Capítulo 3: El Corredor
El Gran Comedor ya estaba lleno de gente sentados en sus respectivas mesas de acuerdo a cada casa. Cuando entraron, Harry intentó divisar a Hermione entre los alumnos de la mesa de Gryffindor, pero no la vio por ningún lado. No creía que había desayunado tan rápido como para esfumarse de esa manera. Seguramente ni siquiera había pasado por el Gran Comedor y había seguido de largo llevada por su rabia.
Harry y Ron buscaron sitio y encontraron junto a Ginny, que conversaba con una amiga de sexto. Ella los saludó con una sonrisa y ellos tomaron asiento, devolviéndole el saludo. Tomaron desayuno en silencio, mientras Ginny seguía entablando conversación con su amiga. En realidad, Harry no sentía ninguna gota de hambre en él, sólo buscaba ver a Hermione. Se preguntó dónde podría estar y si Ginny sabría algo de ella. Pronto iría a la sala común para buscar sus cosas e ir a la clase. Esperaba verla allí, nunca faltaría a una, de eso estaba seguro.
- Y, ¿cómo estamos para quidditch? – preguntó Ron. Harry sabía que trataba de entablarle conversación después de lo sucedido.
- Bueno, pronto partiremos con la práctica. – informó Harry. – He estado haciendo nuevas tácticas durante el verano.
Harry se había convertido en el capitán del equipo de Gryffindor desde
el año pasado y tenía que reconocer que era un trabajo bastante estresante. Se había pasado casi todo el verano inventado nuevas tácticas para este año, pues sabía que los demás habían cambiado de cierta forma su manera de jugar y Harry tenía que observarlos muy bien para ver qué hacer. Se había quedado algunas noches reventándose la cabeza, pero sabía que sería para mejor y que este año no había manera de que fallaran. Ya habían ganado la copa por tres años consecutivos, no creía que este año fuera diferente. Se sonrió satisfecho.
- ¿Y cuando empezaremos?
- Pienso que podría ser el viernes en la tarde y luego seguir el sábado. El domingo no, porque sería un horario demasiado apretado y apuesto que nos mandarán montones de deberes.
- Bien pensado. – admiró Ron. – El último curso debe ser un estrés.
- No puede ser peor que quinto ¿o si?
- Con los EXTASIS y todo eso... - explicó Ron. – supongo que sí.
- Espero que no tanto.
Quinto año, sin duda, había sido un año terrible. Al comienzo de la primera semana ya estaban llenos de cosas para hacer, sin mencionar los sucesos que le ocurrieron a Harry durante el curso. Recordaba sus pesadillas con una claridad intensa y sus clases de Occlumencia, Grimauld Place y muchas cosas. Como Cho, aunque ya podía decir que no sentía absolutamente nada hacia ella.
Sirius.
Había sido un fuerte golpe, pero le parecía que lo superaba poco a poco. Prefería no pensar en aquello. No podía dejar de echarse toda la culpa. Y lo peor de todo era que pensaba que tenía razón en castigarse echándose la culpa. Si ya tenía pesadillas sobre eso, prefería no recordarlo mientras no dormía.
- ¿Harry?
Despertó de su ensimismamiento y miró a Ron.
- ¿Pasa algo?
- ¿Qué? – dijo él extrañado. – No... nada. – le echó una ojeada a su reloj de muñeca. – Ya faltan cinco minutos para nuestra primera clase, mejor vamos.
- ¿Dónde está Hermione? – preguntó Ron pensativo, mientras se paraban de sus asientos.
Harry se encogió de hombros deseando poder tener una respuesta.
Se encaminaron a la salida del Gran Comedor y bajaron las escaleras de mármol para salir al exterior, pues la primera hora que tendrían sería Herbología. Atravesaron las grandes puertas de roble por segunda vez y bajaron rápidamente por las escaleras. Ya sólo les quedaban tres minutos para llegar, de manera que apretaron el paso. El sol ya se podía ver claramente e iluminaba a su alrededor, aunque de manera algo débil. El viento aún no se había ido, de manera que Harry lo sintió en su rostro mientras comenzaban a correr.
