1 "APRENDIENDO A OLVIDAR"
1.1 Capitulo 1."LLEGANDO A CONCLUSIONES"
Misao se retorcÃa en su futón tratando de dormir. No es que estuviera inquieta, era solamente que habÃa algunos pensamientos que no le permitÃan conciliar el sueño.
Se levantó con algo de brusquedad, miró por su ventana y salió del cuarto silenciosamente. Era entonces cuando agradecÃa ser una Onmitsu y por lo tanto, caminar asÃ, a hurtadillas. No querÃa despertar a nadie, conocÃa a la perfección lo entrometida que puede llegar a ser su "familia" ; además de que no la dejarÃan salir, y menos ahora, viendo como se encontraba el clima.
Siguió caminado a hurtadillas hasta que observó en el pasillo las habitaciones de los inquilinos de aquella sección del Aoiya. Okon, Omasu, Okina...escuchó un ruido extraño provenir de está habitación. Invadida por su habitual curiosidad, abrió la puerta y observó desde está, el simple hecho de que solo se habÃa acomodado y abrazado su almohada.-"Jiya debe de estar soñando con alguna jovencilla"- pensó divertida. Cerró la puerta con cuidado y siguió su recorrido. Shiro, Kuro, Aoshi...
Misao se detuvo en seco y la sonrisa en sus labios se esfumó, miró la puerta unos instantes y con un suspiro muy suave, acercó su mano temblorosa para abrir la puerta. Se detuvo unos segundos -"Al menos quiero verlo dormir por un momento"- se dijo para sus adentros, pero lo consideró, y asÃ, su brazo cayó flácido a un costado de su cuerpo, sin siquiera haber sentido el tacto suave de la madera fina de la puerta, alejándose cómo rayo, y dejando, sin quererlo, un sollozo ahogado cómo única pista.
********************
Ahora estaba afuera, caminando mientras disfrutaba el olor a tierra húmeda. Miró un momento hacia el cielo, y observó como todo en el estaba cubierto por una oleada de un turbio color gris, a pesar de ser de noche. Sintió una corriente de aire frÃo recorrer escabrosamente su cuerpo.
Era obvio que iba a llover.
Regresó la vista a sus pies y dio un largo suspiro...
-"Aoshi..."- susurró delicada.
Ella querÃa dejar de pensar en él, querÃa olvidarlo, querÃa que él ya no fuese parte de su vida...pero era muy cruel hacerse eso a sà misma.
Entonces la recordó y su mente dio un giro.
-"Baka, baka, baka, baka..."- se castigó a sà misma mientras se golpeaba las mejillas con los puños -"Sólo eres una gran estúpida"- se dijo con un último suspiro -"Mira que dejar entrar al enemigo en tu propio territorio, y aún más, el hecho de darle ventaja."
Fue ahà donde la recordó más claramente.
Nodoka.
Un año más grande que ella, excelente kunoichi (aunque no tanto como las integrantes del Onniwabanshuu), hacendosa, talentosa cocinera y con una belleza exquisita, aunque no sobrenatural, era casi simplemente una mujer casi normal.
Recordó atormentada cuando la conoció y el hecho de que casi inmediatamente se hicieron amigas.
Misao se habÃa emocionado mucho con el hecho de tener una mejor amiga de casi su edad, un oÃdo que escuchara sus problemas, un confidente, una aliada en quien confiar. No es que Kaoru no lo fuera, pero estaba tan lejos, eso hacÃa las cosas más difÃciles; y Omasu y Okon, eso era algo...diferente, por asà decirlo, pues ellas eran como sus hermanas y ella sabÃa que se escandalizarÃan mucho al saber ciertas cosas de sà misma. Por eso se encariño mucho con Nodoka. Siempre estaban juntas, incluso se quedó a vivir en el Aoiya como la invitada especial de Misao.
Eran las mejores amigas. Hablaban de todo y nada...
