hablar con ella, si no les molesta.
Harry y Malfoy tuvieron que resignarse y marcharse a su sala común, haciendo una parte del camino juntos. Cuando se dispersaron, no se despidieron ni sacaron sus varitas; no tenían muchas ganas de hablar ni de tener nada que ver el uno con el otro, sobretodo Malfoy, que se sentía gravemente engañado y dolorido, sentimientos que nunca habían emergido de su corazón, que parecía ser de hielo durante tantos años. Cuando Harry llegó a la sala común, no se fue a dormir, decidió esperar a que Hermione llegara y ayudarla en lo que pudiese, pues se sentía profusamente culpable, le había fallado como amigo... "y como novio", pensó; pero luego descubrió cuán descabellado era pensar eso; "o tal vez no tanto", se dijo para él. No podía evitar sentirse algo más que amigo de Hermione, después de todo lo que había pasado, le era imposible. Como tardaba mucho en llegar, subió a su dormitorio y se puso el pijama, y volvió a bajar. En ese momento, Hermione entró por la puerta. Estaba llorando y muy roja, y entró pisando fuerte.
Hermione; - la saludó Harry, muy preocupado- ¿cómo estás?
Harry... – decía entre sollozos.
Tranquila, tranquila; - la calmó Harry, abrazándola- cuéntame, Hermione, ¿qué ha pasado? Sentémonos, ven.
Ambos se sentaron en el sofá para dos personas, cerca del fuego. Hermione empezó a secarse las lágrimas con las mangas y a tranquilizándose. Fue entonces cuando miró a Harry a los ojos y empezó a explicarle lo ocurrido.
Ha sido horrible, Harry, horrible. No sé cómo, pero Dumbledore lo sabe todo, ¡todo! En un principio, me ha dicho que ya no soy prefecta, me han quitado el título y la insignia. – volvió a llorar, pero pronto pudo contenerse- Por primera vez he intentado defenderme ante un profesor, pero no mi valía no fue suficiente. Luego, a parte de los sesenta puntos menos para nuestra casa, le ha quitado cuarenta más por el uso de la sala de menesteres sin necesidad aparente, veinte a Slytherin también.
Bueno... Tranquila, Hermione; tampoco es tan horrible, podría ser peor.
Es peor. – le aseguró Hermione- Mucho peor. Voy a... hacer las maletas.
¿Las malestas? – inquirió Harry, extrañado ¿Cómo que hacer las maletas?
Harry, no eres tonto... ¡Me han expulsado! ¡Expulsado! ¿¡Sabes que significa eso!?
Que tenemos que ir a luchar para que eso no pase. – explicó una voz provinente de los dormitorios- Así que, rápido Harry, vamos al despacho de Dumbledore.
Bajó el último peldaño de la escalera, iba vestido: era Ron. Hermione se quedó bastante impresionada al verle ya preparado para ir a hablar con Dumbledore. En ese momento Entró una lechuza en la habitación con una carta, y fue a parar a las manos de Hermione. Vio que era un pergamino que estaba enrollado con un hilo de seda, y en este iba colgado un círculo de papel con el sello de Slytherin. "Draco", pensó Hermione. Y estaba en lo cierto. Empezaron a leerla: "Buenas noches Hermione. Te escribo para saber que es lo que te ha dicho el director. ¿Qué ha pasado? Espero que estés bien. Responde pronto. Besos: Draco".
Harry ve a vestire. – le ordenó Ron- Hermione intenta tranquilizarte, siéntate. Yo voy a responder la carta a Malfoy.
¡No! – negó Hermione- ¡Soy yo la que tengo que responder! Además, no quiero ni imaginar lo que le vas a poner.
¡Calla y siéntate! Harry, ¿estás sordo? ¡Ve a cambiarte!