Llegaron justo cuando la profesora Sprout dejaba entrar al último de todos los alumnos y Harry junto a Ron se adelantaron apresurados. La profesora Sprout les dirigió una mirada de indignación, pero no dijo nada y los dejó entrar en silencio. Faltos de aliento ellos se adentraron en el Invernadero 3 y Harry alzó la mirada al instante para ver si encontraba a Hermione en algún lado. Cuando todos estuvieron sentados la divisó al final del invernadero, sentada en un pupitre con la mirada gacha. Harry siguió con los ojos en ella para ver si captaba su mirada. Ron ya había tomado asiento. Quizá no había podido verla o simplemente estaba cansado por la carrera y quería descansar. Hermione pronto levantó la mirada y sus ojos se encontraron con los de Harry, quien le dirigió una sonrisa. Ella seguía mirando con ojos bien abiertos y brillantes.
- ¡Señor Potter!
La profesora Sprout golpeó su varita contra su escritorio para captar
la atención de Harry, quien la miró al segundo después de escuchar su nombre.
- ¿Va usted a tomar asiento o se quedará parado el resto de la clase?
Harry miró a su alrededor. Todos estaban sentados en sus lugares en silencio y él era el único que estaba de pie, en medio de la sala. Agradeció que esa clase no fuera con los Slytherin, sino con la casa Ravenclaw. Pudo captar la mirada de Luna Lovegood, con aquellos ojos grandes y redondos.
- No, profesora, voy a tomar asiento.
- Bien pensado, Potter. – se burló la profesora Sprout con una sonrisa. En realidad era una buena persona, pero también quería atención en su clase.
Harry buscó un pupitre y encontró uno en la esquina contraria a la de Hermione y se dirigió silenciosamente, sin hacer caso a la mirada atenta del resto de la clase. Harry la ignoró y, cuando llegó a su pupitre, tomó asiento y le dirigió una mirada de reojo a Hermione, mientras dejaba su mochila en el suelo de tierra. Ella también lo miró y artículo con la boca la frase "Tenemos que hablar". Harry asintió, pensando en alguna manera de conseguir estar con ella a solas, entonces también dijo, sin sonar ningún sonido "A la medianoche, en la sala común". Ella también asintió con la cabeza, mientras lo miraba de reojo y anotaba en un pergamino lo que la profesora Sprout decía.
- ¿Disculpe, señor Potter? – dijo, recuperando la atención de Harry, quien no había sido tan discreto al querer comunicarle algo a Hermione.
- ¿Está usted poniendo atención?
- S-sí... yo, estaba sacando mi pergamino de la mochila. – mintió, mientras lo sacaba apresuradamente y una pluma con el tintero.
- Bien. – aprobó la profesora Sprout, aún mirándolo, mientras se daba vuelta para poder ir a su escritorio, en donde había una planta roja llena de espinas verdes y viscosas, que por cierto, era del tamaño de un dedo pulgar. La profesora se volvió a la clase y continuó. – Hoy estudiaremos estas peculiares rosas...
Harry no se había dado cuenta pero, en realidad que veía más detenidamente, se podía dar cuenta de que al final del enredo de espinas y vueltas, había pétalos dorados, en forma de rosa. En realidad, era bastante atractiva, pero lo que más atraía la atención de las personas era lo horrendo que era el tallo y sus espinas.
- ¿Alguien me puede decir cuál es el nombre de esta rosa y su función?
Para sorpresa de nadie, la mano de Hermione se alzó en el aire, esperando ansiosamente que la profesora Sprout la escuchara, lo cual no sería muy tarde.
Al final de esa hora de Herbología, cuando la profesora Sprout lo había hecho retirarle las espinas del tallo con unas tijeras muy extrañas y grandes, que eran sumamente delgadas y de color púrpura, Harry guardó todo en su mochila y se levantó de su silla, contento de dejar de sacarle las pegajosas espinas a la rosa. Llevó el recipiente en el que había tenido que dejar las espinas al escritorio de la profesora Sprout, sobre el que estaban los demás, lo dejó ahí y se encaminó hacia la salida a esperar a Hermione. Y, bueno, a Ron también ¿En realidad le apetecía esperar a Ron? ¿Realmente esperaba a los dos o solamente tenía deseos de hablar con Hermione? Bueno, esa última fue muy fácil de contestar, aunque se sintió algo culpable. Antes, sin duda esperaría reunirse con ambos. No quería admitirlo pero le parecía que las cosas habían cambiado un poco. Esperaba que fuera una de las tantas peleas que siempre han tenido solución y han vuelto a ser como siempre con cada uno. Pero algo le decía que no sería así.
