Panacea

Por: Meiko Akiyama

Capítulo 2: "The Morning After".

-Lo siento T-chan… no creas que no me duele. Pero es mi deber y…-

-Nada de lo que digas o hagas cambiará el hecho de que me abandonas…- a pesar del dolor, Tomoyo continuaba sosteniéndole la mirada, así se obligaba a no llorar frente a él-… y ese deber que tienes como Clow Li es más importante que el amor que dices tenerme… de modo que vete, pero no regreses… nunca.

-No me pidas eso…- con delicadeza unió sus manos. En ese par de segundos que intercambiaron miradas, Tomoyo sintió que tal vez ella podría esperarle. El amor lo puede todo ¿o no? Luego fue desistiendo de aquella idea, que le parecía tan absurda. ¿Esperarlo? Tomoyo Daidouji no haría eso. Preferiría cortar todo de raíz, a tener que esperar con ansias un regreso que nunca llegaría.

-No Eriol… tuviste la mala suerte de enamorarte de una chica que no tiene una pizca de magia...- suspiró amargamente-… Y ya ves las consecuencias. Ahora tienes que lidiar con eso… haz tu vida por otro lado… junto a alguien con quien puedas compartir tus deberes como Clow Li…-

No tuvo el valor para sostenerle la mirada cuando pronunció aquella última frase. No quería flaquear, ni perderse en su suplicante mirada. Le dio un leve empujón y cerró la puerta, dejándolo afuera. Permaneció escuchando el timbre por varias horas, hasta que Eriol desistió por fin, marchándose. Dos días después, le dejó un mensaje en su contestadora, un simple "Adiós, mi T-chan". Sólo tres palabras sin mayor profundidad, pero que representaban para ella el fin de una era. Esas tres palabras le arrancaron el corazón y le desgarraron el alma. Porque ella ya sabía que ese 'adiós' era para siempre. Eriol, Clow Li, se había ido de su vida para siempre.

Parpadeó varias veces, llevándose la mano a la frente. Sentía un leve dolor de cabeza. Notó que se encontraba acostaba en el sillón de una sala. Sus cabellos aún estaban húmedos, lo cual le decía que no había pasado tanto tiempo desde el incidente en la carretera. Lanzó un hondo suspiro. Se llevó la mano al pecho, era bueno sentir su corazón. Aunque estuviera mancillado por el dolor, pero era bueno sentirlo. ¡Cómo se arrepentía de aquella locura!! Y le daba muchísima vergüenza con quien había sido su salvador. Seguramente pensando que se trataba de una loca muchacha con ideas suicidas. Entonces, nuevamente le asaltó la duda "¿De quién podría tratarse?". Recordó aquella voz, una voz tan familiar… el rostro… que no podía recordar muy bien puesto que todo había ocurrido en sólo segundos.

Recorrió con la mirada aquella sala, observando cada detalle con cuidado. Frente a ella se encontraba un gran librero, que le provocó la misma sensación de familiaridad. De hecho, cuando observó con más detenimiento, admitió que todo en aquella sala le era familiar. Se puso de pie, dispuesta a recorrer cada rincón, para descubrir en casa de qué conocido o conocida se encontraba. Aquella mesita en el centro de la sala… con los detalles en la madera. ¿A quién pertenecían? Y la pintura de un atardecer en el océano… sabía que antes alguien se la había mostrado. Incluso recuerda haberse emocionado muchísimo, puesto que le encanta el océano. Pero todo estuvo claro al encontrar una fotografía en uno de los estantes. Se trataba de una hermosa mujer, de largos cabellos rizados, en un tono grisáceo. De mirada dulce y un tanto inocente… una mujer que ella reconocería en cualquier sitio.

-Nadeshiko Kinomoto…- sonrió tomando entre sus manos la fotografía.

-Despertaste…- escuchó una voz varonil a sus espaldas. Ella sonrió ampliamente antes de voltearse, puesto que reconoció a su "salvador".

-Gusto en verte, Touya…- comentó ella, volteándose hacia él.