Con estas palabras, Harry subió al dormitorio. Hermione aún estaba muy sorprendida, y con los ojos muy abiertos; pero había dejado de llorar. Resignada y sin palabras a añadir, se sentó en una butaca y, en silencio, miró al fuego. Ron, mientras tanto, cogió una pluma, la mojó en la tinta y empezó a escribir, muy detenidamente. Hermione temía un poco lo que Ron pudiera escribir en aquella carta; entonces notó que tenía en el bolsillo esa libreta donde había escrito anteriormente cosas en distintas clases, y en la cual Harry y Ron estaban muy interesados. Con una sonrisa, la tiró al fuego sin pensarlo dos veces. Miró a Ron y empezó a pensar. Había sido muy mala con él, y sin embargo ahora él la estaba ayudando; le había rechazado y aún así él no se lo había tenido en cuenta; sonrió levemente mientras le veía escribir. Empezó a notar calor en su pecho y se sonrojó, un poco avergonzada. Cuando fue hacia él, éste se levantó y envió la respuesta. Una vez hecho, miró a Hermione.
¿Qué has escrito, Ron? – le preguntó Hermione mirándole a los ojos.
Nos encontraremos con él delante del despacho de Dumbledore en diez minutos, dudo que no venga.
¿Has firmado el pergamino con mi nombre?
No, con el mío. La carta es mía, no eres tú quien debes escribirle... y yo también me siento culpable, así que no puedo hacer menos.
Nada de eso, Ronny. – negó Hermione, acariciándole la mejilla- Te traté más que fatal, horriblemente. No sé como pude. Perdóname, Ron, lo siento.
Me alegro que me digas eso, Hermione. No tengo nada más a añadir.
Yo sí. – dijo Hermione.
Entonces, la chica se puso de puntillas y le besó en los labios, pasándole los brazos por el cuello. Luego, le miró con esos ojos que sólo ella sabe poner, que hacen que cualquiera se funda ante ellos.
Al fin sé que, a quien quiero, es sólo a ti, Ronny. Perdona que no me haya dado cuenta antes. Dime... ¿quieres salir conmigo?
Ahora iremos a ver Dumbledore. Cuando te vuelva a hacer prefecta y rechace la idea de tu expulsión, romperás con Malfoy y empezaremos a salir. Pero si te fuiste con Malfoy a la cama es que realmente le querías, ¿no?
Exacto. Realmente le quería, y mucho. Pero ahora he cambiado mis sentimientos. Olvídalo, amor.
Ron no pudo evitarla y al cogió por la cintura y empezó a besarla salvajemente, sin que ella lo esperase. El chico no podía esperar más para desatar toda aquella pasión que durante ya vario tiempo había ido guardando en su interior y que quería salir, que tarde o temprano iba a atacar a su víctima. Tras el beso le dijo sonrojándose muchísimo:
La verdad es que me hacía mucha ilusión que tu primera vez fuera conmigo, Hermione.
Ya no hay marcha atrás Ron. Pero esto no quiera decir nada, mi amor.
Fue entonces cuando Harry descendió por el último peldaño de la escalera y emprendieron el camino hacia delante del despacho de Dumbledore. Ron y Hermione no le dijeron nada a Harry, prefirieron que no supiese nada por el momento, aunque Hermione tal vez tuviese que decírselo a Malfoy en cuanto rompiese con él, si éste le pidiera explicación. Pronto llegaron a su destino. Malfoy ya estaba allí, esperándoles. Hermione se sonrojó y le dirigió un saludo insonoro. Cuando el chico la fue a besar, ella le detuvo. Éste, muy confundido tuvo que ceder después de que Hermione le asegurase que luego recibiría explicaciones. Una vez allí ya no sabían que hacer, pues no podían seguir sin la contraseña secreta. Finalmente la recordaron y la pronunciaron. La puerta se abrió, y, un poco atemorizados, pasaron al despacho.
¿Profesor Dumbledore?- inquirió Harry.
Oyeron el sonido de una silla cambiando de puesto, y entonces vieron como se alzó ante ellos el profesor Dumbledore.
Buenas noches, alumnos. – les saludó- Me temo que no deberíais estar aquí.
No nos vamos a ir hasta que nos escuche, profesor. – le aseguró Malfoy.
Pues bien, decid que queréis.