Fue entonces cuando cometió el error tragó saliva al recordar de tener la lengua tan larga y contarle lo poco que sabÃa sobre los gustos de Aoshi, sin tomar en cuenta que Nodoka tomaba nota mental para después poner todo lo aprendido en practica.
La lluvia comenzó a caer con fuerza...
Pero a Misao no le importó...al contrario, se sintió algo aliviada de que el agua templada enfriara su cabeza calentada por el recuerdo amargo de esa mujer, y del hecho de haber sido, sin darse cuenta, su marioneta.
Recordó toda la alegrÃa que dio cuando Nodoka comenzó a actuar como ella, todo el orgullo que le dio el hecho de ser el objeto de admiración de alguien, aunque por mÃnimo, mayor.
Nodoka comenzó a imitarle en todo; ropa, peinado, lenguaje, expresiones...hasta en la manera de caminar...era como una copia casi exacta de la Onni.
Para estos momentos, la lluvia que caÃa ya habÃa sobre empapado a Misao. Grandes mechones de su cabello ahora se le pegaban con insistencia a la cara, el agua de la lluvia hacÃa largos canales naturales que recorrÃan su rostro, las gotas de agua que osaban caer sobre sus labios eran bebidas degustosamente por la pequeña chica-comadreja.
Inesperadamente...Misao comenzó a reÃr. ¿Qué más le quedaba hacer ahora?¿llorar?. Ya lo habÃa hecho infinidad de veces, pero no sirvió de nada. Y aún cuando todavÃa seguÃa carcajeándose, no pudo contener las lagrimas lastimeras que brotaban del dolor de su destrozada alma.
Fue entonces cuando se quedo seria, como si de repente acabara de morir de pie.
Sus lagrimas no habÃan cesado aún. Cayó de rodillas en el lodo al sentir el peso del mundo sobre su atormentada alma. Su cabeza le hizo recordar lo que más le hizo sufrir, lo que la rompió por dentro, lo que le hizo perder el margen de su vida; y si de algo estaba segura, era de que le iba a ser muy difÃcil perdonar a esa persona.
No podÃa créelo. En un descuido, todo el mundo le dio una vuelta de 180°...
Aoshi se habÃa enamorado de Nodoka. Y lo peor de todo, se enamoró cuando ella se habÃa convertido en la copia exacta de la propia Misao.
No lo creÃa aún.
¿Cómo pudó ser traicionada por la que creyó su mejor amiga?. Era algo inaudito. Sin duda, esa chica no tenÃa honor o algo mÃnimo que se le pareciera...
Nodoka.
Se sentÃa desnuda ante esa mujer. Aquella chica sabÃa todo de ella; sus secretos, sus vivencias, sus trucos, métodos y técnicas, y todo eso lo habÃa usado en su contra; además de que habÃa copiado a la perfección su apariencia y su carácter. Era como enfrentarse contra si misma...y lamentablemente...perdió.
Ahora habÃa perdido a Aoshi para siempre, él estaba enamorado y ella no podÃa hacer nada mas que lamentarse; era obvio ya, que Aoshi si querÃa ser amado, y por supuesto, amar...Pero no a ella, ya estaba comprobado que era a ella a loa que no podÃa amar, por el simple hecho de ser ella.
Era algo tan complicado de entender, asà que decidió tratar de no romperse más la cabeza pensando en eso. Pero es imposible dejar de pensar en el dolor más agudo que se tiene.
Aparte de ese sufrimiento, llegó a sentir un gran vacÃo dentro suyo, al ver el hecho de que, hipócritamente, Nodoka habÃa comenzado a tratarle con la punta del pie cuando estaban solas, y como "amiga" cuando estaba alguien más presente. Sin duda, hipocresÃa pura. Claro, Nodoka ya habÃa conseguido lo que querÃa, asà que Misao solo le servÃa para guardar las apariencias.