-Quien tiene el gusto soy yo…- dijo él, extendiéndole una taza de té e invitándola a sentarse nuevamente. Tomoyo se incomodó un poco por el tono en que lo dijo. "Seguramente pensará que estoy totalmente loca…" pensó, muy avergonzada. Tal vez hubiera preferido que algún extraño fuera quien la encontrara en condiciones tan deplorables. O tal vez Chiharu… o Takashi. Pero ¿Touya? Por alguna razón… eso le incomodaba. Se limitó a sentarse y concentrarse en la taza de té que tenía en sus manos.

-Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos…- prosiguió el mayor de los Kinomoto-… unos seis meses, diría yo.

-¿Seis meses?- sonrió Tomoyo, alzando la mirada-… yo creo que más de un año…-

-Bueno, tampoco llevo un calendario perfecto…- carraspeó él, algo avergonzado-… pero cuéntame, ¿cómo van los estudios de fotografía?

-Eh… los dejé hace unos meses…- confesó ella, sonrojada de la pena. Y más aún cuando vio la reacción de su interlocutor, que iba más allá del asombro.

-¿Cómo? ¿Los dejaste? ¿Por qué?...- alcanzó a preguntar.

Tomoyo se encogió de hombros. No pensaba discutir sus razones con Touya Kinomoto. Ella le desvió la mirada, parando sus ojos sobre un reloj. Se puso de pie, notando lo tarde que era.

-Debo irme Touya…- se excusó, y tomó su bolso, que se encontraba junto a ella-… es muy tarde y no quiero preocupar a mi madre.

Sin decir más hizo ademán de irse de allí. Además de la hora, le incomodaba algo la situación. Touya siempre había sido para ella "el hermano mayor de Sakura", y el hecho que la hubiera encontrado en una situación tan… 'comprometedora' la dejaba con un mal sabor en la boca. ¿Y si le decía a Sakura? No… él siempre había sido una persona discreta ¿o no? Porque no tendría cara para enfrentar a Sakura. Justo en el momento en que ella se volteó para pedirle que no dijera nada de lo ocurrido, él la tomó del brazo, a manera de impedirle que se fuera. Tomoyo se avergonzó más aún, puesto que nunca había estado tan cerca de Touya.

Él se apartó con suavidad, algo turbado. Tomoyo se le quedó mirando por varios segundos, sin encontrar qué decir. Lanzó un hondo suspiro…

-¿Querías decirme algo?- preguntó ella, como incitándole a que hablara primero.

-Tú primero…- dijo, haciéndole un gesto para que hablara.

-Bueno…- respiró profundo, nerviosa-… sólo quería pedirte que… que… que lo ocurrido esta tarde no se lo cuentes a nadie. ¿Sí? Verás he tenido ciertos… problemas. Pero no quisiera que nadie se enterara ¿de acuerdo? No quiero preocupar a nadie, ni a mamá, ni a Sakura… mucho menos a ella. Me guardas el secreto ¿sí?...- ella se sintió más tranquila al ver cómo Touya asentía en silencio-… ¿y qué querías decirme?

Tomoyo se asustó un poco cuando sintió a Touya acercarse a ella. El joven la miró con un aire casi fraternal… ella se sonrojó al tope. No le gustaba cuando alguien la miraba de aquella manera. Le hacía recordar sus días de infancia. Él colocó un brazo sobre su hombro…

-Sólo quería pedirte que te cuidaras, Tomoyo…- dijo, casi en un tono de súplica. Para nada se parecía al tono autoritario que Tomoyo creyó usaría.

Tomoyo le regaló una débil sonrisa, que parecía más tenue aún debido a la poca luz en la sala. Le hizo un gesto de adiós con la mano y desapareció tras la puerta.

El silencio retumbaba en la estancia, había permanecido casi una hora en aquella posición; recostado en su sillón, mirando al techo como si fuera lo más interesante del mundo. Finalmente, desvió su atención hacia la puerta. La puerta que ella había cruzado para irse de allí.

Touya Kinomoto no se consideraba especialmente una persona impresionable con cualquier tontera. Al contrario, muchos problemas le había traído esa actitud suya de "chico frío e indiferente". Sin embargo, algo removió su corazón al encontrar a Tomoyo en aquella situación tan extraña. Se estremeció de sólo pensar lo ocurrido si él no hubiera pasado por allí justo en ese instante. Es cierto que no sabía nada de la vida de Tomoyo en los últimos meses, pero jamás se imaginó que ésta llevara una vida complicada ni dolorosa.