"Deja de pensar así", se reprochó mentalmente. Pero una mano en su brazo lo hizo olvidar todo y detenerse por completo. Miró a la chica que lo tomaba y sonrió al verla ¿Es que ya no podía dejar de sonreír cuando ella estaba cerca?
- Harry, pensé que te irías solo. – dijo Hermione soltándole el brazo. - ¿Te pasa algo?
- No, nada. – dijo Harry serio. Al ver que ella abría la boca para hablar, añadió. - ¿Qué hay de Ron?
- Ah, él... bueno, se fue para el castillo. Parece que no tiene muchas ganas de verme.
- ¿Y por qué? – preguntó él confuso.
- Bueno, quizá es porque él me gritó, te ofendió y yo le pegué. – comentó sarcásticamente. – En realidad, esa es una buena razón.
- Basta, Hermione...
- ¿No te gusto mi comentario? – preguntó tentativamente, mientras empezaban a caminar hacia el castillo: ahora les tocaba Transformaciones. – Vamos, Harry, pasó lo que pasó. Ahora hay que concentrarse en arreglarlo.
- Supongo.
Se puede decir que Transformaciones estuvo peor que Herbología. Al llegar Al interior de la sala, Harry y Hermione buscaron a Ron y lo encontraron en una esquina mirando el techo, ensimismado. Ellos se adelantaron y Harry se sentó entre los dos. Ron no decía nada y Harry miró a Hermione significativamente. Ella le devolvió la misma mirada pero luego no tuvieron tiempo para hacer nada porque la profesora McGonagall ya estaba de pie frente a ellos y un silencio sepulcral se había extendido a través de los alumnos. Comenzó a darles una larga charla sobre los EXTASIS y su importancia para su futuro. Harry tenía cabeza apoyada en su mano mientras seguía a la profesora con los ojos. Echó una ojeada a Hermione y no se sorprendió al ver que ella escuchaba atentamente como sin perderse una palabra. Viró su vista y divisó a Ron, quien tenía su frente apoyada sus dos manos mirando el pupitre. Lo vio más detenidamente. No, no miraba el pupitre, tenía los ojos cerrados. Estaba dormido. Harry le dirigió una rápida mirada a la profesora McGonagall, quien paseaba dándole la espalda en esos momentos. Pateó a Ron disimuladamente en la pierna pero no se despertó. Volvió a hacerlo, desapoyándose de su mano y mirándolo.
- ¡Ron! – susurró. Él abrió los ojos perezosamente y luego observó a su alrededor y miró a Harry que aún estaba con la vista fija en él.
Harry sintió una mano tirarla de la túnica en la espalda y se volvió. Hermione lo miraba con cara de desaprobación y luego señaló a la profesora McGonagall con la cabeza disimuladamente. Harry lo miró y se dio cuenta de que lo miraba fijamente y enojad desde hace un rato.
- ¡Potter, Weasley! – los reprochó, sobresaltando a Ron. - ¿Serían tan amables de prestar atención a la clase, por favor?
Harry y Ron asintieron con la cabeza y la profesora McGonagall volvió a retomar su discurso sobre los EXTASIS. Hermione le lanzó una mirada de reproche tanto a Harry como a Ron y siguió escuchando atentamente a la profesora McGonagall.
Cuando la charla finalizó, la profesora McGonagall se paró detrás de su escritorio y se dirigió a toda la clase:
- Por favor, saquen su libro de Transformaciones Nivel Superior y pergaminos. – pidió.
Luego lo único que se escuchó fueron los particulares ruidos de gente sacando sus libros de las mochilas y pergaminos, junto al tintero y una pluma. Se pasaron la gran parte de la hora anotando fórmulas muy complejas y estudiando definiciones del libro. Harry trataba de concentrarse pero era como si tuviera la mente en blanco. Captaba la mitad de lo que la profesora leía en las definiciones y de las fórmulas sólo entendía que habían un montón de signos raros. Al finalizar la hora la profesora McGonagall les dio el deber de escribir treinta centímetros de pergamino sobre la vitalidad de estas fórmulas en la transformación.
Harry, Ron y Hermione se pusieron de pie y guardaron sus cosas en las mochilas. Atravesaron el aula en silencio y cuando salieron de ella los tres pararon. Ron evitaba como podía la mirada de Hermione.
- Bueno, nos vemos en el almuerzo. – dijo Harry.
- Sí, bien, ya debo irme. – anunció Hermione y, dándose media vuelta se fue caminando apresuradamente hacia el aula de Aritmancia.