Ahora estaba sola, sin lo que más habÃa apreciado en el mundo. La situación se le habÃa ido de las manos, como agua entre los dedos. Sintiéndose sola y traicionada por la espalda y consumida por su ira. QuerÃa alejarse de todo y de todos, en especial de esas dos personas. Fue por eso que habÃa caÃdo en un estado de ensimismamiento profundo, y se necesitaba ser más que un estúpido para no ver que era lo que le pasaba, y ahora parecÃa ser, que Aoshi lo era. Era el estúpido más grande de este mundo.
Misao se sitió más enojada aún, y su cuerpo sintió más peso. Ahora estaba de rodillas con las manos apoyadas en la tierra.
Apretó el lodo en sus manos, enterrando sus uñas en el suelo. Necesitaba calmar un poco su furia, y por ahora, esa era la mejor manera.
Misao sintió un repentino escalofrÃo recorrer inoportuno su espalda; cuando repentinamente las gotas de lluvia dejaron de golpear su cuerpo.
Miró hacia arriba, y su rostro palideció...
Aoshi estaba ahÃ.
Sosteniendo entre sus manos un paraguas que ahora cubrÃa a la Onni. Y aún cuando se estaba mojando, mantenÃa el objeto sobre el cuerpo de Misao para protegerla de la lluvia.
-"Te enfermaras"- dijo el hombre alto dueño de su corazón.
¿Cuanto tiempo llevaba ahà observándola?¿sabrÃa alguien más de que ella estaba ahÃ?¿acaso él se preocupó por ella, o lo hizo simplemente por el la obligación y responsabilidad que acarrea ser su tutor?
Los ojos de Misao lo miraban con un vacÃo algo extraño.
-"¿Cómo supo que yo sal�"- pensó Misao en voz alta.
Aoshi tomó esto como una pregunta para él, jamás le cruzó por la mente que esa pregunta fue algo que Misao dijo para sà misma.
-"Escuche un ruido fuera de mi habitación, y al ir a investigar, và que salÃas del Aoiya, y como comenzaba a llover, decidà seguirte para ver que no te pasara nada"- contestó él.
-"El sollozo..."-susurro Misao para sÃ, mientras se llevaba una mano a la cabeza. Se enlodo el cabello. Pero aún asà encontró su falla. HabÃa cuidado tato el no nacer ruido con sus pasos, asà que pudieron ser sus pies, lo único que se le vino a la mente, fue el sollozo que escapo de sus labios inoportunamente al decidir no verle dormir.-"Eso debió ser..."-susurro de nuevo.
Misao se levantó perezosamente del suelo y volver resignada a su hogar...Entonces lo vio...
Cada uno de sus músculos se tensó al voltear , y ver la sonrisa trasparente en los labios de Aoshi...
Le hubiese gustado ver más aquella cara frÃa de siempre. No le gustaba verle sonreÃr. ¿Porqué?. Solo por el simple hecho de que Nodoka fue la única que logró hacerle reÃr.
El hacerle reÃr y sonreÃr, era una tarea que se habÃa auto impuesto a sà misma. Lo intento tantas veces como le era posible. Chistes, canciones, humillaciones. Cada medio que se le venÃa a la cabeza era llevado a cabo. Nada habÃa dado resultados, Aoshi seguÃa siendo la masa de hielo de siempre.
Pero Nodoka, con unos cuantos gestos propios de Misao, le hizo reÃr a lagrima viva...Eso no era justo. Todo el esfuerzo de la pequeña Onni fue en vano.
Misao apretó los puños con fuerza. Su cabeza enlodada se fue limpiando con la lluvia cuando se liberó del abrigo del paraguas. ¿Qué debÃa hacer?¿qué pasarÃa ahora qué estaba fuera de la jugada?. Ahora que sabÃa que Aoshi no la amaba y que no llegarÃa a amarla nunca, debÃa de tomar una decisión.
Olvidarlo definitivamente...
No sabÃa si era la mejor decisión, pero al menos le pareció la más coherente...Pero...¿qué pasarÃa con su persona?¿A donde irÃan todos aquellos años que empleo en amarlo fervientemente?¿qué pasarÃa con toda esa vida desperdiciada en donde trato de llegar a ninguna parte?...Ya no importaba, de todas formas, ya no habÃa lugar para ellas en la vida de su amado Aoshi...