¿Qué pudo orillarla a tratar de cometer tal locura? Sus ojos… lucían tristes y vacíos. Como si le hubieran cortado las ilusiones de raíz. "Dejé las clases de fotografía", lo dijo en un tono tan desesperado. Es como si no tuviera nada que la atara a este mundo terreno. Ella que siempre se veía radiante, con una apariencia impecable y una hermosa sonrisa pegada a los labios. Siempre alegre y con energías, con ganas de vivir. Esa imagen se cayó en pedazos cuando la sintió desvanecerse entre sus brazos. Al tenerla y contemplarla desmayada en su regazo, la sintió tan débil… tan frágil. Como si tuviera que ser protegida para siempre de todo mal. Y, por alguna descabellada corazonada, sentía que él estaba en capacidad de ayudarla.

Se puso de pie, con un firme propósito en mente. Suspiró, dejando escapar una sonrisa. Hacía mucho tiempo que no tenía un propósito. Varios meses atrás, Kaho Mizuki regresó a él. Irrumpió en su vida de una manera inesperada y violenta, pero a la vez tan apasionada que él no pudo resistirse. Esa noche estaba lloviendo, el timbre sonó… él abrió y ella estaba allí. Antes de que pudiera preguntarle qué hacía allí, ella le sonrió como en los viejos tiempos. Como una colegiala enamorada.

"-Estoy aquí…-"

Fueron las únicas palabras que dejó escapar de sus labios, antes de arrojarse a él, buscando desesperadamente sus labios. Touya quería preguntarle qué hacía allí, por qué un regreso tan repentino, sin siquiera un aviso previo. Pero sus dudas se perdían en los labios de ella, quien le acariciaba con intensidad… como deseando poseerlo. Touya se preguntó en sus vagos momentos de lucidez, si estaban conscientes que ya no eran un par de adolescentes jugando a las caricias y aparentando ser adultos. Eran dos personas maduras… que se estaban dejando embriagar por la pasión. Y así, embriagado de pasión, hizo suya a Kaho. Esa noche la poseyó de una manera total, sintiendo que no existía nada más, que ambos eran el cosmos entero e infinito, llegando a un estado de éxtasis… al que jamás creyó llegar con ninguna mujer.

Pero aquella mañana, tan repentina como llegó, desapareció y de una manera literal. Encontró una nota, en la cual distinguía la delicada caligrafía de Kaho. Un sencillo "lo siento" que dejaba un millón de dudas en el aire. Pero su orgullo, el cual se había acrecentado con los años, impedía tomar un avión a Inglaterra y exigirle respuestas.

A partir de ese día, había procurado mantenerse ocupado, sin preocuparse de pensar o de sentir. Quería dejar de lado todo lo relacionado con su vida privada y social. Dedicado totalmente a su profesión, a tratar de recuperar esa chispa que le hiciera mantenerse pegado al trabajo. Había vagado por la vida, sin un rumbo fijo… hasta el día de hoy.

-Señorita Tomoyo, tiene visitas…-

-¿Visitas?- se extrañó la joven, mirando el reloj sobre su tocador. Se acercaba la hora del almuerzo y no había quedado con nadie. Se recogió los cabellos en una alta coleta y salió rumbo al recibidor.

Su sorpresa fue grande al distinguir, de espaldas, al mayor de los Kinomoto. Frunció el ceño, sin salir de su sorpresa. ¿Touya? Meneó la cabeza varias veces, empezando a sentirse incómoda. "Oh por Kami" pensó ella, aún sin hacer notar su presencia "seguramente viene por lo ocurrido ¡Qué vergüenza! Pero lo menos que quiero es inspirar lástima a nadie".

-Hola Touya…- comentó la muchacha, regalándole una sonrisa-… es… una sorpresa tu visita.

-¿Lo crees?- inquirió él escuetamente. Tomoyo enseguida comprobó que, después de todo, no se trataba de otra visita de cortesía.

