Capítulo 5: Medianoche De Llanto
La sala común se iba vaciando poco a poco mientras alumnos iban a sus dormitorios para descansar. Harry, Ron y Hermione estaban sentados en sus sillones favoritos, frente a la chimenea. Harry y Ron jugaban un partido de ajedrez mágico mientras Hermione leía un libro llamado "Los Magos a través de la Historia" pero, Harry sabía perfectamente que no se trataba sobre los magos, sino de parejas. Ese era el libro que ella había estado leyendo en la mañana. Lo podía reconocer muy bien. Hermione le había hecho un simple hechizo para que cambiara el título y Ron no lo notara.
- ¡Jaque Mate! – oyó mientras Ron lo bloqueaba por todos lados.
- ¿Qué? ¡Demonios! – se quejó mientras trataba de buscar alguna manera de escapar.
- Lo siento, compañero, estás muerto.
- Bien, me rindo. – admitió Harry mientras su rey se hacía añicos cuando un caballero lo golpeaba con su espada.
- No tienes de qué quejarte, Harry. – dijo Hermione mirándolo desde detrás del libro. – Ron siempre te ha ganado en el ajedrez.
- Bien, de acuerdo, es sólo que tenía esperanzas.
- ¿Harry, no tienes sueño? – preguntó Ron mirando la hora. – Ya es casi medianoche.
- No. – respondió rápidamente.
- Bien...
- ¿Ya te vas a la cama? – preguntó Harry.
- No, yo no tengo sueño.
- Ni yo.
- ¿Hermione, ya te vas a dormir?
- No, creo que me quedaré a terminar el libro. – contestó simplemente ella, sin apartar la vista del libro.
- ¿Qué? – exclamó Ron. – Pero, Hermione, ni siquiera vas en la mitad...
- Sí, ya pasé la mitad. – contradijo Hermione, sin molestarse en mirarlo.
- Como sea. – dijo Ron. Luego se dirigió a Harry. - ¿Qué hacemos?
- No sé...
- ¿Otra partida?
- Olvídalo. Ya me cansé, hemos estado jugando desde las diez.
- Harry ya se cansó de perder. – se burló Ron.
- Estás buscándote un golpe. – amenazó Harry con una sonrisa.
- Harry no admite que se cansó de perder. – siguió Ron.
- ¡Tú lo has pedido! – gritó Harry al tiempo que se levantaba bruscamente y corría donde Ron, quien se había largado a correr.
- ¡No me vas a atrapar, señor Potter!
- ¡Ya casi te tengo, Weasley!
- ¡Por Dios! – exclamó Hermione, bajando su libro, mientras Harry atrapaba a Ron, cayéndose ambos al suelo, detrás de un sillón, de manera que Hermione no podían verlos. - ¿Cuándo van a dejar de comportarse como niños?
Un brazo apareció y se apoyó del respaldo del sillón. Harry apareció a la vista mientras se escuchaban risas en el suelo.
- ¡Vamos, 'Mione! Ven acá, deja de leer esa cosa ¿o prefieres que yo te vaya a buscar?
- Ninguna de las dos, señor Harry Potter. – rechazó ella dejando su libro a un lado y cruzando los brazos.
- Tú también lo has pedido, 'Mione. – dijo Harry quien comenzaba a caminar hacia ella. Ron había aparecido detrás del sillón, apoyándose del respaldo y sonriendo.
- ¿Harry, qué vas a hacer? – dijo ella algo temerosa, mientras Harry se acercaba.
- Nada que te desagrade. – sonrió él.
- ¿Harry?
Él llegó y repentinamente la tomó la cintura, levantándola del sillón y haciéndole cosquillas.
- ¡Ah, Harry, no! – rió ella, intentando zafarse de Harry a toda costa. - ¡Basta, Harry!
- ¿Ves que no te desagrada?
Pronto ella comenzó a reír descontroladamente, aún intentando zafarse de él pero la tenía agarrada firmemente y las cosquillas la hacían moverse mucho. Cayeron en un sillón y Hermione comenzaba a tener lágrimas en sus ojos de risa.
- ¡Está bien! ¡Me rindo, me rindo! ¡Déjame!