Harry la observó irse hasta que dobló una esquina y volvió a mirar a Ron que también la había estado observando.
- Ron. – llamó Harry, pero él siguió viendo el pasillo por el que Hermione se había ido.
– No puedes ignorarla todo el tiempo o será peor. Ya me voy sino llegaré atrasado.
- Bien. – dijo Ron y se fue subiendo las escaleras. Harry dio media vuelta y se dirigió a la sala de Encantamientos. Ahora tenían clases separadas, de acuerdo a lo que iban a estudiar. Así había sido desde sexto. Harry había optado por la opción de auror por lo que las asignaturas fundamentales que debía estudiar eran Transformaciones, Encantamientos, Pociones y Defensa Contra las Artes Oscuras. Pero si quería tomar otra aparte podía, como lo hizo con Herbología y Cuidado de las Criaturas Mágicas. Era como lo mismo sólo que sin Astronomía y Adivinación, que en realidad era un alivio. Y bueno, él nunca había hecho Aritmancia de modo que le parecía lo mismo. Al pensar en aquella asignatura se le vino a la mente Hermione. A ella le encantaba Aritmancia. Sonrió mientras caminaba pero, despertando de sus pensamientos, se dio cuenta de que había ido por la dirección equivocada. Miró su reloj. La clase empezaría en un minuto. En su cabeza se le vino claramente la imagen de Hermione reprochándole por haber llegado tarde a una de las asignaturas más importantes. No quería que ella tuviera que enojarse más por su culpa de modo que corrió todo lo que pudo pero, impresionantemente, no reconocía los pasillos en los que corría. Miró para todos lados y, sin otra opción, recargó el peso de su cuerpo contra la pared, jadeando. Siete años en el castillo de Hogwarts y aún se perdía entre sus lugares. Miró su reloj nuevamente y sintió un vacío en su pecho. La clase ya había comenzado hace dos minutos. Intentó mirar a los lados de los corredores pero no lograba reconocerlos. Parecían no tener fin, miró de un lado a otro y no vio término o alguna esquina para doblar. Trató de calmarse. Sacó su varita y murmuró "Brújula", un hechizo de orientación que le había enseñado Hermione cuando estaban en cuarto y así pudiera guiarse a través del laberinto y conseguir la Copa de Los Tres Magos. Volvió a sonreír pero luego sacudió la cabeza, ¿Por qué un sentimiento de felicidad lo embargaba cada vez que pensaba en... Hermione? Pensó en Ron pero no era lo mismo. Era distinto, era un cariño de amistad pero, entonces ¿Qué era con Hermione? Miró al piso confuso y aún respirando con cierta dificultad, por el cansancio.
"Algo no está bien", pensó con el entrecejo fruncido, pero ¿qué era? No lograba descifrarlo ¿Qué pensaba de Hermione? Bueno, era una bruja muy inteligente, decidida, elocuente, algo aprensiva ¿algo? Bueno, con ciertas personas como... él, y claro, Ron pero ¿en realidad deseaba que se preocupara más de Ron que de él? No sabía por qué pero de pronto el hecho de que Ron estuviera enamorado de ella y la hiciera sufrir le produjo un acceso de ira ¿Por qué sentía esto? ¿Lo había sentido alguna vez? No, nunca. Quizá algo parecido... pero muy reducido, como cuando..., Harry ensanchó sus ojos aún mirando el alfombrado piso..., cuando le gustaba Cho.
¿Qué demonios significaba eso? Ella era su mejor amiga, sí, mejor amiga sonaba bien... ¿mejor amiga? O quizá...quizá algo más ¿cuál era la respuesta? Se le retorció el estómago al pensar lo que diría Hermione si supiera que estaba pensando todo esto.
Hermana, sí, esa era la respuesta. Ella era más que su mejor amiga, era su hermana ¿era eso? Sí, eso creía, tenía que ser eso, sino ¿qué más? Se preguntó cómo estaría ella en su clase en esos momentos.
