CAPÍTULO 2: CUESTION DE SUERTE

-Ya verás como nos han cerrado la maldita tienda... – se revolvió Carter molesto en el asiento del copiloto.

-Venga, seguro que no. La tienda cierra a las 9:30 y solo son y 32, no creo que hayan cerrado ya...

-¿Qué no? Estamos en Chicago, Luka. La gente tiene prisa... y no creo que una tienda de disfraces tenga la necesidad de cerrar tarde para que tres tíos estúpidos como nosotros vayamos a recoger un disfraz que pudimos recoger hace días...

-Bueno... ya apañaremos algo por ahí... no os preocupéis. Las cosas no son blancas o negras. –dijo Gallant intentando templar la situación.

-Os juro que ya nos estoy viendo haciendo de Full Monty.

-¡No! Por ahí si que no paso... -dijo Luka dando un frenazo brusco al coche.

Se bajaron del coche y continuaron a corriendo pie hasta la esquina, justo donde estaba la tienda de disfraces...La encontraron cerrada, a cal y canto... ni si quiera un cartel de:

"Vuelvo enseguida"

-¡Mierda, mierda y mierda! ¡Abby me va a matar!

-Estupendo... ¿y ahora que hacemos? – comentó Luka jadeando por la carrera inútil que acababan de darse.

-Podemos irnos a Australia... no ¡eso no está lo bastante lejos! ¡Nos hemos cargado la fiesta de disfraces! – dijo Carter, porque sabía como se pondría Abby.

-En casa de mi abuela hay un baúl con disfraces de cuando mis hermanos y yo éramos pequeños... si queréis podemos ir a ver si nos sirve algo.

-¿En serio crees que vas a poder meter a un tío de casi dos metros en un disfraz de cuando tu ibas al colegio?- comentó sarcástico Carter, señalando a Luka.

-Bueno, pues usted dirá que hacemos. Solo era una idea. La única que he oído entre todos tus lamentos... – dijo Gallant serenamente.

Los tres hombres se encaminaron calle arriba para volver a coger el coche y dirigirse a casa de Susan para celebrar la "fiesta de disfraces a la que habían sido invitados".

Ninguno de los tres medió palabra hasta llegar al coche, pero de vez en cuando las sonrisas picaronas de Luka y Michael levantaban la vista del suelo para cruzarse entre sí. Carter parecía el más preocupado por aquella simpleza. Sabía que Abby se pondría hecha una energúmena por haber fastidiado la idea de ir vestidos con el mismo motivo carnavalesco. Debían haber recogido los disfraces hacía ya unos días, pero sus ajetreadas vidas, no les habían dado un respiro.

-Podemos pasar a comprar unas caretas a los ultramarinos... conozco unos en los que venden gafas de esas con bigotitos pegados y narices enormes... puede que cuele... - dijo Luka rompiendo el silencio de aquella caminata.

-¡OH vamos, Luka! Ya oíste a Susan... sin disfraz no hay fiesta... y no tenemos disfraz... además ¿crees que unas gafas narigonas es un disfraz viable? – dijo Carter a la defensiva.

-A mí me parece una buena idea... menos da una piedra, y la tienda no nos la van a abrir hasta mañana... - dijo Gallant apoyando la propuesta de Luka.

-Claro, y si nos preguntan que de qué demonios vamos vestidos... siempre podemos contestar que somos la nueva generación de médicos narizotas del County... – contestó sarcásticamente Carter.

Se metieron de nuevo en el coche y se dirigieron hacia la casa de Susan en la que en especial a Carter le esperaba una fuerte reprimenda.

El camino se hizo largo. Nadie hablaba. De vez en cuando a Luka y a Gallant se les escapaba una sonrisa maliciosa viendo el cabreo de Carter... este gesto hacía que este se enfadase cada vez más... sabía que Abby no le perdonaría aquella tontería.

Su relación no iba nada bien últimamente... peleaban cada minuto y ni si quiera hablaban. Susan había organizado aquella fiesta especialmente para que volviesen a disfrutar de ellos mismos, pero parecía que nada iba a salir bien. Luka ni se alegraba ni se entristecía por verlos discutir. No era ningún secreto para nadie que aún seguía enamorado de Abby, sin embargo, hacía ya algún tiempo que el mismo había decidido dejarla ser feliz, aunque fuese con el maniático de Carter...

Había decidido dejarla ser feliz, pero no se había prometido a sí mismo olvidarla, por que por mucho que quisiera no podía... eso era algo sobrehumano.

El primer pensamiento que Luka tenía al levantarse era para Abby, y el último al acostarse también. Deseaba entrar a trabajar para verla sonreír... Cuando ellos estuvieron juntos hubo una temporada en la que dejó de verla feliz y eso le entristecía... pero si para ver su preciosa sonrisa tenía que estar lejos de ella, lo estaría. Esa era su promesa. Y no debía romperla por nada del mundo. Aunque últimamente no tuviera ganas de cumplir promesas... ni promesas, ni nada.