- Deseo concedido. – susurró Harry soltándola. Ella recuperó su postura y se sentó en el sillón jadeando.
- ¡No vuelvas a hacer eso, Harry!
- ¿Qué no te gusto? – sonrió él.
- Por favor, Harry, tenemos diecisiete años y...
- Y si no te gusto yo soy Premio Anual. – interrumpió Ron con una sonrisa.
- Sigue soñando. – se burló Harry.
- Ya basta de bromas. – ordenó Hermione. – Creo que ya deberían ir a dormir.
Le lanzó una mirada a Harry, que lo golpeó con un rayo de comprensión. No sabía cómo pero entendió a la perfección lo que Hermione le había querido decir.
"Ve a coger tu capa después de que Ron esté dormido, yo esperaré aqu
"De acuerdo", pensó él.
Ella sonrió ¿cómo la había entendido? Bueno, no importaba eso ahora. Tenía que ocuparse de cómo hablar con ella en esos momentos.
- Vamos, Hermione, no es tan tarde. – protestó Ron.
- ¿Las doce y media no te parecen tarde?
- Sí, es cierto. – añadió Harry. – Yo ya estoy muy cansado, mejor nos vamos, Ron.
- De acuerdo. – dijo Ron de mala gana.
- Bien, yo también me voy. – inquirió Hermione. – Buenas noches.
Harry y Ron le desearon unas buenas noches y Ron la observó irse. Harry le golpeó con el codo en un costado y Ron lo siguió mientras subían por las escaleras de caracol hacia el dormitorio. Se pusieron el pijama y Harry apagó las luces mientras Ron se metía en su cama.
- Bien, buenas noches. – dijo Harry mientras se acostaba.
- Noches.
Todo quedó en silencio. Harry trató de mantener los ojos abiertos para no dormirse aunque sentía que el sueño le iba ganando. Luego de lo que le pareció unos quince minutos, se giró para mirar a Ron y notó que roncaba silenciosamente. Aprovechó la oportunidad para deslizarle sigilosamente y sacar su capa de su baúl. Al momento que lo hizo se la puso y se encaminó hacia la sala común.
Hermione ya estaba allí y estaba sentada en una silla de espaldas a Harry. Él se quitó la capa y la dejó encima de una mesa, sin dejar de observarla. Sintió su corazón latir más rápido. Ahora eran sólo él y ella. No había nadie más en la sala. Se acercó en silencio y cuando llegó junto a ella le cubrió sus ojos con sus manos.
- ¿Quién soy?
Ella dio una bocanada frenética al aire mientras ponía sus manos sobre las de Harry.
- Mmm... déjame adivinar... - dijo ella sarcásticamente. – Quizá... ¿Harry Potter?
- ¡Bingo! – dijo él apartando sus manos y apoyándolas en el respaldo de la silla. Ella se volvió.
- ¡No lo puedo creer! – dijo con expresión de asombro. – En realidad eres tú, Harry, no me lo esperaba.
- Bueno, quería que fuera una sorpresa. – explicó él con una sonrisa y al momento siguiente llevó sus manos a la cintura de Hermione, haciéndole cosquillas.
- ¡No de nuevo, Harry! – chilló mientras comenzaba a reírse. Se levantó bruscamente alejándose de Harry y jadeando. – Bien, suficiente...
- De acuerdo.
- ¿Tomaría asiento conmigo, señor Harry Potter? – dijo ella señalando a un sillón de cuatro personas.
- Será un placer, señorita Granger.
Harry se acercó y le tomó una mano sentándose junto a ella. Ella rió.
- Bien, basta de juegos. Tenemos cosas que hablar.
Harry bajó la vista. Era cierto, casi había olvidado que tenían que hablar sobre lo que había pasado en la mañana. Parecía que la felicidad que le causaba Hermione le hacía olvidar sus preocupaciones.
- Me parece que ya no quieres ¿o me equivoco?
- No, tenemos que conversar... - dijo Harry. – Adelante.
- Bien, me siento algo confundida. – comenzó Hermione. – Quiero decir... ya no soporto esta situación. Pensando que Ron está enamorado de mí y no sé cómo decirle que yo no porque aún sigo profundamente enojada por lo que te dijo esta mañana.
