CAPÍTULO 6: VÍCTOR O... ¿VICTORIA?

La sesión de belleza había llegado a su fin.

Todos estaban pintados: unos más, otros menos, pero en el fondo pintados. Susan hizo que los tres muchachos se metieran a su cuarto.

-Aquí tenéis ropa de mi época de juventud. No es nada antigua, al contrario, es modernilla, solo que engordé un par de kilos y ya no pude embutirme ahí. Hay varias faldas, unas camisetas y algunas cosillas más. No seáis horteras y combinad bien.

Susan rió y cerró la puerta. Los tres hombres se quedaron mirando como se cerraba con la esperanza de que entrase y dijese: ¡Inocentes! Pero no fue así. La puerta no se abrió, y podían oír como desde fuera les decían que se diesen prisa para poder comenzar con la fiesta. No les quedó otra que empezar a cambiarse de ropa.

-Bueno Carter, al final no ha sido para tanto con Abby... ¿no? – dijo Luka mientras se quitaba el polo deportivo.

-¿Qué no? ¿Has oído que me haya hablado en todo el tiempo que llevamos aquí? Por no hablar de los tirones de pelo que me ha dado al pintarme las mechas asquerosas estas.

-No te quejes, que a mí también me han estirado del pelo, y encima sin motivo... – dijo Luka intentando meterse en una camisa blanca súper escotada con brillantitos. Por unos minutos continuaron en silencio, cambiando sus ropas, por las que Susan les había prestado para la ocasión.

- Oídme... que me irá mejor con esta falda... ¿la camisa roja de rayas, o el top negro transparente? – preguntó Gallant sujetando contra el pecho las dos prendas. -La roja. Pero no hace falta que te lo tomes en serio... – dijo Carter intentando abrochar la cremallera del vestido. – ¡Súbeme esto Kovac.!

-¿Qué no hace falta? Si esas tres brujas van a publicar nuestra foto por el County, preferiría no ir hecho un adefesio.

-¡Ey Gallant! ¡Dame ese top, si no vas a ponértelo! Me lo voy a poner debajo de la camisa esta para que no se me vea el pecho lobo este...

-Toma hijo, toma. Yo no voy a ponerme eso. Ya has oído a Susan. ¡No seáis horteras!

-Pero me tendré que poner algo debajo de esta camisa... porque si no se me ve toda el alma.

-Si lo digo por Carter. Ya que vamos a hacer el ridículo, al menos hagamos el ridículo discretamente. Cuando veamos nuestra foto pegada en el tablón me lo vais a agradecer. – dijo Gallant volviendo a calzarse sus zapatos.

-Pues yo pienso volver a ponerme mis deportivas en cuanto consiga meterme dentro de estos calentadores. – dijo Luka sentado en el suelo tirando del calentador hacia él.

-¡Pues si que os lo tomáis en serio... a mí me da los mismo que me vean en el County! Mientras Abby me perdone soy capaz de ponerme una correa de perro.

-Pues sinceramente, no creo que esté tan sumamente enfadada como tu dices que está. Creo que es normal que no te dirija la palabra. La mentiste... – dijo Gallant con una serenidad increíble.

-¿Tu qué sabrás las razones que yo tenía para mentirla?- dijo Carter medio encarándose al estudiante.

-Ni lo sé, ni espero que me lo expliques, pero lo que sí sé, es que si digo querer a una persona, no voy por ahí engañándola con cosas banales y tontas como esta. – dijo Gallant elevando el tono de su voz ante la ofensiva lanzada por Carter.

-Venga va... haya paz. ¿Creéis que esta falda me hace el trasero muy gordo? – dijo Luka mientras se miraba en el espejo del tocador de Susan.

Tres golpecitos a la puerta sacaron de su ensimismamiento a los chicos. Luka se giró bruscamente del espejo y Carter y Gallant dejaron de dirigirse miradas de desafío.

-¿Se puede? – dijo una voz cantarina desde el otro lado de la puerta.

-Sip - dijo Carter mirando a los dos chicos que estaban a su lado y viendo que estaban totalmente vestidos.

La puerta se abrió de repente, y tres cámaras dispararon unos potentes flashes. Primero entró Susan en la habitación con una cámara fotográfica en la mano, después entro Abby, y más tare Lizzy con la niña en brazos. Ella llevaba una cámara de usar y tirar en las manos y apretaba el botoncito cuando le parecía.

Las tres mujeres empezaron a mirar a los chicos de arriba abajo. Elizabeth había dejado a la niña en la cama, que se divertía jugando con un collar de cuentas de colores. Empezaron a rondarlos igual que hienas sedientas de sangre.

Al principio la seriedad era sepulcral, pero a los dos segundos las tres estaban tiradas en el suelo llorando de la risa. Ella que vio a su madre con la cara roja y los ojos hinchados de reírse empezó a reírse también, y pronto, se les contagió la risa a ellos.

Carter fue el último en hacerlo, ya que aquella situación le provocaba bastante poca gracia. Tras unos minutos de carcajada intensa, llegó la hora de las críticas.

-¡John... cariño! ¿Cómo has podido ponerte ese vestido de gala con unos leotardos morados, verdes y amarillos? – rió Abby dándole un cariñoso beso haciéndole sentir su perdón por aquella mentira piadosa.

-Las medias se rompieron. Se me enganchó el reloj y por poco me quedo sin muñeca si no hubiese dejado de tirar. No encontré otra cosa.

Carter se miró en el espejo y se rió de sí mismo. Al menos, hacer el ridículo de aquella forma le había valido para conseguir el perdón de Abby.

-La verdad es que Gallant y Luka van muy a la moda. Sobre todo tú, Luka... con esos calentadores y esas deportivas. – dijo Elizabeth sintiendo que algo raro le ocurría.

-Es que dudaba que pudieseis proporcionarme unos zapatos de tacón del 46, así que decidí ponerme mis deportivas. – dijo Luka.

-Y tú, Michael... vas muy fashion. Con esa falda negra por las rodillas y esa camisa de rayitas... creo que os secuestraré un día para ir a comprar ropa. – dijo Lizzy muy en serio.

-¡Oye...! Esto de las faldas quita una libertad tremenda. – dijo Luka estirándose un poco la falda que se había puesto. -¿ En serio no te vale esta ropa, Susan? Creo que es demasiado nueva para ser de tu época adolescente, y que es casi de tu talla. Nosotros cabemos... y somos muchos más grandes que tú.

-En realidad es un poco de todas: de Chen, de Abby, mía, y de algunas amigas nuestras que han querido colaborar... y esa camisa que llevas es de Lizzy.

-Así que es un poco de todas... o sea, ¡ que hubiésemos traído disfraz o no, nos hubieseis hecho lo mismo,...! ¿No? – dijo Luka con el ceño fruncido.

-Sabes Luka... ¡yo me pongo esa misma camisa con una camiseta negra debajo!, parece que tenemos gustos parecidos... – contestó Elizabeth intentando desviar la conversación en la que su artimaña (la de las tres ciertamente) había sido descubierta.

-Estupendo... no cambies de tema. ¡Sois unas brujas! – sentenció riéndose de la broma pesada que acababan de gastarlos.

-Oídme...esta falda que llevo, ¿no será de Weaver, verdad? - dijo Gallant un poco asustado, a la vez que divertido.

Los seis en la habitación rieron con ganas, mientras Ella, disparaba su cámara a diestro y siniestro.