Vera, profesor. – empezó Malfoy- Estamos de acuerdo en que Hermione no merece todo el castigo que ha recibido por su parte. ¡No le puede quitar el título de prefecta y pensar en expulsarla, profesor!
Me temo que eso no os incumbe a ninguno de vosotros tres. Esa infracción por parte de una prefecta es muy grave, y aún más viniendo de la srta. Granger, que no s ha dejado muy sorprendidos. Así que...
Profesor, - le interrumpió Malfoy- esto es tan culpa suya como mía y de Harry. Antes de que se castigue a Hermione, estoy dispuesto a... a... a formar parte de la casa Gryffindor, o a que le quiten todos los puntos a mi casa. Pero por lo que más quiera, profesor, por lo que más quiera no la castigue a ella.
Lo mismo digo, profesor Dumbledore. – dijo Harry- Se lo ruego, profesor Dumbledore, haga esta vez una excepción, nosotros también lo hemos hecho: ¡estamos tratando con Malfoy, y él con nosotros; ya sabe lo difícil que nos resulta esto!
Dumbledore les miró más intensamente. Se dio la vuelta y empezó a andar hacia la mesa, pensativo. Los cuatro chicos se miraban entre ellos, dubitativos. Hermione estaba muy preocupada y contenía sus lágrimas para no montar una escena.
Está bien. – dijo Dumbledore, al fin- Srta. Greanger, vuelve usted a ser prefecta, y no se la va a sancionar con la expulsión. Eso sí, deberá venir cada tarde durante una hora para hacer un trabajo y una reflexión. Lo siento, pero es lo que hay. ¿Qué me dicen?
Hermione mostraba una gran sonrisa y miraba a los tres chicos dando saltos de alegría. Tras eso, se despidieron de Dumbledore y marcharon. Cuando hubieron salido del despacho, Malfoy fue hacia Hermione y la besó, pero ella le apartó.
Draco, cariño... Sé que te parecerá raro, pero quiero romper contigo.
Malfoy abrió los ojos como dos platos de la impresión.
¿Cómo? – inquirió éste, impresionado- Pero, pero... si lo hemos compartido todo, y en tan poco tiempo.. ¡si yo te quiero, Hermione!
Lo sé, Draco. Y lo que vivimos lo guardaré siempre en el corazón, contigo ha sido la primera vez, y no me arrepiento. Pero mis sentimientos ya no son los mismos, Draco. Lo siento. – le dio dos besos- Adiós, Draco.
Entonces los tres Gryffindors marcharon, y Harry se enteró de lo que había entre Hermione y Ron, y lo aceptó sin rencor.
Pero dime Hermione, - dijo Ron- ¿qué te pasó en el verano que te hizo cambiar tan de repente?
Verás, - sus ojos se entristecieron- Victor me dejó.
¿¡Viky!?- gritó Ron- ¿Salías con él?
La verdad es que sí. Pero me hizo ver que era demasiado cerrada, y ni él me conocía bien. Así que decidí abrirme más y... no me ha salido tan mal si te he conseguido en menos de dos meses y antes al mismísimo Draco Malfoy.
¿Y que era aquello que escribías el primer día de curso en aquella libreta? Cuando nos mirabas y escribías algo...
Una chorrada, - afirmó- yo estaba dispuesta a todo para que la gente viera que yo no soy cerrada ni nada de eso, así que escribí factores de vuestra personalidad y la de Malfoy para ver como podía seduciros... y bueno, vi que Malfoy era emocionalmente muy vulnerable y le ataqué. Y me gustó y empezamos a salir. Pero vi la verdad y sé que te quiero.
Ron la cogió por la cintura y la besó con una pasión que con Malfoy nunca se había desatado. Luego, Hermione y Ron se miraron y ella dijo:
Vamos, que mañana hay clase
- - - - - -
Y aquí se acaba mi fic!! Veis como al final sería un Hermione/Ron? Je je je. Bueno para ser mi primer fanfic no ha estado mal, ¿no? Realmente espero que os haya gustado y que me dejéis una review en este capítulo final, eh? Decidme lo que os ha parecido la historia en general, por favor. ¡Gracias!