- Era de esperarse, Hermione. – comentó Harry. – Él no tiene la culpa.
- Claro que tiene la culpa, Harry. – contradijo ella, girándose para mirarlo. – Tiene que aprender a controlarse. No puede andar culpándote por algo que no es verdad.
- ¿Qué no es verdad?
- Él te llamó así porque piensa que tú también sientes algo y tratas de ganarme.
La culpabilidad golpeó su pecho. Lo cierto era que él sí había empezado a sentir algo por ella pero no iba tratar de ganarla como si fuera un objeto... ¿Desde cuándo había comenzado esto? ¿Estaba él realmente enamorado de ella? Sólo era una confusión, ella era su mejor amiga, era Hermione.
- Además te llamó todas esas cosas. – continuó Hermione. – Realmente él es quien debe aprender a controlarse.
- ¿Cuándo le vas a decir la verdad?
- No sé. – contestó ella apartando su vista hacia otro lado.
- Hermione. – Harry tomó su mentón y suavemente giró su cabeza para que lo mirara a los ojos. – Tú nunca te rindes, siempre encuentras una solución. No te dejas llevar por las emociones, sólo lo lógico, lo razonable, de modo que si aún sigues pensando así no puedes echarte atrás por un simple enojo.
- Pero, Harry, esto no es un simple enojo, esto se trata de ti.
- No me des tanta importancia, 'Mione, debes arreglar esto primero.
- ¡Cómo no te voy a dar importancia, Harry! – dijo ella abrazándolo. Harry sintió un calor en su pecho. – Tú eres el único que me ha ayudado.
- Siempre lo voy a hacer, 'Mione. – dijo él correspondiendo el abrazo. Se perdió entre el aroma de su cabello, cerrado los ojos. Era tan suave.
- Nunca me dejes, Harry.
- Nunca lo haría. – susurró él.
Hermione se apartó muy rápidamente ahogando un respiro y miró a todos lados.
- ¿Qué ocurre? – preguntó extrañado Harry.
- ¿No oíste?
- ¿El qué?
- Hay alguien aquí, Harry... - se oyó el ruido de muchos pasos provenientes detrás del sillón y ella miró en aquella dirección - ¿Oíste?
Harry también miró hacia el sillón. Había alguien allí, podía sentir su respiración.
- ¿Quién está ahí? – preguntó él.
No hubo respuesta. Todo se quedó en silencio.
- ¿Quién está ahí? – repitió.
Se levantó y se dispuso a recorrer el sillón para ir a ver quien se ocultaba detrás de su respaldo.
- ¡Harry, ten cuidado! – musitó Hermione.
Él simplemente siguió caminando, hasta llegar al otro lado del sillón.
No había nadie, pero podía seguir sintiendo respiración. Tenía que haber alguien cerca, muy cerca. Recorrió toda la sala con su vista. Todo parecía estar en absoluto orden. Un segundo... quizá podría llevar una... Se acercó más y definitivamente pudo sentir como alguien se apartaba desesperadamente arrastrándose por el suelo. Alguien que estaba exactamente al frente suyo. Con un movimiento brusco llevó las manos al aire y tiro de la capa para revelar un chico pelirrojo que yacía sentado en el suelo, pálido.
- ¡Ron!
Él estaba con la boca abierta y vacilaba, como si quisiera decir algo pero el sonido no salía de ella. Hermione lo miró estupefacta desde el otro lado del sillón.
- Ron, ¿qué haces aquí? – dijo Harry.
- Bueno, ¿no es evidente? – soltó Hermione, levantándose – Nos ha estado espiando.
Ron la miró aún pálido.
- Yo... no, estaba...
- Bien... - dijo Hermione, acercándose para verlo mejor – Me parece que... lo has escuchado todo ¿no?
Ron vaciló antes de responder:
- Sí.
- Ron... podemos ir a hablar si quieres...
- ¡No! – exclamó.
Hermione quedó sin habla. Harry la miró pero ella no le devolvió la mirada. Seguía mirando a Ron sin saber que decir. Él se levantó y los encaró, visiblemente enojado.
- ¡Sabía que me ocultaban algo! ¡Lo sabía!