Era hora de buscar un nuevo prospecto que se adaptara a sus posibilidades...
A todo esto, cerró los ojos, apretó aún más los puños y se mordió el labio inferior. Siguió caminando más aprisa bajo la lluvia, a pesar de los intentos de Aoshi por cubrirla con el paraguas.
Misao se sintió halagada por los intentos de su tutor, pero aún asÃ, estaba decidida a olvidarlo, y el primer paso para ello, era la indiferencia.
Misao volteó hacia atrás y miró a Aoshi con un gesto de fastidio.
-"No necesito el paraguas...Shinomori-San"-dijo con el tono más frÃo que su garganta pudo expresar. Miró nuevamente hacia el frente, y siguió su recorrido. Las lagrimas comenzaron a resbalar por sus mejillas y su cuerpo sintió una extraña debilidad, haciendo temblar sus piernas.
Aoshi se quedó paralizado. La sombrilla resbaló de sus manos y la lluvia empapó su cabeza.
-"¿Shi...nomori...San?"- se quedó perplejo. Misao nunca en la vida le habÃa llamado de esa manera tan falta de familiaridad hacÃa él. Siempre lo trató de Aoshi-sama, con aquella combinación de respeto y confianza. ¿Porqué lo llamó ahora como si fuera un extraño?
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Bien, al fin termine de transcribir este capitulo. Uff, estoy agotada, ya me duelen los dedos.
Quiero dedicar esta historia a : Kaoru Hino, Ana Lorena, Agot, KenSan, LuiSLiNK, Souji Okita, Yota, Nicte'Ha, RubÃ, Victor, Hitokiri, Elvia, Elsa , Joselin y mi querida amiga Boogiepop.Tambien quiero dar las gracias a quien allá leÃdo mi historia.
Cualquier comentario, reclamo, y demás, hágalo por favor a: animangataniashinomorimakimachi@hotmail.com
1.1 Capitulo 1."LLEGANDO A CONCLUSIONES"
Misao se retorcÃa en su futón tratando de dormir. No es que estuviera inquieta, era solamente que habÃa algunos pensamientos que no le permitÃan conciliar el sueño.
Se levantó con algo de brusquedad, miró por su ventana y salió del cuarto silenciosamente. Era entonces cuando agradecÃa ser una Onmitsu y por lo tanto, caminar asÃ, a hurtadillas. No querÃa despertar a nadie, conocÃa a la perfección lo entrometida que puede llegar a ser su "familia" ; además de que no la dejarÃan salir, y menos ahora, viendo como se encontraba el clima.
Siguió caminado a hurtadillas hasta que observó en el pasillo las habitaciones de los inquilinos de aquella sección del Aoiya. Okon, Omasu, Okina...escuchó un ruido extraño provenir de está habitación. Invadida por su habitual curiosidad, abrió la puerta y observó desde está, el simple hecho de que solo se habÃa acomodado y abrazado su almohada.-"Jiya debe de estar soñando con alguna jovencilla"- pensó divertida. Cerró la puerta con cuidado y siguió su recorrido. Shiro, Kuro, Aoshi...
Misao se detuvo en seco y la sonrisa en sus labios se esfumó, miró la puerta unos instantes y con un suspiro muy suave, acercó su mano temblorosa para abrir la puerta. Se detuvo unos segundos -"Al menos quiero verlo dormir por un momento"- se dijo para sus adentros, pero lo consideró, y asÃ, su brazo cayó flácido a un costado de su cuerpo, sin siquiera haber sentido el tacto suave de la madera fina de la puerta, alejándose cómo rayo, y dejando, sin quererlo, un sollozo ahogado cómo única pista.
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Ahora estaba afuera, caminando mientras disfrutaba el olor a tierra húmeda. Miró un momento hacia el cielo, y observó como todo en el estaba cubierto por una oleada de un turbio color gris, a pesar de ser de noche. Sintió una corriente de aire frÃo recorrer escabrosamente su cuerpo.