-Touya, si vienes por lo ocurrido; debo decirte que ya estoy bien y… pedirte por favor que no le digas nada a Sakura, yo no quiero que…-

-No le he dicho nada a mi hermana. Pero no porque ella no merezca saberlo, sino porque no me corresponde.

-¿Qué insinúas?- a Tomoyo no le agradó el tono que usó para su última frase.

-Cuando se tienen problemas, es mejor hablarlos con alguien de confianza para desahogarse… y no tratar de solucionarlos de la manera más fácil…-

-¿Qué? ¿Cómo te atreves? ¿Con qué autoridad vienes a sermonearme?- Tomoyo se detuvo un instante, recordando en dónde se encontraba. Ella no era de armar escándalos, menos para llamar la atención en su propia casa. Alguien podría contarle a su madre y no correría ese riesgo.

-No es un sermón, es simplemente un consejo de alguien que te aprecia…- respondió Touya, por toda respuesta-… además no vine sólo a visitarte, como te dije… vine a invitarte a almorzar conmigo.

-¿Eh?- Tomoyo se quedó sin palabras ante aquella sorpresiva propuesta. ¿Touya invitándola a salir? La idea sonaba tentadora, después de todo su madre tenía una comida de negocios y no regresaría hasta la noche. Y Sakura lo más probable es que estuviera con Shaoran. Almorzar con compañía no sonaba nada mal. Pero…

-Touya, si viniste aquí ha "hacer tu buena acción del día con una pobre niña desorientada" pierdes tu tiempo…-

-No lo hago ni por caridad, ni por lástima, ni por nada de eso. Te invito porque quiero y punto…- respondió él secamente. Estaba algo exasperado por la actitud de la chica-… ¿vienes o no? Porque no tengo todo tu tiempo…-

-Dame unos minutos y me arreglo…- exclamó antes de subir por las escaleras, rumbo a su alcoba.

-Mujeres…- suspiró Touya, mientras tomaba asiento en la sala.

Tomoyo apareció pocos minutos después. Llevaba sus cabellos sueltos, sostenidos por una pequeña cinta de color lila. Usaba una camisa sin mangas del mismo color y una falda negra que le llegaba hasta la cintura.

-Bien, estoy lista…- le sonrió-… y con mucha hambre ¿nos vamos?

-Seguro que sí…- sonrió Touya, feliz de verla tan animada.

[ CONTINUARÁ ]

Capítulo dos! Espero que les guste! Me esforcé mucho. Sobre todo en la última parte porque ya no tenía ni IDEA de cómo terminar el capi T.T jejej xD. Afortunadamente, recibí una llamada *BLUSH* y la inspiración volvió inesperadamente.

Weno, para todos los que estaban traumados pensando… ¿Quién es el chico misterioso? XD Ya se habrán dado cuenta que la pareja central de este fanfic es Tomoyo/Touya. Espero que les guste… y a los que no… hay montones de fanfics de Tomoyo/Eriol para que vayan a leer. Yo misma tengo un par por allí *propaganda encubierta* gomen pero este fanfic quise hacerlo de una pareja no convencional T.T de modo que se aguantan. Y nooooo dejen reviews malos ni nada . en serio tienen muchos fanfics de Tomoyo y Eriol pa leer por allí. En caso de que decidan continuar leyendo esta extraña historia xD dejen reviews, plis

Por cierto, se me había olvidado decir. Seguramente muchos se habrán quedado "OROROOROOO?" cuando vieron el título porque no saben su significado. Pues bien, *Mei saca su diccionario de la Real Academia Española*

Panacea: Remedio o solución general para cualquier mal || 2. Medicamento a que se atribuye eficacia para curar diversas enfermedades.

Creánme, el título lo dice TODO. Obvio aplico el primer significado xD. ¿Por qué? Weno la analogía es que a Touya le toca sanar el corazón de Tomoyo y viceversa (Porque ya vieron lo q hizo la malvada de Kaho!! ¬_¬ mí odiarla! Lo siento por los que les agrada pero era entre ella y Nakuru… y todos sabemos q Nakuru es incapaz de dejar a Touya sin más explicación xD)

Oks muchas notas de autora por el momento. Dejadme reviews, me hace mucha ilusión! Para contacto mei_akiyama@yahoo.com