- ¡No es eso, Ron!
- ¡Cállate!
Ella vaciló con su boca, tratando de protestar pero parecía que no se le ocurría nada qué decir. Harry podía notar la furia de Ron en sus ojos. Evidentemente pensaba que él y Hermione tenían algo y lo habían estado escondiendo de él todo este tiempo. Esa manía que tenía Ron para mal interpretar las cosas a su gusto era insoportable. Harry tampoco sabía qué decir porque sentía que si decía algo empeoraría la situación.
- ¡Qué traman! – bramó Ron.
- ¡Nada! – contestó Hermione confundida.
Ron se dirigió a Harry.
- ¡Harry, por qué no me has dicho nada!
- ¿Sobre qué?
- ¡Pensé que eras mi amigo!
- Pues pensaste bien. – repuso Harry. – Mira, Ron, no es lo que piensas...
- ¡YO PENSÉ QUE NO SABÍAS QUE YO LE HABÍA DICHO A HERMIONE QUE LA AMABA!
- ¡Ron! – llamó Hermione enojada - ¡No le grites a él! ¡No tiene la culpa! ¡Yo le dije en la mañana todo esto y seguramente pensó que no debía decirte que ya sabía y pensó bastante bien!
- ¡YA ESTOY HARTO! – gritó Ron perdiendo considerablemente la paciencia. - ¡USTEDES DOS TIENEN ALGO!
- ¿Qué? – dijo Harry.
Ron respiraba con dificultad, irradiando ira a través de su mirada.
Hubo un momento en que Harry pensó que se asfixiaba, cuando bajó la vista, pero pronto escuchó un sollozo ¿Ron lloraba?
- ¿Ron? – escuchó musitar a Hermione.
Él se pasó la manga por su cara y levantó la vista. Aún tenía los ojos vidriosos.
- Soy un imbécil. – susurró él.
- ¿Qué? – dijo Hermione acercándose. – No, no es cierto...
Ella alzó un brazo para alcanzarlo pero él se corrió y miró el suelo.
- No, déjame.
- Ron...
Él simplemente negó con la cabeza y le dirigió una última mirada antes de empezar a caminar, luego se dio media vuelta y corrió hasta entrar en su dormitorio.
Hermione quedó boquiabierta mientras miraba el punto en el que había estado Ron antes de desaparecer en el dormitorio. Harry la miró. Se sentía horriblemente mal, no había sabido qué decir cuando notó las lágrimas caer por su rostro. Se dio cuenta de que también lágrimas comenzaban a recorrer las mejillas de Hermione.
- Lo he estropeado todo. – musitó mientras bajaba la vista.
Harry no sabía cómo responder a ese comentario pero sabía que no era cierto. Esto simplemente se había formado solo. Nadie tenía la culpa. Era un mal entendido que debía solucionarse ya y sin lágrimas. Harry la rodeó con sus brazos y la abrazó, tratando de reconfortarla pero, para su sorpresa, ella sollozó aún más, aferrándose a él. Harry sentía un dolor en su pecho, no quería verla así, no quería verla llorar ni sufrir. Ella debía estar bien... así él también podría estar bien. Ella no podía sufrir más... pero, ¿qué podía hacer? Sus llantos aumentaban, empapando la camisa de Harry, pero a él no le importaba eso, le importaba su felicidad.
Harry apartó un poco su rostro para poder verla y ella también levantó la vista. Sus ojos estaban rojos y su rostro mojado. Era sorprendente cómo es que no perdía su belleza. Era preciosa. Siguieron mirándose en silencio, ninguno de los dos habló, sólo se contemplaban. Harry sintió que volaba mientras se perdía en sus ojos, en su aroma y un calor recorrió su pecho. Quería besarla... hacerla feliz, sentirla... sentirla, decirle que no todo estaba perdido, que estaba él... para ella... Sin darse cuenta fue bajando su cabeza poco a poco. Podía sentir su respiración que se agitaba cuando estaba a algunos escasos centímetros Hermione ensanchó sus ojos y se quedó estancada en donde estaba. Harry posó su nariz sobre la de ella, notando mariposas volar descontroladamente en su estómago. Cerró sus ojos.
Tocó sus labios.