Era obvio que iba a llover.
Regresó la vista a sus pies y dio un largo suspiro...
-"Aoshi..."- susurró delicada.
Ella querÃa dejar de pensar en él, querÃa olvidarlo, querÃa que él ya no fuese parte de su vida...pero era muy cruel hacerse eso a sà misma.
Entonces la recordó y su mente dio un giro.
-"Baka, baka, baka, baka..."- se castigó a sà misma mientras se golpeaba las mejillas con los puños -"Sólo eres una gran estúpida"- se dijo con un último suspiro -"Mira que dejar entrar al enemigo en tu propio territorio, y aún más, el hecho de darle ventaja."
Fue ahà donde la recordó más claramente.
Nodoka.
Un año más grande que ella, excelente kunoichi (aunque no tanto como las integrantes del Onniwabanshuu), hacendosa, talentosa cocinera y con una belleza exquisita, aunque no sobrenatural, era casi simplemente una mujer casi normal.
Recordó atormentada cuando la conoció y el hecho de que casi inmediatamente se hicieron amigas.
Misao se habÃa emocionado mucho con el hecho de tener una mejor amiga de casi su edad, un oÃdo que escuchara sus problemas, un confidente, una aliada en quien confiar. No es que Kaoru no lo fuera, pero estaba tan lejos, eso hacÃa las cosas más difÃciles; y Omasu y Okon, eso era algo...diferente, por asà decirlo, pues ellas eran como sus hermanas y ella sabÃa que se escandalizarÃan mucho al saber ciertas cosas de sà misma. Por eso se encariño mucho con Nodoka. Siempre estaban juntas, incluso se quedó a vivir en el Aoiya como la invitada especial de Misao.
Eran las mejores amigas. Hablaban de todo y nada...
Fue entonces cuando cometió el error tragó saliva al recordar de tener la lengua tan larga y contarle lo poco que sabÃa sobre los gustos de Aoshi, sin tomar en cuenta que Nodoka tomaba nota mental para después poner todo lo aprendido en practica.
La lluvia comenzó a caer con fuerza...
Pero a Misao no le importó...al contrario, se sintió algo aliviada de que el agua templada enfriara su cabeza calentada por el recuerdo amargo de esa mujer, y del hecho de haber sido, sin darse cuenta, su marioneta.
Recordó toda la alegrÃa que dio cuando Nodoka comenzó a actuar como ella, todo el orgullo que le dio el hecho de ser el objeto de admiración de alguien, aunque por mÃnimo, mayor.
Nodoka comenzó a imitarle en todo; ropa, peinado, lenguaje, expresiones...hasta en la manera de caminar...era como una copia casi exacta de la Onni.
Para estos momentos, la lluvia que caÃa ya habÃa sobre empapado a Misao. Grandes mechones de su cabello ahora se le pegaban con insistencia a la cara, el agua de la lluvia hacÃa largos canales naturales que recorrÃan su rostro, las gotas de agua que osaban caer sobre sus labios eran bebidas degustosamente por la pequeña chica-comadreja.
Inesperadamente...Misao comenzó a reÃr. ¿Qué más le quedaba hacer ahora?¿llorar?. Ya lo habÃa hecho infinidad de veces, pero no sirvió de nada. Y aún cuando todavÃa seguÃa carcajeándose, no pudo contener las lagrimas lastimeras que brotaban del dolor de su destrozada alma.
Fue entonces cuando se quedo seria, como si de repente acabara de morir de pie.
Sus lagrimas no habÃan cesado aún. Cayó de rodillas en el lodo al sentir el peso del mundo sobre su atormentada alma. Su cabeza le hizo recordar lo que más le hizo sufrir, lo que la rompió por dentro, lo que le hizo perder el margen de su vida; y si de algo estaba segura, era de que le iba a ser muy difÃcil perdonar a esa persona.
