CAPÍTULO14: SUEÑOS
Elizabeth se dirigió a la cocina y sacó una bandeja con un par de tazas de té, un azucarero y la propia tetera.
Elizabeth aún llevaba su disfraz de cowgirl, no parecía incomodarla en absoluto. Luka sentado en el suelo cerca de la chimenea jugaba con el mando del televisor que permanecería apagado durante toda la noche. Elizabeth entró en la sala, sorteando unos cuantos juguetes de Ella y dejó la bandeja en la mesita de cristal. Luka hizo ademán de levantarse para ayudarla.
-No te levantes. ¿Te pongo azúcar? – preguntó Lizzy cargando la primera cucharilla.
-Si. Dos cucharillas, aunque si te digo la verdad, prefiero el café...¿has probado el café turco?
-¿Quieres mejor café?- dijo Lizzy encaminándose a la cocina.
-No, no, no... –dijo Luka levantándose de un salto del suelo para cogerla del brazo y evitar que se fuera. – Solo te he preguntado si has probado el café turco...no te he pedido que me lo prepares.
-No, no lo he probado. El café me quita el sueño, pero ya tengo a Ella, que es igual pero sin cafeína. Luka rió con ganas y la tomó de la mano dirigiéndola hacia el sofá para que se sentara a tomarse el té tranquilamente.
Luka sirvió el líquido en las tazas que ya estaban provistas del azúcar. Cada uno tomó la suya y bebieron en silencio. Elizabeth, lo rompería segundos más tarde.
-¿Sabes que Ella te quiere mucho? – preguntó soplando el té que humeaba frente a sus ojos.
-Es una niña encantadora...traviesa, pero encantadora.
De pronto las voces de ambos se tornaron melancólicas. Quizá el ritmo frenético que la noche había tomado les conducía a ello. Elizabeth dejó la taza y se dirigió a un pequeño armario con puertas de cristal en el que en su interior se podían ver álbumes de fotos de todos los tamaños y colores.
Elizabeth cogió los más grandes e hizo caer uno contra otro a los más pequeños. Se dirigió al sofá y se sentó de nuevo junto a Luka, que apuraba su taza de té.
-Mira....¿quieres ver algunas fotos, o prefieres ver una película?
-Fotos. – dijo recostándose en el sofá tras dejar la taza de porcelana china en la mesa.
Empezaron a abrir y a ojear álbumes de todo tipo de fotos. La boda de Mark y Lizzy, el nacimiento de Ella, la llegada de Lizzy al County, algunas ocasiones especiales celebradas en el hospital, cientos de fotos con todos los miembros de Urgencias, desde Frank, hasta Romano... La noche se les hizo corta, y ya habían visto todas las fotos que había en la casa, que no eran pocas.
-Debo tener como 100 álbumes, y los hemos visto todos...- dijo Elizabeth satisfecha.
-Teniendo en cuenta las fotos que hay por álbum...- dijo Luka bostezando. – Creo que debería irme a casa Elizabeth...ahora si que tengo sueño.
-No vas a irte a ninguna parte. Te quedas aquí, además creo que está lloviendo y odio conducir cuando llueve, y dado que tu coche está un poco inactivo... – dijo asomándose a la ventana del mirador.
Volvió al sofá y se sentó muy cerca de Luka. Le rodeó con su brazo, y apoyó la cabeza contra su pecho.
-Tu corazón va a 100 por hora. – dijo Lizzy elevando la cabeza para mirarle. Luka depositó un beso en sus labios que estaban muy cerca de su cara.
-Ya... no se porque será... – dijo Luka sonriéndose. Elizabeth volvió a poner la cabeza sobre su pecho y al rato se levantó sobresaltada, asustando a Luka.
-¡¡¡Espera!!!- dijo Lizzy dando un salto mortal del sof acompañado de una voz que podría haber despertado perfectamente a la niña.
-¿A cien por hora? Lo que realmente me extraña es que entre tú y tu hija no me haya dejado de latir. –dijo Luka casi con miedo.
Elizabeth subió las escaleras lo más rápido que pudo. Entró a su cuarto y se cambió de ropa. Se quitó la falda de flecos y se puso un pantalón de pijama rosa claro que le quedaba realmente ancho. Se despojó de su chaleco y su camisa y buscó una camiseta de tirantes negra. Ahí estaba. Se calzó las zapatillas de andar por casa y se dirigió al cuarto de Ella.
La miró, y se agachó a besarla. Estaba tal y como Luka la había dejado. Seguía sonriendo. Elizabeth se acercó a la mesita de Ella por la cual se esparcían algunas pinturas de color y buscó algo. No lo encontró. Se asomó a una de las estanterías y lo encontró.
Un par de álbumes más. Así mantendría a Luka despierto. Volvió a mirar a Ella y salió de la habitación cerrando con mucho cuidado. Bajó las escaleras a toda velocidad.
-Mira Luka lo que he encontra...........do. –dijo al no hallar a Luka en el sofá.
Acabó de entrar en la salita y buscó más en profundidad. Allí estaba. No se había ido.
Luka tenía frío. Lo más seguro es que estuviese incubando algún catarro. El hombre, había cogido los cojines del sofá y los había colocado a una distancia prudencial de la chimenea, pero en el suelo. Cogió también la mantita que había en uno de los sillones y se tapó con ella. Su cuerpo se extendía a lo largo de la alfombra, de espaldas al fuego. Se había quedado dormido.
Elizabeth sonrió y se preguntó a si misma si en realidad había tardado tanto en cambiarse. Dejó los álbumes en la mesita junto a los demás y se sentó en el suelo. Se quedó observándolo durante un buen rato hasta que sintió que sus párpados le pesaban.
Levantó la manta con la que Luka se arropaba y se metió dentro. Cogió uno de los cojines que Luka no tenía en su poder y se lo colocó en la cabeza.
Miró a Luka. Dejó que sus labios se acercaran a los del hombre y dejó caer un largo beso.
-Me recuerdas a Ella cuando duermes, solo que en hombre, en moreno y con un par de metros más... no se si estaré haciendo lo correcto. – dijo Elizabeth aún sabiendo que nadie respondería aquello. Estiró de la manta y se cobijó con ella. -Si dormir en el suelo no es un gesto de amor...ya no sé lo que es el amor realmente. – se rió de su propia ocurrencia.
Dirigió una última mirada a Luka, cerró los ojos y se dejó llevar por sus sueños.