¡Clase! Harry miró la varita en su mano. Ésta apuntaba hacia la pared contraria a la de él. Eso quería decir que para allá estaba el norte pero, pensándolo bien ¿para dónde demonios quedaba el aula de Encantamientos desde aquéllos corredores? Bajó la mirada hacia su reloj. Ya estaba retrasado quince minutos, seguro que le darían una detención o le quitarían unos veinte puntos a Gryffindor, aunque el profesor Flitwick nunca había sido tan estricto con la clase, y menos con Harry. Pero, tenía que llegar. Caminó a lo largo del corredor siempre hacia delante, esperanzado de que pronto llegara a la salida de este lugar y pudiera guiarse por los que realmente conocía. Pero, como se dio cuenta antes, el pasillo parecía no tener fin. Caminó y caminó por un buen rato, hasta que decidió parar un poco y echó una ojeada a su reloj. Ya estaba retrasado media hora, genial ¡Por qué sólo a él le ocurrían estas cosas! Golpeó la pared con su puño y apoyó su frente en ella, dejando el puño recargado en la pared y recordando una frase que Hermione le había dicho hace unas pocas horas "Vamos, Harry, pasó lo que pasó. Ahora hay que concentrarse en arreglarlo." Aunque la pregunta era ¿cómo diablos arreglarlo? Una voz en su oído le susurró: "Tú debes averiguarlo, Harry". Él se volvió sorprendido, pero no había nadie a su alrededor. Sólo él. Volvió a apoyar su frente en la pared y suspiró mirando el suelo. Había apostado su Saeta a que Hermione había estado allí y le había susurrado por la espalda. Esto ya comenzaba a preocuparle. Ahora tenía alucinaciones sobre ella. Bueno, tenía que pensar que estos dos años se habían acercado aún más. Tenía que ser eso pero, seguía sintiéndose culpable por dejar de lado a Ron ¿o es que lo quería dejar de lado? "Basta, preocúpate por arreglar esto, como dice... como dice Hermione", pensó.
- Bien, esto se arreglará. – dijo en voz alta y comenzó a caminar con paso seguro hasta que de pronto divisó la salida y su corazón se agrandó de esperanza. Quizá era sólo una ilusión.
Al cabo de pensar aquello la salida comenzó a borrarse y a convertirse en pared poco a poco.
- ¡No es una ilusión! – gritó Harry, mientras comenzaba a correr.
Y, milagrosamente, la imagen volvió a aclararse hasta que se volvió en el final de aquel pasillo totalmente. Al otro lado podía reconocer perfectamente el lugar. Sonriendo dio un paso afuera de ese maldito corredor, que le había hecho perderse una de las asignaturas más importantes, como dice Hermione. Al instante fue como si hubiera caído al piso desde unos dos metros y se hincó para amortiguar la caída. Miró a su espalda la entrada de ese corredor, que desaparecía poco a poco, hasta perderse en el aire. Harry se paró y tocó el aire con sus manos, pero no ocurrió nada, no había nada. Miró su reloj y se dio cuenta de que sólo faltaban quince minutos para que terminara la clase. No podría llegar. Tendría que decir que había estado donde la Señora Pomfrey por alguna lesión ¿y si le consultaban a la Señora Pomfrey? Quizá podría decir la verdad. Sacudió la cabeza. Sabía que no le creerían, lo encontrarían una especie de burla. Caminó hasta el pie de la escalera que dirigía a la Torre Gryffindor y se sentó a esperar. Sabía que Hermione le creería, por supuesto... y Ron también. Sí, ellos dos le creerían. Los dos ¿Por qué se empeñaba tanto en pensar en Hermione? Es que era su amiga ¡sí lo sabía! Pero, ¿y Ron? Sí, él también pero, él no era como ella. Le pareció irónico pensar eso cuando tres años antes había dicho lo contrario. Sí, sabía que había dicho lo contrario ¿por qué ahora era diferente? No entendía.
Se levantó de pronto y comenzó a pasear de aquí a allá, pensando en todo eso. Bien, no sabía por qué se preocupaba tanto, quizá se había alejado un poco de Ron pero, seguía siendo su mejor amigo. Y... bueno, se había acercado más a Hermione, eso sí lo sabía, y le gustaba ser tan cercano a ella, sabiendo que era el único que realmente la conocía... y Ron también pero, no creía que tanto como él ¿o sí? Una sensación de pequeño enojo lo recorrió ¿Por qué? ¿quería ser el único? Llegó a la pared a apoyó el antebrazo en ella, con su frente descansando en él. Cerró los ojos, definitivamente algo no estaba bien ¿por qué se daba cuenta ahora? ¿por qué demonios se hacía tantas preguntas sin respuesta?
El timbre sonó, marcando el término de la hora de clases y la hora del almuerzo. Se oyó por todos lados las puertas de las aulas abrirse y pasos acompañados por voces, bajando para almorzar.
- ¡Harry!