No podÃa créelo. En un descuido, todo el mundo le dio una vuelta de 180°...
Aoshi se habÃa enamorado de Nodoka. Y lo peor de todo, se enamoró cuando ella se habÃa convertido en la copia exacta de la propia Misao.
No lo creÃa aún.
¿Cómo pudó ser traicionada por la que creyó su mejor amiga?. Era algo inaudito. Sin duda, esa chica no tenÃa honor o algo mÃnimo que se le pareciera...
Nodoka.
Se sentÃa desnuda ante esa mujer. Aquella chica sabÃa todo de ella; sus secretos, sus vivencias, sus trucos, métodos y técnicas, y todo eso lo habÃa usado en su contra; además de que habÃa copiado a la perfección su apariencia y su carácter. Era como enfrentarse contra si misma...y lamentablemente...perdió.
Ahora habÃa perdido a Aoshi para siempre, él estaba enamorado y ella no podÃa hacer nada mas que lamentarse; era obvio ya, que Aoshi si querÃa ser amado, y por supuesto, amar...Pero no a ella, ya estaba comprobado que era a ella a loa que no podÃa amar, por el simple hecho de ser ella.
Era algo tan complicado de entender, asà que decidió tratar de no romperse más la cabeza pensando en eso. Pero es imposible dejar de pensar en el dolor más agudo que se tiene.
Aparte de ese sufrimiento, llegó a sentir un gran vacÃo dentro suyo, al ver el hecho de que, hipócritamente, Nodoka habÃa comenzado a tratarle con la punta del pie cuando estaban solas, y como "amiga" cuando estaba alguien más presente. Sin duda, hipocresÃa pura. Claro, Nodoka ya habÃa conseguido lo que querÃa, asà que Misao solo le servÃa para guardar las apariencias.
Ahora estaba sola, sin lo que más habÃa apreciado en el mundo. La situación se le habÃa ido de las manos, como agua entre los dedos. Sintiéndose sola y traicionada por la espalda y consumida por su ira. QuerÃa alejarse de todo y de todos, en especial de esas dos personas. Fue por eso que habÃa caÃdo en un estado de ensimismamiento profundo, y se necesitaba ser más que un estúpido para no ver que era lo que le pasaba, y ahora parecÃa ser, que Aoshi lo era. Era el estúpido más grande de este mundo.
Misao se sitió más enojada aún, y su cuerpo sintió más peso. Ahora estaba de rodillas con las manos apoyadas en la tierra.
Apretó el lodo en sus manos, enterrando sus uñas en el suelo. Necesitaba calmar un poco su furia, y por ahora, esa era la mejor manera.
Misao sintió un repentino escalofrÃo recorrer inoportuno su espalda; cuando repentinamente las gotas de lluvia dejaron de golpear su cuerpo.
Miró hacia arriba, y su rostro palideció...
Aoshi estaba ahÃ.
Sosteniendo entre sus manos un paraguas que ahora cubrÃa a la Onni. Y aún cuando se estaba mojando, mantenÃa el objeto sobre el cuerpo de Misao para protegerla de la lluvia.
-"Te enfermaras"- dijo el hombre alto dueño de su corazón.
¿Cuanto tiempo llevaba ahà observándola?¿sabrÃa alguien más de que ella estaba ahÃ?¿acaso él se preocupó por ella, o lo hizo simplemente por el la obligación y responsabilidad que acarrea ser su tutor?
Los ojos de Misao lo miraban con un vacÃo algo extraño.
-"¿Cómo supo que yo sal�"- pensó Misao en voz alta.
Aoshi tomó esto como una pregunta para él, jamás le cruzó por la mente que esa pregunta fue algo que Misao dijo para sà misma.
-"Escuche un ruido fuera de mi habitación, y al ir a investigar, và que salÃas del Aoiya, y como comenzaba a llover, decidà seguirte para ver que no te pasara nada"- contestó él.
-"El sollozo..."-susurro Misao para sÃ, mientras se llevaba una mano a la cabeza. Se enlodo el cabello. Pero aún asà encontró su falla. HabÃa cuidado tato el no nacer ruido con sus pasos, asà que pudieron ser sus pies, lo único que se le vino a la mente, fue el sollozo que escapo de sus labios inoportunamente al decidir no verle dormir.-"Eso debió ser..."-susurro de nuevo.
Misao se levantó perezosamente del suelo y volver resignada a su hogar...Entonces lo vio...
Cada uno de sus músculos se tensó al voltear , y ver la sonrisa trasparente en los labios de Aoshi...
Le hubiese gustado ver más aquella cara frÃa de siempre. No le gustaba verle sonreÃr. ¿Porqué?. Solo por el simple hecho de que Nodoka fue la única que logró hacerle reÃr.
El hacerle reÃr y sonreÃr, era una tarea que se habÃa auto impuesto a sà misma. Lo intento tantas veces como le era posible. Chistes, canciones, humillaciones. Cada medio que se le venÃa a la cabeza era llevado a cabo. Nada habÃa dado resultados, Aoshi seguÃa siendo la masa de hielo de siempre.
Pero Nodoka, con unos cuantos gestos propios de Misao, le hizo reÃr a lagrima viva...Eso no era justo. Todo el esfuerzo de la pequeña Onni fue en vano.
Misao apretó los puños con fuerza. Su cabeza enlodada se fue limpiando con la lluvia cuando se liberó del abrigo del paraguas. ¿Qué debÃa hacer?¿qué pasarÃa ahora qué estaba fuera de la jugada?. Ahora que sabÃa que Aoshi no la amaba y que no llegarÃa a amarla nunca, debÃa de tomar una decisión.
Olvidarlo definitivamente...
No sabÃa si era la mejor decisión, pero al menos le pareció la más coherente...Pero...¿qué pasarÃa con su persona?¿A donde irÃan todos aquellos años que empleo en amarlo fervientemente?¿qué pasarÃa con toda esa vida desperdiciada en donde trato de llegar a ninguna parte?...Ya no importaba, de todas formas, ya no habÃa lugar para ellas en la vida de su amado Aoshi...
Era hora de buscar un nuevo prospecto que se adaptara a sus posibilidades...
A todo esto, cerró los ojos, apretó aún más los puños y se mordió el labio inferior. Siguió caminando más aprisa bajo la lluvia, a pesar de los intentos de Aoshi por cubrirla con el paraguas.
Misao se sintió halagada por los intentos de su tutor, pero aún asÃ, estaba decidida a olvidarlo, y el primer paso para ello, era la indiferencia.
Misao volteó hacia atrás y miró a Aoshi con un gesto de fastidio.
-"No necesito el paraguas...Shinomori-San"-dijo con el tono más frÃo que su garganta pudo expresar. Miró nuevamente hacia el frente, y siguió su recorrido. Las lagrimas comenzaron a resbalar por sus mejillas y su cuerpo sintió una extraña debilidad, haciendo temblar sus piernas.
Aoshi se quedó paralizado. La sombrilla resbaló de sus manos y la lluvia empapó su cabeza.
-"¿Shi...nomori...San?"- se quedó perplejo. Misao nunca en la vida le habÃa llamado de esa manera tan falta de familiaridad hacÃa él. Siempre lo trató de Aoshi-sama, con aquella combinación de respeto y confianza. ¿Porqué lo llamó ahora como si fuera un extraño?
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Bien, al fin termine de transcribir este capitulo. Uff, estoy agotada, ya me duelen los dedos.
Quiero dedicar esta historia a : Kaoru Hino, Ana Lorena, Agot, KenSan, LuiSLiNK, Souji Okita, Yota, Nicte'Ha, RubÃ, Victor, Hitokiri, Elvia, Elsa , Joselin y mi querida amiga Boogiepop.Tambien quiero dar las gracias a quien allá leÃdo mi historia.
Cualquier comentario, reclamo, y demás, hágalo por favor a: animangataniashinomorimakimachi@hotmail.com
